Riku Kaitani llegó al lugar acordado, una pequeña cafetería dentro de un centro comercial cercano. Le pareció un buen lugar, agradable y fresco. Se sentó en una de las mesas que vio más alejada, inmediatamente una mujer joven se le acercó para darle el menú, pero Riku dijo que estaba esperando a alguien. La mujer asintió y se retiró.
Sólo quedaba esperar a que llegara…
La tarde pasó lenta, más de lo que quería, vio como persona tras persona se retiraban de lugar y a cambio entraban otras nuevas, escuchó sin querer conversaciones enteras, vio ir y venir gente, la camarera se le había acercado varias veces, estaba apenada, le había informado que, si no iba a pedir nada, tenía que retirarse, Riku pidió un café, dos, hasta tres durante todo ese tiempo. Finalmente cayó la noche.
Miró por última vez su celular, ningún mensaje…
Permaneció una vez más ahí, sentado, ya sabía que no iba a llegar, lo sabía, sin embargo, confió, sentía que si se paraba de esa silla todo iba a estar perdido. Cuanto más deseaba que Shien cruzara la puerta de la cafetería, menor eran las probabilidades de que llegase.
Se quedó pensando que si hacer toda esta escena valía la pena, ¿de verdad lo hacía?, ¿tanto amaba a aquél cowboy?
Rió bajo y recordó la primera vez que habían estado juntos.
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Su recuerdo casi lo llevo en medio de la escena. Fue en el pequeño departamento de Kid, específicamente, en su cama.
-Espera… ¿Qué estamos haciendo? – Era la voz de Riku en medio de la oscuridad
Recordaba todo entre nublado y demasiado oscuro para ver completamente.
- ¿No quieres? Me detendré si no… - Inmediatamente se quitó de encima del muchacho, no iba a obligarlo a nada, mucho menos lastimarlo.
-No, no es eso, es que…
-¿Estás nervoso? – preguntó Kid con una leve media sonrisa
Riku no dijo nada, estaba muy apenado.
-Puedes confiar en mí.
-Sé que puedo confiar en ti.
Lentamente Kid se le volvió a acercar, y mientras lo besaba le quitó la chaqueta de mezclilla, lo acostó suavemente en la cama y se quedaron tiempo así, abrazados besándose al ritmo de sus agitadas respiraciones. Cuando sintió que el muchacho más pequeño tenía un poco más de seguridad, fue tocándolo en distintas partes del cuerpo, sin ser brusco, más para el disfrute del otro.
Así fue como entre beso y beso se sacaron toda la ropa, a Riku le latía fuertemente el corazón, tan fuerte que casi creía escucharlo. Ahora, Kid estaba sobre él, no alcanzó a notar si ya estaba completamente desnudo, sentía la sábana en su espalda y piernas.
Kid se acercó de nuevo, esta vez siendo más impulsivo. Le susurró algo al oído y Riku quedó completamente paralizado, cerró los ojos, trago saliva y se dejó llevar.
Lo siguiente que le pasó por la mente era el cuerpo de Shien arriba de él, Riku vio sus piernas separadas y a Kid en medio de estas repitiendo un vaivén enérgico. Casi escuchó los gemidos y gruñidos de ambos. Sintió una especie de cosquilleo en su vientre bajo. Distinguió una voz entre gemidos, “Shien, Shien, Shien” se escuchaba.
Estaba a punto de ver el final cuando…
Regresó de su grato recuerdo, con una capa muy ligera de sudor y respirando entrecortadamente, como cuando soñaba que estaba a punto de caer, aunque nunca llegaba al final y despertaba con ese horrible espasmo en el estómago.
Sí, valía la pena.
En el último segundo, el chico bajó la cabeza y se dispuso a marcharse, suficiente tenía con las miradas de grima que le dedicaban las y los meseros.
Se escuchó a alguien entrar. Riku miró.
No, ese no era Kid, pero…
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Los dos caminaban apresuradamente, habían salido fuera de la cafetería y parecían no tener rumbo ni siquiera sabían por qué, parecía que estaban escapando.
-¡Alto Tetsuma-san!, dejemos esto, ¿por qué estás aquí?, no tienes que ser su mensajero, se supone que él iba a ven…
Tetsuma se paró inmediatamente.
-Estaba furioso, Riku…-Tetsuma frunció el ceño.
-¿Qué?, ¿furioso?, Kid…
-Su padre le dio una última oportunidad, le ordenó que te dejara o…
-¡¿Su papá que tiene que ver en todo esto?!
-¡SU padre los vio besándose hace unas semanas!, habló con él pero Kid no parecía ceder, al final lo hizo, fue cuando te dejó. Estaba arrepentido, así que hoy iba a arreglar las cosas, contigo y con ese hombre, lo acompañe primero con su padre porque me lo pidió, pero…
-¿Pero qué?...
-El hombre le dijo que si seguía contigo, iba a hacer que tu carrera como deportista terminase. Kid enfureció así que fue directo a él. Traté de detenerlo, pero se zafó y de nuevo trató de arremeter contra su padre. Los guardaespaldas de su papá se fueron contra él, contra nosotros mejor dicho…
La cara de Riku empalideció. Abrió la boca para decir algo, pero las palabras no le salían.
-No te preocupes, está bien. Me dijo que tenía que venir por ti, sabía que lo ibas a esperar.
Riku notablemente se tranquilizó, miró a Tetsuma.
-Gracias por cuidar a ese idiota…
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Después de todo sí tenían un destino, no caminaban sin razón. Tetsuma encaminó a Riku hasta donde Kid le había indicado. No muy lejos. Llegaron junto al pequeño río debajo del puente que llevaba a una estación cercana a Deimon.
En el pasto, a unos pasos de ellos se encontraba acostado Kid, con los brazos sobre su cabeza y su característico sombrero a medio cubrirle la cabeza. Al notar la presencia de alguien retiró unos centímetros su sombrero y vio la cara de Riku. Le dedicó una media sonrisa.
-Qué hay, va…
Riku corrió hasta él sin dejarlo terminar. Lo abrazó con toda la fuerza que pudo, tenía muchos gritos, insultos, y palabras que había tenido que callar, al final simplemente comenzó a llorar.
-¡Eres un imbécil!, ¡Un verdadero imbécil! No tienes idea de lo que he pasado estos días por tu culpa. ¡Maldita sea más vale que estés bien! ¡La próxima vez seré yo quien te golpee! – Lloraba y lo abrazaba sin dejar de decir lo primero que se le ocurriera.
-Es-espera Riku… déjame respirar, me es-tás apretando las costillas…
Riku redujo sólo un poco la fuerza de su abrazo.
Tetsuma vio la escena y le dedicó media sonrisa a su mejor amigo de la infancia. Este se la devolvió y como pudo intento hacerle una señal para que los dejara solos. Tetsuma asintió divertido y se retiró sin que Riku se diera cuenta.
-Por lo que me doy cuenta, Tetsuma ya te explicó lo que pasó…- Lo miró. La luz le iluminó el rostro y dejó ver una que otra herida, un golpe por aquí, un moretón por allá y el labio partido. -Si no fuera este el caso, nunca hubiese dejado que me vieras así…
Riku volvió a paralizarse. Odiaba esas marcas de violencia en el rostro de Shien.
Pasó de la forma más delicada que pudo su dedo, por cada una, lento sin hacerle más daño, y le dio un suave beso donde tenía el labio cortado.
Ambos cerraron los ojos.
Shien atrajo a Riku con él hasta hacer que quedasen acostados uno junto al otro. Kid fue el primero en hablar.
-Escucha. Sí, mi padre me amenazó, pero no le voy a echar la culpa de las estupideces que te dije. Y te hice pensar que jugué contigo, pero no, nunca te haría algo así. Incluso fui tan idiota para hacerte esperar, ni siquiera pude cumplir la promesa de llegar a tiempo…
Riku lo miró sin decir nada.
-Por favor, perdóname… perdóname.
-…Intentarlo una vez más… - A penas alcanzó a escuchársele. - Deberíamos de… Intentar. Y esta vez ignoremos a tu padre.
-Riku…-
Los dos se besaron una vez más. Dejando a un lado que había comenzado a hacer frío. La brisa se paseó sobre ellos dos y convenientemente se acercaron.
-Deberíamos irnos de aquí. – comentó Kid.
-Podemos ir a mi casa… Tienes que descansar.
-Sí, podríamos. Nadie dijo que tengo que descansar.
-Idiota…
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La relación se había hecho de un lazo fuerte, pasaban tiempo juntos y Kid no era tan reservado como antes, aunque el que seguía hablando de más era Riku. A veces Tetsuma aparecía entre ellos para evitar que fueran más “cariñosos” de lo normal. Como habían dicho, esta vez irían en serio.
No habían pensado el día en que tendrían que encontrase de nuevo con el padre de Kid hasta que una tarde caminando justo en el mismo lugar donde los había visto por primera vez el hombre, se lo encontraron de nuevo. Fueron unos instantes como aquella vez, instantes que les bastaron para arrinconarse contra la pared y comenzar a besarse, burlándose a su manera.
El hombre hizo un gesto con todo el desprecio que pudo. No volvió a dirigirles la palabra.
-¿Crees que está contento?- preguntó sarcásticamente Riku.
-Hombre, seguro. – Contestó Kid. – Si hubiera sabido que haciendo esto me iba a librar tan fácil de él…
Los dos rieron y anduvieron de regreso a casa.
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