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Habitación del Placer/ Plaisir Chambre por Shamita

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Notas del capitulo:

Hola!!

Yo aqui pasando de voladita a dejarles ¡por fin! parte del epilogo.

Ya esta todo escrito solamente estoy haciendo unos ajustes y lo terminare de publicar, espero puedan perdonarme por tardarme tanto pero es que han pasado tantas cosas que no me ha dado el tiempo para sentarme a escribir agusto. 

Les pido mis sinceras disculpas por tardarme tanto y bueno aprovecho tambien para decirles si alguien esta interesado en ayudarme a escribir o ser mi beta reader puede comunicarse conmigo en mi face:

https://www.facebook.com/maryjum

Nota: no encontraran nada de yaoi ahi xD es mi cuenta personas, la unica que tengo xD 

Tambien si quieren platicar pues mandenme un mensaje diciendome quienes son y yo les contesto

(Fi del anuncio publicitario)

 

Bueno muchas gracias por leer y perdonar a esta escritora tan abandonadora 

Epilogo:

 

Se encontraba en el hospital, hacia unas horas habían ingresado a su amado en la sala de partos y desde entonces nadie le decía nada por lo que ahora mismo se encontraba como un león enjaulado y estar solo no ayudaba mucho. Mizuki estaba en casa cuidando de Tora y Henmi esperando los tres por noticias de su hermano y sus futuros sobrinos, Ryu venía en camino desde la ciudad de Tokio pero no sabía a qué hora estaría allí.

Tratando de calmar sus nervios no pudo evitar recordar todo lo que sucedido durante el embarazo de Yokozawa desde cómo es que logro que el menor dejase su trabajo hasta como se enterase de una noticia mucho más grande que el ser padre de un bebé.

Flash back

Aun no lo podía creer, la vida simplemente era perfecta para él, su amado doncel estaba embarazado y los hermanos de este lo tomaron incluso mejor de lo que hubiera esperado. Desde que supieran las buenas nuevas pasaron ya dos meses y  Takafumi lucia un vientre de cinco meses aunque él quería que este dejase su trabajo el menor se negó por lo que esta era la razón por la que se encontraba ahí –como todos los días–, en el restaurante en el que trabajaba el doncel como mesero observando cómo este se movía entre las mesas con las charolas y simplemente no podía evitar que sus nervios se crisparan cada vez que el peli azul pasaba muy cerca de alguna mesa, persona o cosa que pudiese golpear accidentalmente el vientre que resguardaba su tesoro.

–     Señor le ofrezco algo más –llamó su atención una mesera que se acercó a él.

–     Mmm… –medito un poco viendo su plato que estaba ya limpio y sabiendo que debería seguir consumiendo para que no lo quisieran sacar del lugar– un café negro y un pedazo de su tarta de fresas.

–     Enseguida se lo traeré –dijo la mesera después de apuntar lo pedido por el castaño.

Al verse nuevamente solo busco con su mirada al doncel, encontrándolo hablando con un varón esperaba que fuera únicamente por su pedido de alimentos y no por otra cosa, pues desde que el vientre del más joven comenzó a crecer Kirishima lo veía cada vez más hermoso y estaba muy seguro que otros varones también lo podían ver, por lo cual no estaba dispuesto a dejar que nadie se le acercara a su amante.

Se quedó observando hasta que Takafumi se alejó del cliente y solamente así se tranquilizó aunque esa sensación no duraba mucho cuando se encontraba vigilando al doncel en su empleo pues este último se la pasaba atendiendo a mucha gente entre ellos muchos varones que para su gusto lo veían demasiado. A los pocos minutos de ver a su amado partir hacia donde estaba la cocina, la mesera que le atendió a él regreso con su pedido pensó que la chica se iría de inmediato pero no fue así ya que se quedó junto a él primero no le prestó atención más al seguir sintiendo la presencia de está decidió saber que era lo que estaba esperando.

–     ¿Sucede algo? –cuestiono a la mesera girándose hacía esta.

–     Es solo… quería aconsejarle que no trate nada con Yokozawa, como vera él está esperando un hijo y aunque no sabemos nada del padre pensamos que debe ser alguien muy celoso y posesivo –respondió la chica– puesto que lo trae en automóvil siempre dejándolo en la puerta y cuando salimos ya se encuentra esperándolo, así que no quisiera que se metiera en problemas ni que metiera a Yokozawa en problemas.

–     Lo sé, pero no debería preocuparse por mí –hablo calmadamente tras darle un sorbo al café– ya que yo soy el padre de ese niño que crece en el vientre de Takafumi y su pareja.

–     ¡Oh! No lo sabía, disculpe espero no crea que soy una entrometida –se disculpó la mesera sonrojándose por su vergüenza.

–     No hay problema –dijo desestimando lo que la chica le dijo.

–     Bien, que disfrute sus alimentos –hablo la otra para enseguida irse rumbo al mismo sitio en que Yokozawa se perdió de la vista del castaño.

Tras estar solo optó por comer despacio la tarta esperando que su amado volviese a aparecer en su campo de visión, realmente quería estar ahí todo el día vigilando a Takafumi pero entendía que no podría hacerlo pues estaba seguro de que –como en otros días– en cualquier momento tendría frente a él a su pareja con su hermoso vientre para correrlo del lugar, y no se equivocó pues apenas acababa de terminar la tarta cuando el peli azul ya se encontraba frente a él con los brazos cruzados y su ceño fruncido.

–     ¿Qué se supone que haces aquí? –cuestiono el menor– Cuántas veces te lo he dicho, no me pasará nada mientras trabajo.

–     Te vigilo, no voy a dejar que nada malo te pase –respondió el castaño sonriendo feliz de tener toda la atención de su amado– a ti ni a nuestro bebé además de ahuyentar a todos lo que se te quieran acercar.

–     ¡Tú eres un idiota! ¡Cómo puedes decir todas esas estupideces! –exclamo molesto el doncel más se dio cuenta del lugar en el que estaba– ¡Ves lo que me haces hacer! –exclamo en voz baja al percatarse de que los clientes lo observaban– Debes irte o me meterás en problemas con el gerente.

–     No importa, es más deberíamos ir con él y decirle que renuncias porque debemos preparar todo para la llegada de nuestra hija –dijo sin inmutarse el varón.

–     Tú de verdad que estas mal de la cabeza  –hablo Takafumi tratando de no volver a levantar la voz– ¿Y quién dijo que sería una niña?

–     Yo lo sé, yo nunca me equivoco –respondió Kirishima– ¿Entonces vamos a hablar con tu jefe?

–     ¡No! Por qué no puedes dejarme tranquilo con eso –expreso el doncel molesto– y ya vete, no quiero que me causes más problemas de los que me estas causando.

–     ¡No quiero! Me niego a irme –dijo negando infantilmente–. No me iré sino es contigo.

–     ¿Pero qué estás diciendo? Y ya te he dicho que te comportes –regaño Yokozawa– como el adulto que se supone que eres.

–     Pero si me comporto bien –hablo Zen sin perder su sonrisa–. Además no soy tan viejo como para sentarme a ver como otros varones te tratan de robar de mi lado.

–     ¡Como si eso…!

–     Yokozawa –llamo interrumpiendo un varón de cabellos castaño oscuro, mirada sería de unos cincuenta y tantos años vestido con un traje negro acercándose hasta donde estaba el nombrado– ¿sucede algo malo?

–     ¿Eh? No señor, sólo estaba despidiendo a…

–     A su novio –termino de decir Kirishima sonriéndole amablemente al otro.

–     Joven Yokozawa le recuerdo que no puede entretenerse en las horas de trabajo –hablo seriamente el mayor–, y ahora que menciona a su novio me gustaría hablar con usted sobre su estado.

–     ¿Eh? Pero…

–     Yo también quería hablar con usted sobre el embarazo de Takafumi y su trabajo –interrumpió Zen–, podemos ir a su oficina o  gusta tomar asiento.

–     Generalmente discuto sobre este tipo de temas solamente con mi empleado señor…

–     Kirishima Zen –lo ayudo el doncel al ver que su jefe no se acordaba del apellido de quien era su pareja.

–     Señor Kirishima, si no le molesta primero quisiera hablar con el joven Yokozawa después de todo él es quien ha laborado conmigo –explico el gerente del restaurante con amabilidad– desde hace un poco más de dos años después si gusta puede hablar conmigo o con el joven.

–     Supongo que no puedo evitarlo pero si me permite antes de que se vaya quisiera informarle que Takafumi está de cinco meses y como usted sabe el embarazo de los donceles necesita mayor cuidado que el de las mujeres además de que él tiene que llegar a casa y atender a sus hermanos–comento Kirishima sin importarle la mirada molesta de su amante–. Asimismo de que como usted ya se lo imaginará en poco tiempo Takafumi no podrá ni aguantara estar tanto tiempo de pie ni cargar las charolas con los platos, se imagina lo que podría pasar si las charolas se le caen y no estoy hablando precisamente de algún inconveniente con sus clientes sino con Takafumi –siguió con su discurso poniendo sus codos en la mesa para usar sus manos para apoyar su cabeza– porque permítame decirle por si usted no lo sabe yo soy un importante empresario, dueño de la Compañía “Image Capture” que es una empresa familiar que mi abuelo fundo y que ahora estoy expandiendo hacia el extranjero y otros mercados, y no sabe de lo que lo soy capaz de hacer si algo malo le pasa a mi pareja y a mi hijo –continuo diciendo sacando a relucir una actitud sombría que asusto al gerente y que sorprendió al doncel–. Por lo que le pido de la manera más atenta que tome todo esto en cuenta ahora que vaya a hablar con Takafumi sobre su trabajo y lo que hará para evitar que él se siga a exponiendo tanto a sus clientes como a sufrir algún accidente, por favor cuide de él como si su vida dependiera de ello.

El castaño observo como el gerente del lugar se limitó a asentir con su cabeza en tanto que Takafumi lo miraba molesto, pues sabía que todo aquello era únicamente para que quien era su jefe ya no le dejará trabajar por su embarazo. Aun un poco impresionado y cohibido –por la amenaza velada que le dio Kirishima– el gerente del restaurante convido al doncel a seguirlo hacia su oficina dejándolo en la mesa sintiéndose orgulloso por hacer que el hombre, de quien dependía el trabajo de su amado, se pusiese de su lado.

Tras varios minutos vio de nuevo a su novio ir directo hacia donde estaba sentado sabía que estaba molesto su ceño fruncido lo delataba junto con aura oscura que crecía alrededor de este pero  él no se amedrentaría con eso, no si quería conseguir de una vez por todas que Takafumi dejara su trabajo y se dedicara únicamente a estar descansando –podía oírse un poco extremista– y sin salir de la cama pero era lo necesario para que su hijo creciera sano y fuerte. Poco tuvo que esperar para tener frente a si al doncel que simplemente se limitó a decirle un seco <<Vámonos>> para seguir de largo, sin siquiera despedirse de sus compañeros, rápido el castaño saco de su billetera dinero suficiente para pagar lo que consumió y enseguida alcanzar al peli azul.

El camino al departamento fue un poco silencioso de parte del doncel pues Kirishima se esmeraba en sacarle lo que le dijo su jefe pero el otro simplemente se limitaba a querer matarlo con la mirada, al llegar a su destino Takafumi se dirigió hacia la cocina tomando unas fresas del refrigerador para enseguida ir a su cuarto siendo seguido de cerca por Zen.

–     Takafumi, ya dime que te dijo ese hombre –dijo el castaño entrando a la habitación–. Acaso te dijo algo malo o te insulto de alguna manera –siguió hablando imaginando lo peor–, porque si es así iré ahora mismo a dejarle en claro que no se atreva a decirte nada que te haga sentir mal ni hacerte ningún daño –siguió diciendo–. Podría llamar a Haruhiko para ver qué podemos hacer para que cierren el lugar y quitarle todo a ese hombre.

–     ¡QUE IDIOTECES DICES! ¡SI ESTOY MOLESTO CON ALGUIEN, ES CONTIGO GRANDICIMO PELMASO! ¡TENIAS QUE ABRIR LA BOCOTA PARA AMENAZAR AL SEÑOR YAGAMI! ¡AHORA POR TU CULPA FUI FORZADO A DEJAR MI EMPLEO NO SOLAMENTE DE MANERA TEMPORAL SINO QUE EL SEÑOR YAGAMI NO QUIERE TENER NINGUN TIPO DE PROBLEMA CONTIGO POR LO QUE CREE CONVENIENTE PRESCINDIR DE MIS SERVICIOS COMO MESERO! –exclamo molesto el menor levantándose de la cama y dejando en esta el cuenco con las fresas, y parándose frente al castaño– ¡TU NO TENIAS DERECHO A DECIR NADA ERA MI TRABAJO Y YO LO IBA A RESOLVER CUANDO LLEGARA EL MOMENTO! ¡PERO NO, TENIAS QUE METER TU CUCHARA Y AHORA NI SIQUIERA PODRE SENTIRME UTIL! ¡AQUÍ NO ME DEJAS HACER NADA, INCLUSO MIZUKI ME HA HECHADO DE LA COCINA SOLAMENTE ME DEJA DARLE CONCEJOS, TORA Y HENMI ME TRATAN TAMBIEN COMO SI NO PUDIERA HACER NADA! –siguió gritando sacando todo lo que sentía mientras se paraba lejos del varón– ¡Y TODO ESO ES TU CULPA POR METERLES EN LA CABEZA QUE NO TENGO QUE HACER NADA Y QUE DEBO ESTAR EN CAMA TODO EL EMBARAZO! ¡COMO SI EL ESTAR EMBARAZADO ME HICIERA UN INUTIL, INCAPAZ DE MOVER NI UN SOLO DEDO! ¡ES TAN DIFÍCIL ENTENDER QUE NO SOY UN INVALIDO, QUE SOLAMENTE ESTOY EMBARAZADO! ¡NO ESTOY ENFERMO SOLAMENTE…!

–     ¡TAKAFUMI! –exclamo al ver al doncel tambalearse teniendo que sostenerse con sus manos en una cajonera que estaba frente a la cama de la habitación– ¡¿Estas bien?! ¿Te lastimaste? ¡¿Llamo al médico?! –bombardeaba Kirishima a su pareja apenas llego hasta donde él se encontraba y lo ayudo a regresar a su cama.

–     Estoy bien solo fue un mareo –respondió tranquilizando al otro y así mismo, pues no podía evitar sentirse un poco nervioso cuando pasaba estos mareos ya que temía no poder evitar algún golpe en su vientre, en tanto que se recostaba en la cama–. Gracias pero ni creas que con esto olvidare lo que me hiciste, no te perdonare tan fácilmente.

–     No te molestes más por eso solamente quiero protegerte, sabes yo nunca me imaginé en mi vida estar en esta situación –hablo Kirishima sentándose junto al menor que estaba acostado con sus ojos cerrados–. Jamás pensé que un día encontraría al amor de mi vida, mucho menos creí que tendría la oportunidad de ser padre por eso no quiero que nada te pase –siguió hablando sobando el vientre del doncel–, quiero protegerte de todo lo que pueda hacerte daño y si por mi fuera no saldrías de este cuarto hasta que nuestro hijo nazca pero sé que es imposible por eso hago todo lo que puedo para que tú te encuentres bien –se recostó junto a su pareja, que se volteo al sentir el cuerpo de Kirishima quedando su cabeza recostada en el pecho del castaño–. Podrías perdonar a este idiota enamorado que no sabe cómo actuar ante la pronta llegada de su primer hijo o hija.

–     … Idiota… –susurro el peli azul ocultando gran parte de su rostro en el pecho del mayor evitando así que el varón viera su sonrojo– Claro que te perdono sólo no hagas más idioteces, quieres.

–     Tratare –prometió Zen abrazando al doncel mientras sonreía.

Ambos guardaron silencio esperando de alguna manera que el momento no fuera interrumpido, Kirishima al poco tiempo sintió la respiración acompasada de Takafumi entendiendo que este cayo rendido tal vez por el cansancio o por el embarazo mismo. Realmente el castaño no entendía como a pesar de estar así el doncel aún se mantenía firme en seguir trabajando, cuando se veía que era cansando ya para él mantenerse todo el día parado yendo de un lado para otro en el restaurante.

No queriendo interrumpir el sueño de su pareja Kirishima opto por observar al doncel mientras que dormía –era una de sus actividades preferidas y podía pasar horas haciéndolo–, ya que sabía que tendría toda la mañana y parte de la tarde para estar con su amado sin interrupciones puesto que los menores de la familia estaban en sus escuelas, Mizuki ahora tenía más responsabilidades en el instituto debido a que se convirtió en la presidenta de su salón y parte del consejo estudiantil por lo cual tendría muchas horas a solas con su amado. Además de que ahora que Ryu acepto regresar a Tokio para estudiar la carrera de Médico, una decisión que si bien le dio gusto al mayor de los hermanos también trajo tristeza en la familia pues significaba que se iban a separar por primera vez después de que quedaran a cargo de Takafumi, dejando un lugar en la casa que hizo que los cuartos se repartieran, teniendo ahora la habitación principal para ellos dos –aunque algunas veces su pareja aun lo hacía dormir en la sala o irse a su hotel alegando que no estaba bien que sus hermanos los vieran dormir juntos–.

Paseo su mirada por el cuarto, que se veía más grande después de sacar los aparatos que ocupase Henmi durante su enfermedad, pensando en todo lo que podría comprar para decorar aunque si se era sincero él prefería buscar una casa propia para vivir con los Yokozawa que fuera lo suficientemente grande para cuando naciera el bebé y Ryu regresara en las vacaciones teniendo un cuarto para él y aunque se lo mencionase hace un tiempo al doncel este parecía no estar aún listo para ese paso.

Sin darse cuenta paso cerca de una hora y el menor comenzó a despertar de su siesta, esperaba que el coraje que le hizo pasar más temprano ya hubiese pasado del todo pues a pesar de que lo perdono sabía que Takafumi no olvidaba las cosas tan fácilmente sobre todo debido a que su enojo no únicamente se debía a su despido sino también a la forma en que lo trataban sus hermanos –que si bien él les pidió ayuda para cuidarlo tal parecía que ellos querían retribuirle a su hermano mayor todo lo que hacía por ellos desde que sus padres murieran–. Lo vio abrir esos hermosos ojos azules que tanto amaba y aunque se mostraban adormilados para el varón era como si  el menor desde ya lo estuviera seduciendo –puesto que Takafumi a sus ojos era cada vez más adorable con su embarazo– más sabía que esto no era verdad pero aun sabiendo esto no podía evitar sentirse excitado por el otro.

–     ¿Descansaste? –cuestiono el castaño acariciando los cabellos del menor.

–     … Si… –respondió tras guardar silencio– Siento haberme comportado un tanto necio pero realmente me gusta sentirme útil, quedarme sin hacer nada no es algo que haya hecho desde hace mucho tiempo.

–     Yo también lo siento, debí buscar la manera de convencerte y no amenazar a tu jefe –se disculpó el mayor– pero realmente quiero que estés tranquilo y que nada te pase, soy un idiota, el idiota que hará lo que sea porque tú y este bebé estén bien –expreso masajeando el vientre de cinco meses.

Ambos guardaron silencio pues entendían que los dos se habían equivocado tanto en la forma de actuar como en la manera de comunicarse con el otro, el silencio no era incomodo pero aun así Kirishima optó por romperlo puesto que aún tenía que hablarle de varias cosas al doncel.

–     Yokozawa, ¿qué has pensado acerca de mi propuesta? –cuestiono el castaño.

–     ¿Cuál de todas? –pregunto a su vez el otro.

–     La de casarnos y de mudarnos de aquí, podemos buscar una casa más amplia ahora con el nuevo bebé necesitaremos más espacio sobre todo para cuando lleguen los que faltan –respondió Kirishima–. A demás así tendremos mayor privacidad, no es que me queje ni que me disguste compartir con tus hermanos pero a veces quisiera que tuviéramos un cuarto más alejado para que tú me dejes hacerte mío sin estar preocupado porque ellos te escuchen o nos interrumpan todo el tiempo.

–     Tu… tu solamente piensas en esas cosas y… y ya te dije que aquí estamos bien –dijo avergonzado el menor ante las últimas palabras del otro–, sólo es cosa de que nos acomodemos bien además no podríamos ir a otro distrito ya que no sería justo para los chicos tener que cambiar de escuelas –siguió diciendo recuperándose de lo dicho por el otro– después de todo ya tienen ahí dos años y Tora ya está a un año de salir de la secundaría no creo que sea bueno hacerlo que deje a los amigos que ha hecho en este tiempo.

–     Tienes razón pero realmente creo que mereces tener una casa más grande donde puedas tener tu espacio al igual que los chicos, podemos buscar una casa en este mismo distrito para que Tora ni Henmi tengan que cambiar de escuela –hablo el mayor sonriendo–. Estoy pensando que tenemos que comprar cuanto antes todo lo necesario para la llegada del bebé además mañana ya es tu cita con el médico y  tal vez mañana podremos saber por fin que será, a menos que de nuevo bebé no quiera.

–     Deja de decir esa clase de cosas –se quejó Takafumi–. Mañana tú no pasaras a la consulta si sigues así.

–     ¿Eh? No, imposible yo tengo que estar ahí para poder ver a nuestro hijo –negó rápidamente el varón–. Aparte debo de supervisar que ese doctor no trate de hacerte nada indebido, no creas que no he visto cómo te mira yo sé que debe de querer que me dejes para quedarse contigo.

–     ¿Pero qué idioteces dices? El doctor Hasegawa solamente cumple con su trabajo y siempre contesta a todas las preguntas que le haces –dijo el peli azul–, él nunca ha hecho nada indebido ni mucho menos, siempre ha sido respetuoso y nos trata bien...

–     Demasiado bien, diría yo –interrumpió Kirishima–. Crees que no recuerdo lo que te dijo la primera vez que te vio “Que hermoso vientre tienes. Tu hijo crecerá fuerte y sano” –dijo imitando la voz del doctor en cuestión.

–     ¡Debes de estar mal de la cabeza! Eso simplemente lo dice para nos sintamos cómodos –hablo Takafumi–. Solamente a ti se te ocurre que esas palabras son porque él está interesado en mí.

–     Eso lo dices porque tú no te das cuenta de cómo te miran los otros varones. Todos te miran queriéndote arrebatar de mis brazos –dijo Zen seriamente–pero cuando lleves un anillo de matrimonio y mi apellido todos ellos no podrán hacer nada para intentar separarnos.

–     Tú… tú no puedes dejar de decir idioteces, ¿verdad? –hablo avergonzado y con un sonrojo que complació al mayor.

–     No sabes cuánto me gusta verte así –expreso Kirishima–. Dime, ¿lo haces a propósito? –cuestiono posicionándose sobre el cuerpo del doncel sin aplastar su vientre– Takafumi, ¿puedo? –pregunto observando los ojos azules que tanto amaba– Hace mucho que no lo hacemos para ser exactos desde hace dos meses que te enteraste del embarazo.

Zen observo como el rostro de su amado se volvía aún más rojo y lo giraba acabando con su contacto visual, por lo cual dejo su cuello a su disposición y sin esperar nada guio sus labios hacia este probando el sabor de la piel de Takafumi. Le gustaba el sabor de aquella suave piel blanca comenzó a besar lentamente lo que tenía a su disposición para su satisfacción al poco tiempo de los labios del peli azul escucho unos gemidos mal contenidos que únicamente hicieron que su miembro comenzara a excitarse, inicio a marcar un camino hacia arriba dando besos pequeños hasta encontrarse con los labios delgados del doncel.

El ósculo comenzó tranquilo solamente saboreando el sabor de los labios ajenos sin ninguna otra razón más que demostrarse el amor que los unía, a los pocos segundos Kirishima pidió permiso para adentrarse en el interior de la boca de Takafumi –quien se limitó a separar sus labios–. El beso se profundizo haciendo más difícil para Zen el poder controlarse más teniendo en cuenta el estado en que se encontraba el menor, prefirió cambiar de posición quedando ambos acostados de lado frente a frente.

El mayor comenzó a pasear una de sus manos por el costado del doncel acariciando está parte del cuerpo sin abandonar sus labios, estuvieron así durante varios minutos hasta que Kirishima empezó a desabotonar la camisa blanca de Takafumi –parte de lo que era su uniforme de mesero–, dándole paso a la suave piel que resguardaba cuando por fin tuvo a su disposición todo el torso de su pareja no dudo en volver a marcar un camino de besos pasando por el blanquecino cuello hasta llegar a la tetilla izquierda.

–     Mngnh… ah… –gimió Takafumi al sentir la lengua del castaño rozar su tetilla que estaba, ahora con el embarazo, más sensible– Mnnghn… nno… ah… aghn…

–     Shh… déjame amarte, hace mucho que no hemos estado juntos –hablo Kirishima sin despegarse demasiado de la tetilla– y ya extraño sentirme uno contigo.

–     Ah… pero… los chicos… mnghn… ah… –dijo entre gemidos el doncel sintiéndose cada vez más excitado– pueden… ahgn… pueden llegar… ah… mngh…

Kirishima no hizo caso, en cambio dirigió sus manos a la bragueta del pantalón desabrochándolo para bajarlo de inmediato en tanto que sus labios seguían recorriendo el torso de Takafumi –mientras que su cuerpo era nuevamente recostado completamente en la cama– quien se estaba perdiendo en las caricias que le daba el varón.  El varón guio su boca hasta el vientre del peli azul en el cual repartió pequeños besos para seguir su camino hasta el miembro semi erecto –quitando la única prenda que estorbaba– del mismo, acariciando las caderas y el vientre con sus manos cuando llego a su destino primero rozo solamente con las yemas de sus dedos el pene irguiéndose para enseguida tomarlo en su boca y estimularlo lentamente, Kirishima disfrutaba el momento.

–     Mngh… Kirishima… ahgnm… –gimió Takafumi sintiendo las atenciones del varón– ah… nno… no sigas… ahgmn… ah… voy a…

Kirishima no dijo nada en cambio se embarcó en seguir atendiendo el pene erecto del menor, bajo sus manos posicionándolas entre la cama y las posaderas del otro apretándolas y elevando las caderas del doncel. Takafumi consideraba que si el varón seguía así pronto llegaría a su clímax debido a que el mayor intensificaba las succiones en tanto que comenzaba a masajear su entrada causando que escalofríos invadieran su cuerpo entero.

–     Ah… Kirishima… ahmngh… voy a… mngh… ah… si… –gimió el peli azul tomando entre sus manos los cabellos castaños de su pareja– Zen… me vengo… Zen… ah…

 El doncel eyaculo en la boca del mayor que bebió todo lo que el otro le dio sin ni siquiera dudarlo, hacia tanto que Zen no probaba el sabor de su amante que disfruto cada gota de esperma que salió del miembro del otro. Takafumi estaba recuperando su aliento tras terminar en la boca de Kirishima –que se encargó de limpiar todo el miembro del menor–, quien inmediatamente después subió por el cuerpo de su amante quedando a la altura de Takafumi y sin esperar nada le dio a probar su sabor a través de un beso apasionado.

El ósculo siguió mientras que Kirishima se posicionaba entre las piernas del doncel, poco a poco se irguió dejando los labios ajenos para a continuación sacarse rápidamente su camisa al igual que lo hizo con su pantalón y bóxer bajándolos a la mitad de sus piernas. Se agacho quedando a la altura de la entrada masculina de su amante y sin perder tiempo comenzó a lamerla, lubricándola lo suficiente para enseguida introducir un primer digito Kirishima sintió como el interior del doncel se contraía fuertemente alrededor de este.

–     Aprietas mucho, relájate –hablo el castaño moviendo su dedo lentamente en el interior del menor.

–     Mngh… ah… espera… ah… mnghnm… –jadeo el oji azul al sentir la invasión por parte del mayor.

–     Tranquilo, pronto te sentirás mejor –dijo Kirishima introduciendo un segundo dedo.

Con sus dos dedos dentro del menor Zen los empezó a mover en círculos y en forma de tijeras abriendo más la entrada masculina escuchando a su vez los gemidos y jadeos mal contenidos por parte de Takafumi, a los pocos minutos introdujo un nuevo digito percibiendo como el otro se tensó ante la nueva introducción Kirishima espero unos segundos en los que el doncel se acostumbró para continuar ensanchando la entrada  de este. Cuando considero que Takafumi estaba listo saco sus dígitos y posiciono su miembro en la entrada tentándola para poder entrar al cálido interior del más joven.

–     Ah… mngh… espera… –jadeo Takafumi al sentir el miembro del otro en su entrada– el bebé… ah… mnghn… no quiero… el bebé…

–     ¿Qué pasa? –cuestiono el varón– Si te preocupa que vaya a lastimarte tendré cuidado, lo prometo.

–     Pero… el vientre, no puedes estar sobre mí... tu peso puede lastimarlo –trato de explicarse el peli azul.

–     ¿Quieres cambiar de posición? –pregunto el oji miel– ¿Quieres estar arriba?

–     Nnnooo… bueno si pero… pero no… –contesto el menor sonrojado.

–     … Bien… –hablo Zen ideando la forma de acomodarse.

El castaño salió de las piernas del doncel y lo ayudo a girarse hacia el costado derecho para a continuación posicionarse detrás de él, se encargó de masajear el vientre prominente del más joven para enseguida bajar su mano hacia el miembro  de Takafumi atendiéndolo y distrayéndolo en tanto que acercaba su pene erecto hacia la entrada del más joven. De a poco Kirishima fue introduciéndose en el interior de su amante sintiendo como su miembro erecto era aprisionado por las paredes internas del otro, espero a que Takafumi se acostumbrara puesto que hacía dos meses que no tenían relaciones por lo cual el menor estaba más estrecho.

–     ¡Agh… Estás apretándome tanto…! –jadeo Kirishima en la oreja del más joven.

–     ¡Ah! Espera… ah… no te muevas… –pidió el otro.

Zen para aminorar la molestia que sentía su pareja comenzó a repartir besos en el cuello en tanto que atendía con su mano el miembro erecto del mismo, tras varios minutos Takafumi comenzó a mover sus caderas al ritmo lento que le marcaba Kirishima con su mano. El varón a su vez fue tomando el ritmo del menor sin dejar de besar el cuello y el hombro derecho así como seguía masturbándolo, estuvieron algunos minutos siguiendo el ritmo marcando aunque poco a poco el castaño comenzó a acelerar las embestidas pero sin llegar a ser demasiado rápido debido a que él tampoco desea causar algún tipo de daño a su hijo.

Tanto el doncel como el varón se dejaron de llevar por la pasión que sentían puesto que ambos deseaban desde lo profundo de su ser poder amarse de aquella forma –aunque los dos se reprimían más aquella mañana Kirishima ya no podía retener más sus deseos de estar de nueva cuenta con su pareja– y sabiendo que tenían la casa para ellos solos, era una oportunidad que Zen no podía dejar pasar puesto que no sabía si tendría otra ocasión más en la que su amante estuviera tan dispuesto a estar con él.

Kirishima continúo con las embestidas constantes y rápidas, pero sin lastimarlo, mientras que seguía masturbando a Takafumi quien lo premiaba con gemidos y jadeos en voz baja que solamente hacían que el varón desease poder ir más rápido más sabia que el otro no querría, por miedo a lastimar a su bebé,  deseando unir sus labios con los del menor se apoyó en su brazo derecho para poder llegar hasta la boca semi abierta del peli azul que lo recibió con gusto.

Estando así hizo los vaivenes de afuera hacia adentro más profundos y constantes, percibiendo que pronto llegaría al orgasmo Kirishima opto por cambiar de posición puesto que deseaba ver el rostro perdido en placer que sabía tenía el doncel por lo que a pesar de la protesta muda de su pareja saco por completo su miembro erecto y nuevamente se colocó entre las piernas blancas para enseguida ayudarlo a sentarse e invitarlo a que lo hiciera sobre de él.

–     Pero… peso mucho –dijo el menor desviando su rostro sonrojado ante la vergüenza por lo dicho.

–     Eso no es verdad, además si fuera cierto no me importa –hablo Zen sonriendo– yo quiero abrazar tu hermoso cuerpo.

–     Eso… eso no es verdad –sin mirar al mayor–. Estoy gordo.

–     No, no lo estas –expreso el castaño sentado con las piernas cerradas–. Para mi ahora estas más hermoso que nunca, así que ven yo sé que quieres que te siga dando amor.

 El doncel lo observo varios minutos receloso de darle lo que deseaba pero tras meditarlo y no poder despegar su mirada del pene erecto del otro, decidió hacer lo que el castaño le pedía y se subió encima de este sintiendo el miembro ajeno frotarse contra sus nalgas que eran sostenidas por Kirishima. Takafumi llevo sus manos hasta el cuello de su amante, sintiendo las caricias de este recorrer su cuerpo para enseguida percibir como lentamente Zen introducía nuevamente su miembro en su interior.

Nuevamente las embestidas comenzaron de manera constante y lenta profundizándolas solamente un poco puesto que Zen no quería lastimarlo, solamente quería que tuvieran placer, llevo sus labios hacia el cuello blanquecino del lado izquierdo queriendo marcar también este lado como hizo con el otro lado en tanto que sentía las manos del peli azul jugar con sus cabellos.

Estuvieron así varios minutos más en los cuales las caricias entre ambos iban y venían asimismo los besos que se daban, estaban envueltos en el placer confirmando de nueva cuenta el amor que se tenían. El castaño dejo los labios del menor para continuar besando el pecho de este sintiéndolo retorcerse –puesto que era una parte de la anatomía del otro que se era más sensible de lo que era antes–, succiono con avidez el pezón izquierdo en tanto que no dejaba de embestir de afuera hacia adentro.

Rodeo con uno de sus brazos la cintura del doncel mientras que la otra la dirigió al miembro erecto, los vaivenes continuaron y Kirishima sentía como las paredes internas de su novio apretaban cada vez más su pene. Takafumi por su parte encajaba sus uñas en la espalda del castaño debido a las sensaciones que le producía el otro, pasaron un momento más en aquel acto.  

–     ¡Ahm… ah… Zzen… voy a… ahgnm…! –gimió el doncel sintiendo como pronto llegaría a su clímax debido a las atenciones que recibía por parte del mayor– ¡mnghn… ah… mnagh... voy a venirme… Zen…!

–     Takafumi… ah… mi hermoso Takafumi… ah… no sabes cómo te amo… –jadeo Kirishima al apreciar como cada vez más su miembro era apretado con mayor fuerza por las paredes internas de su pareja–… te amo tanto… mi osito… vamos a terminar juntos… Takafumi…

–     ¡Ah… yo también… ahg… te amo… ah… mngh… te amo… Zen… ah…! –gimió Takafumi sintiendo como su pareja embestía cada vez más fuerte y profundo en su interior.

Kirishima embistió con más vigor y se apodero de los labios dulces iniciando un ósculo apasionado con Takafumi que lo recibió de igual manera, a los pocos minutos este último se vino entre los dos haciendo que sus paredes internas se contrajeran alrededor del pene de su pareja y casi de inmediato sintió como su interior era llenado por el esperma del castaño.

Al terminar y después de sacar su miembro del menor  Zen se encargó de recargar a Takafumi contra su pecho para enseguida dejarse caer lentamente, llevándose al doncel con él, hasta que estuvieron recostados por completamente en la cama. Por varios minutos Kirishima paseo sus dedos por los cabellos cortos del menor y al poco tiempo percibió como la respiración de este se acompasaba indicándole que nuevamente había caído dormido, aunque le hubiese gustado quedarse así sabía que no era una posición que el otro disfrutara por mucho tiempo debido a su vientre abultado por lo cual decidió cambiar de posición con sumo cuidado.

Tras dejar a Takafumi acostado y tras vestirlo con un camisón –que él mismo compro cuando el vientre comenzó a crecerle ya que al ser de botones en la parte delantera era más amplio pero que el doncel se negaba siempre a usar por preferir dormir en un short y camiseta de varón que usaba desde hacía varios años y al quedarle grande le era cómodo para su vientre, cada vez más, distendido– color azul celeste con su respectivo short, lo cubrió con la sabana evitando que así se resfriara, Kirishima por su parte se vistió con su ropa nuevamente y después de esto salió de la habitación para dejar descansar al menor mientras que él se dispuso a tratar de hacer una comida lo suficientemente “comestible” para que el doncel comiera cuando se despertara.

Para cuando Zen acordó ya eran las doce del mediodía y por la puerta entro Henmi que venía llegando de su escuela, cosa que  lo sorprendió puesto que no sabía nada de que el menor fuese a salir temprano de está,  e inmediatamente al ver al castaño ahí supo que su hermano mayor estaba en la casa por lo cual no perdió tiempo y se dispuso a buscar a este –puesto que desde que supo que en el vientre de su hermano crecía un bebé no perdía ninguna oportunidad para tratar de sentir al ser que se desarrollaba dentro de Takafumi– sin darle tiempo al oji miel de reaccionar.

–     ¡KIRISHIMA! –exclamo molesto y avergonzado el doncel desde el cuarto, donde Henmi lo encontrase, al verse vestido con el pijama que él se negaba a usar desde que se lo diera su amante.

El varón espero unos segundos fuera de la habitación esperando a que su amado se le bajase un poco el enojo, pero también le gustaba de ver como Takafumi trataba amorosamente –como una madre– al menor de los Yokozawa por lo que prefirió enfrentarse a la molestia de su amado. Al asomarse comprobó que Henmi ya se encontraba tratando de escuchar cualquier sonido y movimiento que viniera del interior del vientre de su hermano, que al verlo le dirigió una mirada molesta.

–     Henmi, no has contestado mi pregunta –hablo el peli azul obteniendo la atención del mencionado– ¿Por qué no me dijiste que saldrías temprano?

–     Es que sé que no debo de darte ningún problema por eso pensé que estaría bien que –respondió el menor– yo solo viniera a casa y llegar antes de que Kirishima te convenciera de regresar de tu trabajo pero por lo que veo él lo logro mucho antes de lo que pensaba.

–     ¿Cómo está eso de que Kirishima me iba a convencer de que no trabajase? –pregunto el doncel mirando de reojo a su pareja que se tensó ante lo dicho por el más joven de la familia Yokozawa.

–     Kirishima nos dijo que hoy por fin convencería a Takafumi Onii-chan para que dejara su trabajo –indicó Henmi sonriendo inocentemente– y veo que lo ha logrado, ahora por fin mi sobrinito podrá crecer tranquilo y feliz dentro de Takafumi Onii-chan.

–     Si… Henmi puedes ir a la sala necesito hablar con Kirishima– hablo lo más calmado que pudo pero por dentro quería ahorcar a su pareja.

–     Mmm… si –dijo el más chico no muy seguro– pero Takafumi Onii-chan si es para aceptar casarte con él ¿no deberías esperar a que estemos todos? Papá y mamá lo hubieran querido así.

–     ¡Henmi a la sala ahora! –exclamo en voz alta el doncel haciendo que el mencionado saliera lo más rápido posible, ya que le daba un poco de miedo cuando el peli azul se molestaba, dejando sólo al varón para enfrentar al doncel.

Kirishima se encontraba un poco asustado puesto que por la mirada molesta que el doncel le dirigía no estaba seguro de poder sobrevivir al enojo de su pareja ya que ahora había quedado descubierto su plan de hacer que el menor renunciara o que lo despidieran de su empleo como fuera, ya que no pensaba pasar otra mañana preocupado porque alguien lo lastimase o que pasara algo que pusiera la vida del doncel y de su hijo en peligro.

–     Puedo explicarlo –fue lo único que pudo decir el varón esperando que el otro le diera la oportunidad.

–     … –el doncel lo observo unos segundos para enseguida responder– Te estoy esperando.

–     Yo solo quería asegurarme que no pasara de hoy el convencerte de que debes estar descansando en casa –dijo Zen sonriendo nerviosamente–, ya te he dicho que lo siento, que tal vez mi manera de proceder no fue buena pero lo haría otra vez si fuera necesario.

–     ¡Yo realmente no sé por qué me sorprendo para estas alturas ya debería estar más que acostumbrado a que tu hagas todo lo que quieres cuando y como a ti te convenga! –expreso molesto Takafumi– ¡Pero déjame decirte que no puedes seguir tomando decisiones sin tomarme en cuenta, quieres que formemos una familia pues tendrás que darme la oportunidad de participar en las decisiones que tomas! –siguió expresándose el doncel– ¡Quieres que yo haga las cosas como tú quieres sin siquiera darme una chance de opinar, bien ahora haremos las cosas diferentes y hasta que no lo entiendas no tomare ninguna decisión respecto a tus propuestas!

–     ¡Pero Takafumi no puedes hablar enserio! ¡Yo quiero casarme contigo y que vivamos en una casa grande donde todos nosotros podamos vivir! –hablo Kirishima sorprendido por lo dicho por su pareja– ¡Takafumi haré lo que quieras pero por favor casémonos y vivamos juntos! No puedes ser tan malo conmigo, yo he hecho todo porque estemos juntos, yo te amo y tú también –siguió hablando un tanto desesperado por hacer cambiar de opinión al menor–. Las cosas están yendo muy bien tendremos un hijo, nos amamos ¿por qué retrasar lo inevitable?, no puedes decidir que dejaras todo en “pausa” simplemente porque no estás de acuerdo con lo que hice.

–     Porque no puedes seguir actuando por tu cuenta como si mi opinión no contara –respondió el doncel seriamente–, debes aprender a no tomar decisiones por ti mismo y entender que las cosas en las que todos estemos incurridos debemos tomar las decisiones como familia –siguió hablando–, y hasta que no lo hagas no pienso responder nada de lo que me hayas propuesto y ni te atrevas a usar a mis hermanos como mensajeros para ablandarme porque menos me echare para atrás con esta decisión.

–     Pero…

–     Pero nada Kirishima, vamos a ser padres no puedes seguir comportándote como si todo se solucionara con chantajear –interrumpió el peli azul seriamente–, usar tus influencias con otras personas o mi debilidad por mis hermanos para solucionar todo, debes tomar en cuenta a los demás, a mí–continuo hablando–. Sabes si quiera lo importante que es para mí no sentirme un inútil. Y déjame decirte que tampoco tienes ni un poco de respeto por el espacio personal de los demás, no tienes respeto por lo que están haciendo las demás personas, no respetas mis decisiones y si no eres capaz de entender que las cosas –siguió hablando seriamente– que influyen en nuestras vidas debemos tratarlas los dos entonces no llegaremos a ningún lado porque será un círculo vicioso del que no podremos salir y siempre nos la pasaremos peleando por cosas como esas –continuo su discurso sin darle algun chance al mayor de interrumpirlo–. Así que piensa en las cosas y cuando entiendas y estés dispuesto a darme la oportunidad de participar en las decisiones que nos incumban, entonces es que hablaremos de formalizar.

Kirishima no pudo refutar lo que dijo su pareja pues sabía muy bien que muchas veces utilizaba sus influencias tanto en los negocios como en los Yokozawa para lograr lo que se proponía, por lo cual opto por darle la razón a su novio así como también tomo una decisión que no sabía si iba a salir bien pero era su manera de demostrarle al doncel que estaba dispuesto a tomar todo lo que viniera de manera seria y que lo tomaría en cuenta de ahora en adelante.

El resto del día si bien fue calmado y aunque los mayores se mostraban tranquilos los tres más jóvenes sabían que algo no estaba del todo bien pero aun así prefirieron no decir nada –sobre todo debido a que Mizuki les advirtió a Tora y Henmi no meterse en los problemas de Kirishima y Takafumi– esperando que fuese lo que fuese que pasaba lo pudiese resolver la pareja. Posteriormente a la cena Kirishima, a diferencia de lo que venía haciendo el último mes, opto aquella noche por darle espacio al doncel e irse a dormir a la habitación de hotel que mantenía alquilada por si su amante lo corría debido a sus constantes cambios de humor y la facilidad con la que se molestaba con él aun a pesar de que él no sabía a veces que era lo que tanto enfadaba al otro.

Durante la noche en la soledad de su recamara y resintiendo el no tener el calor y el dulce aroma que desprendía el cuerpo de Takafumi, comenzó a idear un plan para convencer al menor para que reconsiderara su postura acerca de las propuestas que le hizo hacía poco tiempo. Tras varios minutos de darle vueltas en su cabeza encontró la que podría ser su mejor opción para lograr lo que tanto quería, una vida compartida por completo con Yokozawa Takafumi.

Fin del Flash back

La espera lo mataba pero aunque le doliese no podía hacer nada por su propia cuenta desde que se llevasen a su amado de la habitación, que por un poco más de un mes ocupase en aquel hospital especializado en embarazos de donceles, sentía que las horas pasaban lentamente y el miedo a que algo malo pasara parecía aumentar con el pasar de las mismas.

Hacía poco tiempo recibió una llamada de sus padres –a quienes envió un mensaje avisándoles que Takafumi estaba en trabajo de parto– emocionados por la noticia y pidiendo más información pero se sentía patético al no poder decirles nada más que el doncel seguía en la sala de parto y que no tenía ninguna noticia de su pareja desde que lo ingresarán, sus padres lo animaron diciéndole que era normal y que pronto alguien iría a darle noticias sobre Takafumi.

–     Familiares de Yokozawa Takafumi –anuncio una enfermera recién llegada a la sala de espera.

–     Soy su prometido –respondió el castaño levantándose de su asiento rápidamente yendo al encuentro de la mujer–, ¿Cómo están?

–     ¡Felicidades es usted padre! –respondió la enfermera sonriendo levemente– Le avisare cuando pueda entrar a verlos aún están pasando por una revisión por parte de los médicos pero en cuanto estén en el cuarto podrá pasar a verlos.

–     Gracias –hablo feliz Kirishima sin poder esperar para poder ver a su amado.

En cuanto a la enfermera se fue no perdió tiempo y llamó a Mizuki para darles la buena noticia a los hermanos Yokozawa, en cuanto terminara llamaría a Ryu y a sus padres también. Al término de sus llamadas no pudo evitar recordar la cita con el médico que determino sus planes para con Yokozawa Takafumi.

Flash back

Al día siguiente comenzó su día haciendo una llamada a Haruhiko para planear todo, en cuanto tuvo todo resuelto con el otro decidió hacer otra llamada mucho más importante. Al terminar se dirigió hacia la casa de los Yokozawa pues se acercaba la hora de la cita con el médico a cargo del embarazo de su amante y él no pensaba dejar ir solo al doncel puesto que no confiaba en la manera que el médico Hasegawa trataba a su amado Takafumi.

Cuando llego con este no dudo ni un instante en utilizar la llave que hacía tiempo los hermanos Yokozawa le diesen para darle la bienvenida a su familia, un regalo pequeño pero muy significativo, dentro se encontró con el peli azul que estaba recogiendo algunas cosas que dejaron regadas tanto  Henmi como Tora antes de irse a su escuela.

–     Takafumi cuantas veces te he dicho que no debes sobre esforzarte –hablo Kirishima haciéndose notar.

–     Mmm… pero no puedo dejar la casa así  y no es sobre esfuerzo es solo lo justo que puedo hacer –dijo el menor sin prestarle atención–. Tampoco es como si fuese a mover los muebles ni nada parecido.

–     Ya que parece que no podre detenerte, ¿en qué te puedo ayudar? –cuestiono Zen acercándose hasta el otro.

–     Ughh… –se masajeo su vientre al sentir el movimiento de su hijo– Ayúdame con la sala mientras yo lavo los platos que ocupamos –dijo el doncel sin dejar de masajear su vientre–, y no comiences a hacerte tus ideas es solo que el bebé amaneció muy inquieto –aclaro al ver como los ojos del varón mostraban preocupación por él.

–     ¿Puedo… puedo tocarte? Tal vez así se tranquilice –hablo Kirishima un poco nervioso pues no quería que el otro se molestara con él–. Además hace tiempo que no dormíamos separados o por lo menos me quedaba junto a ti hasta que te durmieras.

–     Está bien –estuvo de acuerdo el menor sentándose en el sillón.

Kirishima se acercó hasta estar sentado con el doncel e inmediatamente poso su mano en el vientre del peli azul para sobarlo tratando de calmar al ser que crecía dentro de su amado, pudo presenciar como parecía surtir efecto puesto que Takafumi cerró sus ojos concentrándose en sentir tanto los movimientos de su hijo y en la sensación de tranquilidad que le generaba el percibir las caricias amorosas del mayor –aunque esto último era algo que el doncel no le diría nunca al otro–. Cuando pensó que ya ambos –“madre” e hijo– estaban calmados el castaño retiro su mano y se dispuso a recoger las cosas que aún quedaban tiradas por el lugar, aunque no eran muchas por lo que continuo limpiando los platos dejando que su pareja descansara lo más que pudiera antes de .

–     ¿Kirishima? –llamo el oji azul abriendo los ojos puesto que había estado a punto de quedarse dormido más de nueva cuenta el bebé estaba moviéndose mucho– Kirishima ven.

–     ¿Sucede algo? –hablo mientras que se acercaba a donde estaba el doncel.

Takafumi al verlo cerca suyo estiro su mano tomando la ajena y posicionándola en donde sentía las pataditas que daba su pequeño, pudo también notar como siempre como los ojos color miel se llenaban de emoción cada vez que era capaz de sentir las patadas que daba su bebé –y si bien era algo que realmente le gustaba ver jamás se lo diría al otro puesto que sabía que esto solo causaría que Kirishima se comportara como un niño, aún más de lo normal–, que parecía percatarse de que su padre estaba ahí ya que puso más empeño en hacerse notar.

–     ¡Takafumi él me está sintiendo! ¡Él se sabe que papá está aquí! –exclamaba Zen sin ocultar su alegría por aquello.

–     Si lo sé, yo también lo siento –hablo Yokozawa percibiendo los movimientos de su bebé aunque si era sincero algunos días como ese parecía que quien estaba creciendo en su vientre le demostraba que sería tan revoltoso como Kirishima– ¿Puedes?

–     ¿Eh? –el nombrado no entendió a qué se refería pero lo acabo entendió cuando el otro bufo y le tomo su mano moviéndola en círculos– ¿Son muy fuertes? ¿Está bien que sean así? ¿Deberíamos ir con ese médico de una vez para que te revise y ver si está todo bien?

–     ¡Cálmate! Ya te lo dije es solo que amaneció muy inquieto –regaño Takafumi–. Tampoco es como para que me lleves de emergencia con el médico.

–     Pero ¿te duele? –cuestiono sin dejar de masajear el vientre de su amado.

–     No me duele es solo que a veces llega a revolverse mi estómago con tantas patadas –respondió el doncel–, lo que más de duele es que solamente parece que contigo se mantiene tranquilo.

–     ¡Oh no me digas que estas celoso! –dijo jocoso el varón– No sabes cómo me gusta saber eso pero yo estoy seguro que bebé te ama tanto como yo pero tal vez quiera sentirme porque –siguió diciendo besando levemente los labios delgados de Takafumi sin dejar de atender su vientre– no dormí junto a ti como lo veníamos haciendo desde que comenzó a hacerse notar más.

–     … –Takafumi se quedó en silencio sopesando lo dicho por el otro no pudiendo evitar darle la razón pero tampoco era como que se lo diría– Creo que ya se tranquilizó, solo espero que con el médico Hasegawa no se vuelva a poner así.

–     No creo que lo haga, ese médico no debe caerle bien por eso es que nunca se deja ver –hablo Zen abrazando al menor–. Tal vez es porque tampoco le agrada que ese hombre este coqueteando contigo en lugar de hacer su trabajo.

–     Y según tú, ¿Qué puedo hacer para que siga tranquilo? –cuestiono Takafumi aunque no era algo que le hiciera mucha gracia pues sabía que las ideas que podía tener su pareja no siempre eran las más cuerdas.

–     Déjame estar contigo en la ecografía –respondió sin más el mayor– y yo me asegurare que bebé este tranquilo y de que cierto médico no se quiera tomar atribuciones que no son suyas.

–     … –Takafumi no dijo nada de inmediato simplemente se quedó sopesando la propuesta del castaño.

–     ¡¿Qué dices Takafumi?! ¡Me dejarás estar contigo! –hablo Zen haciendo salir de su aturdimiento al más joven– Prometo que no haré nada malo y estaré quieto junto a ti.

–     Supongo que si es así estará bien –acepto al fin el doncel–. Pronto será la hora de la cita con el médico, deberíamos irnos ya.

–     Bien entonces vámonos de una vez –dijo el oji miel–, mientras más rápido lleguemos más rápido nos iremos.

Apenas dicho esto, y después de que el doncel tomase su  libreta de maternidad, ambos se dirigieron hacia donde estaba estacionado el vehículo del varón para partir de inmediato hacia el centro de salud donde Takafumi tenía sus consultas cada mes.

Tras realizar los análisis obligatorios para el doncel se vieron obligados a esperar, a que los resultados estuvieran listos, en la sala frente al consultorio en el que serían atendidos. No tardaron mucho tiempo para que el médico Hasegawa saliera de su consultorio con una sonrisa llamando al doncel que se levantó de su asiento para entrar a la habitación siendo seguido muy de cerca por Zen que no evito dedicarle una mirada fría al otro varón dejando en claro que él era el único que estaría por siempre con Takafumi y no permitiría que nadie ni nada lo alejara de él.

–     Bien joven Yokozawa me da mucho gusto volver a verlo –saludo el de bata blanca–, no sabe cuánto espere por volver a verlo.

–     Buenos días –saludo el mencionado sin darle importancia a lo que el otro decía.

–     Buenas doctor, ¿Cómo está mi esposo? –hablo Kirishima haciéndole notar al otro nuevamente su relación con el doncel– Espero que esta vez pueda mostrarnos a nuestro hijo.

–     Mmm… no tengo nada acerca del cambio del estado civil del joven Yokozawa –comento el médico despreocupadamente– pero con lo que respecta al feto, bueno no ha sido mi culpa no se ha querido mostrar, tal vez sea porque no le agrada quien viene con “mamá”.

–     No será que quien no le agrada es usted –contraataco Kirishima mirándolo con ojos asesinos–, porque cuando estamos en casa le gusta sentir que estemos juntos.

–     Será que podemos hablar de lo importante aquí –hablo Takafumi ignorando los celos de su pareja–, ¿todo salió bien en los estudios?

–     ¡Oh sí! Joven Yokozawa al parecer todo está bien aunque debo decir que está un poco pasado de peso –dijo el de bata blanca llevando su mirada e interés en el doncel– Dígame, ¿ha seguido al pie de la letra la dieta que le di la última vez que lo vi?

–     Si –respondió el oji azul sin dudarlo.

–     Mmm… esto es extraño este mes solamente debía aumentar un aproximado de un kilo –hablo el médico observando las anotaciones que le entrego una enfermera– pero en cambio subió casi aumento tres kilos y eso da un total de peso adquirido de 14 kilos con 700 gramos –explico el médico Hasegawa–. Estas a punto de sobre pasar el peso indicado para alguien de tu altura y peso inicial, y eso es muy malo puesto que si sigues así podría presentar problemas al momento del parto debido a que el bebé puede ser más grande y tal vez debamos pensar en una cesárea.

–     ¿No es muy apresurado pensar en eso? –cuestiono un poco preocupado el doncel.

–     No, ya estás en el quinto mes y solamente quedan los últimos cuatro meses así que es necesario comiences a considerar todas las opciones que tienes para el momento del parto –respondió el médico–. Aunque nosotros siempre nos inclinamos por un parto natural también debemos tener en cuenta diversos factores para el momento del alumbramiento.

–     Entiendo –hablo Yokozawa un poco preocupado.

–      Pero no es para que te preocupes tanto si podemos lograr que no sigas aumentando tu peso y en cambio mantenerte sin sobre pasarlo –hablo Hasegawa sonriendo levemente al doncel para darle ánimos– podríamos lograr que todo continúe tan bien como hasta ahora, siempre y cuando sigas las indicaciones al pie de la letra.

–     Está bien –dijo Takafumi aun preocupado pero la mano de su pareja sobre la suya apretándola dándole su apoyo logro calmarlo.

–     Bien, porque no te hacemos la ecografía tal vez ahora si puedas ser capaz de ver a tu bebé –opino el médico para que el menor se tranquilizara y no pensara en cosas negativas.

–     Si, estaría bien –hablaron tanto Kirishima como Takafumi sin soltarse de las manos.

–     Bien acompáñenme a la otra sala –dijo Hasegawa parándose de su asiento y dirigiéndose hacia la puerta que se encontraba en la pared de su lado izquierdo.

Tras esta se encontraba una camilla donde se recostó Takafumi para enseguida levantar su camisa dejando al descubriendo su vientre –teniendo a un lado de él a Kirishima que no perdía de vista al médico– y desabrochando el botón de su pantalón, el doctor Hasegawa coloco una toalla ajustándola con el pantalón para evitar que se moviera. Enseguida coloco el gel para tomar el transductor y comenzar a moverlo sobre el vientre del doncel buscando encontrar el feto, estuvo buscándolo durante unos momentos hasta que por fin encontró al ser que crecía dentro del más joven.

–     Vaya por fin se deja ver –dijo el médico al poder percibir en su pantalla la imagen de la cabeza del feto–. Esta es su cabeza, sus ojos, boca y nariz –describió mostrándoles la pantalla a los padres–. Sus brazos y piernas –siguió indicando moviendo el transductor por el vientre del más joven–, y ¿quieren saber el sexo?

–     ¡Si! –exclamo emocionado Kirishima observando la imagen de su bebé siendo acompañado por un leve movimiento afirmativo de parte de Takafumi que estaba absorto mirando la pantalla.

–     Bien esperemos que nos deje ver –comento el de bata moviendo su mano encontrando el ángulo correcto–. Esperen… aquí miren, es un niño –hablo el médico–. Ahora se los mostrare completo.

Los otros dos miraban la pantalla, extasiados por al fin poder ver el rostro y el cuerpecito de su hijo –aunque fuese por medio de la ecografía–, el médico continúo mostrándoles e incluso abrió el sonido para que pudiesen escuchar también los latidos del feto tanto Kirishima como Takafumi agradecían esto puesto que era la primera vez que podían conocer a quien en algunos meses más podrían tener en sus brazos, mientras que la pareja comenzaban a pensar sobre los futuros nombres que le pondrían –sobre todo Zen– el médico Hasegawa les seguía explicando algunas cosas más aunque los otros parecían no ponerle atención, no fue sino hasta que el feto se movió dejando de verse que despertaron a la realidad.

–     Vaya parece que le ha incomodado que lo estemos viendo –comento Hasegawa moviendo su mano y por ende el transductor hasta que dio nuevamente con el feto–… ¿pero qué? No puede ser si yo estaba seguro que era más grande –dijo al observar que el feto aparentemente cambio de tamaño de un momento a otro por lo cual procedió a compararlo con los datos que acababa de recabar anteriormente.

–     ¿Qué sucede? –cuestiono Kirishima al notar como el médico comenzaba a examinar con más seriedad a su hijo– ¿Ocurrió algo malo?

–     … –Hasegawa estaba inmerso revisando lo que tenía– Por favor esperen un momento quisiera estar seguro antes de decir algo que sea erróneo –dijo para enseguida colocarse unos audífonos conectados al aparato permitiéndolo escuchar amplia y concentradamente más el sonido de los latidos provenientes del vientre del doncel.

–     Todo va a estar bien –dijo el castaño al doncel que estaba preocupado, ya que no dejaba de apretar la mano del otro en busca de apoyo–. Bebé va a estar bien es solo una falsa alarma.

–     Pero… –Takafumi fue silenciado por un beso cálido y lento de parte del varón que buscaba reconfortarlo.

–     Todo va a estar bien –volvió a repetir tras separar se los labios de su amado.

 Ambos aguardaron en silencio esperando que el médico Hasegawa por fin les dijera algo pero más después de unos momentos este último se disculpó un momento tomando en una USB la información y pidiéndole que lo esperaran en el consultorio, tras esto lo vieron salir del lugar a prisa. Tal y como se los pidiera y tras limpiar el vientre del doncel con la toalla tanto Kirishima como Yokozawa cruzaron la puerta sentándose en los dos asientos frente al escritorio del médico, ahí ambos esperaban tratando de borrar los malos pensamientos que en su mente surgían producto de la preocupación por no saber qué pasaba, varios minutos más tarde apareció nuevamente el médico y se sentó frente a la pareja con un semblante serio.

–     Bien, yo no sé cómo empezar esto más que con unas sinceras disculpas –hablo el de bata blanca–. Debo darles también una noticia que puede a llegar a cambiar sus planes asimismo cambiara los cuidados que deberá tener el joven Yokozawa.

–     ¿Qué sucede? Díganos de una vez –dijo Kirishima seriamente.

–      Ahora que he podido ver al feto puedo decirles que sí, precisamente se trata de un feto del sexo masculino que tiene un peso y tamaño un tanto mayor de lo estimado para lo normal en esta etapa –explico el médico– pero también he encontrado que hay otro feto de un tamaño más pequeño que más al parecer se encuentra bien.

–     ¿Qu… Qué? –cuestiono Zen sin poder entender bien– ¿Cómo es posible eso? ¿Por qué no se dio cuenta? ¿Qué clase de médico es?

–     Yo me siento muy avergonzado, es la primera vez que me pasa pero al parecer el feto “A” que es el más grande de tamaño ha estado cubriendo al feto “B”, también se pudo dar el caso de que ambos fetos tuvieran el mismo tamaño y peso –respondió el de bata mirando a la pareja– lo que provocaría que en los ultrasonidos pudiésemos haber apreciado a ambos fetos en diversos momentos siendo que uno cubriese al otro, asimismo parece que sus latidos estaban sincronizados lo que evitaba que se escucharan ambos por separado y no nos diésemos cuenta de que se trataba de un embarazo múltiple –explico el médico aunque aún se sentía apenado por la confusión que tuviese.

–     Pero… pero cómo es posible –alcanzo a decir el doncel apenas saliendo de su aturdimiento ante las noticias que le daban.

–     Bueno hay diversos factores que pueden haber influido en este embarazo múltiple como lo son  antecedentes genéticos, es decir que en tu familia o la familia de tu pareja haya habido algún caso de este tipo –explico el médico seriamente–, también se puede deber a otras causas ¿tuviste algún tratamiento de fertilidad anteriormente? –cuestiono más al ver que el doncel negaba con su cabeza suspiro–. Bien además de descartar esto debemos también descartar que sea un embarazo tardío o porque hayas tenido embarazos previos dado que este es tu primer embarazo, así que solo hay dos opciones que son: que sea por genética o por suerte.

–     ¡Vamos a ser papás de dos hermosos hijos! Takafumi no sabes lo feliz que me has hecho –exclamo emocionado el varón, que se había mantenido callado escuchando todo lo que decía el médico mientras trataba de procesar toda aquella nueva información, abrazando a su amado y dándole un suave beso en los labios.

–     Yo… yo también soy muy feliz –hablo el doncel, tras ser liberado de los labios del mayor, sonriendo dulcemente masajeando su vientre en tanto que imaginaba a sus dos pequeños–. Muchas gracias doctor.

–      No tiene nada que agradecer, soy yo quien les debe una disculpa –hablo el de bata blanca– espero aun puedan confiar en mí como su médico –este se irguió de su asiento únicamente para ofrecer una reverencia a modo de disculpa para la pareja, estaba consciente de que su falta podría haber causado el pobre desarrollo de los dos fetos o en el peor de los casos la perdida de alguno de los dos.

–     Está bien –declaro Takafumi–, yo sigo confiando en usted después de todo se dio cuenta y ahora sé que no solo debo cuidarme por un hijo sino por dos.

–     Si Takafumi está de acuerdo yo no tengo ninguna objeción –hablo el castaño–. Ahora, ¿Qué debemos hacer? –pregunto Kirishima– Takafumi, ¿deberá tener cuidados especiales? o ¿puede continuar como hasta ahora?

–     Deberá cambiar su alimentación para darles a ambos los nutrientes necesarios pero debemos tomar en cuenta que ahora está a punto de llegar al mínimo de peso que debe tener la “madre” –respondió el médico tomando un nuevo plan de dieta de uno de los cajones del escritorio– por lo que trataremos de mantenerlo en un peso medio según el crecimiento de los fetos además de que ahora deberemos hacer las revisiones cada dos semanas ya que los embarazos múltiples son más delicados –continuo diciendo mirando al doncel–, asimismo te recomiendo que estés tranquilo y si aún estas trabajando te sugiero que lo dejes, también toma en cuenta que conforme siga avanzando el embarazo deberás permanecer más tiempo descansando esto para evitar  el parto prematuro y que los fetos crezcan lo más posible en el vientre materno.

–     Entiendo, yo me encargare de que Takafumi este lo mejor posible y no se esfuerce –declaro el varón convencido–. Mis hijos y Takafumi estarán bien, yo estaré día y noche atendiéndolos.

–     Supongo que estarás bien cuidado joven Takafumi –dijo el médico sonriendo al más joven–, espero cumpla con la dieta y los espero aquí en dos semanas.

–     Gracias –dijo la pareja al mismo tiempo, tomando la nueva receta médica y el plan alimenticio, para salir del consultorio.

En el camino hacia el automóvil Zen no podía parar de mirar a su pareja, la noticia que les habían dado era la mejor que alguna vez podían haber imaginado ya que no solamente estaban esperando la llegada de un hijo sino de dos, Takafumi parecía aun sorprendido por todo lo que acababa de saber tal vez debido a que aun no concebía el hecho de que dentro de él crecían dos bebés. Apenas llegaron a su coche y el castaño no pudo evitar tomar desprevenido a su doncel, haciéndose dueño de aquellos delgados labios que no tardaron en corresponder el ósculo de Kirishima.

–     Te amo tanto –declaro Zen al separarse–, no sabes cuánto agradezco a la vida por ponerte en mi camino –volvió a besar los labios ajenos–.  Te agradezco todo lo que me has dado y porque me has hecho un hombre mucho mejor de lo que era antes –siguió diciendo abrazando al menor–. Por eso yo haré todo lo que este en mis manos para hacerte feliz.

–     … –Takafumi cerró sus ojos sintiendo y escuchando aquellas palabras en su corazón, solamente pudiendo ser feliz por lo que la vida le dio– Yo también.

Estas fueron las únicas dos palabras que salieron de los labios del más joven pero Kirishima sabía muy bien que esa era su manera de decirle que le amaba con la misma intensidad y que estaba tan feliz como él lo estaba, y que también estaba dispuesto a todo por seguir juntos como la pareja que tanto les costase formar.

Tras aquel instante se dirigieron de regreso a la casa, apenas y llegaron el doncel se sentó en el sillón siendo seguido por Kirishima que se abrazó al vientre del primero aprovechando que no había nadie en la casa levanto la camisa besando la piel tibia de su amado, el cual solo se limitó a acariciar los cabellos castaños en tanto sintió el calor de los labios del otro sobre su piel.

Estuvieron así varios minutos disfrutando uno del otro en silencio pronto el varón dejo su lugar para abrazar al menor por completo, si el sillón hubiese sido más grande Kirishima estaba seguro que podrían ambos recostarse ahí mismo para no separarse más al no ser esto posible, principalmente por el embarazo del menor, se conformó con mantenerse abrazado a Takafumi así sentados como se encontraban.

–     Takafumi, recuerdas lo que te dije sobre que la casa era pequeña creo que ahora no es una opción –hablo el mayor sin dejar el abrazo–, son dos bebés y necesitaremos todo el espacio necesario para que puedan crecer y que los chicos tampoco sientan que sus espacios han sido invadidos por los nuevos miembros de la familia.

–     Lo sé pero aun creo que es muy pronto, es decir, los bebés se pueden quedar conmigo en la habitación –respondió el peli azul– durante sus primeros años hasta que tengan unos tres o cuatro años.

–     Eso puede ser verdad pero debes tener en cuenta de que no estás solo Takafumi, yo también quiero pasar las noches con ustedes –hablo serio Kirishima–, quiero ser capaz de poder dormir contigo toda y cada una de las noches a partir de ahora porque necesito saber que los tres están bien.

–     Lo entiendo pero…

–     ¿Acaso no quieres compartir completamente tu vida con la mía? –cuestiono el castaño interrumpiendo al otro.

–     ¡No es eso! –exclamo el doncel elevando sin querer la voz pero al darse cuenta de esto un sonrojo se presentó en sus mejillas– Es sólo que no veo por qué el apuro de cambiar de casa, podemos quitar la cama del cuarto y usar futones así tendremos más espacio en la habitación.

–     Es un buen plan debo admitirlo pero yo sigo creyendo que sería más conveniente el mudarnos a un lugar más grande si vamos a hacer cambios es preferible hacerlo ya que cuando tengamos más hijos –hablo el mayor sonriendo levemente ante la idea de ver esa sala llena de niños–. Además ¿Qué pasara cuando Ryu venga de vacaciones? ¿Dónde guardaremos todo lo que necesitan los bebés? Recuerdo que mi madre, cuando una prima se embarazo, dijo que eran necesarias muchas cosas y que era preciso tener un cuarto solamente para el bebé y sus cosas.

–     ¿No crees que un cuarto es mucho? –cuestiono el doncel– ¿Y qué es eso de más hijos?

–     Claro que no es mucho necesitamos un gran cuarto únicamente dedicado a lo que necesiten los gemelos además cuando crezcan tal vez quieran un cuarto para cada uno –respondió sin rodeos Kirishima– y sí al ser hijo único nunca tuve con quien jugar por eso desde que supe que tendrías un bebé comencé a planear cada cuanto tiempo podrías embarazarte para tener por lo menos seis hijos y que ninguno se sienta solo, seremos una gran familia.

–     ¡Seis! ¡¿Pero qué te piensas, que soy un conejo o qué?! –exclamo Takafumi sorprendido alejándose del abrazo en que aún lo mantenía el otro.

–     Conejo no pero si un hermoso y necio osito de peluche que aunque a veces gruña nunca dejara de ser la cosa más linda que me ha pasado en mi vida –declaro Kirishima sonriendo al menor–. Además tu eres el menos indicado en decir que son muchos cuando ustedes son cinco hermanos, estoy seguro que tu papá también hubiese querido tener uno más.

–     ¡! –aquello sonrojo aún más al doncel que no supo que responder.

–     Bien, ahora que por fin has dejado tus quejas, porque mejor no comenzamos por encontrar un agente de bienes raíces para que –dijo Zen sonriendo al ser capaz de observar las reacciones de su amado– nos encuentre una casa lo suficientemente grande para todos y ya que encuentre varias que nos gusten con tiempo podemos ir a ver cada una hasta que alguna te guste lo suficiente como para que nos podamos mudar a ella.

–     Tsk… –chasqueo la lengua– Haz lo que quieras después de todo siempre lo haces –dijo levantándose de su lugar para ir hacia la cocina y picar un poco de frutas que tenía en el refrigerador.

Al verse solo Kirishima no perdió tiempo y comenzó llamando a su infalible y buen socio Haruhiko, quien a pesar de siempre estar ocupado se hacía su tiempo para ayudarlo a resolver sus problemas, tras pedirle que consiguiera los números de contacto de un agente de bienes raíces y  hablar sobre lo que tenían pendiente tanto de la oficina como de la sorpresa que preparaba para su amado doncel –que se fue hacia su habitación probablemente molesto por su insistencia más sabía muy bien que posteriormente le agradecería ser tan terco con respecto a lo de la casa– corto la llamada y se dispuso a ir hacia donde se encontraba Takafumi

 Fin del Flash back

Hacía poco le anunciaron que podía pasar a ver por fin a Takafumi y a conocer a sus dos hijos, sin ocultar su sonrisa de felicidad caminaba por los pasillos del Hospital esperando llegar pronto a donde se encontraban sus tesoros.

Notas finales:

 

 

Muchas gracias por leer, espero fuera de tu agrado.

Saludos!!


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