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Nuestro por Kikyo_Takarai

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Draco accedió a todo lo que Harry le pidió, no iba a oponerse a su trabajo, cuidaría a Lily hasta el mediodía cuando Harry iría por ella y pasarían juntos toda la tarde, si Harry se iba de viaje Draco se limitaría a cuidarla todo el día, y se la dejaría a Remus o a su madre si había algún problema. Según sus cálculos faltaba suficiente para las copas internacionales como para que Harry le diera pecho a Lily un par de meses más, una vez más Draco ocultó su descontento pues creía que su hija debería tomar pecho más de 4 meses, pero había decidido no discutir y así lo hizo.

A menudo pensaba en Louis Zabini y su esposo, y en cómo sería para ellos cuando decidieran sobre el nuevo miembro de su familia. ¿Cómo manejas la idea de que tu Alfa tenga alguien más cuándo tú deberías ser especial? ¿Cómo manejaría Harry algo como eso? Lo mandaría a la mierda, pero ¿por qué? Por serle infiel, asumía Draco, no por sentirse desplazado o reemplazado en un papel que se negaba a asumir. Si se negaba a asumirlo, ¿le molestaría que Draco usara un vientre ajeno para tener más hijos? Desechó la idea tan pronto se formó.

Harry estaba charlando felizmente con Sirius y Remus en el jardín, Narcissa cargaba a Lily cerca de ellos, besándole las mejillas regordetas y canturreándole la misma canción que a su padre cuándo era un bebé. Draco mantuvo la distancia, sentado en el escalón que daba a la casa. Eso era suficiente ¿no? Disfrutar de su tiempo juntos siempre que lo tuvieran disponible. Disfrutar de su hija y de su familia, pequeña como era. Disfrutarse el uno al otro. Sin importar si Harry estaba rodeado de Alfas, muchos de los cuales seguramente pensaban que Draco debía imponer una autoridad mínima, tal vez buscarían una oportunidad en su cama ahora que Draco no podría darse el lujo de viajar con él tan a menudo como había sucedido antes.

Sirius se levantó y se acercó a la mesita del jardín por una bebida y un bocadillo, Remus no había dicho nada pero él sabía lo que quería y lo aceptó agradecido, acomodándose nuevamente juntos. Ellos claramente no soportaban estar separados, siempre se movían como uno sólo, sincronizados, en la misma dirección incluso sin tocarse. Sabían lo que él otro quería, Draco sabía cuándo Harry estaba alterado o triste, el vínculo le permitía eso, pero no podía estar tan seguro de entenderlo, ese era el tipo de cosas que se cultivan, y Draco no podía cultivarlas si Harry se oponía a ellas. Lo observó, ahí, lejos de él y sin intentar incluirlo en la conversación.

Su cabello, aún demasiado largo luego del embarazo. Su rostro, sonriente y sonrosado, sus ojos llenos de determinación y vida. Eso era lo que Draco más amaba. Blaise tenía razón cuando le decía que luego de permitirle a Harry hacer su vida durante años no iba a convencerlo de ceder ahora. Harry no era ni quería ser lo que a Draco le gustaría, pero eso lo supo desde antes de casarse, había esperado, tontamente, que Lily cambiara eso. Que luego de probar esa vida familiar que nunca tuvo, Harry decidiera que le gustaba y se entregará por completo a ella, a tener más hijos como le había susurrado en el sopor del sueño esa tarde bajo el árbol.

¿Podía ser feliz así? Bueno, no tenía opción. Cuándo Lily comenzó a inquietarse en brazos de su abuela Draco la tomó rápidamente, no parecía estar realmente cansada así que debía estar hambrienta.

—Está bien, yo lo haré. — Dijo Harry seriamente. Draco asintió pero no dijo nada. Sus invitados los miraron, incómodos ante el aire de indiferencia entre la pareja. Harry subió a Lily a su habitación y se sentó a darle de comer en la silla junto a la ventana. Mientras la miraba, pequeña, delicada y tan hermosa, sintió una punzada de culpa. Ella estaría bien sin él, ¿no? Millones de niños crecen con padres que trabajan. Además Draco se quedaría con ella si él se ausentaba, ella no estaría sola. Se haría cargo cuándo terminara con sus cosas, cuando estuviera en casa, en poco tiempo Lily sería un poco mayor, no necesitaría tanta atención y Draco dependería menos de él para hacerse cargo.

Se preguntó si su hija lo odiaría… Cuándo fuera mayor y él estuviera siempre ocupado en fiestas, entrevistas, partidos por todas partes del mundo. ¿Qué sucedería si había un importante partido en su cumpleaños? ¿Qué pasaría si estuviera ocupado cómo para darle las buenas noches cada día? Draco seguiría estando ahí para ella. ¿Sería un extraño en su propia casa? No, eso no era importante, es decir, les dedicaría cada segundo libre, justo como había hecho antes con Draco y habían estado bien. El rubio era paciente y tolerante de su trabajo. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que no dormían juntos? Probablemente demasiado, lo extrañaba pero era muy orgulloso para pedirle que volviera.

Le sacó el aire a la niña antes de ponerla en su cunita y volver al jardín. Narcissa se había marchado y sus padrinos estaban en el mismo proceso, se despidieron de el con un abrazo antes de desaparecer.

—Lavaré los trastes, puedes bañarte primero sí quieres. — Dijo Draco, reuniendo los vasos y platos que habían ocupado esa tarde, Harry se mordió el labio y asintió. ¿Por qué no sólo lo invitaba a bañarse con él?

No entraría en celo en algunos meses más, y si bien pensaba volver a los anticonceptivos en cuanto le fuera posible, tampoco habían logrado disfrutar de su compañía. Draco había vuelto a la cama cuando Harry había insinuado que tenía frío en las noches, y si bien estar acurrucados los había orillado a tener sexo unas cuantas veces ninguno de los dos parecía estar del todo concentrado en ello. Harry decidió que era la incertidumbre. Si lo rechazaban en la prueba no le quedaría más que quedarse a ser el ama de casa que Draco deseaba. Pero si no, volvería al trabajo y habría que aplicar medidas nuevas a sus vidas, y aquello sería mucho más difícil, pero lo lograrían. No saber lo que sucedería sin embargo, era mucho más frustrante. Cómo extrañaba darse un revolcón apasionado con Draco en la ducha, sólo… sólo sexo por el puro placer de hacer al otro gozar, tal vez tendría que compensarle por dos meses de discusiones y antipatía con una noche especial.

Sólo ellos dos, con algo delicioso para la cena y un baño caliente en todos los sentidos.  Sin miedo a quedar en estado, sin nerviosismo por él celo. Pero rápidamente se dio cuenta de que algo había diferente en su esposo. Ya no discutía y el sarcasmo había desaparecido, esa parte de Draco que se burlaba de todo.  Harry no se daba cuenta, claro, de que era porque siempre hablaban de él, sobre su nerviosismo (que Draco aplacaba con palabras de aliento), sobre su audición (A la que Draco iría para apoyarlo), etc.  El rubio ya no se molestaba en hacer comentarios mordaces o crueles como solía, simplemente afanado en evitar el conflicto. No quería hacer a su esposo enojar, menos tan cerca de su gran día.

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El miedo de Harry de no ser nuevamente seleccionado era infundado, Draco no tuvo que esperar a verlo audicionar para saberlo, lo había visto entrenar, volar, nadar y ejercitarse como loco durante dos meses. Si no fuera por el bebé que Draco tenía en brazos en ese momento nada en Harry dejaría en evidencia que había tenido un hijo apenas unas semanas antes.

Estaba tan feliz que beso a su esposo con tanto cariño como no habían tenido ni durante ese sexo extrañamente ausente de los últimos días. Incluso ardiendo como se sentía de deseoso por Harry, Draco prefería mil veces no tocarlo a sentirlo así de distraído y alejado de él.

La enorme y salvaje fiesta que siguió al regreso de Harry a los Cuervos de Londres Draco no la experimentó. Lily tenía que irse a casa. No paraba de llorar y parecía realmente molesta. Harry le beso las mejillas pero nada parecía relajarla.

—Puedes dejársela a Remus, sólo será un rato Draco, anda.

—Harry, será luna llena en tres días, es un mal momento.

—Bien, entonces déjasela a tu madre…

—No quiero a mi padre cerca de Lily. —Harry suspiró, meciendo a la criatura pero no pareció calmarse.

—Vamos Lily, por favor deja de llorar… Papi tiene muy buenas noticias, y hay que celebrarlas… venga Cariño….

—No tengo nada que hacer en una fiesta como esa, y lo sabes.  — Dijo tomando a la niña, Harry se opuso apenas un segundo. — Lily tiene que irse a casa, Harry. Sólo… ten cuidado y trata de no beber mucho.

—Oh, estás tratando de decirme que hacer ¿Eh, Alfa? —Respondió Harry súbitamente a la defensiva. La verdad es que confiaba poco en la pasividad de Draco respecto a su decisión de volver al trabajo, tal vez sólo quería encubrir el hecho de que no quería sentirse separado de su hija, ni obligado a elegir.

—No, Harry, sólo intento cuidarte… Cómo sea… dile hasta luego a papi, Lily. —Susurró al bultito contra su pecho, Harry le beso la frente, pero rápidamente se dejó atraer por el griterío detrás de él, demasiado emocionado de saber que ni nueve meses de perfecta inutilidad no habían arruinado su oportunidad de ser algo en la vida. Draco sabía perfectamente todo lo que Harry era, y lo miró reunirse con el equipo que lo vitoreaba. Para él esos 9 meses no habían sido una pérdida de tiempo.

 Lily, probablemente contagiada por el nerviosismo de su papi, tenía un leve reflujo, y la botella de leche paterna que Draco le dio más tarde esa noche no pareció ayudarle mucho. Estaba irritada, lloraba constantemente y nada de lo que Draco hacía lograba calmarla. No podía hacer más, hasta que su estomaguito no asentará ambos tendrían que soportar aquello.  Pero no estaba ayudándole en nada al irritable estado de su padre. Draco estaba molesto por el ruido constante, y frustrado por no poder resolverlo. Además. ¿Qué mierda hacía Harry fuera? Cuándo dio la media noche, Lily al fin calmada y dormida, Draco paseaba alrededor de la sala bastante irritado. No había ido por él porque no tenía idea dónde estaba. Celebrar era una cosa, pero irse todo el día y la mitad de la noche era un reto a su paciencia.

No, no iba a enojarse, recordó. Harry odiaría si Draco le recriminaba algo, esa fiesta era una cortesía, se dijo, una oportunidad de reconectar con sus compañeros de equipo, era parte del trabajo… Se bebió un vaso de Whiskey fe fuego antes de acostarse, no quería despertar cuándo Harry llegara. Y no lo hizo.

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—No sé si es por medir mi paciencia o que está intentando hacer.

Draco había ido a trabajar incluso antes de que Harry se despertara luego de aquella fiesta salvaje, no quería hablar con él, estaba molesto por su actitud. Lily estaba dormida, arropada contra su pecho con un rebozo. En una mesa él y Blaise cortaban raíces con cuchillos de plata y juntaban la pulpa aplastada en un recipiente en el centro, era una tarea aburrida pero le permitía a Draco quejarse y Blaise lo escuchaba resignado.

—No creo que quiera joder, Draco.

—Oh, no eso definitivamente no quiere. Y mira que me gustaría.

—Eso no fue lo que quise decir…

—Lo sé… Pero no tiene ni un día que regresó al equipo y ya está de fiesta hasta la madrugada. No puedo creer que se comporte de esa manera.

—No puedes reprocharle celebrar una victoria.

—No puedes celebrar 12 horas cuando tienes un bebé esperando en casa, Blaise, tiene responsabilidades aquí…

—Pero insistes en guardarte todo esto, Draco.

—No voy a discutir, ya no. Ya no tengo energía. Yo me busqué todos estos problemas cuándo me casé con él… —Susurró derrotado, Lily arrugó la nariz y empezó a llorar, Draco dejó la daga en la mesa y se limpió los dedos con un trapito antes de salir del laboratorio. — ¿Jane?

—Ah, no te dije, Jane está embarazada, así que decidió renunciar para cuidar a su hijo. — Comentó Blaise desde adentro. — Pero nos enviaron un reemplazo, debe estar por ahí.

Draco suspiró, sintiendo profunda envidia del esposo de Jane. Tomó la pañalera de Lily y salió rumbo a su pequeño baño, al pasar junto a la recepción vio que su remplazo era un chico. Quizás unos dos años mayor que él, cabello castaño, casi rubio y ojos azules, se miraron un momento antes de sonreír.

—Ian Lane, Sr Malfoy, mucho gusto.

—Lo mismo digo…

— ¿Es suya? — Preguntó señalando a Lily con la cabeza, Draco asintió, meciéndola suavemente para calmar su creciente mal humor. — Es preciosa… Se parece mucho a usted.

—Yo creo que se parece más a Harry… —Dijo tranquilamente. Ian no respondió, simplemente sonrió y volvió a su escritorio dónde se acumulaban avioncitos de papel. Draco cambió a Lily antes de que se pusiera aún de peor humor, se sentó en la sala de espera y la meció suavemente sobre su rodilla hasta que la niña le regalo una risita. No pudo contener un jadeo emotivo, esa era la primera risa de su hija. Quería oírla toda su vida…

Harry salió de la chimenea al 5 para las doce, sudado y cubierto de lodo pero sonriente. Draco dudó antes de dejar a Lily entre sus brazos manchados.

—No creo que coma en un rato.

—Vale, gracias, de verdad. —Guardaron silencio un momento antes de que Draco le besara los labios, Harry respondió con un suave ronroneo antes de volver a la chimenea. Bueno, eso era algo.

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