Insidiosa
[1]
Izaya estalla de ira, la revista que tiene en sus manos muestra en la portada una foto de la ‘usurpadora’ abrazando a Sasuke Uchiha, ambos mirándose a los ojos y los labios casi rozándose. Se quita los lentes de sol para leer mejor el pie de página.
¡Amor en el set; Izaya Kozuki y Sasuke Uchiha atrapados muy melosos!
— ¿Señorita, piensa comprar la revista? —el dependiente lo dice por la manera en la que las manos de la chica trituran el papel, apunto de romperlo.
La idol respinga, estaba encubierta a miles de kilómetros de Japón, cobijada por el anonimato. Si quería mantenerse así sólo tenía que fingir que era una turista demasiado estúpida.
—Oh, lo siento, lo siento —le sonríe amablemente al hombre de barba grisácea y ojos cansados. Izaya toma la revista, la hace rollito y le mete a su costoso bolso Birkin, de su cartera extrae unos billetes sin saber la cantidad exacta y los extiende al vendedor —. Quédese con el cambio —dice ella a manera de disculpa. El hombre recibe el dinero y asiente lentamente.
La fémina sale disparada hacia su hotel, apretando el paso y con la firme convicción de realizar una llamada internacional en cuanto llegue.
El vendedor mira los billetes; es más dinero del que ha ganado nunca.
[2]
Pero la antesala de lo ocurrido tenía que ver con un Naruto sonriente a su sueño platónico. Sasuke Uchiha lo veía con el mismo interés que el rubio prodigaba por su persona. Y quizá nunca lo diría abiertamente pero lo que sentía por el Uchiha rebasaba todo sentido común.
¿Cómo pudo enamorarse de un hombre que apenas y conocía? Quien sabe, y no quería encontrarle explicaciones.
—Hola, Sasuke-kun —su voz suavecita sale a flote. Sasuke le sonríe como respuesta.
—Buenas noches, Kozuki-san —, y la magia se rompe en cuanto Sasuke menciona su falso apellido.
Él no era Naruto para Sasuke, es Izaya, la hermosa idol de la que está profundamente enamorado. La única mujer que ha obtenido lo que otras pelean: el amor de Sasuke.
—Izaya suena mejor —Naruto murmura con el nudo atorado en la garganta.
El sonido de la música retumba en su cabeza, escucha a lo lejos las voces susurrantes, la luz escasea pero aun permite que algunos rincones mantengan una iluminación decente. Un mesero pasa junto a la pareja, y Naruto toma una copa de champan de la bandeja, tiene que darse valor para sobrevivir la noche que le espera.
—Bien, entonces Izaya será —el Uchiha mantiene su sonrisa ganadora.
—Y… ¿quién le ha traído? —Naruto esta desanimado para mantener una conversación, sin embargo, Sasuke lo mira con tanta ilusión que no desea romper el cuento que se ha tejido el Uchiha en su cabeza.
Seguro pensaba que Izaya era todo amor y abrazos.
—Mi hermano insistió en que viniéramos, pensaba declinar pero…, Kakashi se habría molestado, fue una invitación persistente así que no podía negarme —Naruto asiente en silencio saboreando la voz ronca de Sasuke.
Sasuke no quiere decirle que fue él quien insistió en venir para verle.
Para Naruto, tener al Uchiha así de cerca embriagándose de su aroma a café y tabaco lo deleita. Cuando lo miraba en los pasillos se sonrojaba por sentirse un tremendo acosador, incluso se reprendía mentalmente cuando llegaba a casa.
Acosar estaba mal, pero no podía evitarlo. Quería saber todo de Sasuke Uchiha, lo admiraba como actor y lo amaba como persona. Pero sabía que Sasuke no era homosexual, y tampoco era su intención seducirlo, empero, en su cabeza, el joven actor y Naruto se casaban, vivían felices para siempre y más de esa mierda que le cuentan a los niños para mandarlos a dormir.
—Te noto muy callada, ¿te incomoda que éste aquí? —Sasuke desea que Izaya no lo despache pronto, quiere estar todo el tiempo que sea necesaria junto a ella.
A diferencia de la Izaya de días atrás: esta es más dulce, tranquila y con una mirada que irradia paz. Ese algo que se le instala en el corazón.
—No, para nada, ¿cómo puedes decir eso? Me agrada tenerte aquí —Naruto lo dice sin querer, porque olvida que está en los zapatos de Izaya.
Sus palabras le cortan el aliento a su compañero.
— ¿De verdad? —los ojos de Sasuke brillan bajo el manto aterciopelado de la luz colándose por la terraza.
— ¡Ah, pero aquí están par de tortolos!
Sasuke no odiaba a Kakashi Hatake, pero no era de su agrado precisamente. Si antes no deseaba matarlo, ese sentimiento le arremolina el estómago. Aprieta los puños y se fuerza a sí mismo a mostrar su mejor sonrisa.
El momento tan íntimo se vio interrumpido repentinamente, y Naruto ya tenía las palabras correctas en la punta de la lengua.
—Kakashi, ¿qué haces aquí? —Naruto le mira a los ojos con una media sonrisa. Kakashi mete las manos en sus bolsillos, con su actitud despreocupada les regala una sonrisa ligera a los más jóvenes.
—Estaba preocupado por ti, linda. En cuanto llegó Sasuke, se desaparecieron y me preocupaba. Quiero que bajes a saludar a los demás invitados y que no alimenten chismes; hay periodistas aquí —dice Hatake, cómplice.
Era una mentira con tintes de verdad. Si, había periodistas y muchos actores habían preguntado por el par. Él como el experto mentiroso que era pudo zafar a Izaya de rumores románticos con el Uchiha pero no se fiaba de Sasuke y menos de Naruto.
El Uzumaki enamorado de su ídolo y cerca de él podría derrumbar los planes, ¿y por qué no?, también estaba jodidamente celoso. Naruto era su empleado y el más hermoso que había tenido. No tenía intenciones de perderlo fácilmente, no en las garras de un Uchiha.
—Tus preocupaciones sobran, Hatake —despotrica Sasuke, con su acento del sur y su mirada gélida sobre el rostro sonriente de Kakashi.
—No lo creo, Sasuke-kun —comenta burlón —, las chicas preguntan por ti, si no me equivoco, allá abajo hay unas lindas modelos que dejaste ilusionadas después de una salvaje noche sexual.
Naruto abre los ojos como platos. No, eso no podía ser cierto.
Sasuke en cambio, aprieta los labios, tenía que contenerse para no irse sobre Kakashi. ¿Dónde carajos estaba Itachi cuando más lo necesitaba?
—Lamento interrumpirlos —hablando del rey de Roma.
—Oh, Itachi, encontré a tu pequeño hermano.
—Lo acabo de notar, gracias Kakashi —el Uchiha mayor sonríe hipócritamente para el Hatake.
Era de conocimiento público que los Uchiha no tenían una buena relación con los Hatake. Nadie sabía las razones, pero cuando se encontraban con Kakashi, ambos hermanos tomaban fuerzas de quien sabe dónde para no mandar a la mierda al hombre de sonrisilla traicionera.
— ¿Nos vamos, querida? —Kakashi se dirige a Izaya (o Naruto) más que un pedido era una orden a rajatabla.
—Los veré en un momento, permiso, Sasuke-kun, Itachi-san —Naruto baja la cabeza y sigue los pasos de su manager.
Sasuke ve partir a su dulce chica, sabores la derrota.
—Es una fortuna que te haya encontrado, sino no sé qué hubiera pasado —Itachi tiene la mirada sobre la espalda de la chica. Frunce el ceño, sus ojos obscuros atrapan los movimientos torpes en los pies.
¿Desde cuándo Izaya caminaba tan mal en tacones?
Cuando estaba ebria decía disparates y se montaba numeritos ridículos en los hoteles donde solía hospedarse pero nunca caminaba como cervatillo recién parido. Ante todo, la idol mantenía su glamour intacto.
— ¿Has notado que esta Izaya no es la misma chica de antes? —Sasuke mira a Itachi por el rabillo del ojo.
Si, él también lo había notado pero la Izaya se ahora le gustaba más todavía.