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Mar y tierra por Lnemesis

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Notas del fanfic:

 

 

 los personajes le pertenecen a Tadatoshi Fujimaki sensei.

 

 

 

Notas del capitulo:

haber....bueno fue un comienzo tal vez siga escribiendo y pueda crear una historia completa, pero como lo escribi para un concurso lo deje como oneshot. Gracias por leer.

Dedicado para aquellos que no se olvidaron de mí. Gracias.

-¡Cuéntanos un cuento o mejor una historia!

 

-¿Un cuento? no se me ocurre nada y ¿sí mejor jugamos?

 

-¡no!  ¡Una historia!

 

-¡Bien ustedes ganan!, pero no soy bueno así que no me interrumpan ni me pregunten nada hasta terminar, entendido,

 

-¡¡¡Sí!!!

 

-A ver cómo empiezo... ¡ya sé!

*********************************

 

Hace mucho tiempo atrás, cuando el mundo no era tan tecnológico ni moderno cómo ahora, eran tiempos de criaturas mitológicas, Mágicas, y fabulosas, el hombre convivía en armonía con la naturaleza y compartía junto con estas criaturas la soberanía del mundo.

 

Aunque algunos les temían, y pensaban que sería mejor que desaparecieran  o al menos que se mantuvieran alejados de los pueblos humanos.

 

Fue por ello que estas criaturas se volvieron muy cautelosas y prefirieron alejarse de los humanos y vivir en lo profundo del bosque, de las montañas o el mar.

 

Formaron grupos, o tribus para protegerse y vivir entre ellos mismos.

 

Por el momento las razas Vivian en paz.

*****

 

Una noche una tormenta, azotó fuertemente, haciendo destrozos; la tribu de los centauros tuvo problemas, los niños centauros por el temor de la tormenta  huyeron espantados, los adultos al mando de su joven líder salieron en búsqueda de ellos.

 

Su líder era un pelirrojo de ojos color vino, con piel tostada, por las largas horas que trotaba bajo el sol, a pesar de ser mitad humano y mitad caballo, nadie negaría su masculina belleza y su porte de grandeza.

 

Habían ya encontrado a todos los niños cuando un rayo impacto un árbol, este iba a caer encima del grupo pero el de ojos de color vino, protegió con su fortalecido cuerpo, a los demás, quedando lastimado de su pata derecha delantera.

 

-¡¡¡líder!!!

 

-¡váyanse!, busquen refugio hasta que pase esto.

 

-¡no podemos dejarlo aquí!

 

-¡estoy bien!, esto no acabará conmigo, y es una orden ¡llévense a los chicos y protéjanlos!

 

Los centauros adultos asintieron y se llevaron a los niños, las órdenes de su líder eran absolutas.

 

El pelirrojo se quedó aún inclinado por el dolor, parte de esa rama había atravesado la carne, y la sangre salía sin parar.

 

Trato de buscar un refugio cercano, no estaba entre sus pensamientos el morir, los centauros eran una raza fuerte y sobretodo terca, no se rendiría fácilmente.

 

Fue cuando diviso una pequeña cueva, esperando que sea lo suficientemente grande para que pueda entrar se paró como pudo y se encamino hacia allí.

 

La entrada de la cueva era algo pequeña al menos para su gran cuerpo, pero pudo entrar, se sorprendió al ver lo amplia que era por dentro.

 

Fue cuando lo vio.

 

Dentro de la cueva había una especie de manantial muy grande y de seguro muy profunda pero eso no fue lo que dejó anonadado al joven centauro, sino fue cuando vio un cabello dorado junto con unos ojos que no parecían reales, ¿podía haber ojos hechos de oro? se preguntaba, ese humano era hermoso, pero era imposible que hubiera uno así, al menos que...

 

Estaba perturbado con sus pensamientos cuando vio algo que emanaba reflejos entre azules y verdes en el agua muy cerca del extraño.

 

Al verlo mejor se dio cuenta, ¡era una cola de pescado¡  ¡ese chico era una sirena!, era la primera vez que veía uno, había escuchado sobre ellas por los ancianos de la tribu, decían que eran bellas pero engañosas , pero en serio que se quedaron cortos al hablar sobre su belleza.

 

Mientras la sirena veía asombrado al igual que el primero, nunca había visto antes un centauro ni otra criatura terrestre, le habían advertido tener cuidado con las criaturas de la superficie, porque no eran de fiar.

 

Pero aunque le daba miedo el aura del pelirrojo, no podía dejar de pensar que ese joven era físicamente sorprendente, el también poseía músculos, pero los músculos de ese extraño eran mucho más tonificados y ese color de piel era muy atrayente, nunca vio esa piel tostada, porque los habitantes de los mares tienen la piel muy blanca casi traslucida.

y esos ojos, rojos oscuros, ¿existían ojos y cabello de ese color? se preguntaba.

 

De pronto la pierna herida del centauro no pudo soportar más su peso y cayó, por lo intempestivo del acto la sirena se asustó y se sumergió en las aguas.

 

Se había ido, o eso pensó se preguntaba si las sirenas podrían hablar, pero sabía que cantaban, algunas veces había podido escucharlas, era muy hermoso.

 

La herida se estaba infectando, ya sentía fiebre, tal vez sólo imagino haber visto esa sirena.

 

Acostó su inmenso cuerpo con dificultad, respirando rápidamente.

 

Pero la sirena no se había ido y saco lentamente su cabecita fuera del agua para mirar al centauro.

 

-no te enseñaron que es de mala educación husmear y más a un enfermo ¿eh sirenita? o soy un espectáculo para ti, o esperas que muera para luego curiosear mis restos.

 

-al escuchar eso el rubio frunció el ceño y contestó.

 

-¡No somos  pirañas! , y no comemos restos de otros, no somos unos salvajes como ustedes los terrestres.

 

-¡oh, es así! perdóneme entonces, pero preferiría que te largues, no me gusta dar lástima ni qué me vean vulnerable. (Él pelirrojo se había acostumbrado a su vida como el líder y el más fuerte, no le gustaba demostrar debilidad al menos su cargo no le permitía)

 

-¡Lo haría! ( el rubio tampoco era de quedarse callado) , pero la tormenta es fuerte y las olas del mar solo me golpearían, encontré esta cueva para poder refugiarme, ¡fui el primero tú eres el que debería irse!

 

-Perdona entonces, pero en mi estado no creo poder moverme (agregó irónicamente)

 

La sirena emergió más su cuerpo y muy despacio se acercaba para poder ver mejor, al parecer el otro estaba muy débil y no presagiaba peligro.

 

-tú sabes que soy una sirena, pero ¿tú que eres?

 

El dolor era fuerte pero trato de mantener la conversación

 

-Soy un centauro, al parecer nunca has visto uno antes.

 

-¿Centauro? No, ¡es la primera vez que veo uno!

 

Fue cuando estudiándolo vio su pierna.

 

-¡Estás lastimado!

 

-Y hasta  ahora te das cuenta.

 

-¿Duele mucho?

 

-¿Qué acaso las sirenas no sienten dolor?, pues con una herida así es normal sentirlo ¿sabes?,  pero sé  me pasará, soy fuerte.

 

La sirena lo pensó algunos segundos pero después con valor agrego.

 

-Puedo curarte, pero ¡prométeme no hacerme daño!.

 

El centauro lo miro asombrado

 

-¿Curarme?  Cómo y porqué lo harías.

 

Eso mismo también se preguntó, ¿porque lo haría? pero sin embargo quería hacerlo.

 

-Me acercaré, ¡pero no me hagas nada!.

 

-Creo que debería ser yo el que dijera eso, ya que estoy en desventaja.

 

Lentamente la sirena salió del agua y se deslizo al lado del centauro.

 

Mientras el mencionado, si antes hubiera pensado que ese rubio era bello ahora con todo su cuerpo expuesto fuera del agua, era más que hermoso, nunca pensó sentir una sensación de tibieza como lo estaba sintiendo ahora, pero algo le decía que podía confiar en ese rubio.

 

-Tienes la pierna perforada y la herida es grande, tu piel interna esta expuesta y de seguro has perdido mucha sangre.

 

-Dime algo que ya no sepa.

 

-Mira, lo que voy a hacer más te vale que nadie lo sepa ¡entendiste!, aún no sé porqué te ayudo, supongo que el alma del universo te quiere mucho y me puso en tu camino para ayudarte.

 

Dicho esto se agacho a besar la pata herida.

 

Eso descolocó al centauro, pero quedó inmovilizado por las acciones del rubio. Lo extraño era que el dolor se iba.

 

Sentir la lengua de la sirena fue algo que nunca experimento, su lengua era suave como la seda, su respiración cálida, sintió una corriente de electricidad que erizaba toda su espalda.

 

De pronto el oji dorado levantó la cabeza.

 

-Creo que ya es suficiente, y ¿que tal? ¿cómo te sientes?

 

El pelirrojo que aún estaba anonadado respondió -¿sentir?  ¿a qué te refieres? yo...

 

Y entonces se dio cuenta, ¡no había dolor!, y podía mover la pata fácilmente, es más,  la herida había cerrado completamente ¡que rayos había pasado!

 

 

-¡tú! ¡cómo lo hiciste!

 

-Nuestros fluidos son curativos, la saliva ayuda, ¡pero las lágrimas son aún mejores!, pero no vi razones para llorar además las sirenas no lloramos fácilmente, ¿será porque vivimos en el agua? y allí llorar es como no hacerlo.

 

El joven se asombró, no sabía de eso.

 

-Yo...gracias y perdón por tratarte tan rudo, es sólo que soy el líder de mi tribu, somos centauros y rudos, olvide la gentileza.

 

-descuida sabia qué eras noble, tú mirada reflejaba un alma pura.

 

-Taiga, así me llamo y tú.

 

-Ryouta.

 

Ambos se quedaron mirándose él uno al otro, no sabían por qué pero una atracción nació entre ellos aun sin darse cuenta.

 

-y cuéntame Taiga como es la vida bajo el sol, por lo que veo la tormenta tardará en aminorar así que ¡cuéntame cosas!

 

El pelirrojo pudo ver el cambio del rubio, primero temeroso y cauteloso pero ahora hablaba confiadamente con un brillo en los ojos y una hermosa sonrisa.

 

-Pues no creas que es fácil, hay que trabajar duro y...

 

-pero pueden ver y oler las flores ¿no? y ¡subir a esas cosas grandes y verdes!.

 

-¿te refieres a los arboles?

 

-¡eso!  ¡Árboles!, y comer muchas cosas diferentes y ver muchas cosas,

 

-Pues sí, tienes razón pero ¿qué me dices del mar?, ¡debe también ser bueno vivir ahí!

 

-Sí no es malo, pero la comida siempre sabe igual, pero hay lugares para investigar y a veces se puede encontrar barcos hundidos ¡es emocionante!, pero me gusta la superficie aunque sea tabú entre mi aldea.

 

-¿Tabú?

 

-pues....tenemos la regla de no mezclarnos con los de la superficie.

 

-¡Ajá! entonces eres un rebelde, mirá que estás hablando conmigo e incluso me curaste.

 

-¡Eso fue!.... ¡hay yukio! ¡¡¡¡me matará cuando se enteré!!!

 

-¿yukio?

 

-Es mi mayor, algo así como un hermano, es mi mejor amigo, lo admiro y respeto mucho, pero siempre me sermonea y reta, pero se qué lo hace por mi bien.

 

-Y ese yukio ¿te hará algo por haberme ayudado?

 

-De seguro me golpeará, así que Taiga, este será nuestro secreto, nadie debe saber qué me has visto ¡por favor!

 

-al pelirrojo  le hizo gracia los pucheros que hacia el rubio.

 

-Está bien será nuestro secreto.

 

-Gracias Taigacchi

 

-¿¡Taigacchi!?

 

-¡Ups!  perdón, tengo esa mala costumbre de llamar así a los  que  me caen bien.

 

-¿Caerte bien? , pero si apenas me conoces, las sirenas son muy confiadas.

 

-¡No lo somos!, pero tú me das confianza, no pareces malo.

 

-¿Quién sabe?, puedo ser malo también

 

Silencio

 

El centauro no pudo soportar y comenzó a reír.

 

-¡Hubieses visto tu cara!, ¿aún me tienes miedo no?

 

-¡No es así!, soy una sirena valiente.

 

-¿Si? y muy tonta creo.

 

-¡¡¡Taigacchi!!!

 

-¿Ryouta no es así? Descuida ¡te protegeré!

 

Ese “te protegeré” le salió tan natural que el mismo se sorprendió, por su lado la sirena no pudo evitar el sonrojarse, cosa extraña en criaturas como él.

 

-Digo… qué protegeré nuestro secreto, (era la primera vez que se sentía tan nervioso)

 

-Está bien respondió  tímidamente la sirena.

 

 Afuera la tormenta aún arreciaba con fuerza, mientras Taiga miraba de reojo a Ryouta, sus ojos dorados eran tan misteriosos, y tenía como sombra esas pestañas tan  largas, su piel era muy pálida casi traslucida y su boca y nariz pequeñas, sus labios tenuemente de color carmín, no pudo evitar que su mano se alzara y tocara su mejilla.

 

Al sentir el contacto la sirena se sobresaltó y se  alejó un poco.

 

-¿¡¡Que haces!!?

 

Aún con la mano alzada en el lugar donde antes había estado esa mejilla, el centauro se hacia la misma pregunta, pero no dejaría notar su nerviosismo.

 

-Sólo quería tocarte, tu piel es muy traslucida y me dio curiosidad saber cómo era el tacto con tu piel, y déjame decirte que eres muy frio.

 

-¡Pues claro!, nuestra temperatura no es igual a la de los terrestre, nuestra piel es así porque esta acostumbrada a las bajas temperaturas del mar y somos traslucidos porque el sol no llega mucho a nuestra aldea, es más, mi sangre no es del mismo color que la tuya, mi sangre es trasparente y la tuya es roja, me sorprendió un poco al verla.

 

-¿Su sangre es traslucida también?

 

-Sí, así es y creo que ya dije mucho.

 

-Tu cola, parece hecha de joyas.

 

-¿mí cola? ¿Te refieres a mi aleta central?, está cubierta de escamas, estas escamas son muy fuertes y no son como las escamas comunes de los peces, su dureza nos protege de no lastimarnos entre las rocas, los ancianos dice que las escamas son tan duras como el diamante.

 

-¡Son hermosas!

 

Lo dicho sonrojo aún más a la sirena.

 

-Pues... No es nada del otro mundo, todos tenemos escamas así.

 

Otra  vez los impulsos le ganaron al centauro quien toco la cola de la sirena.

 

-¡Oye!  ¡Ya basta! No me toques.

 

Pero él lo ignoro y seguía haciéndolo.

 

-¡En serio se notan duras! a pesar de ser tan ligeras, nunca había visto algo parecido.

 

-¿Sabes una cosa Taigacchi?, ¡no deberías tocar a nadie sin su permiso!, ¡acaso no te lo enseñaron de pequeño!

 

Y diciendo eso alejó su cola.

 

Taiga se dio cuenta que lo había incomodado

 

-Lo siento, soy muy intempestivo, reaccionó primero y luego lo pienso.

 

-Ya me di cuenta pero… ¿Yo también puedo tocarte? Ya lo hice antes con tu pierna pero estaba nervioso, ¡puedo tocarte ahora!

 

-¿¡Tocarlo!? – pensó- no tenía nada de malo, ¿no es así? solo sería un pez un poco grande (mucho) tocándolo.

 

-¡Está bien!, es justo yo también te toque.

 

La sirena se acercó más, y extendió sus blancas manos tímidamente, llegando a tocar el rostro de su interlocutor.

 

-¡Estas caliente! ¡Y mucho!

 

-Es normal, nosotros no somos frio como ustedes, y los centauros tenemos la temperatura mucho más alta que los demás.

 

Luego con la otra mano toco parte de su pierna de caballo, eso sí lo estremeció,

 

-Aquí aun eres más tibio, dime Taigacchi ¿que son los centauros en realidad?.

 

-Somos criaturas protectoras del bosque, mitad caballo, mitad hombre, somos físicamente fuertes tenemos un don con el arco y flecha y no es por presumir pero soy el mejor en ello.

 

-Nosotras las sirenas a pesar de nuestro aspecto también somos fuertes, y como ya sabrás, cantamos para cambiar el rumbo de las olas, aunque no muchas pueden hacerlo, pero cantamos para sentirnos uno solo con la naturaleza y el alma de universo.

 

-Una vez me dijeron que ustedes purifican las aguas.

 

-¡¡¡Y lo hacemos!!! Es un arduo trabajo, el hombre cuanto más aprende, ¡más contamina!, es un ser a veces muy egoísta.

 

-Lo sé, también hemos tenido algunos problemas, el actual rey quería que nos uniéramos a sus batallas, pero no aceptamos, si se quieren matar entre ellos que lo hagan, pero no tenemos por qué ensuciarnos las manos.

 

-¡Son una tribu muy salvaje la de los humanos!, para los habitantes del mar, hay una ley que se nos prohíbe tener contacto con ellos.

 

-¿Y hay una ley que prohíba tener contacto conmigo?

 

Esas palabras en doble sentido, ¿pero porque lo hacía?, aun así le gustaba molestar a esa sirena.

 

-No es una ley pero…siempre nos piden tener mucho cuidado con las criaturas bajo el sol.

 

La tormenta iba menguando, pero esos dos no se percataban de lo que pasaba afuera, comenzaron a platicar de una forma como si hubieran sido amigos desde siempre, a Taiga le gustaba esa sonrisa de la sirena, y a Ryouta le gustaba también la del centauro.

 

-Y dime ¿tú también cantas?

 

-¡¡Claro!! ¡Y lo hago muy bien!.

 

-Déjame tener dudas sobre ello

 

-¡Eh!  ¿Por qué?

 

-Porque tienes una voz muy chilluda, ni me imagino como cantarás.

 

-¡Mooo Taigacchi! eso no fue amable, y aunque haya sirenas que cantan más hermoso, yo no me quedo atrás.

 

-Perdón, no quería herir tu orgullo.

 

Y de pronto los rayos del sol se filtraron por algunas grietas de la cueva.

 

-¡¡¡Ya amaneció!!! ¿Tan pronto?

 

-Parece que la tormenta ya pasó, y el tiempo también paso rápido

 

-Sí, creo que debo regresar, deben estar preocupados por mí, de seguro yukio me golpeará.

 

-Yo también debo volver con mi tribu, debemos arreglar los destrozos que dejó la tormenta.

 

-Bien entonces… ¡adiós Taigacchi!, fue bueno conocerte, al menos sé que los centauros no son tan malos, aunque tengan cejas extrañas.

 

-¡Oe!, para que lo sepas, las cejas así, demuestran la superioridad de un centauro.

 

La sirena se preparó para volver al agua, pero no sabía porque se sentía ansiosa.

 

-Taigacchi… ¿y si nos vemos en este mismo lugar en la próxima luna nueva?

 

El centauro que también se sentía vacío cuando vio la espalda de la sirena queriendo volver al mar se sorprendió de lo dicho por ella.

 

-¿Vernos de nuevo?.

 

-Sí… pero sólo si lo quieres… es que quiero saber más de la superficie, y tú eres mi único amigo terrestre y…mejor olvídalo ¡ya me voy!

 

-¿Amigo? ¿soy tu amigo?

 

El rubio volteo y lo miro con tristeza al pensar que Taiga no compartía ese sentimiento.

 

-No quería ofenderte Taigacchi yo…

 

-¡Espera!  ¡no lo malentiendas!, es sólo qué…¿de verdad piensas que podemos ser amigos?, somos de tribus diferentes y…

 

-pero…me gustaría ser tú amigo Taigacchi.

 

El pelirrojo lo miro y esbozó una sonrisa escandalosa.

 

-¿¡Taigacchi!?

 

-Ryouta, sí se entera tu tribu te castigarán y tal vez a la mía tampoco le agrade, así que será nuestro secreto, ¡está bien, seremos amigos!

 

Los ojos del rubio se iluminaron y su cola chapuceaba en el agua emocionado.

 

 -Entonces ¿nos vemos en la próxima luna nueva?

 

-Está bien

 

-¡Y tráeme esos dulces y comida de los que me hablabas!.

 

-¿También carne?

 

-No… ¡carne no!, soy vegetariano. Yo también te traeré algo. Entonces hasta luego Taigacchi

 

Y sacudiendo su mano con una sonrisa la sirena se sumergió en las aguas.

 

-¡Debo estar loco!, mira que volverme amigo de una sirena pero…creo que lo echaría de menos si no lo volviera a ver.

 

 

**************************************************************************

-y…¡¡Fin!!

 

 

-¿y?...

 

-cómo que ¿y?

 

-¡termina así la historia!

 

-sí ya término.

 

-¡cómo que término!-corearon los niños-

 

-¡pues ya! , el centauro y la sirena se volvieron amigos y fin.

 

-pero… queremos saber más de ellos, eso no fue romántico papá -refutó la pequeña pelirroja.

 

-¡deja de lado lo romántico! -se quejó el niño-, ¿y las peleas entre tribus? ¡Toda buena historia tiene peleas,  problemas y malos!

 

El pelirrojo mayor estaba perdiendo la paciencia, eso le pasa por intentar entretener a sus hijos, mejor hubiera cogido la pelota de básquet y cansarlos hasta que cayeran dormidos.

 

-¡oye!  Sería bueno si me ayudaras no -dijo esto desviando la mirada hacia el rubio  que estaba cocinando algo.

 

-¡No!, me tocaba cocinar a mi hoy y a ti entretenerlos. Además eres muy creativo Taigacchi, mira que usar nuestros nombres…

 

El mencionado se sonrojó.

 

-Ellos aún son pequeños y sólo nos conocen con el  nombre de papá y papi -Dijo en su defensa-

 

-sí, sí lo que tú digas. Pero ahora tienes problemas,  porqué esos dos son tan tercos cómo tú y no se pondrán tranquilos hasta que les cuentes más sobre el centauro y la sirena….

 

-¡Esta bien!..., haber… ¡ya!  Las tribus se enfrentaron con los humanos .Y tuvieron tres hijos y vivieron felices para siempre…

 

Los dos niños lo veían con cara de decepción.

 

-¿Y, ahora qué? ¿Que ahora no es épico y romántico?

 

-¡No papá!  ¡No lo es!  -Ambos niños respondieron a la vez-

 

-¡Es cierto!  Y como van a tener hijos si son un centauro y una sirena ¡que serían sus hijos!, ¿peces centauro? -Le dijo el niño-

 

-¡Papá estas yendo en contra de las leyes de la naturaleza! -Le respondió la niña-

 

-pero… ¡por favor ayúdame!  El mayor busco ayuda y lo que vio fue a su pareja riéndose de forma destornillada.

 

-esto es demasiado… ¡nunca pensé divertirme tanto! -decía entre risas- Taigacchi ¡eres un fenómeno contando historias!

 

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¿FIN?

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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