Nuevamente les daban aquellas absurdas clases acerca de la paternidad, posteriormente a las clases de sexualidad, cuando nadie no entendía que a los 16 años ya eres perfectamente capaz de comprender que es y cuáles son las consecuencias, o al menos la mayoría ya debería saberlo puesto que es algo que simplemente se ve al navegar en internet.
Además, si bien hubo varios embarazos adolescentes en el pueblo, también aumentó el surgimiento de parejas homosexuales en todo este tiempo transcurrido y todo comenzó cuando la pareja gay más adorable de South Park hizo su aparición. Claro, varios de ellos eran una farsa y solo querían popularidad, aunque desafortunadamente no les prestaron tanta atención como a la primera. En fin, la cosa era que siendo hombres jamás podría pasarles algo como eso.
-esto es una estupidez-mencionó el más regordete de la clase-¿Qué no ve que las putas nunca se van a proteger y encima que en el pueblo hay más maricas que en un bar gay?
-joven, Eric, no se exprese así de sus compañeros-dijo la maestra que ahora estaba a cargo.
-¡chúpeme las bolas!
-por primera vez el culón tiene razón, esto no tiene caso-secundó otro, que no era más que Stan.
-¿qué es que a nadie hoy en día le importa su salud, seguridad y futuro?
En eso, sin decir nada, el más indiferente de la clase simplemente enseñó la seña obscena.
-¿eso responde su pregunta?
-¡suficiente, no planeo darle la clase a un montón de jóvenes maleducados!-dijo la viejecilla que se fue indignada y, por consiguiente, el resto de la clase también.
Si, varias cosas habían cambiado, como el hecho de que Stan y Wendy habían terminado, aunque esta vez parecía ser definitivo, después de todo, no es tan divertido terminar y volver todo el tiempo. También estaba el hecho de que Kenny estuviera saliendo con el chico más inocente de la clase, que al principio fue por una apuesta, pero luego no fue tan malo como lo había pensado. O que el anticristo se lleve al inglesito al infierno con bastante frecuencia desde que comenzaran a frecuentar cuando el volvió, y hasta el hecho de que la pareja gay más linda del pueblo ya no era tan acosada por las asiáticas como antes, puesto a que ahora tenían más material que cubrir.
Fuera de eso, todo era normal.
-¿pueden creerlo?, solo estoy perdiendo mi jodido tiempo escuchando algo que ya sé, esa puta me rompe las bolas.
-¡ja!, culón, ¿es que acaso ya dejaste de ser virgen?-dijo burlón Kenny.
-claro que sí, pobre de mierda.
-no es cierto, admítelo, Cartman-lo acompañó Stan.
-¡cállense los dos, carajo!
Ni siquiera escucharon algún otro insulto después, algo raro estaba pasando.
-¿Kyle, ocurre algo?-preguntó preocupado su súper mejor amigo.
-no, nada, ¿Por qué?
-porque no insultaste al culón.
-supongo que no tengo ganas de pelear-se encogió de hombros-mejor me voy a casa.
-espera, te acompaño.
-awww, miren al el dúo de maricas, ¿quieren una habitación para acariciarse?-se burló Cartman.
-¡vete a la mierda, culón!-contraatacó el pelirrojo. Si, volvió Kyle.
Y luego de otra de las tantas discusiones cortas, por fin el par de amigos se fue.
-ahora que recuerdo, quedé con Butters para salir a algún lado antes de que lo castiguen de nuevo y no pueda verlo un mes entero así que me voy, adiós gordo.
-¡hey, que no estoy gordo, hijo de puta!
Sí, nuevamente lo habían dejado solo. ¡Bah, ¿Quién los necesitaba?!
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-y por eso pienso que los tacos son la mejor comida del mundo y no deberían reemplazarlo por esa mierda saludable que proponen ahora-hablaba animadamente Clyde, mientras sus amigos simplemente le escuchaban cansados de tanta estupidez, al menos esto se debía a que no había otro tema de conversación.
-Clyde, ¿Por qué no hablamos de otra cosa?, ya entendimos tu punto-intervino Token, al ver la mirada hastiada de Craig, que denotaba que alguien moriría si no había silencio en ese mismo instante-o es más, ¿Qué les parece si estamos en silencio un buen rato?-
-¿está bien?-dijo no muy convencido el castaño pero así lo hicieron hasta que…-¡chicos, Taco Bell!-se alegró cual niño y entró al establecimiento, seguido por Token. Mientras se quedaron un momento afuera Tweek y Craig, quienes hasta ahora no habían dicho nada.
-t-tranquilo, ngh, no entraremos si no quieres-propuso el rubio.
-¿y dejar que esos dos piensen que nos fuimos a tener sexo y se la pasen todo el día haciendo chistes sobre eso?, no lo creo-dijo sosteniendo la mano del otro y entró.
Tweek se sonrojó de solo escuchar aquello. Podría haber sido mentira lo de tantos años de relación, pero al menos agradecía que Craig no fuera de los que te ocultan las cosas y sobre todo le alegraba que ahora fuera su mejor amigo, pues era tan transparente como para confirmar que no trabajaba para el gobierno.
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-amigo, ¿estás seguro de que no te pasa nada?-perseguía a su amigo camino a su casa mientras el contrario avanzaba más rápido.
-sí, ¿Por qué preguntas?
-porque no me dices nada y ni siquiera me miras y…
-¿hasta cuándo, Stan? ¿Hasta cuándo vas a seguir actuando como si nada frente a los demás? Ya ni siquiera sé si tenemos algo o si todavía amas a Wendy.
-sabes que es complicado.
-¿te refieres a la vergüenza?, si es por eso sabes que es una estupidez porque ahora cualquiera puede estar con la persona o cosa que quiera-y por más extraño que sonara eso, era la mera verdad, como siempre.
-no es eso.
-¿entonces qué?, ¿temes que Cartman nos moleste?, sabes que siempre podemos patearle el culo para que se calle y…
-es que…Wendy quiere que volvamos.
-… ¿otra vez?... ¿y tú quieres…?
-no es que yo quiera, entiende, a mi familia ella les cae bien.
-¿y yo no les caigo bien?
-les agradas pero…tú sabes a lo que me refiero.
-oh, entiendo-dijo decepcionado.
-escucha, quiero que comprendan, así que les daré un poco más de tiempo ¿sí?
-bueno… ¿quieres jugar?
-¿Ahora, en tu casa?
-con las guitarras, Stan-aclaró enojado y ruborizado-hace mucho tiempo que no hacemos cosas que los mejores amigos hacen.
Allí está otra vez, lo estaba amedrentando tal y como siempre hacia con aquellas dos palabras llenas de resentimiento.
-bien, como lo amigos que somos.
Y al llegar a la casa de Broflovski, jugaron hasta la noche, ya que la casa estaba sola.
Fue que ocurrió, nuevamente la tentación, viendo a su mejor amigo pelirrojo jugar junto a él. Si se había decidido por él era porque nadie comparaba la pasión que él demostraba al hacer algo, además de ser una persona que lo conocía perfectamente y lo comprendía, eso le fascinaba…oh que rayos.
-te prometo que pronto serás el oficial, te lo prometo-dijo y lo besó apasionadamente antes de que el otro siquiera pudiera decir algo.
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-¡eso fue muy divertido, Kenny!-sonrió Butters mientras sostenía su algodón de azúcar y un peluche de hello kitty.
-lamento no habértelo comprado, quizás la próxima sí.
-oh, no importa, pasar el tiempo contigo es lo que cuenta-sonrió y se acercó a darle un tierno beso.
Oh sí, quería tanto al pequeño Leopold como para respetarlo hasta el día en que se casaran ¿Qué le había gustado de él? Bueno, digamos que un día simplemente se dio cuenta que el sexo vacío podía llegar a ser aburrido cuando tienes a todas las chicas a tus pies, entonces aceptó aquel reto que Cartman le impuso, hubieron complicaciones pero se había enamorado de su pequeño por su inocencia, esa que lo había condenado a tantas cosas en el pasado. Sí, lo esperaría…
¿A quién quería engañar?
-…-mordió levemente su labio inferior y al provocarle soltar un gemido de dolor, aprovechó para introducir su lengua en aquella dulce cavidad, explorando cada parte de ella e impacientándose. Rayos, si no paraba ahora finalmente perdería la cabeza.
-ejem-carraspeó la garganta el adulto que se encontraba tras ellos-¿Qué creen que están haciendo?
-¡ah, papá, yo…!-comenzó a jugar con sus nudillos por los nervios.
-¡entra a la casa, señorito, ¿tienes idea de la hora que es y cuanto nos preocupamos?!
-p-pero si son las siete de la noche y me fui cuatro horas.
-¡no me respondas y entra, ¿quieres que te castigue?!
-oh hamburguesas-maldijo y obedeció.
-segundo strike, muchacho, una vez más y estás fuera-amenazó Steven cerrando la puerta en la cara de McCormick.
-carajo-maldijo y se fue a su casa, su horrible casa.
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-que gusto que lo hayas traído, Craig-agradeció el señor Tweak-espero que hayan usado preservativo si pasó algo-guiñó el ojo y cerró la puerta tras despedirse.
Esa era la parte que más odiaba el pelinegro de dejar a su “novio” en casa. Es decir, sí ocurrió algo, pero solo fue porque estaban bastante ebrios tras haber ido a una fiesta hacia unas noches y tener la desgracia de que estén sus “suegros” en casa, pero no tenía que repetirle su error tantas veces, no es como que tuviera consecuencias o algo así.
Antes de llegar a su casa se detuvo a fumar uno de sus preciados cigarrillos ya que en casa se lo tenían prohibido y al acabar simplemente se fue.
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-es increíble que a los chicos no les importe lo que hoy en día está pasando, es decir, sí, la mayoría se volvió gay y todo eso, pero aun así no pueden ignorar que problemas como esos pasan a su alrededor y tener empatía con nuestras compañeras-opinó una de las muchachas en el comité de chicas, que aún seguían haciendo hasta esta edad.
-esperen un momento, ¿no se han puesto a pensar que ellos son así de egoístas porque saben que nunca les va a pasar?
-sí, son afortunados en ese aspecto-se lamentó Wendy-pero eso no les da el derecho a juzgar a nuestras amigas así.
-¿entonces qué hacemos?
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-¿creen que nunca les pasará? Oh, pobres jovencitos, subestiman tanto la situación.
-¿dice que sus alumnos le están causando problemas?-preguntó alguien de la nada a la vieja mujer que ahora se encontraba en un bar-¿de casualidad son estudiantes de la preparatoria de South Park?
-sí, todos me atienden y obedecen, excepto estos jóvenes-dijo enseñándole unas fotos al desconocido, quizás porque estaba muy ebria como para fijarse en lo que estaba haciendo, o por el hecho que deseaba que alguien la escuchara además de sus varios gatos.
-mmm, sí, los conozco perfectamente, escuche esos chicos no le harán caso hasta que usted tome las riendas en serio y les dé una lección, ¿entiende?
-¿y cómo hago eso?
-pues…déjemelo a mí.
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Continuará…