CAPITULO 5
*kisa*
- lo siento – me dijo – no puedo quedarme contigo – acto seguido se paró para irse.
- ¿por qué no? – le insistí
- porque yo… - se quedó un momento en silencio – yo…
Sentí que se ponía cada vez más nervioso, que no quería decirme, aunque ya me imaginaba más o menos de que se trataba. Por lo tanto, y a pesar de mi curiosidad, preferí darle su tiempo.
- escucha – le dije – ya es tarde, quédate aquí por esta noche y mañana hablamos si es que quieres sí.
- está bien, pero antes respóndeme una cosa
- ¿sí? – le pregunté
- ahora mismo… ¿hay alguien que te guste? – esa pregunta me tomó por sorpresa, y confirmaba mis sospechas acerca de sus sentimientos. Aunque se aclarar los sentimientos de los demás, y ayudar a los demás, nunca sé que hacer conmigo mismo, y de ese modo creo que lo desanimé un poco.
- no
Acto seguido se puso su pijama y nos pusimos a dormir aunque no pegué un ojo en toda la noche… ¿qué es esto?
*hatori al día siguiente*
- ya casi termino de maquillarte – me dijo chiaki
- va a ser un largo día
- no lo será tanto, estaremos juntos casi todo el tiempo así que se hará rápido – él dice inconscientemente esas cosas que me enamoran cada día un poquito más.
- ¿dices que lo pasas bien conmigo?
- ¡claro que sí! – y así mi autocontrol se debilita cada día más.
Empezaron a llegar los clientes, yo los debía perseguir por un bosque falso que estaba dentro de un salón grande todo obscuro, con las ventanas tapadas y las puertas cerradas, el último en ser atrapado ganaba. Chiaki estaba siempre detrás de unos adornos cuidando que nadie hiciera trampa y saliera por una pequeña ventana que había ahí. En lo que llegaba otro turno nos poníamos a conversar. A solas y en la obscuridad me daban ganas de tomarlo ahí mismo, solo para mí.
Por fin quedaba solo el último turno. Todos los finalistas juntos. Como sabía que se iban a demorar en juntarlos a todos me volví a acercar a chiaki para volver a hablar con él, pero al alcanzarlo lo vi enviando un audio a alguien.
“entonces nos juntamos en la tarde”
“sí” respondió una chica, y yo estaba que hervía de los celos
“te quiero, chao” y esa fue la gota que derramó el vaso
- quién era – le pregunté cortante
- ¿po… porque… ta… tan enojado? – me preguntó
- solo dime, ¿quién era ella? ¿Por qué se van a juntar? – le pregunté acercándome, tomé su mano y la tiré hacia arriba para que no se escondiera, con la otra mano tomé su barbilla y lo obligué a mirarme a los ojos. Le haría el amor ahí mismo si no me decía.
- tori… cálmate… es mi hermanita – soy idiota
- ah sí… ya veo – le dije bajando su mano, y esta vez fui yo el que agachó la cabeza, pude notar su nerviosismo – lo siento… yo… - ya era hora, tenía que hablarle del pasado, y era ahora o nunca. Tampoco era como si no le debiera una explicación después de tal escena de celos – tengo algo que decirte.
Me miró algo sorprendido, es tan ingenuo que creo que aún no se da cuenta de la situación actual.
- tú hasta hace unos años vivías en un pequeño pueblo llamado hinamizawa.
- ¿cómo sabes eso? – me dijo sorprendido, pero calmadamente seguí mi discurso
- ¿te acuerdas de un amigo que tenías? Se llamaba hatori, era castaño, y tu último día de clases, te besó…
- hatori… - me respondií abriendo sus ojos a más no poder - ¡¿ese hatori?!
- así es – le dije, cuando lo vi a los ojos, con la poca luz que había, pude notar pequeños brillos en un sus ojos… no quería verlo llorar, por lo que solo lo abrasé.
- pero tú… digo yo…
- hablemos de eso después, que ahora tengo que seguir con esto, tengo muchas explicaciones que darte, pero ten una cosa en mente… - lo miré unos segundos para apreciar u acomplejado semblante – te amo.
Así arrojé la última bomba y me fui a hacer mi trabajo. Cuando salí ya no estaba ahí.
*yuu*
Despertamos y sin decir una palabra fuimos a la escuela. Aunque era algo incómodo, igual estuvimos juntos durante el festival, al fin y al cabo, misaki estaba con usagi, y chiaki con tori. En algún momento se me ocurrió una idea. No sé cuáles eran mis verdaderas intenciones. Pero lo hice.
- tengo una idea – le dije mientras terminábamos de tomar unas bebidas.
- ¿Cuál? – me preguntó
- ese es el usami akihiko que te molestó por teléfono ayer.
- ¿para qué me lo recuerdas?
- hazle creer que no te interesa – le dije con una sonrisa maliciosa
- ¿de qué hablas?
- bésame en frente de él
- ¡no seas idiota! – creo que se sonrojó un poco, pero supongo que es normal considerando lo que pasó ayer.
- vamos… ¿Qué puede salir mal? En el peor de los casos se crean tontos rumores que se calarán en una semana.- se quedó viéndome unos segundos meditando la situación, hasta que me dio esa sonrisa cómplice que se veía muy bien en él.
Vimos que se dirigían a un café karaoke, y hacia allá nos dirigimos, en parte me sorprendió que no mostrara ninguna señal de dolor al verlos juntos, solo sonreía para mí.
Nos pusimos en una mesa desde la cual akihiko nos podía ver, pero misaki no, cuando el pequeño castaño se dirigió al baño ijuiin se acercó a mí, y finalmente quebró la distancia con un beso. Sin aviso previo empezó a intensificarlo, me di cuenta de que no quería parar, pero recordé que estábamos en un lugar público, y a regañadientes nos separamos, solo de reojo vimos la cara de akihiko, la cual era todo un poema. Pagamos y nos fuimos.
*kisa*
- esto ya está por terminar solo queda el gran final en el gimnasio – se escuchaba eso en los parlantes, todos los años, al final del festival, se hace una gran fiesta ahí. Hace un par de horas me llegó un mensaje de yukina, quería hablar conmigo de “eso”.
Para cuando me di cuenta ya había pasado todo el día pensando en él, al preguntarle a mis amigos sobre eso no tardaron un minuto en decir que esto era amor, pero ¿será de verdad?¿yo que nunca me había enamorado, fui conquistado por el príncipe de la escuela? No lo sabía, pero parecía que sí.
No haberme enamorado no significa que no haya tenido parejas, aunque ninguna, ni hombre ni mujer, me habían durado más de un mes.
Llegué al gimnasio y ya estaban todos bailando y divirtiéndose, encontré a yukina en una esquina muy nervioso, al verme se acercó rápido a mí.
-creo que aquí está muy ruidoso – me dijo con la voz muy alto para poder escucharlo – mejor vamos a otro lugar.
- está bien – y así fuimos a los jardines.
- escucha – me dijo sin dejarme empezar la conversación – sé que ese beso fue inesperado, tal vez hasta te disgustó, en ese minuto ni siquiera te había preguntado si tenías novio o no. Te seré franco, y es que soy un inexperto en el amor, nunca sé que hacer, pero si ahora mismo no te gusta nadie, lucharé por tu corazón.
“no es cierto” “en verdad tú me gustas mucho” eran frases que divagaban por mi mente, pero no llegaban a ser procesadas ni transmitidas como es debido.
- recuérdalo – dijo y se fue