“Desde que se fue la luna se ha deshecho en un charco
Lágrimas que ayer eran mares, agua de ti
Nada ya será igual, se despeinan mis días sin ti
Ya no puedo más
Cuando muere una flor, se marchita de pena un jardín
Quiero morirme en ti sobre tu pecho, abrázame
El gritó: 'Quiero vivir en ti. No me olvides, cuídate.'
Y ella murió, ahora es estrella fugaz"
No había terminado de beber aquel té que había pedido como hace una hora y no era que estaba demasiado caliente, de hecho, cuando llegó ya estaba a pedir de boca, en estos instantes se encontraba muy frio pero beberlo de a poco era la perfecta excusa que tenía para poder darme un respiro de algunos segundos. Volteé la mirada hacia el cielo tras sentir unas cuantas gotas caer sigilosamente en mi mano, posé aquella sobre la otra sin la intención de secarla.
“A él le gustaba la lluvia.”
Pensé en completo silencio con una sutil sonrisa en los labios, me sentía cansado pero la ‘entrevista’ debía continuar.
- ¿Entonces qué pasó?
Solté un suspiro acomodándome sobre el sofá y volví a empezar.
El me dio un beso, no lo esperaba pero, cuando lo hizo fue lo más tierno que me habían dado hasta entonces, fue el primero y aún recuerdo lo perfecto que sus manos encajaban en mi mejilla sonrojada mientras lo hacia. Suspiré.
Algunos días pasaron, entre risas y juegos, salidas y diversión, sin embargo yo no tenia nada claro aún. El me besaba pero en ningún momento me había dicho o algún indicio de que era mi novio o si fuimos solo amantes hasta que yo mismo le pregunté.
-Flashback.-
- ¿Daigo?
El castaño se acercó por atrás mientras el más alto, por dos centímetros, deslizaba con cuidado los helados de sabor a Frutos del Bosque y otro a Menta con trozos de chocolate.
- ¿Daigo?
Volvió a preguntar recostándose suavemente sobre el pequeño muro de la cocina.
- Dime, bonito. ¿Quieres que te agregue más helado?
Respondió él.
- Así está bien. Tengo una duda y quiero que lo aclares.
- Por supuesto, dime.
- ¿Qué somos tu y yo? ¿Qué sientes por mi?
Daigo al oir eso no supo realmente que responder, por un lado quería decirle todos sus sentimientos pero él era de esas personas que todo se tomaba con calma, incluso el nuevo inicio de una relación. Dejó los helados por un lado y caminó hasta la ventana más cercana intentando ocultar su rostro algo rojo por las emociones que sentía en aquel candente momento. Tan solo Kouyou no dijo nada al ver su rostro, sospechaba que tenia fuertes sentimientos hacia él pero quería con todo su corazón que él mismo se lo dijera, era lo que esperaba.
- ¿Entonces?
Dijo algo impaciente.
- Te quiero, Uru pero, quiero que seamos amigos por ahora... todo con calma ¿Si?
-Fin flashback.-
El quería que fuésemos amigos cuando ambos nos moríamos por estar juntos como pareja, aunque eso no duró mucho tiempo.
Pasaron los días y ambos empezamos a salir como novios, enamorados. Fueron los momentos más bellos… todo era risa, besos y hacer el amor con él era mágico.
- Pero, ¿Y que fue de él?
Las cosas terminaron cuando menos me di cuenta, fue como un abrir y cerrar de ojos. De pronto día a día él empezó alejarse de mi, lo pude sentir en mi corazón pero nunca me atreví a preguntarle o encararlo porque hacia eso, siempre crei que darle su propio espacio estaba bien y tan solo un día.. se fue definitivamente. Tomó sus cosas y se fue.
-Flashback.-
- ¿Es por otra persona?
Preguntó Uruha acongojado viendo como aquel que era el amor de su vida hacia maletas y buscaba sus cosas con cierto desespero, las lagrimas le abundaban los ojos hasta que rebalsaron sin detenerse por sus mejillas.
- No lo comprenderías pero, quédate tranquilo, no te estoy dejando por alguien más.
De cierta formas eso en lugar de calmarlo lo desesperó aún más.
- ¿Entonces porque te vas?
Preguntó acercándose a su lado empezando a seguirlo a cada paso que daba.
- Uruha, solo es un tiempo… necesito este tiempo. No lo comprenderías ahora pero, esto es lo mejor.
- Lo mejor para ti, ¿Pensaste en mi?
En ese instante Daigo se detuvo, también estaba demasiado triste por dejar a su chico solo sin embargo, la decisión estaba tomada.
- Ya basta…
Suplico el castaño secándose los ojos con las mangas de su ropa gimiendo de tristeza y dolor viéndolo cerrar las maletas y ordenandolas en una fila para sacarlas. Su llanto se intensifico.
- Daigo… te amo..
Siguió suplicando. Tenia los ojos rojos e hinchados de la fuerza con la que retenia su llanto, sus labios puestos en una ligera mueca. Ver a Kouyou en el umbral de la habitación parecía más delgado de lo que era sin embargo aún mantenía esa sensual figura.
- También te amo Uruha…
Daigo se acercó a él y lo abrazó con una fuerza increíble intentando con todas sus fuerzas no derrumbarse en sus brazos, debía mantener la compostura. Se apartó con suavidad y le dijo.
- No me esperes.
Bastaron esas palabras para que el que se derrumbe fuese Uruha, las lágrimas no dejaban de parar, sentía que el corazón saldría de su garganta por el inmenso dolor que tenía en su pecho.
- Quiero que hagas tu vida, quiero que seas feliz y que te vuelvas a enamorar. Te amo Takashima Kouyou… algún día quizás nos volvamos a ver.
Tras aquellas palabras Daigo lo soltó y con la fuerza que le quedaba salió con prisa de la habitación y luego la sala para finalmente cerrar la puerta tras suyo, la puerta de la casa que habían compartido por casi cuatro años.
-Fin flashback.-
Me había preguntado miles de veces si las decisiones más difíciles siempre resultaban ser las correctas, y si era así ¿porque dolía tanto cuando las tomaban?
Son cosas que quizás nunca me atreva preguntarle a alguien, es algo con lo que me gustaría vivir y guardarlo muy dentro de mí. “De saber que todo terminaría de aquella forma quizás hubiera aprovechado mis días a su lado”, es algo que quizá muchos se han dicho tras terminar alguna relación y ver partir a algún ser querido ya sea en cualquier situación.
Yo me quedé gritando y llorando su nombre, creo que fue la peor escena que pude haber tenido en mi vida. Quise salir tras él e intentar una vez más hacer que se quede conmigo pero sabía que nada cambiaria, sin embargo nada perdía con intentarlo, de todas formas lo que más amaba ya lo había perdido. Salí de la casa lo más rápido que pude y lo busqué por donde se supone que debió haberse ido, y entonces fue cuando lo vi. Abordaba el tren pasando las cabinas de inspección, ya estaba lejos de mí, grité su nombre una vez más y recuerdo hasta la forma que volteó. Sus bellos ojos buscaban los míos con cierto desespero sin embargo, al verme aquello no duró mucho, agachó la mirada e ingresó al andén. Fue la última vez que lo vi.
Al llegar a casa abrace la almohada mientras lloraba rogando por su presencia nuevamente, podía sentirlo muy cerca de mí y recordar todo me hacía mucho daño. Al menos aún tenía las fuerzas de colocar música en el reproductor.
Escuchaste alguna ves aquello que dice que, “Algunas personas son tan masoquistas que, están deprimidos y escuchan música que los pone peor.”
Bueno, ese era mi caso, hubo una canción que había escuchado hace mucho tiempo pero que nunca había hecho caso así que, pensé que sería el momento perfecto… y sí que lo fue.
*Me despierto y me pregunto cómo se echó todo a perder,
¿es a mí a quien culpar?
Me di por vencido y te dejé
yendo a por un tren que no iba a ninguna parte,
ahora ese tren ha venido y se ha ido.
Cierro los ojos y te veo tumbado en mi cama,
y todavía sueño con aquel día.*
Aquella noche solo fue llanto y recuerdos, la esperanza me hacía creer que en cualquier momento vendría y lo vería entrar por esa puerto para luego verlo correr hacia mí y sentir nuevamente sus brazos a mi alrededor, escuchar lo mucho que me ama y finalizar la noche con un beso o quizá con hacer el amor para que al siguiente día despertar y prepararle el imperfecto desayuno pero que para él sería perfecto, luego planear lo que haríamos por la tarde y al día siguiente y al día siguiente… pero nada.
*Y seguimos nuestros caminos separados,
digo adiós a otro camino,
todavía me pregunto dónde estás,
o ¿estás demasiado lejos de las réplicas groseras?
Estabas escurriéndote entre mis manos,
y yo no lo entendí.*
Nada de eso sucedería, todo había acabado. Lo nuestro era perfecto pero por cosas que aún desconozco terminó de la nada. Sin embargo… aún mantengo la esperanza de volver a verlo y de escuchar su linda voz, decir que me ama, decir que nunca lo dejé de amar.
*Lo que podía haber sido amor,
debería haber sido la única cosa
que se suponía que tenía que ser.
No supe,
no pude ver, lo que estaba justo delante de mí.
Y ahora que estoy solo,
todo lo que tengo es el vacío derivado de estar libre.
Lo que podía haber sido amor, nunca lo será…*