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Habitación del Placer/ Plaisir Chambre por Shamita

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Notas del capitulo:

Hola!!

Si se que no tengo perdon de dios pero es que realmente el ultimo mes a sido un poco complicado y no me ha dado mucho tiempo para estar escribiendo además de que enfrente mi reto más dificil xD hacer lemmon xD no se a ustedes pero a mi a veces se me complica un poco  sobre todo cuando segun yo quiero hacerlo más romanticos -es que a mi no se me da mucho esa faceta-  y luego para acabarla precisamente este ultimo mes he estado tomando unas pastillas debido a un esguince que traia en mi tobillo y ese medicamento práctiamente me noqueaba, no podia estar despierta más de una hora lo que tambien me dificulto la vida un poco pero ahora ya estoy bien y ya no tomo nada.

Aunque parece que ahora el problema al que me enfrento es mi propio internet que no me da acceso y pues la compañia de internet dijo que es algo general así que no puedo hacer nada solo me da acceso a veces y por un preve momento y justo hace rato pude entrar pero en lo que termine de pegar el cap ya se habia ido, así que tendré que esperar y estar atenta para ya solo que se pueda subir sino me va a dar un patatuz xD despues de tanto que me he esforzado.

Pero bueno cambiandoles de tema estoy buscando algún fic para leer pero de las parejas que usualmentte leo no han actualizado así que queria pedirles a ustedes si me pueden recomendar alguno para leer pueden ser yaoi o no  (los de accion o peleas tambien me llaman la atencion siempre y cuando la historia este buena a mi no me interesa mucho si es con tematica para esta pagina) y basicamente de cualquier anime o serie. Estoy abierta a cualquier fic   obviamente si es de Yoko y Kiri me harian un poquito más feliz pero sino pues de cualquier bueno no mentira mientras no sea Dragon Ball ni Sailor moon (en tematica yaoi lo demás esta bien xD lo siento es que esos personajes no los puedo ver ni en seme ni en uke xD es mi infania) y tambien puede ser de cualquier pagina siempre y cuando las pueda leer xD

Bueno pues muchas gracias, yo seguire aqui esperando a que el internet se abra espero sea pronto porque el fin de semana estare muy ocupada así que quiero dejarles este cap que esta un poco, mucho largo xD pero creo o al menos espero haya valido la espera de todos ustedes.

CAPÍTULO 4

 

El tiempo siguió su curso y pronto un mes más paso; ese era un día tan normal como siempre desde Kirishima interrumpió en la vida de la familia Yokozawa como era su costumbre fue por los hermanos Yokozawa, primero pasó por Ryu y Mizuki quienes ya lo esperaban en el portón del instituto.

La segunda parada fue en la escuela de Henmi donde ya los esperaban tanto el menor de los hermanos como Tora, quien estudiaba en la secundaria justo aun lado de la escuela lo que permitía que pudiese acompañar a Henmi mientras esperaban a los mayores, cuando llegaron al lugar todo estaba bien los dos chicos seguían ahí charlando –sobre todo Henmi– sobre lo que hizo en clases.

Después de asegurarse de que no dejaban nada atrás se dirigieron como era su hábito hacia el centro comercial –donde algunas veces aprovechaban para comer algo sobre todo cuando a Takafumi no le hubiese dado tiempo de prepararles algo la noche anterior– donde se separaron ya que Ryu debía ir al oftalmólogo para unos nuevos lentes que necesitaba mientras que Mizuki aprovecho para buscar algunos accesorios para el cabello entre tanto Kirishima se llevó a Henmi y Tora a la zona de juegos pues debían esperar a los otros.

Tras varias horas se reunió con ellos Ryu –quien fue el que más tardo debido a que tenía que esperar su turno para la revisión– y como ya era tarde decidieron comer en el lugar puesto que no tenía caso hacer el trayecto de regreso con el estómago vacío por lo cual compraron diversos paquetes de comidas para cada uno, posterior a esto emprendieron el camino hacia la casa de los Yokozawa.

El regreso fue calmado Henmi y Tora cayeron rendidos mientras que Mizuki y Ryu platicaban un poco más con Kirishima al llegar fue el castaño quien ayudo al menor de los hermanos a llegar a la sala pues se sentía un poco cansado por lo cual Zen decidió llevarlo en sus brazos para evitar que este se cansara aún más. En la casa de los Yokozawa el oji miel llevo a Henmi hasta su cuarto seguido de Ryu quien le ayudo poniéndole una mascarilla y de inmediato abrir el tanque de oxígeno pues el menor estaba comenzando a faltarle el aire, cuando su respiración volvió a la normalidad aguardo varios minutos para recomponerse por completo.

El resto de la tarde se la pasaron lo más tranquilos posible viendo la televisión, Kirishima por primera vez fue testigo del ambiente intranquilo que se daba cuando el menor de los hermanos se ponía un poco mal, después de enterarse de la enfermedad de Henmi dedico un poco de su tiempo a investigar y conocer más sobre la enfermedad así supo que en cualquier momento podían presentarse los síntomas y que entre más frecuentes se dieran peor era la condición del niño pero desde que lo conocía consideraba que los medicamentos estaban haciendo efecto en él pero parecía que comenzaba haber una recaída y eso era preocupante.

Para aminorar la atmosfera intranquila que se sentía en el lugar, Zen decidió que sería bueno ver alguna película de las que compro en el centro comercial ya que los chicos se mostraron entusiasmados cuando se las mostro. Tras organizar todo para mover las cosas hasta la habitación que ocupaba Henmi, para que tuviese sus medicinas y oxígeno a su alcance, se dispusieron a ver la película sentados en el piso a excepción de Mizuki y Henmi que compartieron la cama.

Al terminar aquel día Kirishima había abandonado la residencia de los Yokozawa un tanto preocupado pero confiaba en que todo estaría bien, iba a mitad de camino hacia su hotel pero al ser consciente de las dificultades que representaba a Takafumi el poder cumplir con su trabajo sin descuidar a Henmi decidió regresar dando vuelta en “u” hacia la casa que acababa de abandonar, no tardo mucho tiempo y solamente se estaciono de nueva cuenta para enseguida bajar del vehiculo y tocar con prisa el timbre del lugar.

–     ¿Tú que haces aquí? –cuestiono Takafumi que lo veía sorprendido tras abrir la puerta de su casa.

–     Yo… sé que es tonto pero puedo quedarme esta noche con ustedes –respondió un poco temeroso de que el doncel le fuera a cerrar la puerta en la cara ante su atrevimiento–, es que yo realmente estoy preocupado por Henmi y ahora no se me ocurre nada mejor que estar aquí por si se llega a ofrecer algo.

–     ¿Por qué? ¿Por qué te preocupas por él? ¿Por qué te preocupas por nosotros? –cuestiono Takafumi sorprendido y conmocionado pues saber que su hermano se sintió un poco mal no lo dejaba estar tranquilo y ahora el varón que lo trato tan mal y lo hizo sentir poca cosa venia con tantos buenos gestos con él y su familia.

–     Por qué te amo –respondió sincero el castaño– y ellos se han ganado mi cariño.

–     … –el doncel no supo que decir pero aun así le cedió el paso al mayor al interior de la casa y ambos subieron a la parte superior de la misma– No tengo un cuarto extra así que si no te molesta tendrás que dormir en el sillón.

–     No hay problema –hablo el varón–, con que me hayas permitido pasar la noche aquí está bien.

–     Bien, estaré con Henmi si quieres algo puedes tomarlo con libertad –dijo el doncel para partir rumbo a la habitación del menor de sus hermanos.

Esa noche se quedó en el sillón de la sala, agradecía que hubiesen traído consigo el mueble en forma de “L” de Tokio ya que podía estirar muy bien sus piernas para cuando se dio cuenta todo en la casa quedo tranquila y en silencio por lo cual de a poco comenzó a quedarse dormido. La mañana llego sin que se diera cuenta pero el movimiento en el lugar lo hizo abrir los ojos, primero desvió la mirada hacia la televisión cuando se despertó por completo e intento pararse y fue cuando se dio cuenta que estaba tapado no recordaba que le hubiesen dado una sábana pero quiso creer que esto era una atención del doncel.

–     Gracias por la sabana –dijo al ver al doncel prepararse un café.

–     … De nada… –hablo el otro sin prestarle mucha atención al varón– ¿Quieres algo de desayunar?

–     Con un café está bien, no quiero causar más molestias –respondió Kirishima sentándose en la mesa.

Tuvo que esperar varios minutos, en los que veía como los Yokozawa terminaban sus desayunos respectivamente y comenzaban de a poco a levantarse de la mesa para terminar de arreglarse, para que un plato con pan tostado junto con una taza de café fueran puestos frente a él.

Comió su pequeño desayuno con mucho ánimo pues era lo primero que el doncel le hacía únicamente a él, pronto el peli azul se le unió con un plato de pan y un cuenco con fruta en pedazos junto con su café ambos desayunaron en silencio aunque el castaño no podía evitar sonreír de manera abierta en tanto que miraba detenidamente el rostro del menor.

–     Podrías dejar de mirarme así –hablo el doncel sin levantar la mirada–, es molesto.

–     Lo siento pero no puedo dejar de mirar a la persona que amo –dijo Kirishima sonriendo.

–     Onii-chan ya nos vamos –hablo Ryu que desviaba la mirada pues alcanzo a escuchar al castaño mayor.

–     Si… sí que les vaya bien –respondió Takafumi esperando que su hermano no hubiese escuchado nada– ¡Tú no digas esas cosas! –se quejó el doncel dirigiéndose al castaño que mantenía una sonrisa– ¿Quisiera pedirte un favor?  

–     El que quieras, yo estoy a tus ordenes –respondió Zen.

–     Bien, podrías quedarte y cuidar de Henmi… Yo no puedo faltar hoy al trabajo pero mañana si y no quiero que él se quede solo –dijo aunque no pudo evitar sonrojarse un poco pues le daba pena y aun le disgustaba tener que pedirle un favor a Kirishima– y como tu dijiste ayer que te preocupaba… yo pensé… que tal vez podrías hacerme ese favor.

–     Eso no lo tienes ni que pedir –dijo el varón–, yo me hubiese quedado aun si tu estuvieras aquí.

–     … Gracias… –dijo el otro.

Posterior a que le escribiera el horario de los medicamentos, indicarle lo que debía darle de desayunar a Henmi cuando despertara y de haberle anotado su número móvil el doncel se fue no sin antes decirle que cualquier cosa no dudara en llamarlo.

Apenas lo despidió y se dirigió hacia la habitación que ocupaba solamente el menor de los hermanos, era la habitación principal pero al parecer en lugar de ser usada por Takafumi estaba sido adaptada para Henmi, este aún se encontraba dormido por lo cual el castaño aprovecho y se sentó en el pequeño sillón que estaba aún lado de la cama.

Paso la mañana cuidando del menor de la familia. Parecía que Henmi se recompuso de sus malestares ya que estaba de muy buen ánimo y se sentía –y veía– mejor aunque Kirishima quiso evitar alguna recaída por lo cual no lo dejo levantarse de la cama y para que se entretuviera le llevo una de las consolas para que jugara, así pasaron el día hasta que llego el resto de la familia Yokozawa.

Por la tarde  Henmi seguía de buen ánimo y su salud parecía haber mejorado por lo cual lo dejaron salir por fin de su recamara para estar todos juntos en la sala, ese día Takafumi regreso más temprano de lo usual pero eso no pareció importar mucho y aunque no le gustó mucho el hecho de que el menor se encontrara en la sala más al ver que este parecía estar en mejor estado de salud opto por no romper el buen clima que se respiraba en su casa.

Los días pasaron y parecía que aquel episodio –de falta de oxígeno de Henmi– quedo en el pasado, y este día era la ceremonia de fin de curso por lo cual aunque al mayor de los Yokozawa no le parecía mucho el que Henmi fuese no tuvo de otra que dejarlo ir ante la insistencia de este.

Cuando los chicos regresaron a su casa lo hicieron en compañía de Kirishima –como ya era acostumbre–, al llegar se encontraron con la sorpresa de que en el interior se encontraba ya Yokozawa sentado en la sala viendo un TV drama y al verlos llegar no perdió mucho tiempo y cuestiono sobre cómo les fue en sus respectivas escuelas.

La tarde pasaba tranquila y para celebrar el inicio de las vacaciones Kirishima invito a los Yokozawa a ir a comer a un restaurante y como siempre Takafumi término sido convencido por sus hermanos aceptando la salida, y era por esto que ahora se encontraban en un restaurant de Yakiniku.

La estaban pasando bien conversando entre ellos mientras asaban su carne y verduras, aunque lo único que lamentaba Zen era que Takafumi se sentase lo más alejado posible de él pero esto no evitaba que en algunos momentos se perdiese la mirada en sus facciones, cosa que no pasaba desaperciba por Ryu y Mizuki, pero siempre tenía que desviar su mirada cuando Henmi o Tora pedían su atención así como cuando el doncel parecía haber sentido su mirada constante.

–     Voy al baño –anuncio Henmi de un momento a otro y sin más se paró para ir hacia el lugar en cuestión.

Los demás siguieron en lo que estaban por lo que nadie puso demasiada atención en lo que pasaba alrededor, sino que pasados varios minutos comenzaron a escuchar un ajetreo de los empleados algo realmente usual pero realmente esto no debería ser importantes para ellos aun así Kirishima instintivamente recorrió con su mirada a cada uno de los que estaban con él y se dio cuenta que Henmi no regresaba aun, el castaño observo como Takafumi –tal vez dando se cuenta también de lo mismo– fue el primero en levantarse para ver que ocurría por lo que involuntariamente siguió el ejemplo del doncel.

Estuvieron parados al lado de su mesa observando lo que pasaba sin entender muy bien hasta que el mayor de los Yokozawa junto con Zen distinguieron el lugar en el que estaba la conmoción y la mayoría de los empleado, que no era otro lugar más que el baño masculino e inmediatamente por la mente de Kirishima apareció el menor de los hermanos por lo cual se acercó hasta el pasillo donde estaban varios empleados.

–     ¿Qué pasó? –cuestiono a los empleados.

–     Un niño, esta desmayado y al parecer no puede respirar –respondió uno de los que se encontraban ahí.

–     ¡Henmi! –exclamo Takafumi que siguió al castaño– ¡Es mi hermano déjenme pasar! ¡Por favor!

Las personas de ahí se hicieron a un lado dejando pasar al doncel, a quien de inmediato se le fue el color pues en medio del cuarto se encontraba tirado Henmi,  corrió hacia el cuerpo de su hermano tratando de hacer que este reaccionara pero parecía que nada tenía resultado alguno.

–     ¡¿Ya llamaron a la ambulancia?! –cuestiono Kirishima preocupado por lo que veía sabiendo que el niño necesitaba ayuda médica urgente.

–     Si ya vienen en camino –respondió un empleado–, estamos cerca de un hospital así que deben estar por llegar.

–     Abran las puertas para que pueda entrar la camilla –hablo Kirishima e inmediatamente el empleado fue a llevar a cabo lo dicho por el castaño, quien se acercó de hasta dónde estaban tanto Takafumi como un inconsciente Henmi–. Takafumi ya viene una ambulancia, Henmi va a estar bien.

–     ¡Henmi! ¡Despierta por favor! –exclamaba el peli azul, sosteniendo en sus brazos el cuerpo de su hermano, preocupado y asustado por lo que podía significar esto– Tienes que levantarte, por favor –decía el doncel estaba a punto de llorar sin soltar a un Henmi inconsciente

Varios minutos después los paramédicos llegaron y atendieron rápidamente al menor quitándolo de los brazos de Takafumi, el cual parecía no poder decir nada acerca de los problemas médicos del más joven de los Yokozawa por lo cual tuvo que ser Kirishima quien les informara sobre todo lo que tenían que saber para poder ayudar a Henmi.

–     Entendido nos haremos cargo –dijo uno de los paramédicos subiendo al castaño menor en una camilla y comenzando a administrarle oxígeno–. Lo llevaremos al hospital, puede venir un familiar con nosotros.

–     ¡Yo voy! –exclamo Takafumi tratando de calmarse– Soy su hermano y su tutor.

–     Bien acompáñenos –dijo el paramédico.

Al salir del área de los sanitarios Kirishima pudo notar la presencia del resto de la familia Yokozawa por lo cual el ojimiel se apresuró a llegar hasta donde estaban los hermanos tratando de apartarlos y que dejaran que la camilla pasara.

–     ¿Qué le paso a Henmi? –cuestionaron al mismo tiempo Ryu y Mizuki preocupados al ver pasar a su hermano en la camilla recibiendo oxígeno.

–     Tranquilos, aun no lo sabemos pero lo más posible es que se deba a su condición –respondió Kirishima–. Necesito que se calmen, Takafumi se ira con él en la ambulancia nosotros lo seguiremos en mi coche así que andando recojan nuestras cosas para irnos.

Los menores se dirigieron rápido a la mesa que hacía unos instantes ocuparan en tanto que Kirishima se encargó de pagar por lo que consumieron para que no hubiera problemas, cuando regresaron los Yokozawa de inmediato salieron rumbo al hospital siguiendo de lejos a la ambulancia, en el camino hasta el hospital Zen trato de calmar a los chicos diciéndoles que debían confiar en que su hermano podría sobrellevar esta recaída y que pronto lo tendrían de regreso en su casa.

Al llegar al hospital los Yokozawa debieron esperar en la primera sala donde estaba la recepción esto debido a que aún Tora no podía entrar hasta la sala de emergencia donde les comunicaron que se encontraba Henmi, quien ya había sufrido dos paros cardiacos de camino en la ambulancia, cosa que preocupo por aún más a todos en especial a Kirishima que no sabía cómo estaría tomando todo esto Takafumi.

En cuanto se aseguró de que Tora y Mizuki estaban calmados así como prometerles que en cuanto tuviese noticias de su hermano vendría a decirles, se fue seguido de Ryu hacia la sala de urgencias donde sabrían más del estado de Henmi. Por los pasillos llegaron al lugar indicado donde encontraron a Takafumi que parecía estar perdido en el dolor de no saber bien  que pasa con su hermano.

–     ¿Takafumi como esta Henmi? –cuestiono Kirishima.

–     No lo sé, no me dicen nada y no me permitieron –respondió el doncel angustiado– estar con él.

–     Ya verás que pronto nos dirán que ya está bien –hablo Ryu tratando de apoyar a su hermano– y que el enano estará dando lata pronto.

–     No, no esto es mi culpa… yo no debí dejar que él hiciera todas esas cosas –dijo Takafumi nervioso y preocupado sin poder ocultar dolor–, yo debí ser más consiente y no dejarlo ir a la escuela ni que anduviera de un lado para el otro.

–     Takafumi eso no es verdad –dijo Kirishima–, no es culpa tuya ni de nadie.

–     Si, si lo es. Henmi se está muriendo y es mi culpa –dijo el peli azul sin poder evitar llorar–, por mi culpa se está muriendo, soy un mal hermano debería ser yo el que este ahí no él.

–     Tienes que calmarte, nadie tiene la culpa –hablo Zen tratando que el doncel se tranquilizase pues Ryu también mostraba un semblante triste y con las palabras de su hermano podía ponerse peor–. No puedes hablar así, necesitas ser fuerte para Henmi.

–     Si yo hubiese puesto mayor atención a Henmi él no estuviera en esta situación –dijo Takafumi sumido en el dolor de saber que su hermano podría morir–, fui yo quien no supo ser un buen hermano a pesar de que les dije que yo los protegería  no he podido hacerlo ni una sola vez.

Kirishima no sabía que hacer nunca había visto esta reacción del doncel además de que podía ver las lágrimas que salían de sus ojos azul grisáceos sin que pudiese contenerlas sobre todo cuando el médico que atendía a Henmi dándoles la  terrible noticia << El menor está estabilizado pero su corazón no podrá resistir por mucho tiempo, lamentablemente ahora lo único que podemos hacer es esperar porque su corazón resista lo suficiente como para que encontremos un donador que sea compatible>> esas fueron las palabras del médico después de casi media hora de no tener ninguna noticia sobre la salud de Henmi, y esto solamente hizo que el corazón de los hermanos se destrozara al  pensar que no habría tiempo suficiente para que Henmi tuviese un donador, mientras que Ryu  trataba de mantenerse lo más firme que podía Takafumi no podía y al parecer no quería guardar su sentir haciendo que nuevas lagrimas recorrieran su rostro.

–     Ven necesitamos hablar –expreso Kirishima tomando al doncel de la mano ya que no soportaba el verlo tan mal sin poder hacer nada.

–     No, no espera tengo que estar aquí –dijo Takafumi tratando de soltarse pues no quería separarse de donde estaba por si regresaban a darles noticias sobre Henmi–. No me puedo mover, Henmi él me necesita.

–     Solo será un momento –hablo el varón sin soltarlo.

Sin que pudiese hacer nada el doncel se vio arrastrado hasta una de las salidas de emergencia haciendo que al pasar por la puerta el aire fresco golpeara el rostro tanto a él como del varón.

–     ¡Déjame ir! –expreso Takafumi queriendo soltar su mano de la del otro– ¡Tú no entiendes tengo que estar cerca por si pasa algo con Henmi! –dijo el doncel sin controlar sus lágrimas.

–     Si, si entiendo –hablo Kirishima seriamente–. Estas preocupado por Henmi pero no te has dado cuenta que en lugar de ayudar estas empeorando las cosas. Tus otros hermanos te necesitan entero, fuerte y sereno no les ayudas en nada poniéndote así solamente haces que ellos sientan más miedo.

–     Para ti es fácil decirlo, no es tu hermano quien está ahí muriéndose –expreso el peli azul–. Tú no entiendes nada, ellos son mi única familia ya no quiero pasar por eso no podría soportarlo. Yo les prometí que juntos nada podría pasarnos y que todo estaría bien pero no he podido hacerlo –siguió expresando–, soy un pésimo hermano no puedo protegerlos de nada y ahora por mis negligencias Henmi está muriendo y yo ni siquiera puedo darle mi corazón para que él pueda vivir. Y tú quieres que simplemente que me comporte como si nada pasará, no yo no soy un ser insensible como otros yo los amo y por ellos es que he hecho tantos sacrificios no estoy dispuesto a perder a ninguno de ellos tan fácilmente.

–     Yo no te he dicho que seas insensible sino que trates de estar lo más tranquilo que puedas –hablo el mayor–, no le ayudas en nada a Henmi estando en este estado así que debes poder tranquilizarte o no serás de ayuda a los médicos si necesitan alguna información extra sobre la enfermedad de Henmi.

–     ¡No entiendo que  haces todavía aquí! ¡Qué quieres de mí! Ya hace mucho tiempo te di lo que podrías querer de mí ¿Por qué no me dejas tranquilo? –exclamo el doncel– ¡Ni si quiera ahora que mi hermano esta entre la vida y la muerte me dejas tranquilo! ¿Qué más quieres de mí y mis hermanos? –cuestiono sin poder contener el dolor en su voz y sus ojos llorosos nuevamente–… Yo ya no puedo, ya no puedo con todo esto por favor déjame quiero poder estar con Henmi porque no lo entiendes… ¡Mi hermano se muere! Y tú solamente me alejas de su lado –dijo llorando–, por favor quiero estar con él… ¡No quiero que se muera y todo porque no pude estar al pendiente de él! ¡Yo no podría soportar…!

Kirishima no pudo seguir viendo al doncel llorar y decir todas aquellas cosas por lo cual atrapo con una de sus manos la cabellera de Takafumi e inmediatamente –cerro cualquier posible protesta o que el peli azul siguiera diciendo todas aquellas cosas– poso sus labios sobre los del otro. El doncel primero abrió los ojos enormemente sin que sus lágrimas dejasen de caer de estos, Kirishima podía ver la tristeza y sorpresa que reflejaban los azul grisáceos ojos del menor pero no encontró otra manera de que este dejara de recriminarse y de pensar tan negativamente. 

Zen pudo ver como las lágrimas poco a poco dejaban de surcar el rostro del doncel y lo abrazo sin darle oportunidad de alejarse de él, Takafumi se removió primero  entre sus brazos pero de a poco fue correspondiendo el beso y dejando de querer apartarse del castaño.

–     Quiero que estén bien tú y tus hermanos por eso no me detendré en lograr que Henmi tenga los mejores cuidados y tratamientos que le permitan sobrevivir mientras que encuentran un corazón para él –hablo tras abandonar los labios del más joven pero sin soltarlo de su abrazo sintiéndolo poco a poco corresponderlo y enterrar su rostro en el pecho del castaño.

–      ¡Yo sólo quiero ser feliz!...  ¿Por qué no me dejan ser feliz?... –hablo Takafumi controlando su llanto mientras que abrazaba con fuerza al varón– ¿Por qué nos pasa todo esto a nosotros? ¿Qué mal hemos hecho? ¿Nunca vamos a poder ser felices?

Kirishima no sabía que responder por lo cual se quedó en silencio dejando que el menor llorase todo lo que quisiera, que sacara todo el dolor que sentía mientras que él llevo una mano hasta la cabeza de Takafumi y comenzó a peinar sus cabellos tratando de brindarle tranquilidad percibiendo como su camisa era mojada por las lágrimas del doncel y escuchándolo de rato en rato hipar debido a su llanto.

Después de un momento el peli azul pareció calmarse y se separó del cuerpo del varón quien lo miraba tranquilo y sereno, aunque le hubiese gustado permanecer más tiempo abrazado del doncel, no pudo evitar sonreír esperando que por fin los nervios de Takafumi se hubiesen calmado.

–     …Gracias… –dijo el doncel calmado por fin– Yo creo que me perdí un poco en mi dolor.

–     No tienes nada de qué avergonzarte, es comprensible pero espero que ahora puedas mantenerte en calma tus hermanos te necesitan más que nunca –hablo Kirishima– y yo voy a estar ahí para apoyarlos. Vamos Ryu debe estar preocupado.

El doncel se limitó a asentir para después borrar con sus manos los rastros de sus lágrimas y así seguir al varón que caminaba tranquilo frente a él. Al llegar a donde estaba Ryu este les aviso que Henmi fue transferido a una habitación pero que solamente podía pasar una persona pero a él no lo dejaron por ser aún menor de edad ya que también el médico que atendía a su hermano quería hablar sobre la expectativa de vida de este.  Kirishima acompaño a Takafumi hasta donde estaba el médico, no sin antes darle un abrazo a Ryu y decirle que todo estaría bien así como indicarle que fuera a ver a sus otros hermanos, al llegar al consultorio del médico este los atendió de inmediato.

Esa noche Takafumi se quedó en el hospital mientras que Kirishima llevo al resto de la familia Yokozawa a su casa para que descansaran, espero a que todos se durmieran para tomar algunas cosas de Takafumi –que Mizuki le preparo–  y salió del lugar procurando dejarles una nota diciéndoles que temprano los llamaría para contarles sobre el estado de Henmi así como que quería que los tres comieran bien y que procuraran distraerse. Saliendo de la casa no perdió tiempo y se dirigió de regreso al hospital pues no quería dejar solo al doncel ya que esos días serían muy difíciles –sobre todo esa noche– y no deseaba que los malos pensamientos lo atormentasen de nueva cuenta.

Al llegar al hospital se encamino rápido hasta donde se quedó Takafumi la última vez que lo vio, lo encontró en la sala de espera durmiendo incómodamente en uno de los sillones se acercó hasta donde se encontraba al peli azul –siendo capaz de observar algunas huellas de lágrimas que derramo el doncel al estar solo– y se sentó a su lado procurando no despertar al otro que al sentir que alguien se  encontraba junto a él recargo su cabeza en el hombro del castaño que rodeo con su brazo los hombros del más joven acercándolo a él.

–     No tienes que llevar esto tú sólo, esta vez estaré yo para apoyarte –aseguro para enseguida besar los cabellos azulados–.Yo los voy a cuidar.

Los días pasaron y aunque había algunos días en que Henmi podía estar despierto algunas horas otros que eran muy diferentes pues el niño pasaba gran parte el día dormido debido a que se encontraba muy fatigado días como estos eran difíciles para el mayor de la familia pues no le permitían estar mucho tiempo con Henmi por lo cual Kirishima no se lo pensó mucho y mando llamar a los médicos que atendían al menor para darle la mayor de las oportunidades de sobrevivir en el tiempo que necesitaban para poder obtener el corazón que Henmi necesitaba para seguir viviendo.

Así pasaron varias semanas que se transformaron en otros dos meses en los cuales por indicación médica permanecía en el hospital siendo atendido a todas horas por los médicos y enfermeras. En el transcurso de este tiempo Takafumi pasaba todas las noches y horas que tuviese libre en el hospital no queriendo separarse de Henmi –y ayudado por  Kirishima quien logro que los médicos le dieran permiso para que estuvieran con el menor en todo el tiempo posible además de apoyándolo con sus hermanos– pero al tener que seguir trabajando y hacer un poco de tiempo para convivir con sus otros hermanos sin estar en el hospital  Zen se encargó de estar con Henmi durante el tiempo que no pudiese estar el doncel con él.

Ese día transcurría con normalidad y como era ya costumbre desde hace menos de dos semanas los Yokozawa en la tarde con un permiso especial –sobre todo para Tora– pasaban a ver al menor de ellos aunque fuese unos momentos pues el oji miel no consideraba que fuese bueno que estuviesen viendo en ese estado a Henmi, posterior a que comiesen en la cafetería del hospital y de despedirlos –ya que debían ir a su casa a descansar asimismo como tener que hacer sus tareas pues ya las vacaciones terminaron– Kirishima regreso a la habitación del a vigilar el sueño de Henmi

Zen al encontrarse sólo no pudo evitar pensar en los cambios que habían sucedido en la familia Yokozawa pues Ryu al ya haber terminado el instituto e ingresado en la universidad con ayuda de Kirishima quien lo incentivo a no dejar sus estudios y después de optar por una carrera y universidad que pudiese permitirle estudiar a distancia gracias  también a una computadora así como internet que el castaño costeara para que estudiara sin problema. Durante las tardes el segundo hermano aprovechaba no únicamente para realizar sus deberes sino también para cuidar de sus hermanos mientras que las mañanas eran aprovechadas en un empleo de medio tiempo que consiguió en la librería en la que frecuentemente los llevaba Kirishima, todo esto género que el mayor de la familia pudiese cambiar su horario de trabajo así como que Mizuki tomara las riendas del hogar al no poder trabajar en tanto que Tora evitaba ser una preocupación más para Takafumi pues estaba consciente de la gravedad del estado de salud de su hermano menor.

A horas de haberse ido los menores de la familia Yokozawa, el oji miel vio aproximarse al doncel que aun venia vestido con su uniforme de mesero parecía apurado lo cual causo preocupación a Kirishima que salió del cuarto donde se encontraba Henmi.

–     ¿Sucedió algo? –cuestiono el castaño nada más llegó hasta el menor que siguió su camino sin detenerse.

–     El médico que atiende a Henmi me llamó dijo que tenía noticias –respondió Takafumi deteniendo su avance–… tú, ¿podrías acompañarme?

–     Si, ya te lo dije que yo estaré contigo siempre que tú me quieras aquí –contesto Kirishima sonriéndole–. Vamos con el médico.

El doncel se limitó a asentir con su cabeza para continuar su andar hacia el consultorio del médico que llevaba el caso de Henmi, estuvieron ahí varios minutos escuchando lo que el médico les decía hasta que salieron Takafumi se encontraba serio mucho más  de lo que lo vio antes Kirishima en tanto que él se limitaba a seguirlo en silencio observando las reacciones del menor.

Al llegar a la habitación que estaba destinada para Henmi, Zen decidió que sería bueno dejar al doncel a solas con su hermano por lo cual fue hacia la cafetería después de todo aún no comía y aprovecharía para hacerlo además de aprovechar para hacer unas llamadas.

En tanto que en la habitación que ahora compartían el mayor y el menor de los Yokozawa se encontraba el peli azul tomando la mano de Henmi que se encontraba con el respirador y conectado a un monitor cardiaco pero aun así se mantenía despierto desde que su hermano entrase a su cuarto aunque este aun no decía nada el menor sabía que algo pasaba por la expresión que mantenía el doncel.

–     Henmi te tengo una noticia –hablo el doncel sin dejar de mirar a su hermano.

–     Sucedió algo… ¿malo? –dijo el otro respirando dificultosamente sin despegar su mirada del mayor.

–     No, todo lo contrario –respondió el peli azul–. Él medico nos dijo que es posible que pronto haya un donante pero aun así deben realizar unos estudios para determinar si el corazón es compatible contigo –siguió explicando–. Además debemos esperar unos cuantos días pues la familia del donante quiere despedirse de él mientras esta aún con vida y eso es algo que no podemos negarles.

–     Esta… bien… pero Onii-chan… puedo pedirte… algo… –hablo Henmi recibiendo una afirmación de su hermano mayor– Kirishima puede… convertirse en… mi nuevo hermano…

–     ¿Eh?  –aquello descoloco a Takafumi que no se esperaba tal cosa– ¿De qué hablas?

–     Ryu me platico… que Kirishima confeso… sus sentimientos por… Takafumi Onii-chan… pero tú… no le diste… tu respuesta… –respondió el menor con dificultad– Yo quiero… que él sea como… mi papá era con mamá… pero contigo –termino de decir Henmi.

–     Ejem… –carraspeo el peli azul sintiendo arder su rostro– Ryu escucho mal, Kirishima se refería a mi comida –mintió queriendo salir de esa situación incómoda– además eres muy joven para pensar en eso.

–     Pero… desde que él llegó… a casa… tu eres más feliz… –hablo Henmi– tu nunca… antes confiaste en… alguien más… que en Takano Onii-chan –siguió hablando–… por eso yo también pensé que Kirishima era el novio de Takafumi Onii-chan.

–     … No, él solamente es un amigo Henmi pero ya te he dicho tu eres muy joven como para que estés pensando en esas cosas –hablo Takafumi manteniendo la calma aunque sentía como su rostro seguía acalorado–.  Además ahora solamente debes pensar en que pronto estarás bien ¡ya lo veras!

–     Pero…

–     Pero nada cuando estés mejor me dirás todo lo que quieras –interrumpió el mayor–. Ahora debes descansar.

–     Está… bien… –acepto Henmi.

Henmi no pudiendo aguantar más el cansancio se quedó dormido siendo vigilado por el doncel, a las afueras del cuarto se encontraba Kirishima quien regreso para hablar con Takafumi y pudo escuchar la plática de los hermanos. Ser capaz de enterarse de que el menor de los Yokozawa le daba su apoyo para estar con el doncel y dar a entender que los otros hermanos de este también tenían la idea errónea de que ellos eran novios –sonrió tristemente pues no sabía bien si algún día el doncel realmente le iba a dar esa oportunidad– era una buena noticia para él además de que le daba un poco de esperanza así que sin querer interrumpir el descanso de Henmi ni incomodar a Takafumi decidió regresar más tarde.

Los días continuaron y pronto la fecha de la operación de trasplante fue decidida, el día indicado los hermanos Yokozawa se encontraban nerviosos –aun así tanto Takafumi como Ryu habían donado una unidad de su sangre el día anterior–, y pasaron un momento en la mañana acompañando a Henmi posteriormente de haberse despedido de este todos debieron salir de la habitación para que prepararan al menor de la familia para la operación y poco tiempo más tarde Henmi salió en una camilla rumbo al quirófano.

Las primeras horas del proceso quirúrgico pasaron lentas para los hermanos Yokozawa que fueron acompañados siempre por Kirishima que trataba de mantener a Tora calmado para que no pensara en lo que estaba pasando su hermano. Para Zen el poder estar ahí apoyando a Takafumi era lo menos que podía hacer –desde meses antes logro que tanto los doctores que llevaban el caso de Henmi como los del hospital formasen un grupo de trabajo que ayudase al menor y hacia unos días después de unas llamadas al equipo se unió el mejor médico en el campo de los trasplantes de corazón del país–, mantenerse junto al doncel haciéndole ver y entender que estaría con él cuando lo necesitara sin querer algo a cambio más que el saber que se encontraba bien.

Durante el resto del tiempo en que el Henmi estuvo en el quirófano Kirishima permaneció el mayor tiempo posible con Takafumi y los demás pero debió hacerse a un lado cuando llego Takano Masamune, quien se mantuvo desde que llego junto con el doncel, pero aun así no se fue de la sala de espera en cambio siguió distrayendo a Ryu, Mizuki y Tora para así también evitar cualquier problema con el recién llegado.

Cuando el cirujano salió dando las buenas nuevas de que Henmi se encontraba bien y que el trasplante fue todo un éxito, y que solamente era cuestión de ver si su cuerpo aceptaba por completo el nuevo órgano, hizo que todos respiraran con mayor tranquilidad y sabiendo que ahora todo dependería de Henmi. Por la noche después de despedirse de un dormido Henmi Kirishima llevo a los más jóvenes a su casa prometiéndole al doncel quedarse con ellos toda la noche en tanto que Takafumi se quedaba en compañía de Takano, no sin antes recordarle al peli azul que podía llamarlo si necesitaba algo sin importar la hora.

Como venía haciendo cada vez que dormía en aquella casa Zen durmió en la sala a pesar de que varias veces le ofrecieron la habitación que ocupaba Henmi él prefirió no tomarse tal atrevimiento, cuando ya el silencio reinaba en la vivienda el celular del oji miel comenzó a sonar haciéndolo despertar de golpe.

–     ¿Diga? –cuestiono aun medio dormido Kirishima.

–     … ¿Puedes venir al hospital?... –cuestiono a su vez el que estaba al otro lado de la línea.

–     ¿Sucedió algo con Henmi? ¿Se encuentra bien? –cuestiono preocupado Zen despertando por completo.

–     No, él está bien… –respondió el otro–… es sólo que no quiero estar aquí sólo.

–     Enseguida voy –hablo Zen parándose enseguida de su improvisada cama–. Takafumi ¿estás bien?

–     Si… te espero en el lugar de siempre –contesto el doncel.

Apenas colgó y tomo un pedazo de hoja dejándoles un mensaje a los tres que estaban dormidos asegurándose de dejarles claro que su hermano se encontraba bien y que iría a hacerle compañía a su hermano mayor, en cuanto termino salió de la casa con cuidado de no hacer mucho ruido para dirigirse lo más pronto posible al hospital.

Al llegar a su destino, solamente se estaciono en el primer lugar libre que encontró y fue de inmediato hacia donde sabia se encontraba el doncel –que no era otro lugar que la sala de espera–, y fue ahí donde lo encontró, solo sentado en uno de los sillones comenzando a cabecear producto del sueño por lo cual fue hasta donde el menor y se sentó junto a él. Takafumi al sentirlo no pudo evitar sonreír levemente para después recargar su cabeza en el hombro del otro que no supo cómo reaccionar así que solamente atino a abrazar al doncel por los hombros acercándolo más a él, estuvo un momento en silencio sin saber bien que decir.

–     ¿Dónde está él? –cuestiono Kirishima.

–     Dijo que debía irse, su novio esta embarazado y parece estar algo paranoico con su estado –respondió sin tomarle mucha importancia–. También me dejo un mensaje para dárselo a Henmi cuando despierte.

–     Entiendo –hablo el varón.

Ambos guardaron nuevamente silencio sin saber que más decir por lo cual Kirishima recargo su cabeza en el respaldo del mueble cerrando sus ojos para descansar un poco más pues aún tenía sueño y realmente no sabía que decir respecto a Takano Masamune lo único que si sabía era que estaba feliz de poder estar en compañía de Takafumi  aunque fuese como un reemplazo de Takano pero eso era algo que no le importaba.

Al día siguiente Henmi despertó aunque estaba débil pero estable, los médicos les comunicaron que debido a la reacción del cuerpo y el corazón esperaban que la compatibilidad siguiera así y pronto dar de alta al menor de los Yokozawa, en los posteriores días Henmi recibió la visita de sus hermanos aunque fuera por momentos cortos –y empleando vestimentas médicas para evitar cualquier tipo de infección en las heridas– estos le contaban algún evento importante del día para que se distrajera del dolor que la cirugía dejo después de todo la abertura en su pecho apenas estaban cerrándose y ya no tenía anestesia en su sistema permitiéndole sentir el dolor que se presentaba en su pecho.

El menor de los hermanos Yokozawa permaneció en el hospital durante dieciocho días en los cuales los médicos no dejaron de hacer pruebas para saber si el órgano trasplantado no era rechazado por el cuerpo de Henmi, el día que lo dieron de alta sus hermanos estaban más que felices aunque sabían –por indicaciones médicas que los próximos tres meses serian determinantes– que el menor tendría constantes revisiones para saber si el corazón estaba o no siendo rechazado ya que en caso afirmativo deberían internar nuevamente a Henmi y volver a practicar la cirugía para salvarle la vida pero afortunadamente hasta ese día todo iba bien.

Pronto pasaron cinco meses más en los cuales poco a poco Henmi retomaba una vida normal siempre siendo vigilado por el resto de la familia Yokozawa y de Kirishima pues el menor parecía haberse hecho más cercano al castaño sobre todo porque era Zen quien le permitía hacer más cosas –aunque a veces esto generaba que el doncel se molestara con Kirishima al alentar al menor para que hiciera todo lo que quisiera–  pues Takafumi aún estaba un tanto renuente a que se esforzara demasiado.

La relación entre el castaño y el peli azul si bien no cambio mucho Kirishima sentía que el doncel comenzaba a tener una actitud mucho más abierta con él aunque aun así no le decía nada acerca de si estaría dispuesto a darle la oportunidad de poder cortejarlo pero incluso esto no lo detenía para hacerle comentarios acerca de que aún lo esperaba o darle algún regalo teniendo como resultado uno que otro insulto y en el mejor de los casos un sonrojo por parte del más joven. Lo más osado que hizo fue en un momento en que la vida los llevo a compartir el cuarto donde descansase Henmi –en su estadía en el hospital– y no pudiendo soportar la tentación de probar los dulces labios del doncel que estaban a su disposición mientras este dormía culmino con un pequeño ósculo, que apenas si era un roce de sus labios con los ajenos, sin que el otro se enterase.

El día parecía ser como cualquier sábado por la mañana en la casa de los Yokozawa, Kirishima –quien durmiese en el lugar gracias a que los chicos quisiesen hacer una noche de “hombres” dado que el único miembro femenino de la casa dormiría en casa de una de sus compañeras y no dejándole muchas opciones a Takafumi de como reusarse a tal pedido– llevaba despierto casi dos horas al igual que Takafumi quien preparaba café para los dos en tanto que los chicos despertaban. El castaño no pudo evitar mirar hacia el doncel, lo vio llevar las dos tazas humeantes a la mesa y nuevamente delineo su rostro para posteriormente bajar y recorrer con su mirada el cuerpo del otro sobre todo cuando este se giró yendo de nuevo a la cocina dándole una vista de su parte baja que a su parecer se le insinuaba muy coquetamente con el andar del menor.

Cuando el desayuno estuvo listo Zen no espero por alguna palabra del doncel y tomo su lugar en la mesa, ambos estaban en silencio disfrutando de sus alimentos cuando el varón pensó que sería buen momento para retomar un tema que por algún tiempo –si bien no lo hablaban si seguía impreso en la poca relación que tenían– estaba estancado y definitivamente para Kirishima ya era momento de que el doncel lo comenzara a tomar enserio.

–     Aunque tu comida siempre es deliciosa mi querido Takafumi –hablo Zen sonriendo– y que me gustaría pasar mucho tiempo elogiándola, la verdad ahora que estamos solos quiera hablar sobre algo que realmente es muy importante.

–     … –el doncel alzo una ceja mirando al varón con suspicacia para después dejar salir un suspiro–  ¿Qué es?

–     ¿Cuándo me darás tu respuesta? No es que te presione pero solo quiero recordarte que aún sigo esperando –respondió el varón sin perder su sonrisa– que me des una oportunidad para poder acortejarte y que seas mi pareja.

–     … –el peli azul dejo caer el pan tostado que llevaba a la boca sorprendido por lo que acababa de decir el otro– Pensé que había quedado claro desde el comienzo que no tengo ningún interés en usted.

–      Y yo pensé que después de que te demostré cuanto me interesas tú y tus hermanos –hablo Kirishima– habrías pensado que tal vez me merecía una oportunidad.

–     No es como si no le agradeciera lo que hizo por nosotros pero aun así no cambia en nada como usted me trato ni como me hizo sentir –hablo serio el menor–. Además no crea que estoy muy de acuerdo en cómo actúa frente a mis hermanos ni de cómo trata de “ganárselos”.

–     Pero si yo me he portado bien, he sido un buen niño –dijo haciendo un puchero como si de un niño se tratara.

–     Por favor compórtese acorde a su edad –hablo el doncel al ver el comportamiento infantil del otro frente a él.

–     Además ellos necesitan también actuar acorde a su edad y ahora que Henmi está bien yo creo que es hora de que lo hagan –dijo retomando su seriedad–pero no quieras cambiarme de tema, me gustas y realmente quiero estar junto a ti –siguió diciendo–, convivir con tus hermanos como si fueran los que nunca tuve, que seas la “madre” de mis hijos y que nos hagamos viejitos juntos.

–     ¡! –el doncel se sobresaltó nuevamente ante lo dicho por el castaño sintiendo también como el calor se instalaba en sus mejillas– Según recuerdo le dije yo no tenía ningún interés en usted ni nada parecido.

–     Pero prometiste que lo pensarías…

–     Yo no recuerdo haber…

–     Además cuando te bese me correspondiste y los chicos también quieren que seamos pareja –dijo seguro Kirishima mirando al doncel seriamente–. Y yo sería más que feliz de que pudiéramos estar juntos los dos y poder volver a dormir contigo –siguió hablando aunque al ver la mirada entrecerrada que le dirigía el otro explico mejor– no es que me refiera con eso a poder hundirme en tus cálidas entrañas, aunque tampoco voy a negar que lo quisiera, pero a lo que me refiero es que yo sería feliz con el simple hecho de que durmamos en la misma cama abrazados y poder despertarme contigo –continuo diciendo–. Por eso es que ahora te lo digo más formalmente: Me gustas, no, es más correcto decir te amo Yokozawa Takafumi y quiero una oportunidad para ganarme tu amor ¿estás dispuesto a dármela?

El castaño se quedó mirando al menor sin darle opción de desviar la mirada azul grisácea pero aun así vio como Takafumi intento huir levantándose de la mesa yendo hacia la cocina por lo que él que no estaba dispuesto a que lo hiciera lo siguió atrapándolo en el interior de la pequeña cocina.

–     Esta vez no te dejare huir –dijo haciendo notar su presencia al peli azul que dio un pequeño respingo–, realmente quiero tu respuesta.

–     Ya le dije que no hay nada que tenga que responder –hablo el doncel después de sobre ponerse a la sorpresa pero negándose a voltear para enfrentarlo.

–      Claro que si –expreso seguro Kirishima seguro tomando del brazo y forzándolo a mirarlo–, ya he sido paciente y te he dado tu espacio e incluso me he esforzado día con día en obtener no solo tu aprobación sino también la de tus hermanos y ellos ya me la han dado y tú lo sabes –hablo mirándolo a los ojos– es por eso que te niegas a darme una respuesta porque sabes que ya no puedes escudarte ni en el hecho de que necesitan que estés siempre con ellos como en que tus hermanos no me quieran porque eso es mentira.

–     ¡¿Por qué tanto afán tuyo de tratar de meterte en mi vida?! –cuestiono el menor sin saber cómo responder ante tal ataque del varón– ¡¿Qué no entiendes que yo no tengo interés alguno en estar cerca de ti?!

–     Porque te amo y eso de que no tienes ningún interés en mi es mentira, lo sé por como correspondiste mi beso en el hospital –contesto Kirishima apresando al doncel entre sus brazos– si tu hubieras querido podías haberme alejado pero no fue así porque a ti realmente te gusto y aunque no lo quieras reconocer.

–     No…no, no fue así –replico el otro tratando de zafarse del agarre más el oji miel en respuesta lo aprisiono con más fuerza–. A mí de ningún modo pudo haberme gustado ni disfrutado un beso tuyo, yo solamente estaba sorprendido después de todo me tomaste por…

Zen no lo dejo continuar con sus escusas por lo que decidió callarlo posando sus labios sobre los de Takafumi poseyéndolos con premura y deseo, hacia tanto que no probaba el dulce sabor de la boca del menor que le parecía un sueño cumplido el poder estarlo haciendo en este momento, sin perder el tiempo presiono tratando que el doncel abriese su boca para poder recorrer el interior de esta con su lengua pero al ver la resistencia del otro opto por forzarlo un poco pero sin darle oportunidad alguna de alejarse por lo cual llevo una de sus manos desde la espalda del peli azul hasta uno de los firmes glúteos de este apretándolo con la suficiente fuerza como para que su mano estrujara el glúteo con firmeza pero sin lastimarlo.

–     ¡Ah...mnhg! –gimió Takafumi al sentir el atrevimiento del varón abriendo su boca que fue inmediatamente invadida por la lengua ajena.

El oji miel no podía estar más que feliz pues recorrer el interior de aquella dulce boca era de lo mejor que le pasaba en tanto tiempo, por lo que no pudo evitar perderse en el placer que le provocaba estar probando tan dulce néctar que sin pensárselo mucho volvió a apretar contra sí el cuerpo de Takafumi comenzando a masajear lenta y circularmente aquel montículo de carne firme que era el glúteo derecho del menor, el cual primero no sabía cómo responder ni que hacer pero sentir el toque tan íntimo y pervertido no dudo en tratar de apartar a Kirishima más no obtuvo ningún resultado, pues este último mantenía el agarre firme en la cintura de este.

No supo cuánto tiempo llevaba tomando los labios del más joven pero realmente no le importaba lo que únicamente le interesaba era seguir ahí volviendo a sumergirse en el placer que le generaba el doncel, perdiéndose en las mieles que representaba la saliva del otro mientras que sus manos no dejaban de viajar por el cuerpo de Takafumi reconociéndolo pues hacía más de un año que no tenían ningún tipo de cercanía tan íntima como esa.

–     Etto… ¿interrumpo? –llamo una voz desde atrás de ellos haciendo que Kirishima soltase la boca del más joven para después voltear hacia atrás sin soltar el cuerpo del otro que se removía–. Con que son novios y no pensaban decirnos.

El mayor miro sobre su hombro a quien lo interrumpió y no pudo evitar sonreír para posteriormente mirar de soslayo a Takafumi que parecía haberse congelado y perdido el color cosa que hizo que algo en su cabeza ideara un plan para poder obligar un poco al doncel y así tener la oportunidad que tanto necesitaba.

–     ¡Oh! Nos has atrapado Henmi –pronuncio Zen sin perder su sonrisa observando al menor de los Yokozawa–, aun no queríamos decírselos porque tu hermano no está seguro de que ustedes apoyen nuestra relación ¿verdad que está equivocado?

–     ¡Claro que sí! Nosotros queremos que Takafumi Onii-chan y Kirishima sean novios –contesto feliz Henmi negando reiteradamente con su cabeza a lo dicho por el mayor– así volveremos a ser una familia grande y feliz ¡Iré a decirle a los demás que Kirishima será nuestro hermano en ley!

Sin que ninguno de los mayores lo previera ni pudiese hacer nada al respecto Henmi salió corriendo hacia el cuarto donde se encontraban los miembros faltantes de la familia, Kirishima sintió reaccionar al doncel entre sus brazos queriendo zafarse de estos por lo tanto recurrió a su fuerza para mantenerlo donde se encontraba.

–     ¿A dónde quieres ir? –cuestiono Zen llevando su atención al doncel.

–     ¿Cómo que a dónde? A detener a Henmi no puedo dejar que les diga esa locura a los demás –respondió el peli azul seriamente y con el ceño fruncido sin dejar de tratar de salir de los brazos del castaño.

–     De ninguna manera es una locura, es sólo que tú no quieres reconocer que tú y yo somos el uno para el otro –dijo seriamente el varón–. Y ahora que ellos ya lo saben no querrás que se desilusionen al ver que tú no quieres lo único que ellos quieren para ti, pensando en eso me ha venido una idea y es que si no queremos que se sientan mal por nosotros ni desilusionados deberíamos seguir haciéndoles creer que si somos novios –siguió explicando el mayor– ¿Qué te parece? Yo creo que es una buena idea pues también te dará a ti la oportunidad de darte cuenta de que no debes de seguirme rechazando porque tú y yo nacimos para estar juntos por siempre.

–     ¡Pero tú estás loco! –exclamo Takafumi sonrojado pero también con su ceño fruncido– ¡Ya parece que yo me fuera a prestar a eso! Además yo no tengo nada de que darme cuenta, simplemente es imposible que yo crea todo lo que dice, usted de verdad que no puede estar hablando enserio y seguir comportándose como un niño al idear esas locas ideas.

–     ¡Oh! Me parece dulce que aun recuerdes como era yo contigo antes de que todo el mal entendido sucediese pero –hablo el varón deshaciendo el abrazo pero aun así sosteniendo al peli azul de los hombros– verdaderamente es una gran idea pues así te podrás dar cuenta de que ambos sentimos lo mismo respecto a nuestra relación.

–      ¡Nada de eso! Yo…

–     ¡Takafumi Onii-chan! –llamo Tora que llegaba junto con Ryu y Henmi e interrumpiendo la conversación de los otros– ¡¿Es verdad que tú y Kirishima son novios?!  ¡Eso sería genial!

–     ¡Claro que es verdad! –respondió Kirishima sonriendo bobaliconamente deslizando el agarre de los hombros hacia la cintura del doncel– Nosotros somos novios pero tu hermano aun no quería decirles porque temía que no lo vieran con buenos ojos.

–     ¿Con buenos ojos? –cuestiono sin entender bien Henmi.

–     Se refiere a que no lo consideráramos algo bueno pero creo hablar por todos al decir que nos alegra que por fin estén juntos –respondió Ryu quien venía detrás del más pequeño de la casa para luego dirigirse hacia los más grandes– sobre todo porque se notaba a distancia que se gustan además de que Mizuki ya me había dicho que a Takafumi Onii-chan le gustaba Kirishima pero como yo no presto mucha atención en esas cosas –siguió hablando con su acostumbrada seriedad– me costó un poco más de trabajo darme cuenta de esto pero lo comprobé cuando una vez alcance a escuchar como Kirishima se te confesaba hermano.

–     Ya vez te dije que no habría problema –expreso Zen volteando a ver al doncel que parecía haber quedado sin habla causando un poco de preocupación en el mayor–, vamos di algo o tus hermanos creerán que no querías que nunca supieran lo nuestro.

–     ¡! –el peli azul se sobresaltó al escuchar al de cabellos castaños claro pero se obligó a ver a sus hermanos y buscar una respuesta que darles más al ver cuán emocionados estaban no pudo evitar sentirse mal por lo cual soltó un suspiro– Me alegra que estén de acuerdo con esto –hablo con voz baja pero lo suficiente para que todos lo escucharan.

Kirishima estaba por demás sorprendido por las palabras del menor, no pensó que fuera tan fácil hacer que el otro dijera esas palabras, pero después de sobreponerse sonrió feliz y sin pensárselo abrazo al doncel ante la mirada de los otros para después besarlo a pesar de que hubiese querido profundizar el ósculo solamente pudo conformarse con un ligero toque de sus labios con los del peli azul pues no creía que Takafumi lo fuera a perdonar si sus hermanos los veían una escena muy comprometedora y subida de tono.

–     Me hace feliz que todos sepan que nos amamos –declaro sin dejar de mirar a los ojos azul grisáceo– y para celebrar porque no salimos a comer a un buen restaurante por la tarde.

–     ¡Si! –festejaron Tora y Henmi.

–     Bien ahora dejen de perder el tiempo y vayan a cambiarse y lavarse las manos mientras que yo les preparo el almuerzo –dijo Takafumi haciéndoles notar a los tres recién despiertos que aún estaban en pijamas mientras que el seguía sin poder quitarse los brazos del varón de su cuerpo.

Los más jóvenes fueron a alistarse no sin antes abrazar a su hermano mayor y a Kirishima que se mantenían abrazados, cuando estos últimos estaban solos el menor le dirigió una mirada molesta al otro que lo hizo sudar frio pero prefirió sonreír despreocupadamente y por tercera vez intento besar a Takafumi más este lo impidió moviendo rápidamente su mano tapando la boca del castaño.

–     Ni si quiera lo intente –declaro el doncel sin soltarlo pero de pronto sintió una humedad en la palma de su mano que lo hizo separarse– ¡Qué asco! Deje de comportarse como un adolescente y suélteme que tengo que hacer el almuerzo.

–     Está bien pero solo porque al fin has aceptado nuestro amor  –dijo el mayor sin perder su sonrisa.

–     No sé a qué se refiere, lo único que ha pasado es que no he podido decirles que usted les ha mentido nuevamente –hablo el peli azul con su ceño fruncido– pero si piensa que algo cambia lo que pienso de usted, está muy equivocado así que manténgase alejado de mí.

–     ¡Oh en eso te equivocas mi querido Takafumi! –expuso feliz Kirishima– No puedo mantenerme alejado de mi amado novio, ¿no crees que tus hermanos verán raro que tu no quieras pasar tiempo de calidad conmigo? –cuestiono– Yo creo que sí y entonces creerían que estamos peleados porque ellos supieron lo nuestro y se sentirían mal.

–     ¿Qué acaso su imaginación no tiene límites? –cuestiono incrédulo el menor– ¿De dónde saca tantas cosas?

–     ¡¿Eh?! No son cosas inventadas pueden pasar por eso es mejor que nos comportemos como los novios que somos y ahora que ya es oficial podre quedarme contigo en las noches –hablo seguro el varón– y no con Henmi e incluso podríamos salir al cine en tu día libre, los demás pueden ir pero tú y yo entraríamos a otra función para poder estar acaramelados.

–     ¡Tú idiota pero que tienes en la cabeza con todas esas ideas! –expreso Takafumi sonrojado tratando de mostrarse molesto con el mayor– Yo definitivamente no haría cosas tan vergonzosas como esas y olvídate de siquiera estar en una habitación solos, yo no caigo en esas tretas.

–     No sabía que tu querías estar a solas conmigo, lamento no haberlo previsto pero prometo que –hablo Zen sin perder aquella sonrisa gatuna que se le formase desde que escuchara al doncel tratar de sonar molesto sin lograrlo– en cuanto pueda y tus hermanos no estén cerca estaremos en tu  habitación solos tú y yo.

–     ¡! –Takafumi se sorprendió sonrojándose aún más de lo que ya estaba– De ninguna manera yo pensaría en cosas así y… y… ya te he dicho que no estés tan cerca de mí –dijo aunque no pudo evitar que sus nervios lo traicionaran al sentir al mayor muy cerca de él.

–     ¡Oh no seas tímido! –hablo Kirishima sonriendo y acorralando al doncel entre la barra y su cuerpo– Yo sé que tanto tu como yo esperamos que ese momento llegue pero sé que debo esperar a que tu estés cien por ciento seguro aunque podemos darnos caricias y besos, muchos besos –siguió diciendo mientras ponía sus manos sobre las caderas del menor acercando su rostro cada vez más al de Takafumi.

–     Ejem –llamo Ryu que acababa de llegar desde el inicio de la cocina, se le podía ver un tanto sonrojado y virando su vista hacia el otro lado– ¿Quieres que te ayude en algo?

–     ¡Ryu! ¡No es lo que crees! –exclamo Takafumi avergonzado por la posición tan comprometedora en que lo encontró su hermano menor.

–     No importa supongo que es normal entre novios solo…  –hablo Ryu sin dirigirles la mirada– solo avisa que van a estar en un momento romántico es extraño ver a mi hermano en sus momentos cursis.

–     Lo tendremos en cuenta –respondió Kirishima quien no se inmuto de nada.

–     Por qué mejor no van ambos a la sala en lo que está el almuerzo –indico el doncel, queriendo que la tierra se lo tragase en ese momento pero no antes de asesinar a cierto oji miel, los otros dos asintieron con sus cabezas para a continuación marcharse rumbo a la sala– ¡Estúpido, estúpido Kirishima! –exclamaba en voz baja mientras comenzaba a sacar lo que ocuparía para hacer el almuerzo.

Después de aquel momento incómodo para el doncel y en el cual Kirishima pudo hacer un gran avance en su relación con Takafumi, las cosas para el varón comenzaron a cambiar pues ante la excusa de que eran novios podía estar mucho más cerca del mayor de la familia además que todos los demás estaban felices de que su hermano pudiese por fin hacer una vida menos preocupada.

El tiempo siguió andando y conforme transcurría su cercanía –aunque autoimpuesta– a Takafumi le permitió poder hacer las cosas que usualmente hubiese hecho para acortejar al menor pero algunas veces era difícil debido a que el otro aun parecía querer guardar distancia hacia él  y siendo consciente de esto  último se enfocó en darle a conocer al doncel cada que podía cuanto es que lo amaba y cuan arrepentido estaba de haberlo tratado tan mal en el pasado.

Kirishima con cada día que pasaba sentía como el doncel se abría ante él y como comenzaba a confiar un poco más en él además de que se mostraba mucho más a gusto con su presencia tanto que pudo lograr no únicamente que le permitiera ir algunos días por él a su trabajo sino también permitirle dormir en el departamento de los Yokozawa aunque para lamentación de Zen lo hacía o en el cuarto de Henmi o en el sillón de la sala pues aun no conseguía que Takafumi le permitiese entrar a su cuarto y mucho menos el poder acariciar su cuerpo, lo único que podía tomar del menor era unos cuantos besos que le robaba cuando se encontraba distraído siempre diciéndole que sus hermanos verían extraño que no le diera ninguna muestra de cariño hacia él.

En el cumpleaños Kirishima durante la cena –en un restaurante italiano en uno de los mejores hoteles en la parte más alta del mismo– los hermanos Yokozawa le comentaron que en dos días más seria su hermano mayor quien estuviese cumpliendo años y que querían pasar el día con él aprovechando que caería en domingo –el día de descanso del doncel–, conocer la noticia lo sorprendió pues él realmente no sabía esto además de que era muy poco tiempo para idear que preparar para regalarle al peli azul pero aun así se puso de acuerdo con los Yokozawa para ese día llevarlos nuevamente a un buen lugar para que no pensaran en preparar los alimentos y ocuparan el tiempo en preparar sus regalos para su hermano.

Los Yokozawa –exceptuando Takafumi– estuvieron de acuerdo e incluso emocionados por poder probar nuevos tipos de comida así que la tarde del sábado la pasaron en el centro comercial de la ciudad buscando los regalos que le darían al doncel, Kirishima que aún no conocía muy bien los gustos de su amado opto por acompañar a Henmi el cual paso por diferentes tiendas aunque siempre regresaba a un pequeño local de adopción de mascotas pues según le dijo a Zen, Takafumi cuando aún sus padres vivían tuvo un gato pero por un descuido de su madre huyo al encontrar la puerta de su casa abierta y desde entonces no había vuelto a tener uno.

Sin poder estar seguro en si adoptar una mascota o no Henmi en compañía del oji miel terminaron comprando algunas prendas de vestir para el doncel, después de que terminaron las compras se reunieron con los otros tres Yokozawa para dirigirse de regreso a la casa de estos, apenas y dejo a los hermanos en su hogar Kirishima se disculpó diciéndoles que debía hacer unas cosas de trabajo aunque la verdad era que en el centro comercial vislumbro algo que definitivamente era algo que debía darle al doncel al igual que otras cosas así que se dirigió de nuevo al lugar.

Por la noche fue directo a la habitación que aun rentaba en un hotel y llevo consigo todos los regalos que comprase para poder prepararlos para el día siguiente, aunque tardo cerca de treinta minutos en idear una forma en que debería poner las cosas para que cupiesen en dos cajas así como en una bolsa que encontró en una tienda de regalos pues no quiso que las jóvenes tocaran sus obsequios, cuando tuvo todo listo se durmió esperando a que ya fuese el otro día para poder ver a su querido doncel.

La mañana siguiente se llegó y tan rápido como estuvo listo Kirishima se dirigió hacia el hogar de los Yokozawa donde fue recibido por Ryu –que vestía con un pantalón de mezclilla y una playera gris– le dio paso al interior, no podía ocultar su sonrisa al imaginarse la reacción de su amado al ver sus regalos.  En el interior se encontró con el resto de la familia que almorzaban sentados a la mesa alrededor de Takafumi el alimento esa mañana fue hecho por Mizuki –ya que no permitió que el doncel moviera un solo dedo para cocinar– quien al ver al recién llegado lo convido a sentarse con ellos.

–     Gracias solo voy a felicitar a mi amado novio –hablo Kirishima acercándose al doncel que simplemente le vio con una mirada suspicaz aunque eso no aminoro al varón quien se paró justo aun lado del otro.

–     … –Yokozawa lo observo en silencio para después desviar sus ojos hacia sus hermanos que estaban muy atentos a las acciones de los mayores por lo cual no tuvo más que pararse de su asiento.

–     Felicidades mi amor –felicito el mayor abrazando al peli azul que como era costumbre se tensó al sentir los brazos a su alrededor por lo cual Kirishima le susurró al oído–. Deberías actuar más natural sino ellos sospecharan que los hemos estado engañando ¿No querrás eso verdad? –hablo sin soltar al menor– Chicos ¿Puedo besar a su hermano?

–     ¡Si! –respondió animado Henmi mientras que Tora simplemente asintió con su cabeza al igual que Ryu en tanto Mizuki volteaba hacia otro lado completamente sonrojados.

El oji miel no pudo más que sonreír aunque el doncel entre sus brazos se encontraba prácticamente de piedra pues no reaccionaba a pesar de que lo girase para estar frente a frente por lo que nuevamente se inclinó hasta estar cerca de su oreja derecha y susurrar <<Ahora voy a besarte frente a tus hermanos así que pon buena cara o ellos sabrán que pasa algo malo entre nosotros ¿y tú no quieres eso verdad?>> Kirishima sonrió atrayendo más el cuerpo del peli azul al suyo tomándolo por la cintura y poso sus labios sobre los ajenos apreciando el sabor a café que estaba tomando el doncel sin esperar mucho tiempo comenzó a mover su boca sintiendo como el menor poco a poco lo dejaba entrar cada vez más a su cálido interior.

Cuando el aire le hizo falta Zen no tuvo más opción que dejar los labios ajenos al abrir sus ojos tuvo la hermosa vista del doncel sonrojado aun con sus ojos cerrados y su boca semi abierta más poco duro esa imagen pues el menor recupero su actitud seria ante los demás pero aun así conservaba el sonrojo en su rostro, después de esto todos regresaron a terminar –o comenzar en el caso de Kirishima– su almuerzo con una plática amena.

Parte de la mañana la pasaron en casa pero a medio día partieron rumbo a un parque que estaba a las afueras de la ciudad donde todos se la pasaron tranquilamente disfrutando de la naturaleza en el lugar así como de las zonas con agua, pasadas varias horas y después de haber comido en el mismo parque fueron al hogar de los Yokozawa donde todos se bañaron pues en la noche irían a un restaurante tal y como les prometió Kirishima.

En el restaurante donde los llevase Zen cada uno pidió un platillo diferente, todos los Yokozawa se mostraron felices disfrutando el poder convivir de aquella manera e incluso Kirishima pudo ver sinceras sonrisas por parte de su doncel para sus hermanos aunque cada vez que lo miraba a él retomaba su mirada seria pero estaba seguro que cuando regresaran a la casa de los Yokozawa y le entregase los regalos –que dejo guardados desde la mañana en la recamara de Henmi– la actitud del peli azul para con él cambiaria o al menos esperaba que se mostrase más abierto con él.

Después de que terminaron la cena les llevaron a su mesa un pequeño pastel de fresas debido al cumpleaños del doncel quien fue el encargado de apagar una vela que traía así como de partirlo y repartirlo entre los comensales, a quienes más pareció gustarles fue a Mizuki y Henmi quienes trataron de tomar otra rebanada pero su hermano mayor los trato de detener más la intervención de Kirishima se lo impidió diciendo que sería un desperdicio dejar los pedazos ahí por lo cual Takafumi no tuvo más opción que dejar que los menores comieran más pastel.

Al regresar a la casa de los Yokozawa los primeros en entrar fueron Henmi y Tora –que se dirigieron hacia sus respectivas habitaciones para tomar los regalos que estaban ocultos en estos–, les siguieron tanto Takafumi como el resto de los hermanos mientras que Kirishima se quedó hasta el final, cuando llego a la sala ya los Yokozawa tenían al doncel sentado en uno de los  sillones siendo enérgicos en que no podía abrir los ojos ni moverse del lugar.

–     Onii-chan debes hacer lo que te decimos –hablo Mizuki como si lo regañase.

–     Está bien –dijo suspirando el mayor de la familia– pero no entiendo para qué.

–     Por una vez has lo que te piden tus hermanos sin quejarte –hablo Kirishima haciendo que el doncel frunciera el ceño–. Digo, ellos quieren darte una sorpresa.

–     Aquí están –anuncio Henmi que llegaba con una caja mediana, atrás de él estaban Ryu y Tora con otros presentes.

–     Bien acomódenlos aquí frente a Takafumi Onii-chan –expreso Mizuki sonriendo feliz–. No abras los ojos aun Onii-chan.

Los otros hicieron lo que les indicaba la única mujer, Kirishima esperaba impaciente y nervioso que por fin el doncel pudiese abrir los regalos en especial los suyos pero sabía debía esperar además de que les había pedido a los más chicos que dejaran sus obsequios para el final.

–     Bien ahora si abre los ojos –dijo Mizuki.

–     ¿Qué es esto? –cuestiono el doncel al ver los regalos frente a él.

–     Son tus regalos –respondió Ryu.

–     No debieron molestarse chicos –hablo el peli azul sonriendo.

–     Es para agradecerte aunque sea un poco todo lo que has hecho por nosotros –dijo Mizuki sin perder su sonrisa.

–     … Gracias –hablo Takafumi.

Uno a uno fue abriendo los regalos que le daban sus hermanos recibió de parte de Tora un libro del autor preferido del doncel, Ryu le obsequio un par de camisetas así como un pequeño estuche de colonia  mientras que Mizuki elegido como presente un par de tenis color azul junto con una bolso maletín café tipo “Messenger bar” y el menor de los hermanos Yokozawa le obsequio al doncel un mandil rojo con lunares y holanes en los tirantes.

Después de agradecer a sus hermanos por todos los regalos Takafumi se dio cuenta de que aún quedaban dos cajas más en la mesa junto con una bolsa que estaba bajo la misma por lo cual dirigió su mirada a Mizuki, quien era la que organizo todo aquello.

–     ¿Y esas dos cajas? –cuestiono el doncel.

–     Esos son los regalos de Kirishima y es él el que debe dártelos –respondió la peli azul sonriendo amablemente al oji miel.

–     Cla… claro –dijo Zen un tanto nervioso pues no sabía cómo reaccionaría el doncel ante sus regalos– Bien este es mi primer regalo para ti mi vida, espero te guste –continuo diciendo en tanto que le entregaba la primera caja de rayas verticales color azul celeste y azul rey, cuya tapa era adornada por un gran moño blanco.

El doncel tomo la caja que se le entregaba y al sentirla pesada decidió apoyarla en sus piernas para a continuación proceder a abrirla, al poder ver lo que se encontraba dentro de esta no pudo más que tomarlo con ambas manos sacándolo mientras que sonreía levemente.

–     Es muy lindo –hablo Takafumi sosteniendo frente suyo a un pequeño gatito de pelaje negro en su mayoría pero también blanco que comenzaba desde el puente de su nariz hasta toda su panza–… Gracias… –alcanzo a decir sin despegar su mirada del pequeño mínimo que también lo miraba, dejo la caja en el piso y posiciono entre sus piernas al pequeño e inmediatamente acaricio el pelaje del gatito que ronroneaba feliz por las caricias dadas.

–     ¡Qué lindo! –expreso Mizuki acercándose a ver al minino– ¿Cómo lo llamaras Onii-chan?

–     … –el doncel lo pensó varios segundos tomando al nuevo miembro de la familia entre sus manos, pues era pequeño tal vez de apenas unos diez u once meses, que lo observaba también con sus grandes ojos oscuros– Sorata, su nombre será Sorata.

–     ¡Si! Sorata será parte de nuestra familia de ahora en adelante –hablo emocionado Henmi sentándose cerca del doncel viendo también a la mascota.

Todos los miembros de la familia se acercaron a conocer al nuevo integrante, la primera en tomarlo en sus manos fue Mizuki que lo acaricio con cuidado y de esta lo siguió Henmi que aunque parecía no ser muy  bueno con los animales hacia todo lo posible para caerle bien al pequeño gato más al observar como este pequeño animal trataba de zafarse de las manos del menor el doncel opto por intervenir.

–     Déjenlo tranquilo si lo sigues molestando se va a fastidiar –hablo apartando al gatito de las manos de Henmi–, dejemos que conozca la casa –siguió hablando dejando al pequeño animal en el suelo–. Deberemos comprar todo lo que necesitaremos para tenerlo aquí –comento al aire el peli azul.

–     No será necesario, aquí está todo lo que necesita –dijo Kirishima dándole la bolsa a Ryu, quien se la paso al doncel, que estaba a un lado de él–. Ahí viene todo lo que me dijeron se necesitaba para cuidarlo, lo compre para que no tuviesen nada más porque preocuparse.

–     Bien –respondió Takafumi–, gracias.

–     Pero aguarda que aún no terminamos –expuso Kirishima sonriendo alegremente tomando la caja restante– este es el último pero no por eso menos importante, tarde en escoger pero creo que te va muy bien.

–     … –el doncel entrecerró los ojos algo en las palabras del varón lo hizo dudar pero aun así tomo la caja que le daba, cuando la abrió se encontró con un conjunto de pijama de seda color  negro la parte superior era sin mangas con cuello “v” y que debía llegar por lo menos hasta el ombligo en tanto que la parte inferior la conformaba un muy pequeño short junto con loción de rosas para masajes, una pintura corporal de chocolate con frambuesa y un lubricante de sabor fresa – ¡! –sin poder preverlo su rostro se sonrojo al ver el regalo tan vergonzoso y pervertido.

–     ¡¿Qué  es?! ¡¿Qué es?! –cuestiono emocionado Henmi tratando de ver el contenido de la caja.

–     ¡! –Takafumi reacciono ante la cercanía de su hermano cerrando de inmediato la caja nuevamente– Es… es solo ropa Henmi –dijo un tanto nervioso el doncel para después observar al oji miel– ¡Tú y yo hablaremos después! –exclamo con el ceño fruncido el menor.

–     ¡Oh! Veo que te gusto este último regalo –hablo Kirishima sonriendo coquetamente–.  Sí, yo también quiero hablar contigo pero creo que debemos esperar a que tus hermanos vayan a dormir y quedarnos nosotros dos solos.

–     … Si tal vez sería bueno hablar solos por un momento –dijo el peli azul con su ceño fruncido–. Chicos por que no comienzan a prepararse para dormir y si pueden vean donde esta Sorata aún es muy pequeño –siguió diciendo– y se puede meter en cualquier lugar así que tengan cuidado con pisarlo por error.

–     Está bien –dijo Mizuki mientras que los otros tres asentían con su cabeza a lo dicho por el mayor de los hermanos– en tanto que Henmi y Tora se bañan, Ryu y yo buscaremos a Sorata.

Los mencionados se dispusieron a hacer lo que la chica determino, tan pronto como sus hermanos dejaron su campo de visión el doncel se levantó y de inmediato le regreso la caja –de forma un tanto violenta– asestando un golpe en el estómago del oji miel.

–     ¡Tú como te atreves a darme eso! –exclamo molesto Takafumi.

–     Soy tu novio y ese es el tipo de regalos que se dan los novios –refuto el varón si perder su sonrisa a pesar de que le había dolido un poco el golpe de la caja.

–     ¿Qué hubiese pasado si ellos lo hubieran visto? –expreso el doncel– ¡Que acaso no piensas en esas cosas!

–     ¡Oh así que lo que te preocupa es que lo hayan visto! –hablo Zen– Yo sabía que eso no pasaría pues no dejarías que tus hermanos viesen con lo que nos divertiremos esta noche.

–     ¡Cómo puedes decir eso! –exclamo molesto el peli azul– Yo nunca usaría nada de eso.

–     Pero no niegas que podríamos divertirnos esta noche sobre todo ahora que no has negado que somos novios, no sabes cómo me alegra que por fin me aceptaras como tu pareja –contraataco el mayor sonriendo jocosamente viendo la sorpresa en el rostro del peli azul–. La verdad no pensé que estuvieras tan dispuesto pero eso es bueno porque quiere decir que tu realmente quieres ser mío nuevamente y yo estaré más que feliz de poder hundirme en tus entrañas –siguió diciendo mientras se acercaba al menor haciéndolo retroceder hasta que cayo sentado en el sillón–, y así lograr demostrarte todo mi amor, si quieres podemos comenzar ahora mismo sin esperar a que tus hermanos se duerman debo decir que eso es muy emocionante y excitante –continuo mientras posaba sus manos a cada lado del doncel aprisionándolo sin darle escapatoria–. Sólo piénsalo tú y yo entregándonos a la pasión sin importarnos que en cualquier momento tus hermanos puedan descubrirnos, yo haciéndote gemir quedamente por tu miedo a que nos escuchen mientras que tú no dejas de subir y bajar de mi pene o será que nos esconderemos tras la puerta para evitar que entren o si tú no quieres que haya la posibilidad de que nos interrumpan aquí podemos ir a mi coche y ahí podemos disfrutar sin que te estés conteniendo.

–     ¡! –el doncel no sabía que decir pues el tener tan cerca el rostro del oji miel, que podía sentir su respiración unirse a la propia, lo había hecho quedar en silencio pero realmente comenzaba a molestarse al escuchar las ideas locas que tenía Kirishima– ¡Tu… tu quien te crees para hablar así! –expreso después de sobreponerse de lo escuchado– Yo en ningún momento dije que fueras mi pareja ni mucho menos nada de estar contigo.

–     Pero tampoco lo negaste, es más puedo ver en tus ojos el deseo de estar conmigo –hablo Zen sin perder la sonrisa que al doncel comenzaba a molestarle– así que porque no nos dejamos llevar, tú lo quieres y yo también démonos el gusto.

–     … Y una mierda viejo pervertido –expreso Takafumi con un enorme sonrojo–. Como si alguien si quiera pensara en estar contigo.

–     No deberías hablar así Tora por eso me llamo viejo cuando me conoció –dijo el castaño recordando cuando conoció a los Yokozawa– y esas palabras no se escuchan bien ni en niños ni en donceles, sobre todo cuando son tan lindos como tú.

–     ¡Deja de decir esas cosas! –exclamo el menor– Y ya deberías irte es muy tarde.

–     ¡Oh! No creerás que te desharás tan fácilmente de mi esta vez o si–dijo el oji miel acercándose aún más alcanzando a oler el cuello del oji azul–. Yo creo que ya hemos esperado mucho para poder llegar a este punto y no creo ser capaz de seguir aguantando las inmensas ganas que tengo de estar contigo.

Kirishima estaba prácticamente sobre el doncel que inútilmente trataba de alejarse pero el sillón se lo impedía, el mayor se apodero de un momento a otro  de los labios ajenos saboreando aun el sabor del pastel que comiesen en el restaurante sintiendo como el menor utilizaba sus manos tratando de alejarlo por lo cual las tomo con sus manos evitando que siguiera empujándolo al mismo tiempo que subía su pierna izquierda al sillón impidiendo cualquier intento de huida al otro y dándole mayor oportunidad de profundizar el beso pudiendo seguir disfrutando de la boca del doncel.

Estaba tan entretenido que no sintió como un pequeño gatito se acercaba en busca de atención por parte de los humanos tampoco lo sintió cuando se restregó contra él por lo que el minino al no tener la atención que buscaba se irguió en sus dos patas traseras sosteniéndose con las delanteras de la pierna de Kirishima.

–     ¡Auch! –exclamo Zen deshaciendo el beso al sentir como algo se clavaba en su pierna derecha por lo que agacho su cabeza encontrándose con el minino que maulló en ese momento.

–     ¡Sorata! –hablo Takafumi regresando a la realidad– Ven pequeño debes de estar hambriento –continuo hablando tomando al gatito en sus manos ante la mirada del varón y posándolo encima de sus piernas aunque no dejo pasar la oportunidad de mirar con el ceño fruncido al castaño–, ¿te ha gustado tu nuevo hogar? –cuestiono acariciándolo mientras sonreía y sin prestarle atención al mayor– Ya se, te daré algo de comer de seguro que no has comido nada.

Ante la mirada oji miel el doncel se levantó de su asiento sin importarle nada más que el animal en sus manos se dirigió hacia la cocina tomando en su camino la bolsa donde según recordaba Kirishima menciono que estaba todo lo indispensable para atender al gatito.

–     Espera ¿y yo? –hablo Kirishima al verlo irse– Estábamos a punto de tener un encuentro apasionado ¿Cómo puede ser que me dejes así?

–     No estábamos a punto de nada –respondió el menor tomando una lata de alimento para gato acorde a la edad del reciente miembro de la familia–. Ahora si quieres ayudar toma a Sorata en lo que yo abro esto.

–     ¿A cambio de qué? –cuestiono el varón encaminándose hacia el doncel.

–     A cambio de nada –respondió el menor–, es lo mínimo que podrías hacer para ayudar.

Zen sin decir nada más se acercó al doncel y tomo al minino que se removió un poco al mismo tiempo que maulló tras ser alejado de Takafumi, quien se dispuso a abrir la lata para enseguida vaciar su contenido en el plato que desde ese día usaría la mascota mientras que en otro ponía un poco de agua y los dejaba en el piso para después tomar a Sorata –que se removía inquieto– de los brazos de Kirishima y dejarlo también cerca de donde estaban los platos.

–     Vamos Sorata come un poco –hablo el menor sentándose en el suelo instando al mencionado a acercarse a los platos.

–     ¿Por qué a él le prestas tanta atención? Yo he estado aquí mucho más tiempo que él y nunca me has tratado con ese cariño, eres injusto –se quejó Kirishima.

–     Pero qué demonios dices, es un gato necesita sentir el cariño que podemos darle aquí y así se acostumbre más rápido a su nuevo hogar –hablo el peli azul sin prestarle atención al otro.

–     Eso es totalmente injusto –resoplo el mayor.

–     Por favor compórtese conforme a su edad y no como un niño pequeño que le están quitando su juguete favorito –regaño el doncel frunciendo su ceño mirando por primera vez al varón desde hacía varios minutos.

–     Es solo que estoy celoso porque él no tiene ni media hora de que te conoció y ahora no apartas tu vista de él –volvió a quejarse el mayor.

–     ¡Por dios, es un gato! –exclamo el oji azul levantándose del piso– Y si no tienes nada mejor que decir que estarte quejando de como trato a Sorata entonces puedes irte, lo que menos quiero ahora es estar escuchando a un viejo pervertido que lo único que está buscando es un revolcón.

–     Bien si eso es lo que quieres entonces me iré para dejarte solo con tu “amado” Sorata –hablo celoso para enseguida irse hacia la puerta que daba a los escalones y salió de la casa sin ver hacia atrás.

Cuando estuvo en su automóvil recapacito lo que hizo, nuevamente se dejó llevar por sus celos –y ahora por un gato que el mismo le entregase al doncel– pero no podía evitarlo él quería tener toda la atención de Takafumi y no podía aceptar que alguien más la tuviera además de que a Sorata  le sonrió como él quería que lo hiciera con él, todas esas cosas hicieron que se molestara. Sabía que era tonto e infantil tener celos de un pequeño gatito pero no era algo que controlara sobre todo cuando se trataba del doncel, el cual únicamente debía de sonreír y ser feliz con él no con nadie más.

Quiso regresar y disculparse pero prefirió irse a su hotel no quería que Takafumi lo siguiera viendo como un niño chiquito que estaba encaprichado con él, tenía que hacerle ver que lo que él buscaba realmente era algo serio por lo que decidió que tomaría algunos días para decidir qué haría de ahora en adelante sobre todo porque el día de su cumpleaños sus padres lo llamaron preguntando sobre cuando regresaría a Tokio y él no tuvo ninguna respuestas y entendía que debía darles muchísimas explicaciones a ellos.

La nueva semana que comenzaba se la paso enfrascado con algunas cuestiones de su empresa –que fue una buena excusa para los hermanos Yokozawa– además también pasaba mucho tiempo meditando sobre su siguiente movimiento con el doncel, pasada la semana y teniendo una decisión se dirigió esa tarde al departamento de los Yokozawa.

Paso la tarde como acostumbraba con los menores  de la familia en tanto que de rato en rato platicaba con Ryu sobre sus estudios al igual que con Mizuki, apenas y durante el día cruzo palabras con el doncel de la familia espero hasta la noche para anunciarles a todos su decisión por lo cual después de la cena y aprovechando a que los menores aun no eran enviados a bañarse se paró frente a todos.

–     Chicos debo decirles algo –dijo Zen sintiéndose extraño por lo que diría pero captando la atención de todos–, sé que esto que les diré puede sonar un poco precipitado pero es una decisión que en estos momentos considero la mejor.

–     ¿De qué hablas Kirishima? –cuestiono Ryu.

–     De que me voy, debo regresar a Tokio a atender algunos asuntos de la empresa y familiares –respondió el oji miel causando el asombro de los hermanos Yokozawa–. Sólo me iré unos meses pero no se preocupen que vendré a visitarlos algunos fines de semana aunque tal vez no sea inmediato.

–     ¿Por qué? –cuestiono nuevamente Henmi visiblemente afectado con la noticia.

–     Ya te lo dije Henmi debo resolver algunas cosas pero no quiero que te pongas triste, yo vendré a verlos e incluso he pensado que podría llamarlos entre semana para que me cuenten todo lo que han hecho y así no sentiríamos que estamos lejos –hablo sonriendo levemente acercándose al más joven de todos–. Vamos chicos, no me voy por siempre es solo mientras dejo todo listo en Tokio y después les prometo que regresare y seguiremos pasándola igual de bien que hasta ahora.

–     Está bien, si tienes que ir a hacer tus pendientes nosotros no podemos interponernos –dijo Ryu seriamente– pero por favor Kirishima no se olvide de que nosotros lo estaremos esperando aquí porque ya eres parte de nuestra familia.

–     Es verdad, aunque nos gustaría que se quedara para siempre con nosotros  entendemos que aun conservas –apoyo Mizuki sonriendo tristemente– parte de tu vida en Tokio después de todo solamente viniste de visita pero te has quedado con nosotros ya más de lo que seguro planeaste.

–     Gracias por entender chicos, pero no pongan caras largas que cuando –expreso Kirishima– menos lo piensen me tendrán de nuevo aquí para que pasemos la tarde juntos.

–     Si –dijeron al mismo tiempo los hermanos aunque Henmi y Tora tenían una mirada triste.

–     Venga denme un abrazo antes de irme que mañana por la mañana partiré y no podre despedirme de ustedes pero no se preocupen que en la tarde los llamaré –hablo Zen sonriéndoles tratando de pasar lo mejor posible sus últimos momentos con los Yokozawa.

Los hermanos a excepción del doncel –que parecía muy sorprendido y sin saber que hacer después de las palabras del otro– hicieron lo que les pidió el mayor, quien los recibió con los brazos abiertos, los hermanos se despidieron cada uno por separado deseándole al de ojos color miel un buen viaje pero sobre todo un regreso pronto. De un momento a otro su mirada choco con la de Takafumi que tenía en su regazo a Sorata, suspiro sabiendo que debería cruzar algunas palabras con él pues tenía asuntos pendientes con el mismo.

–     Chicos me dejan hablar un momento con su hermano –hablo sin despegar su mirada de la azulina.

Todos hicieron lo que les pidió en silencio –tal vez porque los consideraban novios y creían que quería despedirse como tal aunque la realidad era otra–, cuando estuvieron completamente solos ninguno aparto la mirada del otro pero tampoco parecían capaz de hablar haciendo que se formase una atmosfera incomoda en la habitación.

–     Takafumi, sé que sonara un poco contradictorio lo que diré pero quiero que sepas que es verdad. Yo te amo, nunca dudes de eso, pero sé que la manera en que te trate antes no fue la mejor –comenzó a hablar Kirishima–. No es excusa pero estaba cegado por los celos y entiendo que te sea difícil el perdonar a una persona que te ha tratado mal  y puede que ni siquiera lo merezca pero he estado aquí por meses esperando y ansiando escuchar de tus labios que estás dispuesto a olvidar lo que paso en el “Plaisir Chambre” más no ha pasado –continuo hablando seriamente–. Aun no sé si algún día vaya a pasar y yo a pesar de querer permanecer aquí esperando por ti no puedo seguir negando que tengo asuntos pendientes en Tokio, asuntos que necesitan mi atención inmediata pero por sobre todo creo que ha llegado el momento en que debo dejarte ir –siguió expresándose sin dejar de mirar al doncel– y solamente esperar por que encuentres a alguien mucho mejor que yo que te amé con la misma o mayor intensidad que ahora lo hago.

–     ¿Qué…  que estas tratando de decir? –alcanzo a cuestionar el menor.

–     Que me voy dejándote libre de mí, que ya no te presionare para que me aceptes a tu lado como pareja. Que espero seas feliz aunque no esté yo a tu lado porque hoy yo me doy por vencido –respondió el oji miel–, ya he visto que nada de lo que haga será suficiente para que me tomes en cuenta  y lo que menos deseo es convertirme en aquello que te impida ser feliz. Solamente te pido que si algún día decides perdonarme por favor no dudes en decírmelo, ya que eso me quitaría un peso de encima sin importar si aun con eso no me permites estar junto a ti –siguió diciendo– como tu pareja además abusando de tu corazón noble espero me permitas seguir en contacto con tus hermanos ya que ellos se han ganado mi aprecio y un lugar en mi corazón por lo cual no quisiera alejarme de ellos.

–     … –el doncel parecía meditar lo que el mayor acababa de decirle pero tras un momento en silencio atino a decir–. Está bien.

–     Bien, me hace un poco feliz el saber que no me negaras seguir en contacto con ellos sin importar que pase entre nosotros –hablo Kirishima para después pasear su mirada por la sala–. Muchas gracias por todo, aunque no fue lo que esperaba agradezco que me hayas dejado estar con tu familia.

–     Si… igual agradezco lo que has hecho por ellos y por mí –dijo el oji azul grisáceo–. Les has dado grandes recuerdos además nos has apoyado cuando mayores dificultades teníamos y eso es algo invaluable para mí.

–     Bien… creo que es hora de irme –anuncio el castaño–. Nos vemos.

–     Adiós –se despidió el otro.

Kirishima salió de la sala sin decir ni una sola palabra más y aunque hubiese querido abrazar al doncel prefirió no hacerlo pues no sabía si podría seguir adelante tras sentirlo tan cerca suyo, a la salida se encontró con el resto de la familia Yokozawa a quienes volvió a abrazar diciéndoles que pronto regresaría para seguir divirtiéndose con ellos después de esto se fue a su hotel a alistar todo para su viaje.

Aunque al llegar todo se fue por el caño al darse cuenta que no había causado ningún efecto la noticia de su partida en el doncel por lo que no perdió tiempo y tras salir a comprar unas latas de cerveza no volvió a salir de su recamara bebiendo hasta que consumió todo, sabía que podía verse patético pero era una buena manera de enfrentarse al rechazo de Takafumi además de darse el valor suficiente para dejar de esperar al peli azul y dejarlo libre.

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Dos meses después.

Dos meses pasaron, dos meses en los cuales tuvo que hacerse cargo por completo de la empresa de su familia aunque esto no evito que llamase a los hermanos Yokozawa para saber cómo estaban y sin poder evitarlo siempre hablaban de su hermano mayor sin saber lo que aquello provocaba en él.

Durante todo ese tiempo no dejo de pensar en Takafumi pero estaba convencido de que ya no podría hacer nada para que este lo considerara como algo más que un conocido, porque aunque le doliera sabía muy bien que el doncel ni siquiera lo consideraba como un amigo pues siempre se mostró lejano a él solamente cuando logro chantajearlo con que sus hermanos los creían novios pudo mantenerlo cerca suyo pero si no hubiese sido por eso tal vez nunca más hubiese podido probar nuevamente los labios del peli azul.

Ese fin de semana seria uno largo debido a que el lunes era feriado por lo cual aprovecho para ir a visitar a los Yokozawa, el viernes por la tarde manejo hasta la ciudad donde ahora se encontraban y al llegar se instaló en el mismo hotel de la primera vez que fue. Durante la semana hablo con Henmi pero no le dijo nada acerca de sus planes de ir a verlos ya que quería darles una sorpresa a todos aunque no tenía idea de cómo reaccionaría Takafumi ante su regreso más quería creer que estaría contento o por lo menos lo hubiese extrañado.

Ahora mismo se dirigía hacia el hogar de los Yokozawa, llevaba consigo algunas cosas para los hermanos tal y como lo hizo la primera vez que los viera solo que esta vez eran para conseguir estar en contacto en caso de si el doncel ya no le permitía volver a buscarlos. Al llegar estuvo varios segundos dándose el valor necesario para enfrentar a la indiferencia que tenía Takafumi para con él después de suspirar presiono el timbre esperando a que alguien le abriese.

Quien abrió la puerta no fue otro que Ryu quien al verlo sonrió para enseguida darle un abrazo y tras un breve saludo ambos subieron rumbo a la parte superior de la casa donde estaban los otros miembros de la familia que al ver de nuevo a Kirishima no pudieron más que levantarse de sus asientos para ir a saludarlo y recibirlo de nueva cuenta.

–     ¡Kirishima! –exclamo Henmi abrazando al mayor– ¡Viniste! ¡Viniste!

–     Si amigo –dijo Zen sonriendo devolviendo el abrazo– ¿Cómo han estado?

–     Bien aunque te extrañamos, no es lo mismo desde que te fuiste –respondió el menor.

–     Ha pasado tiempo pero es bueno que hayas vuelto –hablo Tora– Ryu no quiere jugar mucho con nosotros dice que está ocupado o que tiene que estudiar.

–     Deben entenderlo él se está esforzando mucho  para entrar en una buena universidad ahora que puede emplear todo su tiempo por lograr algo mucho mejor en un futuro –dijo Kirishima sin perder su sonrisa pero tratando de sonar serio–. No deben sentirse mal ni hacerlo sentir que es malo al no tener tanto tiempo para estar con ustedes sobre todo cuando él quiere hacer algo para ayudar a las demás personas como hicieron los médicos que operaron a Henmi.

–     Está bien –aceptaron los más jóvenes de la familia.

–     Bien ahora porque no almorzamos que muero de hambre –expreso el oji miel al ver que la mesa estaban los platos de donde estaban comiendo antes de que llegara él.

–     Iré a servir un plato más –anuncio Mizuki yendo hacia la cocina.

Kirishima viro su mirada hacia el resto de la habitación esperando encontrar al doncel pero se dio cuenta de que este no estaba por lo cual se sintió un poco decepcionado más trato de que los otros no se dieran cuenta y tan pronto vio que Mizuki regresaba con un plato con su almuerzo él fue a tomar su lugar a la mesa.

La mañana paso tranquila, nuevamente disfrutaba de jugar videojuegos con los Yokozawa –como si de un niño se tratara– además de que disfrutaron de varios snack aunque no únicamente  jugaron con la consola sino que también lo hicieron con varios juegos de mesa además de entretenerse con Sorata que estaba más grande y rechoncho de lo que recordaba o al menos esa impresión le daba. Durante la tarde también se tomó un tiempo para hablar con Ryu sobre sus planes a futuro y como podría ayudarlo haciendo lo mismo con Mizuki además de darles a cada uno un regalo, para Ryu una cámara debido al gusto que este tenía por la fotografía –y que le platico a Kirishima hacia algún tiempo– en tanto para Mizuki le dio una computadora portátil dado que pronto debería comenzar a buscar una carrera que estudiar y algo que podía facilitarle las cosas seria la laptop.

Comenzaba a creer que no vería al doncel e incluso a su mente le gustaba torturarlo al recordarle que Takafumi no sentía nada por él y que le daba igual si estaba en la ciudad o no, pero intentaba no prestarle atención a esa voz sobre todo porque se juró que ya no haría nada para tratar de retener al doncel junto a él y debía cumplir con su palabra de dejar de molestarlo y dejarle hacer su vida por muy en contra de sus sentimientos que tuviera por el peli azul.

Al comenzar a caer la noche fue cuando Kirishima pudo encontrarse frente a frente a un Takafumi que llegaba acompañado de Takano Masamune aquello sin duda no se lo espero, además el doncel se veía feliz con la presencia del otro en cambio cuando lo vio a él pudo percibir como su expresión cambiaba a una más seria.

–     Hola, espero no te moleste pero como prometí vine a verlos –hablo Zen  sonriendo forzadamente pues le caía en el hígado la presencia del otro varón.

–     … Hola… No… usted les prometió que regresaría así que no hay problema –dijo Takafumi aunque al principio pareció costarle hablar.

–     Pensé que dijiste que se fue a Tokio, Takafumi –expreso el azabache  mirando al otro varón.

–     Así era pero ya lo oíste vino a ver a los chicos –respondió el menor de los tres–, solo les digo que no quiero ningún problema entre ustedes y menos que ellos –hablo refiriéndose a sus hermanos– se den cuenta de la mala actitud que tienen el uno con el otro.

–     … Si… –dijeron al unísono los varones aunque no estaban conforme con la presencia del otro.

El doncel no dijo nada más y se encamino hacia donde se encontraban sus hermanos, después de saludarlos se dispuso a preparar la cena antes de que se hiciera más tarde por su parte ambos varones estuvieron conviviendo con los hermanos Yokozawa aunque evitaban cualquier contacto entre ellos a menos que fuese estrictamente necesario y no pudiesen evadirlo.

Ahí estando con todos Kirishima se pudo percatar de que la manera en la que los Yokozawa trataban a Takano no era muy diferente a la manera en que convivían con él, por una parte se sentía bien al saber que en poco tiempo logro ser merecedor del cariño de los hermanos y que fuese igual al que tenían por Takano Masamune lo hacía sentir que realmente a pesar de todo había ganado mucho a pesar que la otra parte le decía que lo más importante no lo pudo conseguir y esto no era otra cosa que el amor del doncel, cosa que parecía o al menos comenzaba a creer que el único que lo consiguió no era otro que el de cabellos azabaches.

La cena paso tranquila para los más jóvenes en tanto que los adultos permanecieron un tanto silenciosos creando entre ellos una atmosfera pesada que parecía no ser percibida por los más jóvenes aunque Mizuki era la única capaz de percibir que algo no estaba del todo bien como querían hacer parecer los otros. Durante está Kirishima no podía dejar de especular que el peli azul y el de ojos color avellana tal vez si hubiesen tenido una relación en algún momento de sus vidas y que era por esta razón que siempre el doncel tenía una sonrisa para el otro.

Asimismo no podía evitar pensar que a pesar de la discusión que tuviesen la segunda vez que él y Takano se encontraran así como la casi nula presencia del mismo cuando Henmi estuviera mal Takafumi lo siguiera queriendo cuando a él no le daba ninguna oportunidad de si quiera compartir un lazo de amistad como el que los otros dos compartían aunque entendía que una relación que llevaba años siendo fomentada no se comparaba en nada a lo que hubiesen compartido él y el doncel.

Después de la cena estuvo platicando y jugando con los Yokozawa pero no pudiendo soportar ver como Takano se mantenía siempre cerca del doncel por lo que decidió que por aquella noche era más que suficiente el castigo de verlos juntos así que partió rumbo a su hotel no sin antes despedirse de todos y dejarle una tarjeta a Henmi del hotel donde se quedaría por si ocupaba algo no dudase en llamarlo o buscarlo ahí, al salir del hogar no pudo evitar esperar ver al doncel ahí despidiéndolo pero esto no paso y tuvo que irse sin poder hablar con el peli azul.

Llevaba un poco más de media hora en el hotel e incluso se dio una ducha rápida y ahora se encontraba bebiendo una de las cervezas que tenía a su alcance en el pequeño refrigerador de la habitación más de pronto la puerta de la misma fue tocada causando que se dirigiera a abrirla, y lo que vio lo dejo realmente sorprendido frente a él estaba Yokozawa Takafumi con su usual semblante serio.

–     … Yo… yo quisiera hablar con usted –hablo el doncel un tanto dudoso o nervioso el castaño no pudo definirlo.

–     … –se quedó sin habla ahí frente a si estaba la persona que amaba queriendo hablarle cuando él difícilmente podía pensar en otra cosa que no fuera en el peli azul junto con Takano felices– Pensé que estarías feliz con Takano –hablo secamente y hasta un poco rudo, aunque esa no fue su intensión, de lo cual se arrepintió cuando pudo vislumbrar en los ojos del doncel asombro e incluso creyó ver un poco de dolor por lo que dijo por lo que soltando un suspiro trato de tranquilizarse revolviendo sus cabellos con su mano–. Si quieres hablar será mejor hacerlo adentro espero no sea de tu disgusto estar conmigo en una habitación pero no creo que desees que lo que me quieras decir sea escuchado por otras personas –declaro para enseguida darse la vuelta caminando hacia dentro de la habitación.

Escucho la puerta cerrarse y los pasos del doncel seguirlo al interior de la habitación pero aun así se dejó caer sentado en la orilla de la cama esperando a que el otro dijese lo que sea que hubiese venido a decirle aunque una parte no lo quería debido a que tenía miedo de que lo que le dijera el doncel no fuera otra cosa que el pedirle que terminara de alejarse de él y sus hermanos, y eso no podía hacerlo no aun pues no se creía preparado para esto.

Podía ver los pies del peli azul frente suyo pero este aún no pronunciaba palabra alguna, quiso levantar su mirada más no sabía si sería capaz de verlo a los ojos y no írsele encima ya que estaba consciente de que se encontraban en un lugar donde nadie podría evitar que lo hiciese suyo una vez más aunque fuese encontrar de la voluntad del menor pero él no podía hacerle eso no después de todo lo que le hiciese cuando lo tuvo junto a él.

–     … Yo quería agradecerle apropiadamente lo que ha hecho por mí y mis hermanos –hablo por fin Takafumi tras un silencio que ambos les pareció eterno– además de retribuirle de alguna manera el hecho de que durante este tiempo que se fue no los olvido a pesar de todo lo que paso entre nosotros.

–     No tienes nada que agradecer, lo hice por ellos y por mí –dijo sonriendo amargamente pues entendía que sus deseos más profundos no podrían hacerse realidad nunca, el doncel no estaba ahí por él sino por sus hermanos–. Son unos chicos geniales que se han ganado mi cariño y jamás me olvidare de ellos aunque me lo pidieses, eso es algo que no puedo hacer.

–     Entiendo –hablo el menor–. También quería preguntarle algo, claro usted puede o no contestarme.

–     ¿Qué quieres saber Takafumi? –cuestiono Kirishima elevando su mirada encontrándose con los ojos azul grisáceos del más joven.

–     … Usted aun… ¿aun siente algo por mí? –pregunto a su vez el otro con su rostro sonrojado.

–     … –Kirishima estaba tan asombrando que tuvo que pestañear varias veces para corroborar que no estaba viendo visiones y que el doncel estaba frente suyo haciéndole aquella pregunta, y fue esta misma sorpresa que le impidió contestar algo.

–     Entiendo si no se siente a gusto contestando esto y si lo hice sentir incomodo espero me disculpe –dijo el más joven dando un paso hacia atrás–. Bueno yo creo que debería irme y no molestarlo más –termino de decir para enseguida girar dispuesto a marcharse.

–     ¡Espera! –alcanzo a decir Zen al ver al menor dispuesto a irse– Yo… es solo que me tomaste de sorpresa –dijo tratando de explicarse– y respecto a tu pregunta si Takafumi, aun siento algo por ti, ni en dos meses ni en un año podría olvidarme de este sentimiento que hiciste surgir en mi por primera vez en mi vida pero sé que tú no estás dispuesto a si quiera considerarme como un amigo –continuo explicándose–, lo que es comprensible sobre todo por lo que te hice, por lo cual sé que es algo de lo que debo olvidarme.

–     Comprendo –hablo el doncel.

–     ¿Por qué me preguntas esto ahora? –se atrevió a cuestionar Zen.

–     Yo quería estar seguro de no equivocarme esta vez, quería poder ser capaz de responder adecuadamente –respondió Takafumi– a la confesión que me hizo hace tiempo, claro si usted aún está interesado porque yo entiendo que ha pasado mucho tiempo y es posible que ya no le importe.

–     ¡Claro que me importa! –expreso el castaño– Todo lo que tenga que ver contigo me importa pero antes de que respondas a mi confesión, ¿quisiera saber me has perdonado?

Vio al doncel voltearse y mirarlo directamente a sus ojos, esas pupilas azul grisáceos que parecía invitarlo a perderse en ellas aunque por un momento se le pareció ver un pequeño sonrojo en el menor.

–     Creo que más que perdonarlo a usted tenía que perdonarme a mí mismo, durante mucho tiempo pensé que no podría ni siquiera ser capaz de mirar de frente a mis hermanos porque sé que lo que hice para mantenernos unidos y con lo necesario para vivir no es algo de lo cual me sienta orgulloso –se sinceró el de cabellos azules– pero era lo que tenía que hacer para poder darles lo que necesitaban. Y como dije una vez si tuviera que hacerlo de nuevo y no hubiese otra forma para conseguir el dinero que necesitaba para el tratamiento de Henmi y tener comida en el plato, lo haría sin dudarlo –continuo hablando Takafumi seguro de lo que decía–. Ahora que he podido darme cuenta de que no necesito el perdón de nadie más que mío y que por fin he podido dármelo sé que en realidad no tengo nada que perdonarle pues usted solo me trato como lo que era un prostituto y aunque no es algo de lo cual pueda sentirme orgulloso tampoco es algo que pueda negar.

–     No, Takafumi tú no tienes por qué decir eso, tú eres la mejor persona que he conocido capaz de hacer lo que fuese necesario para mantener a tu familia junta y mantenerlos a salvo –dijo Kirishima–. Y yo no supe ver eso hasta que fue muy tarde y te trate muy mal por eso te pido disculpas, y aunque sé que no es excusa pero debes saber que todo lo que hice fue porque me deje llevarme por los celos que comenzaron a surgir al pensar que alguien más podría tenerte así que ¿podrías perdonarme? –cuestiono esperanzado el varón poder por fin tan siquiera tener el perdón del otro.

–     Si es lo que necesitas escuchar Kirishima, si te perdono –respondió el doncel– pero ahora que lo sabes yo también quisiera saber si tú ¿aun quieres tener la oportunidad de la que me hablaste hace tiempo?

Zen no podía creer lo que escuchaba, Takafumi, el doncel que por tanto tiempo llevaba amando y del que durante tantos meses espero escuchar que este le diera la oportunidad de estar junto a él que incluso llego a aceptar que nunca le seria daba y ahora por fin veía una pequeña luz de esperanza para poder estar a su lado, sin saber cómo reaccionar tomo las manos del menor asegurándose que realmente estaba ahí con él.

–     ¿Qué dijiste? –cuestiono sin ocultar su asombro– ¿Puedes repetirlo nuevamente?

–     … ¿Qué si aún quiere tener una oportunidad? –pregunto nuevamente un tanto avergonzado causando que un sonrojo invadiera su rostro desviando su mirada de la del oji miel.

–     Claro pero yo realmente no quiero que te sientas obligado por tus hermanos, aunque en un momento yo quise de alguna manera presionar –contesto el castaño recordando que el menor le había dicho que deseaba compensarle lo que hizo por su familia– con ellos para que me aceptaras, no deseo que me des una oportunidad solo por agradecimiento.

–     No es por agradecimiento… yo durante el tiempo que estuviste lejos no pude dejar de pensar en lo que me dijiste cuando te fuiste y entonces fue que recordé que antes de que todo esto pasara…  yo comenzaba sentir algo por ti… –hablo Takafumi avergonzado y con un sonrojo cada vez más notorio– pero después de eso yo quería olvidarlo, necesitaba hacerlo para poder seguir adelante por lo que trate de verdad de olvidar todo aquello. Pero cuando regresaste y entraste a la fuerza a mi vida sin siquiera preguntarme ni tomarme en cuenta pensé que únicamente tratabas de tener de nuevo una relación basada solamente en el sexo más cuando Henmi me conto que hacía meses en Tokio, antes de que te conociera como “mi amigo” –continuo aunque evitando lo más que podía ver al castaño–, tú le habías asegurado que lo ayudarías y harías todo lo posible por lograr que se recuperara de su enfermedad aun sin conocerlo del todo y tras ver que realmente hiciste todo por lograrlo y no conforme con eso apoyaste también a Ryu, Mizuki y Tora haciéndolos sentir mejor e incluso creo que fuiste tú quien logro quitarles un peso que ellos mismos se adjudicaron y por eso también estoy te estoy agradecido –siguió hablando bajando su mirada tratando de encontrar las palabras precisas–. Todo esto me hizo cuestionarme sobre tus sentimientos pero sobre todo de los míos, que tú te fueras me hizo darme cuenta que mis sentimientos no cambiaron a pesar de lo que paso en el pasado siguen ahí y es algo que creo no ser capaz de olvidar ni de querer hacerlo, por eso si aún estas interesado en tener aquella oportunidad de la que me hablaste hace tiempo entonces yo también estoy dispuesto a dármela.

Kirishima abrió enormemente sus ojos, no podía creer lo que el otro acababa de decir, una parte de su mente le decía que el alcohol en su sistema lo estaba haciendo oír cosas que no eran pero la otra parte le decía que debía contestar rápidamente pues de lo contrario el menor podría creer que ya no tenía interés en este y eso era algo que no podía ocurrir.

–     Aunque también entendería que tu hayas cambiado de opinión –hablo el peli azul manteniendo su mirada baja– y no quieras saber de …

–     ¡No! Digo, no es eso es solamente que me tomaste desprevenido no es que hayan cambiado mis sentimientos ni mucho menos que cambiara de opinión, ya te  lo he dicho yo te sigo amando  –dijo sincero el varón después de reponerse de la sorpresa y evitando que el otro interpretara mal su silencio–, yo te puedo asegurar que toda mi vida te voy a amar no importa lo que pase siempre te amare y si, la propuesta está en pie siempre lo va a estar hasta que me muera pero ahora la pregunta es ¿realmente quieres tu darme esta oportunidad?

–     … Si… –respondió el peli azul tratando de no mirar al varón que se mantenía frente a él.

–     ¿Estás seguro? ¿No lo haces por tus hermanos? ¿O por qué te sientas en la necesidad de agradecerme algo? –cuestiono Kirishima queriendo borrar las dudas que existían en él y sobre todo que el doncel le dijera que de verdad estaba dispuesto a enfrentar lo que pasara por lo cual tomo su rostro para verlo directo a los ojos– ¿No temes que Takano les diga a tus hermanos como nos conocimos? ¿Ya no sientes nada por él?

–     Si estoy seguro y solamente lo hago porque quiero darme la oportunidad de ser completamente feliz, y creo que únicamente podré hacerlo. Respecto a Takano ya hable con él  –contesto el oji azul grisáceo– y le he dejado en claro que a pesar de ser mi mejor amigo no tiene el derecho de intervenir en mis decisiones ni mucho menos el revelar lo que hice para mantenernos juntos.

–     Me hace tan feliz poder escuchar eso. No sabes cuánto tiempo desee tenerte así entre mis brazos, quisiera poder estar así siempre, hace tanto tiempo que no tenía la paz que ahora siento al saber que podre ser capaz de demostrarte cuanto es que te amo–dijo Kirishima sintiéndose en paz y feliz después de mucho tiempo por lo que no dudo en abrazar al doncel–. Veras que no te arrepentirás de haberme aceptado, yo haré todo lo que quieras con tal de mantenerte junto a mí, ahora podremos estar mucho más tiempo juntos –decía cada vez más animado sin soltarse del cuerpo del menor– ¿Qué te parece si mañana tenemos nuestra primera cita? Porque nunca la hemos tenido, a pesar de que hemos salido con tus hermanos pero jamás solamente tú y yo ¿Qué dices?

–     Emm… No es demasiado rápido para eso –respondió el doncel sin levantar su mirada ni su rostro tratando de no mostrar su sonrojo.

–     No, absolutamente no –hablo Kirishima–. He esperado mucho tiempo para poder salir contigo en una cita.

–     Pe…Pero yo mañana tengo que trabajar –se excusó el menor pues no consideraba estar preparado para salir en una cita, eso era demasiado vergonzoso.

–     Mmm… –Zen se lo pensó un momento tras el cual hablo– Bien si no podemos salir mañana tendrás que compensarme.

–     ¿Compensarlo? –dijo el menor cada vez más nervioso– ¿Cómo?

–     Bueno estamos en un cuarto solos, sin tus hermanos ni nadie que nos interrumpa, y no se me ocurre una mejor manera de cerrar esta grandiosa noche –hablo el mayor sin perder su sonrisa haciéndola cada vez más jocosa–  así que ¿Qué dices?

–     No… No sé a qué se refiere Kirishima –respondió nervioso el más joven removiéndose un poco en los brazos de quien lo sostenía.

–     No creo que no entiendas, yo creo que te quieres hacer el desentendido –dijo el castaño comenzando a deslizar sus manos sobre el cuerpo del más bajo sintiendo a este temblar ligeramente ante sus toques–. Vez tu cuerpo sabe muy bien de que hablo y lo que también quiere.

–     Nnn… No es verdad –dijo Yokozawa con un rostro cada vez más sonrojado.

–     Dime, ¿alguien más te ha visto así? –cuestiono seriamente el varón tomándolo del mentón haciendo que no pudiese  alejar su mirada de él– Por favor dime que nadie más que yo te ha tenido así.

–     ¡! –el más joven no sabía que decir se había asombrado y avergonzado por lo que el otro le dicho– Nn…nadie, después de que estuve con usted…

–     Háblame de tú, ya no tienes que ser tan formal ahora somos una pareja de verdad –interrumpió Zen a Takafumi– y me gustaría que me llamaras por mi nombre de ahora en más –termino de decir firmemente

–     … Está bien –dijo el menor al ver que el otro no desistiría–… Zen… yo no he estado con nadie más… más que contigo –Takafumi en esos momentos quería que la tierra se lo tragara pues era demasiado vergonzoso decir aquellas palabras que le estaba haciendo decir Kirishima.

–     ¡Oh mi hermoso Takafumi! No sabes lo bien que me hace sentir eso, no te puedes si quiera imaginar los celos y el miedo que me invadía cada vez que pensaba que tal vez alguien más podía estar ocupando mi lugar a tu lado –hablo el varón sosteniéndolo mientras poco a poco comenzaba a llevarlo de nuevo hacía donde estaba la cama.

–     O… Oye espera a donde crees que vamos –dijo nervioso el doncel al sentir como lo llevaban hacia atrás.

–     Lo siento Takafumi pero de verdad que ya no puedo seguir jugando al gato y al ratón –expreso Kirishima al quedar frente a la cama–. Necesito, de verdad que necesito poder sumergirme en tu interior, por favor permíteme ser uno contigo nuevamente.

El peli azul se sonrojo aún más pero no dijo nada, sentía la orilla de la cama pegada a sus piernas por lo que no tenía hacia dónde ir, era incapaz de decir alguna palabra ya fuese para negarse o para aceptar la proposición del oji miel por lo que únicamente pudo desviar su mirada hacia su costado tratando de huir de aquellas pupilas llenas de pasión del varón.

Kirishima por su parte estaba deseoso de que el menor aceptara y aunque se estaba muriendo por apoderarse del otro no quería que este sintiese que lo obligaba a tener relaciones íntimas con él, debía evitar que de alguna manera Takafumi recordase la manera tan brusca con la que le trato cuando aún trabajaba como acompañante quería tratarlo como si fuera de cristal, quería hacerle el amor no solamente sexo, deseaba poder transmitirle al doncel su amor a través de sus cuerpos pero sabía que solamente lo lograría si el otro estaba de acuerdo.

–     Takafumi, no quiero presionarte pero realmente te deseo, por favor permíteme ser uno contigo –susurro roncamente el castaño al oído del más joven–. De verdad deseo poder demostrarte mi amor, deseo amarte calmadamente toda la noche, como nunca nadie lo ha hecho.

Con su cabeza hundida en el cuello del peli azul Kirishima sintió como levemente el otro asentía con su cabeza lentamente y sin hacer ruido alguno, al sentir aquella respuesta no pudo más que buscar los labios de Takafumi los cuales tomo en cuanto los tuvo a su alcance primero lentamente pues el doncel parecía haber olvidado como es que se daba un beso pues los dulces labios de este se movían de una manera un tanto torpe pero era algo que realmente le gustaba del peli azul.

Con forme el beso se hacía cada vez más profundo Zen comenzó a pasear sus manos por la espalda del doncel, primero por la parte superior de la misma para enseguida guiar sus manos hasta las caderas de este donde las mantuvo, paseo su lengua por los labios del otro pidiéndole permiso para entrar en su interior y poco a poco Takafumi los separo permitiéndole al mayor introducir su lengua paseándola con pasión por toda la cavidad húmeda.

Sintiendo que comenzaba hacer calor y que aun el doncel tenía demasiada ropa encima lo despojo de su chaqueta –tirándola hacia un costado suyo sin importarle donde caía–, agradeció que la playera que traía el otro fuera de manga corta pues al bajar sus manos por el largo de los brazos de Takafumi pudo sentir en su piel el estremecimiento que sintió ante el toque de sus dedos.

Poco a poco fue acostando al peli azul en la cama aunque no sabía si era a propósito o si solamente era por nervios pero agradeció que el otro se fuera subiendo cada vez más arriba de la cama permitiéndole a él poder seguir tratando de despojar de su ropa a Takafumi  primero levanto la playera hasta dejar a su merced el pecho del menor, beso los labios de este por última vez para después descender por su cuello podía escuchar los gemidos ahogados debido a sus besos en tanto que sus manos vagaban tranquilamente por el cuerpo del peli azul.

–     Esta noche te voy a amar con toda la calma del mundo, te voy a amar como si no hubiera mañana –hablo roncamente Kirishima en el oído del menor–. Takafumi te amo tanto, y no puedo creer que ahora después de todo lo que hemos pasado por fin poder hacerte el amor.

Siguió su camino hacia el pecho del doncel, lamio cada tetilla para después comenzar a succionar la derecha sintiendo como las manos del otro comenzaban a jugar con sus cabellos mientras que sus suspiros salían de a poco de sus labios.

–     Kiri… Kirishima… ah… no succiones… ah… –jadeo el doncel al sentir la lengua del otro en su pezón–… ah... Nnno basta… ah…

–     Pero si sabe muy bien, aunque debo decir que si un día tenemos hijos serán muy dichosos de poder alimentarse de ti –hablo Zen separándose un poco del otro.

–     Pero… Pero que idioteces son esas –exclamo sonrojado el menor.

–     No son idioteces es lo que pasara, tal vez en unos años pero cuando suceda tú ya no te podrás deshacer de mi –dijo el castaño sonriendo de medio lado–. Por eso todas las noches a partir de esta te amare como lo haré hoy hasta que por fin un día me digas que deberé compartir tus hermosos pezones con mis hijos.

–     So… Solo deja de hacer eso –hablo Takafumi nervioso y cada vez más sonrojado– y… y de decir todo eso.

–     ¿Te he dicho cuanto adoro ese carácter tan tsundere que tienes? –cuestiono el oji miel sonriendo feliz viendo como el otro se quedaba en silencio– Bien ahora vamos a continuar para que aflore más tu lado tierno. Te amo.

–     I… Idiota –se quejó el peli azul desviando su rostro sonrojado hacia un lado.

Kirishima volvió a retomar lo que había dejado hacia un momento, lamio con placer las tetillas de Takafumi siendo recompensado con los jadeos mal contenidos de este, bajo lentamente trazando un camino de besos y lamidas por todo el abdomen del doncel. Le gustaba sentir como el cuerpo debajo de él se retorcía de placer que le producía, jugo unos segundos con el ombligo bordeándolo con su lengua para después seguir con su camino.

En el cual pronto se encontró con los pantalones cerrados del oji azul grisáceo, dio un vistazo al rostro del menor encontrándolo sonrojado una vista por demás hermosa para él, llevo su mano hacia la entrepierna de su amado y no pudo más que sonreír con autoconfianza al sentir el miembro semi erecto de Takafumi –quien gimió en voz baja al sentir la caricia en aquella parte de su anatomía–,  con apuro desabrocho el pantalón de mezclilla para enseguida y despacio comenzar a sacarlos acariciando en el proceso las largas y firmes piernas del doncel.

Cuando despojo por completo las largas piernas de los pantalones empezó a quitarle los calcetines y besando cada uno de los pies de su doncel para a continuación levantar cada una cierto tiempo para trazar un camino por las piernas  –entre las cuales se colocó para tener ambas a su alcance– de ósculos hacia la parte superior de estás, incluso se dio la oportunidad de dejar algunos chupetones –al igual que en el torso–, gracias a pequeñas mordidas dadas, que serían prueba para cualquiera que se atreviese a mirar el cuerpo de su amado de que únicamente le pertenecía a él.

–     Kirishima… Kiri… ah… apúrate…–dijo jadeante Takafumi al comenzar a sentir la necesidad de estar con el mayor.

–     Espera un poco –hablo Zen dejando de lado lo que estaba haciendo pero sin alejar sus labios del muslo derecho haciendo que al hablar estos rosaran con la piel cálida del otro–, quiero amarte despacio y que tu disfrutes tanto como yo el hacer el amor.

–     Mnghn… –gimió al sentir como su muslo interno era mordido suavemente dejando que una corriente eléctrica lo recorriera pues aunque era un poco doloroso no dejaba de ser placentero.

–     Te amo tanto que quiero que esto dure tanto como sea posible así que no comas ansias que estaremos –dijo el castaño sonriendo de medio lado sin despegar sus ojos de los oji azul grisáceo– unidos en uno solo pero ahora déjame consentirte.

Tras recibir el asentimiento del más joven continuo con sus atenciones a las piernas del doncel, pronto sus labios se toparon con la única prenda que se interponía entre él y el miembro semi erecto del doncel por lo cual procedió a bajar los bóxer lentamente sin dejar de mirar a los ojos del otro –que mostraban una mezcla de pasión y vergüenza–, le gustaba ver el rostro sonrojado de Takafumi era demasiado lindo y sensual verlo así hacia que su pene se pusiera más duro, cuando la prenda salió por completo del cuerpo del menor volvió toda su atención al miembro palpitante de este.

–     Había olvidado cuan hermoso es tu pene –dijo Kirishima sonriendo coquetamente.

–     ¡Ca… Cállate no digas esas cosas! –exclamo avergonzado el más joven.

–     Pero si es la verdad, todo tu eres la cosa más hermosa que pude tener el privilegio de ver –menciono Zen mirando a los ojos al otro.

–     Tu…. Eres un idiota… –dijo el peli azul sonrojado.

–     Pero soy tu idiota –hablo el mayor– y ahora seguiré amándote como solo yo lo podré hacer.

Sin escuchar otro palabra por parte del menor llevo su mirada hasta el pene del otro, lo observo varios segundos para enseguida comenzar a lamerlo lentamente desde la base hasta la punta y viceversa, repitió esto durante varios segundos disfrutando del sabor del líquido pre seminal que iniciaba a salir, cuando regreso a la base del pene siguió hacia abajo donde aprovecho y succiono los testículos teniendo como respuesta suaves gemidos ahogados por parte de Takafumi.

Después de un tiempo en el que estuvo atendiendo tanto su miembro como sus testículos decidió volver a la parte superior del cuerpo del peli azul –dejando un rastro de saliva proveniente de su lengua que recorrió la extensión de su torso–, al llegar a sus tetillas nuevamente las saboreo una a una intercalando entre ellas.

–     Ah… Kirishima… mngh…–gimió el doncel al sentir como su pezón izquierdo era rodeado por la lengua húmeda del otro– ah… nnoo… ah… mnghn… más… –siguió al percibir como ahora su miembro también era atendido suavemente por la mano del castaño.

–     Espera un poco más y te prometo que te compensare –hablo Kirishima separándose un poco del cuerpo del más joven dejando por consiguiente de atenderlo y enseguida le brindo su mano–. Vamos déjame quitarte esa playera –dijo refiriéndose a la única prenda que quedaba en el cuerpo del peli azul.

El doncel se dejó hacer por parte del mayor primero irguiéndose con ayuda del otro para después dejar que este le quitase su playera –que tuvo el mismo destino que el resto de la ropa del peli azul–, Kirishima por su parte disfrutaba de la manera tan cooperativa que tenía el menor pues contrastaba con la manera en la que se comportaba hacia unos meses.  Cuando nuevamente el más joven estuvo recostado en la cama Zen volvió a apoderarse de los labios de este en tanto que sus manos acariciaban el cuerpo que tenía a su disposición.

Llevo sus manos poco a poco hasta el miembro de Takafumi mientras que sus labios bajaron hasta el cuello del mismo besándolo mientras que con una de sus manos masturbaba el miembro de este, estuvieron así varios minutos hasta que Kirishima decidió atender el pene erecto de su amante con su boca pues los gemidos que daba el menor le indicaban que pronto llegaría a su clímax.

Con sus labios aprisiono suavemente el miembro ajeno  y comenzó a embestir su boca con este, sus manos apresaron las caderas de Takafumi –que comenzaba a moverlas conforme el deseo se volvía más fuerte– apretándolas suavemente sin llegar a hacerle daño. Kirishima sentía como poco a poco los estremecimientos del doncel se hacían mucho más frecuentes por lo que aumento la velocidad de sus succiones aunque de tanto en tanto usaba su lengua para estimular el glande al enrollarlo y chuparlo tratando de sacar tanto liquido pre seminal como pudiese.

–     Ah… ahmngh… Kiri… ah… si sigue… yo… ah… –decía entre gemidos el doncel con una de sus manos sosteniendo los cabellos castaños del mayor.

–     Déjalo salir –hablo el oji miel dejando por un momento su trabajo para enseguida retomarlo.

Aun con sus labios ocupados atendiendo al miembro del peli azul una de sus manos avanzo hasta alcanzar la boca del menor, primero los acaricio pidiendo un mudo permiso que fue consentido a los pocos segundos por el doncel quien abrió su boca dejando que dos dedos largos se introdujeran en esta simulando pequeñas embestidas, de rato en rato la lengua de Takafumi se enrollaba en estos teniendo como resultado que las succiones de Zen fueran más intensas.

–     ¡Ah…. mmnghn… ah…! –gimió Takafumi al sentir una descarga recorrer su cuerpo arqueándolo, y terminando de eyacular en la boca del varón quien cerró los ojos mientras disfrutaba del sabor del más joven.

Kirishima levanto su rostro de la entrepierna del doncel –cuando termino de beber todo lo que este eyaculo– y lo que vio hizo que su miembro se endureciera aún más púes el rostro de Takafumi se encontraba por demás sonrojado, sus ojos estaban nublados por el placer que él le había propinado sus dedos aún estaban en la boca abierta del menor –que trataba de retomar el aire que le faltaba–, los cuales saco para acercar sus labios hasta los del otro.

–     Sabes tan bien –comento Kirishima sintiendo la respiración del oji azul grisáceo–, tanto que si pudiera todos los días te “comería” una y otra vez –termino de decir mirándolo a los ojos al mismo tiempo que llevaba sus dedos mojados por la saliva del menor hasta la entrada del mismo.

–     Kiri…. Ah…  Kirishima… –jadeo Takafumi arqueando su espalda al sentir uno de los dedos entrar poco a poco en su entrada masculina clavando a su vez sus uñas en los hombros del castaño.

–     Estas apretando mucho, debes relajarte un poco –hablo Zen mirando un poco preocupado al doncel que tenía un rostro un tanto doloroso–, no quiero lastimarte así que trata de relajarte y verás que pronto el dolor se ira lo prometo.

–     Pero duele… mnhg…. –jadeo el peli azul sosteniéndose aun de los hombros del varón que se mantenía sobre él sintiendo su dedo introducirse cada vez más en su interior.

–     Entonces te ayudare –dijo Kirishima pasando por debajo de la espalda de Takafumi para enseguida erguirse y traer consigo al otro quedando ambos frente a frente, aunque permanecía arrodillado entre las piernas abiertas de este, dejando por un momento de atender la entrada del menor y posicionando sus manos alrededor de su cuello para sostenerse–, ahora vamos a distraerte para aliviar esa incomodidad que sientes cuando te preparo ¿estás listo?

Después de recibir un asentimiento por parte del peli azul Kirishima se acercó lo suficiente para besarlo pero no lo hizo en cambio espero a que fuera el doncel –que miraba intercaladamente sus ojos y sus labios– que respiraba sobre el aliento del otro, Zen no tuvo que esperar más pues en pocos segundos Takafumi termino por unir sus labios comenzando un beso suave y sin prisa en tanto que el castaño inicio a pasear sus manos por las largas piernas hasta llegar a la entrada masculina de este.

Paseo dos dedos por la entrada sin entrar aun sintiendo al doncel parar de besarlo por lo que él mismo lo incentivo a seguir haciéndolo llevando el ósculo más apasionado aprisionando con su brazo libre la cintura de Takafumi haciéndolo olvidarse momentáneamente del dedo que se abría paso despacio –pero aun esto no evito que diera un pequeño brinco debido al sentirse invadido nuevamente– a su cálido interior.

Kirishima se entretuvo besando cada vez más apasionadamente al doncel, que le respondía de igual manera, hasta que sintió como este bajaba sus manos empezando a desabrochar uno a uno los botones de su camisa cosa que realmente lo sorprendió –ya que hasta ese momento si bien había aceptado tener relaciones con él solamente se estaba dejando guiar por él y esta era la primera vez que realmente hacia algo por iniciativa propia– pero aun así lo dejo ya que de le gustaba ser atendido por el otro, su camisa pronto se vio totalmente desabrochada y la sintió deslizarse por sus brazos por lo que opto por terminar de quitársela.

Despacio fue nuevamente recostando a Takafumi sin dejar de besarlo, poso una de las piernas de este en sus caderas para enseguida seguir preparándolo. Siguió haciendo círculos en la entrada masculina y retomo su camino hacia la expansión de esta, podía escuchar los gemidos ahogados del menor que salían cuando dejaba los dulces labios de este para tomar el valioso aire cada vez que sus pulmones se lo pedían.

En tanto que sus ahora dos dedos seguían su trabajo en la parte baja del doncel su boca empezó de nueva cuenta a trazar un camino hacia el cuello, Zen sentía que pronto no podría seguir aguardando para poder ser uno con su amante por lo que inició a embestir suavemente con sus dígitos el interior del otro –que sin poder evitarlo gimió ante las atenciones que le daba el mayor– para así hacer más rápido el proceso de dilatación y que Takafumi se acostumbrara más rápido para así poder por fin entrar en él.

Con sus dedos Kirishima busco el punto que hiciera que por fin todo dolor se borrara por lo que hizo las embestidas más profundas, no quería acelerar el ritmo de estas solamente quería darle mayor placer para que se olvidara de cualquier cosa y que únicamente pensara en él y en lo que estaba a punto de suceder. Entre tanto siguió bajando con sus labios hasta que encontró nuevamente las tetillas, eligió una y comenzó a  hacer círculos con su lengua estimulándola al igual que hacía con la parte baja del doncel.

Estuvieron así varios minutos en los cuales Zen se desvivía por lograr que nuevos gemidos y jadeos salieran de la boca de su amante, para él eran como un cantico hermoso que ni las más bellas sirenas podían generar, cosa que lo hacía desear cada vez más hundirse en el interior de Takafumi.

–     Kirishima… AH… Ahí… –jadeo el peli azul sintiendo como su próstata era estimulada con los dígitos del varón– Ah… Noo… ah… mnghn… si sigues… Kiri…

–     Déjate llevar Takafumi –hablo Zen apreciaba el rostro sonrojado del otro a la misma vez que sus dedos eran aprisionados por las paredes internas de este  y llevo su mano libre hasta el miembro semi erecto del doncel para atenderlo de inmediato–, deja de resistirte y libera esos hermosos gemidos que solo tú puedes producir.

–     Ah… no digas… mnghng… esas cosas… tan vergonzosas… ahg… –jadeo el doncel percibiendo como tanto su ano como pene eran atendidos cosa que le hacía más difícil poder hilar palabra alguna– mnghn… Kiri… shima…. Nghmn…

Ante los gemidos del oji azul el mayor decidió poner más ímpetu a la atención que le daba al cuerpo del otro por lo que comenzó a estimular con mayor fuerza –pero sin llegar a hacerle daño– el miembro erecto del menor en tanto que se encargaba de seguir embistiendo con sus dedos, aunque de momento los abría formando una tijeras para a su vez abrir aún más la entrada de Takafumi que lo recompensaba con sus gemidos y jadeos mal contenidos.

Después de varios minutos así Yokozawa nuevamente llego a su clímax quedando manchado de su abdomen bajo asimismo también lleno de su esencia la mano del mayor, que no perdió oportunidad para probar el sabor del peli azul ante la mirada avergonzada de esté.

–     Tan delicioso –dijo relamiendo sus dedos cubiertos por el semen del menor para enseguida desabrochar su bragueta bajando sus prendas y dejando libre por fin su miembro erecto cubierto por liquido pre seminal– pero ya es hora de que seamos uno ¿estás listo?

Zen vio fijamente al doncel esperando una respuesta sacando sus dedos del interior del mismo posicionando en la entrada masculina su palpitante pene, que estaba deseoso por poder fundirse en está, sintió como el menor se estremeció ante el contacto del miembro ajeno en su ano pero aun así simplemente se limitó a asentir con su cabeza.

Sin esperar nada más comenzó a introducir lentamente su pene en el interior del doncel que ante esto gimió con un poco de dolor por lo que el oji miel paro varios segundos esperando que se acostumbrara a la punta de su pene que acababa de entrar.

–     NGHN… Kirishima… pará… –jadeo el doncel cerrando sus manos en puños  encerrando en estos la sabana bajo él tratando de soportar el dolor– ah… duele… nghmnh…

–     Shh… tranquilo es por qué ha pasado mucho tiempo desde que estuvimos juntos –hablo el varón encaramándose sobre el otro mirándose frente a frente–, no seguiré hasta que tú me digas que puedo hacerlo.

Para hacer olvidar a Takafumi el dolor que sentía lo beso lentamente probando los labios del esté en tanto sus manos masajeaban las caderas del mismo, estuvieron un momento así hasta que el aire les hizo falta por lo que Kirishima tuvo que separarse lentamente de él y al abrir los ojos se encontró con el rostro sonrojado, los ojos cerrados y la boca semi abierta tratando de recuperar el aire.

–     Eres tan hermoso Takafumi, te amo tanto –hablo Zen acariciando el rostro del menor– ¿Puedo seguir?

–     … Si… –respondió en un suspiro Takafumi.  

Tras escuchar esto Zen empujo un poco más su miembro quedando ahora la mitad del mismo en el cálido interior del peli azul en tanto que besaba su cuello y sus manos se desvivían por acariciar las piernas enrolladas –en su cadera– del mismo. Espero un poco para de nuevo empujar hacia adentro y entrar aún más en Yokozawa, quien jadeaba ante el dolor y el placer que representaba el tener ya gran parte del miembro erecto del castaño, y así continuaron hasta que por fin se terminó de enterrar en el doncel.

–     Kirishima… agh… no te muevas… ahg… –jadeo Takafumi sintiendo todo el miembro palpitante del varón incrustado en su entrada.

–     Haré lo que pueda… ah… pero debo decir que es difícil… ah… me aprietas muy bien… ah… –jadeo ronco el castaño en el oído del más joven– parece que no me has olvidado…

–     Nnnoo… digas esas cosas… –hablo entre jadeos mal contenidos el doncel tratando de relajarse pero lo que el mayor decía le causaba vergüenza.

–     Pero es verdad –dijo sin separarse un poco del cuello del menor–. Puedo sentir como te contraes apretando tan bien que hace que no quiera salir de aquí –siguió diciendo mientras sus manos apretaban suavemente los firmes glúteos.

–     Mnghn… –gimió Takafumi sintiendo las atenciones del castaño.

Después de esperar algunos segundos más en los que siguió masajeando los montículos de carne firmes del oji azul grisáceo Kirishima opto por comenzar los vaivenes de manera lenta pero firmes de adentro hacia afuera.  Pronto los cuerpos comenzaron a sudar y el castaño de a poco –cuando el otro se dejó llevar por la pasión– hizo las embestidas más rápidas, Takafumi movía sus caderas de acuerdo al ritmo que marcaba el mayor sintiéndose perdido en las sensaciones que este le hacía sentir.

–     Ah… Kirishima… mnghn… ah… más… ahngh –gimió Yokozawa ante los embistes del mayor apretando con sus piernas las caderas del otro en tanto que las propias seguían el ritmo del varón.

–     Takafumi llámame Zen… ah… te amo… –jadeo el oji miel entrando y saliendo del interior del doncel tomando las manos de este y juntándolas con las suyas quedando tomadas sobre la cama.

Los gemidos y jadeos siguieron en tanto que los vaivenes continuaron cada vez más profundos, Kirishima disfrutaba de poder escuchar los sonidos que escuchaba de parte del Takafumi pero aun así devoro los labios de esté perdiéndose en las mieles que representaban estos así mismo tuvo que abandonar las manos del doncel para poder recorrer el cuerpo con sus manos y así poder  brindarle mayor placer.

El menor al sentirse libre de sus manos estas se aferraron a la espalda de Zen arañándola debido al placer que le daba este cada vez que el miembro erecto del varón golpeaba en su próstata, y ahora podía también percibir la lengua ajena pasearse por su cuello haciendo que nuevos escalofríos recorrieran su cuerpo.  Por su parte Kirishima después de abandonar los labios ajenos siguió un camino invisible hacia abajo –el cuello blanquecino– donde se entretuvo varios segundos en tanto que acelero los vaivenes de afuera hacia adentro haciendo que a su vez el doncel no parara de gemir moviéndose al ritmo marcado por el mayor.

Para Takafumi el sentir como el pene erecto de Zen se incrustaba cada vez más y sus caricias más fuertes queriéndolo marcar hacían que se sintiera amado y realmente deseado como nunca lo sintió cuando trabajaba en el “Plaisir Chambre”, y de alguna manera le alegraba poder sentir aquella diferencia que le dijese el mayor pues realmente todo se sentía muy distinto a como era antes.

Kirishima de un momento a otro alzo el cuerpo del oji azul quedando este sentado sobre sus piernas, los brazos del menor rodearon su espalda clavando nuevamente sus uñas y dejándolas recorrer toda la extensión de está al sentir aquello nuevas descargas eléctricas recorrieron su cuerpo lo que hizo que sus embestidas fueran aún más rápidas, aprovechando que Takafumi se sostenía a él llevo hacia el miembro del doncel su mano con la que comenzó a masturbarlo al ritmo de sus vaivenes.

Pudo ver como Yokozawa mordía sus labios evitando por que más gemidos salieran de estos por lo que decidió que eso era algo que no permitiría y teniendo esto en mente llevo su boca hacia una de las tetillas, la cual rodeo con su lengua en círculos –sintiendo al otro arquearse dándole mayor espacio– y continuo estimulándola intercalando entre lengüetazos y succiones.

–     Ah… Mnghng… ahg… Kirishima… –gimió el doncel tratando de contenerse pero las atenciones que le daba el mayor no lo dejaban.

–     Déjalos salir… quiero escucharte –jadeo roncamente el castaño sin dejar de atender el cuerpo del doncel ni de embestir con firmeza llegando cada vez más profundo.

–     Nnoo… ah… pueden escucharnos… –dijo entre gemidos el peli azul con su rostro sonrojado por la actividad y la vergüenza que sentía de que los vecinos de las habitaciones contiguas.

–     No importa así todos sabrán a quien amas… ah… y quien te ama a ti –hablo entre jadeos siguiendo con los vaivenes de afuera hacia adentro y ahora sostenía la cintura del menor con su brazo alrededor de esta haciendo más profunda la penetración.

–     Idiota… eso es vergonzoso… –dijo gimiendo Takafumi sin poder dejar de seguir el ritmo que le marcaba el más alto– Kirishima… ahgnm… mngh… ah… Kiri… shima…

–     Zen… llámame Zen, Takafumi quiero escucharte decirlo –hablo  el varón mirando fijamente al doncel.

Siguieron en la misma posición –dejándose ambos llevar por la pasión y el placer que se provocaban mutuamente, sintiendo sus cuerpos calientes y sudados rosándose y uniéndose– por varios minutos en los cuales el menor se negó a llamarlo por su nombre así como intentando ocultar sus gemidos y jadeos, aunque en parte Kirishima los impedía debido a sus besos apasionados, estuvieron así hasta que el castaño comprendiendo que era cuestión de tiempo para que ambos llegaran a su orgasmo por lo que decidió cambiar de posición quedando él bajo el cuerpo del doncel que se mantenía unido a su cuerpo, y así fuera el más joven quien determinara a que compás seguirían amándose.

–     ¿Te gusta así? –cuestiono el varón acariciando con sus manos las piernas del doncel sobre él– Porque a mi realmente me gusta.

–     Nnoo… es vergonzoso así –respondió el menor aún más sonrojado apoyando sus manos en el pecho del castaño.

–     Lástima porque yo quiero ser capaz de verte mientras que tú eres el que –hablo el otro empujando su cadera hacia arriba haciendo que su miembro se hundiese en el cálido interior del que estaba sentado sobre él–  tome las riendas, vamos si no me quieres llamar por mi nombre entonces compláceme con esto o será que no eres lo suficientemente hombre para llevar tu mismo la situación.

–     … –el doncel observo en silencio al oji miel que le devolvía una mirada llena de deseo pero también amor por lo que aun con la vergüenza que le daba estar en aquella posición dijo– ¡Maldición! Solo cierra los ojos y…  y yo lo hare.

–     No quiero –respondió como un niño que le querían quitar su dulce favorito–, quiero verte además esta es una hermosa, hermosa vista que no pienso desperdiciar.

–     ¡Tú idiota! No digas esa clase de cosas –expreso avergonzado el menor–. Por qué no te puedes comportar ni si quiera en estos momentos –golpeando levemente el pecho de este.

–     Lo siento, lo siento –se disculpó el castaño sonriendo– es que no lo puedo evitar pero es verdad para mí no hay mejor vista que tu porque eres el más hermoso ser que se me ha permitido ver y tener –declaro sinceramente–. Por eso no quiero perder ningún momento contigo así que me niego a perder una de tus expresiones o uno de tus movimientos.

El menor se sonrojo aún más con las palabras que le dedico el otro y viro su rostro tratando de que el castaño no lo viera pero no lo logro ya que este estiro su mano para hacerlo que le regresara la mirada. Kirishima le sonrió para enseguida apoyarse en sus codos y acercarse al rostro del peli azul, que al sentir el aliento cerca de su rostro termino por quitar toda distancia iniciando un beso primero lento y suave para poco a poco convertirse en un ósculo apasionado.

Zen volvió a recostarse por completo llevándose consigo al menor, podía sentir la piel caliente del pecho del otro que subía y bajaba a gran velocidad pero aun así Takafumi aun no comenzaba a mover sus caderas por lo que el castaño poso una de sus manos en la cintura del menor incitándolo a que empezase a moverse.

El peli azul entendió las intenciones del mayor por lo que de a poco reinicio el vaivén sintiendo como el miembro erecto ajeno entraba y salía constantemente abriéndose paso en su interior haciéndolo gemir asimismo dándole la oportunidad de ser esta vez él quien sacara jadeos de parte del castaño cada vez que se separaban para tomar el aire que el ósculo les robaba.

Kirishima por su parte estaba más que feliz de poder ver al doncel tomando el control de la situación aunque por un lado quisiera que las embestidas fueran más rápidas –pues deseaba más que nada hundirse incesantemente en el interior candente de su pareja– y profundas pero se había comprometido que en ese momento solamente importaba que Takafumi sintiese que no era solamente sexo por lo que dejaría que fuera el doncel quien dictaminara como seguirían.

–     Ah… mnghn… Kiri… –gemía el doncel sintiendo como su interior era penetrado por el miembro del otro mientras que el no dejaba de subir y bajar sus caderas haciendo que el órgano del mayor saliera para enseguida entrar causando cada vez mayores espasmos en su cuerpo– no más… ah… ahg… más… quiero… ah…

–     Mi hermoso Takafumi… ahg… me enloqueces… –jadeo Kirishima paseando sus manos por las posaderas del más joven masajeándolas, separándolas y juntándolas haciendo que las paredes internas del otro apresaran a su miembro con mayor ímpetu–… Te amo… Takafumi… eres mío… mío…

Zen tomo nuevamente los labios –ya hinchados y rojos– ajenos en un beso apasionado dejando que sus palmas subieran por la espalda del oji azul grisáceo percibiendo como este aceleraba inconscientemente sus movimientos al mismo tiempo que se estremecía entre sus brazos, lo escuchaba gemir cada vez que dejaba libre su boca –para besar su cuello– y tal parecía que el doncel no podía articular una oración coherente pero él tampoco estaba en condiciones como para hablar en esos momentos así que se limitaba a seguir el ritmo de las caderas del menor con las propias.

Takafumi estuvo encima de Kirishima sin dejar de moverse sobre el miembro erecto del ultimo más pronto al sentir mayor necesidad opto por erguirse quedando sentado apoyando sus brazos sobre el pecho del varón haciendo más profundas las penetraciones del pene ajeno, gemía sin parar y para este momento la vergüenza había quedado en el olvido ya que ahora gobernaba solamente la pasión y el amor que se representaban con aquel acto.

Al ver como el doncel hacia más fuerte sus movimientos Kirishima llevo su mano hasta el miembro de este que inmediatamente comenzó a estimular al ritmo que el propio peli azul estaba marcando, varios momentos después el oji miel no pudo seguir sin ser capaz de abrazarse al cuerpo de su amado por lo que haciendo fuerza en su abdomen se levantó quedando frente a frente.

Viéndose nuevamente a los ojos sin más distancia que unos pocos centímetros la pareja se unió nuevamente en un beso apasionado, Kirishima abrazo fuertemente al doncel que le correspondió de la misma manera. Poco a poco el ósculo tuvo que terminar pues el aire les falta quedándose mirando para después de un momento en el que no se quitaron la mirada de encima el castaño sin decir nada y siguiendo el ritmo de las caderas del peli azul empezó recorrer un camino hacia el pecho desnudo de su amante hasta llegar a una de sus tetillas, la cual estimulo con su lengua moviéndola de arriba hacia abajo y haciendo círculos en tanto con los dedos de su mano atendía a la otra.

–     AH… AHG… MNGHNG… AH… KIRISHIMA… MÁS… MÁS… AH…–gimió Takafumi que apoyaba sus brazos en el colchón arqueando su espalda dejando al alcance del otro su pecho, siendo atendido por la lengua de esté, en tanto que no dejaba de mover sus caderas siguiendo bajando y subiendo por el miembro erecto del varón– MNGHN… AH… KIRISHIMA… AH… NGHN…

–     Takafumi… mi hermoso Takafumi… ah… eres solo mio… para siempre… ahng…me aprietas tanto… te amo… anghm… –jadeaba Zen sin despegarse demasiado del pecho del menor percibiendo que su cuerpo se estremecía cada vez más por lo que llevo de nuevo una de sus manos hasta el miembro del otro– no te dejare ir… te voy a amar toda la noche… ahgn… ah… esto es solo el inicio…

–     AH… SI SIGUES ASÍ… VOY A… AH… KIRISHIMA… AHG… VOY A TERMINAR… AH… MNGHG… AGH…–gimió el doncel sintiendo como su cuerpo se calentaba aún más y una corriente eléctrica recorría sus nervios desde arriba hasta llegar a su pene erecto atendido por la mano ajena en tanto que su próstata era golpeada constantemente por el miembro del castaño.

–     Hazlo… yo también lo hare… –jadeo Zen apreciando el cuerpo del doncel golpeando el interior del doncel y sabiendo que pronto no podría evitar por más tiempo el orgasmo, y no era algo que quisiese pues deseaba llenar al otro con su esencia, intensifico tanto las embestidas como el ritmo de su mano que atendía el pene erecto del doncel– voy a llenarte… con mi semen… ah… tanto que… ah… vas a ser la “madre”… agh… de mis hijos…

–     AGH… SI… MÁS… NO… ES MUY… AHG… MNGHN… KIRISHIMA… VOY A… AHG… –gimió el peli azul llevando sus manos al cuello del varón sintiéndose perderse en el placer que sentía en su cuerpo gracias a todas las atenciones que le daba su ahora amante– AH…KIRI… AHG… MNGH… NO… ZEN… ZEN… VOY A VENIRME… ZEN… AH… MÁS… MÁS RAPIDO… AH… MÁS FUERTE… –gemía entre besos que se daba con el mayor, quien no dejaba de atender su miembro, mientras clavaba sus uñas en los hombros de este.

Varios minutos más estuvieron sentados frente a frente el menor sobre el mayor en tanto que este último no dejaba de embestir de adentro hacia afuera en el cálido interior de Takafumi, besando los labios y el cuello del mismo intercaladamente. En tanto Zen era capaz de percibir como las paredes interiores del doncel se contraían cada vez con mayor fuerza sobre su pene erecto haciendo que cada vez estuviese más cerca del orgasmo al igual que su pareja.

De pronto Takafumi arqueo su espalda al mismo tiempo que gemía dejando que su semen saliera de su miembro llenando tanto su abdomen como el de su compañero así como la mano de esté, teniendo como consecuencia que sus paredes internas apretaran con mayor fuerza el pene erecto dentro de él que era de Kirishima quien después de algunas embestidas más y tomando los labios de su pareja –que le correspondió aunque un poco más torpe debido a que aún se no recuperaba del todo de su propio orgasmo– dejo salir su esperma llenado con este el interior del peli azul.

–     …Te amo Takafumi… –susurro Kirishima separándose de los delgados labios de su amante sin salir de él– Te amo tanto, no sabes cuan feliz estoy de estar así contigo.

–     … –el menor escondió su rostro sonrojado y sudado en el cuello del varón tratando de recuperar el aire tras la actividad, percibió las caricias del otro en su espalda, quería hablar pero le daba pena decir las palabras que sabía que el otro esperaba escuchar.

Zen espero en silencio alguna palabra del menor pero tras varios minutos decidió que no presionaría al otro, dejaría que fuera este quien le hablara de sus sentimientos cuando este estuviera seguro, por lo que abrazando suavemente el cuerpo de su amado se dejó caer hacia atrás llevándose a Takafumi con él –aún se mantenían unidos y solamente quería mantenerse así un poco más–. Llevo una de sus manos hacia el cabello azul acariciándolo despacio aun sintiendo el sube y baja del pecho del menor retomando poco a poco el ritmo normal al igual que él más aun así tampoco dijo nada simplemente disfruto del momento.

–     … Kirishima… –hablo Takafumi sin salir de su escondite después de un momento de silencio aunque aún era capaz de sentir las caricias tanto en sus cabellos como en su cintura.

–     ¿Si? –cuestiono el nombrado sin dejar sus caricias y besando el hombro que tenía cerca suyo.

–     … Yo quería decirte… –comenzó a hablar el menor sin saber bien como decir las palabras que se atoraban en su garganta– Solamente lo voy a decir una vez así que no… no quieras que lo repita otra vez entiendes viejo.

–     Claro, mi Takafumi –dijo sonriendo levemente– Dime que es eso que me quieres decir.

–      … Yo… yo también… –el doncel comenzó a hablar pero sentía su voz temblar pues él nunca se había declarado a alguien y Kirishima no era precisamente alguien que se comportaba como el adulto que se supone que era cosa que hacía que se le dificultara más hablar con facilidad– ¡Yo también te amo! –exclamo al fin sintiendo su rostro arder y sin pensarlo cerro los ojos pues moría de la vergüenza.

Kirishima no pudo más que abrir grandemente sus ojos y abrazar con fuerza pero sin lastimar al menor, con sus manos y con un poco de persistencia logro que Yokozawa sacara su rostro de su escondite –haciendo que este tuviera que sostenerse con sus brazos a los costados– siendo capaz de observar el hermoso sonrojo que cubría sus mejillas.

–     Takafumi te amo, no sabes que feliz me hace escucharte decir que tu también me amas –expreso el castaño para enseguida comenzar a recorrer con besos el rostro del más joven así como el cuerpo de este–. Te amo tanto, no te arrepentirás por darme esta oportunidad. De ahora en adelante no me separare de ti nunca más empezando por esta noche.

–     ¡Oe! ¡Espera! –exclamo el doncel sintiendo como las manos del mayor masajeaban sus posaderas con cierta urgencia haciendo que su rostro se sonrojara más– ¿Qué… qué crees que estás haciendo?

–     Takafumi te dije que lo de hace un momento solo era el comienzo –respondió Zen besando su cuello y sacando un gemido quedo por parte del menor–, y ahora sabiendo que me amas, menos puedo dejar que te vayas pues esta noche es de nosotros dos.

–     ¿EH?... Ah… Kirishima… espera… ahg… no hagas eso… –gemía ante las caricias que el mencionado le brindaba a su cuerpo además comenzaba a sentir como algo dentro de él retomaba la dureza que apenas minutos atrás estaba perdiendo.

–     No puedo, no después de tan hermosa confesión –declaro el varón invirtiendo rápidamente sus lugares dejando al doncel bajo su cuerpo–. Ahora voy a amarte de nuevo y lo hare toda la noche así que por favor cuida de mi de ahora en adelante.

–     No espera… Kirishima... ahgn… espera aun no me recupero… ahg… Kirishima… –trataba de decir pero los besos al igual que las caricias del castaño no lo dejaban.

–     Pero si te estas poniendo muy duro de abajo igual que yo –hablo el mayor separándose por fin de los labios del peli azul– Siente –continuo hablando sacando un poco de su miembro para enseguida volver a  entrar salpicando un tanto del semen en el interior y obteniendo un gemido de parte del otro–, vez tú también quieres seguir además sé que después no podremos hacerlo con tanta libertad.

–     So… sólo si te pones un condón… no quiero tener sorpresas más adelante –dijo volteando su rostro hacia un costado tratando de evitar que el otro viera su vergüenza.

–     Gracias. Te amo –declaro besando la mejilla de Takafumi– pero no tengo condones así que sólo por esta noche lo haremos al natural –siguió diciendo sonriendo sin preocuparse por la mirada molesta del doncel que apenas iba a refutar así que callo cualquier reclamo apoderándose de su boca en un beso apasionado haciendo olvidar cualquier cosa–. Te prometo que mañana comprare una caja entera. Y tal vez la próxima vez puedas usar el regalo que te di en tu cumpleaños –dijo sonriendo de lado mientras se comía con la mirada al otro.

–     ¡Viejo Pervertido! –exclamo molesto el otro al verse liberado pero aun así no podía molestarse verdaderamente con el mayor– Hazlo que quieras –dijo tratando de sonar desinteresado.

Kirishima sonrió sabía a la perfección que cuando el doncel se daba cuenta de que no podía contra los demás terminaba diciendo esas tres palabras, para otro podían a ver sonado desinteresadas en lo que estaba ocurriendo y que eran dichas por alguien que no correspondía a tus sentimientos pero él sabía muy bien que con Yokozawa Takafumi las cosas podían interpretarse mal si no lo conocías pero él ya lo hacía y así le gustaba: gruñón, tímido, lindo, especial, hermoso, trabajador, se preocupaba por sus hermanos y amigos, tenía un instinto maternal que sacaba cada vez que sus seres amados se veían en dificultades, algunas veces sarcástico y mal hablado; pero así era él y no lo cambiaría por nada del mundo.

Entendía –y tenía la seguridad de que Takafumi también lo hacía– que ambos habían tomado decisiones equivocadas, que en un principio nada los unía pero aun así y contra todo pronóstico ahí estaban ellos dos solos en una habitación de hotel profesándose y demostrándose su amor mutuo porque él estaba más que seguro que lo que ambos sentían era un amor que se dio tal vez no en las mejores condiciones ni circunstancias pero ahora estaba seguro que la vida iba a premiar al doncel por todo lo que sufrió en el pasado tras la muerte de sus padres y él se encargaría de que la vida de los Yokozawa –sobre todo de Takafumi– de ahora en más solamente tuviese felicidad.

Se acercó de nuevo a los labios dulces del peli azul que le correspondió enseguida abrazando por el cuello a Zen que guio sus manos hasta la cintura del otro –acariciando con las yemas de sus dedos en el proceso cuanto parte del torso se encontró en su camino– para sostener esta, sin esperar más dejo su cuerpo caer hacia un costado quedando ambos acostados de lado sin dejar de besar y así poco a poco el mayor inicio un vaivén lento y suave pegando lo más que podía el cuerpo de Takafumi al suyo queriendo fundirse y convertirse en uno sólo.

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Tres meses después…

Kirishima estaba preocupado era la tercera mañana que despertaba en el departamento de los Yokozawa escuchando a su amado vomitando todo lo que ceno la noche anterior, la única razón por la cual no lo llevaba a consultar un médico era porque Takafumi se negaba diciéndole que de seguro era que algo le había caído mal pero esa ya era la tercera mañana y no estaba dispuesto a seguir con la incertidumbre de que era lo que tenía su amante.

Se levantó de su “cama” que no era otra que el sillón de la sala y se dirigió hacia el baño donde encontró de rodillas al doncel –tal parecía que acababa de terminar de vomitar lo mucho o poco que tenía en su estómago–, lo ayudo a levantarse pues ante su mirada se veía muy débil y lo llevo a sentarse al sillón. Para el castaño esto era lo último que podía soportar su querido Takafumi estaba muy pálido y muy débil así que tomo una decisión que le gustara o no al menor debía acatar pues era por su bien.

–     Takafumi, vamos te llevare a la clínica para que te revisen –anuncio el varón dándole un vaso con agua– ya no puedes seguir así vomitando todo lo que comes, aunque no quieras te llevare así que vea ponerte algo cómodo que nos vamos enseguida.

–     No es necesario, solo debe ser una infección estomacal –hablo el menor después de beber un poco del agua–. Únicamente tengo que tomar una medicina para eso y estaré bien.

–     De ninguna manera, ya han pasado tres días y no es sano que sigas así –regaño el mayor–. Vamos no te pongas gruñón y ve a cambiarte que esta vez no podrás convencerme de no ir, ya no Takafumi y así te tenga que llevar cargando en contra de tu voluntad te llevare al médico.

–     … –el más joven observo en silencio los ojos color miel sabía que el otro no se daría por vencido y que hablaba muy enserio sobre llevarlo en brazos hasta la clínica, y eso sería muy vergonzoso– Bien, iré a cambiarme.

Apenas estuvieron listos Kirishima se dirigió a la clínica cercana al hogar de los hermanos Yokozawa, el castaño se alegró de que no hubiese aun nadie debido a lo temprano que era y por lo cual fueron atendidos rápidamente. En ese  momento le estaban realizando unos estudios a su amado por lo cual este último estaba solo en la zona de la clínica donde los llevaban a cabo ya que solamente podia entrar el paciente, varios minutos después salió su doncel por lo que lo fue a ayudar para llegar hasta las bancas de espera.

–     Ya me siento mejor, no es necesario que me trates como un invalido –se quejó el peli azul al ser ayudado a sentarse por parte de su pareja.

–      Nada de eso aún te vez pálido y quien sabe que te harían allá adentro –dijo Kirishima–, dime no te hicieron nada que no debieran ¿verdad?

–     ¿De qué demonios estás hablando? –hablo Takafumi– Ellos solo cumplen con su trabajo además no hubiera tenido que hacerme esos análisis si no fuera por tu insistencia.

–     Es por tu bien, que pasa si tienes una enfermedad muy grave y es necesario que te operen –dijo el oji miel preocupado por su pareja– o peor aún que tal si intentaban propasarse contigo.

–     ¡Deja de decir idioteces! –exclamo molesto el otro– Ya te dije que no digas esas cosas.

–     Pero…

–     Pero nada, no habría venido si no fuera porque estuviste insistiendo –interrumpió Takafumi regañando al más alto–. Además ya te he dicho que no es nada de cuidado solamente una pequeña infección que he de haber adquirido cuando fuimos al Matsuri la otra noche.

–     Aun así yo prefiero asegurarme de que todo esté bien, no quiero que nada te pase –hablo Zen seriamente–. Yo no concibo la idea de que algo malo te llegue a pasar.

–     No tienes de que preocuparte tanto esto no es nada –expreso el doncel sonrojándose un poco.

–     No sabes cuánto me gusta cuando te sonrojas así –hablo el castaño– tanto que me gustaría encerrarte y que nadie te vea así.

–     De…  Deja de decir eso idiota –dijo el peli azul más avergonzado.

Kirishima no hizo más que abrazar a su amado disfrutaba verlo de aquella manera lo que no disfrutaba era verlo tan enfermo, estuvieron unos momentos esperando –que los llamarán para saber los resultados– durante los cuales el mayor aprovecho para ofrecerle unos onigiris que compraron en una tienda de conveniencia cuando iban camino a la clínica, logrando únicamente que comiese uno relleno de atún junto con un té frio.

–     Yokozawa Takafumi –anuncio una enfermera que llegaba por el pasillo–, el médico lo espera.

El mencionado se levantó siendo acompañado de cerca por Kirishima, llegando a la puerta del consultorio del médico Takafumi trato de convencer al mayor para que no entrara prometiendo que le diría todo cuando saliera por lo que Zen tuvo que ceder quedándose fuera.

Para el varón pasaron los minutos lentamente y por cada minuto que pasaba su mente le decía que las cosas podían ser peor de lo que creían, sus manos comenzaban a su dar cuando la puerta del consultorio se abrió dejando ver a su pareja.

–     Takafumi ¿Qué paso? ¿Qué te dijo el médico? ¿Qué tienes? –cuestiono apenas se acercó al doncel.

–     El doctor dijo que estoy bien solamente debo descansar un poco –contesto el otro después de reponerse del bombardeo de preguntas– y que se me quitara en unos días, te lo dije no era nada de cuidado.

–     ¿Estás seguro de eso? ¿No me estas mintiendo verdad? –volvió a preguntar el mayor.

–     Si estoy seguro y no, no te estoy mintiendo –respondió Takafumi–. Ahora regresemos a la casa, el médico dijo que descansara y me alimentara bien así como tomar algunas vitaminas que me dio.

–     Está bien –hablo Zen–, vamos llegando descansaras todo lo que sea necesario yo me encargare de los chicos.

Al llegar al departamento el peli azul después de asegurarles a sus hermanos que estaba bien y que no tenía nada de cuidado se retiró a su habitación, ya estando en la soledad de este se recostó en su cama para enseguida sacar los resultados de sus estudios ya que aún no podía creer lo que estos decían. Releyéndolos no pudo evitar que en sus labios apareciera una sonrisa de felicidad, sus ojos se iluminaban ante la ilusión que aquello representaba para él poco a poco el sueño comenzó a invadirlo nuevamente por lo cual se recostó de lado aun teniendo en su posesión los resultados de los análisis.

Horas más tarde la puerta fue abierta y en silencio Kirishima asomo su cabeza pudiendo ver al doncel aun dormido por lo cual procedió a entrar para asegurarse de que todo estuviera bien, al estar cerca de este pudo ver unos papeles que tomo al ver que eran de la clínica y al leerlos sus ojos comenzaron a agrandarse llenándose de sorpresa y alegría por lo que no pudo más que abrazar a su amado despertándolo en el proceso.

–     ¡Qué demonios…! –exclamo un tanto asustado por el sorpresivo abrazo del castaño.

–     ¡Takafumi! ¿Por qué no me lo dijiste? Me haces tan feliz –hablo Zen sin soltar al menor–. Es lo mejor que nos pudo haber pasado –siguió diciendo besando de tanto en tanto los labios del peli azul–. Te amo tanto, te prometo que te cuidare todo lo necesario.

–     ¿De verdad te alegra? –cuestiono el otro un tanto inseguro.

–     Claro que sí, esto es algo que deseo desde que supe que te amaba –respondió sonriente el oji miel–. Yo te amo y tú también lo haces así que era de esperarse que en algún momento esto pasara, aunque debo decir que no me lo esperaba tan rápido pero eso no importa.

–     No sabes cuánto me alegra saber que tu también estas feliz con esto –dijo sonrojado el doncel–, por un momento pensé que tal vez no fuera algo que tu desearas y…

–     Ni siquiera pienses en eso, de ahora en más seremos felices –interrumpió Kirishima–. Ahora nada nos podrá separar estaremos juntos siempre ¡Oh! Hay que pensar en cómo se los diremos a los chicos y buscar un lugar más grande porque definitivamente yo ya no me moveré de tu lado por nada del mundo –dictamino mientras abrazaba felizmente a su amado para después besar sus labios sin darle oportunidad alguna de refutar lo dicho por él.

El beso se tornó un tanto más apasionado por lo que el castaño comenzó a subir sobre el cuerpo del peli azul pero sin dejar caer su peso sobre este, dibujo un camino de besos desde la boca hasta rodear todo el rostro sin parar de decir <<Te amo tanto, Gracias mi oso gruñón>> entre cada beso sosteniendo el rostro del menor y por consiguiente dejo de lado la hoja que en ese momento le estorbaba, en la que se podía leer << Análisis de Embarazo, resultado Positivo >>, el camino de besos siguió hasta el vientre plano el cual fue inundado de ellos por parte del varón que sonreía feliz al descubrir que el fruto de su amor por Takafumi se estaba gestando dentro de este.

Tras pasar abrazados un tiempo y de hablar acerca de lo que harían en su futuro próximo, Zen dejo que Takafumi durmiera un poco más después de todo él lo había despertado. Viéndolo dormir no pudo evitar de alguna manera el dar gracias a su amigo Yasuda pues de no haber sido por él nunca hubiese ido a de “Plaisir Chambre” y no hubiese conocido al amor de su vida, debía aceptar también que donde su amor empezó a gestarse fue en el interior de una habitación del placer, una habitación que ahora creaban ellos cuando estaban solos donde ya no únicamente existía el placer sino que también existía el amor que se tenían y que ahora daba sus frutos en forma de un futuro hijo.

Sin duda alguna la única habitación del placer que en esos momentos quería estar era en la que estaba justamente, en una habitación donde podía velar el sueño de su amado y simplemente estar así porque su más grande placer era poder amar de todas las formas posibles a Yokozawa Takafumi.

Notas finales:

Bueno ya me iba pero se me andaba olvidando preguntarles si querian un EPILOGO, yo se que a lo mejor me diran es que te vas a tardar mucho en hacerlo y subirlo pero bueno yo pienso que esta historia merece que sepamos un poquito más sobre lo que paso despues de esto ultimo pero sino quieren pues no, yo respetare lo que ustedes me digany seguire con LA LUZ DE MI VIDA que no he tocado desde que empece este fic xD -no se por que pense que me ahorcarian cuando sepan esto- sobre todo porque ya en el capitulo que sigue en LA LUZ DE MI VIDA pues se verá lo que ha pasado con Yasuda y Yoko aunque tengo una idea para otro fic pero esa creo que esta medio chisqueada, igual si quieren saber de que va pues yo con mucho gusto la hago siempre y cuando tenga tiempo.

Bien creo que despues de mi platicada xD -andaba con ganas de platicar con alguien- solo ve basta decirles que espero les haya gustado el capitulo, que sería el ultimo sino quieren EPILOGO así que mediten si lo quieren o no y me dicen en sus comentarios.

MUCHAS GRACIAS POR LEER!!!

 

BYE


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