Las clases por fin habían terminado, era realmente todo un calvario tener que prestar atención a ciertos profesores que mas parecían mas parecían astiados de vernos las caras, no amaban su trabajo, era como si se les estuviera obligando a enseñarnos, se podía notar su esencia de cansancio la cual llegaban a transmitir a los alumnos, llegue a mi casa y al entrar procure mirar a todos lados para verificar que nadie de mi familia se encontraba dentro, subí inmediatamente los escalones hasta encerrarme en mi habitación con el temor de que descubrieran que no pase la noche en casa… no era que mis padres se preocuparan demasiado y fueran sobreprotectores conmigo, solo era que aún mantenía la esperanza de que algún día se les despertara el instinto paternal y decidieran reprenderme por cualquier acción incorrecta que estuviera cometiendo, no soy un hijo imperfecto, pero tampoco soy el mas perfecto, siempre procure mantenerme al nivel de sus expectativas y esperaba no decepcionarlos, todo a cambio de un poco de afecto…
Tomé una bocanada grande de aire y desprendi aquella bufanda que colgaba de mi cuello, unas pesadas lágrimas comenzaron a salir por las comisuras de mis ojos al observar las marcas que él había dejado en mi piel, por un momento creí que Luis me amaba, que me amaba a mi y solo a mi… pero no era yo a quien él buscaba en su ebriedad… era a Pamela a quien él amaba, fui un idiota, un completo idiota por olvidar que él la amaba a ella… ¿Podría acaso él enamorarse de mi? Soy una persona repugnante, hubiera deseado nunca sentir ninguna clase de estos sentimientos, sentí que era momento de aceptar mi realidad, ya me había equivocado muchas veces y Luis solo estaba siendo un capricho mío del cual no podría complacerme… pero… lo amo tanto… empecé a abrazar mis rodillas ocultando mi rostro, lo amo tanto que ya no sé que hacer, podía sentir como mi corazón iba desgarrándose por cada pensamiento, amenazándome con acabar todo de una vez y tan solo dejar un cuerpo inerte en esta habitación, ¿Acaso es posible morir de amor?
Toque mis labios con uno de mis dedos índice, delineando lentamente la forma de ellos, ya no ardían tanto como la primera vez que Luis me beso, ya no podía sentir ese sabor y olor a alcohol tan desagradable que dejó en mi cuerpo, pero eso no evitaba que mi inconsciente hiciera que cada vez que repasara con mis dedos las partes en donde Luis llego a tocar con su tacto comenzaran a arder, Lo amo tanto… empecé a repetirme una y otra vez, odio amarlo tanto…
Me recosté en el piso de mi habitación hasta perder la vista en el techo de color marfil, ¿Qué era el amor? ¿En verdad estaré enamorado? Comencé a cuestionarme, yo amo a Luis o eso podía asegurar hace unos días, mi cuerpo aún temblaba por el hecho de recordar lo que sucedió la noche anterior, voltee la mirada observando la papelera al lado del escritorio repleta de varias hojas llenas de un sinfín de cursilerías, muy en el fondo desee que esa carta que entregue a Paul nunca llegue a manos de Luis, de tan solo pensarlo me daba el temor de que Luis descubriera el montón de cursilerías que escribí en ese papel, era inútil pensar que un montón de letras en un papel pudieran despertar el amor en un corazón como el de Luis, después de todo una persona no puede darle gusto a otra de su mismo género de la noche a la mañana, regrese mi vista en el techo hasta que me di cuenta de que la carta la tenía Paul, me levanté del piso lo mas rápido posible encontrando al fin mi celular, había recibido un mensaje de Paul hace unos minutos, sentí una corriente eléctrica pasar por mi espalda dejando caer el celular en el piso, junto con mis rodillas que empezaron a flaquear al leer el mensaje.
>> Miguel… lo siento mucho, perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdóname perdí tu carta en algún lugar, ya sé que no merezco tu perdón… pero enserio perdóname u.u <<
Aún no lo podía creer, incluso ahora mismo una persona ajena puede que este leyendo mi carta en estos momentos, burlándose de las cursilerías que escribí en ella, ahora era la vergüenza la que me dominaba, y si… ¿es algún conocido? ¿Puse mi nombre ahí? No podía recordar nada, mi mente se puso en blanco, comencé a sudar frío… y de pronto la pantalla de mi celular empezó a brillar como si no fuera suficiente, era una llamada entrante… de Luis…
Mis dedos temblaban y no podía sostener bien mi celular, sentí un leve presentimiento de que él era el descubridor de la carta, pero era imposible, no creo tener tan mala suerte como para que mi carta cayera justo en las manos de a quien iba dirigida… y si… ¿en verdad la tiene él? Estaba siendo todo un manojo de nervios, cuando cabía la posibilidad de que nada de esto fuera a pasar, me dí seguridad a mi mismo y respondí la llamada.
- A… Aló – tartamudee.
- Miguel… ¿Puedo hablar contigo? – preguntó desde el otro lado de la línea – creo que es necesario que hablemos personalmente.
- Uhmmm… esta bien…
- ¿Te parece bien que sea en mi casa? ¿Puedes venir ahora?
- Si… - respondí con los nervios aún a flor de piel.
- Te espero… - dijo en un tono bajo para después cortar la llamada.
Sentí duda en si ir o no a su casa, tenía un mal presentimiento de todo esto, pero ya había aceptado, no había tiempo de titubear, volví a recoger con nervios la bufanda que ahora ya era parte del piso y la apreté en un nudo en mi cuello, para no cometer el mismo error que tuve con Paul, salí de mi habitación y fui bajando las escalones, observando a mi madre de pie en la entrada.
- Miguel… ¿Vas a salir?
- Hola… mamá, iré a reunirme con un amigo.
- Esta bien, ¿Quieres dinero para que vayas a cenar?
- No… aún me queda dinero de la mañana.
- Como digas – fue saliendo de la entrada dirigiéndose a su habitación.
Cuidate mucho hijo… veo que haz llorado - susurré por lo bajo esperando no ser escuchado por mi madre – ¿Eh? No mamá esto no es nada… Sí mamá me cuidare mucho, te quiero – sonreí como si se tratara de una conversación verdadera de madre e hijo y lancé un beso volado esperando que llegue a una mejilla de ella, cerré la puerta evitando hacer el mayor ruido y salí en dirección a la casa de Luis… ¿me pedirá ser su amigo?