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Rosas para una espada sagrada por Aino

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Notas del fanfic:

Corregidos capítulos 3 y 4, perdón por el error.

Notas del capitulo: Ok, este fic es respuesta a uno de los desafíos, ha sido un enorme reto para mí iniciarlo, y espero terminarlo en estas semanas. Mary espero te guste ^^

Eran inicios de abril, el clima en Atenas no podía ser mejor, la primavera estaba en todo su esplendor y esa mañana en particular era esplendorosa…

-Que bella mañana, que lástima que tengamos que desperdiciarla entrenando- se quejaba Afrodita de Piscis con su amigo y confidente Camus de Acuario, quien sólo le miraba pacientemente mientras se quejaba por tener que entrenar…

-Siempre te quejas, que si la mañana es bella, que si hace mucho calor, que si llueve… ¡Ay Afrodita! Tú nunca cambias…- respondió en un suspiro de resignación el acuariano ante la mirada curiosa de su amigo.

-Lo sé, debería verlo con más entusiasmo, así como tú…- dijo sarcásticamente mientras Camus se detenía con ligera expresión de sorpresa ante el comentario.

-¿Entusiasmo? Debes estar bromeando, y yo sólo decía las cosas como comentario, no como crítica Afrodita- se quejó finalmente Camus.

-Lo sé, perdona, es que…-su mirada se desvió lentamente a uno de sus compañeros que recién salía de su templo con rumbo a la explanada de entrenamiento… hecho que por supuesto no pasaría desapercibido por el acuariano…

-Con que Shura ¿Ah?- preguntó al sonrojado pisciano que alcanzó a desviar nuevamente la mirada hacia la explanada.

-¿Eh? No sé a qué te refieres Camus…- acotó Afrodita apenado…

-¿Acaso no has sido tú quien le ha dejado rosas de diversas clases por todo su templo?- preguntó sagazmente el francés.

-Bueno yo… sí, lo he hecho yo, creo que es demasiado obvio, pero… - bajó su mirada en señal de decepción y tristeza –creo que él no ha notado nada-

-Es Shura, es despistado, en ese tipo de cosas es muy… como decirlo de forma sutil…- rascó su barbilla mientras buscaba algún término que no sonase grosero.

-¿Torpe?- preguntó finalmente Afrodita.

-Ni yo pude haberlo puesto mejor… créeme Afrodita, Shura se tardará un poco en descubrir las cosas, no tiene mucha experiencia en ello…- explicó Camus mientras saludaba al guardián de Capricornio agitando ligeramente su brazo.

Al notar el saludo del acuariano, shura saludó con ligera sonrisa a sus dos compañeros arrancando un sonrojo en las mejillas de Afrodita, quien al notarlo volteó rápidamente y comenzó a caminar hacia Mu de Aries.

-¿Le ocurre algo al pez?- preguntó extrañado shura al ver la reacción de Afrodita.

-No, creo que se acordó de algo que tenía que decirle a Mu- explicó Camus sin despegar su mirada de Afrodita quién reía a carcajadas con el ariano.

Entrenaron durante un par de horas durante las cuales Afrodita no podía dejar de observar los movimientos del guardián de Capricornio…

-Si sigues así voy a darte una buena paliza- advirtió Camus al notar la distracción de Afrodita…

-Lo siento- se excusó el pisciano antes de correr hacia su templo sin decir nada más ante la mirada atónita de sus compañeros…

-¿Sucedió algo?- preguntó preocupado Saga de Géminis acercándose a Camus junto con el resto de los caballeros dorados.

-Se sintió mal, le dio un mareo y náuseas…- explicó con fría expresión, aquella expresión que raramente cambiaba lo que les hacía pensar a los demás que eso había sucedido…

Camus subió hacia Capricornio encontrando a Afrodita colocando hermosas rosas sobre la cama del guardián de aquel templo…

-¡Cielos Afrodita! ¿Quieres que Saga note esto?- preguntó con un ligero dejo de molestia logrando asustar al pisciano quien le mirada con sorpresa.

-¿Qué pasó?- preguntó recordando lo que había hecho durante el entrenamiento hacía unos minutos.

-Saga preguntó si sucedía algo y le dije que te sentías mal, que te dio mareo y náuseas…- explicó sentándose sobre uno de los sillones dentro de la habitación de Shura –si sigues así en lugar de impresionarlo, lo vas a asustar- dijo finalmente con expresión de fastidio.

-¿Tu crees?- preguntó pensativo Afrodita a su amigo.

-Sí, él no es muy bueno para estas cosas, yo diría que sólo le dijeras lo que sientes así y ya… mantén las cosas simples, no se las compliques- explicó levantándose y dando un par de palmadas sobre los hombros del guardián del duodécimo templo y saliendo de Capricornio.

Afrodita salió lentamente del templo de Shura pensativo, las palabras de Camus esta vez le habían movido, subía las escaleras muy lentamente repasando en su mente todo lo sucedido desde hacía unas semanas, cuando inició aquello de dejar rosas sobre la cama del capricorniano… Cuando Shura les comentó a todos lo que había hallado y que le parecía muy gracioso el asunto, sin embargo decidió no desistir…

-¿Te sientes mejor Afrodita? Camus nos dijo que te dieron náuseas…- preguntó shura llegando a las escaleras y mirando el extraño semblante de su compañero quien le miraba sin emitir una sola palabra, cosa que le extrañaba aún más del extrovertido Afrodita de Piscis.

-Sí, estoy mejor- dijo finalmente mientras sentía como su rostro comenzaba a arder del rubor…

-Parece que tienes alta temperatura- dijo Shura acercándose a su compañero y tocando su frente para asegurarse que Afrodita no tuviere fiebre.

Al sentir el roce de la mano de Shura sobre su rostro, Afrodita despertó por completo de su ensimismamiento perdiendo el equilibrio y cayendo de espalda contra los escalones.

-¡Ay!- exclamó mientras caía y se golpeaba contra los escalones, se sobó la espalda con expresión de dolor en su rostro, Shura le ayudó a levantarse rápidamente…

-¿Estás bien Afrodita? Debes estar enfermo, vamos a tu templo, o… no, el mío queda más cerca allí…-

-No, estoy bien, gracias por preocuparte, solo son náuseas y mareo, estaré bien- dijo soltándose de Shura para seguir subiendo las escaleras lo más rápido que el dolor de espalda le permitía.

Shura observó al `pisciano subir las escaleras haciendo acopio de fuerza para aguantar el dolor que el golpe le había provocado.

-Ese Afrodita… ¿Qué diablos se traerá?- entró a su templo después de asegurarse que el pisciano entrase a su templo sin caer de nuevo.

Entró con urgencia a su habitación para poder darse un rápido baño y salir como de costumbre a los arrecifes que se encontraban a espaldas del santuario, a un par de kilómetros del templo principal. Al abrir la puerta de la alcoba pudo percatarse de las rosas sobre su cama nuevamente…

-¿Otra vez rosas lila?- se quejó dejándose caer junto a las flores que se encontraban cerca de su almohada, levantó un par y las acercó a su rostro para percibir el aroma. Cerró sus ojos mientras olía las flores recordando lo sucedido con Afrodita minutos atrás…

-Las rosas… ¿serán de Shaka?- pensó en voz alta mientras se levantaba de la cama para ingresar al baño, cerró la puerta tras de sí mientras equilibraba las cosas en su mente, lentamente se despojó de su ropa de entrenamiento para abrir la llave de la regadera y tras un par de segundos comenzar a bañarse.

Salió del cuarto de baño con la extraña sensación -que le llenaba de gozo- de tener la razón con respecto a Shaka pero… ¿Por qué regalarle rosas? ¿Acaso estaban envenenadas para provocar su muerte lentamente?... o… ¿Acaso estaba interesado en él? ¡No podía ser posible! eso nunca se lo habría esperado...

 


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