Sam ingresó a su hogar con cierto temor, era temprano y había escuchado el mensaje en su teléfono
con cuidado ante una leve incomodad, fue a la cocina y preparó una cafetera entera, ahora necesitaba un café y bajó la vista al notar una prenda de ropa.
–Pero…¿Qué? –Recogió la camiseta y reconoció de inmediato que era de su hermano, un poco mas allá, cerca de la mesa había otra. –Oh…–Un pequeño sonido de asombro salió de sus labios. –Así que lo hizo. –Murmuró para sí mismo, recogiendo la otra prenda, odiaba el desorden.
–¡Sam! –Un grito fuerte de su nombre sobresaltó al nombrado y se giró sobre sus talones para ver a su hermano, vestido con ropa de casa y tras él Castiel con un jeans y una camiseta de Dean. –¿Dónde estabas? –Preguntó mirando detenido al menor con la ropa en sus manos y tragó grueso, arrebatando ambas prendas de sus manos sin decir nada sobre aquello.
–Yo…–Sam relamió sus labios haciendo una pequeña mueca que se intensificó cuando el rubio caminó hacía la ventana.
–¡Samuel Winchester! –Bufó enojado y Castiel miró divertido de aquello, Sam parecía un niño pequeño siendo regañado. –¡¿Por qué mi novia tiene un maldito rayón en el capo?! –Gruñó dejando todo de lado y saliendo hasta ver a su bebé, había un claro rayón desde la mitad del capó hasta la parte inferior. Ambos salieron tras del eufórico rubio e hicieron una mueca cuando este se tomó el cabello bastante molesto. Abrió la puerta trasera y sacó una camiseta. –¿Qué mierda? –No, esa camiseta no era de su hermano. –Sam. Quiero. Ahora. Una. Maldita. Explicación. –Gruñó.
–Ah…–El mas alto tragó grueso mirando a todos lados. –Yo lo arreglaré. –Fue lo primero que reaccionó a decir, mas tragó sus palabras cuando los ojos verdes se volvieron totalmente inexpresivos y fijos en su cuello.
–¿Tienes chupones en el cuello? –Preguntó mientras se acercaba peligrosamente. –¡Sam!
–Oh, vamos, no soy el único que tiene marcas en su cuello. –Tan rápido como dijo esas palabras se arrepintió, pudo escuchar claramente los dientes chillar al ser apretados por su hermano.
–Sam, estoy esperando explicaciones, no la jodas mas.. –Se quedo muy quieto cuando notó algo diferente, había algo mas en su hermano aparte de las marcas en su cuello. –Encontraste a tu pareja. –Murmuró apenas en una afirmación.
–Yo lo explicaré…–Aseguró alzando sus manos en defensa y Castiel rió, desconcertando a ambos hombres.
–Parecen una vieja pareja de casados. –Bromeó intentando hacer los animos mas bajos. –Bueno, ¿Qué tal si vamos dentro y nos ponemos al día mientras desayunamos? Sam acaba de llegar y seguro tiene hambre y bueno, yo también la tengo. –Adm}}itió mas neutro, dando una mirada a su pareja para que se tranquilizara con su ahora indefenso hermanito.
Los tres hombres pasaron en silencio y Sam sirvió tres tazas de café, sacó algo ligero para comer al igual que Dean mientras Cas estaba en silencio, sentado, mirando de reojo, notando la sensación fría y tensa en el ambiente, estaba seguro que podía incluso verla cuando ambos hermanos se sentaron.
–Bien. –Comentó el rubio, apretando suavemente la taza entre sus dedos. –Vamos a hablar calmadamente... –Dijo alzando una ceja.
–Yo…Quisiera explicarlo. –Dijo el mas alto, jugueteando con la taza entre sus dedos. –Pero es complicado. –Hizo una pequeña mueca. –Quiero decir, todo estaba bien hasta que me junté con Benny, luego… Se puso complicado…Y terminé emparejándome con alguien. –Sus ojos miraron a los de su hermano, pareciendo un pequeño cachorro abandonado bajo la lluvia.
–¿Benny es tu pareja? –Preguntó Castiel totalmente desentendido del tema.
–¡Por Dios, no! –Gritaron ambos hermanos, suspirando luego.
–Lo que paso es que me junte con Benny, bebimos unas copas mientras me informaba de…Ya sabes, lo que tenía encargado, todo salió bien y como esperaba…Eh...Esto… Luego él se fue y yo me quedé coqueteando con el barman y como que…¿Me lo tire? –Dijo dudoso, recibiendo una mirada escéptica del rubio. –Oh vamos no me mires así, por tu cama han pasado mas mujeres y chicos que por una cabina telefónica.
–Pero no por eso tú vas a hacerlo, menos en mi novia ¿Por ultimo le has puesto una manta o algo? No…Espera, no quiero saber eso. –Hizo una pequeña mueca.
–Bebimos…Bastante, se me pasó la mano y lo reclamé como mío, pero realmente él es atractivo…Debí haber pedido su numero celular.
La boca de Castiel prácticamente quedó en una “o” perfecta.
–Deja ver si entiendo. –Interrumpió el azabache. –Saliste ayer para darnos espacio con Dean, fuiste, bebiste un poco con un ¿Amigo? –Preguntó a su pareja, el cual asintió, confirmando aquello. –Ya, con amigo, él se fue, te tiraste al barman, no conforme con eso te lo tiraste en la novia de mi novio. –Rodó los ojos al decir aquello. –Lo reclamaste…¿Y no le pediste el jodido numero? –Preguntó como si fuera lo mas tonto del mundo.
–Estaba ocupado metiendo mi lengua en su boca como para preguntarle algo. –Admitió alzando leve sus hombros.
–Alto los dos, falta la parte mas importante ¿Por qué mi bebé tiene un maldito rayón en el capo? –Preguntó molesto el rubio, siendo ignorado por su hermano.
–Bueno, luego pensé en preguntarle su numero celular, realmente lo pensé, pero él me dijo que estaba apurado por hacer su turno, que había faltado mucho en la semana y que si no corría lo despedirían, además, sé donde trabaja, me acercaré mas tarde. –Luego de un rato y al ver la mirada de su hermano mayor gimoteó. –Tal vez folle sobre el capó y Gabe llevaba una navaja en su pantalón y raspó a tu bebé. –Admitió por fin, sintiéndose mas que incomodo al contar todo aquello a su hermano.
–Bien. –Dijo como si nada el rubio. –No tocarás a mi bebé durante dos meses, me da completamente igual para que lo necesites. No. Lo. Tocaras. Si viajas en él será solo porque yo conduzca y por ultimo…¡Conocías a ese tipo de un par de horas y te emparejas! Sam ¿Qué tienes en tu pequeña cabeza? –Gritó molesto.
–¿Y qué? –Su voz fue calmada y serena. –Si el destino me unió con él ¿Por qué me voy a negar? Me gusta, no lo conozco, tienes razón, pero hasta hace unos días tú tampoco conocías a Castiel y ahora él esta ocupando tu ropa, con marcas en su cuello y tú también, debo señalar. –Un silencio extraño se creo en la cocina. –Tal vez no tengamos nada en común, puede ser, pero tal vez sí, quiero conocerlo y mierda…Quiero amarlo de algún modo, tú debes saberlo ahora que tienes a Castiel.
Ambos hombres miraron al menor, sin decir nada por un largo rato, el rubio suspiró y Castiel se levantó para quedar tras su pareja, acariciando su espalda.
–Odio no poder apoyarte en tu regaño, pero Sam tiene razón, además sé que lo vas a querer proteger pero…–Besó la nuca de su pareja. –Él es mayor, tomó su decisión como nosotros tomamos la nuestra de estar juntos.
–Oh, por cierto, felicidades a ambos. –Sonrió Sam, notando la felicidad que rodeaba a la pareja. –Necesito un poco de sueño para reponerme. –Susurró antes de prácticamente huir a su cuarto.
–Estúpido niño. –Gruñó Dean y miró por la ventana, tendría trabajo que hacer con su bebé, no era solo el rayon, era reparar eso, limpiar toda la pintura del jodido capo y hacerla otra vez. Mucho trabajo. –Te juro que Samuel es mi vida, si le pasa algo por cualquier cosa…
–Te sentirás culpable, bien, tranquilo. –Besó la frente del menor con cuidado.
Tras ordenar las cosas de Castiel en su cuarto, por lo menos las que había traido y tomar una ducha, dar algunos detalles por la casa ambos hombres salieron fuera, Castiel se sentó mirando a Dean limpiar el supuesto “desastre” en su novia. Había comenzando a pulir alrededor del rayón que realmente parecía insignificante a los ojos de cualquiera, lo lavó por dentro y fuera y luego revisó el motor, liquido de frenos y demás cosas antes de tomar un descanso, tomando asiento al lado de su pareja y extendiendo una cerveza.
–¿De verdad te acostumbraras a todo esto? –Preguntó el rubio, dando el primer trago a su cerveza, notando la mirada sin comprensión del mayor. –Ya sabes a mi vida… No estaré siempre en casa, quiero decir no estaré casi nunca, entre ser un alfa de grupo y además ser mecánico no me queda mucho tiempo, tengo mi vida hecha en esta ciudad, en esta casa, con Sammy y tú lo has dejado todo por mí ¿Te sentirás bien? ¿Lograrás encontrar tu lugar acá? Me preocupa que no…Logres encajar y escapes.
–Corrección. –Respondió. –Tú escaparías si pasara algo, no sé que trabajo tendré que hacer acá, ni sé si la gente me aceptará, pero estoy seguro que me quedaré acá por ti y si no funciona ambos buscaremos una solución…Creí que era mucho peso ser el Alfa.
–Lo es, pero tengo que tener en cuenta lo opinión del resto, tú debes estar consiente que diré que eras un ejecutor, de tus trabajos, de todo lo que sé sobre ti. –Relamió sus labios, mirando el suelo. –Mañana será un día pesado.
–Estaré ahí para apoyarte. –Añadió Castiel comenzando a beber su cerveza, fue un largo silencio, casi tenso entre ambos, solo hundidos en sus pensamientos de manera única, sin expresar nada al otro hasta que el sonido del timbre les llamó la atención.
–¡Estamos atrás! –Gritó Dean mientras se levantaba, sacudiendo el polvo y grasa de su ropa. –Seguro es Benny, debe traer las cosas para mañana y las firmas, te caerá bien, es un viejo amigo y…–No terminó de hablar cuando vio la figura acercarse. –¿Tú?
–¡Rubito! –Exclamó con felicidad y cierta extrañeza. –Hey ¿Te acuerdas de mí? ¡Soy Gabriel! –Dijo sonriente y luego tragó grueso. –Oh..Oh…Mierda. –Apretó leve los labios, totalmente incomodo, al igual que Dean. –Sam no me dijo su apellido pero me dio su dirección y… Estoy rogando por equivocarme.
–No te equivocas…Winchester. –Dijo con una mueca el rubio y Gabriel se tambaleó de un pie a otro incomodo, mordiendo su labio inferior, mirando hacía el cielo. –¿Puede salir Sammy a jugar? –Preguntó con voz inocente.
–¿Quién es él? –Preguntó Castiel mientras se levantaba.
–Es el barman, ¿Recuerdas el bar donde nos conocimos? Bueno, él atiende ahí y es…–Tragó grueso. –La pareja de Sam.
–Chicos escuché el timbre. –Dijo el recién nombrado al llegar. –¿Benny llegó? Oh…Gabriel. –La cara de Sam era una poesía, miró de su hermano a su pareja y a Cass en menos de un segundo ¿Qué hacía Gabriel en su patio charlando con su hermano?
–¡Sam! –Gritó el alegre rubio corriendo a los brazos del mas alto, el cual apenas reaccionó a abrazarlo y corresponder torpe al beso. –Yo conocía a tu hermano, por cierto. –Se giró para hablar a Dean. –Es de muy mala educación dejar plantado a quien te vas a foll…–No terminó la oración cuando la mano de Dean se estampó contra los labios el mas bajo.
–¡No te atrevas! –Gruñó. –Eres lo único que me faltaba, mierda…–Sacó la mano de inmediato cuando la lengua tibia paseó por su palma. –¡Que asco! Iuuhg. –Sacudió su mano, mirando a su hermano. –¿Cómo puedes emparejarte con esa cosa?
–Es lindo. –Alzó sus hombros sin saber bien que pasaba. –¿Y cómo se conocían?
–Bueno queríamos follar. –Sonrió complacido Gabriel.
–¡Ahhh! –Gritó Dean, realmente su vida estaba patas arriba, Castiel y Sam se miraron unos segundos sin saber que hacer o que decir y otra vez ese ambiente tenso rodeaba la casa. –Será un largo fin de semana…