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Nuestro por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

Wow! No puedo creer que al fin termine esta historia, viva yo. Este es mi fan fic más largo hasta la fecha, y estoy orgullosa de él, estoy feliz de haberlo terminado y poder continuar con cosas nuevas.

Muchas gracias a todos los que han leído desde el principio, y a todos los que la leerán después. Gracias por acompañarme, tenerme paciencia, sufrir o ser felices con esta historia. Si les provocó alguna emoción quiere decir que hice algo bien.

Si les gusta mi trabajo por favor consideren dejarme una propina o invitarme una tacita de café para mantener mi cerebro despierto las noches que paso escribiendo: https://ko-fi.com/A667QQ0

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—No, Draco, no insistas. — Gimió Harry exasperado.

—Por favor, Harry, es la tradición de la familia Black.

—Mi hijo no va a llamarse Scorpius, lo molestarán por toda la vida.

— ¡Es un nombre perfectamente normal, es un buen nombre! — Dijo Draco son las mejillas rojas, él creía que seguir la tradición de darle a su hijo una constelación como nombre era una excelente idea, su esposo no parecía de acuerdo. Harry suspiró y rodó los ojos, volviendo a la lista de nombres en el pergamino en su mano mientras acariciaba distraídamente su vientre de 20 semanas.

Vaya que les había costado este segundo bebé, pero habían disfrutado hacerlo. Lily cumpliría los 3 años cuándo su hermanito naciera y si bien no era mucha diferencia de edad les parecía que esperaron lo suficiente antes de tener un segundo y último hijo. Draco había cambiado de opinión respecto a tener muchos cuándo Lily empezó a caminar y a parlotear todo el día.

Para Harry la experiencia era mucho mejor, las náuseas no habían pasado del segundo mes y aunque se Acercaba al tercer trimestre estaba mucho más pequeño que en su primer embarazo, su hijo, ya sabían que era un varón, parecía perfectamente sano y no podían esperar a recibirlo. No había estrés, no había tensión. Sin estar constantemente luchando contra sí mismo y contra otros Harry estaba genuinamente feliz de llevar esa carga en su vientre.

—Bien, no lo llamaremos Scorpious, pero tampoco lo llamaremos James.

—¿Por qué no? Era el nombre de mi padre.

—Pero Lily ya lleva el nombre de tu madre.

—No tenemos que decidir aún. —Concluyó el moreno, dando por terminada la discusión. La casa estaba sumida en un inusual silencio, se incorporó en el sillón de la sala en que estaban acurrucados mirando a su alrededor. — Draco ¿Dónde está Lily?

—¡Lily! —Dijo el Alfa de inmediato, un niño pequeño que no hace ruido es siempre una mala señal. Salió disparado de la habitación con Harry caminando torpemente detrás de él. Antes de que pudiera alcanzarlo Draco venía de regreso con Lily bajo el brazo, riendo descontrolada mientras su padre negaba una y otra vez. Harry dio dos pasos más antes de notar las líneas rojas que llenaban toda la pared del pasillo.

—¡Por Merlín! ¿Lily?

—Papi, mira guau gua! —Dijo señalando un montón de círculos sobrepuestos con 4 palos saliendo de él, al parecer un perro bajo la estética minimalista y salvaje de su hija. Harry miró los dibujos expandirse por toda la parte inferior de la pared.

—Lily, no puedes hacer esto.

—Pero dibus…

—No Lily, los dibujos se hacen en papel…—Dijo Harry mordiéndose el labio, no quería ni pensar en cómo limpiar eso.  — Lo siento, pero estás en tiempo fuera.

—Nooo —Ahora Lily no sollozaba, desde que era mayor berreaba intensamente, Harry la cargo, no sin dificultad pues ella no parecía querer acomodarse alrededor del creciente vientre de su padre. — NOOO NO, QUIERO IRME.

—Vas a sentarte aquí tranquilita hasta que papi vuelva por ti.

—¡No!

Lily escapó de su castigo 3 veces, 3 veces tuvieron que regresarla a su pequeña silla de cara a la pared de su habitación hasta que dejó de llorar y se quedó ahí, sollozando tristemente. Harry detestaba hacerla llorar, algo en su corazón se comprimía de pena, pero no podía cambiarlo. Lo siguiente era que su hija se volviera malcriada y había crecido con Duddley, jamás dejaría que Lily fuera como él. Es curioso como ese tipo de cosas te cambian desde muy corta edad.

Cuándo Lily fue finalmente libre Draco le dio un baño, acariciándole la barriguita con ternura mientras la niña se divertía con las burbujas perfumadas encantadas que flotaban a su alrededor en forma de toda clase de animales. Harry envidiaba esa capacidad de los niños de olvidarse de los problemas con algo como burbujas.

La secaron, Harry con la misma dificultad de intentar hacer cosas inflado como se sentía, la vistieron y le cepillaron el cabello antes de ponerla a dormir, Harry logró quitar la pintura de las paredes con una esponja encantada y mucho jabón, pero estaba cansado, incluso si no estaba tan avanzado su hijo era grande, pesaba y lo entorpecía, así que cuándo se recostó junto a Draco en su habitación casi se sintió perfectamente en tiempo record.

 Quiso quitarse la ropa para irse a dormir, pero el brillo en los ojos de Draco, que saltó sobre él para atrapar un delicado pezoncito entre sus labios, fue suficiente para distraerlo.

Aún no producía leche, era muy pronto, pero su pecho estaba inflamado y sus pezones extremadamente sensibles, dejando escapar un gemido de placer. Draco conspiró malicioso, cruzando con besos por su pecho hasta torturar el otro pezón y dejarlo húmedo y duro como su igual. Harry había notado que Draco parecía mucho más caliente durante este embarazo, probablemente a finales del anterior había descubierto algún tipo de fetiche con relación a su esposo en estado, considerando que no pensaban tener más hijos Harry decidió no mencionar el asunto, dejando que Draco disfrutará de aquella oportunidad de tiempo limitado.

—Draco…espera a que Lily se duerma… —Susurró Harry, sintiéndose duro ante las piernas de la forma más agradable.

—No hay forma de que espere tanto Harry, tu aroma es increíble…— Murmuró el rubio con una sonrisa traviesa. — ¿Lo sientes?

Harry asintió lentamente, su mano apresada por la de Draco sobre la gruesa línea de su erección, Harry cerró los dedos, masturbándolo suavemente bajo la ropa mientras el Alfa dejaba escapar un gruñido de placer. Harry sintió la humedad bajar por sus piernas ante el sonido.

Pasados unos minutos Draco aún lo apresaba, jadeante, sentados de frente uno al otro, sus manos unidas masturbándose mutuamente. Harry se mordía el labio, tratando de mantenerse en silencio mientras Draco los guiaba en un ritmo cada vez más decadente. Harry soltó un gemido involuntario y recargó la frente contra la de su esposo, podía sentir el sudor corriendo por su piel y no estaba seguro si era el suyo.  Un nuevo gruñido lo llevó al orgasmo con embarazosa rapidez pero por suerte para el Draco estaba muy encendido para continuar.

Con un nuevo beso, húmedo y con un extraño sabor  a sal, Draco lo empujó sobre las almohadas, sus dedos trazando un camino gentil por su pecho y su vientre hasta su entrada, desviándose solo para guiar su propi hombría a su calidez. Harry maldijo, cerrando los ojos, sentirse tan voluptuosamente lleno debía ser ilegal, incluso si Draco era gentil y cuidadoso, cosa que no podía evitar con su Omega embarazado, su suave cadencia y el ritmo firme y apasionado parecían aumentar de intensidad al doble. Sintió dedos presionar su cintura, la punta ardiente del miembro ajeno rozando su próstata, forzándolo a curvarse de forma descarada antes de venirse una vez más.

—Draco… —Balbuceo Harry, entre las olas de un orgasmo intenso y casi humillante. La sonrisa que recibió a cambio, con los ojos vidriosos y la piel aperlada y rojiza de la pasión, lo obligaron a cerrar los ojos de nuevo.

Draco, que apenas podía razonar, no pudo contenerse ante la presión a su alrededor y la visión de su esposo sonrojado, sudoroso, sin aliento y con el hinchado vientre de su cachorro cubierto de su propio placer. Harry se quejó sólo un poco cuando el nudo se fijó dentro, pero bajo pronto, para dejarles acurrucarse juntos y satisfechos hasta la mañana siguiente.

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Harry trató de no parecer muy satisfecho al día siguiente mientras visitaban a Sirius y Remus en su casa, probablemente podían oler a Draco sobre él, tan fuerte como si acabaran de tener sexo, pero Remus apestaba a posesión tan continuamente que jamás le dirían nada. Era un conocimiento tácito que ninguna pareja quería confirmar, para mutuo beneficio.

Lily tenía un baúl de juguetes en casa de sus “abuelos” lleno de varitas de pega, animales que se movían por su cuenta y una diminuta escoba que se elevaba lo suficiente para que Sirius tuviera que correr detrás de ella para evitar que saliera por la ventana.

Lily jugaba con los hijos de Ron y Hermione, pero Harry muchas veces la llevaba con los Black o con los Malfoy simplemente porque Lily podía ser la reina de una casa que no era la suya y él podía quedarse tirado un par de horas en el sillón con Remus dándole galletas y té hasta que sintiera ganas de vomitar. Y eso exactamente hacía ahora, disfrutando de la comodidad del sillón mientras Remus y Sirius le enseñaban a Lily como usar una varita de juguete para cambiar de color el vestido de su osito de peluche. Esas tardes de cómoda interacción alguna vez le habrían asustado, pero ahora se sentía tranquilo, agradecido. Acarició suavemente su barriga cuándo su hijo se movió, una mueca de dolor cruzando su rostro durante un segundo.

—Tranquilo, campeón… Cielos, no has nacido y ya eres un dolor en el trasero como Draco…

—Se mueve mucho más que Lily. —Notó Sirius, no lo miraba, miraba embelesado a Remus con la niña jugando a su lado.

—Tiene mucha más energía, y eso es difícil de creer.

—Gracias por venir. —Dijo Sirius, una enorme sonrisa en su rostro. — Jugar con ella es… de otro mundo.

—Pueden quedársela. —Bromeó Harry, bostezando. — Y mientras Draco y yo nos vamos a la casa de la playa.

—No es un mal plan.

— ¿Estás loco? No puedo pedirles eso, Lily es muy demandante.

—Vamos, Harry, la cuidamos todo el tiempo, estaremos encantados de tenerla. —Insistió ilusionado, Harry no tenía el corazón para decirle que no. Tiempo libre con Draco, antes de otro bebé ruidoso, a solas…

—Bien… —Sirius ladró alegremente y lo abrazó, Harry sonrió, si no fuera tan tentadora la idea de irse con su esposo a cualquier lugar sin su hija, se sintió un poco culpable ante el pensamiento, pero probablemente no pensar así de vez en vez sería mucho menos saludable. Además Lily no estaría sola o descuidada y sólo sería por unos días. — Le preguntaré a Draco, y la traeré el próximo fin de semana.

—Perfecto, nos dará tiempo para planear. —Dijo Remus emocionado.

—Espero estén igual de emocionados cuando les deje dos niños en vez de uno. —Dijo Harry, un tono casi malicioso en su voz.

—Nada nos gustaría más. —No, seguramente no.

Más tarde, en su casa, Harry había tomado una siesta, acomodado los regalos y respondido a las tarjetas de felicitación que le habían enviado desde que anuncio su embarazo. Rita no iba a ganarles una segunda vez, Harry anunció su condición en cuánto él y Draco lo supieron, robándole la exclusiva. Llegaron menos regalos que la primera vez, lo cual agradecieron, pero aún le tomó un bue tiempo acomodar todo en la guardería, sin mencionar explicarle a Lily que las cosas eran para su hermanito, no para ella. Era un concepto difícil que la hacía llorar mucho, a pesar de tener una montaña de juguetes para ella sola que sus abuelos nunca dejaban de enviarle.

Quiso preguntarle a Draco sobre sus planes para el fin de semana, proponerle huir a la casa de la playa, a nadar bajo el sol y hacer el amor al compás de las olas. Pero Draco parecía haberle imitado.

Lo encontró en el sillón de la biblioteca, los brazos alrededor de Lily que dormía profundamente sobre su pecho, una manita en un oso de peluche y la otra cuidadosamente envuelta por la de su padre. Draco lucía encantador, pensó Harry, el cabello rubio escapándose del peinado de cada mañana, hebras rubias acariciando su rostro a cada exhalación.

Los dos amores de su vida acurrucados bajo el sol de la tarde. No pudo evitar dejar escapar un ronroneo contento, gracias a Merlín nadie pudo oírlo, un sonido que reflejaba tanta satisfacción puramente Omega. No había nada de malo en eso. Le había costado demasiado aceptar quién era, cada día seguía enfrentándose a la decisión que había tomado, pero ese sonido le confirmó que, al menos, estaba feliz con esa decisión.

Tenía una buena vida, con un trabajo que disfrutaba y le daba independencia, con familiares y amigos que se preocupaban por el, con una hija saludable y feliz que no paraba de correr por ahí, con la ropa a medio poner, golpeándose contra las paredes y arrancarle a Draco una risa tonta, tan poco Slytherin que Harry reía también.

Draco, su Draco. Su amigo, su amante, su Alfa. El padre de su hija y del hijo que llevaba en el vientre. Harry se sentía orgulloso de pertenecerle a alguien así, a alguien que trataba de mejorar cada día, a alguien que era cariñoso, paciente y gentil sin dejar de lado su ironía y su cinismo que habían encantado al moreno desde un principio. Tal vez no había sido su plan, tal vez un par de años atrás había actuado como un niño mimado, insatisfecho con lo que tenía, aferrándose al valor de cosas que si bien le traían felicidad no eran todo lo que podía tener en la vida.

Tal vez sí merecía todo eso, satisfacción, felicidad. Sentirse realizado como persona y como Omega. Vivir tranquilamente luego de una vida en guerra, criar una familia como la que jamás tuvo. Mirando a su esposo y a su hija ahí, en paz, durmiendo sin preocupación alguna, Harry supo que todo había valido la pena.

Notas finales:

Fin :D


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