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Always with you por Remisagi

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Notas del capitulo:

Hola!

Aquí estoy de vuelta, está vez con un pequeño JinKook <3

Era el que me faltaba para completar los one shot de mis couples favoritas c:

 

La verdad llevaba muchos días tratando de escribir un JinKook, pero nada me convencía y este salió de la nada anoche, así que me disculpo si está raro o tiene algún error, aunque lo revisé, una nunca sabe.

En fin, espero les guste.

 

A leer ~~

El reloj despertador marcaba las 7:30 de la mañana, Jungkook gruño ante el molesto sonido y estiró el brazo lo más que pudo para apagarlo. Cubrió su rostro con las sabanas y pataleo como un niño, no tenía ganas de levantarse, el fin de semana había terminado más rápido de lo que pudo notarlo y que ya fuese lunes lo ponía de mal humor. Estiró una mano al espacio vacío a su lado, sintió que el lugar estaba un poco cálido, suspiró. Seguramente fue el mismo el que traspasó la mitad de su gran cama y abrigó ese sector.

 

Como cada mañana se levantó sin ánimos, tomó una ducha rápida con agua fría para despertarse por completo y se preparó un café que bebió mientras secaba su pelo con un secador. Leyó algunos encabezados en un diario que yacía abandonado en la mesa de la cocina. Ninguna buena noticia que hiciera que su día empezara bien.

 

Se puso una chaqueta, tomó su bolso y salió de su departamento. Vivía en un tercer piso, no era un gran departamento, pero era suficiente para él. Caminó a paso lento, a pesar que ya faltaban solo diez minutos para las ocho y teniendo en cuenta que no vivía muy cerca del colegio, no le importaba, pues le gustaba llegar tarde.

 

- Otra vez tarde joven Jeon –

 

Su profesor lo interceptó en la entrada, a pesar de que Jungkook no tenía intenciones de escabullirse, el mayor lo tomó del brazo y lo arrastró con él a una oficina. Lo empujó suavemente dentro del salón y se alejó cerrando la puerta. Jungkook dejó su bolso a un lado y se sentó en una de las sillas que estaba delante de un escritorio. Al otro lado, un hombre joven con gruesas gafas negras, movía sus dedos rápidamente sobre el teclado del computador.

 

- Debes levantarte más temprano Jungkook – dijo sin despegar los ojos de la pantalla.

 

Jungkook levantó los hombros en un gesto desinteresado. Puso sus codos sobre la mesa y apoyó su cabeza en sus manos, mirando fijamente a la persona que tenía frente a él. No decía nada, no quería decir nada, solo quería observar, observar cada detalle del rostro ajeno, perderse en esos ojos escondidos tras las gafas e imaginar el sabor que podrían tener aquellos labios esa mañana.

 

- ¿Desayunaste? –

 

Preguntó el mayor rompiendo el silencio y la importante tarea que estaba realizando Jungkook en ese momento. Sin hacer contacto visual el profesor le ofreció una barra de chocolate que el contrario aceptó y se dispuso a comerla.

 

-Solo tomé un café –

 

Respondió al fin mientras daba pequeños bocados al chocolate. El sonido del teclado cesó y el mayor ladeó su cabeza para mirar con mayor facilidad al menor frente a él. La forma de comer de Jungkook era digna de un pequeño conejo y esto lo hizo sonreír. Y es que Jungkook siempre le pareció como un conejo, tierno, indefenso, despreocupado.

 

- No te rías de mi SeokJin hyung -  

 

Le reclamó haciendo una expresión de niño regañado. Jin se quitó las gafas y las dejó sobre el escritorio, se puso de pie lentamente y comenzó a caminar alrededor del lugar. Cuando llegó junto a Jungkook le revolvió el cabello con cuidado.

 

- Lo siento, no lo volveré a hacer – suspiró – Y es profesor Kim -

 

Tras decir esto le entregó un papel firmado por él, un papel que Jungkook ya conocía a la perfección y sabía que significaba que ya era hora de salir de aquel lugar para asistir a sus aburridas clases de siempre. Acomodó su cabello, tomó su bolso y le hizo una pequeña reverencia a su profesor como despedida.

 

Al llegar a su salón, la maestra no hizo ningún comentario de su atraso, ya estaba acostumbrada a que eso ocurriera, por lo que lo dejó pasar sin siquiera leer el papel entregado por el profesor y continuo tranquilamente con su clase. Jungkook se sentó en silencio y sacó su cuaderno y libro de historia. Su compañero de asiento le prestó sus apuntes mientras la maestra explicaba algunas cosas en el pizarrón.

 

- Gracias Tae–

 

Y el recién nombrado le regaló una sonrisa que hizo aparecer todos sus blancos dientes, para luego volver su atención a la explicación. Jungkook copiaba sin cuidado, no importaba el orden mientras el pudiese entenderse luego, aunque muchas veces su lógica no era muy efectiva y debía buscar ayuda para traducir su propia letra.

 

La clase acabó y la maestra salió del salón luego de despedirse de todos, Taehyung sacó de su mochila una bolsa de galletas y las puso sobre la mesa. A la madre de Taehyung le encantaba hornear galletas para su hijo y a Tae le encantaba compartirlas con su mejor amigo Jungkook. Aunque siempre bromeaba con que era prácticamente canibalismo que el menor comiese galletas. Cosas que solo en la mente del muchacho de pelo rojo tenían sentido.

 

La siguiente clase era la favorita de Jungkook, y no solo porque la impartía su profesor favorito, sino que además amaba el arte, y deseaba ser maestro de esa asignatura algún día. Seokjin entró al salón y les ordenó que movieran las mesas al rincón y que solo trajeras sus sillas formando un círculo alrededor de él.

 

Todos los estudiantes hicieron caso inmediatamente, llevando cada uno su cuaderno de dibujos y sus lápices. Todos sabían que al profesor Seokjin le gustaba hacer las cosas diferentes a los demás profesores, y por esa razón era muy querido por todos. Les permitía dibujar sentados en el suelo, acostados, de pie o como se les ocurriera y se sintieran cómodos.

 

Ya que era lunes, y venían saliendo de una pesada clase teórica de historia, les dio la completa libertad de dibujar lo que ellos quisieran, algo que les gustara o disgustara, la única condición, era que debía tener un significado especial para ellos. Luego de pensar unos segundos todos ya estaban sumergidos en sus hojas trazando líneas y figuras por todos lados. Seokjin se paseaba supervisando el trabajo de cada estudiante.

 

Jungkook pintó una puesta de sol con varias tonalidades rosas y a un pequeño conejo sonriente en medio del lugar. El dibujo se sentía cálido, trasmitía tranquilidad y eso atrapó al profesor, quien lo observó durante varios minutos antes de seguir viendo los demás. Y no tuvo que preguntar  qué significaba, pues claramente aquel conejito era el mismo Jungkook.

 

Cuando el timbre del término de clase sonó, todos los estudiantes reclamaron y comenzaron a guardar sus cosas y a ordenar la sala sin muchas ganas. Seokjin se retiró luego de regalarle una tierna y disimulada sonrisa a Jungkook, quien sintió un leve cosquilleo en sus mejillas.

 

El resto del día pasó más normal de lo que a Jungkook le hubiese gustado que pasara, pero no se quejó, estaba acostumbrado a la rutina de la escuela. El simple hecho de saber que le quedaban solo meses para graduarse y poder dejar de asistir a ese aburrido lugar le hacían sentir una ligera motivación. Aunque sabía que eso significaba alejarse de su amigo Taehyung, quien, a diferencia de él, quería ser un actor famoso nacional y porque no, mundialmente.

 

Cuando el reloj marcó la hora de salida, Jungkook se despidió de Taehyung, y este se reunió con su amigo Hoseok, aunque Jungkook estaba seguro que esos dos eran más que amigos. Mientras ordenaba sus cosas con toda la paciencia del mundo, el sonido de su celular le indicó que tenía un mensaje. Lo revisó rápidamente y volvió a guardar el aparato en su bolsillo. Colgó el bolso en su hombro y salió de la sala para dirigirse a la sala de profesores.

 

Antes de entrar golpeo un par de veces hasta que una voz al interior le ordenó entrar. Nada más al cruzar el marco de la puerta hizo varias reverencias a cualquiera que se encontraba dentro. La maestra de historia le sonrió a modo de despedida para luego perderse tras la puerta. Recorrió el lugar con sus ojos y encontró el más bello tesoro que podía encontrar en ese mar de libros y papeles. Seokjin hablaba con el maestro que había atrapado a Jungkook llegando tarde en la mañana. Jungkook se acercó al escritorio de Seokjin solo cuando el otro profesor ya se había despedido y desaparecido.

 

- No recuerdo haberte castigado Jungkook  -

 

El menor negó con la cabeza.

 

- No estoy aquí por un castigo – respondió – Pero la persona con la que vivo llegará tarde y no quiero estar solo en casa –

 

Seokjin esbozó una leve sonrisa, y estuvo completamente seguro, como que su nombre es Kim Seokjin, que esa faceta de niño asustadizo no la conocía ninguna otra persona. Jin sacó algunas pruebas de su maleta, las puso sobre la mesa y con la ayuda de Jungkook comenzaron a corregirlas. No era la primera vez que el menor ayudaba a su profesor en esta tarea, por lo que terminaron antes de lo que esperaban.

 

- Gracias –

 

El mayor agradeció mientras se ponía una chaqueta larga que le llegaba hasta más debajo de las rodillas. Puso las pruebas de regreso a su maletín y comenzó a dar pasos para salir del lugar, tras él Jungkook lo seguía desde cerca. Llegaron al estacionamiento del colegio y Jin quitó la alarma de su auto, dejó su maletín en el asiento trasero y se subió al del conductor. Al otro lado Jungkook ya estaba abrochando el cinturón del copiloto.

 

A seokjin no le molestaba en absoluto la forma de actuar del menor, no era la primera vez que lo llevaría hasta su casa después de clases. Encendió la radio y vio como Jungkook comenzaba a cantar la canción que comenzó a sonar. A Jin le gustaba mucho la voz de Jungkook, y para él escucharla significaba la mejor forma de terminar con su día laboral.

 

- ¿Recuerdas la primera vez que me subí a tu auto? –

 

Preguntó el menor cuando la canción acabó. Jin sonrió al recordar aquel día. Fue hace casi un año, Seokjin se había graduado hace poco y estaba comenzando su primer trabajo como maestro de arte en la escuela donde asiste Jungkook y su primera tarea fue quedarse con el nombrado en un castigo luego de clases por haberse peleado con un compañero de un curso mayor. Debido a lo tarde que se les hizo, Jin llevó a Jungkook hasta su casa para que no le pasara nada de regreso.

 

Jin recordó la mirada que Jungkook le daba en ese entonces y la comparó con la de ahora, y definitivamente prefería el brillo que tienen en el presente. Luego de unos minutos de viaje el mayor detuvo el auto frente a una tienda de comida y se bajó a comprar, dejando a Jungkook sumergido en una canción.

 

El celular del menor volvió a sonar, esta vez una llamada. Contestó de prisa y respondió a las preguntas que le hacía la persona al otro lado. Al rato de cortar, apareció Seokjin con varias bolsas que desprendían un apetitoso aroma. Jungkook aspiró el aire y su boca se hizo agua.

 

- ¿Tienes hambre? –

 

Preguntó Jin encendiendo el auto, el menor asintió con ojitos de cachorro y Seokjin sonrió. En un par de minutos más el auto se detuvo justo frente al departamento en que vivía Jungkook, el menor desabrochó su cinturón y se bajó. Al cerrar la puerta vio como el auto se alejaba muy lentamente. Un viento frio fue el que lo hizo entrar rápidamente a su departamento.

 

Ya dentro encendió las luces y corrió a la cocina para poner a hervir el agua. Moría de hambre y no podía esperar para comer. Mientras se quitaba la chaqueta para ponerse algo más cómodo alguien tocó el timbre. Dando pequeños saltos llegó a la puerta y la abrió dejando entrar a la persona que esperaba fuera.

 

- Bienvenido hyung –

 

El recién llegado sonrió y atrapó los labios contarios contra los suyos en un tierno y corto beso. Las mejillas de Jungkook se tiñeron de un rojo tan intenso como la tinta con la corrigió los exámenes esa tarde. 

 

-No sabes cuánto anhelo este momento durante todo el día –

 

Comentó abrazando con fuerza el cuerpo de Jungkook. El menor respondió el abrazo, y es que él también ansiaba por que llegara la noche para poder estar a solas con su amado hyung. Ambos rompieron el abrazo al mismo tiempo solo para volver a unir sus labios con desesperación.

 

Cada momento juntos era la rutina favorita de ambos, cada mañana se separaban para ir a la escuela, a pesar que Jin despertaba a Jungkook antes de irse, este prefería seguir durmiendo para así llegar tarde a clases y poder ver a su hyung. Cada día en que Jin le enviaba un mensaje diciendo que se quedaría un poco más, Jungkook iba a cumplir su “castigo” por llegar tarde y lo ayudaba en sus quehaceres. Y al llegar al departamento que compartían, Jin dejaba primero a Jungkook en la puerta para luego estacionar su auto y ser recibido por el menor con un dulce beso.

 

Jungkook se sabía adicto a esos besos desde que probó su sabor hace ya casi dos años y Jin supo en ese entonces que no podría vivir sin el menor. Luego de uno de sus tantos castigos por involucrarse en peleas que no le conciernen, Seokjin llevó a Jungkook hasta su departamento para curar sus heridas, fue entonces que entre lágrimas el menor confesó como había quedado solo luego de la trágica muerte de sus padres en un accidente, y que la única forma que tenía de liberar un poco sus penas y tristezas era golpeando a idiotas. Por su parte Jin, que no sabía cómo responder a esa confesión, simplemente lo abrazó y le brindó su calor, dándole débiles golpecitos en la espalda y susurrándole que todo estará bien, ahora yo estoy contigo. Y tras mencionar estas palabras sus labios ya estaban rozándose con torpes movimientos de parte del menor.

 

No hablaron de aquel incidente durante semanas, ambos querían creer que solo fue una cosa del momento, los dos se sentían confundidos y se dejaron llevar. Pero sus corazones no les permitían pensar nada con claridad, desde ese momento  en sus mentes solo existía la sensación de la suavidad de los labios contrarios.

 

Jungkook no se atrevía a dar el primer paso, Seokjin era su profesor y no podía arriesgar su carrera y que acabaran despidiéndolo, no eso jamás, prefería mil veces seguir viéndolo desde lejos e intentar que los sentimientos por su profesor no continuaran creciendo. Mientras Seokjin no se atrevía a dar el primer paso, no por miedo de perder su trabajo, si no que por la diferencia de edad que existía entre los dos y también intentó, en vano, que sus sentimientos no crecieran.

 

La primera vez que Jungkook llegó tarde, fue también la primera vez que estuvo a solas con Seokjin desde el incidente del beso, la primera vez que decidió pensar por él y la primera vez que confesó sus sentimientos a una persona.

 

Seokjin fue para Jungkook muchas otras primeras veces, y Jungkook fue para Seokjin la mitad que le faltaba para ser un ser completo. Su media naranja, lo llaman algunos. Y es que así como el dibujo que hizo Jungkook en la clase de arte, Jin es bello y tranquilo como un atardecer, y Jungkook quien era un pequeño conejo sin rumbo, hoy pudo encontrar la paz en ese atardecer rosa que es Jin, su hyung, su familia, su amor.

 

 Fin

Notas finales:

Gracias por llega hasta aquí <3 espero les haya gustado.

Un abrazo enorme para las que leen, y en especial a Yukiko-ni, quien me dedicó un JinKook también <3 (que recomiendo pasen a leer) así que este va para ella :)

 

Gracias a todas por leer <3 

 


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