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Solo son niños por hellblau

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Notas del fanfic:

Este three shot está dedicado a mi cuchurrumina Evan Lee, quién me pidió un fic de esta parejita.

 

Y yo agregué SasuNaru para las fans y para mua.

Después de que terminaron las vacaciones de verano a Kakashi se le antojaba regresar a su trabajo. Uno que realmente le daba más molestias que ganancias e igual lo hacía, por la noble labor de enseñar y educar, ayudar a los niños a desarrollar sus aprendizajes y ser quien los impulsara a encontrar su camino en la vida.

 

Uno nunca sabe, que tal que el médico que lo atienda en un futuro por un mal en la vesícula fue el niño mocoso y llorón de la clase, o la futura presidente del país que paso por sus manos como la niña más melindrosa de su curso. Como dije, uno nunca sabe. Por eso Kakashi está frente a la enorme reja de barrotes color ocre y por encima de su cabeza se alzan unas enormes letras en verde jade.

 

 

ACADEMIA DE LA HOJA

 

 

No es muy original dicho nombrecito pero qué más da, el director Madara Uchiha así decidió llamarla.

 

 

—Buen día Kakashi —lo saluda con una amplia sonrisa de comercial el profesor Iruka Umino, tan alegre y bonachón que al Hatake solo le dan ganas de callarle la sonrisa con un buen golpe. Maldición. ¿Siempre tiene que ser más feliz que los demás?

 

—Mah, ¿Qué tiene de buenos? —rascó su barbilla por debajo del cubrebocas. Es alérgico al polvo, a los niños y a la felicidad. Bfff.

 

—Hoy es un día muy especial, tendremos nuevos alumnos. Es una lástima que no me haya tocado el grupo de primer año y tenga que lidiar con los peques del último grado.

 

 

Si, Iruka, que lastimaaaa.

 

—Afortunado, al menos ya los conoces. En cambio yo tendré que presentarme y aprenderme sus nombres. Es un verdadero fastidio. —exhalo resignado. Iruka no comprende como Kakashi llegó a ser docente de educación primaria si no tolera a los niños.

 

 

Ambos están en la entrada para recibir a los alumnos. Y como es de esperarse para los de primer año, la escena que se desarrolla frente a sus ojos es tan tierna para uno e irritante para el otro.

 

 

—Mamá no me dejes.

 

—Yo quiero estar en casa.

 

—Nooo, mamitaaaaa, aquí noooo.

 

 

Odiosos mocosos chillones.

 

— ¡Pero qué tiernos! —Iruka se acerca a recibir en sus brazos a un rubito con sendos lagrimones en los ojos, su padre está avergonzado del comportamiento tan irracional de su hijo.

 

Kakashi que recibe a los demás escuincles echa un vistazo a su lado, de repente Iruka ya estaba sujetando en sus brazos a un enano amarillo. El color de su cabello le recuerda a alguien muy querido y respetado por él.

 

— ¡Kakashi! —el grito de Umino lo obliga a poner atención a los demás niños que se aferran a los barrotes de la verja, odia escenas como esas, y cada año es peor.

 

— ¿Kakashi-kun? —escuchó detrás de él esa dulce voz que le traía buenos recuerdos. Gira lentamente su cabeza y ahí está, el enano amarillo y su padre, su antiguo sensei Minato.

 

—Qué maravilla —dice el rubio con gran alegría en cada palabra. Kakashi se sonroja por encontrarse a su querido maestro mientras hace su trabajo tratando de quitar a uno de los niños llorones de los barrotes. —No pensé encontrarte aquí, pensé que estarías dando clases en educación media superior, nunca te agradaron los niños. – Minato sonríe de una manera candorosa que es altamente contagiosa.

 

—     ¿Usted conoce a Kakashi? – intervino Iruka mientras el enano amarillo ha parado de berrear, sus ojitos azules miran a los tres hombres.

 

—Fue mi alumno en la universidad. Se graduó con honores a los veinte años. ¿Qué edad tienes ahora, Kakashi-kun?

 

 

Kakashi se ve inmiscuido en una circunstancia bochornosa, primero los mocosos insolentes que no quieren entrar a la academia y luego la penosa situación con su sensei que lo mira curioso. Maldito día para empezar a trabajar.

 

 

—Veintitrés.

 

—Eres muy joven, Kakashi-kun. Bueno, me tengo que retirar, hay mucho trabajo por hacer. Vendré a recoger a Naruto mas tarde – el rubio mayor les sonríe a los dos jóvenes profesores y luego dirige su mirada cándida a su hijo. – Pórtate bien, no les des problemas a tus maestros.

 

— ¡Si, papi! —dice enérgico el enano amarillo.

 

—Nos vemos más tarde, Iruka-sensei, Kakashi- kun.

 

 

 

(…)

 

No era tan malo después de todo, oh no. Por motivos de fuerza mayor, Asuma, profesor de quinto grado no pudo asistir porque su esposa (otra maestra de la primaria) estaba dando a luz. Los niños de primer grado quedaron a cargo de Sakura e Ino, dos pedagogas recién gradúas especializadas en educación primaria. Y como él es tan buen profesor, le dejaron hacerse cargo de los niños de quinto grado, el grupo mejor portado.

 

 

Una sonrisa se esconde bajo su cubrebocas, finalmente podrá tener un poco de paz. Según tiene entendido, en ese salón están dos Uchihas, sobrinos del director: Obito y Sasuke. Al segundo lo conoce muy bien, ese niño se le pega como lapa y siempre le anda preguntando sobre cosas nuevas que él pueda enseñarle, al primero lo ha visto de lejos, es un niño escandaloso, se mete en problemas seguido y es peleonero. No entiende como esos dos son familia. Kakashi conoce al clan Uchiha gracias a Itachi, su ex compañero de la universidad que también es docente, solo que a diferencia de él, Itachi prefirió centrarse con niños mayores, así que él estaba en el instituto de Suna, dando clases a niños de secundaria.

 

Todos los Uchiha son inteligentes, lideres natos, atractivos como dioses griegos.

Pero Obito sale de ese estándar fácilmente. Solo reconoce que si es lindo, a su manera, claro.

 

 

—Obito, pon atención. – lo regaña como por quinta vez. ¿Es que ese niño es un verdadero grano en el culo? dios, y Sasuke tan quieto y callado, son como el agua y el aceite.

 

—Lo siento, Kakashi –sensei – Obito bajó lo cabeza apenado. Sasuke suelta un bufido, lo mira de soslayo. Su hermano mayor le dijo que tenía que ser paciente con su primo porque era muy torpe y tenía que cuidar de que no se metiera en problemas pero dioses, cada vez que lo regañan siente que barren el apellido Uchiha gracias al tonto de Obito.

 

 

 

(…)

 

 

Sakura cree que le va a dar algo si ese niño escandaloso no deja de correr y subirse a las bancas.

 

— ¿Cómo va tu día? —a su lado Ino le echa una mirada de compasión. Los niñitos de primer grado sí que daban batalla.

 

—Horrible, Naruto es muy inquieto y cuando por fin está haciendo sus deberes, algo lo distrae y vuelve a la acción. Tiene mucha energía. —soltó un suspiro lánguido. De esos que te dicen mátame, ya no lo soporto.

 

—Tranquila Sakurita, es normal, son niños. Recuerda lo que nos dijo Tsunade-san cuando éramos sus alumnas: los niños siempre serán niños, debemos tener paciencia, y apoyarlos en lo que más podamos. – Sakura enarcó una ceja, el parafraseo de su mejor amiga no le dio los ánimos esperados. Al menos estaban en receso, podía tener treinta minutos de silencio.

 

 

(…)

 

 

 

Naruto corre por todo el patio de la escuela seguido de Kiba y Shikamaru.

 

— ¡Atrapado! – toca el hombro de su amigo contento de que por fin lo ha alcanzado. Sin embargo, su sonrisa de felicidad se trastorna a una de miedo.

 

 

Ups.

 

No tocó el hombro de Shikamaru, porque en primer lugar, su amiguito no era alto como ese niño, y su pelo era castaño no negro como el carbón, además ese niño es blanquísimo.

 

Sasuke gira su cuerpo, alguien se ha atrevido a tocarlo, seguro esa basura no quiere llegar a su casa limpio.

 

Pero se encuentra con un bonito niño sonrojado hasta las orejas, debe ser de primer año porque trae puesta la batita de la clase de artes que solo le dan a los de primero.

 

—L-lo siento – su disculpa en esa vocecita chillona solo lo provocan a querer seguir escuchándola.

 

—Eres un dobe.

 

Naruto arruga la frente conforme va procesando el insulto.

 

 

 

 

 

 

 

(…)

 

Kakashi disfruta de su pequeño receso sin los griteríos de los niños y sus constantes preguntas sobre estupideces que él como maestro debe responder. Se limitó a largar un suspiro observando como los chiquitines se corretean entre sí, y a lo lejos de todo ese estresante barullo divisa a un niñito de cabellos negros sentado en el único y abandonado columpio del área de juegos.

 

Iruka también lo ve, no dice nada pero en su mirada hay algo parecido a la lastima.

 

 

—Obito Uchiha siempre anda solo – murmura para que Kakashi lo escuché. Luego, lo mira y Kakashi sabe que esa mirada tiene un mensaje implícito.

 

—Pobre chiquillo – Iruka carraspeó para hacerse entender. – Ah no, no, no iré a ver qué le pasa.

 

—Kakashi, es un niño, y tu estas a cargo de su grupo, ve y pregúntale que le sucede. – Iruka muestra su mejor sonrisa, con la que derrite el hielo.

 

BAH, pero no el de Kakashi.

 

—Si no vas le diré a Gai que fuiste tú quien le dio laxantes para que no pudiera asistir al evento deportivo la semana pasada.

El rostro de Kakashi se coloreó de carmín. ¡Diablos! Iruka lo sabía, ¿cómo es que…? Mah, mejor después.

 

—Está bien, iré. – reuniendo todo el coraje perdido se dirige hacia el niño Uchiha. – Ojala que esto valga la pena.

 

 

Claro que lo vale Kakashi, ese niño es sobrino de tu jefe. Es tu empleo. NO SEAS MISERABLE.

 

Cállate cerebro, no te necesito ahora.

 

Maaah.

 

 

 


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