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MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

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Notas del capitulo:

Disculpe la demora, la verdad no tengo razón para justificarme pero ...bueno, cosas personales.

Les dejo el capítulo del día y quería decirles a los queridos lectores que me siguen en el fic "La sombra del piano" que mañana en la noche si o si subire un capítulo y que el fic no esta cancelado, solo algo retrasado xD

(Narra Tetsuya)

 
Cuando desperté pude ver los rayitos de sol acariciando la espalda descubierta de mi novio. Abracé una almohada y me quedé observándolo un ratito. Luego busqué mi ropa interior y me puse su camisa. Me quedaba enorme, fue genial hacer eso, nunca lo había hecho. Podía aún oler su aroma en mi piel. Tomé una almohada pues me recostaría en la sala hasta que él se despertara. 

Antes de salir Aomine se despertó y se enrolló en una sábana desde la cadera. 

 

- Hola hermoso –me dijo y yo le sonreí. 

 

- Hola –dije y abrí la puerta. Al salir de la habitación mis mejillas se encendieron como llamaradas al mirar hacia el silloncito. 

 

 

- Buenos días –dijo Kagami desde el sillón, a Aomine se le calló la sábana del susto y yo le puse la almohada en “esa” parte para que no lo viera. 

 

- ¡BAKAGAMI! ¡¿Qué haces aquí?! –gritó el moreno sosteniendo la almohada. 

 

- Venía por ropa, pero no me atrevía a entrar.- habló con un tono inocente y obvio

 

- ¡Largo! –dijo  mi novio con los dientes apretados- Yo te llevo algo más tarde. 

 

- De acuerdo –aceptó y me sonrió, levantó las cejas un par de veces y yo apreté una sonrisa entre mis dientes- Lamento haber interrumpido. 

 

- Ya sal de aquí, Kagami-kun –dije riendo. Él también rió y se fue. 

 

Caminé hacia la cocinita y serví dos vasos de jugo. Busqué unas galletas mientras salíamos a desayunar a algún lado. Estaba levantando la mano y poniéndome de puntitas para bajarlas de la alacena sentí cómo me abrazaban por la cintura. 

 

- Siento que nos interrumpieran –dijo en un susurro seductor. Me estremecí. 

 

- Tranquilo, no interrumpió nada importante –respondí entrelazando mis manos con las de él. 

 

- Para mí sí era importante –dijo besando mi cuello. Me giré para estar frente a él, traía sus jeans grises puestos. Me encantaba cómo se veía. Me levantó y me puso encima del mesón, puse las piernas en torno a su cadera y él me besó la barbilla y luego los labios. 

 

- Tengo que ducharme –le anuncié. 

 

- ¿Te puedo acompañar? –preguntó. 

 

- Me ofendería si no lo hicieras –dije y él atrapó mi labio inferior entre sus dientes. 

 

Me cargó y fuimos juntos hacia la regadera. No duramos mucho dentro pues teníamos demasiada hambre. 

 

 

Luego de cambiarnos, Aomine buscó algo de ropa para Kagami. Tomé una foto de los dos con mi celular y la puse de fondo. Nos veíamos realmente bien. 

 

- ¿Le diremos a los chicos que estamos juntos? –preguntó. 

 

- Si no les decimos se darán cuenta –dije sonriendo- No creo estar mucho tiempo alejado de ti. 

 

- Yo estoy más que de acuerdo con eso.- me dedicó su sonrisa.

 

Salimos de su camarote y él venía tomando mi mano. Llegamos al mío y al abrir la puerta mi hermana traía solo una camisa puesta y Kagami se subió rápidamente el pantalón, ambos encima de la mesa. 

 

- De acuerdo –hablé- no vuelvo a comer en esa mesa –cerré mis ojos. 

 

- Lo siento, lo siento –dijo mi hermana y corrió al cuarto. 

 

- ¿Sabían que se toca antes de entrar a un camarote de una pareja? –comentó Kagami. 

 

- Lo mismo digo yo, idiota –alegó Aomine.

 

- Bueno… ahora vengo –dijo y se encaminó al cuarto. 

 

- Toma –le aventó la mochilita con la ropa. Él la tomó en el aire y entró al cuarto. No pude evitarlo pero reí en una carcajada y Daiki también lo hizo. 

 

- Jamás pensé que también allí se podría… -habló él pensativo. 

 

- Luego probamos – lo abracé.

 

- Tetsu ¿Quieres ir por algo al camarote? –preguntó levantándome las cejas. 

 

- Tal vez… luego de desayunar –lo besé dulcemente. 

 

Al cabo de unos minutos salieron los dos bañados y arreglados. Mi hermana me miró y no pudo evitar sonrojarse. 

 

- Lo siento –dijo ella. 

 

- No te preocupes –le sonreí 

 

- ¡Qué pena contigo! –dijo mi hermana antes de saludar a mi moreno.

 

- No fue nada tranquila – le desordenó el cabello ligeramente. 

 

- Pensábamos ir a desayunar con los chicos –anunció Aomine.

 

- Pues vamos juntos –dijo Kagami. 

 

Salimos del camarote y ellos caminaban de la mano, Aomine trató de hacer lo mismo pero yo me alejé un tanto apenado. 

 

- ¿Qué pasa? –dijo cerca de mí. 

 

- Nada Aomine-kun, es solo que quiero que se den cuenta hasta que estemos todos –respondí alejándome de él. 

 

- Eres cruel Tetsu, no me dejas abrazarte – me miró triste. 

 

- Tranquilo, si hace unos días fingías, podrás fingir unas horas más –le apreté la mano y luego lo solté.

 

Llegamos al camarote de los chicos y allí ya estaban todos. Pasamos  y me saludaron gustosamente como ayer. 

 

- ¡Tetsuya, me alegra verte! –dijo Himuro abrazándome. 

 

- A mí también me gusta venir con ustedes –dije honestamente. 

 

- Y a mí me gusta que vengas con una sonrisa sincera, justo como cuando te conocí –dijo Takao.

 

- Sí bueno…- estaba nervioso, no sabía cómo decirles sobre mi relación con Daiki.- Chicos, ya que están todos presentes… 

 

- ¡Tetsu y yo somos pareja! –gritó Aomine, me tomó en sus brazos y me plantó un beso. Sentí como el estómago se me caía hasta el suelo. Tenía los ojos abiertos y la cara totalmente roja. 

 

- ¡¿Qué ustedes qué?! –se escuchó al unísono. 
Hice que me bajara y todos nos miraban sorprendidos. Incluso Riko estaba sonriendo y Kagami levantaba un par de veces sus cejas. 

 

- Eh… -yo no sabía qué decir, esa no era la forma…ESO NO ESTABA PLANEADO. 

 

- ¡Felicidades! –gritó Takao y Himuro apretándome en un abrazo. Yo me quedé aún paralizado pero me reconfortaba la confianza que me brindaban los chicos

 

 

-Espero que Tetsu-chin le quite lo idiota a Mine-chin.- habló Murasakibara mientras Aomine se hacía el indignado

 

 

-Oe! Murasakibara, estoy presente.- dijo mi novio.

 

 

- Concuerdo con él.- habló Midorima mientras se acomodaba loslentes.- Ya era hora que seas más razonable con tus parejas Aomine

 

-Tsk…no me friegues Tsunderima, yo amo a Tetsu.- alzó mi mentón y me besó a la cual yo respondí gustoso.- y eso nadie va a cambiar. -Las risas se escucharon por toda la habitación, junto con las entusiasmadas voces de Takao con mi hermana; entre todo el alboroto divisé a Akashi al otro extremo de la habitación, solo, con la mente pérdida en algún lugar. Me acerque a él pues me causaba pena que estuviera apartado.

 

 

- Akashi-kun ¿Estás bien?- como si mi presencia lo hubiera sorprendido alzó la cabeza, su mirada…completamente vidriosa.

 

 

-Si Tetsuya.-  una de sus manos acarició mi mejilla y de un momento a otro me aferró a su cuerpo abrazándome.- No te había felicitado por cierto…

 

 

-N-no te preocupes…

 

 

-No.- su cabeza se hundió en mi cuello.- te deseo lo mejor para ti Tetsuya, y si lo mejor es Aomine…solo quiero ver esa sonrisa tuya, aun si es él quien te la profesa.- deshizo el agarre, me miró y dedicó una sonrisa melancólica para finalmente salirse de la habitación y perderse tras la puerta.

 

Yo estaba en “Shock”, me quedé ahí, parado mirando la puerta por donde salió Akashi, instintivamente lleve mi mano al corazón y un pequeño nudo se me formaba en la garganta, no de frustración, sino de culpa… una culpa egoísta, por haberme enamorado perdidamente de Aomine, porque así eran las cosas, yo amaba a Daiki más que nada, sin embargo, este sentimiento, “el amor” llega a ser egoísta con otros, y este fue Akashi, quien yo mismo me tarde en darme cuenta que él también me amaba, un amor frustrado por la fuerza de otro amor, con la diferencia de uno ser correspondido y el otro rechazado. No podía hacer nada, más que suspirar y resignarme a la idea que, en este viaje, sane mi corazón a costa del destrozo de alguien.

 

 

-Tetsu, ¿Qué haces mirando la puerta?- me abrazó por detrás mi moreno.

 

-Nada. Solo que tengo hambre y pensaba fugarme mientras me ignoraban.- mentí, no podía decirle sobre la pequeña charla con Akashi, no era el momento.

 

-Jajaja ignorarte jamás.- dijo Aomine besando mi mejilla.- Vamos a comer.

 

Juntos salimos a desayunar. En el camino nos encontramos con mi padre y notó que estaba de la mano de Aomine. 

 

- Buenos días –dijo mi padre para saludar a mis amigos. 

 

- Buenos días señor Kuroko –saludaron todos. Mi papá les sonrió y tomó mi mano. 

 

- ¿Hijo podemos hablar?

 

- Si padre. 

 

- Estaremos en el restaurante del segundo piso –anunció Takao-¿allá nos alcanzas? –preguntó. 

 

 

- Sí –dije y Aomine no se fue. 

 

- ¿Te espero? –susurró. 

 

- Ve Aomine-kun, te alcanzo luego. Estaré bien –hablé y me abrazó. Él se fue y mi padre me llevó a su camarote. Se sentó en la mesita, justo como se sentó cuando me interrogó por el compromiso con Haizaki. Me senté frente a él. 

 

- ¿Qué sucede padre? –pregunté. 

 

- ¿Qué haces con Aomine si estás comprometido? –Preguntó, frotando un mechón de su cabello.

 

 

- Solo estoy saliendo con él. Aomine-kun es mi novio –le informé y él abrió los ojos como plato. 

 

 

- ¿Pero y Haizaki? –preguntó preocupado. 

 

 

- Terminé con él, estaba cansado de que me tratara como basura cuando nadie nos viera.- mi expresión era seria y honesta.

 

 

- ¿Te trataba cómo? –dijo molesto. 

 

 

- Cuando nadie nos observaba me levantaba la voz y casi sentía que me podía golpear. 

 

 

- ¿Por qué nunca me dijiste nada? 

 

- Porque  él no era así, no sé qué le pasó.- recordé las veces en la que su humor se transformaba.

 

 

- Ese hijo de… -susurró la palabra para sus adentros. 

 

 

- No importa ya papá –dije con una sonrisa-. Ahora salgo con Aomine y… estoy enamorado de él. 

 

 

- Bueno hijo, me alegra que ahora sí estés con alguien que me agrade. Si ese estúpido se te vuelve a acercar o te llega a tocar, me las va a pagar. 

 

 

- Tranquilo papá estaré bien, ¿quieres ir con nosotros a desayunar? –pregunté amablemente. 

 

 

 

- No hijo, no me vería bien entre tanta juventud. Yo ya no estoy para esos trotes –dijo aumentándose la edad con cada palabra, cosa que no debería ser así, pues mi padre es de esas personas que parecen la mitad de su edad real, tal vez sea porque de joven fue un basquetbolista profesional y no perdió el toque. 

 

 

- Papá, por favor  –dije animándolo. 

 

- No Tetsuya, gracias. Además, tengo una cita –dijo apenado. 

 

 

- ¿Una cita? –mi padre caminó a su habitación-No que no estabas para esos trotes…-lo miré perspicaz.- Y ¿quién es?

 

 

- Es una mujer muy bonita llamada Alexandra, hoy a las tres de la tarde, comeremos juntos. 

 

 

- ¿Dónde se conocieron? –pregunté. 

 

 

- En el bar –dijo como si no fuera la gran cosa. No sabía cómo sentirme acerca de esto. Recordé a mi madre con él y otra mujer me hacía sentir incómodo. 

 

 

- Hijo… nunca hemos hablado sobre… salir con alguien más. Bueno, que yo salga con alguien más…

 

 

- Padre… ¿te importaría si hablamos de esto más tarde? –él me miró un poco triste-. Yo tengo un desayuno al cual ir y tú tienes una cita. 

 

- Tetsuya… 

 

- Así déjalo papá –dije y salí del camarote. 

 

- ¡Tetsuya! –se escuchó desde su cuarto. No me detuve.

 

Caminé hacia el elevador y allí me encontré con los jóvenes “K”, Kouki y el chico del elevador Kotaro. 

 

- ¿Sabías que papá tiene hoy una cita? –le pregunté a mi hermano. Él me miró sorprendido. 

 

- Sí, con  Alexandra –dijo como si no fuera la gran cosa. 

 

- ¿No te molesta? –le pregunté. 

 

- En realidad no. Creo que papá se merece… -se abrió la puerta del elevador en el segundo piso. 

 

- Adiós –me despedí y fui directo al restaurante. Caminé entre todos los que había cerca y noté cómo desde una mesa lejana Aomine levantaba los brazos. Entré y al llegar los chicos se levantaron. Me senté al lado del moreno y comenzamos a desayunar juntos. 

Todos estaban comiendo y riendo. Siempre que estaba con ellos parecía estar viendo un programa de chistes o algo así. Sin embargo, yo me sentía extraño con la situación de mi padre.

 

- Tetsu ¿Pasa algo? –preguntó Aomine. Tomó mi mano debajo de la mesa. 

 

- Luego te digo –dije y le sonreí. 
Decidí dejar este asunto para después, se suponía que me estaría divirtiendo con ellos y yo pensando en mi padre. 

 

Después de estar divirtiéndonos allí, fuimos al saloncito del piano para descansar un rato.

 

- Deberías de tocar algo Tetsuya –dijo Akashi que se apareció mágicamente allí, se veía más tranquilo que lo ocurrido hace un rato. 

 

- No gracias –respondí honestamente. 

 

- ¿Por qué no? –preguntó Riko. 

 

- Porque no tengo ganas… -Daiki me sonrió. 

 

- Toca algo… -pidió Takao. 

 

- Que Riko toque, ella tiene la misma destreza que yo –alegué sonriéndole. Ella se sonrojó, la verdad es que Riko tocaba muy bien, casi a mi nivel. 

 

- No gracias –dijo ella apenada. 

 

- Cuando ella toque yo lo haré –sabía que Riko no se atrevería así que por eso lo dije. Kagami se acercó a Riko, le susurró algo al oído y ella sonrió. 

 

- De acuerdo tocaré algo, pero tú me guiarás –pidió. 

 

- ¿Qué? –dije sorprendido. ¿Kagami qué le habría dicho?

 

De repente al saloncito entró mi hermano y venía bastante molesto. Fue directo a Midorima y le pegó un puñetazo. 

 

- ¡Hey! –gritamos todos y Akashi rápidamente lo separó de Midorima, Murasakibara se le acercó a Kouki  agarrándole los brazos pues estaba dispuesto a golpearlo de nuevo, mientras que Kagami revisaba a Midorima, Aomine también se movió con rapidez. 

 

- ¡Kouki! –gritó Riko y se puse frente a mi hermano -¿Qué te pasa, por qué le pegas a Midorima? 

 

- ¡Pregúntale a él! –dijo más que furioso. 

 

- ¿Qué se supone que tengo que saber? –dijo el peliverde sobándose uno de sus labios sangrantes. 

 

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Kouki se dio media vuelta y salió por la puertecilla.

 

- ¡Más vale que controles a tu hermano Tetsuya! –me gritó Takao, quien sostenía la cabeza de Midorima. 

 

Me quedé paralizado en el lugar, Riko me dio una rápida mirada y yo suspiré. A este chico qué le habrá picado. Rápido ella y yo salimos de allí y los chicos no dudaron en seguirnos. 

 

- Eh –le dije – Aomine-kun quédate, esto se resuelve entre familia. 

 

- Pero… -Kagami no quería dejar ir a mi hermana. 

 

- Calma, es mi hermano… tengo que ver qué le pasa –dijo ella. 

 

- En un rato volvemos –informé  comenzamos a buscarlo. Primero fuimos a su camarote y no había nadie. Luego fuimos a la cubierta y tampoco lo vimos. Estuvimos algunas horas buscándolo. La verdad ya estaba cansado, luego le pregunté a Kotaro del elevador, si lo había visto y dijo que estaba con la tal Penny. Fuimos al bar del cuarto piso y notamos que allí estaba él con la rubia. Ella parecía acariciar su cuello. 

 

- ¡Kouki! –le gritó mi hermana. 

 

- ¿Qué? –dijo algo molesto. 

 

- Ven por favor  tenemos que hablar –le dije.

 

- No tengo nada qué decirte –me informó. 

 

- No me interesa, te digo que vengas. 

 

- Tetsuya, no soy un niño pequeño al que puedes dominar cuando quieres –dijo molesto y se levantó de su banquito. La rubia lo imitó. 

 

- Kouki, tú no me vas a ignorar a mí.- habló Riko 

 

- ¡Basta, no eres mi madre! –le gritó. 

 

- ¡Yo no dije que lo fuera! –dijo ella molesta y lo jaló de la camisa. 

 

- ¡Déjalo, ya lo escuchaste! –gruñó la pequeña rubia a su lado. 

 

- ¡Tú cállate, esto no es contigo! –gritó furiosa mi hermana, ahora si estaba molesta. Yo observaba todo, no tenía un carácter tan fuerte o imponente como Riko para estas situciones, pero ello no disminuía mi enojo, es más, este se acrecentaba por la forma en que Kouki le gritaba a Riko. 

 

- ¡No le hables así! –le gritó y la empujó haciéndola casi caer…esto era demasiado.

 

- ¡No le grites! –Exploté y le pegué un puñetazo, del cual inmediatamente me arrepentí- Kouki, lo siento –dije tratando de tocar sus hombros. 

 

- No… -dijo y caminó lejos de mí. 

 

- ¡Kouki! –grité. Mi hermano ya estaba muy lejos de mí. Me había arrepentido profundamente de haberle pegado, la furia me había invadido y no pude evitarlo. ¡Demonios! Por qué tenía que perder la calma. Agaché la cabeza y Riko me palmeó la espalda. 

 

- Lo arruiné –dije mordiendo mis labios. 

 

- No importa… luego hablaremos con él –dijo ella tratando de consolarme. 

 

No hubo necesidad de volver al saloncito, pues nos cruzamos a los chicos en la cancha de básquet, y allí estaba Midorima como si nada hubiera pasado, en realidad solo le había quedado un pequeño moretón cerca de sus labios. 

 

- Lo siento por eso Midorima-kun–dije cuando lo vi. 

 

- Tendría que tener un motivo para odiarme tanto hoy –habló, me hizo media sonrisa. 

 

- ¿Por qué enloqueció tu hermano Tetsu-chin? –preguntó Murakibara. 

 

- No lo sé… la situación se nos salió de control y… hubo un incidente que no me dejó hablar con él. 

 

- ¿Estás bien? –preguntó Aomine. Le guiñé un ojo. 

 

- Claro –dije y sonreí. 

 

- Pues… -comenzó Takao- si no quiere amanecer sin un ojo en la cara… dile que no vuelva a tocar a mi amado Shin-chan –me vio con ojos amenazadores. 

 

- Está… bien… -dije dudoso- yo le aviso –reí un poco. 

 

 

Todos volvieron a su estado natural, aunque yo seguía preocupado por eso. Mi padre también estaba en una cita y… no sabía cómo sentirme. Los chicos estaban algo ocupados y yo decidí salir de allí por un rato. 

 

- Aomine-kun, iré a tomar algo de aire –le dije. 

 

- Vamos juntos –propuso él amablemente. 

 

- Preferiría que estés con tus amigos practicando… 

 

- Eh… también somos tus amigos o no –dijo Himuro. Yo le sonreí. 

 

- Claro que sí –chocamos puños. 

 

- Ya Tetsuya, no te cierres a nosotros, lo único que queremos es que tú estés bien –dijo Kagami. 

 

- De acuerdo, pero igual quiero ir a tomar algo de aire –insistí. 

 

- En un rato regresamos –dijo Aomine 

 

- Terminemos la práctica y luego te vas, solo faltan algunas encestadas… -ordenó Akashi.

 

- Tsk ¿Podemos practicarlas mañana? –preguntó mi moreno sin importancia pero con la esperanza a que lo dejaran salir. 

 

- Quédate Aomine-kun, cuando terminen vas a buscarme a la cubierta –pedí. 

 

- Está bien –dijo y me dio un beso en los labios corto pero realmente dulce. 

 

- Hasta luego, chicos –me despedí. 

 

Al salir de allí, fui a la cubierta y estuve tomando algunas fotos, luego noté que mi padre estaba allí con una mujer rubia con gafas. Seguro era la tal Alexandra, mi papá se veía feliz y sonriente, cosa muy rara en él desde la muerte de mi mamá. 

 

Verlo con otra mujer me hizo sentir raro, no sabía si triste porque… sé que es tonto pero ella no es mi madre y ver a mi padre con otra no es lo que yo esperaba… pero él está feliz, no puedo quitarle lo que ahora está disfrutando. 

 

Estuve observándolos hasta que se fueron de allí. Agaché la cabeza y metí las piernas bajo el barandal como aquella primera vez con Aomine. Tomé mi celular y comencé a teclear un mensaje para Daimine. 

 

Hola, ¿no se te hace que me has tenido muy abandonado últimamente? Espero que estés muy bien Batman. La verdad es que yo lo he estado, aunque hoy atravieso por un sentimiento nuevo” –envié. Me quedé viendo la penumbra que la noche derrochaba y recargué mi cabeza en el barandal de mi lado. 

 

 

“¡Hola! Perdón si no te he mandado mensajes estos últimos días, pero he estado algo distraído y enamorado, recuerdas el chico con el que planeaba salir, me dijo que ¡Sí! ¿Qué nuevo sentimiento es ese?” –me llegó. 

 

 

“¡Felicidades! Me da mucho gusto por ti. Yo también tengo que decirte que salgo con un chico maravilloso, estoy muy enamorado de él. Siento que los dos por fin estamos teniendo lo que merecemos. ¿Ese chico con el que sales no se merece que lo golpee?” –pregunté. 

 

 

“¡No! Este chico es totalmente maravilloso, me hace tan feliz y aunque a veces es complicado y misterioso, me encanta poder ser yo el que lo haga sonreír y vivir la vida más adecuadamente” –recibí. 

 

 

“Me encanta que salgas con alguien que de verdad te merece, no me gustaría ir a golpear al chico que te trate mal” 

 

 

“La verdad es que su llegada a mi vida ha cambiado mi mundo. Estoy muy contento de estar con él. ¿Tú que tal vas con tu novio, ya no tienes problema con él?” 

 

 

La verdad es que no. Lo deseché de mi vida y encontré a alguien que es realmente genial. Sabes qué es lo que más me encanta del nuevo… que cuando me ve se le forma una gran sonrisa y creo que lo hago feliz. No tiene problema con abrazarme o decirme que soy lindo o que le encanto. Me hace y lo hago feliz” –envié recordando a mi amado Daiki. 

 

 

“¡Estoy tan feliz por ti Tetku, de verdad que lo estoy! Ahora sé que estás en buenas manos entonces, me alegra mucho” –recibí. 

 

La verdad lo había pensado pero nunca quise decirle a Daimine que nuestros mensajes podrían interferir en la relación que llevábamos con nuestras respectivas parejas. Antes no me importaba pues yo estaba con Haizaki y cualquier distracción me era de gran ayuda. Ahora que estaba con Aomine era más difícil, pues yo no quería que esto destruyera lo que estaba construyendo con mi moreno novio. Reuní el valor suficiente y le envié un mensaje acerca de eso. 

 

 

Oye… sé que soy un gran amigo para ti o por lo menos eso me has dicho. Pero lo he estado pensando y si quiero que mi relación con mi novio funcione tengo que dejar de hablar contigo tan seguido. Disfruto de nuestras pláticas, pero no quiero que haya un malentendido y terminemos por algo que no es cierto” –envié, la verdad me preocupaba mucho su reacción, tal vez perdería a un buen amigo. 

 

 

Me has quitado las palabras de la boca. Yo también te aprecio mucho y me encanta hablar contigo, pero quiero mucho a mi novio y no creo que le agrade que envíe demasiados mensajes a otro chico. Igual y sabes que aquí estaré para cualquier cosa que necesites” –recibí. 

 

De verdad que eres genial! No me cansaré de decirlo, siempre me entiendes y me haces sentir mejor, agradezco tanto el haberte conocido… por lo menos por aquí” –envié. 

 

“Para mí es un placer hablar contigo, ahora tengo que salir. Luego hablamos mi estimado amigo” –recibí. 

 

 

No le respondí. Estuve otro ratito allí tan solo pensando en el regalo que la vida me había dado. Mi novio era realmente maravilloso aunque no lo conocía muy bien sabía que estaría seguro con él y con sus amigos. Midorima se parecía un poco a un serio hermano mayor con y el cual pelear, Kagami sería como la hermana molesta, Murasakibara como un hermano pequeño (aunque muy grande) el cual consentiría con sus dulces y Akashi…bueno, sería el mejor amigo, con el que hablas y te desahogas hasta el llanto. Sus parejas Himuro y Takao eran unos chicos ocurrentes y realmente agradables, con razón están con ellos. 

 

- Hola –dijo un chico a mi espalda. 

 

- ¿Qué quieres? –pregunté y suspire pesadamente. 

 

- Que regreses conmigo –dijo Haizaki sentándose a mi lado. Me salí de allí y caminé hacia otro lado. Él me siguió. 

 

- No regresaré contigo –dije firmemente, lo más serio posible. 

 

- Lo harás –dijo Haizaki. 

 

- ¿Lo estás afirmando o me estás preguntando? –pregunté y él me miró con desdén. 

 

- Te lo estoy afirmando –instó como si él mandara en mi vida. 

 

- Shogo.- hablé firme.- Tú no eres nadie para decidir en mi vida. No volveré contigo, estoy muy bien sin ti. 
Tomó mi brazo y me jaló de él, provocando un tirón en mi piel. 

 

- Yo solo te digo que tengas cuidado – me amenazó y aventó hacia el barandal. Yo lo miré totalmente sorprendido, me dio miedo, admito que lo sentí, porque nunca me imaginé eso de él.

 

Notas finales:

nos vemos:)


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