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MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

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Notas del capitulo:

Esto será como una maratón, a modo de disculpas y regalo de navidad, faltan dos cap mas jeje

- Depende de qué tipo –dijo Kagami- Si es de besos –giró los ojos pensativo- hace años y si es de castigos –giró los ojos otra vez- también –dijo riendo. 

 

- ¿Les gustaría jugar? –dijo levantando las cejas un par de veces, nosotros estábamos dudando. Ver a nuestras parejas besarse con mis amigos no era tan agradable de pensar, éramos liberales en ese tema pero se sentiría la incomodidad 

 

- No lo sé –dije confundido. 

 

- ¿Tienes miedo? –preguntó Kagami. 

 

- No… si ustedes aceptan yo acepto –dije desafiante.

 

- ¿A ti quién te dio permiso para jugar? –preguntó Haizaki levantando una ceja. 

 

- Yo mismo –dije seguro. 

 

- Bueno –dijo sonriente y me dio un beso en la frente. 

 

- Está bien juguemos –y todos se comenzaron a reír nerviosos. Kagami trajo una botella de Vodka vacía y nos sentamos en un círculo. 

 

- Regla uno: Nada de celos, lo que pase en este círculo aquí se queda –comenzó Momoi. Eso para mí era perfecto- Regla dos: el beso no puede durar menos de diez segundos y entre ustedes decidirán si será de piquito, no forzosamente tiene que ser un beso de verdad. Regla tres: No se puede besar a la misma persona. 

 

- ¿Ya estamos listos todos? –dije. Todos asintieron, el único que parecía más incómodo con el juego era Murasakibara. No le gustaría que tocaran a su dulce personal. 

 

Hicimos un juego de disparejo para ver a quién le tocaba girar la botella primero y fue Kagami el que perdió. 

Al girarla, la primera que le tocó fue mi hermana así que gustoso la besó frente a nosotros, ella estaba muy nerviosa pero Taiga no permitió que se negara, le tomó las mejillas con ambas manos y luego se acercó lentamente a ella. Cerraron los ojos y su beso empezó muy tierno y luego Akashi tuvo que carraspear para que se separaran. 

El segundo en tocar fue Aomine y le tocó Takao. Midorima entrecerró los ojos y se pusieron colorados ambos. Él se le acercó y le dio un piquito de diez segundos. 
- Por fin sé lo que se siente besar a una pared –exclamó Takao y todos reímos. Aomine solo le froto la cabeza con sus nudillos y Kazunari comenzó a reírse nervioso. 

El siguiente fue Midorima y le tocó con Himuro, ambos se miraron sonrojados y el peliverde volvió a girar la botella. 

 

- Oh, que bueno que la giraste de nuevo Mido-chin, ya me había sentido celoso –exclamó el titán. Mientras giraba nos reímos hasta que paró en Momoi. Se escuchó un: “Oh, Oh”. Takao entrecerró los ojos que irradiaba celos, y suspiró fuertemente. Midorima no le quitaba de encima la vista hasta que él lo miró un tanto molesto. 

 

- ¡Hazlo ya rápido! –lo instó. Shintaro sin pensarlo dos veces se acercó a Momoi y le plantó un beso, pasaron diez segundos y se separó de ella limpiándose la boca. 

 

- Solo porque no rompo las reglas –dijo Midorima apenado.

 

- No importa es solo un juego, sé que me amas a mí Shin-chan–le dijo Takao. 

 

- Como digas Bakao –dijo el peliverde desinteresado pero con una brillante mirada. Momoi lo miró decepcionada, tal vez pensó que sería un beso de verdad. 

Siguió Murasakibara y le tocó con Himuro, él rápidamente le plantó un beso, el azabache sonreía porque no era cualquier beso, era un beso de verdad de veinte segundos. Nosotros reímos porque cuando se separaron estaban sonrojados a más no poder. 

Luego fue el turno de Akashi, quien tuvo que besar a Momoi forzósamente. Él se negaba al principio, sin embargo ella insistió tanto que se lo dio, pero él se separó tan rápido como pudo y casi le dan arcadas.

Fue el turno de Haizaki y le tocó Himuro. El último mencionado se puso totalmente colorado. Atsushi cerró los ojos. 

 

- Es mejor, así no te aplastaré –dijo el pelilila. Himuro se acercó y Haizaki le dio un lindo piquito. Incluso Tatsuya tenía los ojos abiertos. Rápido contaron los diez segundos y se separaron. Así fue hasta que me tocó a mí. 

 

- Que sea rápido porque él está por casarse –dijo Haizaki, yo lo fulminé con la mirada y ahora comencé a desear que me tocara con cualquiera menos con él. 

Giré la botella y fue una total sorpresa en quién calló. Aomine rápidamente se sonrojó y yo me mordí los labios. 

 

- Rayos tenías que ser tú –dijo Momoi. Haizaki también giró los ojos, al parecer a mi prometido no le gustaba nada la idea. 

 

- Un juego es un juego –dijo rápidamente mi hermana. 

 

- Sí, ya no hay vuelta atrás –dijo Kagami- beso, beso, beso, beso –comenzó a corear y todos le hicieron segunda. Yo me comencé a ponerme nervioso, sería un beso extraño. Sería unir sus labios con los míos. Sería… con el odioso asesino de cámaras. Él hizo media sonrisa y se acercó a mí. 

 

- Lo siento, no sé hacer esto así que… -dije apenado.

 

- Tranquilo, solo es un beso –dijo alentándome. Me acerqué a él y puso su mano en mi mejilla. Noté que sus labios temblaban, yo observaba sus brillantes ojos azul noche y la sonrisa que esbozaba, era tan extraño sentir que mi corazón se comenzaba a acelerar. Mis mejillas se acaloraron un poco…se acercaba más a mí, el silencio se apoderó de la habitación. Luego de unos segundos que para mí fueron unas eternidades, él rozo mis labios con los suyos. Automáticamente cerré mis ojos. Sentí su dulzura, el calor y la suavidad que transmitían al tacto, no pude evitarlo pero moví mis labios. Él rápidamente atrapó los míos con la suyos y en sincronía los acarició, un exquisito sabor se apoderaba de mi boca, una ráfaga de sentimientos corría todo mi cuerpo, roca fundiéndose con roca. Él metió la mano entre mi cabello y acercó mi rostro más a la de él, sentí su traviesa lengua entre mis labios y reí bajito. Luego escuché cómo alguien a lo lejos decía. 

 

- ¡Ya aléjate de mi hombre! –era Momoi. 

 

- Tetsuya, ya pasaron más de dos minutos –dijo Haizaki cerca de mi cara tratando de separarme de esta temible adicción. En eso sentí cómo nos abrazaron y abrí mis ojos y mis labios seguían entrelazados con los de Aomine. Él también me miraba, nuestros labios seguían juntos. 

 

- Me encanta cómo se ven, pero no es muy adecuado que digamos –dijo Kagami rascándose la nuca. Nos soltamos inmediatamente.

 

Me senté al lado de Haizaki. La pelirosa me miraba con una mirada envenenada y llena de celos. 

 

- Lo… lo siento –dije y agaché la cara. 

 

- No importa es un juego, ¿verdad Momoi? –dijo mi hermana reprendiendo la actitud de la única que había salido enojada del juego. 

 

- Cierto –dijo molesta y luego miró al Daiki quien observaba la botella con cierto brillo en los ojos. 

Satsuki estaba por girar la botella cuando todos comenzaron a bostezar, al mismo tiempo así que era solo una excusa para ya no jugar. 

 

- Muro-chin –comenzó Murasakibara- tengo sueño, ¿nos vamos ya? –le dijo con una mirada suplicante y su tono infantil. 

 

- Claro Atsushi –dijo Himuro y se levantaron. 

 

- Bien –dijo Taiga- será mejor que todos nos vayamos a dormir, es tarde –dijo y ayudó a mi hermana levantarse. Aomine también se levantó, a Momoi no le quedó de otra más que dejar la botella en el mini bar. 

 

- Fue divertido –dijo Haizaki- hasta otro día –dijo y tomó mi mano. Les sonreí a todos pero no me atreví a mirar a Daiki. 

 

 

Caminamos fuera de la habitación y subimos al elevador. En este venía la melodía. 

Comencé a tararearla y me sentía extraña, porque recordaba la sensación de los labios de Aomine en los míos, el ardor de su calor, el sentimiento de su… corazón latiendo con aceleración al igual que el mío.


- Sal del elevador –me dijo Haizaki cuando recuperé el sentido. Él sonreía. 

 

- Sí, lo siento –le dije. Salimos juntos y luego llegamos a la puerta de mi camarote. Abrí la puerta y le ofrecí un trago. 

 

- No gracias –me dijo, yo sí me tomé uno- Oye, no tomes demasiado, no quiero volver a traerte del bar –me dijo riendo- Últimamente bebes demasiado. Eso no está bien y no va contigo. 

 

- Lo siento, tal vez lo hago por la ansiedad. 

 

- ¿Sientes ansiedad?

 

- Últimamente sí, por todo me pongo nervioso. 

 

- Entonces con más razón deberías de dejar de beber, no quiero que te enfermes –se acercó a mí. 

 

- De acuerdo –dije abrazándolo. Su dulce olor me era tan agradable.Comenzó a moverse, me encantaba mecerme en sus brazos, hacía tanto que no pasaba eso. Agachó la cabeza y acunó mi barbilla en su mano. Me miró fijamente y esbozó una linda sonrisa. Se acercó para besarme y acarició mis labios. Traté de responder el beso, pero solo sentí piel contra piel, no había electricidad, no había calor. No había… nada en sus labios, me separé lentamente de él y le sonreí para que no se sintiera rechazado. Me dio un beso en la frente y luego me abrazó. 

 

- Por fin vuelvo a estar contigo –me dijo al oído, yo lo apreté hacia mí y suspiré. 

Luego que él se fue, estuve pensando mucho tiempo en el beso con Aomine. La verdad era que cuando pensaba en la sensación sentía un extraño cosquilleo en el estómago. Mordí mi labio inferior y cerré mis ojos. 

 

- Fue genial, gracias –dijo Riko en la entrada. Abrí los ojos y Kagami ya estaba frente a mí. 

 

- ¿Piensas en ese beso? –preguntó. Sentí como mis mejillas rápidamente se encendieron. Negué con la cabeza y él sonrió- Hubieras visto la cara de  todos cuando ustedes se besaban. 

 

- ¿Por qué? –dije intrigado y apenado. 

 

- Bueno, al principio pensamos que lo golpearías o algo. Pero luego notamos cómo se movían sus labios. Parecían un par de tortolitos enamorados y este era su primer beso de verdad. 

 

- Yo… es que bueno, quería que se sorprendieran de nuestros dotes –dije levantándome. 

 

- Pues… lograron convencernos de sus dotes eh –dijo Kagami. 

 

- Bueno, es que… -yo no sabía qué decir. 

 

- Te gustó el beso admítelo –dijo el cejas raras acercándose a mí. Yo agaché la mirada y sonreí tímidamente. 

 

- Admito que fue un gran beso –dije por fin en un hilo de voz. 

 

- ¡Vaya… lo sabía! –dijo feliz- Lo bueno es que a mí me tocó contigo Riko. 

 

La aludida sonrió y se sonrojó. Ella se acurrucó con él; yo les sonreí y entré al cuarto cerrando la puerta tras de mí. 

 

“Espero hayas tenido un gran día, héroe mío. Hoy ha sido un día lleno de nuevos proyectos en mi vida, unos buenos… otros interesantes. ¿Qué tal te fue a ti?” –envié y me comencé a poner la pijama. 

Ya cuando me recosté sentí cómo la cama vibraba, un nuevo mensaje. Escuché cómo la puerta se abría y era mi hermana que entraba silenciosamente. 

- Oye… -me dijo mi hermana. 

 

- ¿Qué pasa? –pregunté desinteresado. 

 

- Quisiera… bueno… Taiga quiere hablar contigo –dijo con ambas manos como si hiciera una oración. 

 

- ¿Y luego, de qué? –pregunté, Kagami asomó su cabeza por la puerta con una sonrisa tímida. Riko salió del cuarto y él se sentó sobre mi cama, yo salí de las sábanas y crucé mis piernas, abracé una almohada. 

 

- Yo… he hecho un intercambio –dijo como si supiera a qué se refería. 

 

- ¿De qué hablas Kagami-kun? –pregunté confundido. 

 

- Te intercambié a ti… por mí –dijo sonriendo. 

 

- Explícate por favor, no te entiendo –pedí desesperado. 

 

- ¡Yo dormiré aquí y tú dormirás con Aomine, bueno no con él pero sí en el camarote! –me gritó. 

 

- Me niego.- respondí tajante

 

- ¡Vamos! Prometo no tocar a tu hermana –pidió. 

 

- Eso es lo que menos me importa –dije- Por mí hagan lo que gusten 

 

- Sabes que si me la llevo yo, Aomine se vendrá aquí… así que quieras o no, uno tiene que cambiar.

 

- Kagami-kun, no hagas esto –pedí frustrado. 

 

- ¿Por favor? –me dijo con sus ojos rojizos brillando y sus labios fruncidos, era todo un mal actor.

 

- No –afirme- ¡Esa es mi última decisión! 

Al final de una larga discusión no sé cómo pero ahora me encontraba frente la puerta del camarote de Bakagami y El odioso asesino de cámaras; con mi almohada en la mano y una sábana en el otro. Toqué la puerta y nadie respondía, volví a tocar y se escuchó un…

 

- ¿Perdiste tu llave o qué? –desde dentro. Abrió la puerta y se sorprendió al verme allí parado con el cabello enmarañado. 

 

- ¿Qué haces aquí Tetsu? –preguntó bastante confundido. 

 

- Dormiré aquí –dije y entré sin preguntarle nada, caminé a la recámara y allí estaba la cama de Kagami perfectamente arreglada. Quité las cobijas de encima y acomodé mi almohada. Me senté sobre ella y me puse a leer el mensaje que tenía. 

“Pues… fue extraño mi día. Comenzó mal, continuó interesante y termina bien. La verdad es que también estoy experimentando nuevas cosas… tú sabes” –comencé a reírme y noté que Aomine entraba al cuarto. 

- ¿Kagami dónde está? –preguntó sentándose frente a mí. 

 

- En mi camarote, pidió quedarse allí y me corrieron a mí –dije inocentemente tratando de responder el mensaje. 

 

- ¿No pensaste en irte con tu prometido? –preguntó mirándome. 

 

- Bueno… -bajé el celular. Quité mi almohada y la sábana. 

 

- ¿Qué haces? –dijo confundido. 

 

- No quieres que me quede Aomine-kun, para qué estar aquí contra tu voluntad –dije tomando mis cosas y caminando hacia la puerta del cuarto. 

 

- Yo no dije que te fueras, solo te hice una pregunta.- alegaba algo desesperado 

 

- No importa - dije pasando hacia la salita. 

 

- ¡Espera! –se escuchó desde el cuarto. Estaba parado con mis cosas en la mano. Él se acercó a mí y tomó mis cosas- Quédate –susurró. Lo miré y sentí como mi corazón latía a un ritmo desbocado. Caminé hacia el cuarto y él comenzó a mover los muebles. 

 

- Si te vas a quedar aquí, dormiremos a lo Daiki –dijo sonriente. 

 

- ¿Cómo es esa forma? –pregunté con ingenuidad…ahora con qué tontería saldrá.

 Al final las camas estaban juntas y el buró estaba a mi lado. La lamparita estaba medio quebrada porque al él se le calló. Abrió el closet y se desplegó una televisión de pantalla plana. Esto era sorprendente.

 

- Sube y espérame aquí –dijo sonriente. 

 

- Hecho –dije y subí a la cama. Me puse en mi lado y crucé mis piernas. Empecé a buscar el borrador del mensaje que le enviaría a “el”. Pero noté que no tenía nada de señal. Mi celular había muerto. Lo dejé a un lado y comencé a cambiar de canal. Él llegó con un tazón con palomitas y dos vasos de batidos sabor a vainilla. 

 

- ¿Te gustan? –preguntó. 

 

- Claro –dije sonriente. 

 

- Dame el control… hoy veremos una película de miedo –anunció haciendo un ademán con sus dedos. Yo solo asentí. 
Odiaba las películas de miedo, nunca pude ver una. La verdad les tenía mucho pavor. Aomine la puso y comenzó. Estuvimos atentos a ésta y de vez en cuando el moreno la paraba para ir por más palomitas. Odiaba cuando se iba, me la pasaba mirando a mi alrededor temiendo que algo se me apareciera o que algo tocara mis pies. 

 

- ¿Estás bien? –dijo él cuando entró. 

 

- Sí, ¿por qué? –pregunté tomando un poco de mi batido. 

 

- Estás más pálido Tetsu –dijo riendo. 

 

- Estoy bien Aomine-kun, no te preocupes –dije tratando de parecer lo más valiente posible. Le puso play y la película llegó a su climax principal. En todo el rato me la pasé cerrando los ojos pues ya no aguantaba el miedo que tenía. Él de vez en vez me miraba y reía, pero no me decía nada. Al término de esta él apagó el televisor y fue a dejar las cosas en la mesa de la cocina, cuando regresó sacudimos la cama y él apagó la luz. 

Yo no podía ni cerrar los ojos, me la pasaba mirando y mirando la puerta. Tenía tanto miedo que me comencé a alejar de la orilla y me fui acercando más a Daiki, quería estar cerca de su espalda. Seguí moviéndome hasta que de repente sentí cómo me encajaban las uñas en la espalda. 

 

- "Vas a ser mío" –dijeron con voz diabólica cerca de mi oído. 

 

- ¡Ah! –comencé a gritar y a moverme como maniaco. Estaba tan asustado que comencé a llorar desesperadamente. 

 

- ¡Tetsu! –gritaban cerca de mí- ¡Tetsu, Tetsu soy yo Daiki! ¡Cálmate! –dijo cuándo detuvo todos los golpes que estaba soltando- ¡Tetsuya, soy yo! –dijo abrazándome. Me acurruqué en su pecho y seguí llorando un poco. Me sentía tan apenado y mi corazón no dejaba de saltar. Seguía llorando y sentí cómo él comenzaba a sobarme la espalda cuál bebé. 

 

- Sh… sh… sh… -susurraba- tranquilo, está bien. No llores Tetsu, solo jugaba. No fue en serio. No quise asustarte tanto. 

 

- Pues… lo lograste, casi muero del susto Aomine-kun –dije aun sollozando. 

 

- Lo siento –dijo besando mi cabeza. Estuve en sus brazos hasta que me calmé, luego analicé la situación y noté que seguía demasiado cerca de él. 

 

- Ehm… creo que ya estoy bien Aomine-kun, ya me puedes soltar –dije nervioso. 

 

- Oh, sí lo siento –dijo soltándome. Nos recostamos y estábamos espalda con espalda. Traté de cerrar los ojos pero no podía. Puse mi celular en la lista de reproducción y comencé a tararear ciertas melodías pianistas. A veces escuchaba como Aomine también las tarareaba. Luego de notar que eran más de las cuatro de la mañana lo apagué y cerré mis ojos. 

 

En mis pensamientos revisaba la noche. Recordé cómo Daiki me besaba y cómo Shogo lo hacía. También recordé cómo ambos me hacían reír y cómo ambos se esforzaban por tratarme bien. Esto era tan incómodo. Estuve pensando tanto en el beso que se me salió decir: 

 

- Fue lindo –en un susurro. Lo dije tan quedito que pensé que no me escucharía si aún seguía despierto. 

 

- Para mí fue interesante –contestó también en un susurró. 

 

- Pensé que ya estabas dormido, por eso lo dije –dije apenado, escondiéndome en las sábanas. 

 

- No… no puedo dormir teniéndote aquí, a mi lado. 

 

- ¿Por qué? Yo no soy capaz de asustarte, bueno tal vez sí –le dije. Él rió y se giró hacia mí. Yo también me quedé mirando ese pequeño brillo que sus ojos desplegaban. 

 

- Bueno, es que… he tenido personas en mi cama. Pero nunca he estado tan cerca y tan lejos de una. 

 

- ¿Te refieres a que nunca has dormido con alguien sin tener sexo? –pregunté levantando una ceja. 

 

- Exacto, a menos que sean las parejas de mis amigos, sus familias o parte de la mía –dijo. 

 

- Pues yo tampoco, de hecho yo… yo… bueno… –dije y cerré los ojos. 

 

- ¿Nunca has? –preguntó apenado también. 

 

- No –dije sinceramente- me da miedo –admití mientras me hacía bolita. 

 

- ¿A qué le tienes miedo? –preguntó. 

 

- No lo sé Aomine-kun, son tantas cosas. Nunca me he entregado a un hombre de esa forma. 

 

 

- Vaya, un chico de dieciocho siendo virgen y está en mi cama, que extraña posición para mí.- habló seductoramente

 

- Que está a punto de casarse recuérdalo –le dije y él sonrió. 

 

 

- Vaya… un prometido de dieciocho, virgen y le gusta cómo beso… sigo diciendo que todo se me da en bandeja de plata –yo me comencé a sonrojar de sobremanera. Él estaba riendo y luego suspiramos al mismo tiempo. 

 

- ¿Haizaki es un buen tipo? –preguntó. 

 

- Se ha estado portando bien –le dije-, se esfuerza por complacerme y hacerme feliz –admití. 

 

- Espero que realmente lo haga –dijo mirándome- No soportaría que te lastimara –su mirada algo oscurecida estaba puesta en mí. 

 

- Yo tampoco soportaría que Momoi-san volviera a herirte Aomine-kun –confesé-. Si ella se atreve a dejarte por un tipo tonto cualquiera, te juro que la mataré con mis armas –le dije con una voz amenazadora, aunque más sonó como un pequeño niño. 

 

- Gracias Tetsu –dijo sonriendo un poco. 

 

- De nada…Daiki –dije. 
Estuvimos aún allí sin decir nada y luego sentí cómo su mano alcanzaba la mía. Estuvo jugando un rato con ella, se burlaba de que era pequeña comparada con la de él. Luego la pasó a mi mejilla, yo lo miraba y él también me miraba. 

 

- Eres muy lindo –me dijo- no entiendo como ese tipo te logró conquistar. 

 

- Gracias –le dije-, yo era tonto e inexperto. Me enamoré de él cuando lo conocí, era tan atento y dedicado. Siempre me decía lo que quería escuchar y cuando me encontraba en problemas, él era el único que me daba la solución o me ayudaba a encontrarla. Me ayudó mucho cuando mi madre murió. 

 

- Entiendo –dijo- en ese entonces era un buen tipo. Sabes, eres un gran chico y aunque tengo muy poco tiempo de conocerte, has abierto tu corazón conmigo y sé que es muy hermoso. No dejes que nada ni nadie lo pisoteé. No soportaría verte mal, eres lindo, inteligente, talentoso y además…sabes dar sin esperar algo a cambio, ¡no hay nada que un hombre pida que tú no tengas! 

 

- Gracias –dije apenado y sonrojado hasta las orejas. Él seguía acariciando mi mejilla. Se acercó a mi cara y le dio un beso a mi frente- Te quiero mucho Tetsu –dijo al roce de sus labios con mi piel. Me rodeó la espalda con sus brazos y me apretó a él. 

 

- Yo también te quiero Daiki –dije respirando ese embriagador, pero a la vez tan exquisito olor que se impregnaba en mi corazón para acaparar todo mi ser. Rodeé su cintura con mis brazos y puse mi cara bajo su barbilla, era extraño pero podía escuchar su corazón. Latía de una forma uniforme y rítmica. Así estuve hasta que me quedé dormido.

 


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