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El esgrimista Got7 Markson por Artvision

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Notas del fanfic:

Aca un Markson oneshot regalo de viernes... 

Nos encontramos con Jackson y Mark conociendose y antes de darse cuenta encontrandose que se complementan. 

 

Notas del capitulo:

Espero les sea una lectura agradable y romantica...

-          ¿A dónde vamos?  – le pregunto a su hermana caminando por las calles transitadas de china.

-          A un encuentro de esgrima.

-          ¿Para?  – no había posibilidad de que fueran sin ningún motivo oculto.

-          Conocí a alguien, y me regalo las entradas.

-          ¿Alguien con quien sales?

-          Algo así.

Si no fuera por el amor que le tenía a su hermana, nunca la acompañaría a ver algo que no le parecía entretenido para nada. Como las fiestas electrónicas o esos lugares donde antes de entrar ya quería volver a casa.

Pero siempre tenía una recompensa, siempre le compraba lo que le pidiera, o lo terminaba por llevar a los lugares donde el sí quería estar, y siempre sin quejarse. No podía decir más, tenía a la mejor hermana del mundo y la acompañaría hasta el mismo infierno.

Se sentaron en las butacas que tenían destinadas, y eran bastante cercanas a las personas que competían. Miró las placas con los nombres de los concursantes y sus nacionalidades, eran demasiados.

-          ¿Cuánto dura?  – le pregunto por lo bajo.

-          No sé, pero si te aburres te puedes ir. – genial, la primera vez que su hermana era tan amable, ocasionándole más presión para quedarse.

Su hermana le presento a su supuesto novio o lo que fuera, y por la forma de caminar y sus ropas podía decir que era un entrenador de alguno de los equipos, pero no le presto demasiada atención mientras hablaba.

Cuando los encuentros empezaron, eran simultáneos, no sabía ni como se llamaba los lugares donde competían, pero era fácil de entender que entre los dos que competían el que tocara primero al otro con el florete, si no se equivocaba, ganaba.

Un chico de cabello negro, se sacó la protección de la cabeza y corrió hacia el novio de su hermana fundiéndose en un abrazo y miro la marcación en la pantalla que decía que había ganado.  Y se encontró sonriendo como el chico y aplaudiendo como su hermana.

Al final del encuentro su hermana le dijo si quería comer con ella y su novio y, antes de que pudiera negarse, se encontraron con él y el esgrimista.

-          Hola. - dijo el chico sonriendo y extendiendo su mano para saludarlos mientras cargaba un gran bolso en el otro hombro. – Jackson Wang.

-          Hola, Mark Tuan

 

 

Era agradable no tener que comer solo con su entrenador y su novia, agradecía al chico pálido y flaco que se hubiera quedado, aunque no hablara mucho.  Después que tenía algún encuentro, siempre tenía un hambre voraz.  

-          Gracias. - le dijo al chico mientras masticaban la pizza.

-          No pasa nada. - Mark le señalo la puerta de salida al hablar. - no quería estar con esos dos.

-          Claro, seguro querían estar solos.

-          Ajam. - y esa fue la única conversación que tuvieron mientras comían.

Salieron del lugar y caminaron juntos yendo a sus casas, algo le decía que eran totalmente distintos, y no porque él fuera más bajo y tuvieras los brazos marcados por el entrenamiento. Si no que el podía llegar a hablar con las piedras y Mark parecía necesitar subtítulos.

-          Bueno, yo voy por este camino. - le señalo una calle a su izquierda. – gracias por acompañarme.

-          Pensé que vos me acompañabas. - le dijo Mark, señalando a la derecha. - vivo a unas cinco cuadras. Bueno, chau. – Cuando el chico delgado se dio la vuelta para tomar su camino, algo lo hizo frenar.

-          Mark?

-          ¿Si?  – el chico levanto la cabeza para mirarlo por debajo de la capucha del polar que llevaba mientras metía las manos en los bolsillos.

-          ¿Me das tu número de teléfono? – El chico parecía pensarlo demasiado, como si realmente no supiera que hacer. - está bien si no quieres.

-          No, no, anotalo, solo trataba de recordarlo.

Después de intercambiar números, siguió caminando hasta llegar a su casa, donde sus padres lo felicitaron y le dieron un regalo, y fue directo a su cuarto, donde dejó el bolso y, como estaba, se acostó escribiendo en el celular.

“¿llegaste bien? Yo ya llegué a casa. Jackson”

 

 

Entró a su casa, y estaba todo oscuro, haciéndole notar que no había nadie más que él esa noche.  Fue a la cocina y tomó una botella de jugo, se sentó en la mesa de la cocina mientras bebía y su celular empezó a vibrar.

Primero se atragantó con la bebida, luego releyó el mensaje y empezó a reír. Nunca nadie la había preguntado si había llegado bien a su casa en todos esos años, y lo venía a hacer alguien que había conocido solo en un par de horas.

        “Ya estoy en casa” – le contestó. Ya en su cuarto, volvió a vibrar su celular.

        “solo eso?” – le había mandado Jackson.

        “Que queres que te diga?”

        “cualquier cosa… o que estás haciendo…”

        “me estoy acostando”

        “ya te vas a dormir? Yo no tengo sueño...” – empezó a reírse, le era extraño tener ese tipo de conversación.

        “no, solo me voy a acostar”

        “grabame un audio.” – Jackson le mandaba esa frase, y antes de que pudiera contestar le mando otro mensaje. - “que diga lo siguiente…”

        “ok”- le escribió, ya que tampoco tenía nada más divertido que hacer.

Se acostó boca bajo mirando el celular, esperando que Jackson le mandara el texto que quería que le grabara y en cuanto llego apretó el botón de grabar y empezó a leer.

-          Mañana a la tarde tengo el día libre. ¿Querés que salgamos?  – dejó caer el celular en la cama, viendo que el audio se mandaba, y lo volvió a agarrar para tratar de borrar lo imborrable.

-          ¡Qué bueno, yo también! Te veo donde nos separamos hoy. - le mando como audio Jackson.

“que te pasa??” - le escribió.

“quiero volverte a ver” – recibió como respuesta y sintió que su corazón se aceleraba solo un poco.

Se tapó hasta la cabeza, dejando el celular lo más lejos de sus manos posible y trato de dormir. Si de algo está seguro, era que no iba a ir a encontrarse con Jackson, tenía muchas cosas mejores que hacer.

 

 

 

Su entrenador le gritaba contantemente para que mejore su postura. Llevaba tres horas entrenando y quería parar a descansar y a la vez no quería dejar de mejorar.

-          ¡Dale, Jackson! Vos podés más. - “lo sé, mierda, lo sé...” pensaba, era demasiado exigente con el mismo.

Cuando terminó, fue a las duchas, abrió el agua y se colocó debajo, no había nadie más que él. Nadie entrenaba a esas horas más que él.  Se secó y se puso unos pantalones ajustados azules, una camisa negra y se puso desodorante y perfume.

-          ¿Desde cuándo te producís?  - le preguntó su entrenador que entraba a los cambiadores.

-          Voy a salir, y quiero estar presentable.

-          ¿Una cita?  – antes de contestar que no, tuvo que pensarlo mucho, nunca se había arreglado para salir con nadie, pero por alguna razón, no quería que Mark lo viera como siempre se vestía.

Salió, dejando su bolso en el lugar y llevando solo la billetera, llaves y celular. Se tomó el transporte público que lo dejaba cerca de su casa y camino el resto del camino hasta llegar a la intercepción de las calles donde se encontrarían. 

Como era sábado, había mucha gente caminando por las calles y como empezó a creer que lo habían dejado plantado, sacó su celular para mandarle un mensaje y preguntarle si iba venir, en ese momento lo vió apoyado en una pared, llevando una camisa blanca y un pantalón gris de jean.

-          Pensé que me habías plantado. – le dijo cuándo se para al lado de Mark.

-          ¿Plantado?

-          No importa… ¿vamos?

Fueron a una casa de juegos, donde compitieron por horas para ver quien ganaba, y entrada la noche, volvieron a transitar el mismo camino a casa caminando.

 

 

Se había divertido tanto que no podía creer que verdaderamente hubiera pensado en no ir, ahora conocía mejor a Jackson, era un chico demasiado transparente. Era simple y competitivo, sonreía y reía por cualquier cosa, y siempre tenía algo para decir.

-          ¿No salís de noche a tomar y esas cosas, no?  – le pregunto por simple curiosidad.

-          No en época de torneos. Así que se puede decir que nunca.

-          Entiendo. ¿Y salir con mujeres?  – de pronto se encontró curioso.

-          Lo tengo permitido, pero no lo hago realmente. – le dijo Jackson, elevando sus hombros como sin darle importancia.

Cuando llegó el momento de separarse, se quedaron parados esperando a que el otro hablara. Veía a Jackson como movía un pie de un lado a otro y se encontró haciendo los mismos movimientos.

-          Pero mi participación en las competencias terminaron. – le aclaró Jackson.

-          Entonces, ¿quieres ir a tomar algo?

-          Dale.

Volvieron a la parte céntrica, y entraron a un bar donde trabajaba su hermana, la más grande de los tres, y fue a sentarse a una mesa. Como todavía era temprano, no había mucha gente, así que los atendieron rápido.

-          ¿Cómo conocías este lugar?

-          Ahh, mi otra hermana, no la que conoces, trabaja acá, pero ahora está de vacaciones con mis padres. – le contó.

-          ¿Así que estas solo con tu hermana? -  empezaron a tomar cerveza y comer algunas cosas que les había llevado el encargado.

-          Bueno, mayormente estoy solo.

-          Por eso hablas tan poco…

-          Que? ¿No será que vos hablas mucho? - Jackson le formo una cruz con los brazos.

-          Yo hablo lo necesario.

-          Como digas. -

-          Mark? – Jackson le llamó la atención tocándole el brazo, haciendo que se le erizara la piel. – estoy un poco mareado. ¿nos vamos?

-          Claro. - pagó lo que habían consumido y salieron. Aunque él había sido el inconsciente de no darse cuenta que no iban a tener la misma resistencia alcohólica, Jackson parecía estar bastante bien.

Y su pensamiento se cortó ahí, nunca tendría que haberlo pensado, Jackson cayó chocando contra un poste de luz y se disculpó.

Lo agarró por debajo de un hombro y lo ayudó a caminar y, a medio camino, se dio cuenta que no podía llevarlo en ese estado a la casa, sin siquiera pensar que no sabía dónde quedaba realmente.

 

 

Respiro profundo, y tomo el agua que le ofrecía Mark. Todo su mareo se fue y miró a los alrededores, dándose cuenta que estaba en un lugar que no conocía.

-          Es mi casa. – le dijo Mark mientras le daba otro vaso de agua.

-          Gracias.

-          Porque no llamás a tu casa y le avisás a tus padres que te quedas en la casa de un amigo.

-          Claro... – hizo lo que dijo Mark,  se lavó la cara con el agua del grifo de la cocina y terminó secándose con su camisa.

Fueron juntos a la habitación de Mark, encontrando otra cosa en la que eran totalmente distintos, era demasiado ordenado y prolijo. Lo vio acomodar la cama e ir a buscar cosas a un armario.

-          Mark, creo que deberías saber que me gustan los hombres. – le soltó como si nada, y Mark ni siquiera se giró al contestar.

-          Ya lo sé. – la primera cosa que se le vino a la cabeza era preguntarle si era que se le notaba. – Me lo dijiste hace un rato.

-          Ah, ¿de verdad?

-          Si, también dijiste que te gustaba y querías besarme. - Mark se sentó en la cama y le dió ropa cómoda para que se cambie mientras le señalaba el baño.

-          ¿Lo dije?  - los ojos de Mark se dilataron de tal manera que lo sorprendió. – ¿Cómo puedo ser tan idiota?

-          ¿Es en serio todo lo que dije? – Mark le preguntó.

-          ¿Eh?  – su cara debería estar volviéndose violeta.

-          Perdón, quería hacer un chiste...

Se metió en el baño que estaba en frente de la habitación, pero nunca se cambió de ropa, miró la pequeña ventana pensando en escapar del lugar y la situación, y se dio cuenta que no podía porque no pasaba... Había caído totalmente en una trampa estúpida dejando ver que le atraía Mark.

Solo le quedaba una opción, salir del baño, correr a la puerta y salir de esa casa antes de pasar más vergüenza. Apoyó las ropas sobre la tapa del inodoro y abrió la puerta y se preparó para correr, llevándose por delante a Mark, dejándolo tirado en el pasillo.

-          Perdón. - le dijo.

-          Jackson? – fue lo último que escucho cuando salió de la casa.

 

 

Por alguna razón, se sentía culpable por Jackson, había salido corriendo de su casa y no le contestaba los mensajes. No quería escribirle que a él le gustaba, que lo que había dicho era lo que él sentía, disfrazándolo con un chiste.

Bajó a la cocina y su hermana estaba haciendo el desayuno como todas las mañanas y se sentaron a comer juntos.

-          ¿Dónde trabaja tu novio?  – le preguntó.

-          En una escuela de Esgrima. – agradeció no ser tan inteligente como su hermana.

-          ¿Cuál? Eso es lo que te pregunto.

-          Ahh, no sé cómo se llama.

-          ¿La dirección?

-          Eso sí, te la mando por mensaje. – su hermana saco su celular y sintió el suyo vibrar a su lado. – ¿para que la quieres?

-          Quiero aprender esgrima. – le dijo mientras terminaba de comer.

-          ¿Enserio?

-          No, creo que tengo que dejar de hacer chistes. – se levantó de la mesa y fue a su cuarto a cambiarse.

-          Deberías, no sos bueno. – la escuchó gritarle su hermana.

Después de cambiarse, buscó una gorra para tapar su pelo mojado y, por arriba, puso la capucha del buzo que se había puesto y salió de su casa en dirección a la escuela de esgrima. No necesitaba que nadie le dijera que parecía sospechoso con todas las miradas a su alrededor.

La atracción física siempre le resultaba algo estúpido por lo que nunca le había dado importancia, pero el golpeteo en su pecho al ver a Jackson practicar con tanto ímpetu, le decía que podía llegar a ser algo más, y eso lo asustaba. Se dio vuelta para irse y el entrenador estaba al frente suyo.

-          Me dijeron que había alguien sospechoso. – le mostró mejor su rostro y la cara del entrenador se relajó. – ¿qué te trae acá, Mark?

-          Quería hablar con Jackson. - el entrenador grito el nombre. - pero voy a venir otro día. – terminó de decir, cuando ya era demasiado tarde.

 

 

Cuando su entrenador le grito, dejó la espada de esgrima en el piso y corrió a donde estaba, ya se podía imaginar que le diría algo por su falta de atención o sus malas posturas ese día.

-          ¿Si entrenador?

-          Te buscan. – su entrenador giro al chico que estaba totalmente tapado en ropas y no tuvo que verle la cara para saber quién era. – No entrenes más por hoy, nada te está saliendo bien.

-          Sí, señor. – le dijo, aunque su mirada seguía estando en Mark.

-          Querés sentarte, por allá…

-          Si.

-          Hay un lugar con mesas. - terminó de decir y fueron a sentarse.

Su acompañante no hablaba y, por debajo de las ropas, podía ver que tenía la cara roja. Sacó un pañuelo de su bolsillo para secarse un poco el sudor de la cara y eligió hablar él primero.

-          Necesitabas algo? No parecés estar muy bien... – apoyó su mano en la frente de Mark y pudo verlo a los ojos y notar que estaba totalmente sonrojado. – no tenés fiebre.

-          No. Yo quería aclarar lo de anoche.

-          Tenías razón. Ya está aclarado. – le dijo. – ahora evitemos estas cosas así no quedo como un idiota rechazado.

-          Jackson, lo que dije, era lo que yo quería hacer.

-          ¡¿Eh?!

-          Yo era el que te quería besar. Me gustás. – Mark lo miraba a los ojos.

-          ¿Cómo?

-          Qué se yo, verte competir, comer juntos, después los mensajes, la cita…

-          Caminar a casa juntos y querer pasar más tiempo juntos. - terminó por decir él, mientras Mark asentía con la cabeza.

-          ¿Querés salir conmigo?  – aunque le dieron ganas de besarlo en ese mismo instante se contuvo y solo le contesto que sí.

Su novio iba a mirarlo entrenar todos los días, había días donde, de tanto distraerse mirándolo, terminaba perdiendo contra sus compañeros; pero aprendería a manejar esa situación porque nunca le podría pedir que deje de ir a verlo.

-          ¿Dónde vamos?  – le pregunto a Mark, mientras compartían un paraguas bajo la tormenta.

-          A mi casa... – le dijo y le sonrió.- Ya llegamos!

En cuanto entraron, no había nadie, así que lo llevo corriendo a su habitación donde se empezaron a besar, como solo ellos sabían, apurados y tiernos a la vez. Como si no estuviera permitido perder el tiempo.

 

 

 

Notas finales:

Les gusto???? 

Espero sus comentarios con ansias para sabes que les gustaria que escriba... sea de esta pareja u otra... como tambien puedo escribirles de otras bandas... Siempre pueden pedirme lo que quieran.

 

 

 

Besosos..

 

 

Artvision - La chica rasta


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