Fue al inicio de esa semana de entrenamiento en el que se dio cuenta. Al verlo llegar con ese rostro de pocos amigos que con tanto esfuerzo intentaba disimular sus deseos por aprender más de ellos, brillando como la luna, justo así como su nombre. El capitán gato llegó rápido a una conclusión: Kuroo había experimentado el amor a primera vista con Tsukishima.
Algo así estaba la situación: Kuroo gusta de Tsukki, sin embargo este ya sale con Yamaguchi ¿Qué debería hacer? Oh y aparte, ya que lo recuerda, Kuroo ya está saliendo con Kenma, ¿Cuál es la solución correcta? Claro, sin dudarlo ni un momento decide ir a consultar a la única persona que seguro lo entendería a la perfección y se dirige a Fukurodani en busca de su bro de toda la vida –no en realidad- para pedirle consejo.
-Es definitivo – dijo Kuroo mientras golpeaba la mesa en la habitación de su amigo Bokuto con una expresión que reflejaba toda la seriedad de la situación en la que se había inmiscuido – me enamoré de él totalmente.
-Declárate – comentó, con aires de grandes y tras una meditación profunda al respecto, su anfitrión.
-Pero… ¿qué pasará con Kenma?
-Si a pesar de su relación terminaste enamorándote de alguien más, significa que lo suyo no tenía un futuro desde el principio, lo más sabio sería que terminaran – repitió Bokuto lo que había leído en internet aquella mañana.
-Tienes toda la razón. Así será.
Y al día siguiente aún contra todo lo que Kuroo quería, pues en verdad esperaba evitar cualquier problema con esa persona tan importante que lo había acompañado toda la vida, decidió hacer aquello que Bokuto le había aconsejado sabiamente.
Ese día, antes de comenzar con la ronda de partidos contra las otras escuelas, Kuroo llevó a Kenma a una orilla de la cancha mientras el resto calentaba. Sus rodillas le temblaban.
-Esto es algo duro de decir y no es el mejor momento –comenzó Kuroo y sin dar demasiado rodeos continuó – Quiero que terminemos. Ya no seremos novios, Kenma.
Y este suspiro.
-Kuroo, no sé qué estás pensando ahora, pero nosotros nunca hemos sido novios.
Kuroo lo miró extrañado.
-¿No?
-No
-Ah… vaya, yo creí que ya hasta estábamos casados. – toda la confusión se acumulaba en el rostro de Kuroo.
-Necesitas revisar bajo qué circunstancias se le comienza a llamar a una pareja casados, en serio.
-Supongo. – desvió la mirada un poco para hacer la nota mental de que al llegar a casa investigaría sobre eso - Pero oye, eso significa que ahora es más fácil, esto es un problema menos,
-Aja. – Y Kenma, como buen amigo que era, olvidó rápidamente ese suceso.
Ese día continuaron con sus entrenamientos de siempre. Nekoma continuaba ganando gracias al buen humor de su capitán. Karasuno siguió perdiendo. Esa noche fue cuando su objetivo sexual, es decir, Tsukishima iba pasando por allí en el momento preciso y con sus habilidades hizo que se les uniera en el entrenamiento. Su relación no hizo más que aumentar.
Llegó la última noche de aquella semana y por ende el último entrenamiento que tendrían con Tsukishima. Kuroo se armó de valor. Y después de que todos se hubiesen ido habló seriamente con aquel de quien se había enamorado-
-Megane-kun, termina con tu novio Yamaguchi.
El rostro del aludido formó una mueca de fastidio, que combinada con el agotamiento del entrenamiento que acababa de terminar era bastante ahuyentadora.
-Él no es mi novio, ¿De qué hablas?
-¿Eh?- Kuroo se asombró hasta el límite del asombro - Pero siempre están juntos ¿Acaso no los hace novios? Él te llama Tsukki todo amigable y eso, te ve con esos ojos y tiene pecas, es obvio que es tu novio. – era la lógica más razonable para él.
-No lo es. Sé diferenciar entre eso y un amigo.
-Cierto… - y eso que había investigado sobre la diferencia entre noviazgo y amistad vino un poco a su memoria, porque claro, ya lo había olvidado -¡Hey, ahora todo es más fácil! Nosotros entrenamos durante todo este tiempo, aprendiste mucho de mí y me recuerdas durante los partidos, es obvio que me correspondes. Sé mi novio.
-De ninguna manera. Tus razones son estúpidas y ambos somos hombres.
Tsukishima se dio la vuelta y se alejó pues habían terminado.
Kuroo lloró por horas y al día siguiente Karasuno se fue de Tokio con un Tsukishima algo perturbado.
Oh, por cierto después de que Bokuto escuchara como concluyó esa anécdota se alegró de que su relación con Akaashi fuera estable. Aunque claro, Akaashi ni siquiera se imaginaba, ni en sus peores pesadillas, que estaban saliendo o ya habrían terminado.