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OVA. Sol, arena y mar. [MBLAQ] por Aya_Marise

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Notas del fanfic:

Este capítulo es un extra a mi primer fanfic largo que pueden leer aquí: "Sol, arena y mar".

Notas del capitulo:

¡Hola! Ya son dos meses desde que nos vimos en Sol, arena y mar.

Realmente estoy nerviosa y emocionada por subir este capítulo extra. Tuve toda la intención de crear una historia que incluyera a los ocho [MBLAQ, Onew y los dos príncipes] pero sinceramente sólo pude crear una de G.O x Issei, que fuera mi pareja favorita, al menos en este fic. :D

A modo de dedicatoria rápida, este extra va dedicado a Claudia, Allison, Addrii y Haru. Mis incondicionales. <3

Verán que hay algunos cambiecitos en la redacción pero hay un por qué. Hablámos al final.

Fighting!

 

 

 

 

Cinco meses después.

-Una semana para Navidad.- dijo G.O circulando la fecha en el calendario de su habitación, una sonrisita se dibujó en su labios y mordió la punta del pulmón que usara.
-¿Ya tan poco?- a sus espaldas el líder terminó de entrar a la pieza escuchando su afirmación.
-Sí, tan rápido.- G.O se dio media vuelta para ver a su amigo que ahora usaba su cabello rubio. Aquél cruzó sus brazos encima del pecho y echó una mirada alrededor.
-Veo que ya tienes todo listo.- sonrió el líder. -¿Te irás ya mismo?-
-Así es, ya sabes que hoy llega.- respondió G.O.
-Cómo olvidarlo, tienes una semana ansioso...- el líder bromeó.
-¡Cállate!- G.O se puso rojo por su comentario. Esa tarde llegaba Issei a Seúl para celebrar las fiestas decembrinas tal como le dijera en la playa. El plan era que llegara antes de las fechas importantes para pasar tiempo a solas, el 25 cada uno iría a sus casas para estar con sus familias y el 27 se reunirían para volver a estar solos hasta año nuevo. -¡Oh!- se escuchó un claxón fuera de la ventana y G.O corrió a asomarse. -Ya llegó mi taxi.- tomó la maleta y su chaqueta, Seungho lo ayudó con su maleta de mano y salieron a la calle.
-Ve con cuidado.- Seungho le dijo mientras el conductor acomodaba sus cosas en la cajuela. -Avísame cuando llegues y saluda a Issei de parte de todos.- lo abrazó.
-Lo haré. Nos vemos pronto.- G.O rompió el abrazo y se subió al auto que no tardó en arrancar. El líder se mantuvo en la calle hasta verlo desaparecer y regresó al interior medio congelado, el clima de ese año era un poco más frío y la nieve caía constantemente llenando de blanco los tejados, los árboles, las calles y todo lo que había a su paso; aunque era un espectáculo grandioso, salir de casa empezaba a ser un calvario y si continuaba así era posible que una tormenta de nieve paralizara la ciudad de un momento a otro.
G.O iba en el auto rumbo al hotel en el centro de la ciudad donde acordaron hospedarse, Issei se trasladaría por su cuenta ya que era muy arriesgado que fuera por él al aeropuerto y mientras avanzaba por las frías calles su mente pensaba en mil cosas, se moría por ver al idiota, por abrazarlo, porque lo besara y le hiciera el amor; los mensajes, llamadas y algunas videollamadas ocasionales nunca eran suficientes para ninguno.
Tras el viaje a la playa sólo se vieron dos veces, una antes de que se fuera a Hawaii y la otra en su cumpleaños; lamentablemente sólo en la primera visita compartieron tiempo a solas ya que para su fiesta de celebración el idiota fue en un viaje exprés apenas para partir el pastel y cenar con todos ellos debido a su excesiva carga de trabajo. El proyecto de Issei tenía gran éxito por lo que se amplió exigiéndole mayor tiempo y esfuerzo de su parte.
Había pasado media hora desde que se fue cuando finalmente G.O llegó al acogedor hotel donde el concierge lo condujo hasta su cuarto, apenas cruzó el pequeño pasillito su sonrisa se amplió mostrando cuán complacido estaba. La habitación era de buen tamaño para dos personas, siendo de madera casi en su totalidad resultaba bastante cálida y perfecta para la época invernal, delgadas vigas de madera cruzaban el techo una seguida de la otra, las paredes recubiertas con tablones de distintos marrones albergaban pequeñas lámparas verticales de color negro y algunos cuadros con motivos de cafetales, en el centro se encontraba la gran y mullida cama llena de almohadas en tonos blancos, beige y dorados que combinaban con el edredón marfil y el diván del mismo color justo a sus pies, a cada lado de la cama un buró con lámparitas negras y marfíles adornaban la pieza junto a otros detalles menores como un reloj, floreros, jarrones y espejos. Delante de la cama, el televisor reposaba sobre la negra cómoda y un espejo de cuerpo completo cuya base fuera del mismo tono servía para separar la improvisada salita de dos sillones cafés oscuro y una mesa de cristal.
Viendo de frente a la cama en el costado derecho largas cortinas beige, en cuyo cortinero se enredaba una serie de foquitos blancos, cubrían los fríos cristales y sobre el izquierdo un pequeño pasillo al final daba acceso al armario y al baño compuesto por una tina blanca con bordes dorados, un amplio tocador con espejo ovalado, un lavabo y la taza, todo en color blanco.
-¡Ahhh!- G.O se tiró en la cama apenas se quedara solo. -Es perfecto.- estiró los brazos tirando algunas almohadas, sus ojos cayeron en el reloj dándose cuenta que faltaban más de tres horas para que el vuelo de Issei arribara. -Oh, mejor me apuro.- G.O se puso de pie para sacar las cosas de su maleta, pretendía acomodar su ropa y colocar algunas algunas velas que compró junto a la botella de vino, la misma que tomaron en su primera cita. Prendió la televisión para hacerse algo de compañía y fue poniendo todo en su lugar, de pronto un comercial sobre una tienda departamental le recordó algo importante. -Diablos. No he comprado su regalo.- se sentó en la orilla de la cama. Claro que había estado pensando qué regalarle y esa era la causa por la que no pudo decidirse, primero pensó en un suéter ya que estaba seguro que Issei traería poca ropa invernal pero al regresar a Hawaii resultaría un estorbo; también pensó en un cinturón pero era de mala suerte regalar algo como eso, una cartera tampoco era buena opción porque la suya era prácticamente nueva, una corbata era poco funcional y no usaba sombreros o algo por el estilo. Él quería darle algo que pudiera usar todo el tiempo sin importar donde estaba. -¿Qué le doy?- G.O hizo un puchero, una vez que Issei llegara no podría salir a comprarle nada. Su mente vaciló un poco cuando de pronto tuvo una idea, sacó el celular de su bolsillo y marcó el número de cierto amigo.
-¿Hola?- una voz pronto contestó.
-¡Shi!- gritó G.O. ¿Quién mejor que el príncipe de ojos azules para darle una pista? -Hola.-
-¡G.O!- el rubio lo reconoció al instante. -¿Cómo estás? Bueno, es obvio.- se rió. Él también estaba al tanto de que Issei llegaría esa tarde.
-Jajaja. Bien, no tarda en llegar.- susurró G.O a la par de que se sonrojaba involuntariamente.
-¡Oh! Muy bien, muy bien; pero dime, ¿a qué debo tu llamada?-
-Verás...necesito tu ayuda.- G.O vaciló un poco al decir eso.
-Lo que quieras.- respondió Satoshi.
-Bueno...es que he estado pensando en qué regalarle a Issei pero nada bueno se me ocurre.- G.O confesó, se sentía un poco tonto al recurrir a él pero no tenía alternativa.
-No te preocupes por algo como eso. A Issei le viene bien cualquier cosa.- Satoshi sonaba feliz y despreocupado.
-¿De verdad?- por el contrario G.O sonó decepcionado, esa no era la ayuda que necesitaba.
-Te lo prometo, además cualquier cosa que venga de ti le encantará.- dijo el rubio provocando que G.O sintiera sus orejas arder y agradeció que no estuvieran juntos o se habría burlado de él.
-Oh...pues...creo que seguiré pensando.-
-Creo que no fui de mucha ayuda.- el rubio rió con ganas. -Estoy seguro que sabrás qué comprarle, ya lo conoces bien.-
-Eso creo. Gracias de todos modos.- G.O sonó desanimado.
-Vale. Nos vemos pronto.- se despedía el rubio.
-Cuídate.- respondió G.O y cortaron la llamada. -Las cuatro y media.- dijo viendo el reloj intentando pensar qué obsequiarle. -¡Claro! Eso es...sí.- se dijo a sí mismo pasados unos minutos y con emoción salió corriendo del cuarto hacia el centro comercial, ya tenía el qué.

Una hora más tarde con el regalo listo, G.O decidió ir a comer y pasear un poco para matar el tiempo, las personas a su alrededor parecieron no reconocerlo debido a que como él, todos buscaban y pensaban en los preparativos, los obsequios y tonterías relacionadas a esas fiestas. Realmente agradeció no ser acosado por nadie y vivió un momento como un chico normal. La tarde avanzó rápidamente escondiendo el sol y la nieve aumentó su presencia provocando que la temperatura descendiera bastante y llegado el punto en que el frío lo hacía tiritar, regresó a la calidez del hotel. -Brrr.- G.O se estremeció y con un pie cerró la puerta, en sus manos llevaba algunas bolsas de papel con las compras de último minuto incluído el regalo. -Ah...ya falta menos.- se dijo emocionado, sacó la caja roja con moño dorado de una de las bolsas y fue a esconderla en el armario justo detrás de una pila de ropa suya, dentro de los jarrones colocó algunas florecitas blancas que compró y en un platito de porcelana acomodó las fresas con chocolate que acompañarían el vino; tomando la botella, la puso a enfriar para que cuando Issei llegará estuviera en su punto. Con todo listo echó una mirada al cuarto, se sintió estúpido por su emoción y los detalles complementarios que preparó pero le importó poco porque se trataba de Issei. Sus ojos se posaron en el reloj que marcaban las siete. -Justo ahora va aterrizando.- dijo con una sonrisa en su rostro, teniendo en cuenta que eran 40 minutos de traslado desde el aeropuerto más el tiempo necesario para el descenso del vuelo en aproximadamente una hora se reunirían, ese pensamiento lo hizo sentir demasiado nervioso así que prendió la televisión para tranquilizarse y dio los últimos toques al cuarto dejándolo perfecto. Sin prestar mucha atención al programa en la pantalla sacó la ropa que eligió para esa noche, con tranquilidad se cambió y frente al espejo de pie comenzó a arreglarse. Pasó media hora y peinando su cabello se hizo consciente de la película que comenzó y puso atención, la trama lo envolvió tanto que ni se percató que pasó una hora completa más por lo que ahora ya eran las ocho y media de la noche. Sentado en el diván hubo un corte comercial que le daría tiempo para ir a orinar, saliendo de su burbuja miró el reloj y aunque Issei tenía media hora de retraso no se alarmó, corrió al baño y regresó justo cuando la película se reanudaba sumergiéndose en ella por completo. Pasó más tiempo y él estaba embobado viendo la pantalla.
"-Interrumpimos este programa para dar un anuncio.-" G.O se sorprendió con el corte abrupto del noticiero. "-Una tormenta de nieve ha estado afectando la circulación desde hace una hora y media aproximadamente.-" informaba la conductora de las noticias. "-Las autoridades se mantienen alerta para evitar accidentes en las carreteras, por lo mientras el aeropuerto de Incheon suspendió los despegues y aterrizajes...-"
-¡¿Qué?!- G.O se sobresaltó al oírlo. Un segundo grito resonó cuando vio la hora en el televisor, eran las nueve y cuarto. -Pero, Issei...- dijo con preocupación, para ese momento sí o sí el idiota debía haber llegado a Seúl por no decir que al hotel, temiendo que mientras él estaba entretenido con el televisor le avisara de su retraso corrió a ver su celular pero no tenía ninguna noticia suya. -¿Cuándo pasó tanto tiempo?- se preguntó frunciendo el ceño pero no dejó que la preocupación dominara, recordando lo que le pasó en Busan cuando el idiota no apareció, optó por mandarle un mensaje. -Si no contesta, le marco.- autoconvenciéndose de su plan volvió a sentarse prestando atención al corte informativo que detallaba un poco más sobre la situación. Pasaron quince minutos y seguía sin noticias suyas, mandó un segundo mensaje para no parecer molesto y aguardó, mientras tanto vio las noticias en las que mostraban algunas imágenes del aeropuerto y sus alrededores; gracias a ellas se enteró que una espesa niebla dificultaba la visibilidad en las avenidas principales así como en algunas carreteras y la nieve no ayudaba en nada. Con el corazón un tanto oprimido le marcó a Issei pero la llamada se cortó casi de inmediato, volvió a hacerlo y obtuvo el mismo resultado; pensando que su celular podría estar dañado usó el de su habitación sin que obtuviera éxito. -Maldición.- susurró angustiado. La película regresó tras el corte noticioso pero ya no fue capaz de verla con atención, realmente se esforzó en hacerlo más la preocupación iba llenando su pecho y esa sensación fue mayor cuando la pantalla se fundió a negros para dar paso a los créditos finales. -Pfff.- G.O resopló desesperadamente, cambió de canal y buscó uno donde alguien le dijera más sobre el clima y se detuvo en el noticiero que iba comenzando.
"-Las carreteras principales han sido cerradas y ya se reportan algunos accidentes viales...-" anunciaba el conductor, escuchar eso lo puso ansioso. "-...se recomienda no salir de casa para evitar congestonamientos y proteger sus vidas. Si conocen a personas en situación de calle...-" el conductor daba recomendaciones generales. G.O se puso de pie gracias a la angustia que a cada minuto crecía y fue al ventanal, afuera una gruesa capa de nieve cerraba las calles y una brizna helada caída doblando las ramas de los árboles hacia un costado. -Issei.- se le escapó su nombre por entre los labios, en su mano G.O apretó la cortina y recargó su cabeza en el frío cristal. Lo llamó una vez más pero la línea estaba muerta.
"-Se reporta que las comunicaciones se han interrumpido momentáneamente, hay una sobrecarga en el número de mensajes y llamadas de la red...-" informaron y G.O suspiró viendo su móvil.
-Por eso no contestas.- le dijo al aparato con un nudo en la garganta. Mientras el tiempo transcurría rápidamente, las noticias hacían enlaces a diferentes puntos de la ciudad y aeropuertos cercanos mostrando que todo estaba igual de caótico, G.O sólo escuchaba desde su posición, era tonto esperar a Issei de esa forma pero no podía quitar la vista de la ventana.
"-El servicio meteorológico nos acaba de avisar que una segunda tormenta se está formando...-" el noticiero informaba. "-...ésta podría comenzar cerca de la medianoche...-"
-¡¿Qué?!- G.O casi se echó a correr al diván donde tomó asiento, en apróximadamente una hora se desataría aquella helada brizna inhabilitando a la ciudad y sus habitantes. -Ay no.- G.O ya no pudo. Incapaz de pensar coherentemente apagó el televisor, se tiró de panza a la cama y se sumergió en sus pensamientos muy poco positivos, más que no ver a Issei le aterraba la falta de comunicación; él sólo deseaba saber que estaba bien, a salvo.


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-Señor Matsudaira; vaya al hotel a descansar.- le insistía por tercera vez el gerente del lugar a aquel príncipe de ojos grises.
-Gracias pero no.- sentado en una incómoda silla de la sala de espera del aeropuerto, Issei giró la cabeza a la izquierda dando por terminada la conversación. Tres horas antes el avión que lo llevaba estuvo sobrevolando el aeropuerto de Incheon gracias a la alerta de tormenta, cuando ésta se confirmó fue desviado a Wonju; una hora y media más allá de Seúl. Pensando que podía llegar por tren o rentar un auto se mantuvo tranquilo durante el descenso pero apenas iba a la salida informaron que el aeropuerto de Incheon y las carreteras principales se habían cerrado dejándolo varado ahí quién sabe cuanto tiempo; no le quedaba más que avisarle a G.O pero ni eso pudo hacer y se sintió morir; estaba casi seguro que la falta de noticias suyas despertarían malos pensamientos en el niño caprichoso.
Era muy cerca de la media noche y para ese momento, Issei estaba despeinado casi por completo debido al paso insistente de sus manos por su cabello, su camisa estaba desabotonada a la altura del pecho y ya no llevaba aquel bonito saco que eligió para cuando viera a G.O. Con la amenaza de una segunda tormenta aproximarse, algunos viajeros habían aceptado la oferta de irse al hotel del que dispusieron las aerolíneas pero él se quedó ahí, mantenía la esperanza de que si se abrían las carreteras sería más fácil moverse hacia Seúl.
"-Maldita sea, maldita sea...-" picando la pantalla del celular insistentemente, Issei agachó la cabeza apoyándose en una mano y con la otra revolvió más su cabello, se volvería loco si no le avisaba pero sólo quedaba esperar. En el asiento libre a su lado miró las flores blancas que empezaban a marchitarse, le había comprado un ramo de ellas para dárselas apenas lo viera, con algo de tristeza acarició los pétalos pensando en G.O y un suspiro se le escapó.
-Señor Matsudaira.- minutos después el mismo hombre llamó a su costado.
-¿Sí?- Issei alzó los ojos apenas saliendo de su ensimismamiento.
-Si desea llegar a Seúl, vaya ahora.-
-¿Cómo?- el idiota se puso de pie con un semblante brillante.
-La alerta de una segunda tormenta se ha desvanecido por el momento y ya están removiendo la nieve en algunos tramos de la carretera; hasta ahora sólo abrieron un camino, es algo corto pero de ahí puede desviarse...-  el hombre le informaba con voz baja, se trataba de información poco conocida y apenas supiera, compartió la información con aquel chico cuya preocupación era casi palpable.
-¡¿De verdad?!- preguntó el idiota con el corazón rebosante, cuando el hombre le asintió Issei lo abrazó dando las gracias y jalando su maleta, el ramo y otras cosas que llevaba corrió a la ventanilla donde rentaban los vehículos y salió tan pronto como pudo, si la segunda tomenta se había desvanecido esa era su oportunidad para llegar donde G.O lo esperaba.


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G.O se despertó abruptamente, levantándose sobre sus codos miró todo el cuarto con confusión, se sentó en la cama, prendió la pantalla del celular sin nada nuevo sobre el idiota y el sentimiento gris regresó. -Ah, Issei.- suspiró. Pesadamente se puso de pie para sacar la botella del hielo, guardó las fresas, apagó casi todas las luces salvo una y volvió a la cama pegando su espalda en la cabecera, abrazó una almohada y se sumió en sus pensamientos, sus ojos se volvieron vidriosos pero contuvo las lágrimas. Los minutos fueron pasando trayendo con ellos las primeras horas de la madrugada y mientras él esperaba, algunas gotitas se le salieron de los ojos aún en contra de sus deseos y no supo cuando se fue durmiendo en esa incómoda posición.


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Eran las tres y media de la madrugada, las calles vacías se cubrían de nieve dejando algunas partes completamente sepultadas bajo ella y los copitos seguían cayendo aunque en menor medida comparado con las horas previas.
-¡Ahhh! Por fin.- dijo Issei que estacionó el auto a un par de calles del hotel ya que la nieve dificultaba el acceso, dejó caer su cabeza entre sus manos que apretaban el volante recuperando el aliento por el largo viaje, se mantuvo así un par de minutos para bajar, al hacerlo un fuerte viento invernal golpeó su cara y apenas usando su saco caminó mientras sus pies al igual que la maleta, se hundían. Poco le importó el clima helado, su meta era llegar al lado del niño caprichoso que sospechaba estaría preocupado y molesto con él.
Arrastró su maleta como pudo asiendo las flores con más cuidado que a nada en el mundo, llegó a la recepción pidiendo la llave de la habitación 707 y subió rechazando la ayuda del botones, sólo quería llegar a abrazar a G.O y la compañía de alguien entorpecería el momento. El elevador le pareció demasiado lento aunque corría a velocidad normal, era su propia impaciencia y el latido frenético de su corazón el que lo tenía de esa forma. Abrió la puerta y soltó su maleta importándole un comino que se cayera al suelo, en tres pasos cruzó el pasillo entrando de lleno a la habitación en penumbras y ahí, frente a sus ojos, estaba G.O dormido medio sentado, abrazando una almohada entre sus manitas, Issei perdió el ritmo de sus latidos pero se aproximó con cautela a la mesita para depositar el ramo de flores y se fue acercando a G.O notando su naricita algo roja. -Precioso, ya llegué.- susurró Issei sentándose en el borde de la cama justo a su lado; acarició con suavidad su mejilla y G.O abrió sus ojitos.
-¿Issei?- el idol susurró su nombre y aquél estaba por responderle cuando G.O se le aventó a los brazos escondiendo su rostro contra el cuello del idiota, sintiedo ganas de llorar.
-Hola, mi amor.- el más alto lo envolvió entre sus brazos. -Lamento llegar apenas…-
-Debiste llegar hace mucho.- le reclamaba G.O aún abrazado a su cuello.
-Perdona. El clima está horrible y cerraron los aeropuertos, no había señal...- contaba Issei.
-¿Crees que no lo sé?- interrumpió un G.O molesto, el idiota le decía cosas obvias más no por qué no llegó a la hora fijada.
-Oh, lo siento.- Issei advirtió esa preocupación y de inmediato se disculpaba con él. -Verás...mi vuelo se desvió por la amenaza de tormenta pero cuando se desató ya no hubo mucho qué hacer y apenas pude renté un auto, me tomó casi tres horas llegar aquí y…-
-¡¿Qué?!- G.O lo interrumpió, empujándolo un poco por los hombros para separarse.
-Que vine manejando.- Issei le repitió la idea y estaba por continuar cuando G.O arremetió.
-¡Eres un idiota!- G.O lo golpeó en el pecho pero su voz se quebró.
-Cariño, mi vuelo se desvió a Wonju y…- Issei trataba de explicarle las cosas.
-Idiota, ¿qué no sabes que las carreteras eran peligrosas? Si las cerraron fue por algo...- G.O le reclamaba su imprudencia, tenía bastante con no saber nada de él como para que ahora le contara que se expuso a algo serio.
-Precioso, no me iba a quedar allá sin que tú supieras nada de mí...- Issei quería decirle que si atrevió a hacerlo fue para que él no estuviera preocupado además de que ya quería verlo.
-¿Y si te pasaba algo?- G.O tenía las cejas juntas a causa del enojo pero más que eso Issei vio sus ojos cristalinos y el corazón le comenzó a latir con bastante fuerza. -Yo qué iba a saber que venías de Wonju, dime ¿dónde te buscaba, a quién llamo?...- mientras le decía eso, pequeñas gotitas nublaron la mirada de G.O que torpemente pasó el dorso de su mano por ella para eliminarlas. -Idiota...eres muy idiota.- le dijo a Issei con voz algo temblorosa.
Sintiendo ternura por esa reacción tan propia de él, Issei lo envolvió entre sus brazos de nueva cuenta. -Perdóname, mi amor.- dijo para depositar tiernos besitos en las mejillas del idol y un par en su boquita. El idiota se sentía en el cielo y al mismo tiempo en el infierno, por su culpa G.O estaba a nada de llorar pero eso indicaba lo mucho que lo quería.
G.O guardó silencio callando lo mal que lo pasó sin noticias suyas. -No debiste.- confesó, al final se tranquilizó un poco siendo mimado por el idiota que lo abrazaba y le daba dulces besitos en su frente y cabello.
-Ya lo sé.- Issei asumió su culpa, levantó el rostro de G.O para verlo a los ojos. -Sé que fue una estupidez salir con el clima así pero ya quería verte, no tienes idea de cuánto te extrañaba.- le sonrió dulcemente haciéndolo sonrojar. -Lamento preocuparte, precioso. ¿Me perdonas?- Issei lo vio asentir delicadamente. Ambos se quedaron callados algunos minutos mirándose a los ojos mientras sus corazones latían al mismo compás, en su interior sabían que era una tontería la que cometió el mayor pero ahora estaban juntos y ya no importaba nada. G.O tomó el rostro de Issei entre sus manos y se fueron acercando lentamente hasta que sus bocas se juntaron para besarse con ternura, los labios del idiota besaban los de G.O con delicadeza, con sus fuertes brazos lo pegó a su pecho e Issei dominó el beso por completo. -Qué bonito recibimiento.- Issei sonrió brillantemente cuando se separaron causando que G.O se sonrojara por segunda vez.
-¿Qué tal el viaje?- siguiendo abrazados preguntó G.O pasando por alto su comentario. No pensaba pelearle, no luego de extrañarlo tanto.
-Excelente, vengo algo cansado.- respondió Issei, nueve horas de vuelo más los traslados lo tenían agotado.
-Entonces…- G.O iba a proponer que descansaran.
-Tengo algo para ti, precioso.- Issei lo interrumpió, le dedicó una sonrisa y se levantó de la cama para ir por el ramo de flores. G.O también se puso de pie pero él fue a prender las luces del cuarto, iluminando todo por completo. -Mi amor.- Issei lo llamaba a sus espaldas y cuando el idol se giró vio el ramo que el idiota le extendía, al instante G.O se puso rojo por el presente, Issei de alguna forma lograba alterar sus sentidos y sorprenderlo. -Tómalo es todo tuyo.- Issei le dijo. Haciendo caso, G.O tomó las florecitas y las miró con alegría.
-Gracias.- musitó el idol perdiéndose en los detalles de los pétalos.
-Ahí vas a ser adorable sabiendo lo que me provocas.- Issei sonrió.
-¿Qué?- G.O lo miró. -Sólo veía las flores.-
-Por eso mismo.- el idiota se encorvó a su altura robándole un besito. -Creo que es un buen momento para hacerte el amor.- rió sonoramente cuando a G.O se le subieron los colores a la cara.
-No empieces.- G.O quiso sonar enojado pero estaba más nervioso que nada.
-Jajaja, cariño.- Issei robó un segundo beso. -Vamos a divertirnos.- propuso sugerentemente.
-Necesito ponerlas en agua.- G.O fingió demencia, dio media vuelta para tomar un florero y decidido avanzó en dirección al baño para llenar el recipiente, Issei lo sujetó por la cintura desde atrás impidiéndole moverse.
-Ahora eso no importa.- susurró el idiota en el oído de G.O causando que se le erizara la piel. -Yo quiero tenerte.- Issei hablaba con voz aterciopelada y fue depositando besitos debajo de la oreja de aquel niño entre sus brazos.
-En serio necesito...- G.O no pudo terminar su frase, el idiota lo había girado para quedar de frente y se perdió en aquella mirada gris.
-Shhh.- Issei se fue acercando lentamente a su rostro rozando las puntas de sus narices con ternura. -Te deseo, Byunghee.- en algunas ocasiones, Issei se había permitido llamarlo de esa forma a la cual el nombrado no se opuso para nada. El idiota robó un nuevo besito. -No tienes idea de lo mucho que he extrañado verte.- le dio otro. -Besarte.- uno más. -Abrazarte.- depositó un par. -Tenerte.- ahí lo besó con mayor fuerza. G.O tenía el pulso acelerado y esos delicados besitos no los ayudaban en nada. -¿Tú no me extrañabas?- Issei lo miró a los ojos haciendo esa pregunta, claro que G.O lo había extrañado más de lo necesario.
-Sí, pero...- G.O comenzaba a hablar cuando lo callaron con un beso. -Issei, debo ponerlas en agua.- dijo algo frustrado separándolo de sí.
-¿Será por las malas, eh?- Issei se rió, sentía que G.O estaba cerca de hacer un berrinche y aquello se le confirmó cuando el idol miró las florecitas en su mano. -¡Ahh!- Issei suspiró. -No estarás contento hasta que lo hayas hecho, ¿verdad?- sin esperar respuesta lo tomó de la mano y fueron al baño por agua para el florero, regresaron y sobre la mesita de cristal acomodaron el ramo dentro del recipiente. -¿Ya?- le preguntó, G.O asintió. -¿Qué voy a hacer contigo, ah?- Issei se divertía horrores cuando G.O se comportaba así porque le resultaba adorable. -Niño caprichoso.- lo envolvió entre sus brazos. -¿Entonces ahora sí podemos jugar?- Issei comenzó a avanzar hacia la cama con aquel caminando de espaldas. G.O se puso rojo involuntariamente. -Qué tenemos aquí, este niño bonito se ha puesto colorado.-
-¡No lo digas así!- G.O regañó, se frustraba cuando Issei actuaba así porque lo hacía sentir tonto pero no podía actuar de otra forma, él intentaba ser más práctico y darse el lujo de expresar sus sentimientos libremente pero aquel idiota siempre se lo hacía difícil.
Issei rió sonoramente, G.O sintió el diván golpear suavemente sus piernas deteniendo a ambos, ahí el mayor aprovechó para besarlo apasionadamente presionando sus labios hasta que le correspondió. G.O dejó que aquél dominara el beso, el idiota sonrió coquetamente y lo fue empujando suavemente sobre la cama; G.O retrocedía empujándose con las manos, las mejillas ardiendo y el pulso descontrolado, a gatas el idiota trepaba encima de él alcanzando las almohadas donde el moreno se recostó, no lo tocaba en absoluto sólo le sonreía y recorría su cuerpo con una mirada sinvergüenza suficiente para intimidar a G.O.
Issei apoyó su peso en sus codos para no aplastarlo y se fue acercando lentamente notando cómo se sonrojaba el chico abajo suyo. -Te deseo.- susurró sobre sus labios.
-Bésame.- G.O pidió estirando su trompita que fue besada con ternura, volvió a pararla recibiendo un segundo besito, Issei depositó un tercero y un cuarto por puro placer sabiendo lo mucho que le gustaban. Se miraron a los ojos una fracción de segundo e Issei profundizó el beso, con su lengua delineó aquellos labios que extrañara tanto provocando que G.O los entreabriera; al hacerlo el idiota hundió su lengua y fue en busca de la suya para atraparla sutilmente y succionarla de vez en vez, al igual que sus labios.
La temperatura de sus cuerpos fue aumentando, G.O fue anhelando más de él así que subió sus manos al cuello del otro para besarlo profundamente sintiendo algo más del peso de Issei encima de sí.
-Issei.- susurró su nombre. Ambos abrieron los ojos y se vieron notando el brillo que cada par emitía. -Hazme el amor.- G.O pidió, estaba caliente y lo deseaba.
-No seas adorable o no respondo.- al oírlo, Issei sintió una intensa oleada de calor recorrerle el cuerpo, ya le traía ganas y aquel niño jugaba de esa forma.
-Issei, házmelo.- G.O volvió a pedir pero se sonrojó demasiado.
-Por el infierno, niño.- Issei besó sus labios intensamente que hizo que G.O soltara el primer gemido y pronto comenzó a besar su cuello con suavidad mientras sus manos bajaban por el torso hasta colarse por debajo del suéter del idol, sus palmas recorrieron la piel del niño caprichoso que comenzaba a temblar de excitación.
G.O masajeó los hombros del otro recibiendo aquellos labios sobre su cuello que daban besitos y mordiditas fugaces, sus manos acariciaron la fuerte espalda del idiota y sus bíceps, recordaba tan bien su cuerpo pero aún así le pareció que fuera la primera vez que se tocaban; un par de dedos apretaron sus botones rosados y él soltó un gemido de placer que hizo a Issei excitarse.
-Eres muy sensual, mi amor.- le dijo Issei mirándolo a los ojos y robó algunos besitos a sus labios, se sentó al frente de él y comenzó a desabotonarle la camisa, la retiró suavemente y besó su pecho y sus pezones. Mordiendo delicadamente la punta del botón izquierdo, el idiota escuchó los gemidos de G.O y sus manos descendieron a la parte baja de él, una de ellas frotó la entrepierna aún por encima del pantalón y la otra fue a su trasero al que dio un par de apretones.
G.O cerró los ojos sintiendo cada caricia, echó su cabeza atrás cuando los labios de Issei regresaban a su cuello jugando esta vez con su lengua sobre él, pidió tiempo para desnudarlo y mientras intentaba abrirle el suéter y la camisa, sus manos temblaron haciéndole difícil su tarea, Issei se rió bajito y forzó su ropa importándole poco que los botones se desprendieran. -Listo, cariño.- le dijo cuando se quitó la ropa.
Con una linda expresión en su cara, G.O deslizó las yemas de sus dedos por sus fuertes pectorales y su abdomen marcado, parecía que era la primera vez que lo veía desnudo cosa que al idiota le pareció adorable. -Precioso.- acarició su mejilla con suavidad. -Te quiero.- le dijo pero las palabras le parecían cortas, lo que sentía por él era más fuerte. G.O lo miró a los ojos y se acercó a su rostro para besarlo con un poco más de intensidad, el idiota respondió de la misma forma y lo arrastró hasta sentarlo encima suyo donde reanudó las caricias sobre su torso descubierto pero cuando llegó a la entrepierna, desabrochó el cinturón y bajó el cierre, sintió el miembro de G.O semi duro y no dudó en tocarlo por debajo de la ropa para despertarlo de una vez. El menor rompió el beso para dejar escapar un gemido algo alto mientras lo masturbaba y se escondió contra su cuello.
-Issei...ah...ah…- gemía G.O encima del oído del idiota, siendo acariciado de esa forma le buscó los labios que enseguida lo besaron, sus manos se aferraron al cabello castaño de Issei y dio algunos tirones conforme se excitaba más y más. -Ah...yo…- quería pedirle que lo dejara hacerle lo mismo pero apenas y pudo hablar, el idiota pareció adivinar sus pensamientos y llevó una de sus manos a su miembro. Con torpeza, G.O lo frotó dibujando el contorno con su mano y sin saber cuándo empezó, mantuvo frotando su trasero contra la rodilla del idiota dándose mayor placer.
Issei dejó de masturbarlo para liberarse de su ropa que ya apretaba su palpitante erección, ver a G.O, oírlo y tocarlo lo habían excitado considerablemente y quiso sentir aquellas manos jugar en su cuerpo. Con su miembro desnudo, Issei hizo que G.O lo tocara y con agrado dejó que jugara con él como quiso.
La habitación se fue llenando de besos y gemidos por parte de ambos, se necesitaban tanto que pronto alcanzaron un grado alto de deseo. Queriéndolo hacer suyo, Issei lo levantó de la cama dejándolo de pie enfrente de sí y lo terminó de desnudar, sus ojos recorrieron cada centímetro de su cuerpo y con una sonrisa de lado le dijo lo perfecto que le parecía haciéndolo sonrojar, tomó sus caderas con gentileza y lo acercó a su cuerpo, aquel niño se encorvó para darle besitos mientras se miraban a los ojos.
-Issei, te quiero.- G.O le dijo sujetando su rostro hacia atrás, obligándolo a no despegar su vista de la suya. -Te quiero.- depositó un beso en sus labios y al igual que el idiota sintió que las palabras eran poco para el momento.
-Yo también te quiero, mi amor.- Issei acarició su trasero y lo fue acomodando en su regazo. Más besitos fugaces se hicieron presentes hasta que G.O decidió que era suficiente y profundizó uno de ellos para enredarse entre sus brazos. Como pudo, el idiota bajó más sus pantalones junto a sus bóxers y con la punta de su miembro tocó la entrada de G.O que al instante se retorció. Siguiendo el beso, sus cuerpos se juntaron casi como si quisieran fundirse, G.O se sentó con su hombría entre su trasero y se movió de adelante hacia atrás para sentirlo sin penetrarse. Excitado en demasía, Issei tomó su miembro y lo fue metiendo lentamente en la estrecha y húmeda cavidad del pequeño caprichoso que se aventó contra su pecho por la intromisión. Sintiendo aquellas paredes calientes que aprisionaban su pene, Issei se movió muy lento para acostumbrar el cuerpo del menor a su forma, se acomodaron lo mejor que pudieron y sus caderas se movieron al mismo ritmo y rápidamente los gemidos de G.O lo lanzaron al paraíso. Aquella carita estaba sonrojada en la mejillas y sus ojitos se cerraron dándole una expresión tierna. -Maldita sea, precioso.- Issei lo encontraba adorable y eso lo ponía al cien, le tomó la cintura y mientras sus piernas empujaban su pelvis, sus manos hacían bajar el cuerpo de G.O para penetrarlo con mayor profundidad. Grititos de placer salieron de sus gargantas y el niño brincó encima suyo apoyándose en sus hombros.
-¡Ya, ya!- G.O le anunciaba que estaba realmente cerca del orgasmo, Issei sentía su cuerpo vibrar y sus dedos enterrarse en su piel, aumentó la fuerza de sus caderas y golpeando repetidamente la próstata del menor, éste se corrió entre sus estómagos y él, en su interior. Con las respiraciones agitadas se besaron una vez más cortando por instantes para recuperar el aliento y se fueron calmando.
-Precioso.- dijo Issei rompiendo el último beso largo que se daban, con cuidado se salió de su interior y rodaron para quedar acostados sobre la cama.
-Issei…- G.O comenzó a hablar pero las palabras se le amontonaron en la garganta. -Yo...-
-Shhh.- susurró el idiota abrazándolo por la cintura dejando que la cabeza de G.O descansara en su pecho. -Vamos a dormir, precioso.- estaba agotado y suponía que aquel niño se encontraba igual. -Mañana hacemos lo que quieras, ahora déjame soñar a tu lado.- le dio un besito en la frente, lo pegó más a su cuerpo y sintió a G.O acurrucarse dándole suaves caricias sobre su pecho. Issei deslizó el edredón encima de ellos y ambos se quedaron dormidos, cada uno sintiéndose feliz por estar reunidos.

[G.O]
Amaneció pronto. Bajo las cortinas se colaba una tenue luz dorada que anunciaba la llegada de un nuevo día y echando un vistazo sobre mi hombro vi a Issei dormir profundamente atrás de mí; involuntariamente una sonrisa cruzó mis labios y me acurruqué contra su cuerpo pasando su brazo sobre mi cintura para quedar medio abrazados. -Issei.- en un suspiro bajito se me escapó su nombre y entrelacé nuestras manos. No podía creer que estaba ahí conmigo, que habíamos hecho el amor apenas llegara y tuve la sensación de que estábamos juntos desde hace mucho tiempo cuando todo lo que teníamos eran las tres semanas en la playa y las llamadas. Reí recordando los tontos papelitos con las preguntas que me dio la noche previa a mi regreso a Seúl, gracias a ellos ahora conocía que le gustaba la comida japonesa, la pizza y los dulces como nada en la vida, que le temía a las mariposas, que era alérgico a los gatos aunque los adoraba, que soñaba con tener una casa en la playa y que tenía dos hermanos siendo él el mayor de los tres.
Su hermana, la más pequeña; era una preciosidad andante de unos 16 años que aún vivía junto a su madre en Jinhae-gu; un distrito dentro de Changwon, mi ciudad natal; y su hermano, el de enmedio, bien podría pasar por su gemelo salvo por los ojos, también eran grises pero poseían un poco más de azul comparados con los de él. Pensando en todo eso, sentí el cuerpo de Issei removerse friccionando nuestras pieles y al seguir desnudos, me excité; al mismo tiempo me pateé mentalmente porque era relativamente temprano para sentirme así. Pasaron un par de minutos cuando volvió a moverse produciendo un nuevo contacto que me hizo aventar mis caderas hacia atrás y frotar mi trasero contra su entrepierna con un suave vaivén. -Ah.- se me escapó un gemido involuntario y cubrí mis labios para ahogar mi voz. Sentí mi erección aumentar y bajé una de mis manos para calmarme antes de que despertara.

[ISSEI]
-¡Oh!- G.O gritó asustado dando un respingo cuando mi mano tocó la punta de su erección. Estaba tan concentrado que no se percató que el movimiento algo brusco de su cuerpo me despertó.
-JAJAJAJAJA, pervertido.- dije, me erguí sobre mi codo izquierdo dejando caer mi peso contra su costado obligándolo a verme y lo vi sonrojarse debido a mi mirada, lucía adorable. -¿Qué pensabas hacerme, eh? Yo completamente dormido y tú, moviendo así las caderas.- sonreí de lado.
-Ah, este…buenos días.- visiblemente nervioso, G.O apretó sus manos que tenía encima de su pecho.
-Jajajaja, me gusta más cuando me saludas con tu cuerpo.- solté traviesamente y le robé un besito.
-¡Issei!- me gritó con las orejas coloradas y volví a reírme.
-¿Quieres que lo hagamos, precioso?- me le subí por completo sosteniéndome con los antebrazos para no aplastarlo, G.O miró de un lado a otro nerviosamente. -Oh, mi pequeño ratoncito se quedó mudo.- le di un beso en la mejilla que continuó por su mandíbula y bajé más hasta su cuello, G.O ladeó la cabeza para dejarse besar. -Creo que eso es un sí, ¿verdad, mi amor?- sonreí de nuevo pero ni lo dejé responder ya que volví a besarle los labios reclamándolos como míos. Una de mis manos acarició su entrepierna despierta que lo hizo retorcerse soltando un gemido más alto, cortando nuestro beso. -Eres un niño travieso.- le dije, G.O se sonrojó y cuando besé sus labios con pasiónm correspondió de la misma forma.
Nuestras lenguas se encontraron en un frenético contacto y mientras tocaba su cuerpo con poca vergüenza, él subió sus piernas a mi cintura y enredó sus manos entre mi cabello, alborotándolo por completo. Empujó sus caderas contra mi miembro semi duro hasta despertarlo en su totalidad y seguimos explorando nuestros cuerpos y bocas.
-¡Ah, Issei!- G.O cortó el beso abruptamente haciendo su cara a un lado. -Te necesito ahora.- suplicó y con una sonrisa, asentí, me acomodé entre sus piernas y rozando su entrada, hundí la punta. -¡AH!- G.O se contrajo pegando nuestros estómagos, se movió hacia abajo buscando mi miembro pero se lo negué. -¿Por qué no?- me miró con el ceño fruncido, haciendo un berrinche.
-Porque quiero hacerte gozar, mi amor.- viendo la carita enfurruñada de G.O le di un beso y moví nuestras caderas para jugar de esa forma, su cuerpo vibraba entre mis brazos pidiendo por más, sintiendo su excitación desbordándose hundí un poco más mi miembro arrancando gritos de mi pequeño caprichoso.

[G.O]
-Maldita sea, Issei.- le jalé fuertemente el cabello. -Te quiero, te quiero dentro.- dije pero él no cedió, intenté penetrarme más y aquel idiota me lo impidió, yo no iba aguantar mucho. Conformándome con la mitad de su miembro nos movímos en círculos algo erráticos que tocaron diversos puntos arrancándome gemidos altos, volvió a tomar mi boca con sus labios haciendo con ellos lo que quiso y en un beso apasionado, alcancé el orgasmo. -¡Ahhh!- grité, Issei siguió en mi interior, jugando y frotando mis paredes, se notaba que estaba lejos de terminar y yo me dejaría amar tanto como quisiera.

[NARRADOR]
El idiota se salió de su interior y dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre el suyo, comenzó a besar cada centímetro de la piel de G.O para volver a excitarlo, llegando a su estómago dio ligeros lengüetazos para recoger la semilla que le fue compartiendo en besos profundos y acalorados. G.O no tardó en prenderse nuevamente, Issei lo torturaba de mil formas besando sus pezones, retorciéndolos, acariciando sus muslos y su miembro con delicadeza y sus besos eran tiernos un minuto y al otro eran profundos, desesperados y salvajes; así Issei recorrió todo su cuerpo desde el cabello hasta la punta de sus pies. G.O temblaba de deseo, nunca nadie le había dado tanto placer en su vida y el tonto de ojos bonitos lo disfrutaba en demasía, lo tenía por completo dominado y sumiso dejándolo hacerle lo que quisiera. Cuando G.O ya no pudo más empezó a pedirle que lo penetrara, aquel medio lo complació usando sus dedos pero él no quería eso, necesitaba su cuerpo encima y dentro suyo.
-Issei.- G.O ronroneó en su oído obligando al idiota a que dejara de morder su clavícula. -Hazme el amor.- su voz era bajita, dulce. Era la versión más encantadora de sí mismo y vio como el idiota abrió los ojos de par en par, estaba seguro que sus mejillas rosadas, su boca en un lindo puchero y sus ojitos sonrientes le daban el toque final. -Por favor.- pidió como si fuera un niño.
-MALDITA SEA, G.O.- le dijo el idiota que sentía el golpeteo de su corazón en las sienes y en el pecho, aquel niño caprichoso le regaló una postal divina y aunque sabía que jugaba nada le importó cuando le dijera “por favor”. Retiró sus dedos del interior y tomándolo de la cintura, Issei le dio un fuerte jalón para terminar sentados encima del colchón; G.O se le subió a las caderas y en un movimiento rápido el idiota entró en él por completo haciéndolo gritar, se aferraron mutuamente y se movieron hacia adelante y atrás, luego en círculos y G.O terminó brincando sobre su cuerpo.
-Issei.- dijo G.O como pudo, su cabello se levantaba gracias a los golpes certeros y profundos que el idiota daba en su interior. -Así...así.- tomó su barbilla y comenzó un beso desesperado, enredaron sus lenguas al igual que sus manos y continuaron haciendo el amor. -¡ISSEI!- gritó echando su cabeza hacia atrás, estaba a nada del climax, el idiota lo supo y terminó penetrándolo rápido y profundo alcanzando el orgasmo juntos. Sus estómagos subían y bajaban luchando por recuperar el aire perdido, Issei se tiró en la cama y G.O se desplomó encima suyo, acostándose contra el fuerte latido de su corazón. Se quedaron así hasta calmarse mientras el idiota le daba suaves caricias en sus hombros.
-Precioso, ¿tienes hambre?- dijo Issei al cabo de unos minutos.
-Sí.- G.O alzó su rostro pidiendo un beso que recibió al momento. Siguiendo abrazados, Issei se estiró un poco para tomar el teléfono del cuarto y pidió servicio a la habitación, en lo que llegaba se quedaron en silencio mientras acariciaba una parte de su cuello provocando que el menor comenzara a dormitar entre sus brazos.
-Precioso, hay algo que quiero pedirte.- la voz de Issei sonaba seria, G.O se despertó al escucharlo.
-Dime.- G.O se acomodó de forma que siguieran abrazados pero fueran capaces de verse a los ojos. -¿Qué quieres pedirme?-
-Bueno, quiero que este viaje sea especial.- Issei le sonreía con ternura. -Sé que no hemos estado mucho tiempo juntos pero deseo que actuemos como una pareja...que me dejes amarte, consentirte y ser tan tonto como quiera.- la mirada de Issei brillaba, G.O se sonrojó considerablemente por aquello que le pedía.
"-¿Quiere que seamos una?-" pensaba G.O. Él nunca en su vida había estado en una relación seria, no tenía idea de cómo actuar y menos con él, aún así la idea no le parecía mala, por sorprendente que fuera. Issei continuaba mirándolo esperando su respuesta, sintiéndose nervioso sabía que debía contestar. -Podemos intentarlo.- le dijo notando cómo las pupilas de Issei se dilataban, pensó que nada malo le pasaría si lo intentaba por una vez.
-Gracias, precioso.- dijo un Issei complacido, ambos compartieron un besito más y justo en eso llamaron a la habitación. Issei se levantó envolviendo su cintura con la sábana y fue a recibir la comida, regresó a la cama empujando el carrito con todo servido; G.O se sentó pegando su espalda a la cabecera y el idiota se acomodó a su lado con un plato en la mano. -¿Qué haremos hoy, cariño?- Issei cortó un trozo de los waffles y se lo ofreció.
-¿En serio?- G.O enarcó una ceja ante su gesto.
-Jajaja, dijiste que lo intentaríamos.- Issei le recordó sus propias palabras y sin más alternativa, G.O abrió la boca tomando el bocado y recibió un besito como recompensa. -Buen niño.-
-Quiero ir a la plaza comercial, abrieron un nuevo local donde venden diversos postres.- G.O le contó de la tienda que viera el día anterior mientras Issei comía del mismo plato que él.
-Me parece bien.- le dijo el idiota ofreciéndole el segundo bocado que aceptó sin refutar. -¿Crees que haga mucho frío?- él también comió el segundo bocado.
-Yo creo que sí pero veamos las noticias para comprobarlo.- G.O se estiró para buscar el control y con él en mano, prendió la televisión. Siguieron desayunando de esa forma tonta compartiendo la comida y dulces besos.
Tras arreglarse y dar un pequeño giro a sus planes, ambos salieron del hotel dando un paseo por las zonas cercanas a él, admiraron el paisaje lleno de nieve y disfrutando de la compañía del otro conversaron animadamente compartiendo cosas que durante los cinco meses separados no pudieron a causa de la falta de tiempo, de esa forma parecieron llenar los huecos faltantes en su relación. Al atardecer fueron a comer a un bonito y acogedor restaurante que a Issei le recomendara uno de sus clientes algún tiempo atrás, al final pasaron a la tienda que G.O quisiera visitar y sin más se fueron de regreso a la habitación donde tras una larga charla que los entretuvo hasta la madrugada, se quedaron dormidos. En plena noche Issei buscó el cuerpo de G.O, quien totalmente incapaz de resisitirse a su presencia, cedió a sus caricias y terminaron haciendo el amor hasta caer rendidos para no despertarse hasta el mediodía de ese segundo día juntos.
Siendo bastante tarde y con lo cansados que se sentían gracias a los meses intensos y llenos trabajo que tuvieron previamente, ambos estuvieron de acuerdo en pasar el resto de la jornada en el cuarto durmiendo la mayor parte del tiempo. Sólo se levantaban para ir al baño, comer y ocasionalmente se besaron con tanta intensidad que casi volvieron a intimar pero no logró pasar a más, aún así, estaban satisfechos con mantenerse juntos, abrazarse y compartir palabras dulces al menos por parte de Issei que lograba sonrojar al otro, G.O se limitaba a oír la mayor parte del tiempo aunque le llegó a decir que lo quería en varias ocasiones, sorprendiendo a los dos que se abstuvieron de decir algo más. G.O sentía crecer algo en su interior y ese viaje que Issei hacia tenía un tinte completamente diferente a cuando se conocieron en la playa, por su parte el idiota tenía muy claro que su presencia afectaba al otro de manera favorable y él mismo se sentía alucinado. Finalmente el tercer día llegó y con un ánimo bastante elevado y sus cuerpos descansados optaron por divertirse, usaron las primeras horas de la mañana para planear las actividades que harían en los días venideros y con la agenda lista dieron rienda suelta a su viaje como pareja.

[ISSEI]
Serían la una de la tarde y ya estábamos en el centro comercial admirando las vitrinas engalanadas con foquitos de todos los colores, árboles navideños y otros adornos propios de la época. Me sentía completamente rejuvenecido.
-Precioso.- susurré sobre el oído de G.O para que nadie nos vescuchara y lo vi sonrojarse lindamente como últimamente lo hacía escuchando mis palabras. -¿Podemos ir a esa tienda?- le señalé una departamental y asintió ligeramente. En ese punto G.O era adorable y aunque me hizo algunos berrinches, la mayor parte del tiempo mantenía un buen ánimo conmigo.
-¿Necesitas comprar algo?- me preguntó.
-Sí, un suéter más y una bufanda o moriré congelado.- nos reímos. El clima seguía implacable. Entramos y escogimos algunas prendas, incluso G.O se permitió elegir dos camisas que se probaría y tal vez se las llevaría; por mi parte elegí un suéter azul y una bufanda blanca. Con todo lo necesario fuimos al probador y cada uno ocupó un cubículo que para mi suerte, estaban lado a lado.

[G.O]
Me probaba las camisas cuando Issei me llamó. -¿Qué opinas?- dijo y pensando que se encontraba en el pasillo mirando su reflejo en el espejo al final del mismo abrí mi puerta, apenas iba a salir cuando se coló al interior.
-Issei.- susurré algo molesto. -¿Qué haces?-
-Shhh.- me hizo un gesto para que me callara, tomó mis caderas y se sentó en el banquito dejándome frente de él. -No armes un alboroto o nos descubrirán.- sonreía y yo me quedé como imbécil viendo lo bien que lucía con aquel suéter azul, sus ojos grises resaltaban y sin pensarlo me acerqué a él para besarlo. -Eres adorable.- susurró cuando cortamos el contacto. Nos vimos a los ojos e Issei tiró de mis muñecas hacia abajo para volver a besarme, yo no me resistí al sentir sus cálidos labios sobre los míos y así nos quedamos unos segundos hasta separarnos. Se puso de pie y me abrazó por la espalda para ver nuestros reflejos en el espejo, el pulso se me aceleró al vernos así, era increíble que ambos siendo chicos no se nos viera mal juntos. "-Una pareja.-" mi mente me traicionó. Bien podríamos pasar como amigos pero por la forma en que él me veía y el constante rubor en mis mejillas resultaba obvio que nos atraíamos.
-¿Crees que este suéter sea el bueno?- preguntaba sacándome de mis pensamientos.
-Sí, luces bien.- le dije causando que mis mejillas se coloraran sutilmente.
-A mí también me gusta cómo te ves.- me dio un beso en mi mejilla y sus manos empezaron a desabotonar la camisa que me había probado.
-Issei, no empieces.- dije. Claro que lo deseaba pero no era una buena idea hacerlo ahí. -No, basta.- tomé sus manos para hacerlo desistir y por primera vez pareció entender. Pareció.
-Bien, mi amor. ¿Vas a probarte algo más?- yo negué y él abrió dos botones más.
-Te dije que no.- quise sonar serio más no pude, todo él me perturbaba.
-Sólo falta uno.- dijo refiriéndose al último botón y antes de que yo pudiera decir algo lo desabrochó. En el reflejo del espejo lo vi sonreír y deslizó las yemas de sus dedos por mi pecho medio descubierto, pasó por encima de mis pezones poniéndolos erectos y fue bajando hasta mi cinturón el cual ya tomaba para retirarlo.
-No, Issei.- le di un par de codazos para detenerlo. -Aquí no. No es una buena idea.-
-Yo creo que sí.- me sonrió de lado, tomándome de los hombros me giró. -Quiero jugar contigo.- besó mi mejilla, rodeó mi cintura y nos llevó al banquito donde se sentó de nuevo, quedándome de pie frente a él. Tiró un poco de mi cuerpo obligándome a separar mis piernas que puse al lado de sus muslos, sin previo aviso lamió mi botón izquierdo haciendo que mi piel se erizara.
-Basta.- le dije sintiendo aún su lengua jugar en mi piel, entre mis dedos apreté un mechón de su cabello y lo jalé para separarlo, él mordió la punta de mi pezón en venganza. -Ah.- gemí.
-Guarda silencio, precioso.- habló contra mi piel que no dejó de besar. Issei siguió chupando mi pezón, sus manos me fueron abriendo el cinturón y bajaron la bragueta por donde deslizó una de ellas masajeando suavemente mi miembro. Estaba cediendo demasiado pronto y me forcé a detenerlo. -No, para ahora mismo.- volví a jalar sus cabellos y esta vez sí lo separé pero no sacó su mano de mis pantalones.
-Mi amor.- me dijo en ese tono juguetón, yo sentí un suave brinco volcar mi corazón. -¿Acaso no entiendes que te deseo?- hablaba bajito para que sólo yo lo escuchara. -Quiero amarte tanto como me sea posible.- mientras me decía eso, su mano continuaba acariciándome, su suave contacto iba despertándome rápidamente.
-Pero aquí no.- repetí. Realmente me gustaba la idea de hacer el amor todo el tiempo pero había lugares idóneos. Issei coló una mano bajo mi bóxer rozando directamente mi piel logrando estremecerme un poco.
-Oh, te alegra sentirme.- bromeaba como siempre. -Yo creo que aquí es perfecto.- tocó la punta a la que dio un suave golpecito, yo mordí mis labios para que no notara lo mucho que me gustaba.
-No, Issei.- mi voz salió temblorosa.
-Es divertido, mi amor. La adrenalina por ser descubiertos le da ese toque extraordinario.- me miró con lujuria. -¿No crees?- bombeó mi miembro ya erecto obligándome a cerrar los ojos haciendo una mueca de placer.
-Issei...- suspiré. Quise detenerlo pero su mano me mandaba al cielo.
-Alguien está disfrutándolo mucho.- oí su voz bromear, su otra mano me bajó un poco la ropa por debajo de las caderas pero seguía cubierto casi por completo. Con más espacio tiró de mi pene con fuerza, me retorcí al sentirlo, sus dedos recorrieron toda mi extensión desde la base a la punta, mantuve los ojos cerrados para no verlo o sería peor, estaba seguro que sonreía triunfalmente como siempre. De pronto sentí sus labios rozar la punta de mi erección dando un par de besos fugaces.
-Ahh..- gemí, mi vientre se contrajo, tapé mi boca y él volvió a besarme en esa zona, con mi mano ahogué otro gemido causado por la excitación. Estábamos en eso cuando Issei movió su mano hasta la base de mi miembro empujándolo hacia arriba con la palma y sus dedos llegaron a mi entrada que rozó. -Uhmm.- aunque apreté más mis labios el gemido se reprodujo en mi garganta.
-Oh, cariño.- Issei puso su otra mano debajo de mi trasero y me jaló al frente, medio pegándome a su cuerpo. Abrí los ojos para encontrarme con los suyos. -Mi amor...- diciendo eso comenzó a frotar mi entrada unas cuantas veces y sumió un dedo en mi interior, brinqué por el contacto.
-Issei...- solté mi boca y me apoyé en sus hombros, adentro su dedo se movía con suavidad. -Te ahh...- gemí por lo bajo, con ambas manos lo agarré del rostro y lo estiré para darle besitos. -Issei...- pronuncié su nombre contra sus labios, quería decirle algo más, llamarlo de otra forma pero no pude.
-Niño bonito.- me robó otro par de besitos dulces y hundió el segundo dedo, arqueé la espalda echando la cabeza hacia atrás, mi boca se abrió pero no salió ningún sonido para nuestra fortuna, él aumentó el movimiento del par dentro de mí, abriéndome lentamente, tocando todo a su alrededor. Besó mi otro pezón insistentemente y yo creyendo que era lo más que haría, me penetró con un tercer dedo; al instante me aventé contra él y mordí su cuello para callar mis gemidos. -Ngmm.- Issei resopló al sentir mis dientes. Aumentó el ritmo de su mano y yo quise morirme, estaba caliente y húmedo pero no podía liberar mi voz como quería.
-Te quiero.- susurré contra su oído. Abrazándome en su cuello pegué nuestras mejillas dejando salir mi respiración entrecortada, bajo mis manos sentí sus vellos de la nuca erizarse. -Issei, te quiero.- repetí eróticamente, en respuesta me penetró con más fuerza. Fui sintiendo mis piernas flaquear y él lo supo muy bien porque su brazo bajo mi trasero se ciñió sobre mis muslos, llegué al punto en que lo necesitaba con desesperación y doble un poco mis rodillas para que sus dedos llegaran más al fondo. Tocando una nueva zona en mi interior movió su mano con rapidez, separé mi rostro del suyo y tomé prisioneros sus labios. Issei dejó de abrazarme por las piernas y usó esa mano para masturbarme, quería gritar de placer y en su lugar ahogué mis deseos en su boca, aún así mi garganta subía y bajaba intentando liberar mis ansias de forma vocal.
-Ya estás cerca.- anunció como si no lo supiera, la punta de mi miembro goteaba. Issei me dio un último beso y se inclinó para tomar con sus labios mi parte baja, dio algunos besos atrevidos cuando sin más, sacó sus tres dedos de mí, yo di un fuerte espasmo y me corrí en su boca.
-Ah, Issei.- mi respiración era violenta pero ya estaba libre del deseo, se sentía realmente bien lo que me había hecho en ese vestidor. Él se irguió para verme a los ojos y con una mirada lasciva, lamió sus labios.
-Sabes bien.- dijo de esa forma coqueta que me hizo sentir las mejillas ardientes, jaló mi cintura y me sentó sobre sus piernas. -Eres una cosita encantadora.- sonrió y dio una suave caricia a mi mejilla. Me estaba acostumbrando mucho a la forma tonta en que usaba los diminutivos y más a las palabras dulces que me dedicaba.
-Te quiero.- le dije en automático, algo me pedía hacerlo y no quise guardármelo, Issei adoptó un semblante diferente.
-G.O, mi precioso niño.- dijo con voz amorosa, sus ojos brillaban particularmente; era distinto a cómo me miraba cuando me decía palabras lindas. No supe qué era pero me gustaba mucho reflejarme en sus pupilas. -Te quiero, mi amor.- dijo y besó dulcemente mis labios para separarse demasiado pronto de mí. -Voy a pagar en lo que terminas de vestirte, ¿sí?- comentó, yo asentí un poco confundido ya que cambió el tema por completo; me soltó, se quitó el suéter que pensaba comprar y salió del vestidor. Aunque ya no estaba sentía su presencia, sus besos en mis labios y sus caricias; algo tenía ese idiota que me hacía sentir así.

[ISSEI]
Salí directo a la caja para pagar el suéter y un par de bufandas blancas pensando en lo que estuve a punto de decirle. Era cierto que lo quería pero mis sentimientos eran más que eso, yo lo amaba pero no podía decírselo o saldría corriendo. Sintiéndome intranquilo por esa idea cambié mi destino, torné mis pasos al baño donde luego de lavar mis manos mojé mi rostro para calmarme. Regresé y G.O me alcanzó cuando me daban la bolsa con las compras, tenía las mejillas rosadas y su cara brillaba, era realmente adorable.
-¿Vamos al cine?- propuse sonrientemente y él cedió. Salimos de la tienda pero primero bajamos al auto que renté para dejar las cosas y estar libres. Metí todo en la cajuela aprovechando para ponerme la nueva bufanda blanca. -Precioso.- lo llamé, él se acercó a mí mientras yo sacaba la otra de la bolsa, cuando estuvo a mi lado le retiré la suya y le puse la que comprara. -Te queda increíble.- dije y lo vi sonrojarse pensando que a este paso tendría la cara roja para siempre.
-¿Por qué me compraste esto?- me miraba sorprendido.
-Como no podemos usar atuendos parecidos porque todos lo notarían, algo más discreto como una bufanda no será problema.- confesé. Me reí, G.O bajó sus ojitos al suelo y sus mejillas se coloraron nuevamente.
-No digas esas tonterías.- negó suavemente aún sin mirarme, yo me agaché a la altura de sus ojos.
-Dijiste que me dejarías ser tan tonto como quisiera.- le di un besito tan rápido que sería difícil notarlo. -Ahora sí, vamos a comprar los boletos.-

[G.O]
Subimos al último piso del centro comercial donde estaba el cine, me sentía flotar por todo lo que habíamos hecho siendo que apenas estábamos juntos tras mucho tiempo, no se sentía como si las cosas fueran forzadas ni nada, al contrario, era bastante agradable estar a su lado. Me dejó elegir la película y fuimos a comprar las palomitas para él, una crepa para mí y un par de cafés porque sentíamos congelarnos, ocupamos nuestros asientos y en cuanto las luces se apagaron Issei me robó un beso haciendo que mi corazón se saliera de control; no le dije nada y empezamos a ver la cinta, los minutos pasaron y su mano tomó la mía entrelazándolas para quedarnos así.
-Mi amor.- susurró cerca de mi oído.
-Pon atención, Issei.- lo regañé no porque me molestara sino porque su voz, su tacto; todo de él me alteraban y temí saltarle encima.
-Uhhh.- fingió tristeza como siempre. -Yo que te quiero consentir...-
-¡SHHHHHHH!- nos gritaron a unos asientos de nosotros y eso nos hizo reír.
-Te dije.- bromeé con él, Issei me miró y compartimos un par de besitos para quedarnos silencio, cuando acabó la película nos soltamos las manos y salimos de la sala. Vi el reloj de mi celular y me sorprendió que ya fueran las seis de la tarde, el tiempo a su lado se desvanecía muy pronto.
-¿Qué quieres hacer?- me preguntó, por ese día no tenía más planes y pensé que sería bueno regresar al hotel.
-¿Podemos volver?- dije, él asintió con una sonrisa y nos encaminamos al estacionamiento para subirnos al auto.

[ISSEI]
Conducía por las frías calles que de nueva cuenta se iban llenando de nieve, el clima seguía igual de horrible pero aún nos dejaba transitar por la ciudad. G.O me contaba sobre la nueva coreografía, las canciones que ya tenían pensado incluir en el próximo material y más noticias sobre los chicos. Yo estaba anonadado, entre el niño que conociera cinco meses atrás en la playa y éste que viajaba a mi lado, había un abismo. Era cierto que siempre noté su lado tierno y encantador pero ahora me dejaba verlo, ser partícipe de ello, constantemente me decía que me quería y eso me hacía muy feliz.
-¡Oh!- G.O se asustó cuando mi celular vibrara en su mano.
-Mi amor, ¿puedes ver quién escribió?- le pedí y él me miró extrañado. -¿Qué?- me hizo sonreír, pensé que tal vez no se esperaba eso.
-No, nada.- musitó, con algo de duda lo miré introducir el código de seguridad que seguía siendo el mismo, su cara pareció iluminarse por ello y yo sonreí fijando mi vista al frente. -Es de Otani, dice que…- se detuvo. -...si mañana puedes ir a la oficina central.- pareció deprimirse.
-¿Dice para qué?-
-Uhmm, porque el presidente quiere que estés en una junta…¿no dijiste que tenías vacaciones?- G.O giró a verme, su mirada expresaba muy bien su decepción.
-Se supone que estoy, precioso.- sonreí. -Lo lamento, de verdad debe ser importante para que me busquen.- quise disculparme y es que no soportaba ver su carita de esa forma. -Si quieres puedes acompañarme.-
-No, está bien; como dices es importante y tal vez necesites tiempo para atenderlo.- respondió, G.O estaba siendo maduro. Hubo un alto y yo tomé su mano.
-Precioso, te prometo compensarlo.-
-No pasa nada.- me sonrió, le robé un beso justo antes de reanudar la marcha. -¿Entonces Otani está aquí? No me dijo nada.- preguntó de pronto. Me parecía increíble que luego de los celos que sintiera por mi pequeño amigo aquellos dos se hubieran vuelto cercanos. En ocasiones ellos hablaban cuando yo estaba muy ocupado o cuando me interrumpían por algunos minutos y nunca pareció incomodarle.
-No, sigue en Hawaii…-
-¿Sólo?- preguntó mirándome con preocupación, G.O ya sabía lo torpe que Otani era y a veces me pedía cuidarlo.
-Se muere.- burlonamente completé y ambos nos reímos. -No, está con Hirozawa...-
-¿Con ese?- G.O casi gritó con desagrado.
-¿Lo conoces?- me sorprendió y volteé a verlo. ¿Cómo sabía de él?

[G.O]
-Claro, cuando me llevaste a la oficina de Busan nos lo encontramos. Fue realmente grosero con Otani.- dije y le relaté a Issei el incidente del elevador.
-No me lo creo.- dijo Issei al final de la historia, lo miré arquear las cejas como si se sorprendiera por ello.
-¿Por?- pregunté frunciendo el ceño. A mí ese tipo no me caía para nada y preferiría que no estuviera cerca de él ni de Otani. A grandes rasgos, Issei me contó que era uno de sus compañeros de trabajo más cercanos y empezaban a hacerse amigos, cosa que me hizo resoplar en señal de desaprobación, él alegó que era una buena persona obligándome a pensar que podría ser cierto, los conocidos de Issei eran personas agradables y él solía escoger muy bien a sus amistades; la prueba eran dos ciertos chicos que ya conocía bastante bien, uno rubio de ojos azules y otro un niño dulce de ojos verdes pálidos.

[NARRADOR]
Issei se abstuvo de decir algo más dada la reacción de su compañero, más adelante abordaría el tema si resultaba necesario. Para Issei no era extraño que Otani se quedara con Hirozawa en Hawaii completamente solos, de hecho, lo prefería y eso se debía a que en los meses anteriores que estuvieron trabajando juntos fue notando cómo el chico de bellos rasgos japoneses se interesaba en quién consideraba su hermano menor y éste tampoco era indiferente a su compañero de trabajo. Claro que Hirozawa-san era serio y reservado por lo que Otani tampoco sabía muy bien cómo reaccionar a su presencia. "-Si para este momento no se han dado un beso, no sé qué diablos esperan.-" Issei se confesaba por dentro tratando de imaginar la reacción de ambos al saberse solos sin que él interviniera en nada.
Poco después llegaron al hotel, apenas entraron G.O le saltó encima a Issei quién, un tanto sorprendido, lo cargó complacido y volvieron a hacer el amor antes de dormir. Aquel par se traía demasiadas ganas y lo que pasara en el vestidor hizo que su deseo aumentara, si bien podrían parecer excesivos sus encuentros amorosos eran poco para quitarse la necesidad que se tenían desde hace tanto tiempo; durante los meses separados se mandaron mensajes subidos de tono y ambos tocaron sus cuerpos pensando en el otro pero no se comparaba con tenerse, sentirse en la vida real y por eso aprovecharían cada minuto que tuvieran para estar juntos.
Cuando G.O se despertó al día siguiente, Issei ya se había ido a la oficina por lo que volvió a dormirse sin preocupación alguna, el idiota tardaría un poco en regresar. Un par de horas después su celular vibrante lo hizo abrir los ojos y leyó el mensaje que Issei le enviara para desearle buenos días, G.O sintiéndose bastante bien se levantó de la cama, se bañó y mientras se arreglaba llamaron a su puerta.

[G.O]
El botones que me atendiera el primer día acababa de llegar con el carrito del desayuno, lo dejé pasar y luego de agradecerle, regresé al interior. Issei había ordenado por mí y pidió que colocaran una florecita blanca junto a una nota. Tomé ambas sintiendo mi pecho quemarse y me senté en el diván para leerla.

[NOTA]
Me haces feliz de una forma que nadie más puede.
Besos, Issei.♥

Los colores se me subieron al rostro cuando terminé de leer el papelito, era estúpido, mucho y si no me hubiera gustado tanto me habría burlado de él. Coloqué la florecita en un florero y guardé la nota en la libreta que usaba para escribir algunas canciones. -Issei...- suspiré. No tenía dudas de que lo quería pero había algo más en mi interior a lo que no pude darle nombre, era cálido y como si brillara cada que pensaba en él o lo tuviera cerca, me parecía estar viviendo un drama demasiado romántico porque apenas era nuestro cuarto día juntos y todo nos estaba saliendo bien, no era que deseara que nos pasara algo malo, sólo me sorprendía de la buena química que teníamos y que el actuar como una pareja fuera más fácil de lo que pensara. -¿Acaso yo...?- no terminé mi idea, es más ni siquiera supe qué estaba tratando de decirme cuando un segundo mensaje de Issei llegó, en él me indicó que al mediodía fuera al museo para encontrarnos. Saliendo de mis pensamientos me senté a desayunar y aproveché el tiempo para responder algunos mensajes de mis amigos, había olvidado saludarlo por parte de todos ellos tal como me pidiera Seungho.
El tiempo pasó volando, aún faltaban cuarenta minutos para nuestra cita pero decidí irme de una vez para echar un vistazo al lugar, colocándome la bufanda que me regalara el día previo y los guantes salí a la calle. Sintiendo la nieve bajo mis pies y el frío en mis mejillas no tardé en llegar y recorrí algunas salas admirando los objetos exhibidos, llegando a la última sala mis ojos se hicieron conscientes de que a la derecha había un largo pasillo al aire libre por el cual se accedía al jardín, con curiosidad salí y me sorprendió la imagen, el pasillo era amplio y largo, el costado que se supone debía estar descubierto se encontraba cerrado con una especie de reja blanca con pequeños orificios por los cuales se filtraban los cálidos rayos solares. Empecé a avanzar y por los hoyitos se lograba visibilizar el jardín que debido a la nieve estaba casi blanco en su totalidad, mientras admiraba el lugar unos bonitos ojos grises se aparecieron entre los huecos. Sonreí y cuando volví a enfocar ya no estaban, seguí caminando y otra vez aparecieron pero esta vez también vi la sonrisa de Issei. Siguiendo su tonto juego recorrimos otro tramo hasta que me fijé que a escasos tres metros míos el pasillo daba vuelta a la izquierda dejando en la esquina una salida hacia el jardín, pensando que la intención de Issei era que nos encontraramos ahí me deslicé pero cuando llegué no lo vi, salí un poco y miré a ambos lados sin rastro alguno de él, me eché a reír y de la columna que servía de soporte para la reja y el piso superior, salió atrapándome por la espalda.

[ISSEI]
-Precioso.- atrapé su cintura llamándolo, con una sonrisa en sus labios se giró y nos abrazamos, él a mi cuello y yo de su torso. -Te extrañé.- le dije. Me pareció increíble que pude vivir cinco meses sin él y ahora con algunas horas separados necesitaba tenerlo a mi lado.
-Yo también.- me dijo al separarnos y me atreví a robarle un beso que él mantuvo por algunos segundos. Recorrimos el lugar antes de ir a comer en un restaurante cercano al museo y pensábamos pasear por las calles viendo las luces y adornos al terminar pero como estaba oscureciendo el clima se volvió demasiado frío para disfrutarlo así que regresamos al hotel, de camino paramos en un cafetería y decidí consentirlo comprando tantos bizcochos y postres según quisiera.
-El clima es horrible.- dije entrando a nuestra alcoba, prendí la luz y él se siguió derecho para cerrar las cortinas.
-Mucho, ya me estaba congelando.- G.O respondió corriendo una de las largas cortinas y yo dejé la bolsa con los dulces y nuestros cafés en la mesita de la sala. Mientras corría la segunda me acerqué a él y sujeté su cadera por atrás.
-¿Quieres comer los dulces de una vez?- besé su mejilla y él asintió. -Por cierto, amor; ¿te gustó la florecita que te envié esta mañana?- lo giré para volver a abrazarlo a la altura de su pecho pasando mi agarre por encima de sus brazos, lucía completamente adorable con la bufanda que le regalé y la naricita roja por el frío.
-Sí.- susurró, G.O volteó a verla y seguí su mirada, ambos vimos la flor en un florero en el buró a la derecha de nuestra cama, lado que él ocupaba y por inercia comencé a caminar hasta ahí llevándolo de espaldas. Pronto sus pantorrillas chocaron con el mueble. -Gracias.- me dijo sonrojándose.
-De nada. Quise dártela compensando las que tú pusiste en los floreros.- le guiñé coquetamente. Claro que las había notado sólo que olvidé mencionarlo.
-Ah...sí...pensé que, ya sabes, le daría un aspecto interesante al cuarto.- G.O quiso justificarse y yo sonreí, le daba pena aceptar que era igual de cursi que yo.
-Jajaja, claro.- divertido le di un besito. Obligándolo a hacerse hacia atrás tomé la pequeña flor blanca entre mis dedos y con ella recorrí desde su entrecejo hasta la punta de su nariz en una suave caricia que lo obligó a cerrar sus ojos. -Eres precioso.- susurré.
-No me digas eso.- dijo G.O haciendo un berrinche pero su cara se volvió a poner roja.
-Jajajaja, lo lamento pero eres muy bonito.- le di un par de piquitos para que se calmara.
-Basta. Siempre sales con algo tonto como eso.- confesó a la par que me miró con recelo.
-¿Vamos a hacer un berrinche?- sugerí, yo ya jugaba así que él me golpeó en los brazos.
-¿Por qué tienes que tratarme como a un niño?- G.O resopló, iba frunciendo sus cejas que anunciaban su mal humor.
-Lo eres, cariño.- sonreí, él torció los ojos dispuesto a hacerme un alboroto. A mí no me importó lo que quisiera decirme porque eran justo esas acciones las que me hacian molestarlo y lo besé. Jugué con sus labios atrapando el superior entre los míos al que di tirones delicados, al inicio no quiso pero pronto él masajeaba mi labio inferior y sus manos me tomaron de la barbilla. Un minuto después cortamos el contacto, cuando lo separé aún tenía los ojos cerrados. -¿Ahora comemos los dulces?- pregunté, G.O hizo que dejara de abrazarlo y se dirigió a la cómoda, de ella sacó una caja negra, fue a la salita y me hizo una seña para que me uniera a él.
-¿Qué es eso?- pregunté señalando la caja, tomamos asiento mientras la abría mostrando algunas fresas confitadas.
-Creo que antes deberíamos comer esto. Lo había preparado para cuando llegaras...-
-¡Oh, cariño!- terminé arrodillado ante él, colocando mis brazos en su regazo. -Lo lamen...-
-No, está bien.- G.O me sonrió al decirme eso y me ofreció una fresa que mordí para complacerlo. -¿Sabe bien?- preguntó, asentí tragando el dulce bocado. Me apoyé un poco en sus piernas y me estiré para tomar una segunda fresa. -Parece que te gustaron.- me dijo divertido, en lugar de contestarle lo jalé de la barbilla y compartimos el fruto hasta terminar juntando nuestras bocas que se besaron por algunos segundos.
-Uhmm, delicioso.- le dije, lamí mis labios pero no me refería al dulce.
-Jajaja, idiota.- G.O pareció entenderme. Nos reímos.
-Vamos a descansar, amor.- propuse, G.O asintió. Tomamos los vasos de café, las fresas y la bolsa de papel que contenía el resto de los dulces, antes de acostarnos cambiamos nuestras ropas para estar más cómodos y metiéndonos entre las cobijas prendimos el televisor. Me recargué contra la cabecera de la cama y él que estaba a mi lado derecho decidió que mi pecho era más cómodo; lo abracé y dándonos de comer como un par de tontos enamorados disfrutamos la programación. No supe explicar su comportamiento ni el mío pero eso sin duda era el paraíso. Cuando el programa que veíamos terminó nos dedicamos a conversar de todo y nada, G.O era fácil de entretener contándole historias de mi pasado y él del suyo y hablando del resto de MBLAQ, nuestra conversación se tornó a la visita que hiciera más temprano a la oficina y de alguna forma terminamos hablando sobre mi proyecto que para fortuna mía iba de maravilla.
-...por eso decidimos ampliar el proyecto....- abrazándolo le contaba el por qué mi trabajo se había intensificado en el último tiempo. -...están viendo si se queda así o será necesario meter otros complementos...- continuaba en ello cuando me percaté que aquel niño caprichoso estaba muy quieto entre mis brazos, me moví un poco para poder verlo bien y lo encontré dormido placenteramente, agotado por el largo día que tuviéramos. -Cariño.- susurré con dulzura, G.O tenía un bonito color rosado en sus mejillas que pensé se debían al cálido clima de nuestra habitación; sonreí empujándolo levemente de los hombros para acostarlo en su lugar, G.O hizo una linda mueca por el movimiento, acomodé su cabeza en la almohada y lo cubrí con las cobijas.
-Issei.- él murmuró medio dormido estirando su manita tocando mi brazo.
-Shh, duérmete.- lo arrullaba pero G.O no me soltó.
-Issei.- volvió a llamarme, vi sus cejas fruncirse con enfado.
-¿Qué pasa, precioso?- pregunté peinando su cabello con amor.
-¡Issei!- G.O me llamó por tercera vez casi pataleando, algo quería y en su adormecimiento creía que ya me lo había dicho; yo sonreí, incluso en esa condición me hacía un berrinche.
-Shhh.- volví a arrullarlo pero lejos de calmarlo lo hice enojar.
-Idiota.- dijo enfadado. Con la carita enfurruñada y los ojos apenas abiertos G.O se sentó de mala gana en la cama, se recostó en mi pecho casi de golpe poniendo su mano justo enfrente de su boquita rosada que mantenía el puchero y se removió bruscamente tratando de encontrar una posición adecuada. Siendo testigo directo de su comportamiento malcriado lo jalé hacia arriba para que apoyara su cabeza a la altura de mi clavícula y pareció encontrarme cómodo porque se quedó quieto de inmediato. -Jajaja, eres un encanto.- me eché a reír, lo envolví amorosamente entre mis brazos y di suaves caricias en sus hombros. -Buenas noches, niño bonito.- susurré antes de darle un par de besos, como pude apagué la luz del buró y me quedé abrazado a él sintiendo su respiración tranquila mover su cuerpo. Pasó como media hora en la que estuve pensando en diferentes temas, principalmente en lo mucho que lo amaba y cómo ibamos a seguir nuestra relación cuando G.O soltó un suspiro que me obligó a verlo pero estaba dormido, lo dejé pasar enfrascándome en mis pensamientos de nuevo, al cabo de un par de minutos otro suspiro rompió el silencio provocando que me riera bajito. -¿Qué sueñas, mi amor?- susurré dándole un besito en la frente, algo tenía que estar sucediendo en ese mundo de sueños al que no era invitado para que suspirara de forma tan linda. G.O se removió tantito frotando su mejilla contra la piel de mi pecho, pegó su naricita a él y se quedó así respirando mi esencia; yo también solté un suspiro pero a diferencia del de G.O, el mío no fue lindo sino algo triste debido a mis sentimientos frustrados. -Te amo.- susurré involuntariamente sintiendo el corazón dolerme, esa era la primera vez que expresaba en voz alta mis sentimientos reales por él, por una fracción de segundo me aterroricé temiendo que pudiera escucharme pero G.O estaba dormido profundamente. -Te amo.- repetí tontamente, tal vez esa era la única forma en que podía decírselo o lo haría huir de mi lado y no estaba dispuesto a perderlo. Él me quería, sin duda alguna pero hablar de amor eran palabras mayores.

[NARRADOR]
Los siguientes dos días pasaron casi de la misma forma alegre y divertida, casi porque durante ellos G.O e Issei se vieron forzados a posponer algunos paseos ya que de nueva cuenta el idiota tuvo que ir a la oficina a arreglar algunos asuntos pendientes, el idol se frustraba un poco porque se suponía que aquel estaba de vacaciones y aún así lo buscaban; creyó que había problemas porque no se le hacía normal que en esa época alguien tuviera que atender llamadas y juntas laborales pero Issei le había dicho que todo marchaba bien aunque la situación también se le hacía extraña. Conscientes de que no podían hacer nada, no tuvieron más remedio que aceptarlo. En ese par de días, G.O no notó un cambio en el comportamiento del idiota que ya había expresado su amor aquella noche, siendo la única en que pudo decirlo por miedo a saberse descubierto. Issei se había prometido no decirle lo que sentía para sólo disfrutar de su compañía hasta que sus vacaciones terminaran; una vez que volviera a Hawaii tenía la esperanza de que la distancia lo ayudara a lidiar con sus propios sentimientos, sin embargo, G.O se iba sintiendo más y más diferente cuando estaba junto al idiota, él no entendía a qué podía deberse y trataba de no reparar en ello; en cierto sentido daba igual que Issei se guardara el secreto porque tanto el niño caprichoso como él estaban en el mismo plano emocional.
Por fin llegaron las vísperas de Navidad, esa sería la última noche que pasaban en Seúl así que ocuparon casi toda la tarde en empacar los regalos, ropa y otras cosas que compraron para sus familias; a la mañana siguiente viajarían a Changwon para cada uno ir a su casa. Antes de las diez de la mañana del 25 de diciembre tomaron el avión que los llevo a su destino, ya ahí cada uno se dirigió a su distrito y quedaron en verse en el aeropuerto para regresar a Seul.
Sus viajes pasaron sin altercados, celebrando en familia y creando buenos recuerdos; a medianoche del 25 se llamaron por teléfono para desearse una Feliz Navidad y por la mañana del 27 se reencontraron en el mismo punto donde se separaron.

[G.O]
Llegamos a nuestro mismo hotel en Seúl pasadas las dos de la tarde. Había sido un viaje corto a mi casa pero me sorprendió lo mucho que extrañaba a mi familia y resultó agradable verlos, sin embargo también quería estar al lado de Issei así que la sensación de dejarlos no me pesó demasiado. Finalmente a ellos los vería más seguido que a Issei ya que debía volver a Hawaii. Ese pensamiento me dolió y rápidamente lo deseché, aún teníamos tiempo juntos como para ponerme a pensar en ello.
-¿Qué quieres hacer?- me preguntaba Issei cuando sacábamos nuestra ropa de las maletas.
-Uhmm, tengo sueño.- bostecé al instante.
-Vayamos a dormir y luego a cenar, ¿sí?- Issei propuso, estiró su mano que tomé y nos fuimos a la cama, casi apenas que nos acostamos me quedé dormido abrazado por él. Unas cuatro horas más tarde desperté, él estaba en la mesita de la sala sentado de lado con una pierna cruzada, con suma atención revisaba algo en el celular y de vez en vez escribía algo en una de las libretas que tenía al alcance.
-¿Issei?- llamé arrastrándome al diván.  
-Precioso, hola.- alzó la vista que se encontró con la mía, me sonrió y volvió a sumir su nariz en la pantalla.
-¿Qué haces?- me acomodé sobre el diván cruzando ambas piernas.
-Ah, ya casi acabo.- anotó algo más.
-¿Estás trabajando?- pregunté, me sentía curioso.
-Ajá.- respondió, ya sabía que Issei no era muy bueno en hacer dos cosas a la vez por lo que su respuesta no me aturdió. Guardé silencio sintiéndome bastante incómodo, el que estuviera constantemente ocupado era una señal de que algo pasaba y no me lo decía, me molestaba que estuviera trabajando no porque no entendiera que era su responsabilidad sino porque no teníamos mucho tiempo para nosotros y si se ocupaba era considerablemente menos. De nuevo el pensamiento sobre Hawaii apareció causando un ligero dolor. Pasaron algunos minutos e Issei pareció recobrar su espíritu alegre y ligero. -Ya.- se estiró y comenzó a acomodar sus cosas. -Cariño, ahora sí. ¿Cómo dormiste?- me preguntó, se paró y fue a la cómoda donde dejó la libreta y la pluma, metió su celular al bolsillo de su chaqueta y caminó a donde yo me encontraba.
-¿Por qué debes trabajar?- ignoré su pregunta, para mí era más relevante saber la causa por la que se mantenía ocupado en lugar de cómo había dormido.
-Ah...eso. Son detalles que deben resolverse...-
-Pero dijiste estar de vacaciones. ¿Acaso no hay alguien más para que se haga cargo?- mi voz reflejó muy bien mi enojo.
-Lo sé y créeme que lo lamento, tampoco es como que yo quiera hacerlo.- Issei se sentó a mi lado y me agarró una mano.
-Deberías decirles que no.- sentencié. Resultaba cansado que no pudiéramos vivir tranquilos esos días porque todos parecían interrumpirlo.
-No puedo decirles algo como eso...-
-¡Entonces nunca te dejarán en paz!- estallé, jalé mi mano para zafarla de la suya, me giré al otro lado para darle la espalda y crucé mis brazos sobre mi pecho, si Issei no era capaz de negarse siempre dispondrían de él sin importar nada.
-Jajajaja, precioso.- lo escuché reírse, me abrazó desde atrás por encima de los brazos y recargó su barbilla en mi hombro pegando nuestros rostros. -¿De verdad te molesta tanto?- me habló con tranquilidad, giré mis ojos para perderme en los suyos. -No deberías sentirte así, somos adultos y siempre habrá dificultades.- dijo tranquilamemte y me besó la mejilla. -Aunque quisiera negarme no puedo, es mi completa responsabilidad no sólo porque esté bajo mi supervisión sino porque el proyecto es mío.- su voz era calmada, como si quisiera hacerme entender aunque lo tenía muy claro. -Lo entiendes, ¿cierto?-
-Sí.- respondí cuando el enojo ya cedía de mí.
-Terminé por ahora y seré completamente tuyo. ¿Quieres ir a cenar?- Issei me hablaba de esa forma suave y pacífica que usaba para tranquilizarme.
-Sí.- contesté. A veces me sorprendía lo fácil que le resultaba el calmarme. Dio otro beso a mi mejilla y antes de que me soltara apreté sus manos para evitarlo manteniendo su abrazo sobre mi cuerpo, ladeé mi cabeza y estiré mi boca para besarlo. -Te quiero.- dije. Algo me hacía sentir esa necesidad de recordarle mis sentimientos por él.

[ISSEI]
Me hice al frente para volver a besar a G.O que me acababa de decir que me quería de esa forma tan tierna, al sentir sus labios rozar los míos en un dulce contacto lo incliné hacia atrás y un poco de lado para besarlo más cómodamente, entreabrió su boca pero apenas y la delineé con mi lengua. No quería un beso pasional, sino uno tranquilo, lleno de amor. G.O me correspondía delicadamente, jamás me hube imaginado que me dejaría conocer su personalidad tranquila y encantadora. Poco después terminamos de besarnos, nos pusimos de pie y fuimos a cenar a un restaurante bastante cercano, ninguno tenía muchas ganas de ir más lejos así que no fue necesario usar el automóvil. Comimos hasta casi reventar, al parecer el hambre se nos acumuló más de lo esperado; repletos caminamos sobre las frías calles cubiertas de nieve y temía que nunca dejara de nevar, ya no era divertido ver y menos sentir los copitos caer incesantemente. Tras el berrinche que me hizo su charla era fluída y amena, alcanzamos nuestra alcoba y apenas llegamos nos dormimos de nuevo, el invierno también hacia estragos en nuestros ánimos.
La mañana siguiente llegó demasiado pronto, yo quería seguir durmiendo pero ya teníamos planes y cualquier intento mío por cancelarlos habrían causado una colisión cósmica. La primera parada del día fue en un restaurante para almorzar y luego dimos un pequeño paseo visitando una librería donde nos hicimos de algunos ejemplares, más tarde fuimos al teatro por petición de G.O y al salir iríamos a cenar, esta vez sí a un lugar algo lejano que ambos vimos en los paseos de días anteriores, subimos al auto y tan pronto iniciamos una charla, G.O me dejó ver esa parte linda de él.
-...luego Mir intentaba hacer un paso cuando se le enredaron las piernas y fue a dar al suelo...- me contaba entre risas, yo también reía con el buen recuerdo e imaginando al pobre niño con ojos de cachorro actuar tan torpemente. Estábamos en eso cuando mi celular sonó sobre mi regazo donde lo olvidara.
-Cariño.- llamé, él volteó a verme. -Debo volver a ir a la oficina.- me pedían que fuera esa tarde en calidad de urgente, de hecho tendría que dejar para después nuestra cena, cosa que lamentaba porque estaba hambriento y quería seguir a su lado.
-¿Por qué?- dijo G.O que cruzó los brazos sobre su pecho, estaba molesto.
-No sé, quieren hablar conmigo. Tal vez necesiten saber algo más del proyecto.- me encogí de hombros, ni yo sabía pero si solicitaban mi presencia tenía que acudir, obviamente a G.O no le pareció en absoluto porqué tornó los ojos. -Jajaja, no te pongas así.- pedí casi un milagro.
-Dijiste que estabas de vacaciones.- me reclamó. Entendía su punto a la perfección, yo me habría puesto igual si no fuera porque me ocupaba más de sus reacciones que de lo que pasaba conmigo.
-Vamos, no me hagas un berrinche.- bromeé pero no dijo nada. Me reí fuerte, con una mano le tomé la carita enfurruñada y le di algunas suaves caricias. -Prometo compensarte.-
-No, Issei. Siempre dices eso...- dijo con molestia, sus cejas se fruncieron y apartó su rostro de mi mano.
-¿Y no lo cumplo?- solté aguantándome la risa, G.O estaba decidido a armar un alboroto.
-Ese no es el punto, por alguna razón siempre te vas. Es como si tu estúpido trabajo no pudiera dejarte en paz, nunca.- cuando me dijo eso, G.O estaba algo rojo por la molestia, yo ya no pude aguantarme y me reí una vez más, él me miró enfadado.
-Mi amor.- susurré juguetonamente, como no me hizo caso orillé el auto y lo jalé de un brazo para juntarlo lo más que pudiera a mí. -Eres un niño caprichoso, te prometo que es la última vez.-
-Ajá.- respondió de mala gana.
-A la próxima les diré que no puedo porque tengo un precioso chico que se enfada si lo dejo solito.-
-¿Por qué siempre eres tan idiota?- al instante G.O me pegó en el hombro cuando notó que jugaba.
-Es divertido.- le dije entre risas, él me iba a reclamar pero decidí que un par de besos apasionados eran el mejor antídoto. Y funcionó.
Poco después llegamos al hotel, subí con él para dejarlo en nuestra habitación y tras darle algunos besos que lo tranquilizaron bajé de regreso al auto para ir a la oficina central. Apenas llegara me hicieron pasar a una sala de juntas donde, para mi sorpresa, estaban el vicepresidente y el presidente de la compañía junto a otros dos directivos de alto rango. Algo grande debía pasar para que aquellos cuatro hombres me esperaran.
-Buenas tardes.- saludé haciendo una reverencia que contestaron de la misma forma.
-Toma asiento, Issei.- me dijo el presidente que viajara desde Busan por lo que sea que pasara. Obedecí y terminé al frente del escritorio del lado opuesto a los otros cuatro, el nerviosismo se apoderó de mí pero me contuve de hacer algo estúpido. -Lamentamos mucho haberte interrumpido, sabíamos que estabas de vacaciones pero como esperaba de ti, respondiste a nuestras peticiones.- el presidente me hablaba con calma, me intrigó el que estuvieran al tanto de que me tomaría tiempo libre para que aún así me buscaran. -Espero que no te causáramos muchos problemas...- dijo, yo negué al instante. -...te preguntarás las razones por las que te pedimos hacerte cargo de algunos detalles y por la que te citamos.- asentí, era como si leyeran mi mente. -Es muy simple, Issei. Eran pruebas.-
-¿Pruebas?- repliqué confundido.
-Sí. El Gerente de Planeación nos avisó que va a moverse de empresa dejando libre la vacante.- dijo el vicepresidente.
-Fue repentino, él ni siquiera esperaba que le hicieran una propuesta.- aclaró el primer directivo como disculpándolo.
-Tan pronto lo supimos, tuvimos que pensar en quién ocuparía el cargo.- el vicepresidente comentó.
-Issei, yo te propuse.- dijo el presidente mirándome con seriedad. El corazón me brincó en el pecho. -Perdonarás mi atrevimiento pero creo que no hay nadie mejor que tú para hacerse responsable.-
-Oh, señor...- respondí torpememte, no sabía qué decirles porque me emocionaba la propuesta, era sin duda alguna un mejor trabajo.
-Tuvimos una reunión preliminar con el Comité y debo decir que tu nombre fue mencionado un par de veces.- seguía contándome el presidente. -Mañana tendremos otra junta para definir si serás tú pero todo apunta a que sí.-
Yo estaba anonadado y sólo era capaz de oír y verlos según me hablaran, el vicepresidente tomó la palabra.
-Obviamente la última palabra la tienes tú, Issei. Sabemos que ahora estás en Hawaii...- cuando dijo eso, ahi caí en cuenta que si aceptaba el puesto tendría que abandonar mi proyecto.
-¿Qué opinas, Issei?- me preguntó directamente el presidente.
-Señores, les agradezco mucho su consideración pero si es como dicen no tengo mucha alternativa de aceptar o no. Claro que quiero el nuevo cargo, es emocionante; pero en caso de que me eligieran debo preguntar qué pasa con mi proyecto.- sentencié. No podía adelantarme a nada porque era como ellos decían, faltaba una respuesta final tanto mía como del resto del Comité y si se aprobaba mi promoción yo tenía que dejar todo listo.
-Issei, tan esperado de tu parte.- el presidente me hablaba. -También hemos pensado en eso, si te parece bien Hirozawa tomaría control de él con la ayuda de Otani, tú te mudarías a Seúl y obviamente como nuevo Gerente de Planeación tendrías a tu cuidado no sólo tu proyecto sino muchos otros.-
Eso lo sabía muy bien, tampoco era que me deslindaría de todo porque en resumido sería el jefe de todos los que como yo se dedicaban a contruir hermosos complejos inmobiliarios. La idea me pareció perfecta por muchas razones, las principales eran porque yo confiaba en Hirozawa y en Otani para sacar adelante el proyecto, además así podrían estar juntos y siendo un poco egoísta; el que me mudara definitivamente a Seúl me daría la posibilidad de convivir más con G.O.
Sentado en la sala de juntas, los cinco platicamos un rato más y quedamos en que al día siguiente se pondrían en contacto conmigo para darme una respuesta final apenas terminara la reunión, sintiéndome feliz conducía de vuelta al hotel; tenía ansias por contarle a G.O los planes que habían para mí pero sobre todo porque quería saber si la idea de estar juntos le agradaba, finalmente era un niño caprichoso que tendía a huir si lo acorralaban.

[G.O]
Issei se había ido hace ya un rato dejándome atontado a causa de sus besos. Cuando recobré algo de mi sentido común prendí el televisor para matar el tiempo sin embargo no fui capaz de concentrarme en absoluto, mi mente divagó en los recuerdos que habíamos creado desde que nos conociéramos y en por qué todo ese día no sólo reparé en que se marcharía a Hawaii, sino la causa por la que esa idea me producía un ligero tirón que me atravesaba el cuerpo. Era como si no quisiera que se fuera.
Una especie de angustia se coló en mi pecho, estábamos a tres días de que él se fuera y pasaría mucho tiempo antes de volver a verlo. Si bien nos iba en mayo nos reuniriamos para celebrar su cumpleaños pero no tenía garantía alguna e intenté calmarme, dejar de lado esas tonterías. Me paré frente a la ventana y mis manos recorrieron nerviosamente mi cabello. -Issei.- se me escapó su nombre ansiosamente. Apoyé mi rostro contra la ventana intentando bajar lo febril de mi piel pero conseguí el efecto contrario, rápidamente pasaron las miles de imágenes de los últimos días y de pronto reparé en mis reacciones, en los besos que le pedí, en las veces que fui yo quién inició todo, en cómo le dije que lo quería insistentemente y especialmente en esas palabras que se me ahogaban y que no llegué a expresar con exactitud. -¿Acaso?...- mi pulso se salió de ritmo e hiperventilé. Fui directo a la cómoda y saqué la botella de vino que abrí un tanto desesperado, precisaba calmarme y un poco de ese líquido prometía darme algo de paz que necesitaba, luego de servirme una copa empecé a deambular de un lado a otro, las cortinas seguían abiertas y me fue posible ver los copitos de nieve que ya caían en las calles. Mi mente y mi pecho continuaba trabajando a veinte mil revoluciones, tenía muy claro que quería a Issei pero esto era algo más, algo nuevo y diferente que se fue despertando en cuanto lo vi la noche que llegara, pensé que tal vez ese sentimiento cálido nació en mí desde antes pero no supe cuándo exactamente. "-Amor.-" mi mente dijo de la nada. -¿Acaso yo...? No, no es amor.- me dije en alto como si tratara de convencerme sin embargo empecé a pensar si era posible y por qué me enamoraría de alguien como él. Issei era un idiota, por supuesto, pero algo en mi interior me obligó a reconocer que aunque siempre bromeaba y me orillaba a ir a su ritmo en realidad él era el que cedía a mí la mayor parte del tiempo. Supe que me estaba volviendo loco cuando intenté pensar en alguien más como mi posible compañero más no pude imaginar a nadie con potencial, por ejemplo si saliera con alguien como Seungho tendría buenos momentos porque juntos nos divertíamos horrores pero de sólo ver cómo era con Doongie resultaba obvio que yo no podría estar a su lado, me moriría de lo cursi que solía ser; si Mir fuera mi pareja de entrada yo sería el que dominara al pequeño niño pero él era tan juguetón como yo que de no había forma en que fuéramos más que amigos. Ni hablar de Thunder, resultaría muy cansado seguir el ritmo variante de sus emociones, Seungho parecía lidiar muy bien con ellas gracias a su fuerte personalidad; y Joon, bueno con él tampoco, a veces era muy varonil y otras todo un "flower boy", siendo confuso su rol en la relación. Después de pensar en ello sentí como si Issei fuera hecho para mí, el colmo. No sólo resultaba divertido, era honesto, franco, ligero, caballeroso y demasiado guapo para ser real; claro que tenía detalles como su constante estupidez, sus bromas y esa tendencia a molestarme como si su misión en la vida fuera hacerme enfadar. Ciertamente él lograba dominarme y aunque nunca tuve problema con ser el que quedara debajo o fuera el seme, con Issei no hubo tiempo para nada; ambos supimos quién sería quién y ello me daba la posibilidad de ser tan caprichoso como quisiera, podía pedir la luna como regalo si se me antojaba y él tendría que hacer lo posible para complacerme; era una idea malvada pero resultaba divertido. Cansado de mí mismo fui a servirme otra copa porque la primera apenas hizo efecto en mi alterado ánimo y regresé frente a la ventana. -No.- me dije respecto a la idea de que estaba enamorado de Issei y en automático un ligero temblor de apoderó de mis manos. -No, no lo amo.- insistí. No podría estarlo porque las personas no se enamoran en cinco meses, peor, no se ama a alguien con el que sólo has convivido cuatro semanas, si juntaba las tres en la playa y ésta apenas daba para un mes; menos si lo único que nos unía eran mensajes, llamadas y una serie de tontas preguntas escritas en computadora y recortadas en pequeños papeles. -No.- casi grité. No porque en realidad yo no lo conocía a fondo, no sabía sus mañas, sus hábitos, sus gustos ni necesidades, sólo sabía cómo era cuando estaba conmigo, cuando me seducía o jugaba; nada más. -No. Absolutamente no puedo estar enamorado de Issei.- sentencié.
-¿Por qué no?- se escuchó atrás de mí y el corazón se me congeló junto con el resto del cuerpo.
 
[ISSEI]
Acababa de llegar a nuestro cuarto con toda la emoción para contarle lo que sucediera en la oficina, esperaba sorprenderlo pero el sorprendido fui yo ya que apenas entré lo escuché decir que no me amaba pero por la forma en que lo dijo no sonaba para nada seguro. Eso provoco que todo en mi interior entrara en caos y necesitaba una explicación antes de caerme muerto si resultaba que sentía lo mismo que yo.
-¿Por qué no, G.O?- repetí mi pregunta siendo consciente de que me miraba sorprendido a través de las ventanas que gracias a la oscuridad de afuera servían como espejo. Me sorprendí por lo sereno que soné y luche con todo mi ser para no correr a abrazarlo.
-Ah, nada.- respondió G.O con el cuerpo completamente rígido, di tres pasos quedando a mitad del diván y él apuró un gran trago de la copa de vino que sostenía entre sus dedos. Su pecho empezaba a subir y bajar arrítmicamente.
-Ajá.- dije volviendo a caminar hasta quedar a su costado derecho. Lo tomé del hombro y cuando quise girarlo, en su torpeza retrocedió un poco. Mis ojos se encontraron con los suyos y acorté la distancia entre nosotros logrando tomarlo de ambos hombros. -Precioso, te hice una pregunta.- le dije empezado a jugar para obtener respuestas, estaba loco si creía que siendo serio iba a lograr algo. La mejor forma de hacer hablar a G.O era siendo molesto hasta acorralarlo porque su reacción me dirìa lo que imploraba al cielo fuera verdad.
-Ya te dije que nada.- G.O respondió apresuradamente, estaba dispuesto a negarlo todo.
-¿Por qué estabas pensando en eso?- le mostré una sonrisa, el guardó silencio poniéndose rojo como un tomate. Íbamos por buen camino.

[G.O]
-Vaaamos, dime.- soltó Issei que ya jugaba de nuevo conmigo, yo quería esconderme debajo de la tierra para no tener que enfrentarlo, mi propia estupidez me había metido en ese problema. -¿Estás enamorado de mí?-
-¡¿Qué?!...No, claro que no.- mi voz salió chillona por el impacto de su pregunta, Issei siempre debía ser demasiado directo y odiaba eso de él porque no estaba listo para lidiar con ello. -No sé de dónde sacas tantas ideas tontas...- respondí groseramente queriendo escudarme.
-Lo acabo de oír, mi amor.- Issei jaló un poco mi cuerpo como queriendo abrazarme pero lo detuve poniendo una mano en su pecho.
-No, yo dije justo lo contrario.- quise salir corriendo, había sido tonto y descuidado diciendo eso en voz alta.
-Jajaja, no lo niegues. Si yo fuera tú ya me habría declarado.- me decía con esa mirada que brillaba triunfalmente.
-No digas tonterías.- empezaba a enojarme. -Yo dije que...- Issei dio un tirón a mi cuerpo y en automático atrapó mi cintura en un fuerte agarre. Si lograba envolverme yo ya no tendría escapatoria y no cedería fácilmente de su intento por acorralarme. Yo tampoco. -Hazte para allá.- reclamé.
-Jajajaja, no. No hasta que me digas la verdad.- Issei me jaló un poco más pero mi mano en su pecho resultaba útil. -Precioso...- su voz me advertía que cediera. -No empecemos un berrinche.-
-¡No estoy haciendo uno!- grité. Me alteraba todo de él, sus ojos, su perfume, su voz, su cuerpo. Lo vi divertirse a costa mía y mi mirada cayó en sus labios que se me antojaron besar. -Basta, déjame.- desvíe mi vista y con algo de fuerza me hice hacia atrás.
-G.O, mi amor...-
-¡No me digas así!- estallé, últimamente me llamaba de esa forma y me gustaba demasiado, más de lo que tenía permitido. -Déjame.-
-Ya te dije que no. No hasta que me des una buena razón por la que no puedas amarme.- sonrió traviesamente.
-¡Issei!- golpeé su pecho.
-Amor...-
-¡Qué no me digas así!- volví a pegarle y me hice más hacia atrás pero Issei era demasiado fuerte para mi desgracia.

[ISSEI]
G.O estaba armando un alboroto por nada. Si hubiera reaccionado diferente le creería cuando me decía que no era amor pero como fue todo lo contrario, me resultaba obvio y divertido acorrarlarlo. -Precioso, estoy esperando.- estaba a nada de reírme a carcajadas por la felicidad creciente en mí. G.O no era capaz de ver lo que yo sí, estaba sonrojado lindamente en sus pómulos y sus ojitos brillaban como nunca, aún así trataba de negar por todo el cielo que me amaba. Mi pecho ardía como mil soles, si ese niño estaba enamorado de mí ya nada me importaba. -G.O...¿por qué niegas tus sentimientos?-
-¡No seas idiota!- se puso rojo. -Ya te dije que no. Escuchaste mal y ahí vas a hacerte ideas.-
Jalé su cintura un poco más y no supe cómo en el forcejeo, se me escapó de las manos, G.O casi corrió al sentirse libre. -Alto ahí.- advertí pero me ignoró, estando cerca de la esquina de la cama atrapé su antebrazo y lo jalé, él lo hizo al lado contrario para impedirme aprisionarlo. -G.O, no lo niegues.-
-¡Cállate, Issei!- me miró con enfado siguiendo tirando de su cuerpo que ya nos llevaba a mitad del diván. Estaba dispuesto a huir a como diera lugar.
-Si lo sigues negando será peor...- yo estaba más que divertido.
-Maldita sea, ¿no entiendes?- tiró su brazo hacia abajo con bastante fuerza que casi se me escapa. -¡ISSEI!- dio uno más haciendo que el vino brincara en la copa y manchara su camisa a la altura del pecho. -Tsk.- lo oí refunfuñar logrando zafarse de mi agarre, casi corriendo se fue directo al baño, yo seguí sus pasos y entramos a ese lugar. G.O prendió la luz para situarse de frente al lavabo donde dejó la copa y yo me quedé en el marco de la puerta. Tomó una franela cuya punta mojó para frotar la tela y limpiar la mancha con bastante brusquedad.
-Cariño.- ahí iba a insistir. -¿Por qué no puedes enamorarte de mí?- no respondió nada y siguió enfrascado en limpiarse.
-Esto es tu culpa.- me dijo muy enojado.
-¿Mi culpa?- toqué mi pecho con mi mano haciéndome el ofendido y contuve la risa que se me quería escapar.
-Sí.- mantenía la vista clavada en la camisa.
-Fuiste tú el que se jaló, yo no hice nada.- con cautela di un paso para ingresar al baño. -¿Ya responderás mi pregunta?- volvió a quedarse callado. -G.O.- advertí.
-¡Vete!- me gritó enfadado. Yo me reí, él y su tendencia a correrme cada que sabía que no tenía escapatoria me indicaba que la respuesta era afirmativa.
-Mi amor...- di otro paso, él pareció no notarlo.
-¡Que te vayas, Issei!- exigió.
-No me iré hasta que me respondas.- me hice al frente y sujeté sus caderas fuertemente, G.O brincó un poco y me dio algunos codazos para intentar quitarme.
-Hazte para allá.- pelearía hasta el final. Sin remedio, lo giré para quedar de frente entre mi cuerpo y el lavabo. -Issei, ya déjame. Tengo que...- se calló al instante en que le tomé la carita enfurruñada y la levanté obligándolo a que me viera, mi mirada se encontró con la suya color avellana y noté un lindo rubor cruzar sus mejillas.
-Niño caprichoso, dime la verdad.- me hice un poquito para atrás dándole espacio que al notarlo siguió su tarea interminable de limpiar, para ese momento lo hacía por orgullo más que porque funcionara. -Precioso, ¿acaso no me amas?- susurré y como pude, le di un besito en la naricita. G.O guardó silencio. -Vamos, dime qué sientes.- me agaché un poquito sujetando sus caderas y le di un segundo besito pero ahora en la mejilla.

[G.O]
-¡Ah! Estamos haciendo un berrinche.- me dijo el idiota de Issei. Mis mejillas se calentaron pero no fui capaz de negarle nada, de pronto me dio otro dulce besito en la mejilla y yo quise morirme. -¿Va a ser por las malas?- me hablaba como si fuera un niño tonto pero ya no podía decirle nada, la garganta me ardía por el coraje, la frustración y miles de sensaciones que no pude describir. Issei me dio un beso cerca de los labios que me aceleró el corazón. -Vamos por partes. Dices que no me amas.- me dio otro más. -Si no me amas, dímelo.-
-No te amo.- respondí en automático y lo hice reír.
-Dilo en serio, precioso.- me tomó del rostro.
-No...no lo hago.- dije con voz temblorosa que por supuesto notó.
-¿De verdad?- sonrió y besó mis labios. Mi corazón brincó como loco. -Niégalo.-
-No sé por qué tienes que ser tan estúpido.- le dije. -Ahora vete que debo limpiar esto.- con mis manos intenté liberarme pero no cedió.
-No.- sonó serio y en acto reflejo bajé mi mirada.
-Ya te dije...-
-Dilo viéndome a los ojos.- Issei tiró de mi rostro obligándome a verlo, su mirada gris me atrapó por completo, yo no podía negarle que algo me pasaba estando con él, no de frente a esos hermosos ojos. -Vamos, dime que no me amas.- me dio otro dulce piquito.
-Issei...- empecé a hablar con duda. Él me dio otro besito. -...yo...- depositó otro más. Sus ojos centelleaban y a mi me gustó verme en sus pupilas. -Issei, yo no...- me besó de nuevo haciéndome muy difícil decirle que no. Depositó un par mas impidiéndome hablar.
-Tú no qué.- susurró sobre mis labios dándome más besitos. Esos dulces contactos me hacían muy dificil pensar coherentemente y él se aprovechaba de eso.
-Issei yo...yo no...- me besó con un poquito más de fuerza. Cerré los ojos por un instante, sus labios me mandaban al cielo. -Issei...- su nombre se me escapó, yo ya no estaba pensando lógicamente.
-¿Ajá?- respondió en medio de más besitos.
-Uhmmm.- gemí involuntariamente provocando que riera bajito.
-Niño caprichoso.- susurró y besó mis labios de nuevo despertando mi cuerpo.
-Issei...- susurré estirando mi boca para que me volviera a besar, lo ansiaba en demasía; me dio otro besito mandando una descarga eléctrica a mi entrepierna. Mientras él me daba piquitos sus manos pasaron a mis hombros y de ahí fueron bajando lentamente a mi espalda y se asieron a mi cintura. -No.- me hice para atrás.
-Jajaja, cariño.- Issei se rió y me acercó a su amplio pecho.
-No, ya te dije que te vayas. Tengo que limpiar esto o la mancha nunca saldrá.- logré sonar firme pero él se rió de mí. Comenzó a darme muchos besitos en el rostro especialmente en los labios, de pronto tomó mi camisa y sin más la jaló hasta romperla. -¡Idiota!- le grité volviendo a la realidad.
-De todos modos ya no iba a servir.- dijo encogiendo los hombros.
-Sí, pero tampoco tenías que romperla.- golpeé su brazo.
-Ya, no hagas un alboroto.- dijo divertido y antes de poder decirle algo, me besó apasionadamente.
Sus labios acariciaban los míos, correspondí su beso presionando los suyos más no le pareció suficiente y me pidió separarlos dando suaves golpecitos con su lengua, los abrí un poco y él acomodó los suyos entre los míos, jalándolos, masajéandolos y lamiéndolos un par de veces.
-Issei...- susurré soltando un segundo gemido pero ladeé mi cabeza al lado contrario de su rostro porque si dejaba que me besara de esa forma le saltaría encima de un segundo a otro. El no dijo nada y me giró la cara para darme otro par de besitos, dio uno más en mi nariz y atacó mi boca de nuevo. Me fui perdiendo en sus labios, mis manos subieron a sus hombros y me puse un poco de puntitas para igualar su estatura, paró de besarme produciendo un suave sonido de nuestras bocas al separarse, él rozó mi nariz. -Bésame.- le pedí, necesitaba sentirlo cerca de mí.
-Oh, alguien se está emocionando.- sonrió volviendo a besarme lentamente. Juntó nuestras bocas y cuerpos, sus manos se deslizaron por las tiras de mi camisa hasta tentar mis pezones, necesitando más espacio la rompió hasta dejar expuesto todo mi torso, a mi me importó un bledo lo que le pasara a mi ropa yo sólo deseaba sentir su toque. -Prometo comprarte otra.- susurró en mi oído, bajando a mi cuello donde depositó besitos.
-No sería necesario si no la mancharas y menos si no la rompieras.- solté aún molesto.
-Lo siento.- claro que no lo sentía pero ya no me importó, sus besos eran celestiales. Sentí su cuerpo hacerse al frente obligándome a doblarme hacia atrás y nuestras entrepiernas se juntaron comenzando un leve vaivén por parte de ambos, volvió a inclinarse un poco más y me sujeté de sus costillas para no caerme, de pronto se separó dejándome atontado medio encima del lavabo. -Fui yo quién te tiró el vino, ¿verdad?- dijo, lo miré extrañado al oír sus palabras, estaba jugando pero no captaba a dónde quería llegar. -Que torpe soy.- sonrió traviesamente y al instante lo entendí. Una de sus manos sujetaba la copa que dejara en el lavabo, vertió un poco del frío líquido en mi pecho despertando un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo y lamió mi piel para limpiarlo. Volvió a regar un poco pero esta vez fue sobre mi pectoral, mi pezón se puso erecto por el contacto y se aprovechó de eso para hacerlo suyo; mordió un poco la punta haciéndome gemir, repitió la acción en mi botón derecho desencadenando fuertes oleadas de placer.
-Issei.- gemí su nombre, lo escuché reírse antes de volverme a besar los labios. Enredé mis brazos en su cuello y él subió mis caderas hasta sentarme en el mueble atrás de mí, colocándose entre mis piernas. Fue descendiendo una vez más trazando un camino de besos y saliva en todo mi torso a la par que sus manos acariciaban mis muslos, mi cintura y mi trasero con descaro. -...yo...- en mi excitación comencé a desabotonarle la camisa, él me ayudó a quitársela; hice que detuviera sus besos sobre mi piel y con delicadeza toqué su cuerpo, era firme pero suave. Me acerqué a su pecho y besé sus pezones, soltó un par de gemidos y risitas cuando jugué con especial atención encima de uno de ellos, atrapé el otro entre mis labios mientras mis manos subieron a esos amplios hombros que me hacían sentir seguro cuando me estrujaban. Dejé de besarle esa zona para atacar su cuello, restregué mi rostro en él antes de succionarlo con fuerza aspirando el aroma varonil de su piel -Issei...- dije contra su cuello, su respiración se volvió agitada y más gemidos llenaron el ambiente. Satisfecho con mi trabajo en esa parte de su cuerpo me concentré en desabrocharle el cinturón y los pantalones, deseaba tanto sentir su hombría que no tardé en encontrarla por debajo de la tela, Issei bajó su ropa y me dejó masturbarlo como quise hasta sentirla completamente dura entre mi mano que continuó subiendo y bajando por ella.
-Travieso.- me dijo con una de esas sonrisas de lado que lo hacían lucir demasiado bien. -Ahora es mi turno de jugar contigo.- ni me dio tiempo de responder, de inmediato me besó apasionadamente y retiró lo que quedaba de mi camisa, mordió mi clavícula y de nuevo atacó mis pezones sin amabilidad. En mi mente un par de palabras iban tomando forma lentamente. Issei besó con fuerza mis botones, jaló las puntas con sus dientes y los lamió hasta que me ardieron, quise apartarlo pero me gustaba tanto lo que les hacía que simplemente lo dejé torturarlos mientras gemía repetidamente. -Issei...- gemí cuando empezó a mover sus caderas y sobre mi miembro sentí el suyo completamente erecto, ese roce por encima de la tela me fue excitando más y de alguna forma me las ingenié para subir mi cuerpo haciendo que mi trasero fuera el que recibiera su contacto, sin embargo el pantalón me estorbaba y me lo bajé un poco, Issei jaló cada pierna hasta mis tobillos y con mis pies terminé de zafarlo. Con sólo el bóxer fue más fácil sentirlo entre mis nalgas pero continuaba sin ser suficiente, aparté a Issei de mi pecho ardiente para quitármelos y él tocó mi entrada con sus dedos, mi espalda se arqueó y volvió a hacerlo dos, tres veces y más hasta volverlo un roce constante. Yo gemía medio convulsionándome. "-Amor.-" la palabra cruzó por mi mente pero no entendí a que venía al caso así que no me concentré en ella. Necesitado de él sujeté su muñeca y me penetré con sus dedos que pronto se movieron haciendo figuras en ocho para abrirme. -Issei...- suspiré eróticamente, apoyé mis manos en la superficie del lavabo tirando algunas botellas y otras cosas que ahí teníamos; moví mis caderas hacia abajo penetrándome más profundo. -Issei...yo te...- mi voz se ahogó en mi garganta a causa del deseo.

[ISSEI]
La escena era divina. G.O estaba sonrojado hermosamente, su delicioso cuerpo vibraba succionando mis dedos, sus ojos estaban un poco llorosos y tenia su boquita medio abierta por donde se escapaba mi nombre mezclado con gemidos que pedían por mí febrilmente. Sus caderas aumentaron el ritmo, yo disfruté verlo penetrarse de esa forma pero llegamos a un punto en que ambos nos necesitábamos para calmar esa urgencia. Bajó sus caderas formando círculos y gimió bastante alto. -¡Ah, Issei!- apretó los ojos haciendo un bonito puchero. -Ah, ah....ah...- suspiró dulcemente despertando todo mi cuerpo. Impaciente, saqué mis dedos de su interior, le jalé las piernas por debajo de las rodillas y lo acerqué a mi vientre, el suyo dio espasmos sintiendo aproximarme, enmedio de su trasero deslicé mi miembro notando de inmediato lo húmedo que estaba, G.O jadeó; tallé la piel sensible de esa área y con cuidado lo penetré, él chilló echando su cabeza hacia atrás y terminó apoyándose en sus codos. Comencé a moverme de adentro hacia afuera, su estrechez me volvía loco y quise romperlo, mis manos se aferraron a sus caderas justo por encima de su hueso y sin piedad, empujé mi cuerpo chocando de forma violenta con el suyo.
-¡AHH...!- G.O gritó pero aguantaba mis movimientos bruscos, su respiración se volvió más torpe y cerró los ojos juntando sus cejas, estaba excitado y perdido en mi sexo por completo. Cambié la forma en hacerlo mío, trazando círculos en distintas direcciones le subí las piernas un poco más casi apoyándolas en mi hombros, él tomó impulso y se sentó atrapando mi cuello, esa acción le abrió más las caderas permitiéndome que llegara más lejos y profundo; lo abracé por las costillas y arremetí con fuerza. G.O jadeó y suspiró lindamente en mi oído mientras lo amaba hasta agotarme, seguía repitiendo algo que no lograba decirme quedando sólo en un "Issei...yo". Nos aferramos mutuamente y toqué su interior como nunca antes, él se retorció entre mis brazos y movimos nuestros cuerpos trazando pequeñas olas sensuales, G.O se sentía realmente bien mientras contoneaba sus caderas a un ritmo que saciaba mis deseos, empecé a darle empujones que produjeron ruidos obscenos gracias a la fricción de nuestras pieles  y gimiendo sonoramente ambos nos corrimos.
-Por el infierno.- resoplaba en su cuello y él trataba de callar sus gemidos. Lamí la blanca piel de la línea de su mandíbula y fui avanzando hasta sus labios. Seguía en su interior cuando respondió a mi beso, él estiraba su boquita produciendo una deliciosa melodía al jalar la mía y así seguimos hasta que paulatinamente nos fuimos calmando. G.O hundió sus manos en mi cabello y tiró de él suavemente para que lo viera a los ojos.
-Mi precioso niño.- dije mientras le robaba besitos que disfrutó, con sus manos me tomó de la quijada y dio suaves caricias encima de ella usando sus pulgares, su mirada brillaba cristalina.
-Issei...- me dio un besito. Estaba siendo adorable.
-¿Qué pasa mi pequeño ratoncito?- pregunté a la par que rocé su naricita con la punta de la mía, él me dio otro besito. Guardamos silencio en los que nuestras miradas se encontraron, en ese lapso de tiempo vi cómo fue juntando sus cejas en una expresión nerviosa y sus bonitos ojos sonrientes se volvieron vidriosos.
-Issei...yo...- dijo rompiendo el silencio y se pegó un poquito más a mi cara. Volvíamos a esa frase inconclusa. -Issei...- su boquita rozaba mis labios cuando hablaba y sus ojos se movían de lado a lado mientras veía a los míos. Su respiración empezó a agitarse. -...es que yo...- apretó mi rostro entre sus manos. Abrió su boca como queriendo decir algo pero o no podía o no tenía las palabras correctas y entraba en pánico porque su pecho subía y bajaba en rápidas contracciones.
-Precioso, ¿qué tienes?- pregunté comenzando a darle caricias en la cintura de donde aún lo tenía abrazado, su respiración se volvía más arrítmica al igual que mis latidos.
-Issei...- susurró, vi cómo luchaba por no decirme algo y sólo se limitaba a mirarme y sostenerme del rostro como si con ello fuera capaz de transmitirme sus pensamientos. -Issei...yo...- me apretó la mandíbula.
-¿Qué, mi vida?- yo también fruncí mi ceño y seguí dándole caricias en la espalda para calmarlo, de pronto su cuerpo empezó a temblar.
-Issei...mo...- dijo entrecortadamente, su barbilla también tembló.
-¿Qué quieres decirme?- hablé con calma casi por milagro. Tenía miedo porque no sabía que le pasaba y menos si esa reacción era buena o mala pero si dejaba que lo notara se quebraría por completo.
-...yo...yo...- la respiración de G.O se volvió más entrecortada, casi jadeante y sus ojos se cristalizaron. -Issei, yo te amo.-

[NARRADOR]
-Issei, yo te amo.- dijo G.O y el mundo se detuvo para ambos. El corazón del idiota se congeló por un instante, cuando retomó el movimiento lo hizo con tanta fuerza provocándole un fuerte dolor que lo atravesó. G.O abrió los ojos con terror por lo que acababa de hacer, había confesado aquellas palabras de la peor forma y en el momento menos esperado pero las sintió venir que no logró callarlas. Con una mirada un poco desencajada G.O buscó una salida para huir con la esperanza de no enfrentar a Issei, éste pareció notar su intención porque de inmediato lo abrazó provocando que se pusiera rígido y buscara separarse de él empujándose como podía.
-Cariño, no huyas.- le dijo Issei. El idiota comprendía muy bien que G.O no estaba preparado en absoluto para confesarse pero ya era tarde y él precisaba calmarlo y ayudarlo a entender sus sentimientos.
-Déjame.- logró decir el idol con voz cortada, quería correr y esconderse de ese chico que lo abrazaba. El idiota ciñió su abrazo para hacerlo sentir seguro pero el temblor que sacudía al menor aumentó de fuerza.
-Mi amor...- Issei empezó a decirle palabras dulces para calmarlo. -Precioso, tranquilízate. No pasa nada.- seguía mimándolo. El nombrado vibraba con fuerza entre sus brazos y dejó de pelearle debido al golpe emocional que sufría. Issei no supo ni de dónde sacó fuerzas para no desplomarse ahí mismo y terminar muerto porque él también se sentía descontrolado.
-Issei...- G.O tartamudeaba, en su mente le imploraba que lo dejara ir pero no era capaz de decírselo; su cuerpo no le reaccionaba como quería y sólo le quedaba estar ahí, sentado encima del lavabo sostenido por el abrazo del idiota.
-Respira, precioso.- Issei lo apoyó en su pecho donde el menor recargó su cabeza, escondiendo aquella carita en el hueco formado por su hombro y la base del cuello. -Mi amor....cálmate.- el idiota acariciaba la espalda desnuda de G.O sutilmente para ayudarlo a controlarse e incapaz de pensar en algo, se dejó mimar. El interior de G.O era un caos por completo, el pecho le quemaba con colores y luces de todos los tintes posibles, su cuerpo estaba inutilizado ya que el temblor agotó sus fuerzas y agradeció ser abrazado o se habría desplomado directamente al suelo.
-Mi amor, mi niño....cálmate.- Issei lo abrazó con mayor fuerza. Sin soportarlo más tiempo G.O liberó un par de lágrimas que le ayudaron a tranquilizarse un poco. -Shhh.- el idiota lo arrullaba. -No huyas de mí, no huyas.- le dijo en un susurro cerrando sus bonitos ojos grises intentando aplicar su propio consejo de tranquilizarse.
El tiempo transcurrió lentamente, Issei le siguió dando suaves caricias hasta que la respiración del menor se volvió uniforme, G.O tenía la mente en blanco por completo y aspiró profundo un par de veces logrando calmarse del todo; acurrucados, G.O se percató de cómo el corazón bajo su oído retumbaba fuertemente. "-¿Qué?-" le pareció anormal ese latido. -¿Issei?- levantó un poco la vista, la grisácea bajó encontrando la suya.
-¿Ya estás más tranquilo?- el idiota le habló tiernamente.
-Tu corazón.- dijo G.O algo atontado, ignorando por completo la pregunta.
-Ah, eso.- Issei sonrió. -¿Lo oyes?- volvió a abrazar a G.O encima de su pecho latiente, el menor se acurrucó prestando atención al golpeteo de su corazón. -Está así por ti, por lo que me dijiste.- dijo tan tranquilo justo como no estaba por dentro, eso puso a pensar al otro cuántas veces aquel idiota se había sentido de esa forma y él ni siquiera lo notó, generalmente Issei bromeaba y lo calmaba siendo que él mismo era un manojo de nervios.
"-Oh, Issei.-" se dijo G.O internamente sintiéndose abrumado por la idea y terminó abrazándolo por la cintura como para decirle que todo estaba y estaría bien.
-Jajaja, mi amor...- Issei se sintió aliviado por su reacción sea cual fuera la causa para que lo abrazara.
Completamente desnudos permanecieron abrazados otro buen rato, Issei seguía dándole caricias para mantenerlo tranquilo y G.O empezaba a dormitar siendo arrullado por el latido debajo de su oído. Sabiendo que no era el mejor momento para hablar sobre lo sucedido, el idiota puso los brazos de G.O  en su cuello y pasando una mano debajo de su trasero, lo elevó en el aire; G.O hundió su rostro entre las puntas marrones de su cabello y aspiró su esencia con sutileza, impregnándose del aroma de Issei.
Aquel salió del baño con el otro en brazos y como G.O aún tenía los ojos cerrados lo dejó que lo llevara a donde quisiera, pronto sintió al idiota inclinarse al frente para bajarlo encima de la cama pero él no estaba dispuesto a soltarlo, entendiendo que no lo haría Issei empujó su cuerpo haciéndose espacio para él mismo, a causa del movimiento G.O se vio obligado a soltarse esperando a que se acomodara a su lado, cuando estuvo listo se acercó a él colocando sus manitas encima del pecho de Issei y se hizo bolita escondiendo su cara en el dorso de ellas. El idiota lo envolvió en sus brazos, brindándole su calor, protegiéndolo de todo, notando como sus mejillas estaban sonrojadas lindamente debido al momento.
Pasaron unos veinte minutos y aquel niño seguía igual por lo que el idiota pensó que su reacción se debía a los sentimientos que le confesó, lo apretó un poco más a su cuerpo, echó un vistazo a su carita y la encontró durmiendo, no profundamente así que evitó moverse para no interrumpirlo. No supo cuanto tiempo pasó y el cansancio también se hizo evidente en él, jaló las cobijas para cubrirlos, depositó un besito en la boquita de G.O y lo abrazó aún más como le fue posible, enredó sus piernas deshaciendo la postura del idol y tomándolo de las costillas lo juntó a su piel. Issei supo que no huiría de él como temió en algún momento, G.O ya había aceptado que lo amaba y él podía decírselo sin miedo a nada. -Te amo.- susurró cerrando los ojos para ir en busca de él en sus sueños pero G.O ya no escuchó sus palabras.

[G.O]
Cuando abrí los ojos mi cuerpo seguía enredado en el de Issei, sus brazos no me habían soltado en toda la noche, me dolía todo mi costado derecho por permanecer tanto tiempo en la misma posición y tenía calor ya que las cobijas estaban encima mío por si fuera poco. Alcé mi cara para verlo, él dormía apaciblemente. Mis ojos prestaron atención a cada detalle de su rostro, noté sus abundantes pestañas; sus cejas perfectas, su nariz algo afilada, sus labios delgados, un diminuto lunar en su frente cerca de la raíz de su cabello y su mandíbula recta. Era el mismo idiota que conociera en la playa pero ahora lucía diferente, de inmediato recordé el par de palabras que se escaparon de mis labios unas horas atrás y rogué al cielo que no se despertara porque no tenía idea de cómo afrontarlo. Bien o mal ya le había hecho saber mi sentir pero él no dijo nada respecto a ello, ni siquiera estaba seguro de si me correspondía y por primera vez tuve miedo de él, de su sonrisa, de su voz, de su mirada. Me moví un poquito intentando zafarme, de alguna forma se dio cuenta porque apretó el abrazo hasta que su barbilla casi topó con mi frente. Estaba literalmente atrapado.
Como no quise que abriera sus ojos sino hasta dentro de mucho tiempo me limité a quedarme en la misma posición y dejé que pasaran otro rato de esa forma, jugué con mis dedos para no pensar en estúpideces relacionadas a mi declaración pero terminó siendo casi imposible. Llegó un punto en que me desesperé por mantenerme acostado y alcé mi cara para zafarme, para mi sorpresa Issei me miraba con una sonrisa en la cara, lucía muy despierto siendo muy probable que llevara algo de tiempo observándome. Me puse rojo como tomate sintiendo hasta las orejas calientes.
-Buenos dias, bonito.- sonrió y quise morirme. -¿A qué jugabas, eh?- bromeaba. Bajé mi rostro escondiéndolo de su mirada, por supuesto que venía la parte en que debía enfrentar las consecuencias de mis actos.
-Nada.- musité. Oyendo su risa el recuerdo fugaz de mi declaración cruzó por mi mente.
-¿Qué pasa?- Issei advirtió mi comportamiento extraño.
-No es nada.- mentí.
-G.O, dime...- levantó mi rostro, sus ojos expresaban incertidumbre. -¿Es por lo de anoche?-
Desvié mi mirada sintiendo el latido de mi corazón golpearme las sienes, no había forma en que se lo negara y seguramente esperaba una explicación de mi parte.
-Sí es sobre ello.- sentenció ante mi silencio dando un suspiro. Dejó de abrazarme y rápidamente se sentó en la cama, imité su postura y ambos nos quedamos callados, sobre mí sentía su mirada penetrar hasta mi alma pero yo no pude verlo, en su lugar enfoqué mi vista en las figuras impresas en las sábanas con las que empecé a jugar, retorciéndolas, desahogando un poco mi nerviosismo. -G.O, tenemos que hablar.- dijo seriamente. Como si me hubieran disparado una flecha, el pecho me dolió horriblemente, su tono me daba un mal presagio porque si no me habría molestado como de costumbre pero ahora era exactamente lo contrario. Y tal vez eso significaba que él no me amaba y sería mi turno de ser rechazado.

[ISSEI]
G.O no me dijo nada ni siquiera me miraba. Había sido serio porque la situación lo ameritaba, no se trataba de un berrinche o algo por el estilo, estábamos hablando de sus sentimientos y yo definitivamente no me los iba a tomar a la ligera, no cuando yo también lo amaba.
-Escucha.- hablé. -Anoche me dijiste algo importante.- aguardé con la esperanza de que respondiera pero se mantuvo igual. Yo tampoco tenía una idea clara de cómo abordar el tema pero ya estábamos en eso. -G.O, sobre eso yo...-
-No.- me detuvo. -No hace falta que digas nada.- negó suavemente. Su interrupción me tomó por sorpresa. -Entiendo.- dijo, parecíamos no estar en la misma frecuencia.
G.O lucía triste a decir verdad, me acerqué tomando su carita entre mis manos, la levanté y cuando me vio sus ojos ya se habían cristalizado. -Hey.- susurré y de inmediato algunas lágrimas bajaron por sus mejillas, desde que lo conociera iban cuatro veces que lo hacía llorar y no me gustaba en absoluto. -Algo debo hacer mal para que termines así.- dije dándole un besito en la nariz y amorosamente lo abracé.
-Está bien si no sientes lo mismo.- dijo lastimosamente.
-Ay, G.O.- lo apreté hasta sentir su nariz aplastarse un poco contra mi hombro. -¿Ahora quién es el que se hace ideas raras, eh?- un tanto divertido lo erguí lo suficiente para ver esos hermosos ojos que aún estaban llorosos. -Tontito, no sé qué diablos estabas pensando pero yo me siento igual respecto a ti.- deposité un besito en sus labios y volví a abrazarlo. -Por el cielo, Byunghee, no sé cómo no te diste cuenta antes de mis sentimientos. No es muy difícil imaginarlo, ¿o sí?-
-Es que tú fuiste serio.- habló en un susurro. Rayábamos en lo absurdo, cuando él quería que fuera serio yo actuaba como un loco y ahora que le daba el matiz correspondiente, G.O me salía con esto.
-¿Esperabas que jugara? No, mi amor; tú dijiste algo importante como para que yo me comportara como un idiota. Yo te amo, G.O.- finalmente se lo pude decir y me sentí tan bien que iba a rodar de la felicidad. Él intentó separarse de mi abrazo pero yo estaba en medio de un gran discurso así que sólo lo ceñí a mi cuerpo. -Te amo, precioso. ¿No lo entiendes? No sé qué tengo que hacer para que te quede claro. Todos mis detalles, mis caricias, mis dulces palabras, las llamadas y mensajes eran por esto mismo. ¿Acaso crees que era una clase de capricho? Si no te amara no te habría perseguido en Busan, no me hubiera despedido de ti antes de irme a Hawaii, menos habría viajado hasta aquí para celebrar tu cumpleaños y definitivamente hoy no estaríamos reunidos.- separé a G.O apenas un poco y mirándolo a los ojos lo besé delicadamente. -Cariño, grábatelo bien. Te amo.- afirmé decidido a que nunca olvidara mis sentimientos. En respuesta G.O me besó, ninguno de los dos tenía que decir algo más porque ya todo estaba claro, nos amábamos.
G.O cambió la dirección de su rostro al otro lado haciendo rozar nuestras narices con el movimiento. Manteniendo nuestro beso se inclinó al frente usando su propio peso para empujarme contra las almohadas, mientras lo hacía se me fue subiendo a horcajadas quedando semi sentado en mis muslos y yo me fui dejando caer lentamente hasta apoyarme en mis codos.
En un suspiro se le escapó mi nombre pero no dejamos de besarnos, yo succionaba su labio inferior apoderándome de su lunar en el centro, él me robaba el aliento por completo. Sus antebrazos se acomodaron en cada uno de mis hombros y con las yemas de sus dedos tocó mi espalda en suaves caricias. Mi lengua se rozó con la suya, de a poco G.O terminado sentado en mi regazo con las rodillas al lado de mis piernas, comenzó un ligero baile sensual en las que sus caderas movían nuestros cuerpos, despertando mis ganas de expresarle mi amor de forma física. Mientras continuaba deleitándome con el sabor de sus dulces labios, subió y bajó sobre mi vientre siendo atrevido y me eché a reír.
-Deja de jugar, amor.- se lo dije viendo a sus profundos ojos que de nuevo brillaban con alegría, G.O me sonrió en complicidad. La interrupción nos duró unos cinco segundos cuando de nueva cuenta ya nos estábamos besando apasionadamente; siendo necesario repartirle algunas caricias me tiré contra la cama arrastrándolo conmigo, él ni siquiera hizo esfuerzo alguno por apoyarse dándome la libertad de abrazarlo por la cintura con ambas manos e invertí nuestras posiciones quedando yo arriba, le sonreí una fracción de segundos atacando de nuevo sus labios. Por ese día quería ser yo el que lo amara tanto que le resultara imposible resistirlo. G.O enredó sus dedos entre mi cabello profundizando nuestro encuentro, mi lengua se hundió en su boca en la que me parecía distinguir un ligero sabor a fresas que aunque no tenía ni la más absoluta idea de dónde provenía, me encantaba.
-Uhmm, Issei.- suspiró cuando mi boca ya iba descendiendo sobre su mandíbula buscando el sur de su cuerpo. -Issei...- volvió a suspirar alzando su cabeza para permitirme besarle el cuello y la manzana de Adán que me provocó morderla. Me entretuve un poco con ella pero mis labios tenían mente propia y fueron bajando encontrando el delicioso hueco que se formaba en la base de su cuello justo entre sus clavículas, él inhaló una gran cantidad de aire acentuando la profundidad de esa zona y con gusto la lamí un par de veces, G.O soltó el aire en un gemido y mi boca continuó su camino hacia su pecho, no tardé en encontrar sus botones a los cuales me gustaba torturar un poco cada que tenía la posibilidad de hacerlo, esta vez no fue diferente y aunque ansiaba llegar más abajo les di la atención necesaria provocando que G.O soltara los primeros gemidos altos del día. A cada uno de ellos les di besos, chupetes y mordí las puntas sin mucha delicadeza, mi intención sincera era dejarlos rojos e hinchados obligándolo a pensar en mí y en todo lo que le hice cada vez que la tela de su ropa los rozara. Tras lograr el resultado deseado descendí por el centro de su abdomen, al llegar a su ombligo lo rodeé dando besitos fugaces sintiendo cómo su vientre se iba contrayendo gracias a su respiración entrecortada, para ese momento G.O ya estaba excitado porque la temperatura de su piel era bastante alta y finitas gotas la perlaban. Cuando mis labios saborearon sus caderas G.O se retorcía arqueando ligeramente su espalda y aumenté su deseo deslizando las yemas de mis dedos por encima de su pecho, sus brazos, sus hombros y entrelazando nuestras manos por algunos segundos para seguirlo acariciando.
-Issei...- me llamaba en mucho tiempo, todo ese rato en que le estuve besando el cuerpo se había dedicado a gemir y suspirar de forma especial, suave; por lo que me atreví a mirarlo. Era una visión del paraíso, tenía las mejillas rojas pero no era el tono normal, era un rojo carmín que no le viera nunca antes, el deseo que nublaba un poco su mirada no alcanzaba a ocultar la felicidad que por ella emanaba, sus rosados labios brillaban a la luz matutina y su cabello aunque estaba despeinado era perfecto en todos los sentidos. -Hazme el amor.- gimió, sabiendo a lo que se refería sólo le sonreí y reaunudé mis besos en su piel. Despacio me fui acercando a su entrepierna rebosante que se moría por ser acariciada, besé alrededor de ella sin atreverme a tocarla por el momento porque quería que G.O gritara por mí. Siendo completamente malvado para por encima de ella rozándola con la punta de mi nariz haciendo que su espalda se arqueara, mis labios aterrizaron en el costado derecho de su vientre y fui bajando por él hasta su muslo al que me atreví a lamer y mordí ligeramente la cara interna de él. G.O gimió más fuerte. Pasé al lado izquierdo realizando la misma acción y sin duda eso lo provocó en demasía porque empezó a resoplar y hasta diría que chilló un poco. -Issei, por favor.- lo oí decir entre gemidos, sin duda anhelaba mis caricias en la parte media de su ser. -Issei.-
-Espera, mi amor.- dije intentando calmarlo. Tomé sus piernas a la altura de las espinillas y se las subí separándolas para colocarlas a cada lado arrodillándome entre ellas. Sutilmente deslicé un par de dedos sobre su erección, G.O gimió al instante, volví a hacerlo un par de veces más, su cuerpo se retorcía hermosamente y su pecho se agitaba con cada aproximamiento mío. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y cuando menos se lo esperó le di un beso fugaz en la punta.
-¡Oh, Issei!- lo escuché gritar.
Seguí jugando de esa forma unas cuantas veces más depositando besos inesperados, G.O se dejó llevar por completo, cerró los ojos y sus manos se aferraron a la tela de las sábanas y las cobijas causando un gran desastre con ellas. Era sensacional tenerlo sumiso a mis deseos y antes de que G.O pudiera pensar en algo más, me tiré bocabajo sobre la cama apoderándome de su miembro con mi boca. -¡AHHHH!- gritó formando un hermoso arco con su espalda. Moví mi cabeza de arriba abajo bombeando su erección con rapidez, sus cejas se juntaron en una expresión demasiado erótica y terminó zafando las sábanas de las esquinas del colchón.

[G.O]
Mis latidos hacían difícil que pensara coherentemente, sólo quise abrazarlo, sentirlo y que me hiciera suyo, ya no podía negar que lo amaba. Torpemente me senté en la cama para besarlo, demandantemente jalé su rostro cortando su jugueteo sobre mi miembro y él respondió a mi beso con profundidad tomándome por la cintura, hundí mis manos en su cabello dando suaves caricias; su lengua delineó mis labios un par de veces que terminé abriendo dejándolo explorar de nuevo mi boca. La parte de atrás de mi cintura me dolía por su fuerte abrazo pero no me importó, quería que me rompiera si era necesario para estar junto a él. Issei se fue haciendo al borde de la cama conmigo de rodillas para no soltarme de sus labios, cuando estuvo de pie deslicé mis manos a sus hombros, tomando impulso en ellos me subí en su cuerpo, con sus brazos me ayudó a alcanzar mayor altura y de esa forma puse mis muslos a cada lado de sus costillas ejerciendo bastante fuerza para sostenerme, entrelacé mis pantorrillas que colgaban a la altura de su trasero y sus manos me sostuvieron por debajo de mis muslos para equilibrar mi peso. En ningún momento dejé de besarlo pero el aire me empezaba a faltar obligándome a liberar sus labios, sujetándolo del cuello me separé para verlo.
-Precioso, te amo.- dijo, me sonrió tiernamente, se acercó despacio a mis labios y comenzó otro beso mucho más delicado y suave. Jalaba mi labio inferior con delicadeza y fue bajando el ritmo hasta que sustituyó el beso por piquitos dulces que calmaron mi ansiedad. Mi cuerpo comenzó a temblar perdiendo fuerza en las piernas pero estaba seguro que era más que por el deseo. Nuestras miradas se encontraron una vez más, al ver mi reflejo en sus pupilas perdí el latido de mi corazón, sentí estremecerme por completo como si cada centimetro de mi cuerpo vibrara por él.
-Issei.- susurré y nos dimos otro besito suave, tierno. Me perdí en su beso que fue intensificando hasta volverlo acalorado, la temperatura de mi cuerpo también aumentó y la falta de sus caricias me excitó considerablemente, con la poca fuerza que me quedaba moví mis caderas pidiéndole que me tocara e incapaz de sostenerme más, dejé caer mi cuerpo con la intención de bajarme pero me lo impidió, sus fuertes brazos hicieron todo el trabajo. -Ah, Issei.- gemí. Algo tenía que me excitaba demasiado. Colocó su pene entre mis nalgas y movió sus caderas junto a las mías, yo gemí entrecortadamente. Seguimos así hasta que su miembro estuvo por completo duro. Mi entrada palpitaba anhelando que me poseyera, él leía muy bien mi cuerpo y aumentó la fricción. -Adentro...- dije como pude, necesitaba que me satisficiera. -Issei, adentro; por favor.- le pedí. Sonrió con lujuria y me levantó un poco para colocarse en posición, despacio fue entrando en mí, di un pequeño grito y me le abracé pegándo nuestras mejillas. Cuando estuvo dentro por completo inició un suave vaivén, mis paredes se contraían al igual que mi vientre, con cada movimiento de sus caderas que me hacían subir y bajar fui susurrando su nombre, no tardamos en gemir y yo sólo sentí como me penetró más fuerte y profundo. "-Amor.-" me repetí lo que me hacía sentir.
Una sensación cálida rebosó cada centímetro de mi cuerpo, todo pareció desaparecer a mi alrededor, yo sólo era capaz de notarlo a él, su calor, su aroma, sus caricias y no supe en que momento terminé colgado de su cuello con los brazos completamente estirados y mi cabeza hacia atrás, tenía los ojos cerrados y gemía tan alto que tal vez alguien nos escuchaba pero no me importaba, sus manos me sujetaban por debajo de mis rodillas y sentía su fuerte respiración chocar con mi pecho por todo el esfuerzo que hacia para amarme. Siguió removiendo mi interior en un delicioso golpeteo, grité su nombre cuando tocó un punto realmente sensible y dando espasmos eyaculé, adentro de mí sentí su semén llenarme por completo.
Agotados nos tendimos en la cama, Issei se tumbó bocarriba y yo a su lado acurrucado contra su costillar izquierdo, aunque lo tenía practicamente a cinco centímetros no era suficiente para mí e importándome poco me acosté sobre su cálido cuerpo quedando a la mitad debido a la falta de impulso. -Ven acá, ratoncito.- le oí decirme y entre risas Issei me ayudó a subir tirando de mi espalda hasta estar de lleno sobre él. -Quédate quieto que me estás excitando.- confesó cuando siguiera moviéndome intentando hallar una posición cómoda. Fingiendo que no sabía nada recargué mi barbilla encima del dorso de mis manos que descansaban sobre su pecho. -¿Eh?- solté inocentemente, mirándolo a los ojos contoneé mis caderas rozando las suyas a la par de le mostraba una sonrisa juguetona.
-Definitivamente tú quieres morir.- dijo entrecerrando sus hermosos ojos grises pero respondió a mi sonrisa. Me estiré robando un beso, Issei me dio un segundo besito, llegamos al tercero, el cuarto fue más profundo y al quinto hicimos el amor en esa posición.

[NARRADOR]
Prácticamente el resto del día lo gastaron en estar juntos olvidándose del mundo exterior, ambos disfrutaron de su naciente relación que aunque no tenía título oficial quedaba clara. Esa misma tarde Issei hizo del conocimiento de G.O la propuesta laboral que recibiera el día anterior y cuando se confirmó que se mudaría a Seúl, ambos celebraron porque no tendrían que separarse nuevamente. Por supuesto que G.O lo expresó a su muy particular forma sin restarle importancia, sólo se limitó un poco en demostrar la alegría que sintió ante la idea de tenerlo cerca para que Issei no se aprovechara de él. De nada sirvió porque el idiota vio a través de él, como siempre.
La noche siguiente recibieron una llamada llena de pánico por parte de Otani, más el celular que vibró en esa ocasión no fue el de Issei sino el de G.O, contrario a lo que se pudiera suponer. La causa para despertarlos a altas horas de la madrugada había sido que Hirozawa-san lo besó luego de irlo a dejar a su apartamento tras una larga jornada de trabajo. Obviamente el dulce niño de ojos verdes no supo reaccionar y dado que Issei era como su hermano mayor no se sintió seguro de contarle lo sucedido así que optó por llamar a su nuevo amigo superestrella.
G.O casi tuvo un ataque de histeria ante la noticia pero mantuvo el control para ayudar a Otani a tranquilizarse, cuando colgaron pidió una exhaustiva explicación a Issei que con su característico ánimo estalló en risas y contó lo que viera entre ese par durante sus cinco meses en Hawaii. Al inicio G.O armó todo un alboroto pero luego de que el idiota le dejara ver que era momento de que Otani disfrutara la vida al lado de una persona que lo quería y cuidaría bien de él, recobró la calma. Ese niño ya había sufrido demasiado en el pasado y, en palabras de Issei, se merecía ser feliz; así ambos acordaron que apoyarían a su amigo.
A la mañana siguiente Issei llamó a Otani informándole que estaba de acuerdo en que saliera con Hirozawa-san, si éste se lo pedía. El pobre chico se fue de espaldas con la repentina aceptación de Issei pero terminó agradeciendo el apoyo del idiota, ahora sólo faltaba que Hirozawa-san diera pasos certeros para conquistarlo. No era misión imposible, sólo cuestión de tiempo y tendrían mucho ahora que Issei se quedaba en Corea.
Los días fueron pasando acercando el fin de año, en ese lapso de tiempo su dinámica no cambió radicalmente porque Issei seguía jugando a costa del otro y G.O mantenía su carácter caprichoso, sin embargo el idiota encontró una nueva arma secreta para desarmarlo que resultaba ser un poco más poderosa que los dulces besitos que le daba, ésta era un par de palabras que le recordaba al niño berrinchudo lo que sentían en común, logrando dejarlo sumiso y con la cara roja. Ante un repentino comportamiento malcriado Issei susurraba aquellas palabras y encontrándolo adorable no perdió oportunidad para amarlo. Salvo por eso, G.O e Issei se acercaron más como pareja y compartieron tiempo de calidad ya fuera visitando algunos lugares de interés, yendo a cenar, a la plaza comercial, conversando o incluso quedándose en la habitación sin hacer nada; lo importante era que estaban juntos.

[ISSEI]
Finalmente habíamos llegado al 31 de diciembre. Estábamos a media hora de cerrar el año y lejos de que quisiéramos salir a festejar con el resto del mundo nos quedamos en el cuarto para celebrar en privado el inicio de algo nuevo entre los dos. Tampoco era como que dejaríamos pasar esa fecha sin gloria, por la tarde habíamos decorado el lugar usando cosas que teníamos al alcance y logramos crear un espacio único que nada le envidiaba a los mejores restaurantes del mundo y era aún más especial porque era nuestro.
Como estábamos en el séptimo piso la vista desde nuestro ventanal era fenomenal así que lo abrimos para formar especie de balcón improvisado por el cual apreciamos la postal nocturna y el aire fresco, delante de él colocamos la mesa de la sala; la adornamos con un mantel rojo que el hotel nos prestó y pusimos algunas velas, nuestras respectivas copas para el brindis, los platos, algunos dulces, las sillas se miraban frente a frente y apagamos todas las luces para iluminarnos únicamente con la luz de los foquitos del cortinero y por supuesto, las velas.
Nuestro cuarto estaba perfumado por las flores nuevas en los floreros y de fondo sólo se escuchaba el programa casi obligatorio que mostraba los preparativos alrededor del mundo para conmemorar la llegada de un nuevo año.
-Listo.- dijo G.O empujando el carrito con la cena recién llegada, dejándolo al frente de la cómoda. Gracias a las tapas de campana encima de las bandejas metálicas la comida se mantendría caliente hasta el momento correcto.
-¿Quieres un poco de vino?- pregunté sirviendo algo de ese líquido en mi copa. Yo estaba de espaldas al ventanal.
-Sí.- respondió y sentí su presencia acercarse al frente de mí.
-Toma, cariño.- le ofrecí su copa que tomo por el tallo y estando tan solos separados por la mesa me hice al frente, él también y nos dimos un beso. -Será mejor que nos alistemos.- diciendo eso fui al otro lado de la mesa, jalé su silla y haciendo una reverencia le pedí que se sentara. -Adelante, su majestad.-
G.O se rió ante mi broma y tomó asiento el cual empujé acomodándolo. -Gracias.- dijo mirando un poco hacia atrás, me deslicé por su costado y me le atravesé al frente para susurrar sobre sus labios "-Bienvenido, mi amor.-". Lo vi sonrojarse y deposité un besito en el centro de sus labios, acariciando ese lunar que ya me pertenecía. Fui a sentarme en mi sitio y en la televisión comenzaron a pasar algunas imágenes extraordinarias que nos hizo prestarle atención, realmente faltarían como quince minutos o un poco más y el ambiente se impregnaba de esa emoción tan caracteristica. Admirando la pantalla caí en cuenta de algo: no le había dado su regalo de Navidad, de alguna forma estúpida lo olvidé así que casi sin hacer ruido me deslicé al buró de mi lado de la cama y regresé con una pequeña caja negra.
-Woaaa, ¿ya viste eso?- G.O estaba atento a las imágenes.
-Precioso.- llamé.
-¿Eh?- se giró a verme abstraído de lo que acababa de hacer.
-Tengo algo para ti, cariño. Espero no sea muy tarde.- sonreí, de inmediato agité la cajita negra entre mis dedos y estaba por dársela cuando me interrumpió.
-¡No, espera!- casi gritó parándose del asiento y fue corriendo con dirección al armario.
-¿Qué cosa, precioso?- grité, fruncí el ceño rápidamente para terminar riéndome.
-Ya. Yo también lo olvidé.- dijo emocionado, regresando con una mano escondida detrás de su espalda. -Feliz Navidad, Issei.- alegremente colocó una caja roja con moño dorado encima de mi plato vacío, la miré expectamente y cuando G.O estaba por regresar a su lugar lo jalé del antebrazo obligándolo a rodear mi silla y lo senté en mis piernas, de esa forma ambos podríamos ver la ciudad a través de la ventana. Uno de mis brazos pasó por encima de esa bella curva que se formaba entre su espalda dando pie a su trasero más abajo.
-¿Qué me compraste, eh?- dije tomando la caja con la otra mano libre y ayudándome de él, la abrí. -¡Oh, cariño!- la emoción se me salió de inmediato, adentro había un reloj. Era una belleza negra con correa de piel, el aro y la hebilla eran color plata; poseía tres subdiales que marcaban los días, los minutos y los segundos de manera separada, las manecillas eran doradas juntos a otro pequeños detalles.
-¿Te gusta?- G.O me preguntó como un niño que espera su regalo sea aceptado con devoción.
-Me encanta, amor.- respondí sinceramente, su rostro pareció iluminarse más. Agradecí su detalle con un beso. -¿Me ayudas a ponérmelo?- estiré mi brazo izquierdo que para mi fortuna era el libre, G.O me quitó el viejo reloj y me puso el que me diera. -Será mi favorito para siempre.- confesé cuando lo abrochaba provocando que se riera bajito y un nuevo rubor asaltara sus mejillas.
-Bien, ¿y mi regalo?- pidió de inmediato siendo un niño caprichoso.
-Jajajajaja, me encantas.- riéndome le di otro beso, tomé la cajita que deposité en sus manos. -Todo tuyo, cariño.-
-A ver.- G.O hizo una mueca graciosa abriendo la caja, una de las pocas que me había dedicado. Sin dudar era un niño, tenía esa expresión de las mañanas navideñas en que se despiertan los pequeños para ir corriendo bajo el árbol y ver los regalos traídos durante la noche. -Esto...- se detuvo a mitad de la idea sacando el anillo de platino grabado con finas grecas que escogiera para él.  
-Sí, cuando lo vi supe que era tuyo.- completé por él. Zafando la pieza de sus dedos se lo puse en el índice de su mano derecha, me hice con ella y la jalé al frente depositando un beso en su dorso. Ambos miramos el anillo, pensé que si el cielo me lo permitía tal vez un día llegaría el punto de darle otro anillo significativamente más importante que adornara su dedo anular y uno, exactamente igual, adornara el mío.
-Gracias.- dijo G.O sacándome de ese ensueño.
-De nada, ratoncito.- respondí dando un golpe suave a su naricita.

[G.O]
Nuestros ojos se encontraron una milifracción de segundo, sentía la cara arderme y era muy posible que hasta mis orejas estuvieran rojas, sus ojos grises brillaban como nunca. Como un par de tontos, nos sonreímos amplíamente y nos besamos larga y profundamente para terminar en silencio mirando a la noche que se colaba por nuestra ventana, esperando los últimos minutos del año. Ya no tuve duda alguna de mis sentimientos, nunca esperé descubrirlos de la forma en que lo hice más cuando aceptara que lo amaba entendí todo y las piezas se acomodaron dándole sentido a nuestra estancia en la playa, los meses a distancia y al estar ahí reunidos. A pesar de ello por momentos no tenía ni las más absoluta idea de cómo reaccionar ante la situación, él parecía normal como si siempre hubiera sabido que terminaríamos así.
-G.O, ¿qué piensas?- de la nada Issei preguntó, sentí mi cara arder. Pensando en todo eso era probable que hubiera hecho muecas y pucheros que él advirtió.
-No es nada.- mentí.
-Ajá. Dime.- insistió, sus ojos brillaron de esa forma en que me decían que no se iba a detener hasta obtener una respuesta que lo satisficiera.
-Pensaba...pensaba en Seungho...en los chi...- dije tratando de librarme.
-Si no supiera que está enamorado de Doongie me pondría realmente celoso.- dijo mientras me acomodaba en su regazo.
-¿Eh? ¿Por qué dices eso?- fruncí el entrecejo.
-Porque estás aquí conmigo y resulta que piensas en tu amigo.- soltó traviesamente, mi corazón decidió latir frenéticamente al verlo y sentirlo tan cerca.
-Ah...ajá.- dije por decir algo y no quedarme callado.
-Sabes, no te creo nada.- un divertido Issei me dio un besito, yo me estremecí. -Yo creo que pensabas en otra cosa.- me dio el segundo.
-¿Qué cosa?- ahí iba de tonto a preguntar algo cuya respuesta no me gustaría.
-Pensabas en mí, en lo mucho que te amo y en que tú me amas...-
-No, por favor. Issei, no empieces.- pedí cansado. A veces él tenía ideas demasiado alocadas que desconocía cómo las formulaba.
-JAJAJA. Si no es eso, ¿qué pensabas?- ya se divertía como siempre.
-Ya te dije.- torcí los ojos y él claro que no me creyó.
-Finjamos que te creo, ¿ok?- mantuve el silencio. -Bueno, yo sí pensaba en nosotros. En que ahora que estemos juntos, tú vendrás a mi apartamento algunos días a la semana, claro cuando no tengas demasiado trabajo y yo tampoco, te quedarás a dormir, haremos el amor, cocinaré para ti y esas cosas. Tú serás adorable como siempre y me dirás que me amas repetidamente, yo estaré feliz de escucharte, de ver los avances de su disco, de que me enseñes las nuevas coreografías y algunas noches o fines de semana visitaré a los chicos en tu dormitorio y compartiremos buenos momentos. Celebraremos los cumpleaños de todos incluyendo el mío y cuando sea tiempo, tú te irás a promocionar el nuevo álbum que sacarán, obviamente mi nombre aparecerá en los créditos, no será necesario que pongas "Issei", encontrarás la forma de hacerlo sin que nadie lo note excepto yo. Yo te estaré apoyando a distancia, veré sus presentaciones en televisión, sus entrevistas y hasta los programas de variedades donde jueguen, esperándote hasta que acaban las actividades y regresaremos a nuestras vidas tranquilas de siempre.-
Escuché todo eso con los ojos abiertos de par en par, Issei miraba a un punto perdido en la distancia con una sonrisa en el rostro, daba la impresión que ya lo había vivido y ahora sólo recordaba. Mi pulso se aceleró considerablemente, no sabía si Issei era un gran visionario o demasiado soñador pero no tenía dudas de que haría lo imposible para que ese plan perfecto para los dos se hiciera realidad. En el pasado ya había cumplido su palabra y era eso lo que nos tenía ahí. -¿No será maravilloso?- me miraba felizmente provocando que saliera de la burbuja que él tejió a mi alrededor.
-Este...- respondí torpemente, mis mejillas se acaloraron y él se echó a reír con ganas.
-Será un año muy interesante a tu lado.- depositó un besito en mis labios.

[ISSEI]
Apenas dije eso el año nuevo llegaba, al fondo se escuchó la primera campanada y los fuegos artificiales iluminaron el cielo en una intensa descarga de colores. G.O se inclinó para tomar su copa.
-Feliz año nuevo, mi amor.- dije chocando mi copa con la suya produciendo un pequeño tintinear.
-Feliz año.- respondió adorablemente y dimos el primer trago.
Afuera las luces seguían estallando y se podía escuchar los murmullos y risas de miles de personas que celebraban al igual que nosotros. G.O empezó a reírse, obligándome a verlo.
-¿Y ésto?- pregunté por su reacción subiendo mis cejas en un par de arcos, de inmediato una sonrisa se dibujó en mis labios.
-Nada, sólo...sólo que esto es bueno.- G.O se encogió de hombros, no había una razón para su risa salvo la felicidad compartida.
-G.O, te amo.- se lo dije por enésima vez sintiendo mi pecho ser golpeado por una ola intensa de calor, sus ojos brillaron en cuanto lo escuchó.
-Quiero oírlo otra vez.- me pidió siendo serio, no supe cual era el punto pero le obedecí.
-Te amo.- repetí imitando su tono, rodeé su cintura pegándolo más al latido de mi corazón y él pasó su brazo izquierdo encima de mis hombros. -Te amo, precioso.-
-Issei.- susurró encima de mi rostro, G.O parpadeó un par de veces viendo fijamente a mis ojos que no daban crédito a lo que veía; nuestras miradas se conectaron en un nivel más profundo e iba a besarlo cuando habló quemando todo el mundo a mi alrededor y yo con él. -Te amo.- lo oí claramente. Mi corazón se aceleró. En la noche oscura brilló un fuego artificial más junto a la última campanada la noche. -Te amo, Issei Matsudaira.- G.O sonrió y yo supe que no jugaba.

 

***

Notas finales:

¡Kyaaa! ¿Les gustó? ¿Me pasé? ¿Me faltó? :3 Wuwuwuwu. Yo les juro que me muero con el final. Jajajajaja me salió súper cursi pero díganme si no está bonito. :3 Por fin Issei y G.O se aman y van a estar juntitos. :3

Meno, hay cosas que quiero aclarar. Espero la narración sea más clara (gracias, Clau por hacérmelo notar), me esforcé por especificar aunque sé que aún me falta. Si se dan cuenta metí los "POV" para que la historia tuviera un poco más de impacto. Al saber lo que ambos piensan/sienten le dan un nuevo matiz a su relación.

¿Ya entendieron la presencia de Hirozawa? No era de a gratis que apareciera en el último capítulo de "Sol, arena y mar"; ya estaba pensado que en este extra se aclarara la razón.
También hay una razón por la que a Issei le hice un hermano casi idéntico aunque más joven. Eso se lo debo a Addrii. (otra de mis manas incondicionales) Varias de nosotras estamos enamoradas del idiota de ojos grises y en una noche de charla, ella me dijo: "Estaría bien que creearas un Issei pero al que sí le gusten las niñas". Así que dije ¿por qué no? :P Y bueno....dedúzcanlo.

¿Les cuento algo? También hay una razón por la que Issei tiene una hermana menor; en realidad, mi mente está expandiendo esta historia a dimensiones muy grandes. Quisiera crear algo así como el Universo de Jonju Romantica y Sekaiichi; en los que son historias separadas pero están entrelazadas, ¿me explico?. Sería muy divertido hacerlo porque ya va más allá del JooMi y el SeungDoong; entran personajes nuevos, la relación de Otani, el hermano de Issei, OnewxSatoshi y lalalalala pero no sé si sea viable y del gusto de todos porque todo nace de mi primer fic. También se vale que me digan que estoy alucinando, jajajaja.

Gracias por esperarme pacientemente, sé que se los he dicho pero es real; ya viene otro fic largo pero no quiero ilusionar diciendo que en tanto tiempo lo subiré. Ahí voy. También quiero confesarles que me siento muy feliz por conocer a las personitas que me leen. Hace poco me re encontré con Denise y de alguna forma ella supo que yo era la autora de estos fics y yo, que le gustaban mis cuentos. Pequeño es el mundo. De verdad, me hace muy feliz y me anima mucho. ^^

Ahora sí, nos estaremos leyendo por aquí más adelante; aunque me tome algo de tiempo seguiré creando historias con nuestros Blaqies, de eso estén seguras. ^^ <3

Wuwuwuwuwuw, las amodoro.

Fighting!

 


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