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Celos por pandorayaoista

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Notas del capitulo:

Holiwish!!!...

Bueno tendré que organizarme un poco para no dejarles abandonados así que actualizare los fines de semana… y las actualizaciones irán una y una por lo que la próxima semana toca *redoble de tambores*… “no hablare de mi amor” así que tranquilas que no abandonare ese fic

Bueno ese era el aviso, las quiero!!

El mayordomo entro en la biblioteca con la mirada baja y con el pedido de su amo en una bandeja de plata la cual dejo sobre una mesita de centro frente a su amo, ciel bajo el libro y vio al peli-negro con los ojos tapados por su cabello mientras que un aura maligna lo rodeaba cosa que al menor le dio un mal presentimiento, se inclinó para tomar un pastelillo cuando el mayor lo tomo por la muñeca y lo arrojo de manera un tanto brusca dejándolo acostado boca-arriba sobre el amplio sofá de cuero con Sebastián sobre él y cuya mirada seguía oculta tras su cabello

¿Qué rayos?... ¡¡Sebastián quítate!!... ¡pesas!… – demando retorciéndose para quitárselo

Pero el oji-carmesí no lo dejaría escapar tan fácilmente, lo tomo por las muñecas aprisionándolas sobre los cojines por sobre su cabeza para después lanzarle una mirada rosa fluorescente y muy enojada – ¿quién es?... – pregunto cerio

¿Quién es, que?... – respondió el conde, tratando de no demostrar su miedo por con la actitud del mayor ya que estaba molesto y nunca antes se había molestado con él a tal grado como para inmovilizarlo

¡¡No trates de protegerlo!!,… ¡¿de quién estás enamorado?! – demando molesto, sus celos lo estaban cegando a tal punto de pensar que su amo estaba tan enamorado que trataba de proteger a “esa persona” de él

El peli-azul abrió su ojo visible enormemente, Sebastián lo sabía, sabía que estaba enamorado pero para su suerte no sabía de quién pero ¿Cómo se había enterado?, ¿Quién le dijo? Y ¿porque le importaba? Eran algunas de las preguntas que se hacía el joven conde quien no entendía nada de lo que ocurría

No sé de qué me hablas… – se defendió el menor volteando la mirada asía la mesita de centro

Sabes perfectamente de lo que te hablo… dime quien es y tal vez lo deje vivir… – amenazo sonriendo y mostrando su sonrisa de filosos colmillos

Te… te lo juro… no sé de qué… me estás hablando…. – titubeo nerviosos, lo que menos quería era que Sebastián se pusiera a matar a medio mundo solo por “curiosidad”, al menos eso creía que era

No jures en vano y ya confiésalo… – dijo dejando caer todo su peso sobre el menor el cual quedó quieto y sin escapatoria

Yo… no amo a nadie… enserio… – dijo el conde un poco sofocado por la situación, sintiendo la nariz fría del demonio rosar su cuello

Así que MI pequeño conde no quiere hablar ¿he?... bueno tengo maneras más… placenteras… de sacar información… – dijo cariñoso y haciendo énfasis en la palabra “mi”, con una mano sujeto las dos muñecas del conde con una mano mientras que con la otra comenzó a recorrer su vientre y pecho por sobre la ropa

¡¿Ha?!... ¡¡NO!!... ¡¡que ni se te ocurra tocarme, es una or…!! – la demanda del conde murió en sus labios los que fueron asaltados por unos más expertos y apasionados, el peli-negro con su mano libre comenzó a desabrocharle el chaleco verde botella mientras que trataba de colar una de sus piernas entre las de su amo las cuales permanecían muy apretadas

Ciel se resistía como podía, se removió inquieto tratando de zafarse del agarre que el peli-negro tenía sobre él y de romper ese beso tan apasionado que lo estaba dejando sin aliento, en un movimiento brusco el conde mordió fuertemente el labio del oji-rosa el cual se separó de él y se relamió los labios probando su sangre y el sabor del conde

Por favor ciel, no te resistas más… – pidió dulcemente, quería ser cariñoso con él para no asustarlo, quería demostrarle que él era mejor que cualquier otro

con su mano libre, que ya había terminado de desabrocharle el chaleco y la camisa, acaricio su sedoso cabello azul y ladeándole un poco el rostro para comenzar a repartir besos y lamidas en su cuello, en esa piel blanca y lechosa que tanto amaba, lo deseaba y mucho, necesitaba sentirse uno con su compañero, con su todo, sentir que todo estaría bien si permanecía entre sus brazos, demostrarle sin palabras cuanto le amaba, por fin savia que era proteger a alguien fuera de cualquier contrato y no dejaría que ningún entrometido se lo quitara

Beso su mejilla y bajo por su cuello dejando besos y chupetones, esmerándose más en uno que dejo debajo de su oreja, uno que se notaría de lejos y que duraría varios días, luego fue bajando por su pecho repartiendo besos y leves mordidas, su mano libre acariciaba su pierna derecha poniéndola alrededor de su cintura asiendo que la otra quedara entre las suyas y restregando la intimidad del menor descaradamente con su pierna

No… ya… ha!... ¡¡déjame!!... esto no es… mmm!...  ¡¡gracioso!!... – reclamaba el menor entre jadeos, su único consuelo era pensar que todo eso era una broma demasiado pesada de Sebastián debido a lo que había descubierto de él, que en cualquier momento se apartaría y se reiría al ver que sus atenciones lo estaban afectando

Dime quien es… – pregunto el peli-negro, lo disfrutaba mucho si pero no se le había olvidado el “detallito” de que un amo estaba enamorado de otro pero lo averiguaría y se encargaría de alejarlo, la mano que acariciaba su pierna subió por esta hasta su cintura y metiéndose entre ambos cuerpos para desabrocharle el pantalón al conde mientras su boca volvía a subir pero esta vez por el otro lado de su cuello besando y lamiendo esa zona sensible

Yo… mmm… no se… nhg!... – jadeo el peli-azul abrumado por las sensaciones nuevas que experimentaba, sintió que su pantalón era abierto, vio como Sebastián se quitaba el guante con los dientes y colaba su mano dentro de su ropa interior – los guantes me estorban para tocarte… quiero sentirte por completo… – dijo jadeando en su oreja la cual después mordió levemente mientras le miraba intensamente para luego bajar y repartir besos por su vientre

Suéltame… ha!.. déjame ir… – pidió el menor empezando a convencerse de que eso no era una broma, lo supo al ver todo el deseo y lujuria que desprendían los ojos carmesís de su mayordomo acompañados de otros sentimientos que no supo discernir con claridad

Sebastián tomo en su mano el pequeño miembro en desarrollo de su amo sintiendo que sus atenciones surtían efecto en él ya que estaba duro, comenzó a acariciar esa sensible piel en su mano, de arriba abajo y apretando levemente la punta de este con su pulgar

¡¡Ha!!... seb… ¡¡Sebastián!! – gimió el menor por el placer dado, estaba atrapado lo sabía, seria violado por el demonio que amaba en secreto, eso estaba claro y era lo que más le lastimaba, saber que Sebastián solo se estaba aprovechando de las reacciones de su cuerpo para encamarse con él y sacarle el nombre de quien amaba como cuando se acostó con la domadora de bestias o la monja, pero ¿con que propósito? No lo sabía y no quería enterarse tampoco ya que de seguro el tenerle así era solo un capricho del peli-negro

Ciel trago grueso ante sus pensamientos y sin poder reprimirse se le escapo un sollozo de dolor, cerró los ojos y ladeo el rostro mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas era la primera vez que lloraba desde que sus padres murieron y después de que todo eso pasara seria la ultima

Sebastián le bajo los pantalones y estaba a punto de hacerle una felación pero se detuvo en seco al sentir ese sonido tan desgarrador, miro asía arriba y se le partió el corazón al ver a su peli-azul llorar y se dio cuenta de lo que realmente estaba haciendo, de todo el daño que le causaba a su niño – yo… amo… – lentamente se separó de él, soltó sus manos y su intimidad, había cometido un error gravísimo, por culpa de sus celos casi le hace algo horrible a su ciel, a la persona que más amaba en el mundo, era claro que no le amaba y después de esto menos lo aria

El mayordomo a una velocidad demoniaca impresionante arreglo la ropa de su amo y salió hecho un rayo por la puerta de la biblioteca sin decir nada dejando al oji-azul muy confundido, aliviado y asustado...

Notas finales:

Espero les allá gustado

Besos -3-


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