Quema por dentro esto que siento por ti. Me consume. Me consume tu voz, tu porte. Me deslumbra cada detalle estúpido en tu cara, cada pequeño recoveco que puedo encontrar nuevo en ti, lo asimilo, lo atesoro.
Me gustas, me encantas.
Me devora la ansiedad cada vez que sé que voy a verte, corro a tu encuentro aunque me proponga llegar tarde (más tarde que tú para que no pienses que me importa). Siento un deleite especial cuando dejo sonar el teléfono en mis manos mientras veo tu nombre en la pantalla.
Qué tortura. Me desatas.
Me molesta cuando no me prestas atención suficiente, especialmente cuando estamos ebrios en el mismo club. Me llena de cólera indomable, pero distante bebo mi trago mientras tengo que observar el espectáculo vomitivo que es verte besarlo. Es un beso hipócrita, ¡tan hipócrita! Me da un poco de náusea, una náusea risible, el esperpento de una escena que sabe a paradoja. Pero cuando mis ojos se atreven a afinarse, cuando la oscuridad ya no molesta, veo entre las intermitencias de los flashes tus manos enormes en su cintura y algo en mí se quiebra. Será que el mimo que tus dedos trazan por la espalda baja de aquel patán es tan tierno, tan impensado. Sé que en ese gesto tu corazón late en las yemas que acarician a quién amas. Es entonces cuando tengo que quitar la vista, no puedo ver más. Mi ego se hace trizas, se escurre entre mis ojos humedeciendo mis pestañas.
Patético, yo soy patético. Y para colmo de males la culpa me corroe en las venas.
¿Acaso no te has dado cuenta?
-¿Vas a pedir lo mismo de siempre?-Sehun pregunta pegando sus labios a la coronilla de Chanyeol, interrogándome sobre el almuerzo desde el santuario de sus cabellos, que tan bien huelen siempre. Sentados los tres, mirándonos a los ojos, siento el estómago revolverse. Revoleando los ojos, me paro en señal de protesta.
-Voy a ordenar.- Aviso monocorde.
-Voy contigo- siento la voz nasal de Sehun que secunda mis acciones.
Genial. Excelente. Lo que necesito se llama Oh Sehun y viene a interrumpir mis pensamientos más profundos mientras aguardamos por hamburguesas. Estoy irritado ya y recién nos hemos encontrado. Caminando hasta el fin de la fila observo el menú en los displays y me contento con ignorar a mi acompañante que siempre se jacta por acotar tonterías que algunas personas considerarían dulces o tiernas. Yo, muy por el contrario, las siento hasta insultantes. Mis ojos, sin querer, sabiendo lo que buscan, se fugaron directo a Chanyeol. Entonces lo observo, lo estudio. Sería un diplomado en su anatomía si hubiera una cátedra o una carrera con su nombre. Él, distante de todo el tormento que causa,mira por la ventana la gente pasar. Su barbilla reposa en la palma de su mano, el codo apoyado sobre la mesa descarga el peso. Los hombros están relajados, el sol primaveral ilumina de forma intensa sus cabellos. Así es él, alejado del mundo, atento a los contornos de las cosas, deseoso de saber más, explorar contenidos. Hay un brillo cegador en sus ojos y sin querer mi corazón se acelera. Debo ser el mejor actor del mundo para que no se haya dado cuenta.
-¿Huyes de mí?- siento en mi oído y sigo con la mirada perdida en Chanyeol, suspirando fuerte para no perder los estribos.
-Con todas las fuerzas de mi ser, SeHunnie, pero pareciera que no puedo deshacerme de ti, aunque quiera-. Mantengo la calma pero estoy nervioso, con los brazos cruzados, no disimulo mi irritación por Sehun o por toda la escenita. Si por él fuera, Chanyeol ya se hubiera enterado.
Esperando nuestra comida, Yeol no ha vuelto su mirada ni a mí ni a su novio quién reposa con la cadera apoyada a la mesada aguardando la orden junto a mí. Sehun siempre mantiene una pose que resalta exuberancia, es altanero y va siempre a la moda. Muy distinto de quién me quita el aliento, que goza de un muy sencillo buen gusto.
Me detendría a contar sus pestañas, o a describir la forma particular tan íntima que tiene de tomar la guitarra antes de tocar una canción. La perfecta cintura que las remeras negras de tiendas de segunda mano le marcan. Sencillo, personal. Me gustan sus manos, sus brazos. Me gusta cuando tararea y ese miedo que tiene siempre de chocar la cabeza contra algo por su altura.
-Sigue mirando así y va a explotarle el cerebro, quizás sea tu poder mutante, Baekhyunnie-. Esa manía por decir estupideces. Me río en un bufido sarcástico y me giro para observar a Sehun.
-Calla.- sólo puedo decir. Supuse que tarde o temprano pasaría, se daría cuenta.
La orden de ellos llega primero y agradecido de que desapareciera con su fabuloso y delicado caminar, me volví a ver una escena hipócrita. Hipócrita Sehun, lo detesto con el alma, me corroen los celos, me consumen los huesos. Pido condimentos antes de retirarme y me siento frente a ellos en la mesa. Esta vez no me detengo en detalles, pero quizás de todo Sehun y yo mentimos bien. Pensar eso y ver el brillo en los ojos de Yeol al mismo tiempo me da siempre pena.
Siempre me da pena follarme a Sehun noche de por medio. Pero estos celos que tengo no me permiten ser de otra manera. Saber y confirmar que El Principito es un mentiroso falso calma este desamor que me destroza el corazón y me quema la piel.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español