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La Dinastía Kim. por minminlove

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Notas del capitulo:

Segundo capi. 

PRIMERA PARTE


I


 


    La noticia del compromiso se expandió por todos los pueblos y el reino. Han pasado cuatro días, en donde culminamos al día tan esperado: los votos del príncipe heredero con su hermano menor.


     Kim Jonghyun en este tiempo no había salido de su habitación más que para medirse el traje, se rehusaba por todos los medios de ver a su hermano hasta este día, por fuente de cotilleos de corredor sabia que el príncipe Kibum no había abierto la boca más que para decir "si, madre" a las exigencias y extravagancias de la reina. No tenía idea de lo que pasaba por la cabeza de su hermano, pero sabía que si él, que era el príncipe heredero, el mayor, la futura cabeza de la familia, no tenía ni pies ni cara para ir en contra de los deseos de su padre, mucho menos su hermano menor, que era tan tímido, y taciturno, que hasta en las horas de juegos, torneos o luchas nunca sonreía, ni se divertía como lo hacían el rey y él. Hablaba poco, sonreía poco, hacia todo de forma tan obediente e impecable que hasta asustaba.


     Afuera se escuchaban los trombones, y las banderas con el emblema familiar estaban izadas a lo alto, palomas blancas enjauladas listas para ser libres en el cielo cuando las campanas sonaran dando el último retintín finalizando el matrimonio de los dos príncipes, dos caballos blancos listos para dar el primer paseo como pareja aguardaban en la entrada de la iglesia.


     La reina se había excedido en oro para que fuese todo a la perfección, cientos de flores de distintos tipos adornaban el reino, el menú del banquete eran las comidas más caras con ingredientes importados del occidente, el vino fue comprado de la cosecha más añeja. La reina en total había gastado a lo poco unos diez galeones cargados de wones.


     Toda la corte se había engalanado con sus prendas más  caras y finas para la ocasión, los señores feudales llevaron a sus hijas vestidas propiamente para dejar a pique el cuello y medio pecho desnudo, dejando clara la intención de que el rey cambiase de opinión y casara al príncipe con alguna de ellas a último momento.


     Kim Jonghyun esperaba parado en el altar de la iglesia a que su hermano menor traspasara las puertas. Vestía un traje 'hanbok durumagi' entrelazado con un lazo azul marino debajo de los pectorales y unos 'baji' de seda. Las sandalias que usaba en ese momento fueron hechas a su medida para la ocasión, adornadas con piedras preciosas en los bordes. Y la corona del príncipe había sido sustituida por una corona más pesada y larga, que se usaba solamente en este tipo de ocasión.


     Las puertas de la iglesia se abrieron, Jonghyun trago saliva. El 'gayageum' y el 'haegum' (instrumentos de cuerdas) se comenzaron a escuchar con la melodía de entrada, vio una sombra indecisa detrás de aquellas puertas, el sol resplandecía mandando haces brillantes a calarle la retina, apretó su vestimenta con una mano, que tenía tan sudada y temblorosa que sintió vergüenza de sí mismo. Unos cuantos pasos lánguidos después de mascarse segundos tras segundos casi eternos caminaron por el pasillo cubierto de pétalos de 'mugunghwa' o rosa de siria que representa el emblema familiar: el deber, la felicidad, la unidad, la paz y el amor. Si la flor se marchitaba, los cinco pétalos lo hacían simultáneamente, referente al emblema del fuerte vínculo que los unía.


     Jonghyun vio como el ramo de Kibum era adornado por aquellas hermosas flores. Y también vio como su hermano era obligadamente vestido con un 'hanbok jeogori-chima'; vestimenta propia de las mujeres, notó como el pronunciado rojo en las mejillas de su hermano se veía a través del velo, viéndolo con detenimiento pudo detectar que también estaba bastante avergonzado y que el vestido no le quedaba nada mal, de hecho el lazo dorado debajo de su pecho le lucia mejor la figura que a algunas mujeres de la corte que conocía solo de vista. Las mejillas rojas ayudaban para adornar ese exquisito rostro pálido, Jonghyun sabía que su hermano era una belleza por sí solo. Ahora bien que arreglado parecía una princesa, más que un príncipe estoico y arraigado. Era una belleza… una belleza… una belleza… ¡Su hermano! 


     —Todos vosotros de pie, bendecid esta futura noble pareja —Jonghyun parpadeo incrédulo. Mirando de reojo a su hermano que se hallaba hincado al lado suyo. De repente quiso salir corriendo hacia su padre y decirle que parara con esta locura, pero lo único a lo que atino fue a apretar los dientes y morderse la lengua para no soltar alguna de las verdades que tenía en mente gritar a los cuatro vientos en ese momento. Vio al sacerdote frente suyo, cerró los ojos y se hinco al lado de Kibum.


     —Sois ahora mis jóvenes príncipes, pareja  unida por el sagrado matrimonio. El destino ha obrado para unir vuestras almas y volverlas una sola. Que la felicidad y el amor os llenen, que el linaje prevalezca y que vuestra familia crezca. Felicidades. —Todos los invitados se pusieron de pie aplaudiendo al unisonó a la nueva pareja real.


     En un pestañeo y la ceremonia se daba por terminada. En las bodas coreanas de la familia real… de la dinastía Kim, la ceremonia no cerraba con un beso en los labios si no con las manos; tenían que tomarse de las manos, entrelazar sus dedos y dar sus primeros pasos como esposos. Jonghyun dubitativo estiro la mano encontrándose con la de su hermano, entrelazándola, la mano de Kibum la sintió caliente, o pudiese ser la suya la que estaba ardiendo ya no sabía. Lo único de lo que era consciente era que ya estaba hecho, no se necesitaba más, él y Kibum eran esposos, su pecho se acelero cuando dieron sus primeros pasos como pareja tomados de la mano.


     — ¡Ahora presenciaremos a la pareja en su primera cabalgada, como esposos! —Así caminaron tomados de la mano, hasta traspasar las enormes puertas con los invitados detrás de ellos. Jonghyun sentía su mano sudorosa y latiendo acelerada entrelazada con la delicada y más delgada mano de su hermano menor. Al salir, el moreno miro a la yegua blanca pura sangre que aguardaba a las afueras de la entrada junto con el semental blanco suyo, por tradiciones familiares tenía que tomar de la cintura a Kibum y subirlo mientras este se abrazaba a su cuello apoyándose. Y así lo hizo. Lo tomo de la cintura y Kibum del cuello a él, con cuidado lo subió a la pura sangre, su hermano no soltó ni una sola palabra  en aquel momento ni cuando ambos iban caminando hasta llegar al castillo, donde les aguardaba la cúspide del día: un banquete digno de reyes.


     Jonghyun cabalgaba su semental al lánguido paso de la yegua de Kibum, en cuatro días no había escuchado la voz de su hermano ni para bostezar o remilgar. Le veía aun con el velo puesto y la cabeza gacha. No, no era desde hace cuatro días que no le escuchaba… si no desde antes, hacía años que él y Kibum rompieron lazos de hermandad, al cumplir doce años Jonghyun y Kibum once el rey y la reina al darse cuenta que no tendrían más hijos vieron que cabía la posibilidad que un día los unieran en matrimonio, así que ambos decidieron separarlos en distintas torres, una a extremo de la otra. Las tareas del día, se las asignaban con distintos profesores y las comidas a distinta hora, para que ambos no tuviesen que toparse tanto, para que ambos al romper todo lazo de hermandad cuando llegase el día de verse obligados a hacer sus votos matrimoniales ninguno de los dos estuviese reacio.


     Las únicas veces en que lograban verse era en la hora de los torneos o juegos de luchas, en eventos importantes o donde fuese una obligación que la familia real se presentase completa, solo un: -"¿Cómo ha estado príncipe heredero?"- departe de Kibum que a Jonghyun siempre le antojaba insípido el saludo.


     »"Mejor que ayer y tal vez no tanto que mañana. Gracias por interesarte, príncipe Kibum." Y esa era la conversación que lograban mantener luego de largos meses sin verse.


     « ¿Cómo fue que terminamos así?» Se preguntaba el príncipe heredero con histerismo mientras le miraba de reojo. Llegaron, Jonghyun bajo de su caballo prontamente para ayudar a su hermano. De nuevo sus manos comenzaron a sudar cuando le tomo de la cintura y Kibum se abrazo a su cuello.  


—Bienvenidos —soltó la reina abriendo los brazos de par en par en signa del recibimiento de sus dos hijos. —El palacio ahora es todo suyo. Y un día el rey te cederá la corona. —Se dirigió a Jonghyun—. Y tú deberás permanecer a su lado apoyándolo en todo. —Esta vez le hablo a Kibum—. Por eso ambos ámense, estoy segura que si se esfuerzan llegaran a ser más felices incluso de lo que somos vuestro padre y yo.


Jonghyun resoplo cansinamente, era su cuarta copa de vino. Kibum se hallaba sentado a su lado en la mesa principal, algunos de los señores feudales bailaban con sus hijas, junto con la reina y el rey luego de que Jonghyun se negara rotundamente a abrir el baile.


Había un gran trecho en lo que respectaba para el príncipe como el cumplimiento de una obligación y solo pasar el rato. Para Jonghyun el ya había cumplido con sus obligaciones luego de que dio esa caminata junto a Kibum, por lo que hastiado de tanta ridiculez por sus padres y tanto mutismo de parte de Kibum, tomo la botella de vino y subió a su nueva habitación.


Kibum le quedo mirando fijo mientras se marchaba. Volteo a ver a su madre quien le hizo señas que le siguiera. El menor trago saliva y le siguió a Jonghyun.


El príncipe heredero se hallaba recostado en su habitación, con la botella de vino en mano y bebía de ella como un desquiciado.


—Si toma mucho le puede hacer daño príncipe.


—Hasta que escucho tu voz. Nunca hablas hermanito.


—No somos hermanos —Jonghyun abrió los ojos sorprendido de tal insolencia—. Ahora soy su esposo. —Le miro con detenimiento, Kibum tenía las mejillas rojas, se había quitado el velo al entrar en la habitación, por lo que Jonghyun pudo observarle con más detenimiento esas espesas pestañas que adornaban sus ojos rasgados, grandes y brillantes.


—Lárgate. —Kibum se quedo parado—. ¡He dicho que te largues de esta habitación!


—Pero…


— ¿Pero? ¿Acaso estas desobedeciendo mis órdenes? Lárgate de la habitación, escoge una para ti, la que sea me da igual. Y quiero que entiendas bien esto… tu y yo no somos nada, ya no somos hermanos…no somos amigos ni tampoco esposos, no eres nada para mi Kibum—. Decía Jonghyun mientras le sostenía con una mano del mentón, vio una lágrima resbalar por la mejilla de su hermano antes de que saliese tras la puerta. Kim Jonghyun ni se inmuto, tan duro como una roca, volvió al colchón y a su vez hacia la botella de vino.


Ya se enteraría luego del gran error que estaba cometiendo.

Notas finales:

Con mucho amor. Gracias por leer n.n 

chaito. n.n/


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