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Habitación del Placer/ Plaisir Chambre por Shamita

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Notas del capitulo:

Hola!!

Aqui la conti!! 

la verdad deberia haberla subido el domingo pero ese dia estaba casi que muriendome -bueno exagero- de una infeccion y la verdad no tenia ni ganas ni fuerzas suficientes como para pasar más de cinco minutos en la computadora ahora que me encuentro mejor decidi subir por fin la conti!!

 

Por cierto la vestimenta más atrevida que usa Yoko en este cap fue elegida por RURUFUSU

Al día siguiente de haber ido a la Universidad y encontrarse con el doncel que cautivo su atención un hombre de cabellos negros, alto, piel trigueña y mirada oscura vestido con un pantalón negro y camisa blanca junto con una corbata negra y un saco gris, entraba a la oficina de la presidencia de la empresa Kirishima por pedido de Zen.


–     Señor Miyagi pase –hablo Zen sentado tras su escritorio–, tome asiento.


–     Buenas tardes Señor Kirishima –saludo el otro para a continuación sentarse frente al oji miel–, es un placer conocerlo.


–     Igualmente, gusta algo que tomar –hablo el castaño.


–     No así estoy bien –contesto el oji negro–. Y dígame señor Kirishima ¿en qué puedo ayudarlo?


–     Bien en realidad es un trabajo muy sencillo e incluso puede que no lo tome como importante pero para mí si lo es, no me iré por las ramas para no hacerle perder su tiempo –comenzó a explicar sacando la fotografía que le había sacado al doncel de cabellos azules, piel blanca y ojos azul grisáceo–. Quiero saber quién es este chico, todo lo que pueda encontrar donde vive, con quien vive, cuántos años tiene, que hace al salir de la universidad en fin todo además quiero que averigüe si él tiene algo que ver con un doncel llamado Ai –dijo sacando otra foto más esta vez mostraba a un peli morado que vestía únicamente una bata de baño mientras miraba por la ventana– que presta sus servicios en “Plaisir Chambre”.


–     Comprendo –dijo el detective tomando la fotografía del peli azul– ¿Sabe el nombre del chico? ¿o donde lo puedo encontrar?


–     Si, su nombre es Yokozawa y estudia en la facultad de Economía en la Universidad “T” –respondió el castaño mirando como el detective apuntaba todo cuando le decía.


–     ¿Y sobre el tal Ai? –cuestiono el otro tomando la respectiva foto.


–     Solo que trabaja los fines de semana en Plaisir Chambre, le gusta leer literatura clásica y contemporánea de diversos autores –contesto el oji miel.


–     Es muy poca información sobre ambos donceles pero hare lo que pueda –hablo Miyagi–, solo espero tenga paciencia pues la información respecto a los donceles es muy limitada por lo cual me tomara más tiempo encontrar información sobre ellos.


–     Entiendo completamente –dijo Kirishima– solamente manténgame informado sobre los avances que tenga.


–     De lo por hecho –hablo el peli negro para inmediatamente levantarse de su asiento–.  Si no tiene nada más que pedirme entonces comenzare de inmediato la investigación.


–     Puede retirarse –dijo Zen– y estamos en contacto.


–     Claro, un gusto conocerlo –se despidió Miyagi dándole un apretón de manos al otro.


Al quedarse solo Kirishima se dispuso a seguir su trabajo esperando que el detective pudiese encontrar rápido información sobre Ai y aquel doncel de nombre Yokozawa, y es que aunque había dicho entender –que debido a que no podía darle un nombre completo de ninguno de los dos ni algún dato en concreto que ayudase– que el detective no pudiese hacer su trabajo de manera más rápida y así él tener los resultados que quería él estaba un tanto ansioso pues el tener si quiera lo que creía una pista de la vida de su amante fuera de las paredes en las que siempre se encontraban lo hacían sentir feliz y un tanto como un niño que estaba haciendo una travesura.


La semana paso hasta que llego el fin de semana y aunque durante la semana pensó en tener una noche de pasión con Ai las cosas no habían salido como él deseaba debido a una cena importante que se llevaría a cabo el viernes en la noche en una fundación de beneficencia a orfanatos a los que su madre apoyaba desde que él era un niño y se vio arrastrado por su progenitora bajo la amenaza de que si sucedía lo contrario se encargaría de hacerlo ir a tareas comunitarias –y es que no era que le disgustase pero estas evitarían poder ir con su doncel– todos los fines de semana por dos meses y por más que tuviera 29 años su madre aún seguía siendo la matriarca de la familia y todo lo que ella decía que se hiciera, se hacía.


Sin poder hacer nada para librarse de aquellos debió cancelar con Asahina, quien le dijo que no perdía la cita que simplemente se cambiaría para otro día y no quedaba contada como parte de las diez noches que tenia de “bono”, y dejo así libre a Ai durante el fin pues sabía muy bien que su madre no lo perdonaría si se fuera al día siguiente ya que lo venía haciendo desde que llegara y no quería que esta se enterara de a donde y que iba a hacer en ese lugar pues estaba seguro que le daría un sermón.


A las seis y media de la noche se encontraba ya listo en el recibidor de su mansión –vestía un esmoquin negro, camisa blanca y un moño negro en su cuello su cabello bien peinado pero fresco– esperando a que su madre bajara, su padre –un hombre ya mayor, que rondaba ya los sesenta y cinco años, con canas en sus cabellos que antes habían sido de un color oscuro y un rostro severo piel trigueña como la suya y tan alto como él– estaba sentado en una silla cerca de él con su traje negro impecable, su camisa blanca impecable y una corbata roja que combinaba con su pañuelo.


No tuvo que esperar mucho tiempo más para ver bajar a su madre con su piel blanca y sus cabellos castaños en un semi recogido que dejaba caer parte de estos hasta los hombros, vestía un vestido rojo con mangas de ¾ transparentes con brillos sutiles y en su cuello una gargantilla –que hace años le regalara su padre como regalo de su cumpleaños número 40–, en su mano izquierda cargaba con una bolsa de mano beige que combinaba con los zapatos de tacón que usaba.


–     ¿Nos vamos? –cuestiono la mujer sonriendo a los dos varones frente a ella.


–     Solo te esperábamos a ti querida –respondió el mayor de los tres sonriéndole a la mujer y ofreciéndole su brazo.


–     Supongo que no hay opción –suspiro derrotado el castaño teniendo como respuesta la mirada severa de su madre.


Los tres salieron de la mansión y abordaron la limosina que ya estaba lista que llevarlos a su destino, no tardaron mucho en llegar uno de los hoteles más renombrado de la ciudad. El salón de baile del hotel despedía una elegancia moderada, Kirishima consideraba que solo un poco más de lujos en el lugar y todo aquello podía ser visto como algo hipócrita pues el evento estaba destinado para la donación a una fundación que apoyaba casas hogares con escasos recursos y sus donadores disfrutarían de la elegancia y lujos que esos niños –era casi seguro– nunca disfrutarían, pero aun así para el castaño la cosa pintaba ya aburrida.


Recorrió el salón –después de que su madre y padre lo arrastrara a conversar con sus conocidos que hacía tiempo no veía– saludando a cuanta persona lo reconocía y no dudo en coquetear con una que otra mujer o doncel que se le hacían atractivos y que mostraban interés en él. Tras cansarse de estar hablando cosas que no le interesaban –que iban desde si tenía pareja, si estaba buscando alguna o si quería salir con ellos o con su hijo o hija hasta cuando se quedaría en su país y cuando pensaba sentar cabeza– decidió ir a tomar un poco de aire en el balcón de una de las puertas del salón que daban al patio del mismo edificio, desde ahí vislumbro a todas las personas con sus trajes disfrutando de la música clásica que la orquesta estaba tocando.


Poco para que por la puerta que daba al balcón una mujer delgada, de cabellos largos castaños –ataviada con un vestido azul strapless con escote corazón que tenía una abertura del lado derecho lo que le permitía mostrar su pierna– guapa, y que anteriormente saludo pues sus padres eran conocidos, traía en sus manos dos copas de Champagne.


–     Pensé que te gustaría una copa de Champagne –hablo la mujer.


–     Muchas gracias –dijo sonriendo galantemente mientras tomaba la copa de mano de la mujer–  pero Señorita Kayama no debió preocuparse por mí.


–     ¡Oh no es nada! –exclamo la de largos cabellos– Además como parte del comité es mi deber ver que todos los invitados se la estén pasando bien.


–     Bueno entonces debo decir que usted hace un muy buen trabajo –comento el otro– aunque todo esta tan bien orquestado que estoy seguro usted también disfrutara de esta noche.


–     ¡Oh! Yo también espero poder hacerlo –comento la chica sonriendo coquetamente– en compañía de alguien tan agradable como tu ¡Oh! Espero que no tome mal mi atrevimiento al tratarlo de tu.


–     No hay problema, es más si me lo permite yo también la tratare de tu –comento Zen.


–     ¡Claro que sí! –respondió Kayama emocionada– Siempre y cuando me complazcas con un baile.


–     Una joven mujer como tú no debería pedir eso sino esperar a que alguien se atreva a acercarse a ti –hablo Kirishima– pero como vez te estoy tratando de tu así que cuando pongan la pieza que queras bailar yo personalmente te llevare a la pista de baile.


–     Me alegra escuchar que aceptas bailar conmigo –dijo animada la mujer–. Y dime que te trajo de regreso al país, supe que te estaba yendo muy bien en New York.


–     Bueno principalmente fue debido a que mi padre quiere que me haga cargo de las empresas familiares además mi madre piensa que estando en New York no podría conseguir alguna pareja –comento el varón– aunque eso es algo que no me preocupa.


–     Ya veo –dijo Kayama–, y tu ¿realmente no estas interesado en encontrar pareja? Digo no para esposa o esposo pero para sentirte amado.


–     Para casarme no pero ya tengo en la mira a alguien como pareja por el momento –respondió el de ojos miel– aunque no es nada seguro que esa persona esté interesada en tener algo que ver conmigo.


–     ¡Oh! Ya veo espero que lo acepten –comento la mujer sonriendo forzadamente– ya que eres un gran prospecto para pareja de cualquiera.


–     Jajaja –rio el varón– La verdad no me considero un gran prospecto –dijo paseando su mirada por la parte del salón que tenía en su campo de visión–, si mis admiradores supieran de todos mis defectos seguro que me dejaban en el altar.


–     Yo no creo que sea así –hablo Kayama– es más creo que cualquiera pasaría por alto sus defectos sobre todo si lo ama de verdad.


–     Eso espero porque según mi madre ya no estoy en edad como para que me dejen plantado en el altar –bromeo Kirishima.


De pronto la música que les había servido de fondo paro y comenzó a escucharse por el lugar las notas del piano tocando una suave y tranquila canción que invitaba a las parejas a disfrutar de un baile suave e íntimo entre estas.


–     ¡Oh me encanta la música de piano! –expreso la de vestido azul.


–     Entonces Señorita Kayama ¿me complace con esta pieza? –cuestiono el varón extendiendo su mano hacia la mujer mientras que sonreía coquetamente.


La mujer no se hizo esperar ni un segundo y tomando la mano que se le ofrecía asintió repetidas veces, así la nueva pareja camino hasta la pista de baile –donde se podía apreciar a varias parejas disfrutando del momento–, ahí Kirishima tomo con una mano la cintura de Kayama mientras con la otra tomaba una mano de la castaña en tanto que la mano restante de esta se posó sobre el hombro izquierdo del oji miel.


El baile era lento y suave, se podría decir que ambos parecían deslizarse sobre el piso de mármol del salón, Kirishima no disfrutaba mucho de los bailes o las cenas de etiquetas a las que acudían sus padres prefería estar con sus amigos o en la actualidad prefería mil veces estar encerrado en una habitación con Ai pero sabía que eso no sería posible, no mientras que su madre quisiera arrastrarlo con ellos a este tipo de eventos.


Kayama seguía el ritmo que marcaba Zen en perfecta armonía mientras que no dejaba de hacer comentarios sobre la fiesta, sobre los invitados o haciéndole preguntas al varón sobre la persona que quería fuera su pareja, pasaron varios minutos en los que el oji miel tratando de no prestarle demasiada atención a los comentarios de la mujer paseo su mirada por el resto del salón y fue ahí donde lo vio vestido como camarero repartiendo bebidas entre los invitados y regalándoles una sonrisa cortes, el doncel de la universidad del cual únicamente sabía que se llamaba Yokozawa.


–     Me disculpas debo hablar con alguien –se disculpó el varón en cuanto la pieza termino– prometo que en cuanto me desocupe te invitare otra pieza.


–     Claro –dijo la mujer un tanto renuente a dejar ir al hombre.


En cuanto pudo deshacerse de Kayama camino entre los invitados buscando al peli azul, momentos despúes ya se encontraba un tanto fastidiado pues encontrar a cierto doncel se le estaba complicando o eso creía cuando una bandeja con champagne apareció frente a sus ojos.


–     Gusta una bebida señor –hablo el doncel peli azul y de ojos azul grisáceo sonriendo levemente al varón frente a él.


–     Si pero quisiera un wiski en las rocas ¿podrías traérmelo? –dijo el varón sonriendo tan galante como podía.


–     Claro señor, únicamente debo ir al bar a que lo preparen y se lo traeré de inmediato –respondió el doncel sin prestarle mucha atención al que se encontraba frente a él–, solo dígame dónde puedo encontrarlo para entregarle en su bebida.


–     Te esperare en el balcón –hablo el castaño señalando uno de los balcones que rodeaban el salón.


–     Bien, volveré en seguida –dijo el peli azul para de inmediato partir con camino hacia el bar del salón.


Kirishima no pudo evitar quedarse viendo la figura del doncel desde su espalda amplia pero no demasiado, su cuerpo casi tan alto como el de un varón, músculos marcados pero una figura estilizada, su parte trasera era firme y podía apostar que a pesar de eso eran suaves, era un cuerpo muy parecido al del doncel con el que había disfrutado cada fin de semana desde que llego a su país.


Decidió ir a donde le indico al peli azul que lo esperaría, estaba entusiasmado pues nunca pensó encontrárselo en ese lugar, en el balcón no pudo evitar mirar hacia el cielo estrellado preguntándose que estaría haciendo Ai en estos momentos, si existía alguien más que ocupara su vida fuera de aquella casa de placer, dirigió su mirada a la puerta –que ahora lo apartaba de todo el lujo y el murmullo de las personas dentro del salón– pues escucho unos pasos acercarse a donde se encontraba y realmente se alegró encontrarse directamente con los ojos azul grisáceo que destilaban frialdad y seriedad pero que también podía percibir un toque de preocupación.


–     Aquí le traigo su bebida señor –hablo el mesero.


–     Muchas gracias –dijo el varón dirigiéndose unos pasos hacia el otro–, ¿te podría preguntar algo?


–     De nada señor es mi trabajo –respondió el otro extendiendo la bandeja donde traía el vaso de vidrio con la bebida.


–     ¿No me contestarás lo que te pregunte? –cuestiono el castaño mirando fijamente al doncel tomando el vaso.


–     No se nos permite hablar con los invitados más allá de lo necesario –contesto el peli azul con su rostro serio– y si no necesita nada más me retiro.


El doncel se giró para comenzar a caminar de inmediato más la mano del castaño lo detuvo haciéndolo que se girase nuevamente con el ceño fruncido molesto por la acción del otro.


–     Espera un poco solo quiero que me contestes algo –dijo el varón en cuanto vio la mirada molesta del peli azul–. No te molestes solo respóndeme esto ¿Conoces a Ai del “Plaisir Chambre”?


–     ¡! –el doncel se sobresaltó mostrando en su rostro una expresión de sorpresa ante la pregunta del otro pero de inmediato compuso se compuso y con expresión seria hablo– No se dé qué me está hablando señor.


–     Si lo sabes sino porque actuarias así –refuto Kirishima–. No tengo nada contra ti ni contra que trabajes ahí, solamente quiero saber si tienes alguna relación con Ai.


–     …Yo…. ¡Ya le dije que no sé de qué demonios habla! ¡Déjeme en paz! –exclamo molesto el doncel deshaciendo el agarre.


–     ¡Espera! ¡Yo solo necesito que me digas algo de Ai! –expreso el varón sosteniendo nuevamente uno de los brazos del otro.


–     ¡Ya le dije que no sé de qué me habla! –dijo el estirando su brazo queriendo irse del lugar.


–     ¡¿Qué sucede aquí?! –cuestiono un mesero varón, el mismo que acompañaba al doncel en la universidad, desde la puerta con mirada seria.


–     … Nada… –contesto el oji azul grisáceo separándose por completo del varón– El señor me confundió con alguien más.


–     Solo le preguntaba algo al joven –respondió el castaño recomponiéndose.


–     Bien señor… si no ocupa nada más me retiro –dijo el peli azul un tanto nervioso pero se tranquilizó para irse con su amigo y que no le cuestionara nada.


–     ¿Estás seguro Takafumi? –cuestiono el de ojos miel en cuanto el doncel paso por su lado.


–     Ya te dije que no fue nada Takano –hablo el otro siguiendo su camino.


–     Está bien –concedió el de cabellos azabaches– por ahora no diré nada, vamos tenemos que terminar de trabajar.


Sin poder hacer nada Kirishima observo como el doncel se iba aunque pudo sacar algo de todo aquello y era que por fin tenía el nombre completo del peli azul y el apellido del varón que vivía con él pero a pesar de esto sentía un ligero malestar al ver como el doncel se iba con el que quería creer era solamente su amigo porque el solo pensar que se trataba de su novio hacía que su estómago se revolviese.


La velada siguió tranquila aunque ahora mientras que nadie lo molestase se encargaba de vigilar los pasos del peli azul, entre tantas personas se volvió a topar con Kayama quien no había parado en hacerle indirectas sobre el baile por lo cual decidió invitarla nuevamente tal como le dijo antes de que la dejara prácticamente abandonada en la pista de baile.


Casi al terminar la velada –y tras haber intentado en varias ocasiones volver a hablar con el doncel de nombre Yokozawa sin ningún éxito– se dispuso a pasar a realizar un donativo ya que para eso fue a este evento y así dio por terminada su participación se despidió de sus padres diciendo que estaba cansado por el arduo trabajo en la  compañía de la familia y se iría a su mansión a descansar. Estaba saliendo del salón cuando a lo lejos por última vez diviso al peli azul que –como algunos meseros– comenzaba a salir por la puerta trasera del lugar y rápidamente por su cabeza paso una idea, un tanto alocada, así que de inmediato busco a algún encargado del hotel para preguntar por dónde salían los empleados en cuanto lo supo se encamino hacia el lugar en cuestión.


Cuando llego a uno de los costados por los cuales entraban y salían los empleados de este observo como varios jóvenes salían entre los que pudo identificar al doncel que buscaba. Comenzó a seguirlo a una distancia prudente pues quería saber hacia dónde iba –ya que con esto podría obtener mayor información–  sobre todo si podía encontrar alguna conexión con Ai.


Los minutos pasaron mientras que el doncel seguía su camino y justo unos pocos metros atrás lo seguía Kirishima sin despegar su mirada del cuerpo del doncel pues temía que se le perdiese de vista y perder lo poco que podría significar el estarlo siguiendo hasta tan altas horas de la noche, pronto lo vio entrar en una estación del metro por lo cual apuro el paso pues no podría saber a dónde se dirigía o perderlo entre la multitud. Apenas pudo pagar su entrada –dando gracias por haber aprendido hace años como usar el transporte de lo contrario sería incapaz de seguir al doncel– se apresuró a  buscar a Yokozawa con la mirada cuando lo encontró se encontraba comprando un café en una máquina expendedora, lo que le hizo sentir tranquilidad, retomo su camino en cuanto vio que el peli azul hizo lo mismo pero esta vez decidió acercarse un poco más a donde se encontraba este.


Tan pronto llegaron al ande pudo observar como el metro llegaba por  lo cual se apresuró a subir en el mismo vagón más trato de mantenerse alejado del campo de visión del doncel, lo observaba cada gesto o expresión que hacia el oji azul grisáceo era captado y analizado por Kirishima quien no le despegaba la vista más que de rato en rato pues no quería que el otro sintiese su mirada y lo descubriera. Pasados más de veinticinco minutos y al acercarse a la siguiente parada el peli azul se movió dirigiéndose a la salida, acción que fue imitada por el castaño a una prudente distancia pues no quería que al salir se le escabullera y dejarlo sin nada más que muchas dudas.


Al salir del vagón dio gracias a que la hora pico había pasado y que no hubiese tantas personas esperando abordar para llegar a su destino, siguió el mismo camino que tomo el doncel quien con el frio que comenzaba a sentirse opto por resguardar su cabeza con un gorro gris mientras que guardaba sus manos en la chaqueta que traía por su parte Kirishima agradecía internamente haber podido comprar una bufanda y unos guantes en un pequeño local de la estación pero el frio aun así calaba en su cuerpo más esto no mermo su deseo por descubrir hacia donde se dirigía el doncel que tal vez lo ayudaría a saber más sobre Ai.


Lo siguió en silencio sin acercarse tanto pero manteniéndolo en su campo de visión pasados cerca de veinte minutos de caminar entre los barrios más pobres de la ciudad pudo ver como el peli azul subía a la segunda planta de un edificio – en muy mal estado, tal vez tuviera muchos años desde que lo construyeron– y entraba en la última puerta.  Espero varios minutos pero el doncel no volvió a salir del lugar por lo cual supuso que este era el edificio donde vivía, en su celular anoto la dirección, el nombre del edificio y el número de apartamento y se dispuso a regresar por donde llego.


Camino varios minutos hasta que volvió a encontrarse en una calle más transitada por lo cual opto por buscar algún taxi que pudiese llevarlo a su mansión directamente sin tener que trasbordar metro y no perder más tiempo, en el camino llamo a Miyagi esperando no molestarlo pero no podía esperar hasta mañana para contarle lo descubierto.


Para cuando llego a su mansión se pudo dar cuenta que sus padres ya habían llegado por lo cual en silencio se dirigió a su recamara para cambiarse de ropa a su pijama y descansar por aquella noche, pues no era momento de estarse quebrando la cabeza por pensar en todo tipo de hipótesis respecto a los dos donceles que estaba investigando, se acostó en su cama mirando hacia el techo y pronto cayo rendido ante el cansancio que tenía.


Los días siguieron su curso y nuevamente se presentaría una oportunidad más para poder verse con su doncel, de Miyagi no supo mucho más solamente que se abocaría a seguir a Yokozawa por más tiempo para conocer si los dos donceles que investigaban tenían algún encuentro o si existía ninguna conexión entre ellos,  a pesar de ser pasadas de las siete se encontraba en su oficina haciendo unas llamadas a otros países pues quería elevar los contratos con empresas extranjeras.


Antes de salir tomo por última vez el teléfono de su oficina y marco un número que apenas tres semanas atrás había conocido por primera vez.


–     Plaisir Chambre –contesto una voz por demás familiar para el varón.


–     Buenas noches soy Kirishima –respondió el castaño girando su silla y  mirando la vista que le daba la ventana que en su mayoría de veces estaba a su espalda– me gustaría agendar una noche con Ai.


–     Claro que sí Señor Kirishima –respondió el que estaba del otro lado del teléfono ingresando a la agenda de sesiones de Ai en su computador– ¿para qué día lo ocupa señor?


–     Para este viernes por la noche hasta el sábado por la tarde –respondió el varón.


–     Pasará la mañana con nosotros, ¿Quiere que se le envié un desayuno a la recamara? –cuestiono nuevamente.


–     Si estaría bien y por favor quiero que le digan a Ai que esta vez me gustaría que solamente llevara consigo una camisa –hablo el oji miel– lo suficientemente grande para que le llegue a la mitad de los muslos.


–     Bien, ¿alguna otra especificación? –cuestiono– ¿Aun prefiere que sea nuestro acompañante quien se proteja? ¿O esta vez usara alguna protección usted?


–     No, todo sigue igual –dijo el castaño.


–     Todo estará dispuesto como usted lo indico –hablo el otro.


–     Gracias, hasta luego –se despidió Kirishima.


–     Lo esperamos el viernes –se despidió.


Sin perder más tiempo Kirishima colgó el teléfono y se dispuso a  meditar que sería bueno llevarle al doncel pues quería disculparse con él por haber cancelado su cita la última vez, cuando decidió que hacer salió de inmediato rumbo a una librería y al terminar de hacer sus compras se dirigió hacia el departamento de su amigo Ijuuin con quien quedo de verse.


En su automóvil transito varias calles desde la librería hasta que llego a uno de los edificios de departamentos más exclusivos de la ciudad, aparco en el estacionamiento subterráneo en área para invitados para a continuación dirigirse hacia el elevador que había en este oprimiendo el botón que indicaba el número ocho. No tuvo que esperar mucho tiempo para llegar al piso en cuestión y de inmediato se dirigió hasta la puerta marcada con la placa “8B” donde toco el timbre.


–     ¡Zen! –exclamo un pelinegro alto, a la misma altura que Kirishima, de ojos negros que vestía un pantalón negro y una camiseta azul marino y encima de esta un saco apenas al abrir la puerta– Mal amigo me dejaste morir solo en la convención.


–     ¡Ijuuin! ¿Qué tal? –saludo pasando al interior del departamento– Realmente lo lamento pero tenía que comunicarme con algunas personas en New York y sabes que los horarios son muy diferentes–hablo Kirishima–. Aunque no entiendo por qué querías que vaya, yo no sé nada de tu mundo.


–     Bueno no quería estar solo sin poder hablar de otra cosa que no sea sobre el manga –dijo el otro sentándose en un sillón individual frente a Kirishima–, además según lo que tú me dijiste tenías algo que contarme y querías mi opinión.


–     Si eso no se puede hablar en cualquier lugar –dijo el castaño– y menos si estabas firmando autógrafos señor famoso –dijo esto último burlándose de su amigo.


–     ¡Cállate! No soy famoso apenas vamos en el cuarto volumen del manga –hablo Ijuuin– y esta es la primera vez que acceso a ir a una convención y eso solo porque me lo pidió el presidente de la compañía porque dijo que algunos de los fans del manga querían conocer a quien lo realiza –siguió diciendo–, incluso me dijo que tal vez podría encontrar a una pareja en la convención como si no fuese capaz de hacerlo yo mismo.


–     Pero si estabas tratando de llevarme a mí como tu acompañante debes ser realmente un antisocial para no tener a nadie más a quien llevar–se burló el oji miel–, lo que explica porque tu jefe te dijo que encontraras una novia.


–     Cállate… no es como si fuera por ahí buscando una esposa –dijo indignado Ijuuin–. Y si te iba a llevar era para que vieras nuevos mercados a los cuales puedes expandirte.


–     ¿Ajá? –Kirishima miro dudoso a su amigo, tal parecía estaba tratando de hacerle cambiar el rumbo de la conversación– Realmente dudo que el ir a una convención de mangas y anime me ayude a extender el negocio familiar pero supongo que esa era tu manera de pedirme amablemente que vaya a hacerte segunda –expreso el castaño mirando hacia el techo–. Oye ¿no será que me querías usar de chivo expiatorio para irte a ver con alguien?


–     Yo no haría eso –respondió el otro desviando su mirada.


–     ¿eh? Que estoy viendo el gran Ijuuin Kyo esta ¡apenado! –exclamo sorprendido el castaño.


–     ¡Ja! No me hagas reír –hablo Kyo– y si tanto quieres saber te lo diré –suspiro el pelinegro–, accedí a todo eso de ir a una convención porque mi nuevo editor es un chico realmente bueno y se esfuerza  demasiado cada vez que me atoro en mis dibujos.


–     ¿Cuántas veces lo han hecho? –cuestiono Zen viendo directamente a los ojos negros de su amigo.


–     Ninguna –contesto el otro–. Ishi no mezcla el trabajo y el placer pero es muy bueno en su trabajo además recuerdo que dijo que antes de entrar como editor él había leído todos mis mangas y que si no fuera por el trabajo no nos conoceríamos y –siguió hablando– él de verdad estaría emocionado de saber que tiene la posibilidad de conocer a uno de sus mangakas favoritos en una convención.


–     ¡Vaya te tiene impresionado ese chico! ¿no? –expreso Kirishima.


–     Es sólo que me sorprende su pasión por el trabajo mi anterior editor no era así siempre estaba presionando por lograr sacar el siguiente numero sin importar que la historia tomara un buen rumbo –dijo Ijuuin–, recuerdo que una vez si no fue por la imprenta que se dio cuenta de un error de orden de páginas mi manga hubiese sido publicado de la peor manera.


–     Si tú lo dices –comento el otro–. Aunque qué bueno que te han quitado a ese editor que pudo causar problemas sobre todo porque los clientes a quien pueden culpar en primera instancia es a ti, eso sería muy malo para tu reputación.


–     Lo sé –dijo Kyo en un suspiro cansado– por eso me alegra contar ahora con Ishi quien le pone gran empeño a su trabajo, incluso está al pendiente de mi cuando no puedo sacar el numero siguiente él hace todo lo que puede por animarme.


–     Hablas como todo un enamorado –se burló el castaño–, me hubiera gustado conocer al famoso Ishi.


–     ¡Que no me gusta! –exclamo molesto el de cabellos oscuros– Únicamente me parece un doncel muy interesante y entregado a su trabajo.


–     Y quisieras que se te entregue a ti también ¿No? –hablo Kirishima.


–     … –Ijuuin no contesto nada en cambio se levantó de su asiento para ir a su refrigerador y tomar dos latas de cerveza que llevo a la sala volviendo a tomar su lugar– Ya está bien de hablar de mí, dijiste que lo tuyo era muy importante ¿No? ¿De qué se trata?


Zen medito unos momentos lo que le contaría a uno de sus amigos más cercanos y con el que compartió muchos momentos durante su vida, no por nada se conocían desde que eran unos niños, soltando un suspiro comenzó a relatarle a Ijuuin todo lo que había vivido desde que regresase del extranjero pero sobre todo desde que pisara el “Plaisir Chambre” sin omitir ningún detalle por su parte el mangaka se dedicó a escuchar toda la historia de su amigo.


La noche siguió mientras que ambos varones platicaban entre ellos esperando encontrar alguna solución a sus problemas de amor, así sin que los dos se dieran cuenta terminaron borrachos forzando a Kirishima a quedarse a dormir en el cuarto de invitados.


La semana siguió avanzando y nuevamente era el día que Kirishima esperaba para ver a su doncel, llego al “Plaisir Chambre” vestido con un traje negro y una camisa de igual color y como todas las noches que iba era recibido y llevado a la habitación por Asahina, tal parecía que quería atender a sus clientes personalmente, esa noche se encontraba un tanto ansioso puesto que hacía dos semanas que no veía a Ai por lo cual deseaba ya tenerlo entre sus brazos sabiendo que no iría a ninguna parte.


Al entrar en la habitación se encontró con el peli morado esperándolo sentado en un sillón individual con sus piernas cruzadas, vestía únicamente una camisa blanca que muy apenas le tapaba sus partes íntimas, al ver al varón se levantó de su asiento acercándose al otro quien lo recibió gustoso entre sus brazos mientras que le robaba un beso apasionado.


Kirishima alcanzo a escuchar como la puerta se cerraba dejándolos completamente solo, tomando de la cintura al doncel y sin separarse de sus labios lo llevo hasta la cama donde se dejaron caer e inmediatamente comenzó a pasear sus manos por los costados de aquel cuerpo que se entregaba a él sin reservas.


Besaba ávidamente la boca del más joven en tanto que sus manos llegaron hasta los muslos del doncel para comenzar a subir llevándose consigo la camisa –la única prenda que traía consigo el doncel–  y dándole una vista por demás erótica al varón. Por su parte el más bajo llevo sus manos hacia la camisa de Kirishima y se dispuso a desvestirlo mientras que trataba de contestar lo mejor posible los besos que trataban de devorarlo.


El castaño bajo sus labios hacia el cuello de Ai mordiéndolo, lamiéndolo y besándolo dejando rastros de saliva en este al igual que algunas marcas rojizas mientras sus manos masajeaban en forma circular las nalgas de este apretándolas de rato en rato –solamente dejo su trabajo manual cuando el doncel desabotonó su camisa para a continuación sacársela junto con su chaqueta– empujando las caderas del más joven hacia las suyas asiendo que sus miembros semi erectos se rozaran, siendo separados por los pantalones de Kirishima quien llevó su boca hasta los pezones de Ai –que no dejaba de gemir al sentir las atenciones del otro–, los cuales comenzó a lamer intercaladamente hasta que se irguieron –y se dejaron ver a través de la camisa mojada por la saliva del varón– en tanto que uno de sus dedos empezaba a masajear la entrada del peli morado.


Zen se encontraba muy excitado y sabía que no podría aguantar mucho más tiempo el estar fuera del cuerpo del doncel por lo cual acelero las cosas introduciendo de un solo golpe uno de sus dedos al interior de Ai.


–     Agh –jadeo Ai sintiendo como su interior era invadido por el varón.


–     Ah… relájate… –dijo jadeando roncamente Kirishima sintiendo las paredes del doncel contraerse alrededor de su dedo–… si no lo haces te dolerá.


El menor se relajó mientras asentía a las palabras que le daba el castaño que al sentir como las paredes del doncel se relajaban dándole mayor oportunidad para comenzar a moverlo simulando pequeñas embestidas mientras que su mano  libre la dirigió hacia los botones de la camisa  abriéndola y dejándole a su alcance la suave piel del abdomen la cual fue atacada por el varón de inmediato.


La lengua de Zen comenzó a dibujar un camino de saliva desde el pecho hasta el ombligo de Ai donde se concentró mayor tiempo simulando embestidas con su lengua en tanto que la entrada del otro era invadida ahora por dos dedos que comenzaban a expandir sus paredes para permitirle dentro de poco entrar en ese pasadizo de placer –que representaba el interior del doncel para el varón–.


–     ¡Ah… mnhghn… kiri… Kirishima… ah…! –jadeaba el doncel llevando sus manos hacia los pantalones del varón  desabrochándolos haciendo que la mirada penetrante del  este se concentrara en él– Yo… Yo también quiero complacerlo señor… –respondió la pregunta muda que le hacia el mayor.


El oji miel de inmediato llevo sus labios hacia los del más joven devorándolos, como acostumbraba, los lamio pidiéndole permiso al doncel para entrar el cual le fue concedido de inmediato paseando su lengua por toda la cavidad bucal de Ai robándole el aire.


Lentamente se separó de aquellos labios delgados teniendo ante su mirada una imagen por demás erótica pues el doncel se encontraba con sus ojos cerrados mientras su boca se encontraba aun ligeramente abierta recuperando el aire, la camisa se encontraba totalmente abierta dejando ver el cuerpo desnudo del doncel pero se esforzó en recordar que el que se encontraba bajo de su cuerpo quería complacerlo también por lo cual se giró dejando al alcance del otro sus pantalones mientras que él tuvo a su disposición el miembro y la entrada del doncel.


–     ¿No querías complacerme? –cuestiono al observar la mirada confundida del más joven.


–     S… si… –respondió tras unos segundos para posteriormente bajar los pantalones del varón.


Cuando tuvo a su alcance el miembro erecto del varón comenzó a masajearlo con sus manos de manera delicada sintiendo como su mano comenzaba a llenarse de presemen mientras que su miembro era succionado por la boca de Kirishima que también atendía la entrada del menor.


Zen comenzaba a desesperarse pues ya quería estar dentro de aquel cuerpo tan lascivo que era el de Ai, y el servicio oral que le estaba dando no ayudaba a contenerse aún más por lo cual decidió que era el momento para estar dentro de su querido Ai, saco su miembro de la boca del doncel al igual que hizo con el del más joven. Se acomodó entre las piernas del peli morado, posiciono su pene en la entrada y comenzó a rozar esta con su miembro primero simplemente tentándola para que el doncel le pidiese que entrase.


–     ¡Ah… mngh… Kirishima… ah…! –gimió el peli largo sintiendo como el miembro del varón se restregaba en su entrada.


–     ¿Lo quieres? –cuestiono el castaño sonriendo lujurioso.


–     Ah… mnghn… si… ah… –gimió Ai.


El castaño ante la respuesta del menor comenzó a empujar lentamente su miembro hacia el cálido interior del doncel que se abría poco a poco, cuando estuvo completamente hundido en Ai comenzó con los vaivenes de afuera hacia adentro, lentos pero certeros que golpeaban en el interior del doncel haciéndolo gemir, Kirishima llevo su boca hasta la tetilla derecha la cual succiono con avidez mientras que sus manos sostuvieron las caderas del doncel haciéndolo moverse al compás de sus embestidas.


Estuvieron en esta posición varios minutos, el varón incrementaba la velocidad con cada nueva estocada que cada al cuerpo del peli morado quien gemía al sentir como su interior era estocado por aquel pedazo de carne caliente que lo invadía llenándolo de placer y lujuria.


–     Ah… nmhgn… ah… más… agh… mnghagh… –gimió Ai siendo estocado por el oji miel.


–     ¡Argh! Sigues… siendo tan… apretado… ah… como un virgen… ah… –jadeo Kirishima intensificando las embestidas.


Siguió estocando el cuerpo lascivo del doncel, cuando sintió que no podría contener su semen por más tiempo decidió sacar su miembro del interior de Ai –quien confundido solamente gimió inconforme por quedarse vacío ya que él también se encontraba a punto de llegar a su orgasmo– para voltear el cuerpo del más joven dándole la espalda, alzo sus caderas con sus manos dejándole a su alcance la entrada que hacía poco abandono.


Zen acerco su rostro al ano y comenzó a lamerlo mientras que una de sus manos bombeaba el miembro erecto de Ai –que no dejaba de gemir ante las atenciones que recibía por parte del varón– de arriba hacia debajo de manera lenta pero constante sin dejar de atender con su lengua la entrada que era invadida por esta misma.


–     ¡Ah…Kiri… ah…. Kirishima… ah… nghm… voy a… ah… ah…! –gimió Ai sintiendo como el calor de su cuerpo se concentraba en su miembro.


Poco tuvo que esperar el varón para sentir el temblor del cuerpo del otro para en seguida escuchar el gemido ahogado del menor mientras terminaba en su mano, llenándola de paso con su semen, llevo esta misma hasta su boca probando el líquido blanquecino que acababa de salir del pene del peli morado.


–     No cabe duda que todo lo que venga de ti es delicioso –hablo Kirishima lamiendo el semen en su mano sin despegar la mirada de esos ojos azulinos que le regresaban la mirada.


 Zen llevo su miembro palpitante hacia la entrada del más joven y de una sola estocada entro en él –haciendo que este gimiera al sentirse lleno de nuevo por el otro–, el cuerpo del doncel aún se encontraba sensible por el reciente orgasmo que había tenido. Las embestidas por parte del oji miel no se hicieron esperar haciendo que el doncel se sostuviera con sus manos de las sabanas de la cama mientras hundía su rostro en esta misma para disminuir sus gemidos, Kirishima deseaba enterrarse cada vez más en aquel cuerpo, deseaba poder estar de esta  forma con el doncel siempre o por lo menos la mayor parte del tiempo que fuese posible.


Llevo sus manos hasta los pezones del doncel, recargándose en el cuerpo de este,  y masajeándolos sin aminorar sus embestidas pues deseaba que el menor siguiese disfrutando del momento y no solamente fuese él quien disfrutara. Siguió así varios minutos en los cuales besaba desde la base de la cabeza, bajaba por el cuello blanquecino y sus manos seguían entreteniéndose en las tetillas sacándole al doncel varios gemidos y jadeos que hacían que el castaño moviera sus caderas de manera más rápida y certera.


–     Ah… ah… mnh… Ai… ah… te… voy a… ah… embarazar… ah…. –jadeo Kirishima por lo bajo mordiendo el hombro del doncel mientras llenaba el interior del doncel con su semen.


–     …Kirishima… –jadeo Ai terminando por segunda vez en la noche.


El ojimiel se separó de apoco del cuerpo del doncel, sacando su miembro y dejando que saliera su semen –le gustaba ver como de la entrada de Ai salía su semen pues era una manera, aunque un tanto cavernícola, de demostrar que el doncel era de su propiedad– de la entrada del menor para recostarse a un lado de Ai retomando su aliento.


En seguida de recobrar el aliento se abrazó al cuerpo del doncel, como si no quisiera que se fuera de su lado, que permaneció tranquilo sintiendo los fuertes brazos del varón rodear su cintura dejándolos cada vez más cerca. Kirishima respiraba el dulce aroma que despedía Ai tanto que estaba seguro que con solo olerlo podría estar listo para una segunda ronda –y no estaba muy equivocado– pero en esos momentos lo único en lo que pensaba era en mantenerse en aquella posición pero aun así su cuerpo reaccionaba a la cercanía del doncel.


–     Señor Kirishima… ¿usted desea que siga complaciéndolo? –cuestiono al sentir como algo duro se apretaba contra sus redondeces.


–     No te voy a mentir tenerte tan cerca me hace querer estar todo el tiempo dentro de ti –respondió el mayor– pero ahora sólo me gustaría que me  hablaras sobre tu vida mientras nos mantenemos en esta posición –dijo afirmando su agarre.


–     … –Ai guardo silencio durante algunos minutos y dejar salir un suspiro– ¿Qué…Qué es lo que quiere saber?


–     Mmm… ¿Dónde vives? ¿Tienes una pareja fuera de aquí? ¿Cuántos años tienes? ¿Estudias o Trabajas? ¿Qué haces fuera de este lugar? –cuestiono sin parar el castaño– ¿Qué comida te gusta más? ¿Has viajado alguna vez? ¿Cuáles son tus pasatiempos aparte de leer? ¿Cocinas o compras bentos en las tiendas de conveniencia?


–     … –el doncel guardo silencio durante varios minutos reflexionando lo que le diría al otro– Me gusta leer libros de literatura y cocinar es algo que comencé a aprender cuando comencé a vivir solo además de eso me gusta para distraerme ver algunos doramas de vez en cuando –respondió el peli morado–, no he viajado nunca al extranjero pero en paseos escolares fui a Narita y a Jigokudani donde visite el parque de monos y los vimos en los Onsen naturales de ahí.


–     ¿Y qué más?  Ai quiero saber todo de ti –hablo el castaño emocionado pues por primera vez el doncel contesto sus preguntas–, quiero conocerte y que dejemos de ser solamente cliente y acompañante.


–     … Me gusta ir a las galerías a ver exposiciones de arte e ir a los festivales o a visitar algún templo a pedir o agradecer… También me gustaría algún día poder conocer más del mundo pero veo eso muy difícil así que por ahora me concentro en mis prioridades –respondió el peli morado sin darle importancia a lo que le había dicho el varón, de improvisto se levantó dejando el calor que le brindaban los brazos del otro–. Iré al baño.


Kirishima no dijo nada pero observo en silencio como el doncel se iba en camino hacia la puerta que conectaba con el baño perdiéndose de su campo de visión, en esos momentos estaba dividido pues estaba feliz de estar con el doncel y que este se hubiese abierto un poco más con él pero también estaba un poco desilusionado pues el otro no le revelo nada sobre donde vivía o si tenía pareja además de que no le había dicho nada en relación a su declaración de tener algo más que una relación comercial.


Divagaba su mente con pensamientos tales como que el doncel si tenía una relación amorosa con alguien fuera de ese lugar además también estaba el asunto de que quería poder salir y conocer al doncel fuera de “Plaisir Chambre”, quería poseer cada instante de la vida del peli morado pero estaba el problema de que este al parecer no quería tener ninguna relación más allá de la que tenían en esos momentos; dejo de lado todo cuando vio salir al doncel del baño tapado con una bata de baño que ocultaba su cuerpo, se paró dejando ver su cuerpo desnudo y se acercó hasta al más joven.


Rodeo con su brazo la cintura del peli morado, que como de costumbre y a pesar de sus encuentros el rostro del menor seguía adquiriendo un sonrojo cada vez que se acercaba a él de esta manera,  para de inmediato tomar los delgados labios del menor en un beso profundo que pronto comenzó a subir la temperatura del varón quien no espero más para llevar al doncel de nuevo hacia el baño para poder tomar el cuerpo de este en la bañera.


Pronto para Kirishima llego la mañana lo que indicaba que era hora de irse de aquel lugar y que se separaría de Ai, aunque lo único que lo hacía sentir bien era que se comunicó con Miyagi para decirle que esa mañana Ai debía salir de Chambre Plaisir  y este podría seguirlo y conocer por fin más sobre su acompañante. Se alisto como cada vez que terminaba una noche de pasión y después de tomar un almuerzo ligero se despidió con un beso de Ai para de inmediato salir del lugar, en tanto caminaba le envió un mensaje a Miyagi haciéndole saber que el doncel podría salir en cualquier momento ya que lo dejo sólo y que debería estar atento para cuando dejara el edificio.


Y tal como hacia siempre que estaba con Ai salió por la puerta principal donde ya lo esperaba su automóvil que fue llevado por uno de los valet del lugar, antes de irse a lo lejos en la entrada de la propiedad vio a Miyagi en su automóvil listo para cuando Ai saliera, aunque Kirishima por una parte deseaba quedarse y acompañar a Miyagi y así de una vez conocer donde vivía su querido acompañante  otra parte de su mente le decía que debía dejar que el investigador hiciera su trabajo sin que él interviniera.


Manejo con tranquilidad hasta su mansión donde agradeció que sus padres no lo cuestionaran por pasar toda la noche fuera, subió directo a su recamara y se dispuso a cambiarse de ropa pues ese día saldría con Yasuda, quien le había llamado para reunirse con él y con Ijuuin más tarde, pero antes decidió tomar una siesta pues en la noche no descanso mucho por estar divirtiéndose con Ai.


Paso cerca de dos horas en las que retomo energías y tras vestirse con unos simples pantalones de mezclilla gastada junto con una camisa color borgoña, un cinto del mismo color y unos botines cafés antes de salir de su cuarto tomo sus lentes de sol y su celular junto con las llaves de su automóvil.


Al llegar a la planta baja se despidió de sus padres que estaban en el estudio para partir rumbo el departamento de Yasuda donde se encontraría con este e Ijuuin quien también los acompañaría en una tarde de chicos en la cual platicarían y tomarían, sin llegar a emborracharse pues al siguiente día trabajarían. Llegar al edificio en donde se ubicaba el departamento de Yasuda no le tomo más de quince minutos, aparco en uno de los lugares para invitados e inmediatamente se dirigió hacia el ascensor donde oprimió el último piso –16° piso– en el cual estaba ubicado el departamento de Yasuda, el cual ocupaba todo el piso, apenas llego a la puerta marcada con el número 36 –y abajo del cual señalaba el apellido de su dueño– toco el timbre para que lo dejasen entrar, pocos segundos tuvo que esperar para que la puerta se abriera.


Entro al departamento, como era costumbre Yasuda solamente había dejado que entrara más no lo fue a recibir, dejando en el recibidor su chaqueta negra junto con sus llaves se quitó sus botines y se aventuró a buscar a su amigo en el departamento.  No tardó mucho en encontrar a Gou pues este se encontraba en la cocina preparando unos snack.


–     ¡Hey Kirishima! –saludo al ver al castaño– Espera un momento en la sala y en seguida estoy contigo.


–     Claro… te espero ahí –dijo el otro.


Kirishima tal y como se lo pidiese su amigo se encamino a la sala donde se sentó en uno de los sillones de cuero negro que estaban frente a una pantalla plana y no tuvo que esperar mucho para que Yasuda le siguiera con dos latas de cerveza en la mano junto con un tazón con las botanas.


–     ¿Y dónde te has metido? –cuestiono el pelinegro tras un tiempo viendo la televisión– Nos tienes abandonados a tus amigos, pensé que estando aquí sería más fácil reunirnos.


–     Si bueno he estado ocupado tomando el puesto de mi padre en la empresa –hablo Kirishima.


–     Si, ocupado para nosotros pero no para seguir yendo a estar con Ai –dijo Yasuda como no queriendo la cosa.


–     ¿Eh? ¿Cómo lo sabes? –cuestiono sorprendido el castaño.


–     Ni te preocupes que nadie me lo dijo –respondió Yasuda–, te vi la otra noche cuando estaba en el bar de “Plaisir Chambre” con unos inversionistas que querían divertirse y no podía llevarlos a cualquier lugar.


–     Bien, me viste ahí ¿pero eso no me responde cómo sabes que me he visto con Ai? –dijo Kirishima.


–     Eso fue porque hace unos días quise pedirlo pero me topé con la sorpresa de que tiene exclusividad con un resiente miembro –contesto Gou sin tomarle mucha importancia– y el único que se me vino a la mente fuiste tú.


–     Está bien me descubriste –dijo sonriendo Zen– pero es que para mí Ai fue tan especial y realmente siento que podría llegar a pasar algo más.


–     No deberías emocionarte tanto aunque Ai es una buena persona –hablo Yasuda mirando a su amigo recostándose más en el sofá– eso no podrá evitar nunca que olvides de donde viene.


–     ¿A qué te refieres? –cuestiono Kirishima sin entender muy bien.


–     Dime que pasaría si Ai hubiera atendido a  otros hombres antes que a ti –respondió Yasuda–, ¿pensarías eso de tener algo más?


–     … –Kirishima guardo silencio varios segundos– No, no creo que cambiaría nada.


–     ¿Y entonces que pasaría si un día te encontraras con alguien que hubiese estado con él? No tendrías celos de saber que ese hombre tuvo a tu amante entre sus brazos –hablo Yasuda–. Porque yo si además de que no sabría cómo mis padres tomarían la relación si supieran donde lo conocí.


–     Ok, ok entendí el punto pero tampoco dije que lo que busco sería algo serio tal vez solamente quiero saber más de él por todo el misterio que ha generado por su forma de ser –dijo Zen–. Por ahora no hablemos de eso que quiero disfrutar de la compañía de mis dos mejores amigos como en los viejos tiempo.


–     ¡Yo apoyo esa moción! –hablo Ijuuin que acababa de llegar escuchando lo último dicho por el castaño– Les dije que no empezaran sin mí pero ustedes siempre quieren tomar la delantera chicos –comento yendo por una cerveza a la cocina.


–     ¡Tráenos unas también! –expreso el de lentes al ver lo que tomaba su amigo del refrigerados.


El otro regreso con más cervezas en tanto que Kirishima buscaba algo más interesante que ver en la televisión más pronto la plática se comenzó a centrar en los recuerdos de los años de instituto y así la tarde se fue entre pláticas, cerveza y viejos recuerdos.


Desde la reunión con sus mejores amigos había pasado ya una semana más y para su mala suerte aún no recibía ninguna llamada del detective Miyagi que le diera nuevas pistas sobre Ai y Yokozawa Takafumi, y aunque en varios momentos pensó que sería mejor ir sin más hasta donde sabía que vivía el peli azul opto por esperar después de todo no tenía nada con que presionar al doncel para que le dijese algo sobre su querido Ai.


Esa tarde parecía que sería igual de aburrida –atendiendo llamadas de socios o de sus contactos en otros países con lo que estaba haciendo contratos para trabajar juntos y ampliar su empresa– que las de otros días, lo único que realmente esperaba que llegara era que su investigador privado le enviara o fuera a entregarle la información que le había pedido ya que como no podía seguir esperando más lo llamo pidiéndole que le entregara lo reunido hasta ese momento.


El teléfono de su escritorio volvió a sonar y pensando en que sería otra llamada más sobre negocios que no tenían nada que ver con lo que realmente ocupaba su mente en aquellos momentos pero aun así contesto encontrándose con la voz de su secretaria la cual le indico que en la recepción se encontraba Miyagi You y no tuvo nada más que oír para indicar de inmediato que el hombre en cuestión entrase de inmediato a su oficina. No tuvo que esperar demasiado para escuchar que su puerta era tocada desde afuera por lo cual se apresuró a dejar entrar a la persona del otro lado de la puerta.


–     Señor Kirishima –dijo Miyagi al momento de entrar a la oficina–, buenas tardes.


–     Buenas tardes detective Miyagi –respondió el saludo el otro varón mientras que le indicaba con su mano que se sentara–. Bien que noticias me tiene –hablo sin poder ocultar su urgencia.


–     Bien, antes que nada esta es toda la información que pude reunir en este poco tiempo que me ha dado –hablo el investigador


–     Comprendo, diga que es lo que averiguo –concedió Kirishima.


–     Primero que nada no le mentiré el encontrar información sobre el doncel de nombre Ai me ha sido imposible parece como si no existiera lo que me llevo a pensar en una posibilidad y es que el nombre Ai sea falso –comenzó a explicar el peli negro–, es decir, que sea un seudónimo que utiliza este doncel para poder trabajar en el “Plaisir Chambre” teniendo esta idea comencé a investigar este lugar al igual que todos sus empleados –siguió explicando– para esto un compañero se hizo pasar por un doncel desempleado que buscaba trabajo en el área del bar y aunque no nos dio acceso a los archivos de los empleados mi compañero tiene acceso al lugar donde están todos los acompañantes sexuales cuando estos se están alistando para atender a los clientes –termino  de explicar.


–     ¿Y obtuvieron alguna información importante? –cuestiono el castaño.


–     Si –respondió You–. Empezare a explicarle desde el principio, téngame un poco de paciencia que le prometo todo se aclarara, mi compañero Shinobu conoció a diversos donceles y mujeres hablando con estos encontró que el doncel de nombre Ai solamente va cuando es solicitado por usted y que se mantiene al margen de cualquier otra cosa del sitio así como de sus compañeros, también que él llega a la mansión media hora antes que usted igual su salida y nunca comparte el taxi con nadie por lo cual fue difícil que mi compañero supiese muchas cosas del doncel.


–     Comprendo –dijo Kirishima aunque realmente estaba frustrado pues no parecía que el detective hubiese avanzado más en su investigación– ¿Algo más?


–     Sí, el único dato que conseguimos relevante sobre Ai es que su verdadero nombre es Yokozawa Takafumi –declaro el detective.


–     ¿Qué? –dijo asombrado Kirishima– ¿Cómo…. Cómo dice?


–     Sí, le cuento cuando Shinobu se presentó ante el acompañante conocido como Ai este se presentó únicamente como Ai pero Shinobu lo reconoció como Yokozawa Takafumi además fue testigo de cómo este se alisto para recibirlo poniéndose una peluca de cabello largo color morado junto con unos lentes de contacto azules –contesto el pelinegro–, cuando mi compañero me describió a la persona que era llamada Ai sin peluca ni lentes de contacto no me quedo duda de que la persona que usted conoce como Ai no es otro que Yokozawa Takafumi. Teniendo esto en cuenta me di a la tarea de hondar más profundo en la vida del doncel Yokozawa, él es un doncel de 19 años hace aproximadamente tres años sus padres fallecieron en un accidente automovilístico, tiene cuatro hermanos menores que él, los dos que le siguen están en el instituto uno está por terminar el segundo año y la otra está en su primer año, les sigue el que cursa la secundaria en primer año y  por último el menor de los hermanos esta  apenas en su quinto año de primaria por su parte –siguió hablando mientras mostraba la foto de una familia de cuatro niños al lado derecho se encontraba el padre y al lado izquierdo se encontraba la madre que cargaba un pequeño bulto en sus brazos– Yokozawa es estudiante de segundo semestre de la carrera de Administración tiene una beca del 100% por la cual está sujeto a no tener ningún empleo de tiempo completo o parcial pero aun así él trabaja durante cada tarde en una tienda de conveniencia cerca de su departamento, el mismo que comparte con el varón de nombre Takano Masamune –dijo mostrando una foto de ambos jóvenes caminando– al parecer estos tienen una relación amorosa puesto que pudimos ser testigos de cómo el varón defendió a Yokozawa de otro hombre que lo estaba acosando además de eso esta semana ambos jóvenes junto con el menor de los hermanos Yokozawa fueron al hospital general, no he podido saber la razón ya que el médico que los atendió no quiso revelarme ninguna información.


–     ¿Algo más que haya averiguado? –cuestiono el castaño con semblante serio y un tanto frio.


–     La vida de Yokozawa Takafumi es muy reservada y sencilla durante la semana su rutina no varía de la universidad se dirige a su empleo de medio tiempo o algunos que realiza como mesero de eventos junto con Takano Masamune después directo a su departamento, en el tiempo en el que lo vigile solamente lo vi salir con sus amigos contadas veces, y no sale de su departamento a menos que tenga que comprar algo. Otro aspecto que es rutinario en la vida de Yokozawa es que todos los sábados por la tarde junto con los hermanos menores va a la biblioteca dos horas para posteriormente regresar –respondió Miyagi– a su vivienda, no sale en las noches más que cuando es llamado para atenderlo como Ai y al día siguiente al regresar con sus hermanos y junto con el joven Takano van al súper mercado cercano de donde viven donde realizan el mandado de la semana, durante esta actividad me pude dar cuenta que los mayores tienen una muy buena relación e incluso el menor de los hermanos Yokozawa llama a Takano Masamune con el mote de “papá” mientras que los mayores lo llaman “Onii-chan” al parecer esto causa una reacción un tanto exaltada en Yokozawa Takafumi pues siempre los reta a que no deben hacerlo. 


–     Vaya parece que ese tal Takano Masamune es muy importante en la vida de Yokozawa –dijo tratando de sonar tranquilo, aunque en realidad no lo estaba pues sentía que su estómago dolía con solo ver la fotografía de la “pareja” caminar mientras platicaba, ante el otro varón– aunque no creo que sea lo suficientemente bueno como para mantener a su novio en su cama –comento sonriendo  de lado–. Obtuvo más información o eso es todo.


–     Eso es todo lo que he podido obtener hasta ahora, como le digo la vida de Yokozawa Takafumi es muy rutinaria y sencilla, lo único que sobre sale en su vida es su trabajo como acompañante sexual en el “Plaisir Chambre” pero de ahí en más todo es por demás normal –hablo Miyagi depositando una carpeta con la información del doncel en el escritorio–. Si gusta puedo tratar de averiguar más sobre el joven.


–     Por ahora estoy bien con esto, muchas gracias por la información que me facilito –dijo tomando la carpeta–. Pase con mi secretaria ella le dará el cheque que paga sus honorarios.


–     Gracias, si necesita que investigue  más o sobre cualquier otra cosa sabe dónde localizarme –dijo a modo de despedida el azabache dándole la mano al otro y salir inmediatamente de la oficina.


Kirishima al verse solo se quedó observando la fotografía que conservaba de Ai –donde este dormía tranquilamente tras una noche de sexo y pasión– en su teléfono celular, él quería conocer más acerca del doncel pero jamás creyó que lo que encontraría le hiciera sentir una acidez en su estómago que se hacía cada vez peor además de que sentía enojo al saber que su querido Ai estaba saliendo con alguien más, solamente pensar que en esos momentos su Ai podía estar revolcándose con ese tal Takano hacía que su estómago se revolviese. Sin pensárselo mucho marco un numero ya conocido por él y solamente tuvo que esperar unos segundos para escuchar como el teléfono al otro lado de la línea era descolgado.


–     “Plaisir Chambre” –hablo desde el otro lado la voz de una mujer.


–     Buenas tardes, habla Kirishima Zen y quiero concertar una cita con Ai para esta noche –dijo rápidamente ya que no quería perder tiempo.


–     Buenas tardes señor Kirishima –saludo la voz detrás de la línea–, por supuesto esta noche Ai lo atenderá como usted lo pida ¿Tiene alguna petición en especial que quiera que Ai cumpla?


–     Ninguna, solo dígale que esta noche no la olvidara –contesto seriamente.


–     Bien, Ai estará muy feliz de verlo tan pronto –respondió la otra.


–     Si… muy feliz… –dijo el varón para en seguida colgar.


La tarde para Kirishima paso lenta pues una parte de su mente quería ir hacia donde sabía que encontraría al doncel y hacerle saber que sabía quién era y hacerlo suyo no como Ai sino como Yokozawa Takafumi para que entendiese que él únicamente podía entregarse a él y no dejar que nadie más lo hiciera pero otra parte de su mente le decía a gritos que no podía haber esperado otra cosa de alguien que se vende por dinero, y que tal vez debería ofrecerle una suma de dinero mayor que la que gana en el Plaisir Chambre con la única condición de que dejaría a ese noviecito suyo y que le seria fiel.


Cuando dieron las ocho de la noche no espero más y se dirigió hacia el lugar donde se encontraría con el doncel, se sentía cada vez más molesto con forme avanzaba en su camino pues imaginaba como el peli azul debía haberse despedido de su novio para tomar un taxi y dirigirse a su encuentro, lo imaginaba poniéndose esa peluca morada y aquellas ropas tan reveladoras con las que siempre lo veía y esperándolo para engañarlo al decirle que era el único en su vida, pensar en todo esto únicamente hacía que su molestia aumentase cada vez más, estaba tan sumergido en estos pensamientos que no se dio cuenta que ya había llegado al “Plaisir Chambre” sino hasta que uno de los valet del lugar le abrió la puerta.


Tan rápido salió de su automóvil como entro en el lugar para simplemente cuestionar a Asahina en que habitación se encontraba “Ai” y encaminarse el mismo hasta el cuarto en cuestión, caminar entre las habitaciones nunca antes le pareció tan largo y tan molesto el camino hasta donde se encontraba “Ai” cuando por fin estuvo frente a la habitación que le fue indicada no perdió más tiempo y abrió la puerta encontrándose de frente con el doncel que esperaba sentado en la cama.


–     Vaya pensé que no te encontraría aquí –comento el varón entrando a la habitación– después de todo se nota que no soy alguien importante para ti.


–     ¿Eh? No lo entiendo señor  Kirishima –dijo el doncel visiblemente confundido ante las palabras del otro.


–     No importa… quítate la ropa –dijo el castaño quitándose su saco– hoy no quiero que tu novio te extrañe mucho.


–     ¿Novio? ¿Puedo saber de dónde saco eso? –cuestiono Ai.


–     ¿Quieres que te diga todo lo que se? –cuestiono a su vez el otro acercándose al menor tomándolo del brazo– ¿Eso quieres Yokozawa?


Kirishima podía ver como los ojos del más joven mostraban asombro e incredulidad también percibió como por instinto daba un paso hacia atrás queriendo alejarse de él.


–     Creías que no sabría quién eres en realidad, creías que nunca me enteraría que me eres infiel y que solamente estas aquí por el dinero –hablo fríamente Zen jalando al otro hacia la cama donde dejo caer el cuerpo de este–. Pensabas que nunca me daría cuenta que todo lo que me decías no eran más que mentiras para sacarme más dinero del que ya te pagan aquí, debiste reírte mucho de mí cuando te dije que quería conocerte más allá de esto.


–     Se… Señor Kirishima –dijo Yokozawa nervioso sintiendo como los dedos del varón se enterraban en sus hombros aprisionándolo entre la cama y el cuerpo sobre él–… no sé de qué habla…


–     ¿No sabes de que hablo? –cuestiono el mayor halando la peluca morada dejando ver los cortos cabellos azul– Vas a seguir fingiendo Yokozawa Takafumi, vas a querer aun verme la cara o vas a aceptar que únicamente te revuelcas conmigo por mi dinero.


–     Usted no entiende –dijo Yokozawa forcejeando para quitar al varón de encima–, yo jamás le mentí, yo…


–     ¿No me mentiste? –cuestiono el castaño reteniendo el cuerpo bajo de él– No me dijiste hace unas semanas que era tu único hombre cuando la verdad era que te revolcabas con tu noviecito en ese horrendo departamento que tienen, que acaso no te alcanza lo que te pago para que lo mantengas mejor –siguió diciendo con una mirada fría– o será que pensaban sacarme más dinero para vivir juntos y seguirse revolcando. De seguro que debe haberla pasado muy mal cuando supo que te vendiste como todo un prostituto, debió dolerle no ser el primero en tu vida pero de seguro que lo compenso muy bien el dinero. No eres más que un prostituto elegante y nada más te interesa cuanto te pueden dar.


–     Yo no le permito que me hable de esa manera –dijo Yokozawa sintiéndose mal por las palabras del oji miel–. Usted no sabe nada de mi vida.


–     No… no sé nada, lo único que sé es que eres un prostituto que me va a complacer –exclamo el castaño– con ese cuerpo que tienes y ¿sabes que es lo mejor? Que no te puedes negar porque te vendiste al mejor postor y ese soy yo.


Sin decir nada más y sin obtener alguna réplica del doncel Kirishima le quito los shorts que usaba al peli azul para inmediatamente bajarse la bragueta de su pantalón, estaba excitado –el pensar en hacer suyo al doncel siempre tenía el mismo resultado en él– por lo cual se volvió a subir sobre el cuerpo del otro y llevo su miembro erecto hacia la boca del menor, quien al principio no quería abrir sus labios produciendo enfado en el mayor.


–     Vamos, no me vas a decir ahora que no te gusta chuparla –comento Zen sarcástico– o será que ahora te quieres hacer el que no sabes nada.


–     … –el menor desvió su rostro guardando silencio


–     Chúpamela para esto te pago –expreso molesto el varón golpeando el rostro del otro con su miembro– ¡Vamos has tu trabajo puto!


Podía ver la mirada del doncel, tenía el ceño fruncido, era esa que tenía cualquiera que se sintiera humillado pero no le dio importancia él se sentía traicionado y tal parecía que la única manera de estar con Yokozawa era esta por lo cual no se detendría ya que ya no le interesaba nada más que hacerle ver al doncel que su interés sincero, ese que hasta hace unas horas mantenía por él, ahora se había esfumado y lo único que le importaba era tener ese cuerpo tan lujurioso  y deseable –como lo era el de Yokozawa– y si para eso era necesario recurrir a la presión mediante al contrato de exclusividad que compro hacía ya un mes lo haría sin dudar.


Aun renuente el doncel realizo las ordenes que le daba el castaño aunque este último sentía como las cosas eran diferentes, el doncel parecía ausente y ya no hablaba con él durante el acto incluso evitaba emitir cualquier ruido pero eso a Kirishima no le intereso quería que el doncel sintiera lo mismo que él pero parecía que aquello iba a hacer imposible más no le prestó atención seguro de que el peli azul no sabía cómo tratarlo al haberlo descubierto en su juego pero sabía que pronto todo regresaría a una relación únicamente guiada por el intercambio de dinero por placer como siempre lo fue para Yokozawa –o al menos esa fue su impresión al saber que el doncel siempre lo engaño– aunque este no quisiera reconocerlo.


Desde esa noche Kirishima solamente solicitaba al doncel cuando su deseo sexual era muy fuerte, ya no tenían las pláticas post sexo eso no era importante para él después de todo Yokozawa debió haberse aburrido con sus pláticas cada vez que él había querido profundizar en su relación ahora podía ver cómo eran en verdad las cosas. Aunque una parte de él le decía que lo que hacía no estaba bien debido al silencio inquebrantable del doncel cada vez que se veían lo que le hacía creer sentir que estaba con alguien sin sentimientos pero pronto descartaba la idea de estar errado pues Yokozawa le estaba demostrando –al no importarle como se trataban ahora– que a él lo único que le interesaba era su dinero sin importar vender su cuerpo como lo hacía con él.


El tiempo siguió su curso y desde que descubrió que Yokozawa Takafumi era Ai ya había pasado medio mes más y su relación con el doncel no cambiaba en nada puesto que él aun no olvidaba ni perdonaba la traición, que según él, del menor además que este tampoco ponía de su parte puesto que cada vez que tenían un encuentro este solamente se limitaba a seguir sus órdenes y solamente esperaba a que él terminase de saciarse de su cuerpo para irse de la habitación.


El día estaba tranquilo en su oficina no tenía mucho que hacer ya que  la noche pasada avanzo gran parte de su trabajo y solamente le quedaban algunas videollamadas con algunos socios en el extranjero pero aún faltaban algunas horas para que estas se realizaran decidió divertirse con quien consideraba ya uno más de los que buscaban únicamente su dinero, el prostituto que él mismo elegido al sentirse encandilado por este al saberse su primer hombre, a quien hacía algún tiempo llamaba Ai.


Como cada vez que lo necesitaba llamo al Plaisir Chambre donde nuevamente pidió al doncel más esta vez era una cita más urgente ya que era para dentro de una hora pero en su exclusividad estaba expresado que Ai estaría a su disposición donde y cuando él quisiera así que el doncel no tendría de otra más que presentarse en su oficina tal y como él lo pidió.


Pasados cerca de sesenta minutos un carro negro detuvo su movimiento en la entrada del edificio de la compañía propiedad de los Kirishima, y que maneja Zen, pocos segundos después de este automóvil bajaba Yokozawa con su acostumbrada peluca morada –llevaba puesto una gabardina caqui que evitaba que se viera la ropa muy reveladora e indecente, para el gusto del doncel, que había pedido el varón– que evitaba que alguien lo reconociera, en una de sus manos llevaba un portafolio con algunos implementos, y en sus ojos se podía ver una mirada carente de algún sentimiento que pudiese haber albergado por Kirishima pero llena de molestia al ser tratado como simplemente un objeto sexual que estaba a la disposición del varón.


El doncel comenzó su recorrido hasta el recibidor principal donde se identificó como Ai y que era esperado por el presidente de la compañía, no tuvo que esperar mucho –posteriormente de que la recepcionista llamará a la secretaria del presidente confirmando la información que el otro le dio– para que un pase de visitante se le fuera dado y tras unas cuantas indicaciones de cómo llegar a la oficina de Kirishima siguió con su camino.


Por su parte Kirishima no podía evitar sentirse un tanto emocionado al saber que faltaba muy poco para que el peli azul llegará hasta donde él se encontraba y no tuvo que esperar mucho puesto que pocos minutos después su secretaria le anunciaba la llegada del doncel, al cual hizo pasar de inmediato.


–     Vaya miren a quien tenemos aquí –dijo Zen observando de arriba a abajo el cuerpo del doncel.


–     No es como si tuviera muchas opciones señor Kirishima, usted pidió mis servicios así que por eso estoy aquí –respondió el doncel, a quien no le agradaba para nada estar en un lugar tan público como ese y mucho menos tener relaciones con el castaño en ese lugar.


–     Vamos muéstrame –ordeno ignorando lo dicho por el de peluca morada.


El doncel sonrojado desato el nudo que mantenía cerrada la gabardina y la abrió lentamente, cuando esta no estuvo más en su cuerpo revelo un conjunto conformado por  un corsé negro de tirantes que en la parte superior era transparente –dejando a la vista los pezones del doncel–, una diminuta falda de holanes color rojo que solamente tapaba un poco de su intimidad mientras que la parte trasera apenas y si era cubierta mínimamente y bajo esta la tanga negra que expresamente había pedido el varón, un liguero negro que sujetaba unas medias transparentes negras con líneas del verticales del mismo color en sus pies llevaba unos zapatos negros con un pequeño tacón.


–     Ven aquí –ordeno el castaño tras haberse comido con la mirada al doncel, que siguió la orden dada–. Chúpamela –mando de nuevo moviendo su silla para el lado izquierdo, por el que se aproximó el menor, sonriendo de lado mientras abría sucesivamente sus piernas dejándole camino hacia su entrepierna.


El doncel aun con cierta reticencia se agacho hasta quedar a los pies del varón para hacer lo que le pidió el otro, con sus manos bajo la bragueta y el botón dándole más acceso al interior de este sin lastimarlo ni estar cómodo él, metió su mano en el bóxer del varón sintiendo el miembro aun flácido de este por lo cual comenzó a estimular lentamente aun sin sacarlo del bóxer.


Poco a poco sintió como el pene en su mano comenzaba a erguirse por lo cual bajo un poco el bóxer dejándolo por fin libre y comenzó a masajear de abajo hacia arriba con sus dos más pero de pronto sintió como bruscamente los cabellos de la peluca fueron tomados y su rostro se vio estampado contra el miembro.


–     Te dije que me la chuparas no que estuvieras jugando –dijo Kirishima que sostenía entre sus manos la cabeza del doncel–. Anda que no quiero perder más el tiempo.


–     Si señor Kirishima –contesto Yokozawa sintiéndose cada vez más humillado mientras su rostro era pegado a la intimidad del otro. 


Kirishima observaba como el doncel acerco con cuidado su miembro semi erecto hasta su boca y lo introdujo –aún estaba un poco flácido– para de inmediato comenzar a bajar y subir su cabeza succionando todo lo que podía llevo una de sus manos hacia dentro del bóxer hasta los testículos y comenzó a masajearlos suavemente. Pasaba su lengua  por toda la extensión del pene que ya estaba por completo erecto poniendo mayor atención a la punta en la cual hacia intervalos de succiones y lengüetazos todo esto sintiendo las caricias de las manos del varón.


Estuvieron en esa actividad varios minutos en los cuales el doncel escuchaba los roncos jadeos que daba el castaño –aunque el menor hubiese preferido que se los guardara dado que se refería a él como “mi puta”– unos momento más y el más joven sintió como su cabeza era empujada con mayor fuerza mientras las caderas del castaño comenzaban a moverse por sí solas haciendo que las embestidas en su boca fuesen mucho más rápidas y profundas, tanto que había tenido que hacer un gran esfuerzo por contener las arcadas que tenía cada vez que el miembro llegaba hasta su campanilla, siguió así hasta que sintió como el cuerpo del otro comenzaba a temblar al igual de como  los jadeos se hacían más entrecortados.


–     Quiero… ah… que lo bebas todo… ah… –jadeo Kirishima sin dejar de embestir la boca del más joven perdido en el placer que le producía el trabajo oral que le hacían–… ni una gota debe caer… ah… al piso…


–     Mnghn… –gimió ahogado el doncel.


Apenas cinco estocadas más y sintió como su cuerpo se liberaba expulsando todo en la boca del doncel, que no tuvo otra salida más que tomarse el líquido debido a las órdenes del mayor y a que si no lo hacía seguro se ahogaría con el semen, cuando sintió que por fin ya no salía ningún liquido de su miembro lo saco de la boca que servía como un cálido refugio.


–     Bien parece que has cumplido muy bien con lo que te ordene –dijo el de ojos color miel al ver como el oji azul se pasaba el ultimo rastro de su semen mientras se limpiaba la cara–. Muéstrame.


El que se encontraba en cuclillas con su rostro sonrojado abrió despacio su boca mostrando al varón que no quedaba ningún residuo de su semen en esta, iba a pararse cuando el castaño lo tomo de su brazo jalándolo quedando sobre el cuerpo de este obligándolo a subir una de sus piernas a la silla.


Kirishima veía fijamente la dulce boca del doncel semi abierta y sin que el otro lo esperara lo tomo de la nuca y lo acerco estampándole un beso lleno de pasión y lujuria mientras que su mano libre la llevo hasta uno de los glúteos del otro apretándolo con fuerza sacando un gemido ahogado del menor lo que aprovecho para adentrar su lengua en aquella cavidad siguiendo probando el sabor de su semen con la saliva del doncel.


Con su mano empujo su cintura forzándolo a subir su otra pierna quedando sentado sobre las piernas del doncel, ataco con ambas manos los glúteos blancos que tenía a su alcance y comenzó a rosar su miembro contra estos logrando que a los pocos minutos su erección regresara en lo que su lengua se entretenía en marcar el cuello del peli morado.


–     Voy a entrar –hablo con sus labios rozando la piel del otro.


–     Espere, señor Kirishima necesito ponerle…


–     Dije que voy a entrar, hoy quiero hacerlo así –interrumpió el varón.


–     Lo siento señor pero si no me deja ponerle lubricante no podrá seguir es una nueva regla –dijo decidido el doncel frunciendo su ceño y separándose lo suficiente del mayor para verlo a los ojos.


Kirishima confronto aquellos ojos azules que lo miraban serios esperando por una respuesta, realmente quería continuar pero dejarse guiar por el doncel lo hacía sentir que nuevamente estaba cayendo en el juego de este en el cual él creía ser especial para el doncel más medito unos segundo puesto que sabía que no estaba permitido dañar demasiado a su acompañante y que podrían quitárselo, y eso era algo que no iba a permitir no hasta que fuera él quien se cansara del doncel.


–     Bien pero ve rápido por el lubricante sino no me importara nada –cedió Kirishima aun serio.


El menor simplemente procedió a bajarse del regazo de Zen para dirigirse hacia donde había dejado el maletín que traía consigo, lo abrió y tomo el lubricante que traía dentro de este. Antes de voltearse suspiro pesadamente sintiendo la mirada fija del varón sobre él, tomo aire y se giró yendo hacia el otro.


–     Pónmelo –mando el castaño al observar el pequeño tuvo en las manos del más joven.


Yokozawa siguió las indicaciones del otro vertiendo un poco del líquido en el miembro erecto del oji miel con su mano haciendo movimientos ascendentes y descendientes repitiendo esto hasta que estuvo completamente embadurnado el miembro del otro.


–     Súbete –dijo Kirishima palmeando sus piernas– de frente a mí.


Cuando lo tuvo sobre sí Zen comenzó a mover sus caderas rosando su miembro contra las redondeces del doncel, se sentía cada vez más excitado al tener el cuerpo del doncel sobre el suyo a toda su disposición además que el estar a punto de hacérselo en su oficina lo excitaba aún más ya que sabía que en cualquier momento podría entrar alguien por las puertas de esta.


Con sus manos separo los glúteos del doncel –haciendo a un lado el pedazo de tela que apenas tapaba su entrada– y aunque quisiera enterrarse directamente en aquel cuerpo tampoco era tan bruto como para dañar así al menor –además así no se arriesgaría a que Asahina quisiera quitárselo– utilizo sus dedos para estirar un poco la entrada del peli morado, le encantaban los gemidos ahogados que trataba de esconder el doncel.


–     Gime alto –ordeno el castaño mordiendo el pezón derecho.


–     Nngh… No… ah... podrían… oírnos… ah... mngh… –gimió el doncel poniendo sus manos para evitar que los sonidos vergonzosos salieran de su boca.


–     No importa, después de todo que importa que unos cuantos más sepan que eres una puta –dijo el varón embistiendo con dos de sus dedos el interior de la entrada– ¡mi puta! –exclamo adentrando su miembro erecto en la entrada del menor.


–     Mnhng… –gimió Yokozawa al sentir como se estocaba el otro dentro de él.


–     ¡Ah… tan bueno… ah…! –jadeo Kirishima sintiendo las paredes internas del doncel apretar su miembro erecto.


Apenas espero varios segundos a que el otro se acostumbrara a su intromisión y comenzó a embestir fuertemente el cálido interior, realmente le encantaba como le hacía sentir la estreches en la que sumergía cada vez que estaba se encontraba con el doncel.


Llevo sus labios hasta el pezón derecho que comenzó a succionar ávidamente encima de la tela, mientras que sus manos se encontraban sujetando las caderas del otro moviéndolas al ritmo de sus embestidas, siguieron así durante un tiempo pero Kirishima necesitaba poder enterrarse con más fuerza en el interior del doncel por lo cual lo tomo y se levantó depositándolo en su escritorio sin importarle los documentos que tenían se fueran a dañar e incluso no le importo que su laptop pudiese dañarse.


Apenas percibió que el doncel estaba bien colocado y retomo las embestidas, incrustándose en el cuerpo que era solo suyo –por lo menos en esos momentos– o eso creía hasta hace un tiempo, molesto por recordar aquello mordió fuertemente la tetilla derecha sacándole al doncel un grito ahogado. Siguió embistiendo en tanto sus manos se entretenían con el miembro del de peluca que ya se encontraba erecto, bajaba y subía por toda la extensión de este al mismo ritmo en que se enterraba en el cuerpo bajo de él.


Estuvieron en esta posición varios minutos escuchando los gemidos ahogados del doncel, ya fuera por la mano de este o porque el castaño se apoderaba de sus labios, aunque Kirishima hubiese deseado estar siempre dentro de aquella calidez que representaba el cuerpo de Yokozawa pero sabía que no podría ser posible y menos sintiendo como las paredes internas apretaban su miembro haciéndolo sentir cada vez más cerca de su orgasmo.


–     Ah… cada vez… ah… me aprietas… ah…. más… –jadeo Zen siguiendo con los vaivenes de adentro hacia afuera de la entrada del menor.


Paseo su lengua por el cuello blanquecino hasta llegar a la oreja, la cual chupo y lamio y soplo provocando un escalofrió en el doncel. Le gustaba provocar esas reacciones en el menor, lo hacía sentir que realmente bien y que él era el único capaz de generar estas reacciones aunque él sabía que no era verdad puesto que el doncel tenía un novio que de seguro podía estar dentro de él provocando que se retorciera de placer, pensar en esto le enfado por lo cual hizo aún más fuertes las embestidas en tanto que mordía su cuello dejando una marca.


Con unas estocadas más y el doncel se corrió en su mano, se incorporó un poco y llevo su mano hasta su boca probando el sabor de Yokozawa, le gusto tanto que lo compartió en un beso lleno de pasión y lujuria haciendo que el doncel probara su propio semen. Siguió enterrándose dentro del cuerpo más joven sintiendo como estaba cada vez más cerca de su propio orgasmo.


–     ¡Argh…ah…! –jadeo al terminar dentro del doncel.


Se quedó sobre el cuerpo debajo de él estabilizando su respiración, sintiendo la tibieza de Yokozawa junto con el latido apresurado que de alguna manera lo tranquilizaba y le hacía querer mantenerse así, lo único que comenzaba a extrañar era cuando el doncel paseaba sus dedos por sus cabellos haciéndolo sentir querido, que había algo más allá que solamente el sexo pero ya no más.


–     Señor… señor Kirishima ¿si ya termino me puedo ir? –cuestiono el doncel sintiendo como el varón salía de él.


Kirishima se quedó en silencio durante algunos minutos para en seguida levantarse y observar el cuerpo del menor recostado en su escritorio, lo vio enderezarse para posteriormente bajar del escritorio con la intención de irse más el castaño lo detuvo con su mano.


–     ¿Quién te dijo que podías irte? –pregunto serio el varón manteniendo su agarre.


–     … Yo pensé que el señor ya estaba satisfecho –respondió el de peluca.


–     ¿Y quién dijo que estoy satisfecho? –hablo el castaño sonriendo mordazmente– Que no ves bien Yokozawa.


El otro observo el cuerpo del mayor sin poder comprender del todo sus palabras pero aun así permaneció inmóvil, aguardando por lo que le diría el castaño.


–     Límpialo –ordeno Zen mientras se sentaba dejando aun expuesto su miembro.


–     … –el otro se quedó en silencio entendiendo lo que le acaba de decir el mayor– Sí, señor.


Se acercó nuevamente hasta la silla del castaño y bajo hasta quedar de frente al miembro del mayor, levanto su mirada azulina pidiendo permiso para continuar cuando entendiendo que el mayor no deseaba esperar por lo que tomo el pene ante él y comenzó a lamer toda la longitud de este.


–     Asegúrate de limpiarlo muy bien –dijo Zen mirando con lujuria al doncel sintiendo como poco a poco su miembro comenzaba nuevamente a erguirse.


El doncel asintió con su cabeza para posteriormente continuar con su trabajo aunque no era algo que le gustase hacer –pero no podía quejarse era su única oportunidad– por su parte Kirishima sentía aquella lengua pasar de abajo hacia arriba por la longitud de su miembro para a continuación sentir como la punta del mismo era succionada.


Cerro sus ojos disfrutando de la sensación tan placentera que le daba esa boca y lengua pero el sonido del teléfono de su oficina lo hizo tener que abrirlos, estiro su mano tomando el auricular acercándolo a su oreja.


–     ¿Si? –cuestiono serio al verse interrumpido.


–     Señor aquí se encuentra la señorita Kayama –hablo la secretaria desde el otro lado de la línea.


–     … –aguardo unos momentos meditando desviando su mirada hacia el doncel que detuvo su trabajo– Espera unos cinco minutos y déjala pasar.


Apenas colgó y cogió la cabeza del doncel levantándolo y acercándolo hasta su rostro dándole un beso lleno de pasión mientras paseaba su libre mano por una de las piernas del de peluca.


–     Ve por tus cosas y tráelas aquí– hablo posterior a dejar libres los labios del doncel–. Te esconderás bajo mi escritorio mientras atiendo a una visita y ni pienses en dejar de hacer tu trabajo.


–     Pero…


–     Pero nada –interrumpió Kirishima– quiero que sigas.


–     Si señor –dijo el otro suspirando.


Lo vio ir por su maletín y regresar a donde estaba él, hizo su silla hacia atrás permitiéndole acceso hacia la parte hueca de su escritorio –por primera vez dio gracias de que el escritorio fuera enorme y de madera además de tener un gran espacio bajo este– no pudo evitar comerse con la mirada al doncel en cuanto debió gatear, mostrándole toda su retaguardia, para poder entrar en aquel lugar.


–     Bien pase lo que pase debes seguir mamándomela y ya sabes ni una gota en mi piso –hablo Kirishima cuando el menor estuvo acomodado en el lugar–. Y no hagas ningún ruido ¿no querrás que te vean así o sí?


–     Claro que no –respondió el menor.


–     Bien, entonces ya sabes que debes hacer –dijo el castaño acomodando su silla en su lugar dejando nuevamente a su alcance su miembro erecto.


Apenas termino de acomodarse y comenzó a sentir como la calidez de la boca que rodeaba todo su pene erecto, difícilmente pudo reprimir un jadeo al percibir como el doncel se encargaba de su trabajo mientras que la puerta se abría dando paso a Kayama vestida en un ceñido vestido azul hasta por encima de las rodillas que caminaba sonriente hasta el frente del escritorio.


–     Kayama, ¿Qué se te ofrece? –cuestiono Kirishima sin levantarse de su lugar pero sonriendo tranquilamente.


–     Buenas tardes Kirishima ¿no piensas saludarme? –hablo la mujer ignorando la pregunta del otro.


–     Buenas tardes Kayama –saludo sin dejar de sonreír–, perdona que no me levante pero tengo un dolor en mis piernas que no me permite levantarme tan rápido –mintió esa mujer no le agradaba, no desde que se había invitado a la mansión de sus padres con el pretexto de ayudar a su madre y todo para acercársele–. Pero dime ¿Qué te trae por aquí?


–     ¡Oh Kirishima! ¡¿Te pondrás bien?! ¿Hay algo en que pueda ayudarte? –cuestiono preocupada la mujer haciendo amague para acercarse hasta Kirishima.


–     No te preocupes estoy bien, solo una pequeña lesión –respondió Kirishima levantando su mano deteniendo a la mujer y señalando la silla frente al escritorio–. Entonces, ¿a qué debo tan hermosa visita?


–     ¡Oh me alagas con eso! –hablo Kamaya sonriendo coquetamente al hombre– Bien, hoy he venido a invitarte a salir esta noche pero viendo tu condición tal vez deba reconsiderarlo –continuo hablando fingiendo tristeza– aunque podríamos comer aquí mismo, yo podría llamar a un restaurante y pedir que envíen algo, ¿qué te parece?


–     … –Kirishima aguardo unos segundos sintiendo aun como su miembro seguía siendo estimulado con la boca del doncel, cosa que hacía que le costara concentrarse, necesitaba que la mujer se fuera o no podría seguir disfrutando del cuerpo del menor– Me tendrás que disculpar pero tengo unas videollamadas importantes que realizar y no me gustaría aburrir a tan hermosa mujer con conversaciones de negocios.


–     Para mí no es ningún problema –dijo la castaña manteniendo su sonrisa–, siempre y cuando este contigo pues tenemos muchas cosas de las que podemos hablar en lo que haces esas videollamadas.


–     Yo también quisiera eso Kayama tu presencia aquí simplemente me deleita, eres una mujer muy hermosa y sin duda tendremos muchas cosas de que hablar –hablo Zen tratando de mantenerse calmado mientras sentía como las succiones se hacían más rápidas y como pronto estaría a nada de terminar en la boca del doncel bajo su mesa pero de pronto sintió que su miembro dejaba la calidez de la boca de Yokozawa– pero no me gustaría que te aburrieras escuchando llamadas aburridas de trabajo.


–     Para mi nada de lo que tenga que ver contigo es aburrido Zen –hablo la castaña levantándose y semi sentándose en el escritorio–, incluso si tu dejas yo podría mostrarte cuan fantástico nos la podemos pasar tu y yo juntos –siguió hablando apoyando sus brazos y agachándose un poco, mostrando el escote de su vestido, y sonriendo seductoramente– Claro ¿si tú quieres?


–     Me encanta esa propuesta pero no creo que sea propio de una mujer tan decente como tú el siquiera hacer ese tipo de proposiciones –respondió el varón sin poder evitar ver los senos que sobresalían del vestido de la castaña–. Además no me gustaría que mi secretaría nos escuchara y que se hicieran chismes.


–     Podríamos ser silenciosos, siempre hay formas de mantener el ruido al mínimo –dijo bajando un poco la voz.


–     Kayama aunque tu proposición es muy interesante debo declinarla ya que no es de caballeros aprovecharse de la inocencia de tan bella dama –hablo Kirishima.


–     Por eso me gustas Zen, tu si sabes cómo tratar a una dama como yo –hablo Kayama bajando del escritorio tomando una pluma y una hoja anotando un recado–. Cuando estés recuperado, búscame yo estaré esperando por ti –extendió hacia el varón la hoja para posteriormente voltearse y alejarse a paso lento, contoneando sus caderas ante el castaño.


Apenas y pudo esperar unos segundos más en los que la mujer salió por completo de su oficina cuando hizo su silla hacia atrás, mirando hacia adentro pudo ver al doncel con un ceño fruncido y una mirada un tanto molesta, y por alguna razón verlo así lo hizo sonreír –aunque para el doncel fue más como una sonrisa sinvergüenza–. Pero el sentir su miembro palpitar aun sin poder liberarse hizo desaparecer su sonrisa por lo cual miro detenidamente de nuevo, molesto porque no cumpliera con su pedido.


–     ¿Por qué has parado? –cuestiono serio– Te dije que debías hacer tu trabajo pasara lo que pasara.


–     Lo siento, no quería que el señor sonara extraño ante la dama tan fina que vino a verlo –respondió el doncel sarcásticamente.


–     No creo que hubiese problema ya que ella hubiese estado encantada al saber lo que me provocaba –hablo sonriendo sinvergüenzamente Kirishima–. Si fueses hombre y la hubieras visto me darías la razón pero lamentablemente eres doncel, bueno no es lamentable puesto que yo puedo disfrutar de tu delicioso cuerpo.


–     Aunque fuese varón no me excitaría por una mujer que se me ofrece de esa manera –expreso el doncel aun un tanto molesto.


–     ¿No me digas que estas celoso? –cuestiono burlón– ¡Ah! No tu no podrías estar celoso después de todo eres solamente una puta que le gusta el dinero, ¿no?


–     ¡Yo no soy una puta! –expreso molesto el doncel– ¡Usted jamás me entendería!


–     ¡Lo eres! ¡Eres mi puta! –exclamo el varón– Y ahora compórtate y continua tu trabajo.


Ambos se quedaron observando uno al otro sin decir nada pero luchando con sus miradas, ninguno quería ceder ante el otro más debieron olvidar eso cuando el teléfono volvió a sonar haciendo que el castaño desviara la mirada hacia el aparato.


–     ¿Qué sucede? –cuestiono sin poder evitar el tono molesto.


–     Señor, aquí está el señor Hatori dice que quiere consultarle unas cosas –hablo la mujer desde la otra línea.


–     Dile que vuelva dentro de una hora ahora estoy ocupado –respondió el castaño colgando y dirigiendo su mirada hacia el doncel–. Continúa con tu trabajo a menos que quieras que me queje con Asahina y no te pague, ¿ya que el dinero es lo único que quieres de mí no?


–     … –el doncel guardo silencio mirando enfadado al castaño para tras varios segundos y aun en contra de lo que realmente quería se acercó hacia el varón– Si señor.


La tarde siguió avanzando mientras que Kirishima disfrutaba de poder tener a Yokozawa para él solo más no todo dura para siempre pues debió dejar ir a su acompañante pues aun tenia cosas que hacer referente a la empresa y aun no estaba lo suficientemente loco como para dejarse guiar por sus instintos sexuales y desatender sus deberes para seguir preservando la compañía de su familia.


Con el transcurso de las semanas para Kirishima las cosas comenzaron a hacerse un poco molestas debido a que no paraba de recibir llamadas de Kayama invitándolo a salir o incluso encontrándosela en su casa acompañando a su madres, además acababa de entrar en contacto con el dueño de una importante empresa en Nueva York pero las negociaciones estaban tardando debido a la renuencia del hombre pues no estaba familiarizado con el mercado japonés. Todo esto le dejaba poco tiempo para poder ir a estar con Yokozawa por lo menos algunas horas que le permitieran desestresarse pero sobre todo asegurarse que no pasará mucho tiempo con su novio, tal vez era tonto pero aun sentía la necesidad de marcar al doncel como suyo y tenerlo cerca cuanto más tiempo pudiese.


Después de lo que le pareciera una eternidad por fin aquella noche podría estar de nuevo con Ai/Yokozawa Takafumi y eso realmente lo tenía contento y emocionado, para esa noche tenía planeado todo muy bien, quería que el doncel actuara como cuando se habían conocido pero mucho mejor porque pidió que este se comportase como si él fuese su novio –sabía que era una fantasía muy tonta pero le gustaba por lo menos por algunos minutos sentirse realmente como en las anteriores citas donde el doncel parecía quererlo– y por esas horas que estuviera consigo eso sería, se lo robaría a ese novio que tenía por esa noche Yokozawa Takafumi sería su amante y no permitiría que nada se interpusiera en eso.


 Esa mañana llamo a la oficina de Asahina pidiendo un encuentro con Ai por lo cual estaba emocionado pero ese día tendría que ir a hacer unos tramites respecto a su doctorado y le excitaba saber que podría encontrarse con Yokozawa en la Universidad. Caminaba hacia la oficina de posgrado cuando paso entre las aulas esperaba ver al doncel, quería verlo saber cómo reaccionaría al verlo ahí pero solamente pensar que su novio podía estar con él hacía que su estómago se revolviese.


Posteriormente a que terminara sus trámites decidió pasearse un poco por el campus, si buscar al doncel ahí lo hacía sentirse extraño pero excitado, y no tardo mucho tiempo para poder divisarlo. Más lo que vio no le gusto puesto que encontró al doncel en una de las bancas tomando su almuerzo junto con otros tres varones pero lo que más le desagrado fue el hecho de que Takano Masamune estaba sentado a la derecha de Yokozawa y ambos tenían bentōs iguales, por un momento pensó en que sería bueno que el doncel le diera uno preparado por sus manos.


Sin poder  evitarlo se quedó observando al doncel y al que era su pareja por varios minutos y hubiese seguido haciéndolo sino fuese porque el varón de cabellos oscuros también se le quedo viendo para a continuación decirle algo al doncel que dirigió inmediatamente su mirada azul grisáceo hacia donde estaba, pudo ver como Yokozawa parecía haber perdido el color en cuanto lo vio y al parecer del castaño había dejado caer sus palillos lo que provoco que todos sus amigos se quedaran observándolo.


Sonrió jocosamente pues el doncel tras de la sorpresa e impresión inicial ahora se mostraba un poco sonrojado, tal vez avergonzado por lo que acababa de pasar, pronto se giró dejando de ver al doncel convirtiendo su sonrisa jocosa en una triste puesto que sabía que él nunca conseguiría un sonrojo del doncel por algo tan simple como aquello.


Sin más se fue de la universidad pensando que tal vez no conseguiría de Yokozawa un sonrojo inocente pero si conseguiría siempre un sonrojo provocado por el éxtasis de sentirse bajo el goce de su cuerpo ante los más primarios instintos que tenía, la pasión y la lujuria, el sexo desenfrenado que podían tener sin cansarse y sin tener ningún tipo de compromiso. Y qué mejor que hacerlo esa noche en la cual por fin podría hundirse en el calor del cuerpo del doncel, haciéndolo delirar de deseo entre sus brazos y unirse una y otra vez sin control alguno simplemente siendo dos seres que zacean sus necesidades con el sexo.


La noche llego tranquilamente sin que ningún evento sobresaliera, por lo tanto Kirishima dejo su trabajo temprano primero quería ir a su casa deseaba darse un baño y cambiarse de ropa ya que no quería ir con su traje. No perdió mucho tiempo en su mansión y salió de esta vistiendo un pantalón de mezclilla, una camisa negra con un saco gris con su automóvil se dirigió hasta el Plaisir Chambre.


Apenas entro por las puertas y fue atendido por una de las meseras que le ofrecía una champagne, la tomo y se dirigió hacia un doncel que desde hacía un tiempo ayudaba a Asahina con los clientes que van por la atención especial.


–     Buenas noches señor Kirishima –saludo el doncel de cabello mediano color castaño oscuro, ojos azul rey y piel clara vestido con un traje azul y camisa negra grisácea con los primeros botones abiertos.


–     Buenas noches Ryūichirō –respondió Zen sonriendo tranquilamente–, ¿Dónde está Asahina?


–     El señor Asahina está ahora mismo atendiendo a uno de nuestros clientes en su oficina pero si gusta yo puedo guiarlo hasta su habitación –respondió el otro.


–     Entonces estaré encantado con tu compañía –dijo Kirishima sonriendo– ¿Me llevas con Ai?


–     Claro señor, sígame –contesto el doncel sonriendo cordialmente para en seguida caminar rumbo a las escaleras.


El castaño asintió con la cabeza siguiendo al doncel a unos cuantos pasos de distancia, caminaron por el pasillo entre las diversas puertas que lo podrían llevar a varias fantasías pero a él únicamente le importaba la puerta que lo llevaría a la fantasía de tener entre sus brazos a Yokozawa enteramente para él sin nadie más en el medio pero sabía muy bien que al final de la noche solamente sería eso una fantasía.


–     Aquí es señor –dijo el doncel parándose frente a la habitación señalada con el número 89.


–     Gracias Ryūichirō –agradeció el varón para a continuación girar la manija de la puerta.


Apenas estuvo dentro cerró la puerta con candado para en seguida buscar con su mirada al doncel pero este no se encontraba en la parte de la cama, sino más allá del mini bar fijo su mirada en el doncel que se encontraba sentado en el asiento bajo la ventana próxima mirando la luna en lo alto ya del cielo.


Yokozawa vestía un baby doll de encaje negro de tirantes gruesos, cuello redondo y que le llegaba a medio muslo de enfrente y un poco más largo de la parte posterior sobre el baby doll traía un saco negro que llegaba a la altura de la cintura; verlo vestido de aquella manera el doncel realmente le parecía un ser muy inocente que estaba en el lugar equivocado además de que al verlo detenidamente pudo observar que el menor se encontraba un tanto preocupado puesto que no había prestado atención a su  presencia.


–     … –frunció el ceño al verse ignorado por el doncel– No me vas a saludar.


El otro suspiro y espero unos segundos para voltear a darle la cara al varón, quien estaba cerca del mini bar mirando detenidamente al doncel. Kirishima aguardo a que Yokozawa fuera hasta él pero este no se movió lo que provoco que se sintiera aún más ignorado por el doncel, por lo tanto no pudo evitar fruncir más su ceño.


–     Dame algo de tomar –ordeno el varón yendo a sentarse a la silla cerca de la cama.


–     Si, ¿desea algo en especial? –cuestiono el doncel parándose de su lugar.


–      Un Whisky en las rocas –respondió Zen observando al menor.


Lo vio comenzar a preparar su bebida sin inmutarse y sin hablar, cuando la tuvo lista se dirigió hasta el castaño entregándole la bebida más el mayor quien únicamente se limitó a palmear su muslo dándole la indicación muda de sentarse sobre él.


–     Dámelo boca a boca –dijo Zen.


Yokozawa hizo lo que le indico el otro sin decir ninguna palabra, para Kirishima era como si el más joven tuviera su mente en otro lugar, tomaba los tragos para de inmediato besar al castaño que recibía el líquido frio que le sabia más dulce que nunca tal vez porque venía directamente de la boca del doncel.


Siguieron así hasta que la bebida se terminó aunque el varón continuo besando a Yokozawa como hacía tiempo no lo hacía, tranquilo y suave disfrutando del momento dejando que las cosas se dieran de apoco. Kirishima sentía como poco a poco su miembro crecía debido a los besos y a que paseaba ya una de sus manos por los muslos del doncel bajaba y subía acariciándolos poco a poco comenzó a subir su mano, subiendo también el baby doll  en tanto con su otra mano sostenía la nuca de Takafumi  evitando que se alejara de él.


Zen con su mano insto al doncel a sentarse completamente sobre él –y así lo hizo el menor–, empezó a bajar y subir sus manos primero por encima del encaje para inmediatamente hacerlo por debajo de este, dejo libre los labios de Yokozawa bajando por su cuello marcando un camino de besos y saliva hasta el escote de la vestimenta y de regreso. Tomo con sus manos la cadera del doncel y lo insto a comenzar un suave movimiento en vaivén rozando su miembro ya erecto –al igual que el del menor–, cuando el otro lo hizo por sí mismo llevo sus manos a los glúteos redondos de este comenzando a masajearlos en forma circular de manera suave sintiendo como estos eran marcados por un bóxer a medio glúteo de encaje negro también.


La atmosfera creada con las suaves caricias que daba al doncel mientras que este gemía quedamente en el oído del varón en tanto seguía con el suave movimiento que friccionaba su miembro aun en su pantalón se vio interrumpida cuando un teléfono sonó, cosa que desconcertó al varón puesto que él había puesto en vibrador su celular pero al dirigir su mirada al doncel pudo ver que este desviaba la mirada hacia la mesita de noche junto a la cama.


–     ¿Es tuyo? –cuestiono un tanto molesto al verlos interrumpido.


–     Si… déjeme contestar por favor –respondió el doncel bajando del regazo del mayor.


–     ¡No! –expreso el castaño tomando al menor del brazo impidiendo que se fuera– Ahora estás conmigo así que concéntrate en darme toda tu atención.


–     Pero… puede ser urgente… por favor… –hablo Yokozawa mirando hacia el teléfono que estaba sonando.


–     ¡No! Entiéndelo, mientras estemos aquí no hay nadie más importante que yo –hablo haciendo más fuerte el agarre en el brazo.


El timbre de llamada entrante dejo de sonar haciendo que un incómodo silencio se creara en la habitación. Kirishima aprovechando esto para jalar al doncel de regreso a su regazo apresándolo con su brazo en la cintura del más delgado que aun intentaba pararse para ir por el celular.


–     Señor Kirishima, por favor déjeme contestar por lo menos una vez –pidió Takafumi tratando de levantarse de las piernas del otro.


–     No, recuerda que tu trabajo es el satisfacer mis deseos –declaro Zen sosteniéndolo en tanto con su mano libre libero su miembro erecto y de inmediato comenzó a rozarlo con los glúteos del doncel.


–     Por favor… sólo déjeme ver quien llamó… –volvió a pedir el doncel.


–     … –Kirishima observo al menor, se mostraba preocupado por lo cual suspiro frustrado– Bien pero sólo eso y después me complacerás como solo tú sabes.


Yokozawa asintió con su cabeza y en cuanto estuvo libre tomo de inmediato el celular observando que el número era de un lugar público así que sin poder hacer nada regreso hasta el castaño que lo miraba de arriba abajo mientras que se masturbaba lentamente.


Cuando tuvo nuevamente al doncel frente a él dejo libre su miembro y tomo una mano de este llevándola hasta su miembro erecto dándole así una orden muda. Lo vio arrodillarse para seguir atendiendo su pene primero con sus manos para más tarde utilizar su lengua en la cabeza de este mientras que sus suaves manos seguían con su trabajo.


Zen disfrutaba aquello, el poder ver un sonrojo que cubría las mejillas del doncel era una de las cosas que más disfrutaba sobre todo cuando se debía a él, sentir la lengua del otro y verlo entregado a ese momento lo hacía excitarse aún más. Llevo sus manos hasta los cabellos artificiales y empujando la cabeza haciendo que todo su miembro entrase en la boca de Yokozawa quien comenzó a succionar el miembro de abajo hacia arriba logrando que Kirishima iniciase a sentirse como en el cielo más todo volvió a acabarse cuando el teléfono celular de Takafumi volvió a sonar pero con un timbre diferente.


Solamente un timbre y el doncel dejo lo que estaba haciendo para de inmediato y sin importarle que Zen le dijese que no debía de contestar el de peluca tomo su celular y lo que sucedió a continuación Kirishima no se lo hubiese imaginado nunca puesto que el doncel tan rápido como contesto se encamino hacia la puerta más fue detenido por el castaño más esta vez Takafumi empleando todas sus fuerzas se deshizo del agarre y salió del cuarto sin que el castaño pudiese detenerlo.


Tan rápido como pudo Kirishima acomodarse y abrocharse su pantalón siguió a Yokozawa que corría lo más rápido que podía entre los pasillos, pudo observar a lo lejos como dos guardias trataban de detenerlo pero este los pudo burlar yendo hacia la parte trasera, Kirishima no se quedó atrás y lo siguió –estaba molesto y humillado por el doncel– pero los chicos en la parte que servía como vestidores, para los acompañantes, algunos se atravesaron intentando seducirlo más él se deshizo de ellos más a lo lejos pudo escuchar como el doncel discutía con Isaka quien trataba de evitar que el otro se fuera.


Pero Takafumi aprovechando que un taxi acababa de llegar corrió hasta él y apenas se bajó el chico que iba en el vehículo, y el de peluca morada subió en este poniendo seguro a la puerta e indicándole al conductor que avanzara rápidamente. Por su parte Kirishima al llegar a la salida de los acompañantes solamente pudo maldecir al ver el taxi alejarse.


–     ¡¿A dónde se fue?! –cuestiono Kirishima a Isaka sacudiéndolo de los hombros.


–     Lo siento señor, no lo sé –respondió el otro un tanto nervioso por la mirada molesta del oji miel–. Solamente dijo que era algo realmente importante.


–     ¡Traigan mi coche! ¡Ahora! –exclamo Zen molesto.


Tan rápido como pudo uno de los hombres llevo el vehículo del castaño que de inmediato se subió y se puso en marcha, en su mente se repetía una y otra vez la placa del taxi, manejaba lo más rápido que podía para encontrar el coche donde iba Yokozawa pero aun así no olvidaba que debía tener precaución –pues no estaba en sus planes tener un accidente solamente quería que el doncel regresara con él–, estuvo manejando casi veinte minutos sin encontrar el taxi pero a lo lejos diviso un taxi aunque no estaba seguro que era el que busca pero aun así acelero para alcanzarlo.


Kirishima tras de comprobar que se trataba del mismo vehículo en el que se fuese Yokozawa decidió seguirlo ya que no podría hacer que el hombre al volante se detuviese sin parecer un delincuente, con lo poco de la paciencia que le quedaba lo siguió hasta que bajo en una calle transitada y aunque en no encontró lugar para estacionarse siguió al doncel hasta que lo vio entrar en un hospital pero no le dio mucha importancia y se apresuró a  estacionarse en un estacionamiento frente al hospital.


Al entrar al hospital caminaba rápido mirando a cada lado buscando a Takafumi más este parecía haberse metido en uno de los cuartos o tal vez simplemente se dio cuenta de su presencia y entro al lugar para despistarlo, pensando en esto último giro hacia la sala de urgencias –donde se encontraba una segunda entrada– y apenas dio unos cuantos pasos en la sala y lo vio, el baby doll con el que salió de su habitación era cubierto por una sudadera una talla más grande que la que de seguro usaba usualmente Yokozawa pero eso no era algo que pudiese molestarlo ni el hecho de que se hubiese quitado la peluca morada y mostraba a todos su cabello azul corto.


No, lo que le molesto e hizo que sus celos volviesen a emerger fue verlo abrazado por el varón llamado Takano Masamune ahí en medio de las demás personas Yokozawa correspondía el abrazo del otro mientras que este le hablaba al oído. No supo cuando sus pies se movieron por si solos y caminaron hacia donde estaban los otros dos y con fuerza los separo sin importarle nada más que llevarse a Yokozawa tomo una de las manos de este lo jalo.


–     ¡Así que por este me dejaste! ¡Pues que crees tendrás que terminar tu trabajo! –exclamo molesto el castaño.


–     Se… señor Kirishima –logro decir sorprendido el doncel sin saber cómo el otro lo encontró.


–     ¡Ya sabía que únicamente me querías por mi dinero y que no podía pedir más de una puta como tú! –expreso Kirishima haciendo más fuerte su agarre y comenzando a querer arrastrar al peli azul.


–     ¡No, espere señor Kirishima! –forcejeo Yokozawa saliendo de su sorpresa.


–     ¡Pague por ti así que me vas a cumplir! –dijo Zen– ¡Eres una puta y te vas a comportar como una!


–     ¡No le permitiré que le hable así! –exclamo Takano interponiéndose entre el castaño y el peli azul– ¡Él no es ninguna puta!


–     Se vende por dinero, mi dinero –dijo con voz cargado de molestia Kirishima–. Así que es una puta, mi puta.


–     ¡Eres un idiota! –exclamo molesto el azabache tomando de la solapa al castaño y separándolo del doncel– Tú no sabes nada de Takafumi para llamarlo así.


–     Te equivocas, yo sé todo lo que necesito del prostituto –dijo Zen sin aminorarse– de tu novio así que porque no dejas que vaya al callejón conmigo estoy seguro de que para él no será ningún problema el hacer su trabajo ahí.


–     ¡Maldito! –exclamo Takano dándole un puñetazo en la cara.


–     ¡Imbécil! –grito Zen furioso regresándole el golpe.


–     ¡Señores! –llamo una enfermera junto con unos guardias que había llamado en tanto los varones se separaron– Esto es un hospital, no pueden estar haciendo esto. Les pido que se comporten o tendrán que sacarlos.


–     No hay problema señorita me iré y me llevare lo que pague –hablo Kirishima acomodándose su saco viendo a Yokozawa.


–     Tú no te vas a llevar a nadie –dijo Takano entre dientes– y deja tranquilo a Takafumi.


Tanto Takano como Kirishima estaban dispuestos a enfrentarse de nuevo pero la presencia de los guardias se los impedía por lo cual ahora se enfrentaban a un duelo de miradas, el castaño podía ver como el de cabellos azabaches cubría con su cuerpo a Yokozawa que se mantuvo con la mirada agachada y pensó que este podría estar considerando regresar con él pero los pasos detrás de ellos que llegaban apresurados y pasaron de largo sin notar la tensión que se creó entre los varones lo hizo reconsiderar esto.


Un joven médico de cabellos y ojos azules entro a la sala de urgencias e inmediatamente se dirigió hacia Yokozawa quien al verlo se acercó rápidamente ocasionando que nuevas oleadas de celos se apoderarán de Kirishima que intento acercarse de nueva cuenta al doncel más su paso se vio truncado por Takano.


–     Usted y yo hablaremos a fuera –dijo el de ojos color avellana seriamente.


–     ¿Y a ti quien te dijo que a mí me interesa hablar contigo? –cuestiono socarronamente Kirishima– Tú no eres importante solamente Yokozawa.


–     ¡Afuera! –exclamo Takano.


–     Señores si siguen así los tendremos que sacar del hospital –hablo uno de los guardias que se mantenían ahí por si los varones seguían causando problemas.


–     Bien, resolvamos esto afuera –concede Kirishima ante la amenaza del guardia.


–     ¿Takano? –cuestiono Yokozawa al sentir que los otros dos caminaban hacia la salida.


–     Descuida en seguida regreso, tu encárgate de lo demás –hablo el azabache–. No te preocupes estaré bien.


El doncel únicamente se quedó observando preocupado aunque esto solo género que nuevamente los celos llegasen a invadir a Zen pues no únicamente el menor mostraba interés en el de cabellos azabaches sino que también se quedaba con el varón de cabellos azules pero por ahora se ocuparía del novio de su acompañante ya en otro momento se preocuparía de alejar al otro varón de Takafumi.


–     Yokozawa, vamos Henmi pregunta por ti –hablo el médico.


–     Si, gracias Médico Nowaki –respondió el doncel siguiéndolo hacia donde estaban los cuartos.


Entre tanto en las afueras del hospital los varones se volvieron a encontrar en un duelo de miradas, ambos se mostraban molestos con el otro y parecía que ninguno estaba dispuesto a ser el primero en hablar.


–     Sólo lo diré una vez aléjese de Takafumi –hablo al cabo de unos segundos Takano.


–     Yo pague por él así que lo veré cuanto yo quiera –dijo determinado el castaño–. No importa lo que tú quieras mientras el siga siendo mi puta, tú no tienes que inmiscuirte en esto.


–     ¡No lo vuelvas a llamar así! –exclamo molesto el oji avellana lanzándole un golpe en la cara del otro.


–     ¡Yo solo digo lo que es! –contradijo el castaño regresándole el golpe.


Los varones estaban dispuestos a dejar las palabras atrás y resolver todo con golpes pero los guardias –que los habían seguido para procurar que no se pelearan dentro de las instalaciones del hospital– los detuvieron tomando a cada uno para evitar que se hicieran más daño.


–     ¡Ojala Yokozawa nunca te hubiera conocido! –exclamo molesto Masamune siendo detenido por uno de los guardias.


–     Pues que lastima porque me conoció y sabes que, ¡YO lo hice mío por primera vez! –se jacto Kirishima– ¡Yo fui su primer hombre y eso jamás lo vas a poder cambiar!


–     Tú nunca podrías entender a Yokozawa, él es mucho más que un cuerpo que tú usas para satisfacerte pero eso alguien como tú que compra a las personas no lo entenderías  –hablo Takano un poco más calmado.


–     ¡Ja! Yo únicamente lo compre porque él se vendió –dijo Zen– y eso sólo significa que le gusta el dinero fácil.


–     ¡No te permito que hables así de él! –grito Takano dejándose ir contra el otro dándole un golpe en el estómago sin que los guardias del hospital lo viesen venir–  ¡Y no te le vuelvas a acercar o de lo contrario te denunciare por acoso!


–     Como… si me dieras… miedo… –hablo Kirishima entre jadeos tratando de recuperar el aire que el otro le saco–… con esa… tonta… amenaza…


–     No es amenaza, es advertencia –dijo el otro–. No voy a permitir que alguien como tú se acerque a una persona que su único pecado es el de luchar por su familia –siguió diciendo para a continuación encaminarse hacia el interior del hospital más antes de entrar se volteo hacia el castaño–, nuestra familia.


–     ¡Tú me las pagaras! ¡Esto no ha terminado! –exclamo molesto siendo detenido por los guardias– ¡Quiero ver a Yokozawa!


–     Dice que sabe todo lo que necesita saber de Takafumi, si realmente lo supiese sabría de todos los sacrificios que ha hecho él –declaro Takano abriendo la puerta–. Si la vida de otros no es más importante que el estarse follando a un chico que lo único que ha hecho es hacer todo lo que este en sus manos por darle un día más a su hermano entonces usted es un asco de persona.


Tras terminar de hablar Takano entro de nuevo al hospital perdiéndose de la vista castaña, las últimas palabras del azabache habían dejado confundido a Zen pero sabía muy bien que algo estaba pasando en la vida de Yokozawa y lo descubriría así fuera lo último que hiciera, y si por alguna razón durante todo aquel tiempo él se hubiese equivocado respecto a Yokozawa Takafumi entonces tendría que pedir perdón de rodillas para regresar a su lado al doncel.

Notas finales:

Muchas gracias por leer y por sus comentarios n.n

Y disculpen la demora...

 


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