Era un lindo día, pero bastante frio. Estaban en pleno invierno y el aire frio y la nieve no tenían piedad con las personas que transitaban agitadas de un lado a otro.
Un chico delgado, de cabello rojo intenso y con un tapa boca de osito se encontraba sentado refregando sus manos con fuerza para mantenerlas abrigadas y maldecía bajito el no haber traído guantes, aun cuando su madre se lo gritó antes de salir.
A un ritmo más rápido que la música que escuchaba a través de sus auriculares, movía sus piernas nervioso, ansioso y algo preocupado. Su corazón latía con fuerzas, esperaba a alguien, pero ese alguien llevaba aproximadamente 20 minutos tarde.
¿Se habrá arrepentido?, se preguntó sin dejar de temblar. Temblada a causa del frio o por el nerviosismo, ni el mismo lo sabía. Pasaron 40 minutos y no había señal de aquella persona, ni un mensaje, ni una llamada.
Y entonces la música se detuvo y su teléfono comenzó a sonar, miró la pantalla, ansioso y pudo leer el nombre, pero se decepcionó al no ser a quien él quería.
- ¿Tae? ¿Dónde estás? –
- Lo siento hyung, estoy ocupado – y cortó
Una hora ya se había cumplido desde que esperaba, y era un hecho, la otra persona no aparecería. Se puso de pie y comenzó a caminar de regreso a su casa con las manos en los bolsillos. Algo debió pasarle, se repetía para no sentirse herido.
Al día siguiente llegó a la escuela cabizbajo, caminaba por los pasillos en busca de su salón cuando sintió un peso sobre él y unos brazos rodeándole el cuello. Estuvo a punto de caer, pero la otra presencia lo sujetó con firmeza.
- Wow cuidado Tae –
- ¿Cuidado yo? Tu eres el brusco hyung – le respondió sin ánimos.
- Tae ¿Estás bien? – preguntó
El mayor lo vio asentir mientras giraba su rostro para no ser visto por él, pero no se dejaría engañar y tomó con ambas manos el rostro contrario para ver con claridad su semblante. Abrió los ojos preocupado al ver los ojos hinchados y brillantes.
- ¿Estuviste llorando? – preguntó
- No te preocupes hyung, solo no dormí bien – se excusó.
Y se alejó dejando a su hyung desconcertado. Cuando llegó a su salón entró y sintió como sus ojos volvían a cristalizarse, pero esta vez no cedería. Se acercó a su asiento en silencio, para no ser notado por las personas a su alrededor.
Pronto una voz lo hizo saltar, su corazón comenzó a latir, sus manos temblaban y el aire no le llegaba correctamente hasta los pulmones. Oyó como un chico saludaba alegremente a todos para luego sentir su mirada sobre él.
Disimuló y pidió a quien quiera que sea el verdadero dios que lo hiciera invisible, pero sus plegarias no fueron escuchadas, el chico alto, de piel clara y sonrisa infantil se acercaba a él para sentarse a su lado.
- Hola Tae – saludó alegre – Siento no haber ido ayer – se disculpó.
- No te preocupes Kookie – habló tratando que su voz sonara tranquila.
Quiso salir de ahí, no podía permitirse que su compañero lo viera de esa forma, sabía que siendo él no podría contenerse ni fingir como lo hizo con su hyung antes. Bruscamente empujó la silla hacia atrás y caminó a la salida, pero en el pasillo un fuerte agarre lo detuvo.
No tuvo que mirar para saber quién era, su corazón se lo decía, sus rodillas que comenzaban a debilitarse y sus ojos que comenzaban a arder.
- ¿Tae estás bien? – preguntó el chico preocupado.
Y esa pregunta lo hizo perder toda la compostura, las lágrimas comenzaron a caer sin control, el chico a su lado lo miraba asustando sin saber que hacer aun sosteniéndolo del brazo. Sintió como Taehyung trataba de zafarse y entonces lo soltó.
Taehyung corrió al baño y se encerró en uno de los cubículos, sin importar si era escuchado liberó todas sus penas y frustraciones a través de esas lágrimas. Se sentía dolido, la persona que amaba, lo había dejado plantado y no parecía importarle.
Su corazón golpeaba con fuerza, sentía vergüenza, enojo consigo mismo, no debía romperse de esa forma delante de él, ¿cómo lo miraría ahora?, seguro me odia, pensaba y golpeaba sus piernas con sus puños.
- Tae – escuchó que lo llamaban bajito.
- Vete hyung – ordenó – por favor – rogó con un hilo de voz
Su respiración comenzó a estabilizarse, como por arte de magia las lágrimas dejaron de caer y su corazón tomaba el ritmo adecuado. Observó que los pies de su hyung no se alejaban, sacó el pestillo de la puerta y abrió un poco dejando que el otro entrara.
- Te ves terrible – bromeó el mayor
Y lo siguiente que sintió fueron unos cálidos brazos rodearlo con la fuerza justa para hacerle sentir seguro y tranquilo. Ocultó su rostro en el pecho del mayor y pudo oler su perfume, aspiró varias veces aquella fragancia y la calma lo invadió.
Jamás entendió como Hoseok lograba tranquilizarlo con su sola presencia, no parecía esforzarse demasiado, solo tenía que llegar y todo en el menor parecía estar en paz. ¿Eran sus bromas? O tal vez la manera en que le hablaba, la forma en que lo protegía, o como lo miraba … No lo sabía.
El ruido de la campana los hizo reaccionar y se separaron. Taehyung con los ojos más rojos que antes miró a Hoseok forzando una sonrisa, y este lo regaño pellizcando una de sus mejillas. No finjas estar bien conmigo, le dijo y el menor asintió.
Salieron del baño y se escabulleron hasta las escaleras que daban a la azotea, en ese estado sería un crimen exponer a Taehyung a las miradas curiosas de sus compañeros y profesores y más aún a la mirada de aquel chico que lo hizo estar así.
La helada brisa los golpeó, Hoseok le cedió su chaqueta al menor y caminaron a un rincón ocultó, por si alguien venía no los descubriera. Se sentaron y Taehyung apoyó su cabeza en el hombro del mayor dando grandes suspiros cada cierto tiempo.
- ¿No seguirás llorando? – preguntó
- No lo sé –
Hoseok vio como el chico a su lado movía sus dedos, y sin pensarlo demasiado tomó sus manos para abrigarlas con las propias, estaban heladas. El menor sintió otra vez la calidez de su hyung, todo en él era cálido, gentil, se sentía bien estando a su lado.
- Tae – lo llamó, pero no recibió respuesta.
Ante el cansancio por haber llorado la noche anterior y hace algunos minutos, su cuerpo estaba agotado, se entregó a la tranquilidad que le proporcionaba el cuerpo a su lado y se sumergió en el mundo de los sueños.
- Me gustaría ser yo quien sane tus heridas – confesó
El mayor, que sabía perfectamente la razón de su llanto, sacó con cuidado el celular de su bolsillo y escribió un mensaje corto y claro. Suspiró y levantó su mirada al cielo gris que los cubría como pidiendo una señal que le dijera que hacer.
Enviar ese mensaje significaba entregarle a Taehyung a Jongkook en bandeja de plata, aunque sabía que ese dolor que sentía el menor, solo en presencia del otro chico podría acabar. Y él, por el amor que sentía por Tae, no podía ser egoísta y privarlo, de la que él pensaba, era su felicidad.
Sabia con claridad que él no provocaba nada en el menor, sabía que su corazón solo latía en presencia de Jongkook. Apretó sus ojos con fuerza, y sin mirar presionó “enviar”. Si el mensaje llegaba a su destino, el receptor no tardaría en aparecer.
- Tae – volvió a llamar al menor, moviéndolo con cuidado.
Taehyung abrió los ojos somnolientos y lo miró, se veía tan frágil que Hoseok se arrepintió del mensaje que envió, quería ser él quien arreglara el desastre que provocó Jongkook, pero se golpeó internamente, en el fondo sabía que no lo lograría.
- Tae, ¿has oído la frase que dice que solo la persona que es capaz de herirte, es capaz también de sanarte? – preguntó bajando la cabeza
- ¿A qué te refieres hyung? –
- Yo… -
Pero no pudo continuar hablando, una presencia se acercaba hasta ellos, Taehyung limpió su rostro cuando vio de quien se trataba. Hoseok acarició las mejillas rojas del menor y le regaló un beso en la frente, para ponerse de pie, quedando junto al recién llegado.
- No dejes que vuelva a llorar – pidió y se alejó.
Jongkook se acercó con lentitud hasta donde estaba el otro sentado, y Tae sintió como la calma que lo rodeaba hasta hace unos segundos desaparecía para dar cabida a un mar de emociones indescifrables.
- ¿Qu… qué haces aquí Kookie? – preguntó tratando de parecer calmado.
Su pecho empujaba con tanta fuerza que temía que el otro pudiera escucharlo, comenzó a jugar con sus manos para distraerse y no pensar en lo que estaba por suceder. El otro se sentó a su lado, pero lo suficientemente alejado como para no incomodarlo.
- Hobi hyung me pidió que viniera –
Entonces las últimas palabras que le dedicó el mayor le hicieron sentido, pero entonces ¿Hoseok sabía por qué lloraba?
- ¿Quieres contarme que ocurre? –
Pero Taehyung no estaba escuchándolo, en su mente se repetía una y otra vez lo que escuchó decir a Hoseok mientras dormía, “Me gustaría ser yo quien sane tus heridas”, y de pronto sintió unas ganas enormes de correr hasta el mayor, de sentir esa calma que solo a su lado podía sentir.
- Tae – habló interrumpiendo sus pensamientos – Sé que Hoseok hyung cree que yo puedo sanarte, pero solo haré que llores más –
Taehyung lo miró confundido.
- Sé qué crees sentir algo por mí – confesó – Pero estás equivocado –
El menor de ellos buscó los ojos del contrario, sus miradas se conectaron por segundos, pero fue el mayor quien rompió la conexión para volver su cabeza hacia abajo.
- Yo solo te provoco incertidumbre y logro hacerte llorar - guardó silencio un momento – Pero cuando lloras, el único capaz de aliviarte es Hoseok hyung – sonrió
Taehyung acarició sus manos tratando se sentir la calidez que hace unos minutos el mayor le había transmitido, y otra vez sus palabras resonaban en su cabeza.
- Solo Hoseok hyung puede darte la paz que necesitas Tae – continuo – Y por favor, no pienses que te estoy rechazando –
Jongkook se permitió acercase unos centímetros más al cuerpo contrario, sin llegar a tener contacto. El mayor de ellos bajó la vista para no demostrar su nerviosismo.
- Me gustas Tae – confesó – Pero yo no soy la persona idónea para ti –
Taehyung abrió sus ojos sorprendido, Joongkook se estaba confesando, pero entonces ¿Por qué no se sentía feliz? ¿No había soñado miles de veces con este momento? ¿Por qué la imagen de su hyung abrazándolo aparecía en su mente?
- Yo no puedo sanarte Tae, lo siento – se puso de pie – Si me quedo a tu lado, solo seguiré rompiéndote – dicho esto salió del lugar limpiándose las tímidas lágrimas que comenzaban a caer.
Taehyung se mantuvo inmóvil durante unos minutos, no entendía que había pasado, la persona que creía amar, le confesó sus sentimientos, pero no podía sentirse feliz, no podía sentirse tranquilo, necesitaba el tipo de paz que solo una persona podía darle.
De pronto suspiró y creyó estar volviéndose loco, porque pudo sentir el aroma del perfume de su hyung tan cerca, como si este estuviese a poca distancia de él, pero no era posible, el mismo lo vio irse y no escuchó la puerta volver a abrirse.
- Tae – lo llamó.
El nombrado se giró y lo miró, una tierna y sincera sonrisa se formó en sus labios. Taehyung se puso de pie con dificultad, debido al tiempo que llevaba con sus piernas dobladas en el suelo. Quedaron frente a frente, pero ninguno dijo nada, el brillo en sus ojos hablaba por sí solo.
Taehyung se acercó y rodeo el cuello del mayor con sus brazos, Hoseok también lo abrazó, acariciando con delicadeza el pelo del menor, entonces sintieron calma. Tae rompió el abrazo y se perdió en los labios del mayor, se dejó llevar por sus impulsos y lo besó. Con cuidado, con timidez, con dulzura. Hoseok correspondió el beso con la misma ternura.
En ningún momento sus corazones de agitaron, ni sus manos temblaron, ni sus rodillas se debilitaron, todo en ellos era tranquilidad. Nada de ansiedad, nada de agitación, solo amor.