Estoy asustado, las cosas no resultaron como tenían que ser.
Todos los años, en las primeras semanas de enero realizábamos este viaje de verano. Desde primaria habíamos acordado con mis amigos pasar algunos días al aire libre, cerca del lago y en las cabañas que estaban a las afueras de la ciudad. Eran más de seis años consecutivos que veníamos aquí, todos alfas, de catorce y quince años.
La mayoría ya había pasado por su primer celo, solo yo, y el hermano de Elliot, Tomas, que tenia mas pinta de omega eramos los únicos que no habíamos experimentado el cambio de nuestro olor.
Este fin de semana lo pasaría genial en el campamento junto a mis amigos, y ahora termine encerrado en una de las cabañas mas pequeñas y lejanas del predio de veraneo.
Siento los gritos y gruñidos de quienes creía mis amigos esperando a que salga, todos ellos Alfas, como yo creía serlo, pero el olor dulzón que emana mi cuerpo ciertamente estaría diciendo lo contrario, solo a mi me puede ocurrir el celo, en medio de la nada con más de diez alfas ya maduros.
¿Que les diré a mis padres cuando vuelva? ¿Que haré con Camilo que tanto me gustaba ahora que soy omega? ¿Porque siento miedo si se defenderme?
Debo salir de aquí, tengo un cuerpo mucho más grande y estilizado que los demás, se defenderme, el problema para salir de estas paredes sera el olor a Alfa y La Voz.
Si un omega escucha la Voz estará asustado bajo las ordenes de quien mayor autoridad tenga y el olor de Alfa involuntariamente provoca el celo o nos vuelve débiles y vulnerables.
Es decir que necesitare tapar mi nariz e oídos, y espero que eso solucione el problema.
Rebusqué entre el armario, el baño y la pequeña habitación con varias camas. Logré conseguir algo de algodón en el botiquín de primeros auxilios así que lo utilice para cubrir mi nariz e oídos.
Primer problema del plan, tener que respirar por la boca.
Con una bandana trato de cubrir mi nariz, orejas y boca, dificultandome mas respirar. Tendré que ser rápido o me veré en problemas.
Quité el seguro y salgo por una de las pequeñas ventanas que dan al lago, gracias a dios, no hay nadie alrededor. Camino lo mas sigiloso que puedo, pero no tardan en ubicarme, ¿Que carajos? Si no hice ruido. Mi olor, que genio eres Eric
Comienzo a correr lo mas rápido que puedo y les saco algo de ventaja a tres de mis amigos. No fue un desperdicio tomar clases de atletismo este año en el instituto.
Llego hasta la parada del bus para volver a casa porque no tendría otro medio en el que volver y me cruzo con dos alfas y una omega adultos. Mierda, mierda, mierda
Salí corriendo otra vez, pero ya no tenia destino, tendría que esquivar a toda persona que me cruzara, sino terminaría siendo violado por todos. Los dos alfas adultos no tardaron en alcanzarme, en un intento por escapar, tropecé y termine en el piso siendo acorralado.
Seguramente me vería ridículo, mi metro ochenta desperdiciado en un omega a punto de ser sometido por dos desconocidos.
Uno de ellos me tomo de los cabellos y aventó contra un árbol, mi cabeza dio vueltas a causa del dolor y la falta de aire. El rubio que casi quería dejarme calvo me quito la bandana, algo quiso decirme al oído, pero no escuche.
El otro, comenzó a desabrocharse su pantalón y sude frió, trate de liberarme pero tenia mucha mas fuerza que yo. Eric tu nunca fuiste débil, ¿que te pasa? Mis ojos se llenaron de lagrimas ¿Realmente terminaría así?
Un sonido fuerte retumbo detrás de mi, y mi cuero cabelludo lo agradeció.
El rubio que me sostenía cayo a mis pies producto de un golpe con un tronco bastante grande en manos de la omega que los acompañaba hace un momento.
— ¿Marcos estas bromeando? ¡Soy tu omega hijo de perra! ¡Te estas desabrochando el pantalón para violar a un niño!
— No te metas, este niño se lo busco. No puede andar como si nada en celo frente a un alfa. Deja ese tronco a un lado y compórtate como una omega, quédate calladita y luego tu también recibirás un poco de mi.
— Vete a la mierda!
La castaña se abalanzo con tronco en mano, pero su intento fue reprimido.
— Te dije que te detuvieras.
El tronco cayó de sus manos y la mirada aterrada y vacía quedo sobre el cuerpo de su alfa, a punto de violar a un niño de no mas de quince años. Su pecho se contraía de dolor, estaba tan decepcionada de ella misma, de ser tan débil, que comenzó a sollozar.
Eric estaba aterrado, echo una bolita a pies del tronco, la voz del alfa lo hacia temblar de miedo a pesar de tener algodón en sus oídos. Habían llegado también sus amigos, pero no daban un paso en falso porque el alfa era mucho mayor y de grandes dimensiones.
La cantidad de gente que se arremolinaba a su alrededor, llamo la atención de personas que vacacionaban en el resto del predio.
Un chorro de agua con mucha presión empapo a todos lo alfas y varias omegas mayores se habían conglomerado junto a sus parejas.
— Dejen al omega en paz y no pasara a mayores niños.
Dijo un hombre ya entrado en edad algo regordete, junto a una mujer bajita y con algunas canas.
— Cierre la boca anciano.
Un muchacho de unos veinte salio desde detrás de la pareja y le propino un golpe al rubio que lo mando al piso. Ambos alfas se enfrascaron en patadas y puñetazos. Sin pudor alguno, el alfa con la bragueta abierta esquivaba los golpes sin complicaciones, y el muchacho castaño no paraba de intentar golpearlo una y otra vez. Ninguno daba el brazo a torcer y mientras veía esto asombrado, alguien lo trataba de mover de la escena.
Era el pequeño Tomas que entre sus pequeñas manos jalaba al pelirrojo tratando de incorporarlo y llevárselo del lugar.
Llegamos a una de las cabañas, y de su bolsillo saco un puñado de pastillas rosadas. Lo mire interrogativamente
— Son supresores para anular tu celo. Mis papas me los dieron por si acaso, no querían que pasara algo como a ti.
— Gracias. Yo, nunca las creí necesarias. Yo era un alfa.
Tomas rió bajito.
— En realidad nunca lo fuiste, solo tu entorno y tu aspecto te hizo creer que lo serias. Tómalas y dejaras de despedir el olor que atrae a los Alfas. Pero solo cortaran el efecto por algunas horas, ya los próximos días no solo sera tu olor, sino que ya querrás que los alfas te encuentren.
Dejo un pequeño vaso de agua en una mesita y salio de la cabaña dejándome solo.