Hechizo
-¡Pero que esplendida fiesta!- Exclamo con una sonrisa llena de maldad pintada en su perfecto rostro de porcelana
-¿Qué haces aquí?- ¡Oh! ¡Cuánta satisfacción sentía! Esos ojos azules, que alguna vez amo, estaban llenos de preocupación
-¿Quién es querido?- pregunto dulcemente la esposa de su “querer” Su cabello era castaño y sus ojos eran del tono de la miel. La conocía pues en el Reino solo se hablaba de la Reina Kajiwara Manami, la dulce Reina, tan querida y amada por todos. Tenía que reconocer que no le despertaba malos sentimientos, le despertaba una agria simpatía
-¿Dónde están mis modales? Su Majestad soy Usami Akihiko- Hubo un largo silencio que disfruto. No había porque negarlo, estaba disfrutando la situación- Debo admitir que al principio me sentí desconcertado por no haber recibido una invitación- Miro a Takahiro esperando su reacción
-Es porque no eres bienvenido- ¿Golpe bajo? En lo absoluto. Aun así decidió actuar un poco, fingió a la perfección un rostro compungido como si de verdad sus palabras lo hubieran lastimado
-Pero puede quedarse- Manami se apresuró a decir al ver el gesto de Akihiko. Este volvió a sonreír de manera malvada
-¿Enserio? Su Majestad es tan… dulce- dijo sin sarcasmo en su voz pues era verdad, la Reina era alguien de carácter dulce- Y en aras de mostrar que no hay rencor yo quiero darle un regalo al pequeño…
La esplendida fiesta era para celebrar el nacimiento del primogénito del Rey Takahashi Takahiro y la Reina Kajiwara Manami. El dulce príncipe que había sido recibido con emoción y sobretodo amor. Un amor que su padre le había jurado a Usami Akihiko, un brujo que solamente había sido usado para ambiciosos propósitos. Akihiko estaba dispuesto a pagarle con la misma moneda ¿Quién había dicho que la Venganza nunca es buena? Esa persona estaba en un error pues lo estaba disfrutando
-Es hermoso- exclamo. El pequeño príncipe poseía un cabello castaño, como su madre, Akihiko supuso que sus ojos serian azules pero estaba equivocado. Al tomar al pequeño en brazos este entreabrió los ojos mostrando su hermoso color: Verde Esmeralda- ¿Cómo se llama?
-Misaki- respondió Manami sonriendo amablemente
-Flor hermosa - era hora de concretar sus obscuros propósitos- El Príncipe Takahashi Misaki crecerá lleno de belleza, no habrá nadie que pueda competir con su hermoso ser. Dulce, gentil, un corazón lleno de dulzura, esos son los dones que te concedo pequeño. Quien te conozca te amara- Lo dejo dulcemente en la cuna
-Es un precioso obsequio- Manami sabía que Usami Akihiko era un brujo, muy poderoso, cabe decir. Este la miro asintiendo
-Pero…- El salón poco a poco se empezó a obscurecer- ¡Al cumplir los dieciocho años, el príncipe se pinchara el dedo con el huso de una rueca y morirá…!- miro a Takahiro, que lucía horrorizado
-¡Por favor no!- grito el Rey sabiendo que aun había tiempo pues el hechizo estaba aún en las manos de Akihiko- Hare lo que quieras pero no…
-Majestades arrodíllense por favor- Manami de inmediato lo hizo, sus ojos derramaban lágrimas, temía por la vida de su pequeño que no tenía la culpa de nada. Takahiro se mantuvo de pie, no iba a permitir que Akihiko mancillara su orgullo
-Como desees ¡Este hechizo…!- fue interrumpido
-¡Basta!- le rogo ya de rodillas, Akihiko lo miro complacido
-Suplica su Majestad- Takahiro miro a sus súbditos todos eran estatuas, la impresión los tenia congelados
-Akihiko por favor- dijo rindiéndose por fin, haría lo que fuera por su pequeño hijo
-Solo porque dijiste la palabra mágica- Los Reyes suspiraron aliviados, Akihiko rio erizando la piel de los presentes- El príncipe no morirá- dijo con voz más calmada- Solo caerá en un profundo sueño de cual despertara solo si recibe un beso de amor verdadero- Sintió satisfacción al ver el rostro de Takahiro lleno de dolor, ese dolor que nunca se compararía la que sintió con su traición-¡Este hechizo durara hasta el final de los tiempos! ¡Nada ni nadie puede revocarlo!- Estaba hecho, ya no había nada que hacer
Le hizo una reverencia a Takahiro y Manami, la Reina estaba ahogándose en un llanto lleno de dolor, su dolor le provoco cierto remordimiento que de inmediato aparto, reconocía que Manami no se merecía ese sufrimiento, pero era un daño colateral que Takahiro había provocado, no era su culpa
-Esto no se va a quedar así…- lleno de rabia Takahiro escupió esas palabras. Akihiko rio desestimando de inmediato la amenaza- Te arrepentirás ¡Lo juro!
-¿Así?- pregunto de manera sarcástica
Lo que Akihiko no sabía es que, ciertamente, muy pronto se arrepentiría…