Dalia violeta.
Esto sucedió cuando tenía 10 años y Akira se había convertido en mi mejor amigo, dentro de poco iba a festejar mi cumpleaños y había bromeado con él respecto al hecho de que tenía que regalarme algo súper genial, el haber visto su cara de desesperación había provocado en mi interior un montón de diversión inconmensurable, adoraba meterlo en líos… su cara ansiosa era realmente hermosa.
Escuche unos pasos en el jardín y salí de mi escondite notando como aquel pelinegro daba un salto cobarde, solté una risilla y le hice una seña para que se me reuniera conmigo en nuestro lugar secreto por lo que Akira asintió y corrió hacia mí.
— ¡En serio que eres un miedoso!—me burle sin compasión notando como sus mejillas ardían de la vergüenza
— ¡No fue gracioso Motoharu! En verdad creí que tu familia me había atrapado…
— Jajajá vamos, solo tomate bien la broma~ nadie nos atrapará y bueno…
— ¿Ah?
— ¿Dónde esa mi regalo?
— Oh… eso
— Sí ¿para qué más nos reunimos?
— Bueno, cierra los ojos… es una sorpresa ¡no los abras!
He de aceptar que a pesar de que era un pequeño niño en ese entonces… tenía un deseo muy fuerte de que Akira me diera alguna clase de contacto físico como regalo de cumpleaños, algo como un beso, un abrazo, una caricia… él había abierto la caja de Pandora de aquellos deseos dormidos que se albergaban en mis adentros.
Estaba impaciente, ansioso y deseoso… sentía que aquellos sentimientos que se acumulaban amenazaban con desbordarse de su contenedor.
Y entonces…
Una suavidad extraña y ajena se hizo presente en la palma de mis manos y abrí los ojos con sorpresa.
En mi mano estaba una flor de color violeta brillante… la decepción que sentí en ese entonces era inmedible.
— ¿Qué es esto? —cuestione con una mueca que sorprendió a mi mejor amigo, parecía asombrado de que no reconociera aquella flor
— Es una Dalia Violeta… creí que te gustaría
— Oh… tiene bonito color
— Significa mucho para mí—mencionaste con palabras tímidas y pude notar un sonrojo encantador en tus mejillas y recuerdo que en ese instante agradecí aquel regalo que me había permitido ver aquella expresión dulce en tu rostro.
— Entonces será mi más grande tesoro.
♥♥♥
Incluso ahora que soy un profesor en esta universidad sigo pensando en lo solitario que me siento debido a que ya no estás en este mundo… pero al menos puedo ver a tu yo del pasado reflejado en Misaki Shouta, tu nieto.
Es un sentimiento agridulce, sin embargo.
— Sensei…
— Oh ¿Qué sucede Misaki-kun?
— Tire este libro de su escritorio y sin querer se salió esta flor marchita, se mira demasiado vieja…—al mirar la flor que me diste como regalo de cumpleaños en ese entonces me trajo un sentimiento nostálgico—No quiero recogerla porque tengo miedo de destruirla, parece un recuerdo muy preciado…
— Oh, descuida, yo la recojo y si… es muy preciada para mí, me la dio mi primer amor—le confesé, de alguna forma lo sentía como una liberación… poder compartirle un poco de la historia mía y de su abuelo sin que él se percatara del hecho
— ¡Oh Sensei! ¿Acaso esa es una Dalia Violeta?
— Sí ¿Por qué? — y entonces pude darme cuenta de que aquel rostro sereno de mi estudiante mostro una genuina sonrisa cálida, me quede mudo por unos segundos porque el rostro de Akira se reflejó por un instante en aquella resplandeciente cara
— ¿Sabe? Mi abuelo adoraba esas flores y tenía varias en su escritorio… de hecho el día de su funeral yo le deposite una en su santuario… antes de su muerte él me dijo algo muy interesante
Yo estaba callado, las palabras no salían de mi boca… no quería pensar en la muerte de Hazuki, era tan doloroso que me quería arrodillar del dolor, pero Misaki seguía hablando.
No se detenía.
— Sensei ¿conoce sobre el lenguaje de las flores?
— …¿Lenguaje de las flores?
— Sí, el significado que tienen estás… sé que es algo muy femenino y los hombres casi no se interesan por aquello pero me dijo que un día le regalo una dalia violeta a alguien y esta persona nunca se dio cuenta de sus sentimientos… que triste—me dijo con algo de pena en su voz pero tuve que sentarme ya que no podía controlar aquellos sentimientos que se desbordaban de mi recipiente emocional interno—Aun recuerdo que su cara cuando me contaba aquella historia estaba llena de tristeza aunque al final… creo que de alguna forma me alegra que las cosas sucedieran tal y como ahora sino no sería capaz de estar aquí ¿no cree Sensei? —escuche una torpe risa e intente contestar de igual forma pero solo sentía como mi corazón se rompía en piezas más pequeñas.
— Misaki-kun… ¿Qué significado tiene la dalia violeta?
— Oh ¿no lo sabe? Es algo realmente cursi “mi amor por ti es fuerte y crece día a día” en serio que mi abuelo amaba a esa persona ¿no? Me pregunto quién habrá sido… ¿usted sabe Sensei? Ah… ¿Sensei? ¡¿Está bien?!
Las lágrimas se desbordaban de mis ojos y mis puños se cerraban a mis costados junto con una impotencia enorme.
Era un ciego.
Akira me había amado desde el inicio también.
Estaba agradecido pero ahora mismo me lamentaba de haber descubierto aquello hasta ahora.
Me lamentaba de no haber sido tan fuerte para defender nuestro amor… para rescatarlo, para darnos una oportunidad… pero tal vez, en nuestra otra vida sería capaz de tomarlo de la mano y presumirle nuestra felicidad a todos… rodeados de dalias violetas que resaltaran aquella sonrisa que tanto ame, amo y amare hasta el final de mis días.
Akira…
Fin.