Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestro por Kikyo_Takarai

[Reviews - 170]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este fic pronto llegará a su fin, tendrá 20 capítulos de duración y de antemano les agradezco su tiempo y sus comentarios que siempre me hacen muy feliz, incluso si no siempre puedo responderlos.

Algo estaba muy mal en su vida. Algo más de lo normal. No había peleado con Harry en casi un mes. UN MES.  Y si bien aquello era algo nuevo Draco no se sentía tranquilo, si Harry no estaba luchando es que algo estaba mal.

Y el sexo. ¡Por Merlín, el sexo! Tenía unas dos semanas que Harry prácticamente lo atacaba para hacerlo, no que pudiera decirle que no a esa hermosa cara suya, pero era extraño y a veces agotador. Harry no olía a celo, era imposible con Lily tan joven, pero estaba caliente como Draco no lo recordaba nunca. No quería hablar, no quería convivir, en cuanto llegaba a casa, a veces a las 2 o a veces a las 6 de la tarde, saltaba sobre él, lo empujaba contra la cama, el sillón o la superficie más cercana y se frotaba contra su cuerpo hasta que Draco estaba lo bastante duro para penetrarlo. Era una cosa salvaje y desquiciada.

Sí Draco estaba cansado o no conseguía una erección de inmediato, Harry le daba una mamada que parecía salida de una novela erótica y lo dejaba, débil y jadeante, totalmente drenado de fuerzas. Había intentado preguntarle si todo estaba bien, pero el moreno no contestaba, evadía la pregunta. Más aún, se concentraba en otras cosas. Hacía de cenar, o ayudaba a los Elfos a preparar la cena. Pasaba mucho más tiempo con Lily, pero continuaba evitando cosas como amamantarla. Lily, que pasaba casi todo el día con Draco, Ian y Blaise había comenzado a actuar de forma mucho más tímida con Harry y Draco percibía que ambos estaban preocupados por eso.

Lily dijo su primera sílaba la semana que Harry se fue a un partido en Irlanda. “Pa”. Draco casi lloraba cuando la tenía recostada frente a él, hablándole sobre su día, y la niña soltó uno y otro “Pa” mientras el rubio casi lloraba de emoción. Pero Harry no estaba ahí. Cuándo volvió a casa Draco le compartió la noticia con entusiasmo pero escuchar el “Pa” de boca de su hija no fue maravilloso para él, fue apenas un recordatorio de lo que se estaba perdiendo.

Tenía compañeros con hijos que jamás visitaban, no les interesaba si aprendían a hablar, a volar una escoba o si estaban con vida, les enviaban dinero y se dedicaban a la fiesta y el sexo que inevitablemente llenaban esos viajes. Si Harry fuera soltero habría muchas oportunidades de acostarse con alguien, de embriagarse y celebrar, pero no lo hacía, muy ocupado torturándose al pensar en que habría hecho su hija esos días en su ausencia.  Pensando que Ian seguramente no se lo perdería.

¿Querría Ian ser segundo Omega para Draco? Ya era asquerosamente servicial con él, cuidaba de Lily e investigaba nuevas formas de estimularla, con juguetes de tela y enseñándole sonidos que la niña repetía. Harry los había visto, en las contadas ocasiones que estaba en casa temprano. O que llegaba a casa en absoluto con tantos partidos, incluso si era un viaje corto en traslador, siempre había entrevistas, y cenas y fotografías, y juegos de práctica. Y por eso el sexo era tan importante.

Lo único que Ian no podía darle a Draco era compañía, en todas sus formas. Algo dentro de Harry creía que joderse a su esposo hasta el agotamiento lo retendría fiel, lejos de otros brazos y lejos de buscarle un nuevo padre a su hija. Eso claro si Ian no estaba ya acostándose con Draco. Desechó la idea rápidamente. Era una reacción infantil y ridícula. Se sentía sucio y culpable, especialmente desde que nada de lo que hacía le causaba placer.

Si estaba con su familia sólo podía pensar en lo mucho que los descuidaba con el trabajo, pero ahora cada partido era un suplicio pensando en que planes turbios tendría Ian para meterse en los pantalones de su esposo. Ni siquiera sabía si esos planes existían, pero estaba cegado en pensar que así era.

Draco estaba agotado de su matrimonio, y eso no era algo bueno, en ocho años juntos jamás se había sentido así. Tenían que discutirlo, tenían que resolverlo, pero incluso si Draco quería hacerlo Harry se negaba, se cerraba se volvía hostil y dejaba la habitación con su hija en brazos.  Bueno, no estaba exactamente de humor ese día. Preparó la maleta de Lily, entró a su habitación para vestirla pero Harry ya se había hecho cargo.

—Lily, luces preciosa.

—Lo hace…—Harry le sonrió y Draco hizo lo que pudo por devolverle la sonrisa. — ¿Tienes que irte ya?

—Tengo que irme, tengo junta a las 8 para discutir el presupuesto del departamento, no estamos avanzando muy rápido así que me preocupa que cancelen el proyecto…— Harry lo miró fijamente, si cancelaban ese proyecto el plan de Ian se iría abajo, Draco volvería a trabajar desde casa, estaría con Lily todo el día, ya no tendría que preocuparse. Se dio cuenta de lo egoísta de su pensamiento antes de abrir la boca.

—Realmente lo siento, Draco, estoy seguro de que no será así, tu Y Blaise trabajan muy duro…

—Gracias… Estaba pensando, que si el domingo estás libre podríamos salir juntos, sin Lily, sólo tú y yo.

—¿Draco?

—Podemos dejársela a Remus, y hacer lo que quieras por una tarde, comeremos helado…

—Suena… suena bien, cariño…—Concedió el moreno. La sonrisa de Draco iluminó la habitación.

—Tengo que irme, te amo.

—Te amo.

-----000-----

—Todo se fue a la mierda.

— ¿De qué hablas? Odio cuándo me sueltas información sin darme contexto.

Draco estaba midiendo unos aceites en una mesa mientras Blaise limpiaba una mancha en la misma que comenzaba a carcomer la madera.

— ¿Recuerdas lo de Louis?

— ¿Cómo podría olvidarlo?

—Pues eligió uno de los Omega que le sugerimos, hace dos meses que lo marcó como parte de su manada y el mes pasado estuvo con él durante su celo, quedo preñado por supuesto.

— ¿Dónde se fue todo a la mierda? A mí todo eso me suena muy bien.

—Venga Draco, si has estado jodiendo como conejo.

—Cállate…

—En fin, su Omega no lo tomó muy bien,  al principio todo estaba bien, cuidaba de su hijo y era amable con el nuevo pero después, se deprimió cuando lo supo preñado e intentó saltar de techo de su casa.

—No me jodas…—Ese pobre muchacho. Draco sintió una punzada de culpa de saberse parcialmente responsable de aquél horrendo desenlace.

—Ya sé. Louis está destrozado, no puede admitir que se equivocó porque ahora es el Alfa de dos Omega con muchas inseguridades, tiene un cachorro en camino… La cosa está brutal…

—Por eso no tenemos Omegas de cría en estos días…—Admitió Draco. — Suena bien ¿no? Un segundo cuerpo que amar, que marcar, que preñar, pero ni el Omega más sumiso estaría 100% de acuerdo con eso…

—Harry te mataría.

—Creo que ya lo está intentando…—Draco suspiró y miró la poción en el caldero. — Creo que podemos dejarla un rato, iré por un café.

—Tomaré una siesta entonces, con tanto drama familiar no dormí nada.

—Vale, te despertaré en una hora.

Salió del laboratorio, Ian tarareaba mientras llenaba unas formas y a su lado Lily estaba sentada, su nueva posición favorita, mordiendo lo que parecía una varita de plástico. Draco se acercó a besar a su hija que lo miró emocionada, sacudiéndose hasta caer de espaldas, dónde se distrajo con sus pies.

—Tontita — Susurró cariñoso. — Ian, vengo por mi combustible.

—En eso estoy, Draco, ya no hay Café, pero bajaré por él en seguida. También traeré agua, pergamino y galletas.

— ¿Cómo vas a cargar todo eso? Espera. —Fue corriendo a ver a Blaise que aún estaba despierto. — Oye, ¿puedes cuidar a Lily mientras vamos a la bodega?

—Sí, voy… —Blaise salió de la habitación, tumbándose en el sillón junto a Lily mientras Draco asentía.

—Draco, en serio puedo yo solo.

—Tonterías, Ian,  te harás daño, ¿vamos?

El rubio asintió sonriéndole y salieron, tomaron el ascensor hasta la bodega, una cabina destartalada llena de avioncitos de papel que salieron disparados cuándo llegaron a ese piso. Ian no habría podido cargar todo eso, se dieron cuenta cuándo Draco apenas pudo llevarlas de vuelta al ascensor.

—Nos dieron pergamino para todo el año.

—Tendremos que cuidarlo entonces.  

—Ah, pero realmente disfruto haciendo animalitos de papel para Lily.

—Tengo que agradecerte lo que haces por ella y por mí… —Admitió Draco, mientras dejaban los paquetes en el ascensor y las viejas y destartaladas puertas de cerraban tras ellos. — No sabes lo mucho que significa para mí que le dediques tu tiempo…

—Haces todo lo que puedes con lo que tienes, eres un Alfa flexible y muy cariñoso, Draco. Si puedo ayudarte lo haré. —Dijo sonriéndole ampliamente. — En realidad… Espero mis buenas acciones me consigan un Alfa como tú, Harry es muy afortunado.

—Puf, los Alfa deben hacer fila tras de ti.

—Lo dudo mucho, pero no tengo prisa, no quiero casarme por un impulso biológico… quiero enamorarme de verdad, sé que es una tontería porqué soy un Omega, y más bien tendré suerte si mi Alfa no tiene ningún Omega además de mí.

—No puedo creer que la gente tenga más de una pareja… debe ser terrible.

—Bueno, no vas a averiguarlo, Draco, tú y Harry se ven siempre tan felices juntos.

— ¿Sí? Últimamente se siente como una obligación… pero no tengo que aburrirte con esto.

—Está bien, puedes hablar conmigo cuando tengas ganas. —Dijo sonriéndole, llegaron a su piso y salió del ascensor antes que él. — Para eso son los amigos, Draco, no te estreses tu solo.

Draco realmente apreció el gesto. Harry pasó por Lily a eso de las dos, parecía de buen humor, así que Draco esperaba emocionado llegar a casa saliendo del trabajo.

Lily parecía algo incómoda en sus brazos, pero Harry no se dejó desanimar por eso. Le dio pecho cuándo sintió hambre y se sentó con ella en una mantita a jugar con sus juguetes durante algunas horas, su sonaja favorita, una que Lily adoraba meterse a la boca, no estaba por ninguna parte. Reviso en su pañalera, pero no estaba ahí, cargo con su hija y subió a su habitación a buscar la otra bolsa que Draco se llevaba al trabajo, la encontró en el armario. Le dio un vistazo a Lily, que ahora rodaba y podía caerse de la cama si su papi se descuidaba, y comenzó a rebuscar en los bolsillos y compartimientos. Encontró un bultito pero resultó ser un montón de tarjetitas rectangulares.

¿Qué demonios era eso? Tenían fotografías, datos sobre las personas en ellas. Harry no era idiota, todos esos eran Omega. Draco estaba considerando tomar un segundo Omega. Sintió su corazón encogerse y un dolor en el pecho que no supo localizar. Era cierto, Draco estaba considerando tener otro Omega, mierda incluso había pedido ayuda a una agencia.  Harry se sintió mareado, había olvidado respirar y ahora sentía los pulmones arder. No, Draco no tendría un segundo Omega sin decirle. Pero lo estaba considerando, se repitió una y otra vez, y era culpa tuya.

Se dejó caer en el suelo de la sala, no recordaba cómo llegó ahí, y arrojó las tarjetitas al fuego. Hermione tenía razón en muchas cosas, pero sí Draco encontraba alguien que cuidara de él… podría hacer lo que hacía sin sentirse culpable. Pero lo que sentiría sería mucho peor. Sería un golpe, certero, a su dignidad y su orgullo. Que humillante saber que no eres lo bastante bueno para tu Alfa. ¿Qué valor tienes entonces como Omega? Harry jadeo asustado, jamás lo había considerado así, estaba muy ocupado midiendo su valor como persona, sabía que no era el mejor Omega, pero no tenía idea lo mal que estaba haciendo las cosas. Escuchó la puerta y se puso de pie de inmediato, limpiándose el rostro. Si algo no hacía Harry Potter era rendirse, oh no, era necio como una cabra y persistente como vendedor de autos. Si Ian o cualquier otro Omega creía que iba a salirse con la suya estaban muy equivocados.

—¿Harry? ¿Qué haces aquí abajo tú sólo?

—Oh, nada, estaba charlando con Remus. —Dijo señalando la chimenea, Draco asintió mientras colgaba su abrigo y sacaba un paquetito de su bolsillo. — Te compré un regalo, pasé por esa tienda que te gusta y compré chocolate.

—Gracias. — ¿Cómo mierda podía buscarse otro Omega y ser atento con él? Estaría suavizando el terreno. Harry no dejó que su paranoia lo dominara. Tomó el chocolate y Draco le beso cariñosamente la mejilla. El moreno lo rodeo con sus brazos rápidamente para besarlo en los labios. Mientras profundizaba ese beso sintió a Draco gruñir con satisfacción.

—Wow, Harry espera… —Susurró el rubio mientras sentía las manos ajenas bajando por su espalda. 

— ¿No quieres…?

—Mm, no dije eso cariño sólo, espera. —Susurró quitándose la túnica y arrojándola sobre el sillón, para variar tenía ganas de hacer el amor en su cama y no dónde fuera que Harry lo encontrara ese día. Harry soltó un chillido cuándo lo cargo sobre su hombro escaleras arriba y lo arrojó sobre la cama, retorciéndose hasta quedar firmemente plantado en el medio. Draco volvió a besarlo entonces.

Era un beso cálido, adoraba los besos de su Alfa, esos besos no deberían pertenecerle a nadie más, sintió los dedos de Draco desabrochando sus pantalones y se aferró a su espalda, un suave ronroneo de placer escapando de sus labios que puso al rubio aún más duro bajo la tela ya bastante estirada de su entrepierna.

—Mm, Harry estás empapado… —Dijo sonriendo, Harry saboreó la satisfacción en su voz casi tanto como sus delgados dedos deslizándose en su interior, separándolo cariñosamente mientras sus bocas permanecían en un beso ininterrumpido que amenazaba con robarle el aire. Dejó que el aroma de Draco, a loción, café y pergamino, calmara el miedo que sentía ese día. El Alfa empujó sus piernas hasta sus hombros, levantando su pelvis mientras la punta de su miembro, ardiente y sonrojado, presionaba contra su entrada. Harry soltó un quejido de irritación.

—Draco, por favor…

— ¿Por favor qué? —Susurró, molestándolo. — Dime lo que quieres, Harry.

—A ti, dentro, por favor Alfa…

—Mierda Harry… te amo tanto. —Gimió entrando con una firme estocada, Harry echó la cabeza hacia atrás, gozando de aquella deliciosa fricción mientras Draco encontraba el ritmo, un ritmo frenético que lo enterraba contra la cama mientras el Omega se deshacía en jadeos y rasguños, marcando su territorio. Cuándo Draco dio con su próstata Harry soltó un grito ahogado y enterró los dedos en las sabanas. Balbuceaba algo, sobre amor, sobre el sexo, no tenía la menor idea, pero al rubio parecía encantarle, porque no dejó de golpear firmemente dentro de él hasta que se vino en un hilo de voz, manchando el espacio entre ellos con líneas blancas, la mirada pérdida y nublada, tratando de acompasar su respiración mientras Draco seguía agitado y en su interior, en busca de su propio orgasmo. Unos minutos después su respiración se volvió errada, culminando con un gruñido de éxtasis mientras se vaciaba dentro de su esposo.

—Ah… joder…

—Creo… creo que eso ya sucedió. — Bromeo Harry. Draco lo miró con una ceja en alto.

—Ese fue un pésimo chiste. — Dijo besándolo, ambos suspiraron de placer cuándo su miembro suave salió de su cuerpo.

—Aprendí de ti, no esperes más…—Draco se dejó caer entre las almohadas y Harry rápidamente reptó para estar sobre él. Miró su hermoso rostro, cuadrado y pálido, cabello rubio revuelto y sudoroso pegado a su frente. No, no quería compartirlo con nadie, ese Draco frágil que sólo él conocía. Era suyo, se pertenecían mutuamente. — Draco…

— ¿Sí, cariño?

— ¿Eres infeliz?

—Harry… —Draco abrió los ojos, su expresión seria pareció cortar la cálida atmosfera de sexo que flotaba en el aire. — No soy infeliz.

— ¿Pero?

—Creo que no es el mejor momento de nuestra relación. —Confesó incómodo. — Estoy…cansado, Harry, hay cosas que quiero y que no sé cómo dejar de querer.

—Ejemplo…

—Harry, quiero tener más hijos, quiero… quiero que estés más tiempo en casa, con Lily, conmigo.

—Draco, sabes que estoy ocupado…

—Lo sé, me preguntaste que quería, quiero un Omega que cuidar y consentir porque es lo único para lo que los Alfa servimos. —Susurró tranquilamente, besándole los nudillos. — Pero no te pido que me des gusto, aprenderé a administrar mis expectativas como he hecho por casi 10 años.

—Draco yo…

—Voy a darme una ducha, cariño. ¿Puedes ir a ver que Lily siga tomando su siesta? — Harry asintió, pero estaba angustiado. — Hey, no estés así, lo voy a resolver, estoy orgulloso de ti y te ayudaré no importa que.

-----000------

—Luces horrible… —Le dijo Blaise a primera hora de la mañana, Draco le lanzó una mirada asesina pero no pudo discutirle. No había dormido bien. Supuso que él y Harry tenían que hablar más profundamente de lo que sucedía, pero Lily no les había dado oportunidad, ahora estaba sonriente en los brazos de su padre, pero había hecho tal rabieta que sus padres no habían podido dormir. — Ian, necesitamos café, fuerte.

—¡Wow!! Draco luces… no tan guapo como siempre… —Dijo Ian.

—Casi lo salvaste, pero eres tan cruel cómo él. No dormí muy bien, Lily estaba furiosa. —Ian se ofreció a cargarla y Draco se la dio de inmediato, deseando olvidarse de su hija por unos minutos mientras se servía café. Pensó en lo que Harry le preguntó la noche anterior. ¿Era feliz? No era infeliz, eso seguro. Pero no podía decir que fuera feliz al 100%, no desde que Harry regreso a trabajar, aquél pensamiento era egoísta y lo desechó tan pronto como apareció, pero el daño estaba hecho. Harry era un Omega pero no actuaba como uno, si bien Draco apoyaba que los Omega, como Ian, tuvieran empleos y fueran autosuficientes, la realidad es que cómo todo Alfa él creía que su lugar era en casa, dónde no corrían peligro, dónde estaban seguros, rodeados de sus cachorros…

Siempre con lo mismo, Harry no iba a darle nada de eso. Tenía a Lily ahora, le gustará a Harry o no Draco era quién se hacía cargo de ella durante casi todo el día, Draco le dedicaría cada segundo y cada gramo de amor en su cuerpo a su único cachorro. Eventualmente, y lo sabía porque había sido así la primera vez, se acostumbraría a la idea de su omega rodeado de Alfas en todo momento, en países distantes, lejos de su familia… Le había costado mucha rabia  hace casi 10 años, pero lo había logrado y lo haría ahora.

Lily reía encantada en brazos de Ian que le besaba las mejillas y la mecía suavemente. Draco sintió paz y se dejó llevar por ella. No quería otro Omega, pero si no se hubiera enamorado de Harry, le hubiera gustado tener un Omega cómo Ian. Cariñoso, algo dependiente, dulce, sumiso, que le encantaran los niños, que lo dejara tomar decisiones. Un Omega así lo haría sentir fuerte, valioso, digno de su posición de Alfa. Pero no era así. Pensó en lo que su padre diría, pensó en la pobre familia de Louis Zabini, y decidió que sentirse así no era lo peor que le podía pasar. Levantó la mirada y se encontró con la de Ian, el rubio le sonrió antes de volver a sus cosas. Su cabello, suave y brillante, emitía un delicioso olor a fresas, su piel parecía tan suave y agradable. Pensó en Harry, en su cabello rebelde que ahora llevaba algo largo, en su piel curtida y dura, en su aroma a frutos de otoño, sudor y tierra, tan tosco y tan huraño como él. Sintió el impulso de abrazar a Ian, refugiarse en su calidez, pero no lo hizo, en vez de eso cargo de nuevo a su hija y enterró el rostro en su pechito, disfrutando el aroma de bebé y llenándola con el suyo propio.

—Eres un gran padre, Draco. —Le dijo Ian cuando Lily estuvo de vuelta en su corralito. — Si encuentro un Alfa la mitad de bueno que tú seré afortunado.

—Encontrarás uno mejor. — Respondió sonriendo. — Eres bueno, cariñoso…

No continuo, se fue directo al laboratorio, y ambos ignoraron el incómodo silencio, apenas roto por los balbuceos de Lily, podía decir “Pa” pero Draco sabía que Harry no soportaría escucharla llamar a Ian “An” cómo hacía cuando quería su atención, justo como ahora.

-----000-----

Harry no tenía la cabeza en el juego, y eso era peligroso. Entrenaban con Bludgers de verdad, y eso significaba que tenía que estar atento de no ser golpeado por una mientras flotaba a 30 metros del suelo buscando la diminuta pelotita alada que le correspondía. Bueno era difícil concentrarse cuándo no podía sacar a Draco de su cabeza. No era infeliz, pero no era feliz tampoco. Su neutralidad lo aterraba. Ahora sabía que Draco consideraba tener un segundo Omega. ¿Eso que significaba para él?

Podría irse de fiesta, irse de viaje, de gira, partido tras partido y Draco no estaría sólo, tendría a Lily y a su nuevo Omega… Un Omega que fuera como, o que fuera, Ian, pequeño, sonrosado, redondeado, suave… Seguramente él no tenía las manos llenas de callo, inevitable para quien pasa horas aferrándose a una escoba sin importar los guantes.  No, él debía ser amable, servicial, le prepararía algo más que pasta para la cena, se ocuparía de la casa, pasaría el día ronroneando y habitando su hermosa casa mientras él estaba lejos, llenando el corazón de Draco y llenando su propio cuerpo con sus cachorros, todos los que Draco quisiera. Todos los que Harry no quería darle.

Lily lo hacía feliz, y por un segundo había deseado tener más hijos, la amaba con su vida. Pero quedar preñado de nuevo sería catastrófico. ¿Lo sería? Harry no podría jugar por siempre, así que la dependencia del equipo por él era ridícula, nadie era indispensable, Ken Adams era el mejor cazador de Inglaterra y lo habían despedido sin dudar.  Harry se daba cuenta de que el equipo valía mucho más para él de lo que él valía para el equipo. Ellos lo dejarían ir, pero él era incapaz de hacerlo.

—¡Harry!

Escuchó el grito pero era muy tarde, la bludger lo golpeó y todo se oscureció.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).