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Amor en el set por Liuvob

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Notas del capitulo:

Viene por fin el segundo capítulo! Disfruten!

 Capítulo 2

 

Era el primer trabajo como actor de cine que Jack tenía ese año, sus proyectos anteriores  en teatro habían funcionado bastante bien. Gracias a ellos había llamado la atención de algunos productores y obtenido esa oportunidad. No tenía el rol protagónico ni mucho menos, pero era un papel lo suficientemente interesante y llamativo como para que se pudiera considerar como un logro conseguirlo.

Llevaría la responsabilidad de dar vida a Franz, un héroe legendario que salvaba el día frente al protagonista del film cuando éste era aún un niño, convirtiéndose en su inspiración y ejemplo a seguir. Su participación de alrededor de quince minutos en pantalla, repartidos a lo largo de la película, remataba con la trágica muerte de su personaje.  La filmación de su rol se reduciría a un único día. Eso no le quitó el ánimo, si todo salía como era debido, el éxito de la película y el carisma de su personaje le traerían trabajos interesantes en el futuro.

Jack había escuchado por allí que el director Richard Coleman había trabajado en teatro muchos años. Era una vieja costumbre suya tener una breve interacción con los actores antes de filmar, buscando compartir su visión de los personajes con ellos y mejorar el resultado de su dirección. A Lane ese tipo de iniciativas no le tenían si cuidado, consideraba que eran una propuesta interesante debido a la poca frecuencia con que eso sucedía en el cine. Además, le generaba un cierto nivel de empatía con el director, al recordarle sus experiencias propias como actor de teatro.

No había oído mucho más de aquel hombre pero su vieja amiga Nicole, quien ya se había ganado un nombre entre los actores de cine y conocía mucha gente del medio, le había hablado de su gran potencial y le había recomendado encarecidamente aplicar para las audiciones. “Aún no se hace de un nombre muy fuerte, pero lo conozco y lo he visto trabajar, estoy completamente segura de que con el presupuesto que tiene esta producción hará algo que lo pondrá en boca de todos”, le dijo ella.

Su deber era presentarse para la entrevista con el director a la una del día, y como estuvo allí una hora antes utilizó ese tiempo para recorrer aquel set tan bien construido. Caminó a través del parque boscoso de casi una hectárea en reserva nacional, con breves espacios abiertos, que daba lugar a los maravillosos paisajes que se revelarían en aquella película de época. Aquel conjunto de escenografías daba la impresión de tratarse de mucho más que una simulación. Era evidente que por fin se había ganado el primer premio gordo de su carrera.

Pronto sus pies se sintieron cansados, por lo que optó por buscar un buen sitio para esperar a que el tiempo que faltaba terminara de transcurrir. No tardó mucho en encontrar un popular punto de reunión para el staff. Un pequeño claro, rodeado por rústicas banquitas hechas con los mismos troncos del lugar le dio la bienvenida con la cálida luz filtrada por los árboles y los sonidos de la naturaleza interrumpidos por los balbuceos de las personas que se habían reunido allí para descansar un poco.

Era imposible no poner atención en lo que decían algunos de ellos. Parecía que uno de los tópicos favoritos era el propio director.

--¿Puedes creerlo? ¡Después de una hora ajustando la ubicación para el frame que me pidió, me dijo que moviera el riel de nuevo! ¡Ya había acomodado la cámara y el técnico le había puesto el lente! --dijo un hombre cuya cabeza había sido abandonada por el cabello.

--No puede ser, ¿a ti también? Escuché que también le pidió a los vestuaristas que cambiaran varios diseños --le contestó un joven bigotón de camisa a cuadros.

--Si me enteré. Bradley no paraba de quejarse ayer. Dice que incluso Jonathan, el diseñador del vestuario, se sintió ofendido. ¡Y eso que confiaba tanto en sus diseños!… hasta contactó a los realizadores antes de tiempo.

--¡Ah! ¡Pues fue por eso! A Coleman no le gusta que tomen decisiones sin avisarle.

--No sólo eso, también escuché a Thomas, el director de fotografía, quejándose de él. También decía que se toma demasiado en serio eso de tomar las decisiones --siguió diciendo el calvo en una voz un poco más discreta.

--Bueno en realidad creo que las tomas que hizo después de que se pelearan estaban bastante mejores.

--Ahora que lo mencionas, eso puede ser verdad. Thomas no había estado muy en forma desde las críticas que recibió su último proyecto.

--¿Tú crees que Coleman se haya peleado con él a propósito?

--¿Qué dices? ¡Por supuesto que no! Así es él, ¡es de mecha corta! --concluyó el hombre de la brillante calva.

­De pronto, un tercer hombre, trajeado y de apariencia bastante confiable se acercó a ambos levantando la voz.

--Dejen de perder el tiempo con pláticas ridículas, el director siempre es el primero en llegar y el último en irse. Ninguno de nosotros toma su trabajo con tanta seriedad como él. Todas esas situaciones se dieron por no hacerlo parte del problema desde un inicio, su trabajo es solucionar lo que le parezca inconsistente --el tono cortante que usó casi dio por finalizada la plática. Se retiró pronto de allí y los otros dos bajaron la voz y cambiaron el tema.

El discurso que escuchó le hizo gracia. No pudo evitar sentir cierta inquietud y un poco de curiosidad por aquel hombre del que habían hablado tan acaloradamente. Estuvo unos minutos más escuchándolos, el tiempo se le fue rápido. Al comprobar la hora pertinente procedió a reanudar la caminata para llegar hasta la carpa del director. Unas improvisadas flechas hechas de cartón guiaron su camino hasta aquel lejano sitio.

Después de su caminata llegó a la tienda donde estaba el tan mencionado director. El ruido de la naturaleza ya no era irrumpido en aquel punto. No le costó trabajo encontrar al apresurado asistente de Coleman, que era un muchacho sorpresivamente  joven con los ojos bien abiertos, casi saltones. Se dirigió a él con paso firme y se presentó amablemente. Éste, casi sin mirarlo, le indicó que esperara de pie hasta que viera a otro actor salir de allí. Justo después ingresó en la tienda con aparente prisa, llevando una charola con comida. La sobria ración consistía en una ensalada, un pequeño frasco que sería probablemente el aderezo, un pan y un vaso alto de algo que parecía ser té.

Al salir nuevamente de la tienda el muchacho se dirigió a Jack con una voz torpe y palabras atropelladas. “La hora de la comida está comenzando, después de su charla con el director puede ir por su ración”. Terminando su frase dio un saltito y con gran prisa se excusó y salió corriendo en dirección del comedor sin mirar atrás.

Jack sería el último entrevistado del día, por lo que tendría un rato libre tras aquella potencialmente breve entrevista. Desde afuera de la tienda podía escucharse la firme y potente voz del director, que no vaciló ni un instante en toda la entrevista. Jack pudo escuchar cada una de sus palabras y ninguna de las respuestas. Por lo menos pudo darse una idea de lo que venía.

No pasó mucho tiempo, tras unos cinco minutos pudo ver cómo un hombre alto y atractivo salía de la tienda del director. Lo reconoció como uno de los actores. Supo entonces que sería su turno, por lo que sin darle más vueltas, se dispuso a entrar. Imágenes de un posible éxito lo animaron y con su eterna actitud amigable y coqueta se asomó al interior de la pequeña tienda, buscando a Richard Coleman con la mirada.

La luz se filtraba amarillenta por las paredes de la tienda, que estaba bastante vacía, lo que la hacía parecer más amplia. Todas las ventanitas de tela permanecían cerradas. Había un olor que le resultó extrañamente agradable. Tierra, vegetación, cigarro y café. En el piso únicamente pudo ver dos clásicas sillas de director, una breve mesita plegable ubicada al centro, donde estaba la charola con comida que vio antes, y un improvisado escritorio lleno de papeles. El director estaba sentado en una de las sillas con la vista ocupada en el guión, hasta que escuchó a Jack entrar.  

--Buenas tardes. Jack Lane.

Se presentó ofreciéndole un apretón de manos. Richard se puso de pie y en el acto acomodó sus elegantes lentes detrás de sus orejas, dejando sus ojos color miel al descubierto. Correspondió a su saludo después de mirarlo de arriba abajo unos instantes y una indescifrable sonrisa se formó progresivamente en su rostro. Aquella firme mano estaba inusualmente fría, pero Jack encontró algo agradable en aquel tacto. El  saludo duró, quizá,  demasiados segundos.

Unos discretos hoyuelos en los costados de su barbilla, lado a lado de su sonrisa atrajeron irreparablemente la atención del actor. Aquel hombre tenía unos treinta y tantos años y no resultaba mal parecido. Era más bien guapo, aunque de un estilo muy distinto al de su propio encanto. Su rostro era cuadrado, con una mandíbula pronunciada y bien formada, sus ojos parecían sonreír, siendo enmarcados por unas cejas angulosas. Sus hombros amplios y fuertes eran coronados con un saco medianamente formal, arremangado junto con su camisa. Su oscura cabellera abundante, echada para atrás era sostenida por los lentes y enmarcaba espléndidamente sus masculinas facciones.

Después de soltar su mano volvió a aparecer cierto nivel de seriedad, se acercó de vuelta a la silla en que estaba sentado y con un gesto invitó a Jack a tomar asiento. Estrujó entre sus manos la parte que correspondía del guión, con una torpeza casi fuera de lugar. Hojeó unos instantes el cuadernillo y alzó la voz. No era la misma voz que Jack había escuchado desde afuera.

--Serás Franz, ¿verdad? --le dijo sin voltear a verlo.

--Así es.

--Me imagino que ya has memorizado el guión.

--Por supuesto.

Richard cambió de páginas e hizo el ademán de leer algunas cosas.

--¿Tienes alguna visión específica que te gustaría compartir sobre tu personaje? --preguntó levantando la mirada instintivamente.

Jack no le perdía la pista, y antes de contestar, alcanzó a verlo a los ojos por un instante. Tras aquel efímero cruce accidental, Richard dejó escapar una sonrisa casi risueña, perfectamente definida, y con la duración de un parpadeo. 

--Considero que es un personaje que oculta sus debilidades detrás de su heroísmo. Creo que es probable que sea un poco hipócrita --dijo Jack con la voz un poco entrecortada, buscando aquellos hoyuelos que habían aparecido y desaparecido a una velocidad pasmosa.

--¿Hipócrita? ¿Por qué crees eso? --preguntó el hombre rascándose la barbilla con los nudillos, mirando al suelo.

--Bien, en primer lugar, el guión hace énfasis en que rara vez se deja ver por los otros cuando duerme, o cuando come. Tampoco habla nunca con un tono de voz normal, es casi histriónico --dijo el actor buscando involuntariamente la mirada del director.

--Me interesa tu punto de vista. Continúa --dijo Richard refugiándose esta vez en el guión.

--Bien… Creo que es casi como si no fuera un humano.

--¿Y tú crees que debajo de aquella apariencia haya algo más?

--Definitivamente --dijo Jack conectando por fin su mirada limpiamente.

Parecía que Richard había recuperado un gran trozo de su ser al escuchar aquella palabra deletreada delicadamente por los agraciados labios del actor. En cuanto lo escuchó, sus hombros se enderezaron y su voz subió un poco su volumen, pero acompañada por un matiz de color rosa.

--Bien, la profundidad del personaje es importante --continuó el director aclarando su garganta sonoramente. Uno de los hoyuelos comenzaba a asomarse.

--Claro que sí --asintió Jack con el ceño ligeramente fruncido.

--La brevedad de tu participación no lo dice claramente, pero eres muy importante.

--….Está bien.

--Me refiero a tu personaje, por supuesto --se apresuró a decir Richard.

Poco a poco su entrevistador pareció relajarse, llegando al grado de mirarlo al rostro directamente casi con insistencia. Parecía que recobrara fuerzas cada vez que escuchaba a Jack hablándole.

--En cuanto a tus movimientos, quiero pedirte que no te contengas. Si no me equivoco no usarás doble, ¿cierto?

--Así es, yo me encargaré de las escenas de acción de mi personaje.

--Muy bien, sólo te pido que no pierdas de vista tus expresiones en la mitad de la acción. Quiero aprovechar tu actuación con varios close-up --dijo estirando sus brazos y encuadrando a Jack de pies a cabeza con sus dedos mientras entrecerraba los ojos en el típico gesto del director cliché.

--OK… --respondió Jack bajando la mirada con gran lentitud. Parecía que los zapatos lustrosos de Richard habían llamado su atención.

«Puedo hacerlo, llevo mucho tiempo preparándome». Jack quería continuar hablando y explayarse como era su costumbre, pero sus pensamientos se atiborraban y él parecía ser incapaz de externarlos. Estaba confundido, ni siquiera había una cámara allí en primer lugar. Pero en cuanto el director mencionó los close-up, y lo imaginó a él mirándolo a través del lente, sintió un hormigueo que nacía desde la base de su abdomen y acababa en la punta de sus dedos, que temblaban.

--Antes de la filmación ensaya unas cuantas veces tus movimientos en esas escenas y muéstramelos oportunamente.

--Así lo haré --dijo volviendo a encarar al director.

--La acción por sí misma te da gran parte del carácter.

--Sí.

--Necesito que te concentres. Muéstrame cierta rebeldía con tus gestos ­­­--dijo Richard manteniendo su mirada fija en él, con una sonrisa.

--¿Rebeldía?

--Jack, te visualizo como un personaje indómito.

--¿a Franz…? --musitó Jack en voz muy baja, sólo para sí.

En ese punto de la conversación el tema de la escena y el personaje se perdían en las fronteras de su comprensión, pero aquello no impedía que los diálogos continuaran sucediéndose uno a otro. Por más que Jack se esforzaba por tomar aquel intercambio de vocablos como algo normal, las palabras del director lo confundían casi tanto como las miradas que le dedicaba. Trataba de responder con naturalidad, pero le resultaba tan difícil como ignorar que su garganta se secaba.

--¿No compartes mi visión? --preguntó entonces Richard acomodándose en su asiento y recargándose en la mesita, disminuyendo por lo menos en 10 centímetros la distancia que había entre ellos. Sus manos entrelazadas entre sí se juntaron con el sonido de  un aplauso.

--Claro…--la afirmación de Jack sonó un poco inconclusa, pero un reclamo se dejó ver en el traslúcido vistazo que le dedicó.

--Me gusta esa mirada tuya… servirá.

Aquellas palabras pronunciadas casi en un susurro incitaron la llegada del momento en que Lane no pudo más y desvió su mirada huyendo explícitamente del director, comenzaba a sentirse ligeramente entumecido.

--No te distraigas, por favor.

Jack no tardó en darse cuenta de que al evidenciar su falta de indiferencia ante el contacto visual, había tirado su última arma. La pequeña y delgada boca del director le ofreció entonces un gesto casi triunfante y mojó levemente sus labios, moviéndose discretamente hacia su nuevo campo de visión.                                                                                                                                                                                          

--Deseo…

Richard pronunció lentamente aquella palabra mientras lo miraba insistentemente, causándole un escandaloso temblor.  A partir de ahí la situación fue en picada, el remolino de curiosidad que había generado en Jack, parecía estar arrasando fácilmente con su juicio. Y aquello podía ser leído fácilmente en su expresión turbada.

--…que me persuadas tu intención de conquistar.

Aquel hombre entornó los ojos sin buscar disimularlo, mientras apreciaba milimétricamente las facciones de Jack.

--Pretensión de conquistar…

El estremecido actor repitió las palabras tragando saliva, palpitando ante aquel dulce recorrido visual que Richard hacía en su desnuda alma. Sintiéndose acosado de aquel modo, el actor se descubrió a sí mismo tratando de competir con el insolente vistazo que le propinaban.  Su interés, cada vez más despierto, velaba poco a poco los resquicios de dudas que aún osaran aferrarse.

Se sabía incapaz de huir más de él.

--Así es, tu personaje ha de conquistar definitivamente.

Jack se encontraba cada vez más confundido, ni siquiera pudo contestar.

--No te enfoques mucho en el protagonismo, se libre.

--… ¿libre?

Su respiración se estaba volviendo pesada. Para entonces ya no hacía falta sentido en sus palabras, la víctima de las contemplaciones del director no perdía detalle de la grave voz que se dirigía a él. Escuchaba cada cambio de entonación y de ritmo, tratando de captar cada sutil significado. Ambos corazones comenzaban a acelerarse, Richard notaba las manos inquietas del actor y su voz se quebraba dolorosamente al pronunciar cada vocablo, quemando los oídos de Jack.

--¿Acaso no está bien experimentar un poco?

Aquella ambigua pregunta dio en el clavo, haciéndolo sudar. El tono con el que habló le supo agrio, Richard parecía estar peleando en su propia batalla y sus labios se tensaron fuertemente al terminar la frase. El semblante del director lo interrogaba abiertamente.

--Eso… creo.

Jack tragó saliva, la tensión entre los dos crecía a pasos agigantados. Se trataba de una acalorada guerra donde Jack ya había jugado todas sus cartas y su defensa había sido derrotada. Los espíritus incendiados por un vapor de urgencia los hacían asemejarse a dos adolescentes indecisos. El deseo se agitaba y se elevaba. La cercanía física se volvía más y más evidente.

--Muéstrame.

El actor ya no evitó responder al indecoroso reto. Había dejado de pensar claro. Lo nublado de su juicio salió a relucir en el instante en que bajó el volumen de su voz para obligar a Richard a acercarse más a él para escucharlo soltar algunas palabras que ya habían perdido su significado.

--El guión… ¿debería  repetirlo con exactitud?

--Un poco de improvisación… no vendría mal… -- masculló Richard imitando el volumen de voz de Jack.

--¿Debería inventar?

--Se creativo…

--¿Cómo?

--…

--¿Señor Coleman?

--Es Richard…

--…Richard…

A partir de ahí Jack ya no pudo decir más, sus ansias estaban tocando fondo y su curiosidad le pedía fervientemente que se dejara llevar. El ambiente tenso y acalorado, sus incoherentes murmullos y el nombre que había pronunciado dulcemente casi en contra de su voluntad, habían dejado una huella en aquel lugar.

Jack era homosexual, y sin ser uno de sus motivos de orgullo, solía buscar momentos con hombres desconocidos en sus lapsos de debilidad. Pero jamás había siquiera alucinado dar o recibir esa clase de atención en el trabajo. A pesar de que aquella progresión de acciones  iba poderosamente en contra su ética personal, algo en Richard Coleman terminó por atraerlo irremediablemente.  Supo que había caído en sus redes desde el instante en que alcanzó a encandilar sus intenciones. 

Hasta ese momento no se habían tocado ni un ápice, pero el calor del aliento del otro golpeaba su rostro y sus manos ya casi se rozaban. Sus miradas empezaban a perseguirse entre sí y a explorar un poco más de cerca la morfología del que tenían en frente. No podían ser más mutuos el calor y la emoción que habían surgido en ese pequeño espacio.

Estando en medio del silencio, Jack podía atender la respiración de Richard. No se le escapaba ni uno solo de sus movimientos. Él no habría sido capaz de romper el hielo en esa situación, estaba demasiado concentrado en sincronizar cada una de sus exhalaciones con las del director. Richard se relamió los labios con vehemencia, infinitamente atento al actor. Su boca permanecía entreabierta conociendo el sabor del aire que emanaba rítmicamente el hombre frente a él.

Un breve y nervioso suspiro que Jack no pudo acallar inauguró oficialmente aquel momento. El director estableció con urgencia el primer contacto oficial entre los dos. Su gruesa mano se posó como una mariposa sobre las manos de Jack, acariciándolas delicadamente. El roce, que duró solo un segundo, fue rápida y fuertemente opacado por la cercanía perdida entre sus labios.

Jack inhaló violentamente, frunció el ceño, tragó saliva y cerró sus ojos con fuerza al tiempo que entreabría tenuemente sus labios. Richard no perdió detalle de sus reacciones y sonrió para sí. El beso fue inmensamente lento y pausado, Jack de inmediato ladeó la cabeza para profundizarlo cuando sintió que el otro le pedía más. Los labios del director  y el interior de su boca eran inexplicablemente cálidos y húmedos. El ritmo del beso era ansioso, pero tardo, casi una tortura. A Jack se le figuró que era la primera vez que recibía un beso así. Todos sus sentidos se concentraron en aquel primer acercamiento.

Sus manos se entrelazaron como por pura coincidencia, con un ligero temblor. Esto no hizo sino excitarlos y provocar que Jack rodeara el cuello de Richard con sus brazos, soltando sus manos. Al perseguir su tacto, Coleman recorrió la longitud de sus extremidades hasta llegar a sus hombros. El director desabrochó tres de los botones de la camisa de Jack, el toque frío de sus dedos le arrancó un suspiro. Richard no tardó en sentir que la mesita estorbaba, así que la hizo a un lado torpemente.

Lane deseaba mirarlo a los ojos, pero no se atrevió a abrirlos, y a ciegas buscó otra vez el roce de sus labios. Pidió permiso  para volver a profundizar el beso, Richard le respondió acercándose más. Sus cuerpos rozaban de tal modo que la fricción entre ambos parecía quemarlos. El ósculo iba acompasado melodiosamente con las caricias de Richard sobre la camisa entreabierta del actor, acompañadas por esporádicas mordidas ansiosas a sus labios. El actor le  obsequiaba preciosos gemidos.

Ambos actuaban meramente por instinto, buscando y encontrando sensaciones físicas. Llenando el espacio donde antes solo hubo tensión sexual. Jack ya había cedido por completo, y se lo demostró al director terminando de remover su propia camisa y lanzándola sobre el escritorio. No abrió los ojos, solo se concentró en las nuevas caricias que lo había invitado a hacer. Él le contestó recorriendo por fin la totalidad de su vientre y su espalda con las yemas de los dedos, provocándole escalofríos y suspiros ahogados entre los continuos besos. Ambos corazones latían a mil por hora y el calor corporal de los dos radiaba como nunca.

Las acaloradas caricias del director continuaron, acercándose peligrosamente a los límites del pantalón. Jack reaccionó ardorosamente al sentirlo, esforzándose por remover el saco que envolvía al director y desabrochando impetuosamente su camisa. Coleman se dejó hacer, y cuando el pecho de ambos estuvo desnudo, el actor se decidió a mirar con el rabillo del ojo el cuerpo bien formado del director. Si bien aquella figura no pertenecía a un supermodelo, a Jack le pareció extrañamente apetitoso.

Ambos se encontraban ya de pie, sintiendo los desesperados agasajos sobre la piel desnuda. Jack acarició el cabello de Richard, quitándole los lentes y dejándolos a un lado. Enredó sus dedos entre los mechones y reclamó sus labios y su faz entera para sí.

Richard buscó entonces recorrer ese cuerpo con algo más que sus manos. Comenzó desde la barbilla, besándola y lamiéndola ansiosamente, trazando un caminito descendiente hasta su tórax. Jack continuaba despeinándolo y exhalando pesadamente ante la lentitud tortuosa que parecía haber tomado posesión de sus acciones.

Estaban cada vez más cerca. El roce y la proximidad de sus cuerpos comenzaban a sentirse no solamente en la zona carente de ropa. La ropa interior de ambos ya se sentía ajustada. Richard no resistió más y desabrochó exasperadamente el cinturón y el pantalón del otro hombre. Jack soltó un suspiro bajo e involuntario ante la nueva labor de Richard, que había dejado de besarlo para arrodillarse ante él.

Muy lentamente el director bajó el cierre de la prenda inferior, encontrándose de frente con la erección del otro, cubierta por una sexy ropa interior.  Las ansiosas manos del actor no soltaban el cabello de Richard, moviéndose sin saber a dónde ir. Su expresión era increíble, sus bellas facciones se transformaban completamente con el deseo impregnando cada fibra de su piel.

--Ha…hazlo.

A Richard se le hizo agua la boca, tragó saliva sonoramente y distorsionó su gesto maravillosamente ante la sola idea de lo que estaba por pasar. No podía creer lo que estaban haciendo. Ni en un millón de años se habrían imaginado en circunstancias similares. El actor lo miraba desde arriba, casi rogándole.

Jack apretó los labios y trató de callarse mordiendo su propia mano cuando sintió algo cálido y húmedo rozar con su hombría por encima de la tela que aún lo cubría. Un gemido se escapó de entre sus dientes y sus ojos volvieron a cerrarse. Sin querer, retrocedió tres pasos, encontrando apoyo en el escritorio que se encontraba detrás de él.  Fue seguido muy de cerca por el director, que lo persiguió con recelo y urgencia. Lo alcanzó excesivamente pronto y de inmediato volvió a besar la hombría cada vez más firme que se ostentaba a unos escasos milímetros de él.

Richard se atrevió a acariciar a Jack y a remover su ropa interior, deslizándola delicadamente por sus escultóricas piernas. Mantuvo el miembro palpitante del actor entre sus labios, recorriéndolo muy lenta y delicadamente, al tiempo que sus manos se atrevían a masajear sus testículos. El actor no tardó mucho en comenzar a mover sus caderas, pidiéndole a su compañero que apresurara las atenciones. Richard correspondió introduciéndolo en su boca y comenzando con un ritmo más acelerado. Muy pronto la erección de Jack llegó a su límite, le era casi imposible combatir contra los gemidos que debía ahogar cada vez que el director se movía, estimulándolo cada vez con más maestría.

El actor alcanzó torpe su propia camisa y la mordió furiosamente, tratando de ayudarse para durar más y gozar de aquella acción el mayor tiempo posible. Sus ojos estaban cerrados fuertemente, sus enrojecidos labios temblaban al compás de su respiración contenida y un hilo de saliva se deslizaba hacia sus radiantes mejillas. Era el mejor espectáculo que Richard hubiese visto jamás.  Al cabo de unos minutos de danzar en el cielo, Jack le pidió que se detuviera, no quería que todo terminara allí.

El director decidió torturarlo con la espera, regocijándose con el adictivo paisaje. Observó su cadenciosa respiración entrecortada, su garganta pasando saliva y su hermosamente moldeado tórax que se contraía con cada jadeo.  Devoraba perdidamente la espléndida vista, de rodillas, soñando con él.

Al notar que Richard no se movía, Jack se apresuró a continuar. Sin intercambiar ninguna palabra caminó hasta la mesita, tomando el aceite de oliva en sus manos y volviendo a su puesto. Luego, removió del todo las prendas que aún portaba. Torpemente y mientras temblaba, sacó algo de su cartera. Richard, que continuaba agachado, se relamió los labios ansiosamente al ver aquello que Jack tenía ahora entre sus manos.

Jack tomó la mano de Richard tímidamente y lo jaló hacia él, pidiéndole que se pusiera de pie, para luego desabrochar su pantalón. Con estas acciones rozó insistentemente el miembro de Richard por encima de sus ropas. El director no hacía más que quedarse quieto, esforzándose por no gemir sonoramente, sin poder despegar su mirada de las ágiles y bellas manos que le arrancaron la ropa interior dejando respirar a su ya bastante avanzada erección.

Jack lo masturbó hábilmente por unos minutos arrancándole por fin aquella voz ronca, en seguida colocó el condón que había sacado previamente. Había sido sólo el poder de las costumbres lo que le había llevado a colocar uno a pesar de creer que jamás podría llegar a necesitarlo. El destino lo había puesto en sus manos para ése momento.

Richard de inmediato entendió lo que pasaba por la mente de Jack, que mordía sus labios con fuerza, preparando su propia entrada con el aceite de oliva que azarosamente había sido llevado allí. La cabeza les daba vueltas y se paseaba elevadamente por la tienda, parecía que ese momento era el único real de sus vidas y que antes todo había sido solamente un ensayo para ése preciso instante. Ya casi no se escuchaban sus respiraciones, al contrario, los latidos de sus corazones parecían inundar el caluroso y turbio ambiente.

Con cuidado y parsimonia el actor se subió al escritorio, quedando recostado en él, invitando a Richard a fundirse con su cuerpo en aquel lugar. Sus manos rogaban expectantes por la continuación, sosteniéndose con fuerza a la orilla del mueble. El director, con su mente y sus sentidos nublados, no tardó en acercarse a aquella gloriosa entrada, penetrando prontamente al actor, que gimió dulcemente mientras su espalda se arqueaba irremediablemente. El director se quedó quieto en esa posición con la boca abierta, su respiración ausente y la mirada perdida en el techo de la carpa, tratando de recorrer cada gramo de sensación que pudo robar de aquel punto de unión entre los dos.

--Sigue…

El ronco balbuceó de Jack, acompañado de un leve movimiento de caderas rompió su concentración y provocó un gemido seco en Richard.

El vaivén cada vez más constante de las embestidas no se hizo esperar mucho más. Jack se aferraba al escritorio y se acariciaba a sí mismo mientras Richard disfrutaba como nunca antes de aquel ritual mágico que logró llevarlo a otro plano de existencia. Ya ellos mismos, los sonidos, los estremecimientos y la iluminación amarilla que habían a su alrededor parecían distorsionarse y mezclarse en un solo ser. Era imposible separar el goce de uno y otro individuo.

Algunas lágrimas se deslizaban delicadamente sobre las febriles mejillas de Jack, confundiéndose con el sudor que recorría los vigorosos cuerpos desnudos de ambos hombres. Los movimientos rítmicos de aquella danza de placer llenaron completamente el espíritu de aquellos dos, que sintieron su vida terminar cuando llegaron a un atroz e inigualable orgasmo.

 

 

La luz amarillenta de la carpa no tardó en reclamar a Jack al mundo de los vivos tras su pequeña muerte. Volvió a abrir sus ojos aún jadeante, y en ese soplo, los extraordinarios luceros de Richard le obsequiaron una mirada que jamás había visto en su vida.

Notas finales:

Empezamos directo con la acción, eh? ¿Qué les pareció? Opiniones por favor!

Nos leemos la próxima semana!

 


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