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~~Por la noche~~ por Kara no sora

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Notas del capitulo:

Ohayoooooo >u<

He vuelto >u< y está vez con la continuación de la acción *w*


Pero primero, muchisimas gracias a los que leyeron el primer capítulo Y muchas más gracias a los que me regalaron un comentario:

Domo arigato gozaimasu scm, konbanwa, Karen Von Black, Grell, raizel28, y Lady no Phantomhive… ─reverencia─

Espero que les guste este capítulo y me regalen un comentario >////<

 

Bueno, los dejo leer ─se retira lentamente hacía atras─

~~Por la noche~~

Ese mayordomo… ¿castigado?

~~Continuación…~~

 

El conde comenzó a bajar por el pecho del demonio mientras sus manos se movían traviesas por sus muslos y entrepierna, por sobre la ropa. Ciel no dejaba de observar de reojo a Sebastian. Que mantenía los ojos cerrados y la cabeza echada atrás, exponiendo su blanco cuello. Sonrió cuando una idea cruzó su cabeza. Volvió a subir por el pecho del mayor hasta llegar a su cuello, besando su garganta y rozando su cuello con la punta de su lengua; entreteniéndose solo el tiempo necesario para dejar una marca. Hasta llegar a la altura de su oreja.

 

 ─¿Por qué cierras los ojos? ─Preguntó antes de morder su lóbulo, mientras sus manos acariciaban el pecho del pelinegro, que subía y bajaba arrítmicamente. Sebastian solo gruñó lo que pareció ser una respuesta. Haciendo que Ciel sonriera─. Hump… pues si de verdad no quieres ver… ─Habló con tono juguetón, estirando el brazo para tomar el lazo que anteriormente había estado en su cuello. Deteniendo todas las caricias mientras lo hacía; lo que obligó al ojirojo a separar los parpados. Todo rastro del enojo del conde se esfumó cuando se encontró con la mirada lujuriosa de Sebastian.

 

»Entonces no te dejaré ver… ─le dijo acercando el lazo a los ojos del demonio para cubrirlos…

 

─E-eres un niño muy p-pervertido… ─le dijo sabiendo que a su amo le gustaba que se olvidara de las formalidades en esas situaciones. Cerró los ojos cuando sintió como eran cubiertos por la fina tela. Levantó sus caderas para que su vientre golpeara con la entrepierna atrapada del amo, haciéndolo gemir…

 

─Y… y tú eres un pr-promiscuo ─le reclamó sentándose de nuevo sobre la entrepierna del mayor, moviéndose insinuante y sin pudor, gimiendo y viendo con sus ojos entre cerrados como Sebastian gemía a pesar de tratar de evitarlo mordiendo su labio.

 

~~

 

¿De verdad no quieres ver? ¿No quieres ver como paso una de mis manos por mi pecho y la bajo hasta mi vientre? ─un suspiro escapa de sus labios─ humm el cómo mis dedos pasan por mi entrepierna ─libera un gemido─ aahh ¿porque frunces el ceño? ¿No te parece excitante el sonido de las esposas cuando tratas de ser tú el que pase sus manos por mi cuerpo?... ¿O prefieres que te muestre haciendo lo mismo en el tuyo?

 

Lo que sientes que hago con mi mano izquierda en tu cuerpo es lo mismo que hago con la derecha en el mío... ─habla con voz lasciva─. ¿Puedes sentir mis dedos detrás de la oreja? Bajando con lentitud por tu cuello, tocando tu clavícula, por el pecho y tus pezones... ─suspira─. Ahhh... es lo mismo que siento yo... pero no son tus manos... porque tú no puedes soltarte para tocarme ─con voz juguetona─; para que sean tus dedos los que bajen por mi pecho, hasta el vientre, haciendo círculos alrededor de mi ombligo... ¿por qué sigues poniendo mala cara? ¿Es que acaso no te gusta?... Yo sé que sí, porque tus caderas se mueven al ritmo de las mías. ¿O es por qué no puedes ver mi expresión? Sé que puedes imaginarla.... la conoces muy bien... porque te gusta verla cuando tenemos sexo, ¿verdad?

 

Humm tu expresión cambió... ─habla entre leves gemidos que trata de contener─ ¿se siente bien, verdad? Mi mano en este lugar... a pesar de esta estorbosa ropa en los dos.

 

¿Quieres ver?... humm... me gusta cuando te quejas porque me detengo. Pero necesito desabrochar tu pantalón... y el mío... primero el botón... luego el cierraahh ─no es capaz de contener un gemido al sentirse libre, y más porque es acompañado por el demonio que no pudo contener un leve gemido de placer…─

 

Estoy tan excitado… y… t-tú estaahh ─con voz entrecortada─ es-estás tan duro como yo... puedo sentirlo a través de la tela de tu ropa interior... de la base a la punta ─un leve gemido escapa de la boca de los dos─… pu-puedo sentir la t-te-tela… estaahh hu-humeda c-como la mía... Se-sebastian... ─su voz sonó suplicante─.

~~

 

Para cuando fue consciente de lo que había pasado, se encontraba con la espalda sobre la cama y el demonio sobre él, a horcajadas, devorando sus labios en un lujurioso beso, mientras mantenía sus manos entrelazadas con las propias, contra el colchón a la altura de su cabeza, pudo sentir el lazo que antes cubría los ojos del demonio entre su mano y la de aquel: se había liberado y al Conde no podía importarle menos. Sobre todo cuando le besó con fiereza que se intensificaba, hasta que logró vaciar los pulmones de su amo de todo el oxígeno existente en ellos... Solo entonces se separó de él, pero solo lo necesario para dejarle tomar aire, a pesar de que seguía a centímetros de su rostro. Viendo complacido como el chico mantenía los ojos cerrados intentando desesperadamente recuperar el aliento...

 

El mismo necesitaba regular su respiración... el castigo de su orgulloso amo realmente le había afectado...

 

Se mantuvo relativamente quieto (sus manos, todavía enguantadas, se paseaban de la cintura a la espalda del conde, de forma lenta, casi perezosa) esperando a que su amo abriera los ojos...

 

─¿Us-ted cree que… que cualquiera puede te-tenerme de esta forma? ─Preguntó, en el momento en que los párpados del Conde se separaron, sin intentar siquiera esconder su excitación: su rápida respiración entrecortando su voez, y su mirada roja destellando de lujuria, acompañada de una sonrisa pervertida... hicieron que el pequeño cuerpo del Conde temblara en excitación...

 

Sebastian comenzó a repartir besos húmedos por el cuello del más joven escuchando complacido como leves gemidos abandonaban los labios de su amo, quien se removía bajo él desesperado por no poder tocar al demonio, pues este aún tenía sujetas sus manos.

 

No podía negarse que le gustaba aquella faceta posesiva y dominante de su amo, a veces era bueno dejarse llevar por ese placer que sólo ese niño era capaz de causarle.... Sin embargo, el pequeño Conde que se retorcía bajo él pidiendo más, le era verdaderamente excitante y el mejor y único afrodisíaco que necesitaba.

 

Sebastian soltó las manos del más joven cuando se sintió satisfecho de besar el cuello del niño... y después de haberse asegurado de dejar un par de marcas rojas que lo proclamaban de su propiedad; bajó por el pecho, entreteniéndose con los pequeños y endurecidos pezones del niño: estimulando uno con una de sus manos y el otro con sus labios y lengua. Escuchaba complacido los gemidos de satisfacción del ojiazul, que mantenía las manos en sus hombros, clavando sus uñas en esa blanca piel, sintiéndose embriagado por el placer.

 

El Conde sintió como los colmillos afilados del demonio hacían presión en esa sensible parte de su cuerpo y una leve risita salió de sus labios al recordar lo que le había dicho, minutos antes...

 

─S-sab-ía q-que aahh de-desea-bas aahh esoohh… ─dijo con mucha dificultad mientras subía una de sus manos por la nuca del demonio. Ganándose que los afilados colmillos de su mayordomo se clavaran en su piel mandándole una corriente de placer y dolor por todo el cuerpo, que ocasionó que tirara del cabello de quien le causaba tanto placer... solo con su boca en su pecho...

 

El demonio siguió bajando sus besos hasta el vientre de su acompañante, mientras una de sus manos se deslizaba hasta la espalda baja del chico para hacerle arquearse levemente, mientras la otra bajaba por el muslo derecho y le hacía flexionar la pierna, para luego dirigirse a su trasero y apretarlo con modera fuerza, haciendo que el aristócrata soltará un ronco gemido. Al mismo tiempo su boca se paseaba peligrosamente cerca de la entrepierna del chico (sobresaliendo por el pantalón abierto pero aún dentro de la ropa interior)…

 

─De verdad que está realmente mojado… ─habló usando el tono más pervertido del que era capaz, acariciando con la punta de su nariz esa muy sensible parte de su amo ─y aún no he hecho nada… ─agregó con una sonrisa, viendo de reojo a su amo, que tenía las mejillas rojas y lo veía con los ojos entre abiertos, al igual que sus labios que liberaban leves gemidos complacidos, por sentir la respiración tan cerca de su excitado miembro…

 

─C-callate… y aahh da-date prisa ─le apremió empujando al demonio, con la mano que tenía en su cabeza.

 

─Hoy está muy ansioso, mi señor… ─le respondió con burla. Y antes de que el Conde pudiera protestar, Sebastian había atrapado la erección entre sus labios, por sobre la tela. Pasando sin pudor alguno la lengua por la extensión del chico, dejando la tela más húmeda de lo que ya estaba…

 

─Se-sebastian… ─El chico simplemente no podía controlar los sonidos que salían de su boca. Por alguna extraña razón, que no podía explicarse, su cuerpo se sentía mucho más sensible de lo normal…

 

Impulsado por el placer, que le nublaba por completo los sentidos, se incorporó hasta quedar casi sentado, subiendo su pierna izquierda al hombro del demonio y apoyándose con una mano en el colchón, mientras la otra se deslizaba desde el cuello del pelinegro para acariciar su espalda haciendo que la ropa resbalará por los hombros...

 

─Ti-tienes demasiada ropa… ─tratando de alejarlo un poco. Liberando un fuerte gemido cuando el demonio mordió la punta de su erección con moderada fuerza antes de incorporarse, quedando de rodillas frente a él, haciendo que la pierna del Conde se deslizara por su brazo, dejándola descansar de nuevo sobre la cama.

 

Vio lujurioso la imagen de Sebastian: con la ropa superior abierta desde hacía tiempo, cayendo por detrás de su hombro; el pantalón abierto y ligeramente abajo, dejando notar claramente su erección bajo la delgada tela de la ropa interior. Su cabello ligeramente alborotado, sus labios levemente separados, dando paso a su arrítmica respiración y sus ojos brillando con lujuria.

 

Se llevó una de las manos a la boca que se curveaba en una sonrisa, atrapando su dedo medio con los colmillos y tirando del guante, para retirarlo con un movimiento provocativo. La prenda quedó colgando de sus labios mientras retiraba el otro, para luego mandar los dos a volar. Después con movimientos lentos y sensuales se deshizo de la parte superior de su ropa. Liberando un leve gemido cuando sintió las atrevidas manos de su amo colocarse en su cintura. Una permaneció en el lugar, mientras la otra se deslizaba lentamente hasta su entrepierna, bajando un poco más el pantalón mientras comenzaba a masajear al demonio por sobre la delgada tela. 

 

─Bocchan… ─Volvió a recostar al chico, volviendo a atacar los labios del niño, al tiempo que con un único movimiento se deshacía de los pantalones y ropa interior del más joven. Que rompió el beso para poder gemir libremente. Acto que aprovechó el demonio para volver a bajar mientras dejaba marcas por el cuello del niño, su pecho, su vientre; para finalmente besar la punta del miembro, succionar la punta y sin previo aviso lo metió por completo a su boca, haciendo que el aristócrata soltará un gemido ahogado, arqueando su espalda.

 

Sebastian acarició las piernas del chico hasta llegar a sus muslos para elevarlas y colocarlas sobre sus hombros. Sintiendo como el niño bajo él se dejaba hacer gimiendo de manera lasciva, mientras una de sus manos apretaba con fuerza las sabanas y la otra se encontraba en la cabeza del mayor marcándole el ritmo con el que metía y sacaba el miembro de su boca.

 

─M-más… más ra-rápido… ─pidió ansioso mientras sus caderas comenzaban a moverse de manera demandante, embistiendo con fuerza la boca del demonio; sintiéndose cerca del orgasmo. Por toda respuesta las manos del mayordomo se colocaron en el trasero del más chico, apretándolo con fuerza, haciendo gemir aún más a su acompañante, para luego usar sus manos como apoyo para acelerar el ritmo de la felación y por consiguiente los gemidos del chico.

 

»Y-ya n-no pu-puedo máahh ─la mano en el cabello del mayor tiró con fuerza de este al sentir el orgasmo recorrerle por completo, haciéndole casi gritar de placer… Los espasmos posorgásmicos se extendieron gracias a la boca y lengua del demonio que siguieron estimulándole aún después del orgasmo, bebiendo la esencia del chico. Que se esforzaba por regular su respiración.

 

Sebastian le liberó, al fin, un par de minutos después. Acercándose a los labios del chico para besarle. Este no tardó en corresponderle, rodeándole el cuello con los brazos haciendo que sus pechos desnudos se tocaran, ocasionando que él suspirara entre el beso y que los dedos del demonio presionaran ligeramente sus caderas.

 

En un rápido movimiento, el Conde se encontraba de nuevo sobre el demonio. Dejando sus labios para bajar por su cuello…

 

─Aún no he terminado tu castigo… ─Le dijo con una sonrisa pervertida, deslizándose por el cuerpo del mayor, hasta quedar peligrosamente cerca de su entrepierna.  

 

─¿Qué acaso todavía está molesto? ─Le preguntó levantando una ceja. Repartiendo caricias en los hombros, el rostro y el cabello del muchacho, atrapando entre sus dedos índice y medio el lóbulo de la oreja, tirando levemente del arete, haciéndolo gemir.

 

─No… ─Dijo simplemente con una sonrisa pervertida. Mientras sus dedos se deslizaban dentro del pantalón y la ropa interior, comenzando a bajarla con lentitud extrema, sin perder de vista las expresiones del mayor. Que cerró los ojos y echó la cabeza atrás al sentirse libre de la ropa y atrapado en las pequeñas manos de su amo. Quien terminaba de bajar la ropa, empujándola con el pie, al tiempo que se concentraba en el movimiento arriba abajo que hacía con una de sus manos, mientras la otra presionaba ligeramente los testículos, intercalando caricias con los muslos y subiendo a la base del miembro para sostenerle a la vez que metía la punta en su boca, jugando con su lengua con el meato, escuchando orgullo los gemidos ahogados del demonio. Que enterraba los dedos (de una de sus manos) en el cabello azulado, con relativa suavidad; mientras su otra mano estrujaba con fuerza las sabanas.

 

Los labios del joven aristócrata se posaron en la base del miembro, succionando con un ruido morboso que hizo gemir con un poco más de fuerza al pelinegro. Lamió la extensión con lentitud mal intencionada antes de meterlo por competo en su boca. Iniciando un lento mete-saca que sabía que más que solo placer era una tortura para el demonio…

 

─Ya-ya fu-fueron muchos jue-gos… ─Ciel sintió como el demonio lo tomaba de los hombros para alejarlo y antes de recostarle de nuevo en la cama, se deshacía de la única prenda que conservaba el conde: la camisa.

 

Se inclinó para darle un beso rápido en los labios. Antes de acercar la mano en que luce el sello a los labios del niño y delinearlos con lentitud, en una muda petición que sabía que el chico entendería.

 

Ciel posó sus manos en la muñeca de la de su mayordomo. Entreabriendo, apenas, los labios para darle paso a dos dedos. Que mordió con fuerza en el momento en que estuvieron dentro al sentir como los colmillos del mayor mordisqueaban uno de sus pezones y la otra envolvía su otra vez despierta erección.

 

Cuando consideró que sus dedos estaban los suficientemente humectados los retiro de la boca del niño. Que sabiendo lo que seguía se acomodó para el demonio. Flexionando sus piernas para levantar un poco sus caderas, estrujando las sabanas, sabiendo que lo que seguía le causaría molestia debido al tiempo que había pasado desde la última vez. Sonrió con lasciva al ver a su amo acomodarse para él.

 

Introdujo un dedo, viendo como el más joven hacia una mueca de molestia. Sin embargo, no le dio tiempo de acostumbrarse, sabía que el tiempo que había pasado seguramente había sido suficiente para que el pequeño cuerpo se desacostumbrará, después de todo, el conde seguía siendo un niño. Pero él seguía siendo un demonio y su autocontrol estaba llegando a su límite. Introdujo dos dedos más, comenzando a moverlos al instante. Necesitaba terminar cuanto antes, estaba deseoso pero tampoco tenía planeado lastimarlo. Veía con una sonrisa pervertida como el pequeño se removía bajo él pidiendo por más, mientras sus caderas se movían al ritmo de la mano que le dilataba causándole un leve, pero muy placentero dolor…

 

Sacó sus dedos de la entrada del niño escuchando complacido la queja que siguió a su acción…

 

─E-esto dolerá un poco… ─Advirtió posicionándose entre las piernas del más joven. Tomándolo de las caderas para levantarle un poco y poder facilitar la acción.

 

─N-no me ha-hables como si fuera l-la pri-primeraahh vez… ─Habló con dificultad sintiendo la hombría de Sebastian haciendo presión contra su entrada, haciéndolo estremecerse y liberar un gemido de placer. Al tiempo que apretaba las sabanas con una mano y la otra clavaba sus dedos en uno de los brazos del mayor. Que le dedicó una rápida sonrisa antes de acercarse a besarlo. Conteniendo la exclamación de placer y dolor del chico, al ser penetrado de una única, certera y profunda estocada que dio directamente en su próstata, haciéndolo arquearse por el placer. Para después quedarse quieto esperando a que su amo se acostumbrara. Al tiempo que una de sus manos acariciaba su pecho, alternando caricias entre sus pezones y la otra comenzaba a masturbarle.

 

»Mu-muévete… ─Pide, después de unos minutos, abrazando al mayor por el cuello. Enterrando los dedos de una de sus manos en el cabello del mayor, acercándolo para besarlo. Pero Sebastian se detuvo a milímetros de sus labios. Deteniendo las caricias en el pecho del niño, para recargarse con ese brazo en la cama y la otra mano dejó de masturbarle para dirigirse a su trasero. Haciendo que el niño abriera los ojos para verle furioso…

 

─Ruégueme… ─Exige con mirada lasciva. Haciendo que el cuerpo bajo él se estremeciera al sentir la respiración del demonio golpear contra sus labios…

 

─I-idiota… mue-mueve… te necesito… ¡ya! ─Sus caderas comenzaron a moverse, tratando de darse él solo placer al sentir que el demonio seguía estático, aunque lo escucho gemir fuertemente al sentir el movimiento. Sabía que el demonio también estaba ansioso pero no perdería la oportunidad de torturarle como venganza por haberle amarrado. Un fuerte gemido salió de sus labios cuando sintió al mayor salir de su cuerpo─. Por… por favor, Sebastian…

 

Por toda respuesta volvió a ser penetrado con fuerza. Haciéndolo arquearse de placer soltando un fuerte “Sebastian” entre gemidos complacidos. Que luego fueron callados por unos labios reclamando los suyos con exigencia. Perdido en el placer que el rápido ritmo de las caderas del mayor le estaba dando, mordió con fuerza el labio inferior del demonio, haciéndolo sangrar. El demonio gimió con fuerza ante esa acción, la cual respondió apretando con fuerza uno de los glúteos del niño, al tiempo que le empujaba hacia el frente para profundizar la penetración. Haciendo que el chico le apartará para poder gemir con libertad.

 

Se esforzaba por mantener los ojos abiertos. A pesar de que su mirada estaba totalmente nublada por el placer. Quería observar con atención la expresión del demonio. Sus ojos se habían cerrado, la blanca piel cubierta por una fina capa de sudor, sus labios entreabiertos dejan escapar leves suspiros… y un hilito de sangre bajaba desde la herida que él acaba de hacerle en el labio, deslizándose por su barbilla… Con la mano en el cuello del mayor lo atrajo de nuevo para recoger con su lengua la sangre, sintiendo el sabor metálico de esta, mezclarse con el salado de su sudor…

 

─Sus… sus piernas, su-súbalas… ─Habló con dificultad, al tiempo que bajaba el ritmo de las embestidas, subiendo su mano para colocarla en la espalda baja del niño. Que obedeció al instante: colocando sus piernas alrededor de las caderas del mayor. Quien se apoyó sobre sus rodillas y la mano que mantenía en la cama, y utilizando la mano en la espalda del chico lo levantó de la cama.

 

Ciel se sujetó con más fuerza del cuello de Sebastian, mientras su otra mano pasaba sus dedos por la columna haciéndole aumentar el volumen de los gemidos. Y volver a acelerar las embestidas a su cuerpo. Que se mantenía suspendido haciendo que las embestidas fueran más profundas…

 

El nombre de Sebastian no dejaba de salir de los labios del menor. Mientras su mano trataba de tocar todo la piel del demonio que estuviera a su alcance. En un impulso, Ciel empujó a Sebastian haciendo que ambos cayeran bruscamente de lado. Y un segundo después él estaba sobre el demonio, todavía atrapando su hombría, totalmente dura, dentro de su cuerpo…

 

Comenzó con un movimiento lento. Acostumbrándose a esa penetración más profunda. Sintiendo el cuerpo de su acompañante estremecerse, llenándolo no solo de placer, sino de orgullo. Una de las manos de Sebastian se mantenía en su cadera ayudándole a moverse sobre él; mientras la otra comenzaba a masturbarle con gran maestría…

 

─M-más rápido… ─Exigió, comenzando a mover las caderas para marcarle el ritmo al más joven. Que no lo pensó dos veces antes de obedecer… La mano que antes estaba en su casadera le jaló del brazo para asaltar sus labios en un exigente beso.

 

─Mío… eres ¡mío! ─Reclamó enderezándose y dejándose caer sobre la erección del mayor con fuerza, curveando su espalda hacía atrás. Haciendo que los dos liberaran un fuerte gemido de placer y dolor… Lo que hizo que el Conde llegará a ese punto de no retorno, estando peligrosamente cerca del orgasmo…

 

Sin embargo, Sebastian había vuelto a voltear las posiciones. Saliendo de él y recostándolo boca abajo en la cama… Ciel soltó un largo gemido de queja al sentir interrumpido su acercamiento al orgasmo.

 

─I-idiota… ─Dijo con la respiración acelerada, tratando de enderezarse, pero fue detenido por el cuerpo del mayor sobre él…

 

─¿Quiere que le muestre lo que pasó con Best? ─Le pregunta con mirada pervertida y voz lasciva. Tomándolo de las manos y colocándolas sobre su cabeza, aprisionándolas contra la cama. La otra se paseaba por el contorno de la cadera del muchacho. Lo sentía muy cerca pero sus cuerpos no llegan siquiera a rozarse. Lo sentía respirar cerca de su nunca… su respiración se había vuelto extrañamente acompasada. Volvió a entrar en el cuerpo del chico. Arrancándole un gemido que más que de placer fue de queja.  Sentía extrañamente ausente al demonio que le envestía de forma lenta... sin que sus cuerpos se tocarán más de lo estrictamente necesario…

 

Solo déjate llevar… y dejaras de sentirte solo y olvidado… ─El cuerpo de Ciel se tensó al instante… ese tonó de voz lo conocía muy bien. Aunque solo había escuchado una vez…

 

El susurro del mal… ─Pensó casi desesperado. Aunque quería apartarlo, su cuerpo no le respondía. Ese no era Sebastian… no era Su Sebastian… quien lo estaba poseyendo en ese momento era el demonio, ese que no tenía nada de humanidad en ese falso cuerpo…

 

─De-de ac-acuerdo, ya entendí... pa-para…por fa-favor ─Dijo sintiendo que las lágrimas comenzaban a bajar por sus mejillas... Era un ritmo tan lento y aun así le lastimaba más que todas aquellas rudas y largas sesiones de sexo que habían tenido antes…

 

Por toda respuesta, Sebastian soltó las manos del menor y utilizó esa mano para empujar el pequeño cuerpo (desde el pecho) para que su espalda chocara con su pecho desnudo, al tiempo que reanudaba las rápidas embestidas y los besos en el cuello, hombros y la espalda....

 

─Ciel… ─le llamó volviendo a su voz normal… normal en esas situaciones. Comenzando a masturbar nuevamente al niño, intentando introducirlo de nuevo a ese mundo de placer en el que antes estaban envueltos… lográndolo en el instante en el que el chico escuchó su nombre proviniendo de esos labios que tanto placer eran capaz de darle y que lo habían llamado con deseo, distorsionándolo un poco a causa de la pesada respiración.

 

Volvió a girarle para recostarlo en la cama y volver a entrar en él, haciendo que el pequeño cuerpo se arqueara extasiado. Mientras el gemía contra sus labios, antes de darle un beso rápido en los labios… Ciel le vio molesto cuando se apartó y antes de que pudiera protestar, Sebastian habló…

 

─Gracias por detenerme, mi pequeño señor… ─Ciel abrió por completo los ojos a causa de la sorpresa, esperaba todo menos eso. Cuando se hubo recuperado una sonrisa adornó sus labios, que no paraban de liberar suspiros de placer. Atrayendo al mayor para besarle. Pero este desvió sus labios hacia las mejillas para borrar con su lengua los rastros de las lágrimas. Haciendo que el sonrojo en las mejillas del conde se intensificará todavía más…

 

 

Con una mano acariciando las piernas, los muslos, la espalda y el pecho del chico; la otra masturbándolo con el mismo ritmo exigente de sus caderas; las piernas del niño fuertemente ceñidas a sus caderas. Una de sus manos en la nuca de su acompañante y la otra recorriendo su espalda, su pecho, su cintura… posándose por momentos sobre la que él tenía sobre su erección…

 

Así ambos se sentían llegar a ese punto sin retorno… Ciel sentía como cada embestida daba en su punto de máximo placer haciéndolo gemir con fuerza y repetir el nombre de su compañero; tomándose con fuerza del cuello y hombro del mayor, sintiendo como las embestidas aumentaban la fuerza… Sebastian, aceleró el ritmo al sentir como el cuerpo de su amo comenzaba a serle más difícil la tarea; asegurándose de mantener el ritmo de la masturbación, acariciando con el pulgar la punta, por donde comenzaba a salir la esencia del chico, esparciéndola por toda la extensión…

 

─No-no puedo máaahhhh ─No podía hablar, no podía respirar… su mente estaba enteramente nublada por el placer…

 

─Córrete para mi… ─Dijo con su voz distorsionada por la lujuria. Apretando el miembro de su amo…

 

─¡¡Sebastian!! ─Con un fuerte grito que lastimó sus cuerdas vocales. Sintió como el orgasmo le hacía llegar al cielo…. O quizá, perderse en el infierno.

 

─Ciel… ─Se vino dentro del cuerpo del niño. Cuando sintió como el cuerpo de este le apretó de una deliciosa forma. El agarre en el cuerpo del menor se hizo más fuerte cuando la descarga de placer se extendió desde su columna hasta la punta de sus dedos. Cerró sus ojos acompañando a su amo con un gemido placentero cuando toda su esencia terminó de llenar al más joven. Que se dejó caer en la cama agotado, sintiendo los espasmos pos orgásmicos hacerlo temblar… cerró sus ojos satisfecho; acariciando con calma los cabellos del demonio.

 

Un suave gemido salió de ambas bocas cuando Sebastian separó sus cuerpos. Un gemido de sorpresa escapó de los labios del aristócrata cuando sintió la lengua de Sebastian pasar por su miembro, y alrededor de él recogiendo la semilla…

 

─No… ─Dijo con su agitada respiración, tomando el rostro del mayor para acercarlo a su rostro… pero sobre todo, para alejarlo… ─Ha-harás q-que me ponga duro de nuevo… ─Hablaba lento, intentando que su corazón y su respiración volvieran a su ritmo normal… cosa en la que falló rotundamente al ver como Sebastian se relamía los labios, lo que hizo que su corazón se acelerará aún más y un gemido escapó de sus labios…

 

─Delicioso… ─Su respiración acariciaba los labios de su señor, que le dedicaban una sonrisa; adornando su rostro sonrojado y enmarcado por su alborotado cabello…

 

─Demo-demonio pervertido…. ─Le sonrío con complicidad antes de acortar la poca distancia que les separaba para besarle muy lentamente disfrutando del sabor de los labios del mayor, pasando su lengua por la herida que él mismo le había hecho momentos atrás. Para luego meter su lengua en la boca del mayor, acariciando la suya, sonriendo complacido al darse cuenta que se dejaba guiar y dominar por él… ─Aahh… ─Suspiró cuando sintió el cuerpo del mayor descansar sobre el suyo…

 

Ese era uno de sus más grandes placeres… saber que Sebastian disfrutaba y se cansaba (casi) tanto como él… Le gustaba rodearle con los brazos cuando apoyaba su cabeza en su pecho, para acompasar su respiración… aunque eso solo durara un par de minutos, antes de que él se enderezara para girarse un poco y atraerlo a él para que pudiera dormir…

 

─Oyasumi nasai, bocchan… ─Jaló el edredón para cubrir los cuerpos desnudos de ambos… sintiendo como el cuerpo del pequeño Conde se relajaba al dejarse llevar a los brazos de Morfeo. Inconscientemente sonrió al verle dormido, utilizando su brazo como almohada (lo atrajo un poco al abrazarle con el ese brazo), mientras una de las manos de su señor descansaba en su pecho….

 

Simplemente cerró los ojos y se dispuso a dormir… así si era agradable hacerlo: el placer sentido, el cansancio y la compañía.

 

Si, así si vale la pena dormir… ─Pensó antes de quedarse profundamente dormido…

 

Notas finales:

─Saliendo de su escondite─ Espero que les haya gustado >u<

 

 

Sugerencias y tomatazos son bienvenidos >u<

Nos leemos en el próximo >u<




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