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Pequeño Jack. por Raes

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Notas del fanfic:

  Un drabble MarkSon. No soy recurrente de los AUs (últimamente) pero este ya estaba en espera desde hace tiempo.

  El tema del mpreg se los dejo picando e__e'

 

 

  Ya conocen el resto(?)

Notas del capitulo:

  Es corto, es algo que empezó de la nada y de un pensamiento (lejaaaaaano(?) de cómo sería un hijo combinado del MarkSon ♥
  Si bien quedó corto, creo que terminó bien.

  Bien, espero les guste!

 

 

  La alarma nunca fue un buen compañero de vida, mucho menos en la mañana cuando amenazaba con su constante sonido repetitivo y taladraba la cabeza de quien estuviese durmiendo a su lado. Por suerte, esa mañana no sonó.

 

  La vida les sonreía. Bueno, a pesar de tener que lidiar con los altibajos de humor, la vida seguía sonriéndoles a pesar de todo. Estaban juntos ya hace años, su amistad los llevó a ser novios, establecerse como pareja y posteriormente comprometerse, llevando así a la convivencia mutua. Pero eso no era lo mejor de todo, lo más lindo que pudo haberles sucedido después de tantos años juntos, no tenía comparación con absolutamente nada: era único, inigualable, una linda cosita que llevaba la hiperactividad de uno, y la paciencia del otro. Una combinación más que perfecta.

 

            – Ruuuuun –El murmullo agudo e infantil llegó desde el pasillo afuera del dormitorio.

 

  Se removió ligeramente debajo de las sábanas, tanteando con su brazo extendido la figura de su amante, pero en su lugar sólo halló unas desordenadas sábanas.

  Ya se había levantado.

  Jackson pataleó en el lugar. La mayoría de las veces era él quien se despertaba segundo, a pesar de escuchar el despertador sonar y repetirse internamente que debía levantarse, nunca podía ganarle al sueño. O sí, sí podía, pero Mark se le adelantaba. Chico veloz. Se sentó en medio de la cama y observó el reloj de su cuarto: 8:30 de la mañana. Tempranísimo para un día domingo. Pero para el pequeño Jack, eso no importaba.

 

**

 

  Rompió el precinto de seguridad de la cajita y sirvió dos vasos llenos de jugo de naranja. Luego, sacó del refrigerador otro envase y sirvió un llamativo vaso color azul con chocolatada fría.

  A Mark le gustaba preparar el desayuno, le gustaba tener todo listo antes de que Jackson abandonara sus sueños, sin contar que a veces se encariñaba demasiado con la almohada. Y también le gustaba pasar esos minutos previos al desayuno, escuchando a su hijo preguntarle el porqué de cada cosa que hacía.

 

  Desde el momento en que se enteraron que ese pequeño ser se estaba formando con suma paciencia, supieron que sus vidas estaban por cambiar. Porque nueve meses más tarde, su amor incondicional y de tantos años, se veía reflejado en un delicado niño que no dejaba ni un segundo de mover sus inquietas manos en brazos de sus padres, gesticulando infinitas expresiones y mirándolos con sus pequeños ojos oscuros y brillantes. Sin duda era el ser más hermoso que sus ojos hayan visto.

 

  Sus primeros pasos los dio en la sala de su casa, donde en más de una oportunidad a Jackson casi se le sale el corazón por la boca cuando el pequeño Jack tropezaba con sus propios pies acelerados y caía apoyándose con los brazos. Gritaba y exageraba la situación, tomando a su hijo en brazos y mirando desconfiado a Mark por haberlo dejado irse solo. Pero Mark le sonreía desde su sitio y Jackson aflojaba enseguida su mirada, él tenía el poder de tranquilizarlo en cualquier momento, amaba tanto eso de Mark. Sabía lo que hacía, pero su lado sobreprotector le ganaba y siempre corría detrás de su hijo cuidando que no se lastimara.

 

  Y la otra gran odisea vivida, era en el momento de cambiarle pañales. Que uno lo cambió último, que está cansado, que está por comer, que está comiendo, decenas de pretextos para evitar ese momento, aunque a la larga terminaban por cambiarlo y lavarlo cualquiera de los dos.

 

  **

 

  Jackson abrió la puerta de la habitación y salió directamente al baño con la toalla envuelta alrededor del cuello. El sonido desde el pasillo se había transformado en un murmullo distante y el ruido de utensilios de cocina resonaba junto a las voces de Mark y su hijo. Ingresó al baño todavía cargando la pereza propia de la mañana, pero al sentir el agua limpiando su rostro y refrescando sus manos, se despabiló. Ahora sí comenzaba su día.

 

  Salió nuevamente con la toalla sobre su cuerpo, sólo que esta vez, un atacante lo observaba a dos metros extendiendo frente a él un palo de madera para cocinar.

 

            – ¡En guardia! –Exclamó pequeño Jack con una sonrisa en el rostro señalando a su padre.

 

  Cada domingo era lo mismo, corría en busca de algún objeto para simular la espada de esgrima y enfrentaba a su padre al salir de la habitación o del baño. Con tan sólo cuatro años de edad, ya sabía los conocimientos básicos de dicho deporte. Jackson se había encargado de enseñarle esgrima con los objetos adecuados, pero cuando las prácticas terminaban, los regresaba a un sitio seguro lejos del alcance de las manos traviesas. Por tal motivo, pequeño Jack desafiaba a su padre, algún día sería mejor que él y era algo de lo cual Jackson se sentiría orgulloso.

 

            – ¡Pequeño travieso! –Gritó Jackson corriendo detrás de su hijo por el pasillo hasta llegar al comedor donde lo atrapó entre risas y lo elevó en el aire. El niño colmó la casa entera de risas fuertes por las cosquillas y pedía ayuda a su otro padre para que detuvieran su dulce tortura.

 

            – Y es por esto que luego encuentro cubiertos debajo del sillón. –Exclamó Mark recogiendo el palo de madera de cocinar que había rodado irregularmente hasta el pie del sillón.

 

  Tanto Jackson como el niño callaron al escuchar la voz de Mark con una carga de molestia.

  Sí, era verdad. A veces dejaban lo que utilizaban para sus singulares encuentros de esgrima regados por toda la casa, hasta en el baño, que iban desde algo grande como un palo de escoba hasta el utensilio de cocina que, en esta ocasión, pescaron in situ.

 

  Mark los observó a los dos y en una veloz mirada que le dedicó a Jackson, segundos más tarde ambos padres le hacían cosquillas a su hijo tendido en el sillón.

 

  Nunca creyeron que su vida tomaría esos rumbos, tal vez en algún sueño o en na fantasía, donde siempre quedan como esas ‘posibilidades’.

  Pero ahora, que veían su incondicional amor materializado en un pequeño lleno de vida, con una combinación de sus rasgos, cargado de sorpresas y nuevas experiencias, incluso, para ellos mismos, supieron que fue mejor que cualquier cosa jamás pensada. Porque ese niño sería su tesoro por siempre, bajo cualquier circunstancia, lo amarían.

Notas finales:

  Ay, siento que el final quedó un poco 'casto' pero no quise agregarle más linduras porque estoy pensando en armar otra historia con babys -cof-.

  ¿Qué les pareció? Déjenme sheviú, se los agradecería (review).

 

  En otras noticias, si hay algunx NCT stan, voy a estar subiendo un shot de una couple que muchos conocen dffdg: Jaehyun x Doyoung ♥ A  pesar de que ME ENCANTA el TaeTen, la situación imaginada se acopló al JaeDo perfectamente. Bueh, ya lo leerán(?)

 

   Eso fue todo. :D
  ¡Saludos!


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