La obscuridad le inundaba las pupilas, en sus oídos entraban los lamentos de las ramas que deztrozaba a cada paso, las ramas secas de los arboles que lo rodeaban le hacían daño a cada paso que daba sin cuidado, pero poco le importaba, lo único que quería era escapar de aquella viva imagen que entro en su mente, que pudo observar con tanto dolor que aun no lo podía diregir.
En un tropiezo en la oscuridad sintió como su pie le fallo y se empezó a desplomar en cada paso que intentaba tomar equilibrio , finalmente cayó al suelo, su rostro se estampo en las hojas y ramas secas, sintió un liquido carmesí bajas por su rodilla, codos y otro más en su mejilla, supuso que se había hecho daño sin embargo no le importo siquiera fijarse, de igual manera no lo vería con claridad pues estaba emergido en la oscuridad que daba el follaje de los arboles en aquel bosque solitario.
Se levanto con un poco de dificultad y se dispuso caminar mas lento para buscar un lugar en donde descansar, no tenia algún deseo de regresar al pueblo, no quería ver a ellos juntos, no se lo podía permitir. A lo lejos pudo ver algo de luz caer en un pequeño trozo de madera que un leñador habia olvidado talar bien, la luz de la luna le llegaba perfectamente bien al no haber grandes arboles alrededor tapándolo, camino y se sento con lentitud, suspiro y subió la mirada.
La luz de la luna ya podía sentir en su piel y su plenitud ya podía entrar en sus pupilas, aquella noche de octubre le tocaba una hermosa luna llena, sonrió con ironía, pues el en cambio estaba tan vacio, y, bueno, ¿Cómo no estarlo? Si vio como la chico que amaba por años estaba ahora con su mejor amigo el cual siempre supo todo, se sentía traicionado y debilitado por completo, con el corazón destrozado a la manera mas cursi que un poeta podía describir, pero un sonido destruyo la calma y tristeza que lo invadía, los llantos de una rama al ser pisada fueron escuchados significando que alguien más se dirigía ahí, volteo tratando de ver algo mas entre los troncos de los arboles pero no pudo darle mas su mirada en la noche, se reacomoro pensando que era tan solo un pequeño animal pero unas segundas ramas fueron rotas con mas rapidez, alerta se levanto y se dispuso acercarse al sonido.
Entre lo mas profundo que su mirada le pudo dar logro captar dos grandes ojos brillar a lo lejos, la sorpresa lo tumbo, los ojos se acercaban mas a el mientras el retrocedía con las manos en el suelo, su espalda habia tocado con el tronco del árbol (que le habia servido de asiento) cuando los ojos de la sombra salieron por completo a la luz.
Un chico era poseedor de ellos, la plateada luz de la luna contrastaba con la negrura del pelo azabache del joven sin embargo la piel palida era una perfecta combinación de esta, los ojos que antes estaban en la obscuridad ahora estaban centrados en el hombre del suelo.
-Pareces asustado.- La voz salieron de los labios de la nueva presencia de ahí.
Al chico asustado le había parecido la voz tan calmada, casi como si de un suspiro se hubiera tratado, no sabia como reaccionar, no sabia que hacer, solo se perdia en lo negro de la mirada del hombre de pie.
-¿Tienes voz? –Volvio a suspirar la voz.
-Si.- Le había parecido una pregunta muy rara.
-¿Quien eres? – Por fin se reincorporo, apoyándose en el tronco detrás de el.
-Eso acaso no te lo debo preguntar yo a ti-
-No lo creo, ¿Por qué te apareciste tan de repente-
-Acaso debí presentarme mejor – Un surco se trazo en la palida piel creando una sonrisa que jamás había visto en alguien.
Silencio fue la respuesta, tranquilidad tal vez lo tomaria Ritsu después de escuchar la declaración tan cruda que el joven le habia dado.
- Bueno dejame presentarme apropiadamente. Soy Masamune, un chico joven, atractivo, pelinegro, me gusta pasear en el bosque, me gusta la luna llena, ¡ah! Casi se me olvidaba. –Parpadeo varias veces antes de suspirar y mirar directamente a los ojos verdes de Ritsu. – Y soy un chico que esta muerto, gusto en conocerte.
Cierto, la tranquilidad había acabado.