Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La mirada eterna por Arawn87

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola a todos, he regresado antes de lo esperado. El motivo de este fic es porque quedé con ganas de hacer algo donde participara Saga de Géminis, a quien dejé fuera en mis "historias de cumpleaños". 

Como es costumbre me inspiré en una canción. Quienes la conocen supongo que se harán una idea de cómo será la trama jeje. El tema es "The everlasting gaze" del grupo The smashing pumpkins.

En resumidas cuentas, una historia con Afrodita y Saga, dos personalidades fuertes, una además muy dominante y la otra difícil de abordar, un pasado oscuro y tormentoso en común. En fin, los dejo con el fic y espero que les guste.

Saludos :)

 

 

Notas del capitulo:

Saint Seiya no me pertenece, es creación de Masami Kurumada y Toei animación.

La mirada eterna

 

Si alguien le hubiese dicho que terminaría sus días escondiéndose de agujero en agujero, seguramente volarían un par de rosas sangrientas. Sin embargo, a sus veintitrés años y cumpliéndose casi un año de resurrección tras su último sacrificio en Asgard, ahí estaba.

 

El gran Afrodita de Piscis, hundido en un fumadero de algún pequeño país de Europa oriental, junto a otras personas en condiciones aún más deprimentes. A diferencia de esos pobres infelices, él no era drogadicto, pero le gustaba pasar su tiempo ahí. Su apariencia llamaba demasiado la atención donde quiera que fuera y de un tiempo a esta parte eso le fastidiaba como nunca antes. Afortunadamente, los despojos humanos que lo acompañaban nunca estaban lúcidos, probablemente ni siquiera reparaban en su presencia, ayudándolo a pasar desapercibo y a extender un poco más su tiempo de vida, ya qué sería el último tipo de lugar donde lo buscarían.

 

Durante los primeros meses resistió bastante bien el nuevo orden, incluso la convivencia con sus compañeros. Pero luego comenzó a sentirse ahogado, y cuando se anunció el cambio de mando no aguantó más. Ya podía sentir constantemente su mirada aún estado a nueve templos de distancia, no quería ni imaginar lo que sería volver a tenerlo todo el tiempo junto a él, observando, vigilando, asechando. Porque si bien estaba poseído en ese entonces, Afrodita sabía perfectamente que una parte de él nunca se fue. No era solo el mal, también era el Santo, los sentía a ambos encima y era demasiada presión, no quería volver a sentirla, por eso escapó.

 

El día siguiente del anuncio, solicitó permiso al aún Patriarca para volver a la lejana Groenlandia. No recuerda qué excusa inventó, algo de nostalgia, reparar errores, ayuda social, lágrimas de cocodrilo muy bien actuadas, un poco de todo; el asunto es que le dieron autorización para viajar. De esa manera, estuvo un mes perdido en ese congelado pedazo de tierra buscando la oportunidad para desaparecer, porque desde un principio tenía planeado no volver al Santuario, menos aún sabiendo quien estaría al mando cuando lo hiciera.

 

La oportunidad llegó un día de nevada. Volviendo de una exploración se encontró con una gran avalancha que le cayó encima. Con sus habilidades de Santo no le fue difícil escapar, pero en lugar de regresar al pueblo para informar que estaba bien se escabulló a un refugio cercano al puerto, donde ya tenía guardado un bolso con lo básico. Ahí se cambió de ropa, pagó por el silencio y tomó el primer barco que zarpaba.

 

You know I'm not dead

You know I'm, you know I'm not dead

You know I'm not dead

 

Los aldeanos seguramente pensarían que había muerto, ya que ese día no llevaba armadura, pero tardarían al menos un par de días en dar cuenta al Santuario sobre su deceso. Sabía que esa mentira no duraría mucho cuando llegara a oídos de sus compañeros. Death Mask y Shura, ahogarían un par de insultos por su imprudencia y los demás probablemente volverían a tacharlo de traidor… ¿y ese hombre qué haría? Le causaba curiosidad. Tal vez lamentaría la pérdida de su antigua mascota, o quizás mandaría a cazarlo sin compasión como el recto y obediente Santo que era. De cualquier forma, no resultaría bien para Afrodita, pero era consciente de eso cuando decidió huir. Lo único que quería era vivir a su manera, aunque fuera poco tiempo. Por suerte, ya llevaba casi cuatro meses dando vueltas por parte de Asia y Europa del este, se movía todo el tiempo para evitar que lo rastrearan. Sin embargo, cuando llegó a aquel país presintió que sería el último y sus sospechas se vieron comprobadas ese día, al escuchar pasos acercarse.

 

Él siempre buscaba la habitación más solitaria y oscura, lejos de los desdichados fumadores y del bullicio de la música que a veces ponían, por lo tanto los pasos seguros y firmes no podían ser de ninguno de ellos. Afrodita, tendido de espaldas sobre un sucio catre, terminando su segunda cajetilla del día, rió sin humor, burlándose de sí mismo. Ni se molestó en voltear cuando el intruso se detuvo junto a él.

 

Now you know where I've been

As you sleep, torn I am

Weighted down, patiently

Born of love

 

-       Esto debe ser una broma, enviaron al mismísimo Patriarca a cazar al desertor ¿será que el Santuario está corto de personal? En ese caso deberían reconsiderar mi sentencia –Afrodita lo recibió socarrón, aún mirando el techo. Pero internamente estaba nervioso, ya que él era la última persona que esperaba y quería ver ahí.

-       Debo decir que me sorprendió un poco encontrarte en este lugar… no es muy propio de ti… -habló Saga con la voz profunda que lo caracterizaba.

-       Esa era la idea… -respondió como si fuera lo más obvio- Ahora ¿cómo haremos esto?, Me matas aquí o querrás llevarme al Santuario para un juicio público y todo lo demás.

-       Ninguna.

-     ¿Eh? –esta vez volteó a verlo y se incorporó sobre sus codos. Entonces pudo apreciar la severa mirada del mayor sobre si.

-       ¿Por qué crees que vine yo a buscarte?

-       ¿Aburrimiento? –respondió desinteresadamente. Saga pareció esbozar una sonrisa.

-       No, porque se supone que has estado fuera todo este tiempo bajo mis órdenes… admito que no fue fácil inventar que habías salido sin avisar desde Groenlandia para cumplir una misión secreta en otro lado. Afortunadamente, tengo la autoridad para guardarme información clasificada –explicó dejando una pequeña caja de madera en el roído velador junto al catre.

 

El Santo de Piscis parpadeó varias veces, intentando procesar lo que su ahora Patriarca decía. No solo era extraño verlo vistiendo ropa casual de civil, además estaba confesando que mintió deliberadamente al resto de la Orden para protegerlo a él “¿en qué universo paralelo habré caído?” se preguntó el sueco.

-       ¿Por qué hiciste eso? –no pudo evitar inquirir.

-       Porque no quiero que mueras…otra vez.

-       Que noble de tu parte –dijo con sarcasmo, volviendo a tenderse de espaldas. Saga se sentó junto a él. Podía sentir su miraba recorrerlo, por eso sus ojos no se despegaban del techo, no quería enfrentarlo.

-       No es nobleza precisamente, sino interés –el gemelo se acomodó para quedar más cerca del otro- ¿Porqué llegas a estos extremos para huir de mi Afrodita?

-       Quién dice que huyo de ti…

-       Afrodita… -le llamó la atención y el menor suspiró, no tenía caso mentir.

-       ¿Quieres que sea honesto?

-    Por favor… -pidió con seriedad. El pisciano finalmente se sentó y sus ojos volvieron a enfrentarse.

-       Porque te detesto… detesto que pasaras de ser un Santo fuerte y decidido a convertirte en el monigote de una mocosa que no es capaz de hacer nada por sí misma –acusó con dureza, ante la mirada estupefacta del mayor- No soporto sentir tu presencia sobre mí, siempre criticando y juzgando, todo porque alguna vez decidí callar y guardar un secreto, porque decidí ayudar al enemigo de Atenea. En el fondo, no soporto tu silencioso reproche solo porque en el pasado elegía Arles sobre ti. Guárdate tus traumas para ti mismo Saga…

 

Tras esa confesión, en menos de un segundo Afrodita tuvo la mano de Saga oprimiendo su cuello, apretando lo suficiente para causarle dolor pero no alcanzaba asfixiarlo. Le dedicaba una mirada entre furiosa y dolida, claramente no era la respuesta que esperaba escuchar. Pero en seguida fue el turno del sueco para sorprenderse, cuando el de Géminis eliminó la distancia entre ambos y le propinó un desesperado beso.

Al principio intentó resistirse, pero no estaba en condiciones físicas ni mentales de hacerlo y de un empujón fue lanzado de espaldas contra el catre, sintiendo el peso del mayor sobre él, quien lo retuvo sujetándolo por las muñecas.

 

You know I'm, you know I'm not dead

I'm just living in my head

Forever waiting on the ways of your desire

You always find a way and through it all

Into us all you move

 

Afrodita se asustó un poco. Saga poseía una fuerza física muy superior a él, y en su estado actual tampoco podía enfrentarlo en un combate. La mirada que le lanzaba el mayor solo hacía que sus nervios aumentaran, pero supo ocultarlo bajo su siempre perfecta máscara de indiferencia. El griego se acercó un poco más hasta que sus rostros casi se toparon, entonces le susurró.

-       ¿Que elegiste a Arles sobre mi? No seas ridículo. Fue por mí que lo seguiste en primer lugar, es a mí a quién querías y admirabas. Supiste de su existencia mucho tiempo después, por tanto fue también a mí a quién te entregaste, no a él, que no se te olvide -señaló con dureza, aumentando la presión de su agarre- Y ahora me corresponde sacarte del abismo, voy traerte de vuelta Afrodita…

-    No necesito tu ayuda ni tu lástima Géminis, ahórratelas… -reclamó enojado, intentando removerse sin éxito.

-     Créeme que jamás podría tenerte lástima… al contrario, te considero un chiquillo demasiado orgulloso para su propio bien y que merece una buena paliza por actuar sin pensar… -ante esas palabras, Afrodita lo miró indignado- No me mires así, aún estoy dolido ¿sabes lo que sentí cuando me informaron que te cayó una avalancha encima y estabas desaparecido? Sentí que me arrancaban el corazón, pero eso no te interesa ¿verdad?

-    No trates de manipularme con sentimentalismos Saga… -intentó reclamar, siendo inmediatamente interrumpido.

-     Y encima de todo, después descubro que has estado paseando de antro en antro, haciendo quizás qué cosa… -dijo con los dientes apretados- Sabía que no estabas muerto, pero estos cuatro meses sin poder encontrarte fueron una tortura, siempre llegaba cinco minutos tarde… hasta hoy.

 

Saga volvió a eliminar la distancia entre ambos, esta vez para propinar delicados besos en los labios del menor, luego en las mejillas, en la frente, en todo el rostro. Disfrutando su toque, inhalando ese suave aroma a rosas aún apreciable bajo la intensa nube de cigarrillo. Porque no importaban las circunstancias, Afrodita siempre emitiría esa inigualable esencia.

Inconscientemente, el pisciano cerró los ojos estremeciéndose un poco, maldiciendo internamente a su líder por lo que estaba haciendo. El muy maldito siempre había sabido como someterlo.

Terminaron besándose nuevamente, esta vez correspondido por el menor, quien lo rodeo con sus brazos. En ese contacto se dejaba ver el anhelo y deseo acumulado de ambos.

 

Forgotten touch, forbidden thought

We can never have enough

You know I'm not dead

You know I'm, you know I'm not dead

You know I'm not dead

 

Saga intentó colar sus manos bajo las ropas de Afrodita, haciendo que este último despertara de un aparente trance y empujara al mayor con las pocas fuerzas que le quedaban. Acto seguido, se levantó y alejó lo que más pudo, apresurándose con manos nerviosas a encender otro cigarrillo. El griego lo siguió, deteniéndose a una distancia prudente.

El cuarto estaba oscuro, pero ellos dos siempre habían podido sentir la presencia del otro, por tanto la ausencia de luz no afectaba su interacción. Saga era incluso capaz de percibir los gestos de Afrodita, quien fumaba sin control, evitando mirarlo. Lo tranquilizó el hecho de que su compañero luciera impecable como siempre, contrastando con el miserable lugar donde se encontraba. El día en que el último guardián dejara de preocuparse por su apariencia personal, entonces realmente sería el fin del mundo.

Saga esperó pacientemente a que el otro se tranquilizara lo suficiente para volver a hablar.

-       ¿Qué pretendes Saga? ¿quieres que termine de enloquecer o qué? –preguntó finalmente el sueco, volviendo a ver al mayor.

-       No, solo que entiendas lo que está pasando. Vine a sacarte de aquí para llevarte de vuelta al Santuario, donde perteneces… -Saga le hablaba como si se tratara de un niño.

-       Déjame poner en duda eso…

-      Ahí es donde perteneces. Eres el Santo de Piscis, protector del último templo y última defensa del Patriarca y Atenea…

-      Oh, ya entiendo… no quieres perder a tu pequeña mascota –comentó con sarcasmo, lanzando una pequeña carcajada.

-       No quiero perderte a ti –aclaró viéndolo fijamente, mostrando seguridad.

 

Afrodita guardó silencio y se alejó aún más del mayor. No quería tocar ese tema, ni ahora ni nunca.

-    No puedes perder lo que nunca has tenido –respondió con frialdad. Saga le devolvió una retorcida sonrisa.

-     Sigues diciendo eso, pero sabes que no es verdad. Tú y yo estamos unidos, desde el día que te fui a buscar a Suecia y te llevé conmigo al Santuario... No, probablemente desde antes que eso.

-     Esas son tonterías y lo sabes… además, no te conviene mostrar tanto interés en mi, Patriarca, recuerda quien soy. Podrá pasar el tiempo, pero el estigma de traidor jamás desaparecerá, porque a diferencia tuya yo si actué por voluntad propia… -dijo con voz suave, sonriendo cínicamente. Era la actitud que tanto sulfuraba a Saga.

-      Esa siempre es tu excusa para apartarte de todo y de todos, por más que te repita que son ideas tuya jamás entra en tu obstinada cabeza –el mayor suspiró con cansancio, pasándose una mano por el cabello- Pero te lo diré las veces que sean necesarias. Si incluso tu amigo coleccionista de rostros fue perdonado ¿crees que te guardarán rencor a ti?

-      Deja en paz al Cangrejo, no tienes porqué invitarlo al baile…

-      Estoy poniendo un ejemplo, tú no eres más “traidor” que él. Sin embargo te comportas como si lo fueras… por otro lado, te recuerdo que el Santo de Piscis suele actuar como mano derecha del Patriarca, nuestra relación DEBE ser cercana… -explicó acercándose un poco.

 

Afrodita quedó sin argumentos, el mayor tenía razón, pero no lo admitiría. Saga le causaba demasiados sentimientos encontrados, no sabía si lo amaba u odiaba, probablemente ambas. Cuando lo vio acercarse quedó paralizado y se sobresaltó al sentir como apoyaba la mano en su mejilla.

-     Porqué te cuesta tanto aceptar que nos pertenecemos mutuamente. Tu lugar es a mi lado Afrodita, en el fondo también lo sabes –le dijo con suavidad- ven conmigo, regresemos hoy mismo al Santuario.

-      No.

-      Afrodita…

-     ¡¡NO!! si quieres que vuelva vas a tener que matarme Géminis, porque vivo no pisaré otra vez ese claustro…

-     ¿Por qué lo haces tan difícil? No tienes motivos para odiar tanto el lugar que ha sido tu hogar durante casi toda tu vida, solo estas siendo caprichoso.

-     ¡¡No me importa lo que pienses!! –señaló alzando la voz- No quiero volver, no me convertiré otra vez en la pequeña mascota del Patriarca…

-    Jamás he pensado de ti en esa forma, ese era el demente de Arles –explicó intentado mantener la calma, sentía que el escurridizo Pez se le escapaba- Yo te quiero a mi lado como lo que eres…

-       ¿Y qué sería eso, Su Santidad? –preguntó burlón.

-       La persona que amo…

 

Se formó otro silencio incómodo, en el cual se dedicaron a mirarse. Saga estaba un tanto avergonzado por lo que acababa de decir, no esperaba confesarse en ese momento y menos en medio de un sucio agujero. Vio la mandíbula de Afrodita tensarse, su mirada endurecerse, y apenas alcanzó a cubrirse el rostro con el brazo antes de recibir la botella de vino que el pisciano le lanzó enrabiado. Los cristales fueron cayendo al piso y el griego volvió a descubrirse para mirar a su atacante.

-     ¡¡Como puedes decir eso!! Si lo único que haces es criticarme y mirarme en menos… ¡¡y seguir criticándome!!

-       ¿Cuándo he hecho eso? –preguntó sorprendido el de Géminis.

-      ¡¡Siempre!! ¡¡siempre lo has hecho!! –Afrodita comenzó a caminar de un lado a otro, parecía fuera de sí.

La actitud del sueco extrañaba cada vez más al mayor, quien se acercó y lo tomó fuertemente del rostro con ambas manos, concentrándose en sus ojos por un largo rato. Debido a la oscuridad no lo había notado antes… mirada perdida, pupilas muy dilatadas.

-       ¿¿Qué demonios te metiste?? –preguntó aún consternado. Recibiendo otra risa burlona antes de que lo apartaran bruscamente.

-       Es un fumadero de opio ¿qué crees tú? –respondió Afrodita con ironía. El mayor apretó los puños- Pero solo un poco, no tengo intenciones de volverme dependiente.

-     Al parecer te produce delirios de persecución… puede que sea la mezcla con tu propio veneno… -murmuró examinándolo.

-     No entiendo nada de lo que balbuceas…

-     No importa, nos vamos de aquí, ahora –sentenció el de Géminis, tomándolo de un brazo y comenzando a arrastrarlo hacia la salida.

Caminaron por un estrecho corredor, comenzando a oír la estridente música que sonaba en aquel decadente lugar. El menor se retorció cuanto pudo y al llegar a la mitad del pasillo finalmente logró liberarse, mirando con rabia a su superior.

-    ¡¡No volveré a seguir tus órdenes!! ¡¡Ya te dije que tendrás que matarme!! –volvió a gritar, recibiendo esta vez una gran bofetada como respuesta, haciéndolo chocar contra la pared.

-    Por supuesto que vas a hacer lo que yo te diga. No pasarás un día más en este inmundo agujero, nos vamos AHORA –la voz de Géminis se oía peligrosa, indicio de que su paciencia estaba al límite.

Saga se odiaba por haber golpeado a su compañero, más aún cuando vio el hilo de sangre bajar por sus labios, pero Afrodita podía ser tan malditamente terco e irracional que exasperaba a cualquiera, y ahora que estaba en ese estado era aún peor.

 

Found below the creatures scream

Stranglehold, a God machine

Begging to tear us out

Worn as hope

 

La reacción del menor fue escupir a los pies del otro y correr de regreso a la habitación. Una actitud además de infantil, completamente inútil. Pero como no pensaba con claridad, por un momento tuvo la ingenua esperanza de que aquella puerta a maltraer pudiera detener al geminiano. Bastó una patada de este para derribarla y el otro lanzó un grito de frustración.

-       ¡¡Porqué no me dejas en paz!! –exigió sacudiéndose el cabello con desesperación.

-       Ya te lo dije Afrodita… -el mayor habló con toda calma.

-       Dijiste pura basura…

-      Dije la verdad. Sabes lo que siento por ti, sabes que te he querido desde hace años… y no de manera fraternal.

-    ¡¡Eso es mentira!! Te gustaba que acatara tus órdenes sin chistar, que fuera tu perrito faldero… -reclamó con fuego en sus ojos- y ahora simplemente te sientes estúpidamente culpable porque morí siguiendo mis ideales, que casualmente eran los mismos de tu lado maligno, y te carcome aún no haber logrado que me arrodille ante ti como lo hice con él…

-    No quiero que te arrodilles frente a mí, te quiero a mi lado ¡¡te lo he repetido hasta el cansancio!!

 

Afrodita apretó los labios y en seguida hizo algo inesperado. Se lanzó a besar al mayor, sin previo aviso. Este abrió los ojos por la sorpresa, pero rápidamente correspondió. Rodeó al pisciano por la cintura y lo tomó en brazos para cargarlo hasta el catre, volviendo al inicio. Nuevamente dejaron aflorar el deseo acumulado, repartiendo besos y caricias por doquier, Afrodita de espaldas y Saga sobre él. Rápidamente comenzaron a desvestirse.

Cuando la blanca piel del sueco quedó expuesta, el heleno comenzó a lamer cada parte de su torso, estómago, pecho, jugueteó con sus tetillas, logrando sacarle un excitante gemido. Luego subió para encontrarse nuevamente con su boca y seguir mordisqueando el cuello, succionando para dejar su huella.

-     No represento nada bueno para ti Saga… debes dejarme ir –pedía el de Piscis entre jadeos.

-    Jamás… tú siempre has sido…y serás… MÍO… –respondió de la misma manera, intentando convencer al otro de que nunca se apartarían- Solo mío… Afrodita…

-    Estás confundido… yo no soy para ti… ¡ah! –exclamó al recibir un fuerte mordisco en el hombro. El mayor se incorporó sobre sus codos para mirarlos a los ojos.

-     No estoy confundido. Te amo y no descansaré hasta que te convenzas –luego se acercó para susurrarle sobre los labios, sintiendo su respiración- Así como sé que me amas a mí, también te darás cuenta de ello.

Después de eso ninguno volvió a hablar, simplemente se entregaron al placer anhelante de sus cuerpos. La conexión era innegable, parecían hechos el uno para el otro, algo que el de Suecia reconoció con pesar, pero solo para sí mismo.

 

You know I'm, you know I'm not dead

I'm just the tears inside your head

Forever waiting on the ways of your desire

You always find a way and through it all

Into us all you move

 

Continuaron amándose durante horas, perdiendo la noción del tiempo. Ya no sabían si era de día o de noche.

Saga se esmeró en complacer a su amante, como nunca antes había hecho. Era la primera vez que estaban juntos en mucho tiempo. Afrodita solo se había entregado a él en dos ocasiones desde que volvieron a la vida, durante los primeros meses, después comenzó con los rechazos y a evitarlo sutilmente. Aún así siempre estaba pendiente de su bienestar, observándolo, cuidándolo y debía que reconocer, también asechándolo un poco. Era más fuerte que él, el menor lo enloquecía, era su droga, no podía ni quería dejarlo ir, jamás lo haría; y por más que Afrodita lo negara, sabía que también lo quería y necesitaba.

Se acomodó mejor entre las piernas del menor y las alzó sobre sus hombros para aumentar el ritmo de las estocadas, era tan exquisito como siempre, nunca podría tener suficiente de él.

Repitieron el acto varias veces, en distintas posiciones, el mayor dominaba y el otro se dejaba hacer, estaba demasiado cansado, ya no tenía fuerzas para oponérsele. No entendía por qué le costaba tanto resistirse, siempre había sido así. Encima ahora era el Patriarca de la Orden, ¿Qué pensarían los demás si supieran  la relación que llevaba con “el traidor de Piscis”? Le causó algo de gracia imaginarlo.

Alcanzaron el orgasmo al mismo tiempo, en un solo gemido sincronizado. Cayeron juntos, Saga sobre Afrodita, estrechándolo con fuerza, tenía miedo de que escapara.

 

Forgotten touch, forbidden thought

We can never have enough

You know I'm not dead

 

Estaban abrazados. Afrodita con su cabeza apoyada en el pecho de Saga y este continuaba rodeándolo con sus brazos.

-    Nunca me ha gustado seguir órdenes… -susurró el menor tras varios minutos de silencio. El otro tardó un poco en contestar.

-     No tuviste problemas en seguirme cuando eras niño… ni seguir a Arles cuando se apoderó de mi cuerpo… -le recordó.

-     Lo hice porque creía que era lo correcto, no porque me gustara... siempre admiré tu fuerza y determinación…

-     ¿Y ya no lo haces? –preguntó separándose un poco del otro para verlo a los ojos.

-    No puedo admirar a alguien que se doblega voluntariamente frente a una niña que conoce poco y nada a su propio ejército…

-    Atenea es nuestra Diosa, nuestro deber es protegerla, no cuestionarla… -explicó de manera mecánica, como recitando un discurso aprendido de memoria. Afrodita solo pudo reír frente a ello.

-     Olvídalo… -dijo finalmente, volviendo a recostarse en el pecho del mayor, pero este se separó de pronto, sorprendiéndolo- ¿Qué sucede?

-     Recordé que te traje algo…

 

Saga estiró el brazo y recogió la pequeña caja de madera que había dejado en el velador. La abrió y extrajo una hermosa rosa blanca que el menor reconoció de inmediato.

 

-     Esa es… -murmuró con los ojos bien abiertos.

-     Una rosa de tu jardín… yo no tengo tu habilidad para comunicarme con las plantas, pero me parece que te extrañan mucho.

-    ¿Cómo pudiste entrar a mi jardín? Dejé el veneno activo antes de irme –comentó tocando los pétalos con la punta de sus dedos.

-     Tengo mis métodos… conozco todo de ti Afrodita, nunca lo olvides –Saga puso la rosa entre el cabello de su dueño- Además, pensé que valía la pena el riesgo con tal de traerte un buen regalo de cumpleaños.

-     ¿Cumpleaños? –preguntó extrañado.

-     Hoy es diez de marzo ¿lo olvidaste?

-     Oh –si lo había olvidado.

 

Una expresión melancólica llenó el rostro de Afrodita, quien tocaba delicadamente su flor, acariciándola como si fuera lo más preciado.

-      Como decía, creo que tus rosas te extrañan –continuó el mayor- igual que tus amigos…

-      ¿En serio? –preguntó en un susurro, viendo hacia la nada.

-     Si, Death Mask ha intentado varias veces salir en tu búsqueda, pero Shura y Aioria me han ayudado a mantenerlo quieto…

-     ¿Aiora? –eso sí le sorprendió.

-     Han pasado muchas cosas en estos meses –respondió esbozando una sonrisa.

 

Saga estaba utilizando su último recurso. Sabía que Death Mask y Shura eran el talón de Aquiles de Afrodita, la relación de hermandad que tenían era única en la Orden, sobre todo con el cuarto guardián, aunque no la manifestaran abiertamente. Pero él siempre estaba observándolo, por ello descubrió el cariño que se profesaban, haciéndolo sentir celos en un principio, hasta que entendió que no iba más allá de la amistad.

Si no lograba convencer a Afrodita con ese método iba a tener que tomar medidas drásticas, es decir, noquearlo y llevárselo a la fuerza, aunque él prefería intentar hacerlo entrar en razón para que lo acompañara por voluntad propia, una tarea titánica. De cualquier forma, Saga estaba seguro de algo, ese día Afrodita regresaba con él al Santuario.

-     No sé cuánto tiempo más podré sostener esta mentira, el hecho de que yo me haya ido ya generó sospechas en algunos… si no regreso contigo esas sospechas se incrementarán. Por eso te pido que no sigas negándote.

-     Saga…

-   Dame una oportunidad, solo una Afrodita. Déjame mostrarte que puedes ser feliz en el Santuario, con tu jardín, tus amigos y sobre todo, conmigo… -pidió entrelazando sus dedos.

 

Afrodita desvió la mirada, sentía los ojos de Saga sobre él, tan intensos como siempre, ansiando su respuesta.

Quería creerle, era tan grande la tentación, la oportunidad de sentirse amado por el hombre que alguna vez consideró un Dios, pero era arriesgarse demasiado. No quería volver a sentirse asfixiado, ¿qué debía hacer?, La balanza no se inclinaba para ningún lado, le correspondía a él decidir. De pronto se sintió agotado.

 

We all want to hold in the everlasting gaze

Enchanted in the rapture of his sentimental sway

But underneath the wheels lie the skulls of every cog

The fickle fascination of an everlasting God

 

Saga continuaba esperando la respuesta del menor, comenzando a impacientarse. Este terminó por volver a recostarse de espaldas en el catre.

 

-     Tengo sueño… -dijo en un hilo de voz, acomodándose mejor y cerrando los ojos.

-    Podemos ir a descansar a un lugar más cómodo –sugirió el mayor, pero no hubo respuesta.

 

La acompasada respiración de Afrodita le dio a entender que ya se había dormido, y vio que aún tenía la rosa en el cabello. La tomó con cuidado para volver a depositarla en la caja.

Estuvo un buen rato observando al durmiente, jamás se cansaría de mirarlo, le encantaba todo de él, incluso su intratable personalidad. Al final ambos eran muy similares, por eso se entendían y complementaban tan bien. Hace tiempo había decidido que estarían juntos, no importa que deba hacer, porque sabía que en el fondo Afrodita sentía lo amaba, y si no, se encargaría de que aprendiese a hacerlo.

Con solo recordar la primera vez que el menor se entregó a él sentía todo su cuerpo estremecerse. Afrodita era tan joven y aún conservaba algo de inocencia, fue glorioso. Lo único que lamenta es que Arles hubiese tenido el control en ese momento, ya que solo pudo disfrutar de manera secundaria, el muy maldito se llevó lo mejor durante años. Tuvo que esperar a la última resurrección para tomarlo como él mismo y lo hizo con todo el deseo acumulado, estuvieron toda la noche en Géminis, sin detenerse un segundo, no quería apartarse de su lado. Debía admitir que se obsesionó un poco, la necesidad de tenerlo era demasiada y eso terminó por asustar a Afrodita. El pisciano amaba su libertad y escapaba cuando se sentía ahogado, “creo que es algo para tener en cuenta” se dijo a modo reflexivo, minutos antes de caer dormido junto a su amante.

 

El despertar no fue tan alentador para el nuevo Patriarca. Lo primero que notó al querer tocar a su compañero fue que este no se encontraba y se incorporó de un salto para recorrer la habitación con la vista. Nada, Afrodita se había ido, igual que al rosa blanca que le trajo como regalo.

Se vistió a toda prisa maldiciéndose por haber bajado la guardia, “¿cómo pudo salir sin que lo notara?” meditó sin entender, Saga siempre había tenido el sueño liviano. Fue entonces cuando sintió la esencia. El veneno de Afrodita flotaba en el aire, eso debía haberle ayudado a escapar con tranquilidad.

 

-       Pequeño bastardo, la próxima vez te ataré a la cama… -gruñó hacia la nada.

 

Debió prever que algo así ocurriría, después de todo Afrodita siempre se las arreglaba para hacer lo que quería, por más que sus actos lo llevaran a un mal final. Era orgulloso y obstinado como él solo.

 

Temía lo que pudiese hacer, el pisciano era capaz de escapar hacia alguna isla perdida del Pacifico Occidental si le daba la gana, entonces comenzarían otros meses de persecución intentando seguirle el rastro de país en país. Si eso ocurría se le haría imposible continuar encubriéndolo, y si los otros llegaban descubrir su deserción, él como Patriarca debería cumplir el reglamento, por eso debía detenerlo. Lo peor es que sabía que Afrodita era consciente del riesgo, después de todo estaba preparado para morir cuando lo encontró. Se juró que le quitaría esas ideas de la cabeza aunque fuera a palos, no aceptaría que en esta nueva oportunidad siguiera pensando en la muerte tan a la ligera.

 

La opción de noquearlo para llevárselo al Santuario era la única que parecía factible en ese momento, pero primero tenía que encontrarlo.

 

You know I'm not dead

I'm just living in my head

Forever waiting, forever waiting on cruel death

You know I'm not dead

I'm just living for myself, forever waiting

 

Saga corrió con la ropa aún desarreglada, lo único que le importaba era alcanzar a Afrodita antes de que volviera a desaparecer. Salió de aquel antro y llegó a un callejón, el repentino encuentro con la luz solar le lastimó los ojos, notando que debía ser mediodía. El barrio que lo rodeaba reflejaba la miseria que se vivía al interior del fumadero. Si él no fuera uno de los hombres más poderosos del planeta, dudaría seriamente en ir a meterse ahí.

 

Siguió avanzando hasta llegar a una calle más ancha, miró hacia todos lados intentando sentir la presencia del otro, era lejana, pero estaba. Continuó la búsqueda guiado por su instinto, el cual siempre lo llevaba hacia el pisciano. Sus pasos era cada vez más apresurados, hasta que finalmente se detuvo al doblar en una esquina.

 

Ahí estaba Afrodita, de pie en medio de una solitaria vereda. Vestido con su clásico abrigo largo ceñido al cuerpo. Sostenía la rosa blanca en su mano izquierda, girándola suavemente, sin dejar de mirarla. No parecía que tuviese prisa por escapar.

Saga respiró aliviado y se acercó lentamente hasta quedar junto a él, mirándolo con expresión neutra. Esperó en silencio a que el otro hablara.

-    ¿De verdad pensaste que había muerto en la avalancha? –preguntó de pronto, aún observando la flor en su mano.

-    Al principio, ya que me informaron que no llevabas tu armadura…

-    ¿Tan débil me crees? –volvió a preguntar, esa vez con un dejo de reproche en su voz.

-   Para nada, pero cuando quieres a alguien rara vez piensas de manera racional. Mi primer impulso fue salir a buscarte, luego me tranquilicé dándome cuenta de que era imposible que estuvieras muerto.

-    ¿Porque soy un Santo de Oro?

-     Porque aún era capaz de sentir tu presencia en la tierra –confesó seriamente, haciendo que el otro al fin lo mirara- Te dije que sé todo sobre ti Afrodita, eso incluye si estás vivo o no, aunque sea en el último rincón del planeta… ¿aún no me crees?

 

You know I'm not dead, you know I'm not dead

You know I'm not dead, you know I'm not dead

 

Se produjo un nuevo silencio, algo que ya se había hecho costumbre entre ellos. Saga confesaba algo y el pisciano parecía meditarlo. El mayor Siempre esperaba a que el otro terminara con sus cavilaciones y volviera a hablar.

-     Solo una… -dijo mirando a los ojos del heleno.

-     ¿Cómo?

-     Solo una oportunidad… no quiero causar problemas a mis amigos con mi eventual muerte –comentó con tranquilidad. Saga sonrió para sí mismo, esa actitud de Afrodita era la que tanto amaba y detestaba a la vez, ambos eran una maraña de contradicciones.

-     Una oportunidad es todo lo que pido, no te arrepentirás –aseguró sin titubear.

-    Ya veremos… -aceptó carente emoción, depositando la rosa en las manos del mayor- Vámonos de aquí, aún quiero celebrar mi cumpleaños en el jardín de Piscis.

-    ¿Estoy invitado?... –inquirió desinteresadamente.

-     Lo pensaré… –fue la respuesta.

 

Aún sin mostrar emoción en su rostro, Afrodita dio media vuelta y comenzó a caminar, seguido de un satisfecho Saga.

Si bien no era la reacción que esperaba (le hubiese gustado mayor emotividad), el actual Patriarca sabía que esa actitud era normal en el orgulloso guardián de los Peces Gemelos, él como experto en dualidad lo conocía muy bien. Por el momento se conformaba con que el menor hubiese aceptado volver con él y darle una oportunidad.

De ahora en adelante se aseguraría de que Afrodita viera al Santuario como su hogar, pero sobre todo, que comprendiera el amor que se profesaban. El lugar del guardián de Piscis era junto a él, ya fuera en Grecia o en cualquier parte del mundo, en esta y en la siguiente vida, siempre se corresponderían. Sonriendo de medio lado, Saga caminó siguiendo al sueco. Ese mismo día abandonaron juntos aquel país, rumbo a un futuro por demás incierto.

Notas finales:

Así termina esta historia. Es diferente a las de la serie anterior, esas fueron más románticas. Pero bueno, insisto en que una relación entre Saga y Afroidta no puede ser fácil, se me hace intensa y compleja. 

Dejo el link de la canción con subtítulos por si a alguien le interesa oirla: 

https://www.youtube.com/watch?v=caw9M0vn9b4

Nos vemos en la próxima historia. Saludos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).