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Un fénix para el fuego. por hiruma chan

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Notas del fanfic:

ESTOS HERMOSOS PERSONAGES HAN SIDO CREADOS POR: EIICHIRO ODA-SAMA -SENSEI!!!!

Notas del capitulo:

me salio de la caveza cuando mi sobrina leia la ¨maldicion de la bruja para la princesa¨

Un fénix para el fuego.

 

 

El príncipe del país del fuego, como otros tantos herederos al trono fue maldecido, las princesas eran encarceladas en torres con hechizos y maldiciones, los príncipes por otra parte eran sacrificados en batallas contra dragones, seres hermosos pero controlados por hechiceros practicantes de magia negra, enemigos de la tranquilidad que daban los pocos monarcas justos en aquellos tiempos de oscuridad.

Ace, príncipe conocedor e incondicional  protector de los dragones de fuego habidos en su reino, desde niño había coexistido con esas hermosas criaturas, por esa razón no había modo de que los dragones le agredieran. Al ser heredero al trono del rey e inevitablemente un joven estorbo para los hombres corruptos del reino, fue hechizado con la maldición del fuego.

 

“El amor y cariño nunca te faltaran, pero aquellos que te toquen, en cenizas se convertirán”

 

Al saberlo su hermano Sabo quiso abrazarlo brindando su consuelo, pero el cuerpo del príncipe se convirtió el feroces llamas que consumieron el aire, una prueba de aquel incidente fueron las quemaduras en el rostro de Sabo, el segundo hijo del rey, que al ser ilegitimo no había modo de que ascendiese al trono.

Luffy al ser el más pequeño, con solo siete años no entendía la razón del porque lo alejaban de su hermano mayor y cada que lo veía corría para intentar abrazarlo, por suerte él no salió herido, al menos físicamente, puesto que cada que su hermano lo rechazaba su corazón se estrujaba de dolor.

Pero lo que nadie sabía, ni siquiera los hechiceros oscuros, era que el fuego volvía al príncipe un ser de eterno existir.

El príncipe se quedó solo en la torre más alta de un castillo olvidado a lo largo de la historia, todo lo que conocía desapareció, todos a los que conocía partieron al otro mundo, incluso los dragones que adoraba llegaron al último de sus días y se despidieron de él con un último suspiro de fuego en el que se consumieron. Sus hermanos menores también llegaron al límite de sus vidas y murieron en sus brazos con un último abrazo, pedido por los menores.

Día tras día lo pasaba en la torre, no le era necesario nada para vivir, solo el mismo oxigeno que inundaba sus pulmones y reavivaba las llamas de su cuerpo que lo cubrían formando sedas hermosas y delicadas, una completa “jaula de oro”

Una tarde en que el príncipe veía como el sol incendiaba el horizonte con los colores propios de su muerte al final de cada día, una estrella fugaz callo desde el cielo con un destello azulino.

El príncipe bajo desde la torre saltando desde la ventana y convertido en una pequeña llama de fuego descendió hasta los jardines, ahí entre las rosas blancas lo encontró, un hombre de piel clara, rubio peinado en forma de piña, el cuerpo más amplio que el suyo y una mirada por demás aburrida y vestido por una túnica de seda azulina, sentado en el pequeño cráter que se formó durante su aterrizaje, levantó la vista hacía el príncipe.

 

-¿Quién eres?

-Me han enviado a salvar a una hermosa princesa triste, pero veo que me fue mucho mejor, mi príncipe Ace — Se presentó el rubio, apoyando una rodilla en el suelo y la otra flexionada; Se inclinó en reverencia y apoyando la mano derecha sobre su propio corazón terminó de presentar sus respetos al joven príncipe.

-… ¡Aléjate! — El príncipe retrocedió cuando aquel caballero se incorporó y  trato de tocarlo pidiendo su mano en saludo formal.

-No lo haré, he sido enviado para aliviar tu tristeza… — Se acercó hasta quedar delante de él.

-… Morirás.

-Un hermoso joven no debe sufrir…— El rubio se acercaba con la clara intención de abrazarlo.

-… No… lo hagas… — Ace se escudaba con sus brazos en el pecho, temblando de nervios por controlar su cuerpo del que ya brotaban leves llamas a causa de la cercanía del rubio. El rubio, por el contrario sonreía tranquilamente acercándose al príncipe hasta rodearlo con sus fuertes brazos.

 

Ace logró sentir por un instante el cálido abrazo y de sus ojos negros brotaron un par de lágrimas justo antes de que una llamarada se elevara al cielo iluminando completamente la noche sin luna.

Cuando la oscuridad envolvió nuevamente el jardín ahora incinerado, Ace cayó de rodillas con un llanto amargo, incluso el hombre que había sido enviado por las estrellas para estar junto a él perecía por su culpa.

Pero una voz le distrajo de su dolor.

 

-“Soy el caballero Marco, primer comandante al mando de la guardia de ángeles rebeldes, encomendados en brindar felicidad a las seres olvidadas por todos y acompañados únicamente por el dolor y la tristeza. Muero con el fuego, renazco de mis cenizas y mi deber es quedarme contigo”

 

Desde los escombros, un humo azul se extendía rodeando al príncipe y se convertía en gélidas llamas azules que formaban la imagen de un ave que extendía las alas para luego encogerlas en torno suyo hasta cubrirlo en un protector abrazo.

 

Un fénix… — Murmuró el príncipe al tiempo que cerraba los ojos deleitándose la sensación tan olvidad de un abrazo.

-Tu fénix, que estará eternamente contigo.

 

 

Fin.

Notas finales:

cuidense mucho!!! mata-nee!!!


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