- Me llamo Paul – dijo mientras esbozaba una sonrisa y revisaba un libro de bioquímica, sentado en la carpeta de al lado – lo estuve pensando mucho y me di cuenta de que en ningún momento mencioné mi nombre ni me presenté, realmente fue una descortesía de mi parte y ¿tú? ¿Cuál es tu nombre?
Sin duda alguna mi día acaba de empezar mal, desde aquel incidente en el salón traté por todos los medios evitar tener alguna conversación o cruce de miradas con él, pero para mi mala suerte por los cursos de este ciclo teníamos que hacer laboratorios, por lo cual los profesores optaron por dividirnos en grupos, hasta ahí todo iba bien, demasiado bien diría yo puesto que en todos los laboratorios estaba junto a Luis y como dicen ¨aveces el destino puede ser muy cruel con nosotros y jugarnos una mala pasada¨, lo cual en parte es verdad, esta persona que acaba de decir que se llama Paul también estaba en los mismos horarios que nosotros, tenía que soportar verlo en el laboratorio de biología, química general y taller de alimentos, si ya suficiente era para mí tener que verlo en clases, tenía que soportarlo en los laboratorios molestándome o burlándose de mi cuando se le ofrecía la oportunidad.
- Vamos, ¿no vas a decirme tu nombre? Eso es de mala educación– comenzó a jalar de mi mejilla esperando respuesta alguna – ¿o es que acaso te comió la lengua el ratón?
- …
- Uhmmm… bien, tendré que revisar si es verdad que no tienes lengua – dijo mientras dejaba su libro a un costado de la carpeta y se ponía de pie para tomar mi barbilla con una de sus manos – di aaaaa.
- M… Mi… Mi… - empecé a tartamudear
- ¿Mi? ¿Mi… que?
- ¡Miguel! – levantó la voz Luis quien recién había llegado – el se llama Miguel.
Creo que este es el momento exacto de recapitular todo desde un inicio, habíamos quedado con Luis el día anterior en reunirnos por la mañana en el salón, aprovechando que no teníamos clases, ya que nuestras primeras evaluaciones estaban por acercarse, y es mi mala costumbre de venir lo mas temprano posible (por no decir una hora antes) la que esta armando este lío, yo había decidido hacer resúmenes breves de todos los cursos para que Luis pudiera estudiar, el problema aquí era Paul, quien al verme en el salón no dudo ni un momento en tomar una carpeta y arrastrarla para sentarse a mi lado, todo estaba en silencio hasta que luego de varios minutos decidió hablarme.
- No te lo pregunté a ti, se lo pregunte a él – agregó Paul observando fijamente al recién llegado y creándose algo de tensión entre ellos.
Si bien yo tenía una clara antipatía hacia Paul, Luis también la tenía, puesto que al parecer durante estos días Luis se había interesado por una chica del salón e intento cortejarla, pero con lo Don Juan Tenorio que había resultado ser Paul esta chica termino siendo la enamorada de él, en parte se lo agradezco, pero por otra parte no cambia el hecho de que lo odie.
- Migue, creo que será mejor que estudiemos en otro lugar, lamento mi tardanza.
- Si… uhmmm… esta bien, no te preocupes, además recién acabo de llegar - comencé a recoger apresuradamente mis cosas de la carpeta para ponerlas en mi mochila.
- ¿Eres su madre acaso para darle órdenes?
- Eso no es de tu incumbencia
- Jajajajaja – rió Paul sarcásticamente – él esperó tu llegada desde hace una hora y tú solo vienes para darle ordenes, una disculpa por la tardanza no haría daño a nadie ¿no crees?, que amistad mas extraña, aunque… - puso un gesto pensativo ubicando su mano por debajo del mentón - pensándolo bien ustedes dos siempre andan juntos o es que… ¿acaso son pareja? ¡¡¡Wow!!! – dijo en tono animado al notar que me iba sonrojando y desviando la mirada – entonces eres como el marido autoritario y Miguel es como la esposa sumisa, increíble
- ¡¡¡¡No digas estupideces!!!! - se abalanzó Luis hacia Paul sujetándolo por el cuello de su camisa - ¿Nosotros pareja? ¿No serás tú acaso el que quiere tener algo con Miguel? Después de todo nunca dejas de molestarlo.
- Es cierto – miró seriamente a Luis quien sorprendido por la respuesta soltó a Paul – me gusta Miguel.
- ¡¿Qué?! – grité algo impactado por aquella respuesta cubriendo mi boca con mis manos, para callar la fuerza del grito, mientras que Luis miraba algo incrédulo el rostro serio de Paul ante tal respuesta.
- Eso es repugnante – terminó por agregar Luis mientras ponía un gesto asqueado en su rostro.
- Era broma – aclaró Paul – o es que acaso pensabas que también iba a poner la misma cara de asco que acababas de mostrarme hace unos segundos - y sin mas que decir comenzó a reírse.
- Estas loco – prosiguió Luis – Migue y yo solo somos amigos o es que acaso piensas que él es un rarito, él es mi amigo y él nunca haría cosas tan repugnantes como eso ¿amor entre hombres? ¿acaso eso existe? – bufó.
Esto es un sentimiento muy extraño, desde que conocí a Luis nunca pude dejar de pensar en él, al principio pensaba que solo era admiración, ya que él poseía algo que yo no tenía.
Todos estos años siempre estuve solo en casa leyendo una y otra vez, libros sobre medicina y literatura cuando se me daba la oportunidad; el conocer a Luis me hizo darme cuenta de que me había perdido de todo lo que pasaba a mi alrededor, de que mi vida solo consistía en estudiar con el propósito de satisfacer el deseo de mis padres, pero nunca hice algo que me satisfaciera a mí, quería ser libre como él y eso era algo que admiraba de Luis, sus alas y aquel enorme deseo por conocer el mundo, deseaba ser así como lo era él, siempre rodeado de amistades, siempre regalando sonrisas a cualquiera y sin mas motivos termine cayendo poco a poco, en lo que sería mi tortura, me había enamorado de Luis, de cada aspecto de él, sabía que él odiaba a los gays, los detestaba con todo su ser y yo decidí callar este amor que sentía por él por ese mismo hecho, tenía miedo a ser lastimado, a terminar siendo lastimado por la persona que mas amo.
Yo… ya había decidido aceptar aquel destino para mi amor, sabía perfectamente que es imposible, pero aún asi duele, duele mucho saber que él nunca lo tomará en cuenta, que no me amará tanto como lo amo a él.
- Patético – infló las mejillas Paul - ¿Tú que opinas Miguel? Tu novio te acaba de recha… zar… – volteó a mirarme pudiendo notar que una leve lágrima iba armándose camino por mi rostro – pero no te preocupes Miguel yo si ¡¡¡ te amo!!! – sonrió mientras estiraba sus brazos para abrazarme y ocultar mi rostro en su pecho sin que pudiera reaccionar o poner resistencia – Si Luis no te quiere yo si lo haré – volteó mirando a Luis – estas invitado a la boda.
- Deja de molestar a mi amigo – dijo Luis intentando mantener la serenidad y separar el abrazo de Paul quien no dejaba que separaran sus brazos de mí.
- Yo… - pude hablar armándome de valor, un valor que no duraría por mucho tiempo – necesito ir al baño, ya regreso…
Salí a toda prisa del salón, tropezando con cualquier cosa que se pusiera en mi camino, ignorando a las personas con las que terminaba chocándome, golpeándome contra el suelo muchas veces, para por fin poder llegar a los baños de la facultad, tenía la ventaja de que el acceso a los baños eran solo si tenías llave y sin pensarlo me encerré en uno de ellos, sabía que si iba a algún árbol como siempre hacia para que Luis me encontrara, él lo haría, pero no quería que me viera así, sé que él ya me ha visto muchas veces llorando y otras en un estado peor, pero no ahora, no quiero que me vea así, entré y liberé todo ese peso, todo ese dolor que he estado acumulando, mi amor es imposible… losé, ya sé que nunca podrá amarme como lo amo yo.
- Soy repugnante… – Sollozé – para él solo represento eso… le doy asco…
Las lágrimas no podían parar, incluso si intentaba calmarme, volvían a salir, mi pecho me dolía demasiado, sentía mi corazón partirse, desgarrándose por cada nueva ronda de lágrimas que me estaba permitiendo. Yo ya había aceptado mi destino de ser su amigo y tener este amor no correspondido, “si tan solo pudiera serle útil”, “si tan solo pudiese estar a su lado”. Esos eran los pensamientos que siempre tuve y sentía que así podría alcanzar la felicidad, tal vez lo que ahora me lastimó, fue que aunque acepte ser solo su amigo, mantenía una esperanza de que con el tiempo tal vez se pudiera interesar en mi y al fin poder ser algo mas que su amigo, grave error.
Y fue en ese momento que sumergido en mis pensamientos, alguien ingresó a los baños, podía sentir sus pisadas, sabía quien era, podía reconocer la presencia de esa persona fácilmente en cualquier lugar.
- ¿Miguel? - preguntó – ya se que estas aquí.
- ¿Cómo me encontraste? – intenté secar mis lágrimas.
- Dijiste que vendrías a los baños y parecía que no te encontrabas bien – continuó - ¿estas llorando?
- Luis es tan amable, pero… yo… yo… lo lamento tanto Luis, es mi culpa.
- ¿De que estas hablando Miguel? – dijo apoyando la espalda en la puerta del baño en donde me encontraba encerrado – tú no tienes la culpa de nada Miguel.
- No es verdad tengo la culpa de todo, soy repugnante y doy asco.
- Tú no eres repugnante, dime ¿por qué lo serias?
- Porque yo… - se armó un nudo en mi garganta y mi voz comenzó a temblar – po… por… porque a mi tú…
- Un momento, tengo una llamada – interrumpió – es de Pamela
- Si… - dije con los ojos aún hinchados por las lágrimas, no debo llorar, no debo llorar me repetía una y otra vez, no debo llorar...