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Poniéndose en práctica por IsiEgoist2

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Shungiku Nakamura, yo solo los uso para darle vida a ésta historia

Notas del capitulo:

Soñé con ésta situación y lo eh escrito xD Ojalá lo disfruten

Se encontraba mirando por la ventana del segundo piso que daba hacía la calle. Estaba cansado, luego de una guardia de cuarenta y ocho horas estaba agotado. Amaba su carrera, ser doctor pediatra es lo que siempre quiso, pero era una carrera muy sacrificada. Miró el reloj en su muñeca y suspiró eran las 5:50 de la madrugada, su turno terminaba a las seis y media. Lo único que quería hacer era llegar a casa darse una ducha y acostarse a dormir. El hospital a ésta hora se encontraba tranquilo, había algunos doctores y los pacientes estaban dormidos. Era un silencio total. Siguió caminando por el pasillo y se dirigió a descansar un rato. Ya había terminado de hacer sus rondas, y cómo no notó a nadie que necesitara ayuda quiso parar un rato. Se sentó en la silla metálica, bastante incómoda, pero a esta altura le daba igual, podría sentarse encima de una persona que le daría lo mismo. Apoyó los codos en sus rodillas y sacó su celular que había vibrado. Desbloqueó la pantalla y miró unos segundo el fondo; era una fotografía de él y Hiroki en el departamento. Su precioso castaño estaba sonriendo, se encontraba de muy buen humor ese día, y Nowaki estaba dándole un beso en la mejilla que estaba colorada. Sonrió levemente al ver la expresión de Hiroki. Miró la notificación y solamente era una actualización de una aplicación. Tenía la esperanza de que Hiroki le haya escrito un mensaje. Pero era absurdo ya que el castaño en ese momento debía estar más que dormido. Lo extrañaba, mucho. En la semana lo había visto tan solo dos veces. Cuando él llegaba de trabajar Hiroki partía a la universidad, y cuando Hiroki llegaba Nowaki debía irse. Extrañaba hablar con el castaño de cosas triviales, extrañaba sus besos, acariciarlo inocentemente, su cuerpo, todo de él. Lo distrajeron unos pasos fuertes y el sonido de la puerta abriéndose. Levantó la mirada y vio a su senpai. "Buenos días, Nowaki" saludó con una sonrisa cansada Tsumori. "Buenos días, senpai" la voz de su kohai no era la más agradable de escuchar, estaba ronca y rasposa, sonaba agotada "Ya son las seis, Nowaki, puedes irte deja que yo me hago cargo ahora, no creo necesitarte". Miró al rubio sorprendido. " Vete antes de que me arrepienta. Además no quiero que espantes a los pacientes desde tan temprano" dijo Tsumori con un tono de burla. "Gracias senpai. Le debo una" agarró sus cosas lo más rápido que pudo y salió corriendo del hospital. Paró el primer taxi que pasó y lo llevó hacía el departamento. Estaba contento, ya que era sábado, lo que significaba que Hiroki no trabajaba y podrían pasar un tiempo juntos después de tanto. Pagó al chófer y bajó del auto. Abrió la puerta del edificio y subió las escaleras hasta el tercer piso casi corriendo. Entró silencioso al departamento. Sacó sus zapatos y vio los del castaño junto con el maletín que llevaba a clases. Siguió por el pasillo y encima de la mesa estaban los papeles del castaño junto con sus anteojos. Suspiró. Al fin estaba en su hogar. "Quizás pueda verlo dormido" pensó y estaba en lo correcto, al abrir la puerta de la habitación que compartían vio al castaño durmiendo plácidamente vestido con una de sus remeras que le quedaban grandes. Sonrió con ternura y besó su frente. "Hiro-san, ya estoy en casa" susurró. Hiroki se removió un poco, pero siguió durmiendo. Nowaki se quitó la ropa del trabajo quedando solamente en bóxer. Estaba cansado, pero el hambre era mayor. En la cocina había un sándwich arriba de la encima, seguramente Hiro-san lo preparó para él. Le dió un mordisco, y no supo si fue porqué tenía mucha hambre o qué, pero sabía delicioso. Iba a dejar el plato en el lavado cuando sintió unas manos calientes recorrer su torso desnudo, y una respiración tranquila, casi inaudible en la nuca. "Bienvenido, Nowaki" escuchó la voz de su amado y contuvo el aire hasta que sonrió. "Te extrañé, Hiro-san" volteó la cabeza y miró en la oscuridad los ojos caramelo de Hiroki. El castaño se puso en puntas de pie y Nowaki estirando su cuello le dió un beso suave de bienvenida. "Yo también te extrañé. Nowaki. Ven conmigo a la cama" la voz de Hiro-san era apenas un susurro. Se dejó llevar por el castaño a la habitación, se recostó en la cama, y Hiroki se abrazó a su pecho. Nowaki hizo más fuerte su agarre a la cintura de Hiroki. Beso sus cabellos y le deseo buenas noches. -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Cuando despertó se asustó un poco de no sentir el peso de Hiroki encima de su pecho. Miró el reloj de la mesita; eran las 11:30, había dormido demasiado. Se levantó de la cama y se dirigió a la sala donde se encontraba Hiro-san ordenando. Los libros estaban apilados en el piso, algunos en cajas, encima del sillón. Estaba repleto de ellos. Hiroki estaba encima de una silla donde trataba de llegar a uno de los estantes de arriba de mueble donde no llegaba. Allí era donde guardaban todas la cosas importantes para ellos; recuerdos, fotografías, las cartas que Nowaki le había escrito a Hiroki, antiguos libros del castaño, allí había de todo. En un paso en falso la silla se torció haciendo que Hiroki caiga de ella. Nowaki de puro reflejo atrapó al castaño antes de darse contra el suelo. Hiroki estaba sorprendido, todo sucedió muy rápido y no tuvo tiempo a reaccionar. "Eso te pasa por enano, Hiro-san" reía Nowaki que lo tenía aún entre sus brazos. "Y-yo no soy enano, baka Nowaki, lo que sucede es que tú eres muy alto" Hiroki dejó salir su lado orgulloso. Jamás le gustó que lo traten de pequeño, y más Nowaki, que siendo el menor en la relación igual le llevaba casi una cabeza de diferencia. "D-déjame en el suelo, tonto" Nowaki dejó de reír y puso a Hiroki en el suelo. El aludido tenía el rostro muy sonrojado, y no era ni más ni menos porque el mocoso de Nowaki estaba solamente en calzoncillos delante suyo. El de ojos azules al parecer notó su vergüenza y haciendo una pose divertida le habló en tono gracioso "¿Me deseas, Hiro-san?" Hiroki que ya estaba roburizado en ese momento se encontraba en estado de ebullición mientras Nowaki contenía las carcajadas. La expresión de Hiroki en ese momento era muy divertida. En un arrebato de ira Hiroki agarró del piso el primer libro que encontró y se lo lanzó "¡Mocoso tonto, deja las bromas!" gritó furioso y muerto de la vergüenza a la vez. "Está bien Hiro-san, lo siento, lo siento" Nowaki se agachó para recoger el libro que Hiroki le había tirado. Miró la portada y leyó el título "Junai Egoist" debajo un dibujo de dos hombres, uno de cabellos color negro azabache y ojos azules vestido de médico y un castaño de ojos color chocolate que estaba vestido con una camisa y corbata, en una mano sostenía una tiza y en la otra unos anteojos. El médico lo miraba de una manera un tanto pervertida. Leyó el escritor y no era nada más y nada menos que Usami Akihiko. Hiroki miraba con atención a Nowaki sin comprender lo que hacía con el libro, pero al darse cuenta de que libro se trataba el castaño palideció. Kusama estaba con muchas preguntas en su mente ¿por qué esos personajes se parecían a él y a su Hiro-san?, ¿Por qué el escritor era Usami-san?, y lo más importante ¿de qué trataría el libro ese? Abrió el libro y comenzó a leerlo: El médico recién graduado se había llevado una muy grata sorpresa al ver a su amante con su bata y su estetoscopio puestos. Hiroki estaba roburizado a más no poder. En ese momento su orgullo estaba por el suelo. Y por dentro se preguntaba ¿por qué diablos se le había cruzado semejante idea?. -Hiro-san, ¿quieres provocarme?.- el tono sensual en la voz de Kusama roburizó más a Kamijou, si es que eso era posible. - Así es Kusama-senpai, ¿qué no quiere ayudar a su inexperto kohai?.- la voz de Hiroki era suave, casi como una caricia. Kusama dejó escapar una sonrisa ladina. -Claro que ayudaré a mi querido kohai, ¿no es cierto Kamijou-kun?.- se acercó a Hiroki lentamente. Sí hubiera sido por él ya le hubiera saltado encima desde el momento en que lo vio vestido de esa manera. ... Los largos dedos de Kusama se adentraban en su interior, tocando un punto que hiciera que Kamijou soltara unos gemidos muy sonoros. Que lo único que hacían era excitar más al médico. -N-Nowa...ah mhg ¡ah!.- Kamijou intentaba formular las palabras, pero su mente estaba en blanco. -Nowaki, no, Kamijou-kun, soy Kusama-senpai.- adentró un cuarto dedo en la rosada entrada.- ¿qué quieres que haga?.- Hiroki lo miró con una expresión suplicante. -H-Hazme acabar, por favor.- Nowaki soltó el libro y miró a Hiroki "¿por qué tienes esto, Hiro-san" logró formular las palabras. "Y-y-yo eh eh, Akihiko me los regaló, eso no es mío" balbuceó el profesor de literatura tapándose el rostro con sus manos. Sintió los pasos de Nowaki dirigirse hacía él. "No hay excusa, Hiro-san" el castaño lo observó con miedo. "Ya que lo tienes hay que ponerlo en práctica. Podrías empezar por el Kusama-senpai"

Notas finales:

Nos leemos en el próximo capítulo. Nos leemos, un saludo


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