Levanté la mirada observando el reloj que se encontraba en el centro del aula, eran las 6:50 am y Miguel aún no llegaba, esto de por sí ya era bastante extraño, uno a uno fueron llegando nuestros compañeros, pero ninguno de ellos eran Luis ni Miguel.
El reloj fue marcando las 7:00 a.m y las clases de Geometría Descriptiva fueron dando inicio, el profesor como siempre comenzaba a realizar los gráficos en la pizarra mientras que nosotros teníamos que seguir su ritmo a pesar de ser inexpertos en el área, el reloj siguió dando vueltas, cada minuto se volvía una tortura y preocupación a la vez.
Un leve golpe en la puerta hizo que la atención de todos se dirija hacia esa dirección, el profesor detuvo lo que hacía y abrió la puerta, él odiaba que alguien interrumpa sus clases después de todo.
- ¿Te parece bien que estas son horas de llegar? – levantó la voz.
- No profesor, disculpe la tardanza – respondió Miguel de pie en el marco de la puerta.
- Que sea la última vez joven, a la próxima no te dejaré entrar – cerró de un puertazo la puerta detrás de Miguel – cuando trabajen en una empresa, eso no se lo van a permitir – refutó mientras Miguel iba tomando asiento – cuando yo era estudiante los profesores cerraban la puerta a la hora y no la volvían a abrir hasta que acabaran sus clases – reafirmó aun molesto por la interrupción de Miguel.
Note la expresión vacía y los ojos suavemente enrojecidos de Miguel, no sabía que es lo que había sucedido anoche, tomé mi cuaderno y comencé a desgarrar silenciosamente una hoja de este, para posteriormente escribir sobre ella.
>> Por qué la tardanza??? e.e Pasa algo??? o es que te fuiste de fiesta sin mi??? >:´v <<
Doblé en cuatro aquel pedazo de papel, pero Miguel se encontraba sentado fuera de mi alcance, toqué a mi compañero de al lado con mi dedo índice esperando que este volteada a mirarme.
- ¿qué sucede? – me miro extrañado.
- Este papel… ¿puedes decir que se lo pasen a Miguel? – le mostré el papel doblado.
- Ah claro - me respondió con una sonrisa – yo se lo pasaré – dicho esto recibió el pedazo de papel con mi mensaje y comenzó a sacar una hoja de su fólder para hacer con esta un avión de papel, sosteniendo el mensaje con una cinta sobre este – soy el mejor haciendo aviones – se dirigió a mi que me encontraba al borde de los nervios, poniéndose de pie mientras iba midiendo con la vista el lugar en donde el avión tenía que aterrizar.
- Oye… - sentí que el desayuno se me regresaría de los nervios, el profesor podría descubrirnos… – eso no es necesario ¿sabes?
- Cierto… - respondió tomando asiento - tal vez sea mejor en un barco – comenzó a sacar otra hoja recibiendo así un golpe en la cabeza por parte de su acompañante.
- Yo le daré el mensaje – me miró con la mirada seria de siempre.
- Si, gracias – lancé un largo suspiro de alivio, observando así como el pedazo de papel iba pasando de compañero a compañero hasta llegar a las manos de Miguel.
Seguí observando a Miguel por largo tiempo esperando respuesta alguna por parte de él, pero este solo se resignó a volver a doblar el papel y guardarlo en su estuche de lapiceros, miré decepcionado aquella acción, observé a mi alrededor y Luis aún no llegaba a clases, era algo normal que se ausentara.
El reloj siguió avanzando minuto a minuto hasta que por fin se convirtió en 2 horas y esto significaba el fin de la clase de Geometría Descriptiva, me levanté presuroso de mi asiento hasta encontrarme frente a Miguel, supuestamente el Plan 2 estaba por dar inicio y esperaba la carta llena de cursilerías que Miguel pudo haber escrito para Luis, si esto le hacía feliz a él, no dudaría mucho en querer ayudarlo, sentía un poco de ternura por parte de él, me recordaba mucho a la madre que no recuerdo y eso me brindaba algo de calidez y tranquilidad.
- Miguel – dije con un tono de voz animado – la carta, las haz…
- Aquí la tienes – interrumpió, sacando la carta tan esperada del fondo de su mochila – será mejor acabar con el plan de una vez – habló serio mientras acomodaba la bufanda que colgaba de su cuello, pudiendo notar unas marcas rojas en el cuello de este, no eran unas marcas cualquiera… presioné mis puños y tomé su mano para sacarlo fuera del salón – un lugar… un lugar… - fui susurrando ante la sorpresa de Miguel.
Llegamos a los baños de la facultad, en donde cerré la puerta detrás mío, para nuestra suerte no había nadie dentro, tomé de los hombros a Miguel esperando alguna reacción, pero él siguió sin reaccionar, esto ya era demasiado extraño.
- ¿Pasó algo anoche? – pregunté.
- Nada importante, supongo que lo mismo de siempre, llegué a casa, hice mis deberes y dormí.
- No lo ocultes Miguel… me refiero a esto – dije jalando de una la bufanda del cuello de Miguel, mostrando mas claramente las marcas rojas que poseía - ¿me puedes explicar esto?
Miguel quedo algo asustado ante el movimiento brusco separándose de mí, fue volteándose mirándose en el espejo detrás suyo, tocando sutilmente las marcas rojas depositaras ahí por alguien de quien ya iba haciéndome idea.
- Paul – susurro – ¿alguna vez te haz enamorado?
- ¿por qué tendría que responderte eso?
- Pamela… - bajó la mirada – ustedes son enamorados… pero no te veo enamorado perdidamente de ella…
- Es porque no lo estoy – respondí
- ¿cómo se sabe que estás enamorado de alguien? ¿cómo se siente un beso por esa persona? – una lágrima fue deslizándose por su rostro.
- Uhmmm… Quien te ama no te hace daño Miguel, cuando te enamoras puedes sentir un sinfín de emociones… y un beso… un beso es lo mas increíble, puedes sentir como tu cuerpo se va derrumbando poco a poco ante el contacto – lo observé, se veía tan vulnerable, tan frágil, tan delicado que podía sentir como estaba a punto de romperse.
El silencio fue invadiendo el lugar, nunca había estado al lado de una persona que llorara y no sabía como es que se debería de reaccionar correctamente en estos casos, ¿debería abrazarlo y decirle que ya pasará? ¿Debería esperar a que termine de llorar y pasarle un pañuelo? Era realmente difícil, con cualquiera de las opciones… ¿cómo es que reaccionaría Miguel?
- ¿Pu… puedo… besarte? – me miró sonrojado y nervioso a la vez entre lágrimas.
No era que sintiera mi orgullo de hombre lastimado por lo dicho Miguel, pero si así se sentía mejor… si así dejaba de llorar… total, con el tiempo solo nos reiríamos de esto, un beso no me va a convertir en homosexual de la noche a la mañana.
- Como gustes, adelante – dije inclinándome hacia él.
Podía sentir las manos temblorosas de Miguel al tocar mi rostro, fue acercándose cada vez mas y mas con timidez, sabía lo que él quería obtener con esto… ¿una comparación de besos? Pero esta vez mi orgullo como buen besador sería arruinado en caso que no le guste, sentí una fría gota de sudor bajar por mi espalda y un impulso que me decía hazlo de una vez… y no titubee para hacerle caso al llamado, tomé la cabeza de Miguel por detrás enredando mis dedos entre sus finos cabellos, para acércarlo con mas rapidez a mí y así profundizar aquel beso, fui introduciéndo mi lengua dentro de él, la lucha fue intensa, puesto que Miguel se negaba a dejar entrar a aquel intruso, resultando yo vencedor al final, mientras el beso se iba haciendo mas y mas largo, unas voces nos hicieron separar apresuradamente, intentando recuperar la respiración que fue robada por el momento, respirábamos agitados.
Tomé una bocanada de aire y hablé aún jadeante.
- Fue Luis ¿verdad?
- Si… - respondió un agitado Miguel con lágrimas aún en sus ojos y a punto de desmayarse del susto ante el fuerte ruido de mi puño golpeando una de las puertas de los baños.
- No te preguntaré si el beso fue bueno o malo… será mejor regresar a clases… - recogí la bufanda que yacía en el piso, cubriendo con ella el cuello marcado de Miguel – tú no tienes la culpa de nada – abracé su aún vulnerable cuerpo, siendo correspondido por él.