Era un restaurante bien parecido, tenía fama en la ciudad, elegante, donde la reservación solamente se daba con varios meses de anticipación o teniendo contacto directo con el dueño. Ya era noche por lo cual estaba en su hora máxima de capacidad y “esplendor”, el ambiente se daba a notar debido al gran cuchicheo de personas pasándola bien. El jazz sonaba tenue para no interrumpir y las lámparas estratégicamente colocadas daban un tono cálido a todo el lugar.
La peor parte fue cuando ellos dos entraron, de un momento a otro casi todos los comensales callaron, los miraron unos segundos y enseguida volvieron al cotilleo, sin embargo, ahora ellos eran el centro de atención y de las conversaciones, no todos los días se podía ver a un ex campeón olímpico y a su hijo juntos. Obviamente todas las personas reconocieron al tres veces medallista olímpico.
Ahora estaban sentados del lado del jardín, junto a la gran ventana que daba a este, lo suficiente mente alejados para que nadie los molestara y lo suficiente mente separados uno del otro dejando al descubierto su tormentosa relación padre-hijo. “viejo, sé que eres mi padre y todo eso, aun así, púdrete.” se leían en la cara de Kid.
-Bien, esto es nuevo. ¿Para qué me citaste? – Soltó KId. Estaba sentado relajadamente con las piernas estiradas y un brazo recargado en una parte de la mesa.
-Vamos Shien, compórtate. ¿No puedo invitarte a cenar de vez en cuando? - Dijo el hombre. Definitivamente era el padre de Shien, su hijo era su viva imagen.
-Creí que me ibas a decir algo importante. – Era evidente su incomodidad. En todo el restaurante era el único vestido de aquella forma tan característica, no es que eso le importara, después de todo, el que le ponía de los nervios era su padre.
-Bueno, ya que estás tan impaciente… -Comenzó a decir. – A veces eres impulsivo Shien, no sé cómo…
-Sinceramente veo difícil que algo que tú me digas…
-Los vi…
Callaron e inmediatamente el ambiente entre los dos se puso muy pesado. Kid acomodó correctamente su silla quedando de frente directamente a su papá.
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El padre de Kid era un hombre ideal en todos los sentidos, lo era para la opinión pública. Cada gesto articulado por el hombre parecía tan natural que se dejaba del lado que podía estar ensayado. Su sonrisa estaba incluida. La otra cara de la moneda evidenciaba a un hombre con un modo muy duro y meticuloso de seguir la vida, siempre con todo bajo control.
Aún a pesar de su edad y haberse retirado ya del mundo del deporte, seguía dando conferencias, entrevistas y opiniones del medio, sin dejar del lado que era la cabeza de una de las familias nobles del país. Por ende, trabajaba hasta tarde, esta era la rutina, sin duda, de un hombre que creía su vida perfecta.
Unas semanas atrás, después de un largo día, era llevado por su chofer personal a su hogar. Por algún motivo, pensó que pasar por hijo y llevarlo a cenar por ahí sería buena idea. Tenían que desviarse de su camino habitual para llegar hasta el departamento de Shien y tuvieron que pasar debajo de un puente peatonal que indicaba que estaban cerca del lugar. El hombre, volteó en ese instante y pareció ver dos sombras confundiéndose entre las luces, una de ellas le trajo un vago recuerdo de la silueta de su hijo.
Las cosas pasaron tan rápido que no le dio tiempo de procesar lo que acababa de ver, ordenó bajar la velocidad y efectivamente lo comprobó, una persona de ese par era Shien, la otra no supo de quién se trataba, pero en ese instante era lo de menos. Hasta donde sabía, él no había educado a SU hijo para que se paseara por la calle, besando a otros hombres.
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-¿Qué acabas de decir? – A penas pudo articular correctamente sus palabras.
-Sé que me escuchaste. Lo que sea que eso haya sido, déjalo. ¿Qué hubiera pasado si otra persona se hubiese dado cuenta y te hubiera identificado?
-¿Crees que me importa lo que piensen de mí?- La calmada actitud de Kid se había ido desde hace rato.
-Lo digo por el bien de tu apellido, niño. -Dijo su padre, poniendo énfasis en la última palabra.
-Desde hace tiempo no te apareces por aquí y de pronto me dices qué hacer. Lo del apellido no viene al caso, lo sabes. – Soltó mientras lo señaló por unos segundos. Estaba subiendo el tono.
-Precisamente por eso lo hago, porque me doy cuenta que tú no puedes verlo. Desde que te convertiste en un quarterback con cierta importancia, debes de asumir ciertas responsabilidades en especial con la gente que te ve. ¿Cómo crees que serán las cosas si sigues con esto? Se supone que eres un ejemplo.
-Te estoy diciendo que tu amada opinión pública no me importa. No me cargues el puesto de “ejemplo”. Sí la gente se inspira o no por mi culpa es algo que me tiene sin cuidado, padre.
-Bueno, si te quieres hundir, hazlo solo, pero, dime, ¿Y qué tal ese muchacho, lo harías por él? Ni siquiera me creo que de verdad sientas algo, es sólo una estúpida fase… - Era la primera grosería que decía en toda la noche.
-No lo metas en este asunto, esto es entre nosotros dos. Lo estúpido es que siga hablando de esto contigo. – Estaba a punto de pararse.
-¿Crees que a las personas que miran este deporte les agrade la idea de que uno de los jugadores tenga una “relación” con otro?, tú ya lo metiste en todo esto en el momento en que decidiste pasar el rato con él. ¿Crees que le vaya bien a su carrea como deportista si esto se sabe?
Kid se detuvo abruptamente, por unos segundos Riku se le vino a la mente.
-Vamos, hijo. No eres idiota para no darte cuenta.
-No me digas que ahora te importa él. Qué bondadoso eres. Piensa lo que quieras, de todas formas, hace mucho renuncie a toda esta farsa y no tienes por qué preocuparte, tenía planeado dejarlo tranquilo así que no te metas más. – Se paró rápidamente, antes de seguir su paso miró una última vez a su padre y sonrió sínicamente de medio lado - ¿Tener sexo con él es parte de esta “fase”? Porque si no era parte, ya lo incluí.
Esto último lo dijo de forma que todo el que estuviera alrededor pudiera escucharlo y así fue, de nuevo el lugar se llenó de aquel silencio abrumador, todos voltearon a ver lo que estaba pasando, otros hicieron un gesto de molestia.
Se fue caminando tranquilamente hasta salir del lugar.
Su padre sólo se quedó observándolo, cerró sus ojos, llevó su mano hasta su entrecejo y con el dedo índice y el pulgar, comenzó a masajearlo.
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Aquella reunión ya había pasado hace algunos días. Pero, de lo único que Shien estaba seguro es que eso no había sido la causa definitiva para que decidiera terminar las cosas con Riku. Sí había influido, debido a que después se puso a meditar el poder que tenía su padre, en cualquier medio y sobre todo, en el deportivo. Si se le antojaba, podía truncar la carrera deportiva de Riku.
Aunque en ese momento, un recuerdo le asaltó, donde él estaba siendo duramente reprendido por no haber obtenido un primer lugar. Definitivamente su papá lo estaba manipulando otra vez.
¿De nuevo iba a dejar que lo atormentara de esa forma?
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-Si no quieres, está bien. Te entiendo. -Se escuchó la voz de Kid a través de su celular.
-Sinceramente creí que no ibas a volver a hablarme.
-Tengo platicar de algo contigo.
-No me digas. ¿Culpa? – Dijo Riku sarcásticamente
-Claro que no, sólo quiero arreglar las cosas.
Riku pensó que todo esto le estaba costando trabajo a Kid, él no era un hombre de hacerse el fuerte, esto le conmovió por unos instantes, por eso, aceptó reunirse con él.
-De acuerdo, pero deja esto, quieres. Me estás dando miedo, no pareces tú, bueno, desde ese día no parece que estuviera hablando contigo. Mira, tengo que colgar, estoy a punto de iniciar mi entrenamiento, pero está bien, iré.
-¿Seguro?, ¿estás bien con eso?
-A pesar de todo, aun confío en ti.
Los dos colgaron, y se quedaron un rato pensando en que se volverían a ver después del altercado del otro día. Independientemente de arreglar las cosas, necesitaban verse.