Con una personalidad tan retorcida sería difícil encajar en el mundo cada vez más demandante que solo admite a aquellos que rebasan el promedio. Sin embargo no siempre es así, cualquiera tan sobresaliente como para fingirlo puede postrarse en la cima sin problemas, alguien excepcionalmente sinuoso con la perfecta careta de chico bueno, no precisa ser un psicópata, pero una persona con conceptos difusos y egoístas del bien y el mal, es insano.
Cara de ángel y lengua de diablo se atribuye a quien es diferente de lo que aparenta, para Dick Grayson no era de esta forma, era un perfecto diez en cualquier criterio: su físico era de un atleta formado, belleza de Adonis, intelecto de genio, sus habilidades sociales eran impecables al igual que sus modales y como hermano mayor nadie se le comparaba. Para Tim Drake en cambio, esto aplicaba perfectamente: de aparicencia hermosa y de actitud cortante le era difícil que las observaciones y críticas constructivas que daba sobre otros fueran bien tomadas; su inteligencia y capacidad deductiva no eran cuestionadas, el problema era sus habilidades sociales, aunque no le importara mucho.
- ¡Basta Drake, te lo advierto! –Damian tan impetuoso e impaciente como siempre, amenazaba a su “hermano mayor”-
- ¡Tú eres tan salvaje como siempre! Claramente es tu culpa –Tim al borde de la furia no pensaría en retroceder-
-Tú te lo buscaste –se mostró amenazante listo para atacar cuando fueron interrumpidos-
- ¡Ya basta ustedes dos! Hacen mucho ruido, los escuché desde el piso de arriba –Dick estaba acostumbrado a aquello, siempre intervenía con la esperanza de hacer a sus hermanos más conscientes de su entorno-
- ¡Me da igual! –Damian estaba exaltado y no dispuesto a ceder, por su parte Tim salió sin excusarse- Lo voy a matar, Grayson –dijo encaprichado al mayor-
-Por favor Damian, todos tenemos problemas así que intenten llevarse bien por todos –despeinaba al menor que se enojaba más ante aquello, pero lo permitía solo por ser Dick-
-No prometo nada –para Dick y con la actitud de mil demonios de Damian, eso le bastaba-
La noche en la mansión Wayne era como un invierno eterno, callado y gélido, engullía fácilmente a los de corazón débil, si dudabas por un momento te consumiría sin piedad, por ello no cualquiera podía afrontar la vida en ese lugar “ser un Wayne” no era para cualquiera. Tim lidiaba con ello; al abrir las ventanas de par en par y contemplar la obscuridad extenderse con a penas rastro de la luna le encogía el corazón con una nostalgia ridícula que despreciaba, tenía miedo de que todos lo odiaran y que esta vez no fuera la muerte quien lo dejara sin nadie.
- ¿Tim? No respondías a mí así que entré sin permiso –se disculpó gentil-
-No importa –no tenía ganas de hablar, quería sentirse mal en soledad- ¿qué quieres?
- Preguntarte si estás bien, me interesas –estaba acostumbrado a recibir tal comportamiento de sus hermanos menores-
- Sabes que es lo mismo con todos, no importa –se abrazó más a sí mismo mientras seguía mirando a la ventana-
- Deja de culparte por todo, te conozco, y también a Damian, Jason y Bruce pero me llevó tiempo así que yo igualmente me culpé de todo en mi juventud, debes saber que sus personalidades son complicadas –intentaba darle ánimos, sabía que Tim se creía lo peor y le dolía-
-Ya te dije que no importa: Damian, Bruce, Jason, cual sea es igual para mí –se sentía extrañamente tranquilo al decir aquello, como algo tan obvio y fácil de recalcar que no puedes más que decirlo en seco-
-¿Y yo también soy igual para ti? – los ojos de Tim se abrieron sorprendidos con lo que Dick supo que no se lo había planteado, así que no lo presionaría- Me voy a mi cuarto –se despidió con un beso en su frente sin esperar la respuesta-
La confusión era mayor a lo que esperaba, obviamente en términos prácticos Dick era igual a los demás uno más de su familia postiza, pero era quien lo apoyaba y buscaba por su bien inclusive más que Bruce, el hermano mayor perfecto que a pesar de todo los perdonaba y cuidaba sin esperar algo a cambio, tenía muchas cualidades positivas y lo negativo era pasado por alto todos lo querían y respetaban como persona y justiciero. Al pensar en ello era obvio que no era cualquiera pero no entendía el porque ¿sólo amor fraternal? Tim temía profundizar en aquello y la noche se le escurrió de las manos olvidando su tristeza, seguía en la incertidumbre.
- Buenos días joven amo – lo saludo formal Alfred al verlo a lo que respondió cordial-
- Hola Tim –saludó sin expresión Richard-
- Quiero que sepas que no pelearé contigo por petición de Grayson pero si te me acercas lo lamentarás –Damian no se molestó en saludar y no se inmutaba en sus palabras a lo que Tim solo suspiró cansado-
- Lo siento, mi comportamiento ha sido errático y no te molestaré más –después de pensar toda la noche en miles de conjeturas ya no quería pelear con su hermano más pequeño. Los presentes se miraban sin creerlo, eso era algo impensable hasta ese momento, Tim ante tal extraña aura se fué-
- Ver al “rojito” disculparse, eso es nuevo –Jason se burlaba despreocupadamente mientras desayunaba sin importarle los demás-
- Él intentó hacer lo correcto –defendió el mayor-
- Yo no le creo, no bajaré la guardia
- Receloso a confiar como siempre- Dick pinchó la mejilla de su hermanito molestándolo-
Eso era sorprendente para todos pero Tim intentaba abrirse, que dado el análisis de la noche anterior, era la fuente de los problemas hacia para los demás; era por ello que Dick era “especial” porque era el único con quien hablaba sinceramente por lo que aplicaría esto con los demás.
Con Jason tenía una relación más o menos buena así que en poco tiempo afianzaron sus lazos, con Damian no podía pedir más que estar en paz y de vez en cuando cruzar algunas palabras, extrañamente con Dick era con quien no se podía conciliar, al pasar de los días seguía esquivo con él.
- Hoy estoy ocupado –la voz en el auricular era rígida-
- Por favor, Batman se ha ido a patrullar sólo y no hay mucha actividad delictiva –sus argumentos eran válidos, además llevaban días sin hablar. Se hizo un silencio-
- No tengo mucho tiempo así que debes ser rápido- al final, Dick accedió apareciendo en la mansión en poco tiempo-
Después de esperar ansioso para hablar con Dick se sentía torpe y perdido, había olvidado todo lo que quería decir y solo tenía la improvisación a raíz de su nerviosismo.
-Tim, no tengo tiempo para esto, si eso es todo…- estaba distante y tajante como solo en casos delicados lo era y esto ponía más nervioso al menor-
-Yo sólo me quiero disculpar por todas las molestias que te cause, a ti y todos, no lo había notado y he intentado cambiar; como hermano mayor siempre contamos contigo pero la carga es excesiva y me gustaría ser tu igual, apoyarte –intentó hablar con elocuencia pero temblaba levemente ante su inseguridad-
-Gracias, sé que puedo contar con ustedes – a pesar de tales palabras se mostraba reacio- me debo ir- la cara de sorpresa de Tim no se hizo esperar y sus ojos se abrian implorantes-
-A cerca del otro día: ¿no era esa tu molestia? Ya te lo dije quiero ser tu apoyo Dick, yo no sé que más hacer – su rostro se arrugaba más a la par de sus ojos acuosos que rogaban por el mayor-
-Es que no lo entiendes, nunca me ha molestado cuidar de ustedes –se rebajó a la altura de Tim encontrándo sus miradas- el que siempre quieras asumir la culpa de todo y te devalues es parte de tu “encanto” pero esperar que todos te vean de igual forma no es razonable, así terminas pareciendo un engreído viendo a todos con el mismo patrón monótono y alterando los nervios de quienes no lo entienden; pero yo lo entiendo y que me hayas igualado a los demás ME ENFURECE –alzó su voz asustándolo- yo no soy como ellos, te conozco mejor y te quiero más de lo que ellos podrían aspirar en su vida –sus manos tomaron el rostro afligido del pequeño- y ahora que haz conciliado tus relaciones con los demás sigues descartándome al montón –dicho eso besó la frente de Tim y lo dejó consternado como nunca antes-.
Otra noche de turbación y ambigüedad le esperaba con tan denso discurso, todo lo que pensó tan racionalmente antes no sirvió de nada su conclusión fue errática y pareció empeorarlo todo; aquello era Dick como nunca lo vió: enojado y lástimado, por lo tanto más peligroso que nunca. Era extraño pensar en su perfecto hermano mayor de esa forma, sabía que era especial pero no sabía como y eso era lo que molestaba a Richard la gran incógnita era la clave de todo.
El lío mental lo mantuvo absorto por toda la noche hasta la tarde siguiente cuando Alfred advirtió la falta de alimentos en Tim intentando inútilmente que comiera, no se sentía para tal cosa. Había papeles por todo el piso de su habitación lápices y libros al por mayor, ciencia y filosofía, su razonamiento no se limitaba a una posibilidad tenía que saber que era aquello.
-Pareces un enfermo –se burló despectivo Damian, aunque su relación hubiera mejorado no era suficiente para no molestarlo al tercer día de sus disparates deductivos-
-Necesito seguir pensando, vete –no le molestaba eso a lo que estaba extrañamente acostumbrado, había leído cincuenta libros y necesitaba aún más. Sin insistir su hermanito se fue, aunque no tardaría en volver alguien a su habitación.
-Esto es excesivo Tim, ¿te obsesionaste con un caso otra vez? –Jason esperaba razonar con él por lo que era inusualmente amable-
-Vete por favor –se limitó a contestar pero en seguida sintió como lo cargaba cual costal- ¡Jason por favor! –gritó un tanto apenado-
-¡No!, vas a comer, bañarte y después te dejaré – no le hubiera importado cualquier otra persona muerta de inanición pero apreciaba medianamente a red robin, quien no pudo más que ceder-
Se bañó y acto seguido fue a comer como prometió pero unos bocados despúes ya quería regresar a su habitación algo que red hood no permitía.
-¡Come más! –al límite de su paciencia trataba de empujar comida dentro de la boca del menor-
-Ya tuve suficiente -se negaba un tanto inútil a una fuerza mayor que la suya, cediendo al final-
-Ahora también alimento al “petirrojo” en la boca- se burló Jason dándole otro bocado a comer-
-Cállate –sonrió sinceramente desde hace mucho, incluso propició que hablaran amenamente de temas diversos y que Jason le platicara entusiasmado sobre motocicletas; una vez terminó con ello volvió a aislarse en sus pensamientos que parecian no tener más que una respuesta.
Su obstinación lo llevaba a la negación de tal conclusión después de tan extenuante investigación ya fuera ciencia o filosofía aristotélica, de manera distinta terminaban mostrando lo mismo y aún así no quería aceptarlo porque si era verdad que él amaba a Richard Grayson, su hermano mayor, no tenía oportunidad de ser correspondido. La obviedad de eso le asustaba pero las palabras de Dick le intrigaban y hacían divagar en esperanzas sin fundamento, no las entendía realmente pero había algo raro en ellas. Los días pasaron y con su resolución hecha volvió a su rutina normal el problema era la ausencia de Dick para comunicarle aquello que lo carcomía de miedo, lo positivo era que había podido afianzar lazos con sus otros dos hermanos.
-Es bueno verte Damian –abrazó al pequeño que se rehusaba poco a ello-
-Te fuiste muchos días esta vez, Grayson –respondió como saludo- ¿una misión peligrosa?
-Tan amable como siempre –sonrió quedo- ¿todo ha estado bien aquí? –ante el interrogante Damian pensó por un momento-
-Extrañamente Drake ha mejorado su comportamiento así que no hermos roto nada últimamente, también se lleva mejor con Todd. Debe estar en una etapa, siempre ha sido raro –con un tacto tan ausente eso significaba un alago por parte del pequeño. Enterarse de tales acontecimientos conmocionaron a su hermano mayor quien solo sonreia ocultándo esto.
Cuando esuchó que Dick estaba por fin en la mansión se sentía aturdido a pesar de haber pensado y planeado tanto se sentía inferior y abrumado ante él, su admiración y cariño por su hermano lo hacian indefenso ante su merced es por ello que todo lo que hiciera o dijera lo confundía. Sin aviso previo Dick estaba en su habitación tomándolo por sorpresa.
-Lamento asustarte –sus palabras y su semblante decían lo contrario-
-Está bien, quiero hablar contigo –recomponiéndose se dispuso a hablar- he pensado en lo que me dijiste antes y lo siento, de nuevo te causé más problemas no era mi intención hacerme sentir superior o ponerte al mismo nivel que otros; yo sé que eres mejor que la mayoría y por eso eres especial para mí, para nosotros eres un ejemplo a seguir, en verdad te aprecio… -antes de seguir Dick lo calló con una de sus manos sobre su boca-
-Tim, pequeño pajarito ¿sigues sin entender? –su ceño se frunció, sin soltar los labios de su hermano prosiguió- no me importa mucho el resto y si no lo comprendes será mejor que dejemos esto zanjado- ¿quieres? –lo soltó-
-Eso intento –dijo un tanto desesperado- no sé que hacer, traté de entender y lo pensé de muchas formas y no puedo creer que es verdad, no me reconozco. Me siento asqueado conmigo mismo no te puedo pedir que me quieras como yo lo hago, es enfermo quererte así –sus nervios estaban a flor de piel y se sentía débil-
-¿Es verdad lo que dices? –Tim asintió. Sorprendido pensó por un largo tiempo cuyo silencio lástimaba más a red robin- yo no te quiero lastimar, eres mi hermanito y te voy a cuidar y amar como me lo pides –lo envolvió en sus brazos y buscó encontrar sus miradas- ya no estoy molesto por lo anterior así que no te aflijas más por ello ¿sí? –su rostro amable y comprensivo de hermano mayor aunado a su calor solo provocaron el llanto en Tim, lágrimas que Dick besó con devoción-
-Lo siento –dijó entrecortado aferrándose más a Dick- yo te quiero, es mi culpa –lloraba sin consuelo- intenté mejorar y soy de lo peor, lo lamento –se reprochaba sin esperar respuesta mientras Dick solo lo abrazaba dándo más besos a sus mejillas rojas y húmedas.
Toda la noche Tim abrazó a Dick recostados en su cama mientras el pequeño sollozaba sin poder parar, un “te quiero” de cuando en cuando salía de los labios de Richard intentando consolar a su pajarito. La luz anunciaba un nuevo día y ambos se sentían más calmados después de la marea de emociones pero aún había algo incierto en el aire, queriendo terminar con esto, Dick habló.
-No correspondí tus sentimientos por obligación, en verdad te quiero cuidar y si esta es la manera, lo haré, no te culpes de todo e intentes arreglarlo todo por ti mismo. Está bien ser como eres no necesitas cambiar –tan comprensivo como siempre, Tim no podía replicar ante eso.
-Gracias –besó sus labios indeciso pero con un gran sentimiento de alivio, se sentía protegido como nunca y no quería dejar a Dick apartarse de su lado de nuevo. Ya no importaban aquellas palabras que no había entendido, no volvería a mencionarlo para no enojar a su hermano quien correspondió sus sentimientos, aunque fuera solo por amabilidad no reclamaría ante ello.
-Ve a lavarte e iremos a comer algo –ordenó a su menor quien acató al momento. Dick sonreía ampliamente, se sentía al borde del éxtasis, no había nada para describir su emoción en esos momentos.
La furia lo había llevado al filo de la locura cuando vió por las cámaras de seguridad a Jason alimentando a Tim, se mantuvo recluido en su apartamento lejos de la mansión por muchos días después de ese acontecimiento y su único consuelo era ver a Tim en su habitación tratándo de entender lo que le había dicho, él mismo había instalado unas pequeñas cámaras escondidas en la habitación de su hermano ya que las cámaras de la mansión respetaban su privacidad esto no quería decir que él lo hiciera. Al fin tenía encerrado a su petirrojo, era suyo y no dejaría que lo tuviera alguien más, aunque esto significara recluirlo del mundo.
-Ya estoy listo –dio aviso Tim esbosando un leve sonrisa a Dick quien estaba aislado en su embeleso-
-Vamos –se dispuso a ir con su ahora pareja sonriéndole amablemente como de costumbre-
De ser necesario cortaría sus alas, ataría ese delgado cuello de piel blanca asegurándole muchas marcas, vendaría sus ojos e inutilizaría sus piernas para poderlo admirar, no había quien mereciera mirar esa estóica belleza, él y sólo él podía amarlo nadie podía compararse a la veneración que le profesaba, lo encerraría en la más preciosa jaula para después perder la llave y no dejarlo salir jamás, era suyo ese petirrojo le pertenecía desde que se enamoró de esos ojos profundos y vacíos que buscaban llenarse con su reflejo, Richard Grayson era la jaula y el carcelero.