05/05/16
Afuera, las estrellas llenan el cielo por completo. Un paisaje simple y común para muchos, pero hermoso y memorable para él. Por suerte, nunca deja su cámara en casa.
—Americano y un Moca con crema, cocoa, jarabe y galleta como decoración. Listo.
Pagó el pedido.
—¿Algo más?
—No, solo eso. Muchas gracias por quedarte atenderme — La barista hizo una leve inclinación respetuosa.
—No hay de qué, si me disculpas cerraré la tienda ahora. Que tengas buenas noches.
—Igualmente, Dara — Ella, quien arreglaba el mostrador en ese momento, elevó la mirada, el chico sonrió.
—No hagas nada estúpido — ambos mantenían la mirada.
—Ya no soy un chiquillo inmaduro —sin más abandonó la tienda con ambos cafés en mano.
Las calles estaban vacías, cosa normal considerando que son las 23:17 en un día entre semana, a duras penas una o dos personas eran visibles por ahí. Caminó sin apuro, su destino estaba a solo seis cuadras y media. Cruzando calles sin tránsito alguno, llegó.
"Lune Hotel " se levantaba frente a él cada vez más desgastado, aún nadie lo ha comprado. Entró, aún tenía la llave otorgada a su persona hace tiempo, y buscó las escaleras para subir hasta el último piso.
Soltó un risita curiosa, aún no comprende cómo subió 20 pisos cargándolo sin caer, minutos después llegó al último piso. La azotea. Salió, recibiendo de lleno la brisa nocturna sobre el rostro, pocos segundos fueron en los que admiro el lugar. Tal parece que Dara sigue cuidándolo o de lo contrario las flores estarían marchitas. De su mochila sacó un gran mantel para tender en el suelo y después sentarse sobre el mismo, en silencio bebió un sorbo de su café, admiro el lugar vacío a un lado. Lo llenó con el otro café que de alguna manera representaba a la persona que, quisiera, estuviera ahí. Suspiró derrotado y luego le sonrió a la nada.
Un año y debe cumplir lo prometido.
¿Cuánto tiempo lo hará? .
No lo sabe, además, el tiempo nunca debe ser contado.
Miró al suelo, este lugar lo hace sentir tan cerca de él que parece irreal. Siente, imagina, puede estar a su lado permaneciendo allí; piensa que él le sonríe dándole un discurso estúpidamente positivo de la vida o hablando de cosas sin sentido un momento para cambiar a un tema serio cinco segundos después. Durante varios segundos se concentró en el punto vacío a su lado, siendo que si seguía así, si continuaba viendo con tanto fervor y fuerza aquel espacio la persona que deseaba aparecería. Maldijo las ilusiones creadas por su subconsciente en desespero.
«No maldigas o serás maldecido»
Bufo, recostándose y manteniendo la vista en su reloj de muñeca a espera que el minuto acabe. Resultaba gracioso ver la ansiedad que tiene en estos momentos contando los segundos restantes. Solo un poco más y...
—¡Ya! — como un pequeño niño celebró levantando los brazos. El reloj marcó 00:00 a.m.
Ambos brazos los bajó lento, ahora lo único que observa era el cielo, la comisura de sus labios se curvó en una sonrisa melancólica. Le picaron los ojos.
— Feliz cumpleaños.
Pero llorar le estaba ahora prohibido.
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