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MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

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Notas del capitulo:

Sé que les debo una disculpa MUY GRANDE....perdón, perdón por no actualizar casi hace un mes, siendo honesta no tuve nada de tiempo, y a su vez estoy retrasada en otros dos fics que estan en proyecto y tampoco he podido actualizar, sin embargo acabo de salir de clases para siempre hace una semana (es algo triste) por lo tanto tengo e tiempo suficiente para estar actualizando más seguido, y con ello me refiero ha dos veces por semana. Esta novela yo la tengo casi terminada, asi que solo tengo que ajustar unos detalles y bueno....mucho hablo xd 

Disfrútenlo

(Narra Tetsu)

- Aomine-kun, ¿estás celoso? –él se sonrojó y giró su cara al mar. 

 

- N-no, yo solo digo que ese chico… no me da tan buena espina.- se rascaba la nuca  

 

-  está celoso, Aomine-kun está celoso, está celoso –comencé a cantar. Él me miró sonrojado y entrecerró los ojos. 

 

- Tsk…Bueno y si fuera el caso, ¡¿Qué?! ¡No porque diga que sí terminarás con él y saldrás conmigo!
Cuando terminó de decir eso. Sentí cómo la sonrisa se esfumaba de mi rostro y mi cara pasaba por todos los colores posibles. 

 

 

- ¡Te dije que no querías saberlo! –dijo y puso las manos en su cara. Tomé una foto y él me miró molesto. 

 

- Lo siento –dije apoyándome de nuevo en el barandal. 

 

- No importa –dijo observando el mar aun con molestia en sus ojos 

 

- A-Aomine-kun ¿De verdad saldrías conmigo o solo lo dijiste para callarme? –dije girando el lente de mi cámara y moviendo los pies nervioso. 

 

- Yo… -trató de iniciar. 

 

- Hola chicos –dijo Momoi y le plantó un beso a Daiki en los labios. Yo caminé hacia atrás. El moreno me miró y agachó la mirada. 

 

- Hola –dije, traté de sonreír…”traté”… 

 

- Hola –me dijo con el ceño fruncido. 

 

- Siento lo de anoche Momoi-san… la verdad no recuerdo nada de lo que te dije –alegué alzando los hombros. 

 

- No importa, sé que no estabas en tus cinco sentidos. 

 

- No –dije. La verdad era que aunque estuviera sobrio, podría decirle eso o más.

Sentí como me abrazaban la cintura, al principio me asusté pero cuando escuché su voz me relajé. 

 

- Hola hermoso, ya volví –dijo Haizaki tras de mí.

 

- Hola –le dije. Momoi no le quitaba la mirada de encima.

 

- Él es Haizaki Shogo… mi… mi… -la palabra no me salía. Daiki rodó los ojos. 

 

- Su prometido –dijo. La pelirosa abrió los ojos como plato y rápidamente buscó mi mano izquierda, la cual yo apretaba con mucha fuerza. 

 

- ¿En serio eres el prometido de Kuroko? –preguntó ella incrédula. 

 

- Sí –dijo Haizaki alzando mi mano, le enseñó mi anillo y sonrió como nunca la chica. 

 

- Muchas felicidades, no lo sabía –dijo y me abrazó. Miré a Aomine y él no sonreía solo me miraba…¿decepcionado?

 

- Bueno… que sean muy felices –dijo él en desacuerdo. Caminó hacia un lado. 

 

- Espera –le dijo Momoi. Daiki se giró a verla- ¿A dónde vas? –preguntó. 

 

- Iré con los chicos –anunció. 

 

- Yo te acompaño Aomine-kun –le dije- quiero verlos. 

 

- Como quieras –dijo él. Me encaminé y “mi prometido” seguía tomado de mi mano. Aomine y yo veníamos al centro. Satsuki y Shogo en los extremos. Al caminar sentí cómo la mano de Daiki rozaba con la mía, luego él la tomó y la acarició, lo miré y él me hizo media sonrisa, reflejaba cariño profundo y esperanza. Lo solté y metí la mano al bolsillo. 

Llegamos al camarote donde deberían de estar y Aomine abrió la puerta. Allí dentro estaban los chicos. 

 

- Hola Tetsuya –dijo Akashi con una bella y seductora sonrisa. Se acercó a mí y me abrazó. 

 

- Hola Akashi-kun –dije y lo abracé, por fin tuve el abrazo que tanto quería. No lo solté y suspiré, necesitaba más que nada un abrazo. 


- ¿Estás bien? –me susurró al oído. 

 

- No –dije serio. Acarició mi cabello y luego me dio un pequeño beso en la frente, si no fuera por “mi prometido” y un moreno que me custodiaban con la miraba ya hubiera caído rendido a sus pies. 

 

- Después hablamos, solo saluda –me sugirió. Lo solté y caminé a saludar a los demás, Takao también me abrazó, Murasakibara y Himuro me saludaron con la mano. Kagami, quien fue el primero en notar la piedra de mi nuevo anillo se le desencajaron los ojos… pero se quedó callado, Midorima solo me vio disimuladamente y negó con la cabeza. Riko también me abrazó. Me separé rápido de ella. 

 

- ¿Qué tal chicos? –dijo Momoi- Es bueno volver a verlos. 
Takao la miraba con una cara de “te voy a matar zorra” y los demás solo sonrieron. Kagami levantó la cara en señal de saludo y Aomine se sentó al lado de Riko

 

- Hola, ehm… soy Haizaki Shogo, siento haberlos tratado así ayer, pero no tuve un buen día –se excusó- ¿Podríamos comenzar de nuevo? –pidió. Los chicos asintieron y algunos entrecerraron los ojos. 

 

- Disculpa mi ignorancia, pero Haizaki… ¿quién eres? –preguntó Kazunari. 

 

- Bueno, yo soy… 

 

- Es novio de Tetsu –dijo Aomine rápidamente, creo que no quería que notaran el “prometido” en una oración. Haizaki lo miró y luego asintió. 

 

 

- Oh, no sabía que tenías novio Tetsuya –dijo Tatsuya. 

 

- Ni yo –dije aguantando la risa. Se presentó Takao y Himuro, pues ellos no lo habían visto en el primer encuentro, noté cómo todos comenzaban a hablar y a reír. Satsuki era la más ignorada pero… aún así trataba de disimularlo. Takao me miraba fijamente, yo lo noté y agaché la cabeza. 

 

- Ven  –me dijo cuando llegó a mi lado. Himuro y mi hermana también se pararon. Caminamos directo al cuarto. Una vez que estuvimos todos adentro cerró la puerta con seguro. 

 

- ¿Qué te pasa Tet-chan? –preguntó preocupado. 

 

- Estoy… e… yo… -no podía pronunciar las palabras- estoy comprometido. 

 

- ¡¿Qué?! –dijo mi hermana asustada, le enseñé la mano y allí vio mi inmenso anillo. Los chicos también se acercaron a verlo. 

 

- ¿Pero eso cuando diablos pasó? Ayer aún no tenías ni novio y ¿hoy ya estás comprometido?- preguntó un desesperado Takao

 

- ¿Con Haizaki? –dijo mi hermana molesta. 

 

- Sí, no lo sé, bueno me lo propuso esta mañana. Pero… no sé cómo pasó. Solo dije que sí sin pensarlo. 

 

- ¿Estás listo para casarte? –preguntó Himuro, quien era el más sereno. 

 

- No lo sé, tal vez –dije confundido. 

 

- Tet-chan ¿te gustaría pasar el resto de tu vida con Haizaki? –preguntó Takao como si me lanzara un balde de agua fría. Mis manos temblaban y las lágrimas se acumulaban en mis ojos. 

 

- No lo sé… en verdad lo quiero.-llevé mi mano al pecho.- Nunca lo dejé de amar… pero esto es demasiado para dos días, no sé qué… qué es lo que siento –dije molesto con lágrimas saliéndose. 

 

- ¿Entonces por qué aceptaste? –preguntó Himuro. 

 

- Tienes miedo a quedarte solo ¿verdad? –dijo mi hermana. Lo miré sorprendido, ella en verdad me conocía. No podía creer que lo entendiera tan bien.

 

- Tet-chan  –me dijo Takao- No entiendo qué es lo que pase por tu cabeza ahora.-acariciaba mi cabello.- pero te diré algo. Haizaki no es el único que puede enamorarse de ti, hay muchos hombres en el mundo. Pronto comenzarás una vida nueva en Estados Unidos (América), y te estás llevando a alguien de tu pasado. ¿De verdad crees que vale la pena estar con él en tu nuevo futuro? Si me dices que sí, entonces no tengas miedo a volver a sentir. No tengas miedo a perdonar. Pero solo si de verdad lo crees. 

 

- D-dicen que todos merecemos una segunda oportunidad –dije con un nudo enorme en la garganta. 

 

- Dale la oportunidad entonces –dijo mi hermana. 

 

- Pero pídele que te dé tiempo de asimilar las cosas. Que no estás listo a darle un peso tan grande a la relación. Dile que lo intentarán –dijo Himuro. Su mirada era tan tierna…consoladora. 

 

- Cuanto agradezco haberlos conocido –dije y todos me abrazaron. 

Al salir del cuarto notamos que solo estaban los chicos. Momoi se había ido. Ellos nos observaron y luego sonrieron. 

 

- ¿Qué tal el chisme? –preguntó Kagami y yo reí. 

 

- No seas curioso Kagami-kun –le dije y  Haizaki me abrazo.

 

- ¿Estás mejor? –me preguntó con una mirada tierna.

 

- Claro –dije y me senté a su lado- ¿Momoi-san se fue? –pregunté. 

 

- Sí… se sintió incómoda entre tantas pláticas deportivas y varoniles –dijo Aomine. 

 

- ¿Videojuegos? –dije alzando las cejas. 

 

- Sí –rió. Todos comenzamos a reír, estuvimos jugando un rato con la consola que los chicos tenían. Al cabo de unos minutos Shogo me pidió ir a la cubierta. Acepté. 

 

- Chicos disculpen, tengo que irme, pero en la noche ¿cenamos juntos? 

 

- Claro –dijeron todos. 
Haizaki tomó mi mano y caminamos hacia la puerta. Salimos y allí nos encontramos con mi padre y hermano. 

 

- Hey, ya no te vi desde ayer, ¿estás bien? –me preguntó Kouki. 

 

- Sí, estoy muy bien gracias –le dije sonriéndole. Le golpeé su hombro suavemente y mi papá no le quitaba la mirada de encima a Haizaki.

 

- ¿Y él qué hace aquí? –preguntó directo y claro. 

 

- Yo… bueno señor, yo le dije que no quería dejar así como así a su hijo y… creo que, estoy cumpliendo con mi palabra. 

 

- ¿De qué hablas? –dijo mi padre confundido

 

- Hoy… le propuse matrimonio a su hijo –dijo. Yo sentí cómo mis mejillas se ruborizaban, mi padre y Kouki abrían los ojos como platos. 

 

- ¿Casarte? –dijo mi padre hacia mí. 

 

- ¿Con él? –dijo mi hermano. 

 

- Bueno… no hablamos de fecha, simplemente estamos comprometidos –dije. 

 

- ¿O sea que ya aceptaste? –dijo mi padre con el enojo incrementándose en su vos. 

 

- Sí –le dije. 

- Kuroko Tetsuya –pronunció mi padre lentamente.

 

- ¿Sí…padre? –él me miró molesto. 

 

 

- ¡A tu camarote ahora! –me rugió, un poco más y me pegaba.

 

- Me tengo que ir –le dije a Haizaki. Él sonrió y apretó mi mano. 

 

- Está bien, luego te veo –dijo y me dio un beso en la frente. 

Caminé con mi padre y con mi hermano. Ellos venían bastante molestos, trastabillando al caminar, yo venía lento y a mi paso. Al llegar a mi camarote abrí la puerta y me senté en el sillón central justo en el medio. Mi padre y hermano se sentaron frente a mí sobre la mesita de centro. 

 

- Explícate, hace dos días no tenías novio –me dijo Kouki. 

 

- A ti no tengo nada que explicarte –él frunció el ceño. Yo permanecí inmutable. 

 

- ¡Pero a mí sí, explícate! –dijo mi padre molesto. Suspiré y agaché la cabeza. 

 

- Bueno… ayer… 
Le comencé a explicar mi sentir y lo que había pasado con Haizaki en estos dos días. Los dos estuvieron muy atentos y a mi padre se le comenzó a bajar el enojo. 

 

- ¿Crees que estás listo para eso? –preguntó mi padre. 

 

- No estoy seguro, de hecho no sé si me casaré, simplemente le dije que sí –dije viendo el anillo. 

 

- Hermanito, no sé qué es lo que pretendes pero… estaré apoyándote en todo lo que decidas. 

 

- No me gusta la idea de que te cases hijo –dijo mi padre al fin. 

 

- Padre, ¿Qué es mejor?, que me case con él… al traje blanco como tanto has querido… o que me fugue y no me vuelvas a ver. 
Mi padre entendió el punto y me abrazó. 

 

- Es solo que me pareces tan pequeño e inexperto –dijo, ¿No se supone que aquí Kouki es el menor y no yo? 

 

- Lo sé… pero supongo que algún día tenía que saltar del nido. 

 

- Cierto –dijo mi hermano. 

Estuvimos hablando un poco más y luego recordé que había quedado con los chicos para cenar. Extrañaba los mensajes de mi amigo así que le envié uno. 

“Hola. Extraño tus mensajes, a veces la única forma de olvidar mis problemas es hablando contigo. Te quisiera preguntar algo importante para mí” –envié y me comencé a duchar. 

Mientras me duchaba escuchaba la lista de reproducción que más me gustaba <<Osea piano>> iba por la tocada de Mozart, cuando fue interrumpida por la anunciación de un mensaje nuevo. Rápido saqué las manos de la regadera y tomé el celular. 

Hola. Yo también extraño hablar más seguido contigo. Últimamente no he tenido buenos días. Solo confusión y sentimientos inexplicables en mi corazón. ¿Qué pregunta me querías hacer?” –no me gustaba que él estuviera triste. Se suponía que con él yo me desahogaba, él no podía estar triste, ¿cómo pedir ayuda si tu héroe también la pide? 

No me gusta que estés triste, un hombre no puede estarlo. Menos si es mi héroe. Solo te iba a preguntar qué piensas tú sobre el matrimonio. Un amigo mío se casará y está algo confundido acerca de sus sentimientos” –envié. 

Estaba terminando de ducharme cuando sonó de nuevo. Salí del agua y me sequé, tomé el celular y abrí el mensaje. 

 

¿Soy tu héroe? ¡Seré Batman! Dile a tu amigo que no lo haga si no tiene aclarado lo que siente. Yo también tengo un amigo cercano que se casará pronto. Pero al parecer él sí parece estar enamorado de su chico. Verlo feliz me hace sentirme igual, al principio me molestó pero si está feliz con él. No me queda de otra que apoyarlo con su decisión” –dijo. 

Me estaba vistiendo y le envié otro. 

“¿Quién te enseñó a ser tan genial? Supongo que todos quieren ser tus amigos, yo nunca te he visto y quisiera pasar el día entero contigo. Siempre me haces sentir mejor” –envié, estaba un poco avergonzado por enviarle tal declaración de forma liberal, pero no me ve, sólo es una pantalla. 

Supongo que me enseñó mi mamá, no lo sé. Amigos tengo muchos, pero los más cercanos son como mi familia. Si fueras un amigo cercano, te protegería a capa y espada, siempre… no importa lo que pase”. 

Cuando leí eso, no pude evitar derramar una lágrima. Necesitaba conocerlo. Necesitaba verlo. Pero sabía que eso no iba a pasar nunca. 

Gracias Batman… -le dije- gracias por ser siempre alguien tan importante para mí. Si también fueras mi amigo, yo te defendería de una cualquiera trepadora que quisiera atraparte. Solo dejaría que una persona de buen corazón estuviera contigo”. 


“Pues tú eres mi amigo –me dijo- de verdad quisiera que me protegieras contra ese tipo de chicas. Me encuentro ahora en un lío amoroso. Me encontré con mi pasado y mi futuro, y ese futuro no es una mujer. Pero no tengo ganas de hablar de eso”. 

No necesito que me cuentes todo para saber que no estás bien –le comenté- solo te diré algo: Sigue a tu corazón… el corazón nunca miente, me tengo que ir. Cuídate mucho, te quiero”. –envié. 


¿Enamorándome de dos o tres?


“Hay una canción  que habla sobre eso, que el “corazón nunca miente”, ¿sabes algo de esa banda que la canta?” –me comentó. 

Me estaba poniendo unos shorts verde oscuro y luego metí mi cabeza en una playera color hueso mientras dejé que el celular siguiera sonando. 

“No, no conozco mucho de bandas, aunque algunas son geniales. Mis gustos son más anticuados, me refiero a escuchar una melodía de piano o violín, me fascina el sentimiento que emplean para ilustrar con sutiles notas una alabanza a la música” –me puse mis zapatillas negras para estar listo finalmente 

Me miré en el espejo, acomode mi rebelde cabello y me puse el anillo. Lo miraba y la verdad era que me imponía un poco. 

En verdad sorprendes, me recuerdas a alguien que comparte tus gustos, pero en lo personal me parece un tipo de música agradable y profunda. Me tengo que ir, que te la pases bien lo que queda de esta noche pequeño, te quiero” –yo reí ante “pequeño” si tan solo supiera que odio esa palabra. 

Esperé en la salita a que Riko terminara de arreglarse y cuando hubo estado lista salió. Traía un blusón negro y un short azul de mezclilla que le sentaban bien, su cabello laceo estaba perfectamente arreglado y por primera vez traía los ojos delineados.

 

- Que bonita –le dije sonriente. Ella se sonrojó y me abrazó. 

 

- Vámonos, Kagami me dijo que me esperaría en el pasillo, Haizaki no le agrada y cuando supo que era tu prometido menos –dijo un tanto risueña. 

 

- Kagami-kun es un buen chico. Me alegro tanto de que haya conseguido tu corazón. Así sabré que te cuidará. 

 

- Te podría decir lo mismo, pero sabes que no estoy muy de acuerdo con tu decisión –dijo abriendo la puerta. Fuera se encontraban Haizaki y Kagami, estaban riendo. Eso nos impactó a ambos. 

 

- Ya, ¡Sh! –dijo el pelirrojo y carraspeó. Recuperó la seriedad y fue a los brazos de mi hermana. Ella sonriente lo abrazó. 

 

- ¿Listos? –preguntó mi prometido, sonriendo también. 

 

- Claro –dije y tomó mi mano. Caminamos hacia el elevador y luego llegamos al piso de los restaurantes, entramos a uno de comida china y allí en una mesa enorme para once personas. Los chicos se pararon al vernos llegar. Nos sentamos y yo estaba entre Aomine y Haizaki. Era una posición incómoda. 

Estuvimos cenando y riendo a morir. La verdad era que aunque no me agradaba Momoi, bueno en realidad no era tan mala. Al parecer los chicos comenzaron a aceptar más a Haizaki y cuando se enteraron de que era mi prometido, no dijeron nada más que un: “Oh, yo quiero ir a la boda”.

Al terminar dimos una vuelta y luego Akashi nos invitó una copa a su camarote. Estuvimos allí bailando y jugando Guitar Hero hasta que nos cansamos. Luego hubo una ronda de chistes en la que el que ganaba siempre era Daiki no por lo que decía sino por las caras que hacía, en ocasiones las carcajadas de Kagami y las de Takao eran las más pronunciadas. Es que no soportaba sus tonterías, hasta a mí me saco una sonora risa. Haizaki también se estaba divirtiendo. 

- Chicos yo tengo una propuesta –todos reíamos así que nos quedamos callados al escuchar la vos de Momoi- ¿Hace cuánto que no juegan a la botella


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