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Secreto Familiar por esther01

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Notas del capitulo:

Hola, lamento haber tardado, pero es que la escuela te consume y como falta poco para acabar; pues nos dan mas tarea. Y si repruebo me castigan, asi que... a Bancarsela.

Bien, aclarando el punto , os dejo el cap.

"Pensamientos"

 

— ¿Logras visualizarlos? — Una voz masculina pregunto.

—Sí, los dos están sentados juntos en el banco de mármol del jardín—Contesto otra voz, aunque esta era mucho más grave; casi pareciendo inhumana—. ¿Qué hay de los otros dos?

—Se encuentran adentro, en la fiesta— fue la respuesta dada. Se escucho un suspiro proveniente de ambos.

— Creo que sería mejor si nos fuéramos antes de que noten nuestra presencia.        

—Estoy de acuerdo, aunque me gustaría quedarme un poco mas— murmuro el primero en hablar.

—Yo también lo deseo, sin embargo debemos irnos antes de que ocurra algo— le contesto el otro, su tono de voz se volvió casi bestial.

Desganadas, ambas figuras desaparecieron en un humo negro.

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Ajenos a todo lo que ocurría, Viktor y Claudine se encontraban hablando cómodamente. Para conocerse más y divertirse a la vez habían decidido jugar a las “20 preguntas”, juego que le había enseñado Hannah a la rubia para aquellas ocasiones en la que debía conocer gente nueva. Ya iban por la quinceava.

— Me toca—murmuro risueña la chica—, ¿Cuál es tu animal favorito?

—Hm…—el chico se llevo los dedos a la barbilla como si estuviera pensando en algo de suma importancia—, fácil: los gatos y por muy raro que parezca me parecen muy interesante los cuervos.

— ¿Los cuervos? — Cuestiono con la ceja alzada la de ojos dorados —, bueno eres la primera persona que me dice eso.

— Siempre hay una primera vez para todo— se encogió de hombros el ojirojo—bien, mi turno, ¿has hecho bromas alguna vez?

— ¡Por supuesto!—contesto la chica con una gran sonrisa—.De pequeña cambiaba de lugar con mi hermano para confundir a los sirvientes y bueno, también para evitar realizar ciertas actividades; y varias veces les ponía arañas en la cabeza o les untaba comida en  la cara a mis institutrices.

—Pero quién lo diría—hablo sorprendido el joven—, con tu carita de angelita uno diría que nunca has hecho nada malo en la vida.

—Pues ya vez, soy una lobita con piel de ovejita—se señalo a sí misma con aire de orgullo— aunque peor influencia es mi gemelo, te aseguro que él es un demonio con disfraz de ángel.

El peliazul lanzo una pequeña carcajada— Pues mi hermano es igual, es muy mala influencia.

—Hm… ¿seguro que es el la mala influencia? Que los que tienen carita de santo son los peores— pasó su dedo índice por la mejilla del contrario, provocándole un sonrojo.

—Bien—se alejo intentando regresar sus mejillas a su color natural—hasta ahora se de ti que: tienes un gemelo prácticamente igual a ti, te gustan las mariposas, tu flor favorita es el Jacinto, bailas Tap, amas las matemáticas, te gusta leer, padeces de insomnio, no te gustan mucho las reuniones sociales, te encanta los lugares tranquilos y sin mucha luz, te relaja pasear por el bosque cerca de tu casa, sabes manejar la espada, te dan curiosidad las arañas, tu color favorito es el rojo, tu fruta preferida es la fresa y que, palabras tuyas, eres una lobita con piel de ovejita ¿estoy en lo correcto?

—Si—confirmo Claudine— y yo lo que se es: tienes una personalidad completamente distinta a la de tu hermano, te molestan tus ojos rojos, te encanta los pasteles y cualquier cosa que sea dulce, te encanta crear cuadros y retratos, hablas mientras duermes, tu color favorito es el negro, eres bueno en la puntería, odias las clases de historia, tocas el violín, no te interesan las fiestas, te gustan las cosas de plata, tienes un muy buen equilibro ; al punto que puedes hacer cualquier cosa, nunca te has enfermado, no sabes bailar y tu animal favorito es el gato, aunque te interesan los cuervos ¿me saltee algo? —como respuesta recibió un movimiento de cabeza, aclarándole que no—.Bien, ahora que lo pienso ¿Dónde está tu mamá?, no la he visto por aquí—cuestiono con total inocencia.

—Si soy completamente sincero ni idea, jamás la he visto— respondió como si nada, realmente el tema no le afectaba; ¿Cómo te podría afectar algo de lo que no sabes o alguien que nunca viste?

— ¿Enserio? — Su acompañante hablo con sorpresa—Lo siento, no quise preguntar algo indebido.

— No te preocupes,  no es algo que me moleste o entristezca; simplemente me es indiferente, ¿Y la tuya? Es raro que una mujer no acompañe a su esposo a una reunión social.

—Pues te diré que el mundo es un pañuelo, porque yo tampoco he visto ni por una vez a mi progenitora—Viktor hablo los ojos como platos.

— ¿Me dices la verdad? —La joven asintió—, esto sí que es coincidencia.

— Pues como dijo un día mi antigua institutriz “Dios los crea y ellos se juntan” —murmuro imitando una voz de anciana, Vik sonrió ante eso.

— ¡Oigan ustedes! —dos voces rompieron la pacifica atmosfera anteriormente creada. Los dos jóvenes giraron su cabeza para ver a sus respectivos hermanos venir corriendo hacia ellos.

— ¡¿Se puede saber por qué te fuiste así como así?! ¡Papá y yo nos hemos vuelto locos buscándote! —Grito agitado el joven de cabellos rubios y ojos dorados, exactamente igual a Claudine  “por supuesto ese debe ser Luka” se dijo Viktor a sí mismo.

—Puedes tranquilizarte, Luka. Demuestra que tienes modales—Le respondió la rubia con serenidad, su hermano la envolvió en un abrazo; juntos parecían un solo ser

 —Nos asustaste tonta, temimos que te hubieran hecho algo malo—le susurro, sin embargo los hermanos Phantomhive lo escucharon a la perfección; por muy raro que sonara, ambos podían oír las conversaciones cercanas aunque fueran dichas en un muy bajo tono.

—Bueno ya, no seas tan pegajoso—murmuro la única chica del grupo, separándose de su gemelo—.Solo me fui por un rato.

— ¡¿Un rato?! ¡Son la una de la mañana y te fuiste a las nueve!

— ¡¿Qué?! —Salto Vicktor, sorprendiendo a los tres—,Vincent ¿porque no me viniste a buscar antes?

 —Hermanito—le dio una sonrisita— ¡¿Cómo querías que te avisara si te desapareciste como si nada?! —La sonrisa se fue— ¡A papá casi le da un ataque de asma! ¿Se puede saber que hacían que era tan entretenido como para ausentarse cuatro horas? —de repente una risita escapo de sus labios, se acerco a su mellizo y le paso el brazo por el hombro—.No me digas que se escondieron para hacer…—movió las cejas de una forma sugerente. El rubio se acerco, separo a los hermanos y agarro por la camisa al joven de ojos rojos.

— ¡Cómo le hallas tocado un pelo de su hermosa cabellera a mi inocente y pequeña hermanita te mato! — lo sacudió de forma violeta, sin embargo Vik solo se fijo en los hermosos iris tan iguales al oro que brillaban con ligera furia. El contacto no duro mucho, pues Claudine los separo.

—No digas idioteces, el no es como tú y aunque lo fuera se defenderme—dijo con seriedad la rubia, haciendo que a su hermano lo envolviera un aura deprimente.

—Pero mi princesa—El chico de ojos azules como el zafiro se arrodillo delante de la chica que había llamado su atención desde que había entrado en la mansión, a pesar de recibir de la misma una mirada más gélida que el hielo—, dime si la bestia de mi hermano te ha hecho algo malo, si te ha ofendido que yo agarrare mi espada y defenderé tu honor—Hubo tres reacciones distintas:

 Luka, quien se recupero, observaba la escena con ganas de matar al muchacho que estaba tan cerca de su gemelita querida.

A Viktor se les resbalo una gota por la sien y puso una sonrisa incomoda.

Y Claudine, simplemente, le dio un golpe en la cabeza.

—En primera, no necesito que alguien me defienda y en segunda, si han venido corriendo con tanto desespero me imagino que será porque querrán decirnos algo importante ¿no? —Dijo la rubia dirigiéndose a su hermano, mientras que Vincent se acariciaba la zona adolorida.

—Cierto, el señor Phantomhive y papá nos han dicho que una vez que los encontremos les digamos que debemos reunirnos en el salón, pues desde hace una hora los invitados se han ido.

— ¿Porque no nos dijeron antes? — Pregunto el de ojos carmín—Vallamos antes que a papa le dé un ataque.

Los gemelos Trancy se agarraron de los brazos, más que nada porque a Claudine le costaba caminar con la falda tan larga de su vestido.

Los mellizos Phantomhive caminaron detrás de los rubios, empujándose el uno al otro molestándose mutuamente.

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 Alois y Ciel se encontraban en el gran salón, ambos habían estado muy asustados cuando sus hijos “menores” (si se podía decir así dado que solo lo eran por cinco y once minutos respectivamente) habían desaparecido de la fiesta y el miedo aumento cuando sintieron ciertas presencias ya conocidas para ellos.

 El terror aumentaba conforme cada niño tardaba en llegar, el solo pensamiento de que se los hubieran llevado causaba que sus instintos demoniacos salieran a flote.

—Te lo juro Ciel, si él se les acerco, si les conto algo, si se los llevo; no me interesa cuanto tiempo me cueste, lo perseguiré hasta el Tártaro y lo asesinare de forma permanente—hablo el rubio, sus ojos de un color magenta tenían un brillo asesino.

—Te puedo asegurar Alois, que si cierto demonio lo acompaño yo mismo te ayudo a eliminarlos a ambos—sus iris zafiros eran completamente magentas, sin embargo estos tenían un aire de miedo.

—No voy a calmarme hasta que los sienta, los vea y pueda abrazarlos.

—Lo sé, hasta que no escuche su voces no voy a lograr relajarme; al menos aquellas auras se han ido, no hay más peligro.

—Y eso es lo que me aterra, si no están ni tampoco los niños puede que…—la oración se cortó al oír la puerta abrirse.

Los dos pares de gemelos se encontraban parados observándolos.

 Alois literalmente corrió hacia sus hijos, los miro fijo verificando que no tuvieran ningún daño ni rasguño, luego los abrazó con tanta fuerza como pudo, sus ojos regresando a su color celeste normal.

Ciel se acerco a sus niños, el color zafiro volvió a sus iris  y les dio un abrazo suave, Viktor se sonrojo de pies a cabeza y Vincent se dejo mimar.

—Papi—se retorció Claudine— me da vergüenza—murmuro sonrojada viendo al jefe de la familia Phantomhive.

— ¿Y eso porque?, te quiero y me has asustado al a ver desaparecido así; me lo debes—sonrió el rubio mayor, su pequeña se avergonzaba con facilidad antes las muestras de cariño en público y eso le divertía un poco.

—Papá, el señor Trancy nos está viendo—murmuro el pequeño de ojos rojos.

— ¿Y eso qué? por si no se dan cuenta, Trancy es aun mas empalagoso que yo—Les dio una pequeña sonrisita y les soltó, revolviendo sus cabellos iguales.

Finalmente, Alois se separo de sus pequeños pero se coloco detrás con sus brazos rodeando los hombros de cada uno, como protegiéndolos.

 — ¿Y qué querían decirnos? —Pregunto Luka, el Perro Guardián de la Reina lo observo, el chico era como su padre de niño, aunque menos “Vulgar”.  

—Lo que queríamos decirles—Hablo el mayor de la casa Phantomhive— Es que debido a que ya es muy tarde y viven bastante lejos; hemos pensado junto a su padre en que se queden a pasar la noche aquí.

—Solo si ustedes quieren—aclaro el ojiceleste— ¿desean quedarse o partimos rumbo a la mansión?

— Quedémonos, yo estoy cansado—contesto el gemelo mayor.

—Por mi está bien, estoy algo agotada—respondió la gemela menor.

—Bien, el veredicto fue dicho ¿Ciel nos asignas una habitación?—

—Por supuesto Trancy, Maylene—La sirvienta llego a toda velocidad ante el llamado de su amo.

— ¿Que necesita Señor? — Los años la habían vuelto más competente, para aclarar, ya no rompía veinte copas o vajillas de cristal.

—Prepara una habitación para el conde Trancy y otra para sus hijos— el rubio lo detuvo.

—Preferiría compartí habitación con mis hijos, estaría más tranquilo.

—Está bien, Maylene dales el cuarto más grande para que estén cómodos y pídele a Elizabeth si puede prestarle a Claudine un piyama de Shaila

Con la orden dada, la mujer de cabellos bordo se dirigió a preparar todo seguida de la pequeña rubia para buscar el atuendo para dormir.

Mientras los niños y sus padres se fueron a preparar para ir a descansar.

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Había pasado una hora y ya estaban todos en sus respectivas habitaciones, todo estaba en completa oscuridad y no se escuchaba ningún sonido.

 Claudine se encontraba acostada en la gran cama, la mano de su gemelo agarraba la suya y el brazo de su padre los abrazaba a ambos, varias veces en su niñez habían dormido de esta forma, ya estaba acostumbrada a esto.

Sus ojos dorados observaban todo, las ventanas del cuarto estaban completamente cerradas; siempre le resulto curioso que cada vez que tocaba la hora de dormir, su padre cerraba todo y los verificaba una tres o cuatro veces, parecía temer que desaparecieran de la nada o que alguien decidiera entrar por medio de la ventana, a pesar de estar en un piso de gran altura.

Después de darse la vuelta una cinco o seis veces y no conseguir dormir, se enderezo y se sentó al borde del colchón, siendo cuidadosa de no despertar a sus acompañantes. Decidió rendirse, aunque lo intentaba  simplemente no podía dormir, pareciera que mientras más crecía mas se agravaba el insomnio, lo extraño es que la falta de sueño no le afectaba, en vez de sentirse cansada o agotada como era común, se sentía igual o quizás con más energía; como si las horas de sueño le fueran innecesarias.

Aburrida se levanto, llevaba un camisón blanco con algunos volantes y un lazo rosa atado bajo la zona de sus pechos, al ser de Shaila (que era más pequeña en altura) le quedaba corto, a su amiga le llegaría hasta debajo de la rodilla; en cambio a ella le quedaba por el muslo, no es que le importara mucho. Se llevo la mano hacia su cabello atado en una trenza prolija para evitar que se le llenara de nudos o enredos, se miro la mano; a pesar de la falta de luz siempre podía distinguir y ver a la perfección (algo que había notado hace dos años atrás).

No podía negarlo más, sus uñas se estaban coloreando solas, traduciendo; sus uñas se estaban volviendo negras. Al principio tenían un ligero tono grisáceo, que pensó que tallando se iría, pero no, cada vez se volvían mas y mas oscuras, dudaba si decirle a su progenitor o no “al menos el sacerdote tendrá una razón validad para no permitirme entrar a la iglesia” pensó divertida.

Viendo que ya no podía volver a dormir decidió vagar por la mansión, con suerte, podría encontrar la puerta que daba al jardín y salir a caminar disfrutando del suave olor a rosas, aunque en lo personal prefería el olor a jacintos azules, como los que se encontraban en el jardín de la Mansión Trancy.

Despacio se dirigió a la puerta, la abrió con sumo cuidado y salió, cerrándola lo más despacio posible para evitar despertar a alguien.    

Comenzó caminar por el largo pasillo oscuro, podía visualizar los cuadros colgados: la mitad de la actual familia Phantomhive y la otra mitad de los difuntos señores Vincent y Rachel Phantomhive.

Debía admitir que el lugar era precioso aun sin iluminación, pero, sin embargo algo no la dejaba estar tranquila y eso era que a pesar de no estar en su hogar podía escuchar aquella voz; llamándola, rogándole que fuera con ella.

 Se abrazo a si misma al sentir un aire frio recorrerle la espalda, empezó a aumentar la velocidad de sus pasos queriendo escapar de eso que la perseguía, a pesar de no saber exactamente  que era “eso” que la seguía.

Llego a las escaleras y bajo a toda velocidad, maldijo en voz baja al ver que la sala se dividía en dos ¿Qué camino tomar? Esa era la duda.

¿Izquierda o derecha? Quería evitar a toda costa encontrarse con la habitación de algún habitante de la casa, así que a pesar de lo que decían los representantes de su religión*, tomo la dirección de la izquierda.

De puerta en puerta huía de forma sigilosa  tratando de llegar a algún lugar en el cual sentirse segura, parecía que la distancia crecía conforme mas avanzaba y la luna, atreves de los grandes ventanales, era lo único que alumbraba su camino.

Finalmente llego a lo que parecía la cocina, se escondió en una pequeña esquina y se sentó abrazando sus rodillas; temía ceder a sus impulsos e ir hacia la oscuridad, realmente cada vez le costaba más ignorar el llamado.

Estuvo sola por algunos minutos en completo silencio, el eco de aquellas palabras  fue disminuyendo hasta que por fin no escucho más nada.

Respiro con alivio, aunque esto no duro mucho, el ruido que indicaba que alguien entraba al pequeño cuarto le alerto que no estaba sola. Una luz de vela dejaba a la vista dos figuras de igual estatura pero de distinto color de ojos.

Suspiro con tranquilidad, aquellas siluetas eran Vincent y Viktor.

—Vin, ¿seguro que quedo algo de pastel? —susurro despacio el menor de los niños de Phantomhive.

—Que sí, que si Vik. Yo mismo vi a Bard guarda el resto—aseguro el otro, despacio ambos se acercaban a la alacena.

Claudine tuvo que taparse la boca con ambas manos para evitar que se escuchara su risa ¿se habían levantado para robar un trozo de torta?, hilarante, porque ni siquiera su hermano o ella habían hecho algo parecido.

Quiso levantarse e irse de la forma más silenciosa posible, pero para su mala suerte en el proceso tiro algo con su codo.

— ¿Quién anda ahí? —unos de los gemelos pregunto, sin embargo no podía definir cuál de los dos fue.

—Solo soy yo—respondió, la flama de la candela* le ilumino la cara.

—Clau/princesa— fue lo dicho por ambos.

—Hola chicos—murmuro levantándose con cuidado y bajando la falda del camisón.

— ¿Qué haces aquí? — cuestiono Viktor.

—No podía dormir, así que decidí salir a caminar; sin embargo en la penumbra no pude encontrar la puerta que da al jardín ¿y ustedes? ¿Qué hacen robando dulces?

—Teníamos deseo de comer un postre, así que solo bajamos a buscar el que sobro de la fiesta—Dijo como si nada Vincent, en sus manos llevaba la mitad de una torta cubierta de chocolate— ¿quieres? —interrogo mientras cortaba dos porciones y las colocaba en dos platos.

—Si—acepto enseguida, tenía un poco de hambre.

Los tres se sentaron en la mesa de madera, disfrutando del delicioso dulce mientras hablaban de cosas triviales.

—A sí que no eres tan santita como pensé—comento el gemelo mayor— ,¿cambiar de identidades? ¿Poner arañas o comida en las caras de tus profesoras? Estupendo, somos más parecidos de lo que pensé.

—No creas—contesto la rubia—.Según tu hermano, tú eres peor que yo—le sonrió con cierta burla.

—Sí y estoy muy orgulloso de eso, pero no creas que Vik es inocente; están malo como yo—la sonrisa fue devuelta.

—No mientas Vin. En todo caso fuiste tú quien me llevo por el lado oscuro—acuso el menor, llevando un trozo de chocolate a su boca.

—Si quieres cúlpame, pero ambos sabe…—se quedaron en silencio al oír la puerta abrirse. Los tres muchachos giraron su cabeza, temerosos de que un sirviente o uno de sus padres los hubieran descubierto.

Quien entro fue un chico con los cabellos rubios desordenados y largos hasta los hombros, sus ojos dorados se veían levemente cansados y la ropa de dormir le quedaba ciertamente corta, Luka Trancy dirigió su atención a su hermana.

—Me desperté y no te vi ¿Qué haces aquí? —

—No podía dormir y me fui a caminar por ahí, pero me perdí y termine aquí. Luego llegaron ellos dos—Señalo a los dos muchachos a su lado—, y terminamos comiendo pastel ¿quieres?

—Bueno—el rubio se encogió de hombros y se sentó en la silla libre, Viktor le sirvió una rebanada—.Gracias

—No hay de que— respondió con un leve tono rosado en sus mejillas.

—Hablando de cosas al azar—comento Vincent de la nada—, según mi hermanito, ustedes al igual que nosotros, no conocen a su madre ¿no?

—No—contesto el de ojos dorados—.Nunca la conocimos y en mi casa es un tema tabú, pareciera que un día simplemente se la trago la tierra.

—Pues la casualidad es grande, porque también aquí mi madre es un tema intocable, nadie suelta ni un poco de información—refunfuño el de ojos azules.

—Ahora—llamo la atención la rubia—, no les parece raro que ninguno de nosotros conozcamos a nuestras respectivas progenitoras, que nadie hable de ellas, que no haya cuadros o retratos que las representes, que solo nos hayan criado nuestros padres y, no sé si les ocurre a ustedes, pero ¿su padre es demasiado protector? Me refiero a ¿Qué los vigila como si fueran a desaparecer de la nada? —Ambos chicos asintieron—, no sé lo que piensan ustedes pero para mí aquí hay gato encerrado.

— ¿Qué quieres decir, Clau?— pregunto el gemelo de ojos rojos.

— Lo que quiere decir mi princesa—el peliazul ignoro las miradas fulminantes de los gemelos Trancy—, es que es muy extraño que todos nosotros compartamos estas particulares características, demasiado como para ser solo una coincidencia.

— ¿Y qué propones joven Phantomhive? —cuestionó Luka, con un leve gruñido en la voz.

—Fácil, que nosotros unidos busquemos respuestas. Cuatro cabezas piensan mejor que dos.

— ¿Te volviste loco? ¿Cómo quieres que hagamos eso? —consulto Viktor.

—Uniéndonos, hermano. Somos los hijos del Perro Guardián de la reina y ellos de La Araña de la reina, tenemos recursos y dinero. A parte ¿no les da curiosidad conocerlas? ¿No quieren saber porque tanto secretismo con respecto a ellas o porque no están con nosotros? Porque yo si tengo deseos de averiguar—Puso su mano en el medio de la mesa—, si están de acuerdo, pongan sus manos sobre la mía. ¿Desean que busquemos las respuestas sobre nuestras madres?

 El primero en poner la mano fue Luka, el segundo fue Viktor (luego de dudar un poco) y por ultimo Claudine (despues de pensar por largo rato)

— ¡Genial! —exclamo Vincent—Mañana empezamos con la primera fase del plan.

Los tres asintieron. Mañana comenzarían el camino para llegar a la verdad que todos se empeñaban en ocultarles.

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Lejos de allí, en un lugar realmente lujoso, con sillas, mesas y candelabros de oro puro; un hombre se encontraba en un trono.

Aquel trono tenía decoraciones y palabras en latín que parecían hechas a mano, con hermosos diamantes y rubíes cubriendo cada parte del respaldo, a cada lado del mismo se encontraban antorchas de fuego azul y rojo.

El adulto que estaba sentado allí desprendía un aire de soberbia y sofisticación, sus cabellos era rojos como el vino tinto y sus ojos brillaban de forma extraña, una sonrisa jugueteaba en sus labios.

—Hay hijo mío—murmuro a la nada—el momento se acerca cada vez más, pronto la verdad será revelada y nada podrá evitarlo.

Con gesto pensativo, bebió de su copa.

Notas finales:

*antiguamente se creía que todo lo relacionado con la  izquierda era signo del demonio, dado que la derecha es el camino de dios. Hasta el siglo XX, mediante castigos dolorosos se intentaba volver diestros a los zurdos.  

*Candela es sinónimo de vela, o eso decía el diccionario.

 

Muchas gracias por leer, espero reviews, nos leemos después.    

 


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