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El cambio de mi vida. por Brit

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Notas del capitulo:

Heeeeeeeeey, ¿me extrañaron?

Bueno este es el capítulo píloto de mi nuevo fanfic, quizá a algun@ no le guste la idea que planteo pero enserio, no puede haber sido de otra forma

El fic esta adelantado así que seré puntual. Eso si no pondré dia ni hora porque se me sublevan ¬¬ (no se precupen enserio no desapareceré)

Un cordial y agradecido saludo a Giulliana por ayudarme con el trabajo de Rene, y a Pany, por ser mi fan namber wuan y una amiga que me motiva a actualizar seguido jajaja

Sin mas preámbulos espero que les guste y que les agraden mis watshis. 

-¡No pares!- suspira sintiendo las fuertes embestida de su frenético compañero de una noche.

-¡Oh, Rene!- gemidos graves con aliento a alcohol provienen de su nueva conquista. Claro a ella no le molesta, se conocieron en un bar y eso es lo que se espera. Además, el chico tiene buen cuerpo, eso no se puede dejar pasar ¿verdad?

Le besa el cuello y entrelaza sus piernas sobre el trasero del fornido hombre de 28 años que conoció al ir al servicio. Luego de un rato, después del ‘’momento genial’’ como dice Rene, más bien el orgasmo. Se sube sobre él besándolo y dándole una nalgada para luego vestirse. Él sonríe, claro se consiguió un buen polvo con una joven preciosa.

Rene es muchas cosas, pero vergonzosa claramente no, mucho menos a su edad. No tengo paciencia para andar por la vida de ‘’don juan’’, ni engatusadora como los desesperados. Le deja en claro a cada pareja tanto masculina como femenina que la cosa dura una noche y ya está. Sin mentiras ni cuentos de por medio.  Me ahorro escándalos, Piensa, mientras decide abandonar la habitación del hotel alejado del centro en que se revolcó toda esa madrugada. Recoge un mechón rubio oscuro algo sudado y bosteza.

 Demonios, ahora que lo pienso este lugar no es lindo, mientras lo observa desganada, me asusta un poco, por suerte ya amaneció y deje el auto unas cuadras más allá cuando seguía el del muchacho, como era, ¿pedro?, ¿pablo?. ¿Antonio? Joder. No ese fue el de la semana pasada. Aghr! Maldito alcohol. ¡Ya! Relax, para que pensar si no es necesario.

Eso sonó atroz.

Camina lentamente buscando su auto verde limón, si señores, ¡si vamos a aparecer no pasemos como si no existiéramos! Además de que con sólo verlo dan ganas de salir de fiesta. Oh sí.

-¿disculpe señora tiene hora?- escucho una suave voz. Dirige sus ojos a una niña menuda de cabello oscuro con una piel bronceada y ropa sospechosa que la mira con atención. Se asusta, no debe sobrepasar los 13, se ve algo sería para su edad, esto me recuerda a la película de hombres de negro con la mocosa del azúcar, es que ¿Qué niña se levanta a las 7 am? ¡Y joder!, aún estoy húmeda.

-¿hay alguien ahí?- se para de puntitas y me mira fijamente con curiosidad.

-ah! Eehm son las 7.10-¿Cuánto rato me quede con cara de imbécil?, le regalo una mirada de pura desconfianza, nada de esto calza, enserio. Sobre todo la mocosa con el escenario.

-¿ocurre algo?- la jovencita le da una media sonrisa elevando sus cejas.

Trago saliva, parece una pequeña señorita educada con una personalidad oscura, ¿ropa café y verde oliva? ¿Qué coño sigue, una cortapluma?! ¿y si me roba?. ‘’Demonios que te hace mal el sexo eh Rene!’’, se reta a sí misma, ‘’le sacas una cabeza de altura a la pulga esa’’.

-No- digo en seco.

-Gracias señora- dice caminando sin mirarme.

 -¡tsk!- ¡demonios se me salió!, es que joder, ¡mírenme!, como me puede decir señora.  La niña la ignora, caminando cabizbaja. ¿Me pregunto en que andará? Agita la cabeza de un lado a otro, ¡No! ¡No te metas!, no es asunto tuyo, la vida no es justa para todos y francamente no me interesa. Encuentra su auto, asquerosamente estacionado y se va a su departamento en el centro. Por suerte es domingo maldita sea, ¡me duele la espalda!

 

…. Unas cuadras de distancia

-entonces, ¿la putita tenia buena mercancía?- habla un hombre de barba incipiente y descuidada, de aspecto sospechoso.

-nah, un reloj barato.- Suspira- se nota que vuelve de juerga.

-ya.

 

…….

Manejo el auto con pereza, creo que debo agradecer que es domingo, habrán niños sospechosos en la calle pero menos autos, es una suerte ¡ya que así como ando dejo mal paradas a todas las mujeres conductoras por un coño!

-hogar dulce hogar- suspira Rene echándole un vistazo a su departamento, no es el único edificio aquí, ni el piso más alto, pero en el piso 18 puedo andar desnuda por la vida. Piensa dejando su ropa en la lavadora sin miramientos corriendo a la ducha. Claro, a pesar de tener enormes ventanas y las cortinas abiertas… En fin, nada que perder.

Sale de la ducha y suena el celular. Eso de ser popular no se va, era Valentina, del trabajo. Pidiendo que la ayude más tarde con un estudio de cultivos. Joder, me explico, soy Microbióloga, y sí. Siembro bichitos en placas, para después enviarlas o verlas en microscopios. Normalmente nos ocupamos de bacteria, virus y hongos. Trabajo cerca de Jaqueline, una amiga de años. En el área de bacteriología, como el lugar es grande a veces no podemos charlar, las otras áreas están al otro lado. Además vamos a laboratorios universitarios a dejar cultivos, traer de vuelta y cosas así. También cuando hay brotes de enfermedades vamos a hospitales, consultorios, que no tengan laboratorio propio. Al final todos los cerebritos nos retroalimentamos de información. Aunque no dudo que los desgraciados se callen uno que otro detalle. Como en la Uni estudiamos de todo, puedo cubrir a Jaqueline en el trabajo ninjamente; como por ejemplo cuando fue a dejar a su pequeña demonia al jardín, y ella me cubre cuando el alcohol me descompone un poco el hígado. Haciendo el trabajo bien, no tenemos mayores problemas. Sin contar que le simpatizo al encargado de personal. Oh sí. En fin, me desvíe del tema, le respondo a valentina que estoy agotada, aunque claro, me perderé un buen polvo, ¡esa pelirroja sabe cómo moverse! por eso repito el plato; pero bueno tampoco es para tanto, mientras mantenga la boca cerrada, podemos seguir viéndonos. No me gusta tener dramas en mi trabajo, ese lugar es aparte de mis juegos, flirteos y fantasías eróticas. Estrictamente prohibido y amenazada por Jaqueline la última vez que me vio mirarle el trasero bajo el delantal a una colega.  Con Jaque estudiamos juntas, al final estoy tan acostumbrada a ella que nos hicimos muy buenas amigas, y que demonios, es muy útil a la hora de necesitar un favor. Además es muy divertido abrazarla del hombro cuando la viene a buscar del hospital su esposa. Ah. Suspiro, hay cosas que nunca cambian. A veces me viene a ver; es una de las razones que tengo otro dormitorio o comemos juntas cuando no queremos chatarra. Es la gracia de vivir cerca del trabajo, a veces viene Annie cuando esta sin su novia. ¡Dios! Aún recuerdo cuando no me habló un mes porque no le dije que fue mi ex. Como si una relación de mocosas que duró unos meses contara. ¡Bah sentimentales!. Ella también es una razón de que tenga un Xbox en mi living. ¡Puta Ann, llevo los 24 años de mi vida tratando de ganarle jugando! Ya que no le gané en altura… joder es que todas crecieron menos Jaque, Alice y Yo! Demonios, igual somos lindas.

Me recuesto un momento después de secarme el pelo, ese momento dura hasta las 3 de la tarde cuando me levanto famélica. Voy a la nevera por algo fresco y me encuentro con muchas latas y botellas de cerveza. ¡Demonios! ¡Es que parezco una alcohólica irresponsable!, ignorare esas verduras de al fondo. Quiero algo grasoso y chatarriento. Vuelvo a arreglarme maldiciendo al mundo para ir al súper por comida. Y no, no pienso salir sin ir digna. Nunca se sabe lo que se puede encontrar. Bueno hoy no…

Suena mi celular.

-No.- respondo antes de saludar

-Por favor, Rene!- se queja Jaqueline- ¿dónde está la amistad?

-Disculpe señorita número equivocado.- corto. Vuelve a sonar el teléfono cuando pongo una bolsa de patatas fritas en el carrito.

-siii- canturreo

-¡puta! Necesito que hagas un trabajo por mí!

-demonios, ¿qué harás?

- es una sorpresa- canturrea.

-¿con juegos de azar y mujerzuelas?

-¡no idiota! iré con Eli a la clínica- Susurra.

¡Genial! malditas conejas.

-¡que no te es suficiente con follar en urgencias!- reclamo

-¡cierra el pico, no sé dónde estás pero no lo digas fuerte!... Además… eso era una urgencia.- dice bajito, suelto una risotada.

-Bien, soy tu hembra, ¿que deseas?

-Necesito que vayas al hospital Santa Marta en el extremo norte de la ciudad a recoger unas muestras, ya sabes lo de siempre, brotes, diarreas por aquí, por allá etc. Esta todo en los papeles de mi mesón- hago una mueca de desagrado, ¡de allá vengo demonios! Ese lugar tiene un aire horrible. Mi intuición Renística me dice que ni se me ocurra ir.

-¿no puede hacerlo nadie más?

-No. ¡Dime que sí!

-Sí, Te odio.

-¡Yo no! ¡Gracias! Adiós, y come sano!- ¡woow, que come que adivina! Pienso con una masa para pizza en las manos. Me corta el celular y veo en mi lujoso reloj de oro, cortesía de mamá de Rene que ya son las 4pm; pago y subo las cosas a mi auto. Luego me siento en mi hermoso living a ver dibujos animados  y una que otra basura de serie genial.

 

…………….

 

 

 

Llevo 7 años sola, la mitad de mi vida. La primera mitad tuve suerte, la misma que me abandono cuando papá murió. Él era el mejor hombre del mundo, lo amaba.  Recuerdo que no le llegaba ni a la cintura cuando me tomaba y me alzaba en sus brazos y acariciaba mi cabello castaño oscuro igual al de él. Siempre me dijo que tenía la mirada de mi madre, ella murió al darme a luz. Pero él nunca me odió por eso a pesar de que yo si lo hice; tuvo que amarla demasiado y en honor a eso no me permito decaer. Con mi padre no teníamos la gran vida, pero yo podía ir a la escuela sin preocupaciones y él siempre estaba para mí. A veces cuando salía del colegio, veía a las madres de mis amigas abrazarlas eh irlas a buscar, yo tenía que hacer el recorrido sola puesto que mi padre salía algo tarde del trabajo, además en un pueblo todos se conocen. Supongo que la soledad incrementó mi autosuficiencia y mi personalidad. Estaba bien con eso, nunca pedí mucho en realidad. Hasta que él nunca más llego.

   Me entere de la muerte de mi padre a los 7 años, quede devastada mientras pasaba literalmente de mano en mano, terminando en un orfanato al norte de una ciudad que no conocía. Estaba rodeada de otros niños y niñas tan desafortunados como yo. A merced de los mayores y de las personas encargadas, que si bien hay algunas agradables y otras monótonas que son pasables otras abusan de su poder y de nuestro abandono. ¿Quién va a reclamar si te llega una vara y se marca en tu brazo?, al final lo mejor es ponerte un sweater y hacer como que nada pasó.

Al principio me pregunté, que paso con mis tíos. Paternos, maternos. ¿Algún abuelo o abuela?

Pero nada, ninguno apareció, ahora que recuerdo. Nunca recibimos grandes visitas, más que una que otra vecina que buscaba atención de papá. Creo que él estaba tan atado al recuerdo de mi madre que en el fondo fue apagándose con los años. Lo sé por la nostalgia con la que miraba mis ojos.

Luego de unos meses, tuve que acostumbrarme a este lugar, nunca llore ni nada, pero como me aguante las noches en que haciéndonos los dormidos escuchábamos a un compañero, sobre todo los nuevos. Algunos se aíslan hasta que como yo, se dan por vencidos y simplemente, viven el día a día.

Muchas cosas ‘’de la vida’’ la aprendíamos acá, los mayores se encargaban de divertirse y desahogarse de los abusos sufridos por otros con el más débil, y por qué no decir, de su propia angustia. Las señoritas acostumbramos a vestirnos con ropa oscura y poco llamativa. Aunque claro, no sirve mucho para el que anda con la maldad en la cabeza. En mi caso prefiero recibir un buen  golpe que faltas de respeto y claro que los eh recibido. Aunque, si solo son idioteces es mejor agachar la cabeza y seguir tu camino. Nos hacían clases ahí mismo y no teníamos que usar uniforme. Cuando recibíamos visitas del gobierno o que se yo, eso decían las ‘’tías’’ teníamos que fingir que todo estaba bien, aún recuerdo a un niño que se le vio una herida cicatrizando, producto de una golpiza de uno mayor que quería parte de su comida, que llamó la atención. Él dijo que se cayó jugando, pero después de que estos se fueran, curiosamente la herida se agrandó y tuvo que vendarse.

    Como bien se notó, teníamos muchas falencias, así que algunos robaban y terminaban en correccionales quedando peor que cómo estaban. Otras usaban su ‘’encanto femenino’’, bueno la que puede puede. Yo soy plana como una tabla y claro que se han encargado de decírmelo. Recién cumplí 14, pero con todas las robadas de comida que recibí, mi ropa oscura y holgada  y el esfuerzo psicológico de mi cuerpo por mantener el ánimo, las ganas de crecer e irme al carajo. No se ve mucha pubertad, ni siquiera llego al metro cincuenta. Y creo que estoy bajo peso. Bueno en realidad no nos pesan pero el cinturón viejo que tengo tiene hoyos hechos por mí. Sólo me queda esperar a crecer al menos de edad.  Ya estoy vieja y acá es todo un acontecimiento que se lleven a alguien, que de por sí es un bebé.

Actualmente me gano la vida, como dicen por ahí de soplona así que no me cuesta crear conversación, espiar celulares, relojes, collares, anillos, pulseras, etc. Podrán decir muchas cosas del tipo que se encarga de hacer el trabajo sucio con otros, pero por lo menos no me mira con cara de pervertido. Aunque no tiene la misma consideración por las personas que apruebo como ‘’robables’’, recuerdo que la primera vez que vi como golpeaban a un chico este me miro con impotencia, tuve pesadillas por como por dos semanas con él, fue la primera vez que se deslizo una lágrima por mi rostro de los 7 años, pero prefiero no recordarlo. Era él o yo, seguramente regreso a su casa y recibió atención. A mí me tocó una mísera parte del botín que con suerte me serviría para algo si es que no me lo roban. Ahora es simplemente un trámite, no me importa ver ya las golpizas y reconozco que soy una mierda. Pero si la vida se encargó de hacerme miserable es justo que yo haga algo. Y como nadie me da  algo, tengo que buscarlo yo. Si… papá estaría orgulloso. Pienso un domingo mientras camino temprano. Soy horriblemente madrugadora, por suerte el jefe también. Ese ni se afeita, lo bueno es que como los otros niños duermen, más para mí. Camino cerca de un motel y casi choco con una mujer adulta.

 

-¿disculpe señora tiene hora?- le digo sin verle la cara, es mejor no verlos; así no me siento peor. Pero es imposible con la mirada de desconfianza que me regala. La miro perpleja, ¡es hermosa!, se ve la buena vida claro está. El insomnio es muy reconocible para mí con tanto niño traumado orinándose en las sábanas. Pero vaya, de seguro tuvo una buena infancia. Ella mira y creo que la perdí mentalmente, necesito ver si tiene algo de valor.

-¿hay alguien ahí?- me elevo un poco y la miro con curiosidad, ¡pero que zopenca! No le quita lo linda pero es graciosa esa cara de pelea mental. Confiar en la mocosa o no… ya sé que me visto raro.

-ah! Eehm son las 7.10 – ¿le habrá pasado algo? Tiene cara de tragedia, estos lugares no son buenos para alguien como ella. Claro me doy cuenta que es un ‘’alguien como ella’’ por el reloj que anda trayendo, ¡que rayos hace aquí, es oro del bueno!  Sin decoloraciones y ese brillo tan característico del que el jefe siempre habla cuando consigue un buen botín.

-¿ocurre algo?- Le pregunto con una media sonrisa ¿estará loca?

-No.- dice en seco. Vaya, supongo que no estoy a su altura o algo así. Bajo la mirada y sigo mi camino.

-Gracias señora.- digo y me voy ignorando su quejido de molestia. Bueno debe ser señorita, aparenta unos 22.

Me alejo y doblo en un callejón en donde el jefe mira disimuladamente su silueta, con una cortapluma en la mano, él sabe usar esas cosas. Yo nunca eh sido buena con los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, soy algo enclenque.

-entonces, ¿la putita tenía buena mercancía?- Me pregunta.

Por primera vez, después de 5 años, siento algo de duda, tomo consideración, que de verdad, no sé de dónde la saqué y como es mi cumpleaños, supongo que no es malo cambiar la rutina.

-nah, un reloj barato.- Suspiro- se nota que vuelve de juerga.

-ya.- el asiente, lo bueno de llevar años en esto es que eh adquirido cierta confianza de su parte.

El día es bastante normal para mí, unos cuantos golpeados, mi miserable paga que me alcanza para comer algo antes de llegar al orfanato y simular que estoy hambrienta. La verdad cuando puedo comer algo afuera convido a los más pequeños. No me gusta hacerme la buena persona porque no lo soy, lo que hago es detestable. Pero cuando miran la comida con ansias creo que de todos modos vale la pena. 

Notas finales:

Chan.

Un beso!


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