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It's impossible, but it happened. por MayCat94

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por los comentarios que han dejado en esta hisotira <3

Zero estaba en graves problemas, no tenía idea de cómo lidiar con toda la situación que lo abrumaba. No se había sentido así desde que supo que Kaname era su pareja vinculada. Revolvió sus cabellos por vigésima vez mientras veía al castaño dormitar.

Fue en la madrugada cuando salieron del hospital, con un Kaname dormido y sin intención de despertar. Las indicaciones de lo que se debía hacer las recibió Zero, porque Kaname se durmió luego de suministrarle unos supresores de feromonas y los que los padres de Kaname escucharan no era una opción. Paso media hora escuchando hablar a su amigo sobre clases de educación sexual, algo que todo mundo no querría escuchar a las 3 de la mañana. Pese a todo Zero anoto mentalmente cada una de las indicaciones y priorizo aquellas que Takamiya resalto.

La frustración de Zero crecía a pasos agigantados, no sabía cómo hacer para explicarle todo lo que sabía a Kaname, sin escandalizarlo. Camino por la habitación en círculos dándole vueltas al asunto, mientras su joven pareja dormía, aún era temprano como para interrumpir su sueño. El peli-plata opto por ir a la cocina y preparar el desayuno, sería una forma de distraerse en lo que el menor despertaba.

Un desayuno sencillo, pero nutritivo en el que demoro poco más de cuarenta minutos. Tiempo en el que su cerebro evito pensar en la situación en la que estaban.

Despertar a Kaname fue relevantemente fácil, porque el castaño estaba despertando justo cuando entraba a la habitación. Se podían apreciar unas ojeras adornar sus ojos, pese a haber dormido ocho horas de forma consecutiva. Daba la impresión de que estaba enfermo, por lo que Zero se apresuró a tomar su temperatura, pero esta estaba normal.  todo parecía normal, pero Kaname se veía tan cansado, que instintivamente el lado protector de Zero se activaba y que su lobo estuviera paranoico no ayudaba mucho a su paz mental.

— ¿Descansaste, Kaname? — Formuló luego de algunos segundos en silencio. El castaño aún no se movía y solo se mantenía viendo el techo de la habitación, acciones que eran poco comunes en Kaname.

— Lo hice, pero aún tengo mucho sueño. — Algo normal, pensó Zero, o bueno quería creer que era normal según lo que Takamiya le explicó horas antes.

Al menos no tenía fiebre y solo requería descansar por el resto del día. Los supresores lo tendrían en ese estado y ayudarían a suprimir su celo. No estaban listos aún. Lo normal era que los jóvenes a esta edad recién descubrieran quien era su pareja vinculada, por la que rara vez o mejor dicho ningún omega se acoplaba en el primer celo. Las estadísticas mostraban que era hasta su tercer o cuarto celo. Más o menos cuando tenían unos 20 años. Zero sabía toda esta información y por eso era consciente de que Kaname no estaba listo para acoplarse. Su cuerpo no estaba listo y conociendo los riesgos no arriesgaría a su pareja de ningún modo y menos si podía evitarlo.

— Ve a ducharte para que desayunes y luego podrás tomar una siesta, ¿de acuerdo? —Susurró con dulzura mientras revolvía los cabellos del castaño.

La imagen adormilada que presentaba Kaname, era una de las favoritas de Zero, porque se veía simplemente precioso, por más peros que ponía el castaño diciendo que nadie se veía bien en las mañanas, pero Zero difería, porque Kaname era simplemente perfecto. Su lobo estaba de acuerdo y estaba tan enamorado de Kaname que se la pasaba discutiendo con Zero en cuando a las pequeñas exigencias de su castaño. Parte de la culpa de que Kaname fuera tan consentido era de su lobo y la otra mitad, Zero la asumía. Su lobo fue el primero en caer con las tiernas acciones de Kaname.

Zero nunca le preguntó a Kaname como era lobo o que pensaba de él, pues su joven pareja se veía muy renuente a responder y cuando lo hacía era con evasivas.  Por lo que Zero evitada mencionar el tema o traerlo a colocación, pero ahora la cosa sería que Kaname estaba a menos de un año para ser miembro activo de la manada, su transición de cachorro a adulto joven se acercaba. 

Su joven pareja era tímido y no lo culpaba. Zero se había cohibido en su primera reunión de manada cuando tenía 19 años.

— Zero, no quiero salir de la cama, solo quiero dormir. — Musitó un adormecido Kaname que se refugiaba entre las frazadas impidiendo que Zero lo viera. Ante esa última acción el peli-plata suspiro antes de tomar en brazos a su joven pareja con todo y frazada, tomando camino hasta el baño. — ¡Zero! — Grito un indagado Kaname que se revolvía entre los brazos de Zero.

Zero no repuso nada e hizo caso omiso a las amenazas de su joven pareja hasta que llegaron al cuarto del baño, solo en ese momento bajo a Kaname y este no perdió la oportunidad para fulminarlo con la mirada.

— ¿Por qué demonios hiciste eso, Zero? — Un iracundo Kaname vocifero ante un Zero que estaba quitado de la pena.

— Porque no parecías muy entusiasta y te necesitaba fuera de la cama. — Habló de forma calmada. — Ahora, ve a darte una ducha.

Sin esperar respuesta salió del baño rumbo a la cocina. Kaname necesitaba una buena alimentación durante esos días. Los supresores lo mantendrían tranquilo y con una leve somnolencia durante toda la semana.

Cuando Kaname llego a la cocina, Zero tenía todo preparado para su joven pareja.

— ¿Cómo te sientes?   — Fue lo primero que salió de los labios de Zero cuando el castaño tomó asiento frente de la mesa.

Kaname aún tenía un semblante cansado y sus ojos parecían querer cerrarse en cualquier momento. Esto preocupaba a Zero y no es que fuera paranoico, pero no sabía cómo manejar la situación. También estaba el hecho de que no podía estar separado del castaño, al menos durante lo que restara del día.

Kaname se mantenía impasible, era como si estuviera inmerso en una lucha de pensamientos que lo atormentaban, su entrecejo estaba levemente fruncido y sus labios formaban una línea recta, mientras sus ojos estaban en cualquier punto de la pared. Zero se mantenía tranquilo o el intento de estarlo, esperando a que su joven pareja volviera en sí.

— Bien, digo, me siento extraño, pero estoy bien… — Kaname respondió en apenas un susurro dirigiendo la mirada al peli plata. Una mirada que desencajo a Zero, porque no podía entender lo que transmitía a través de esa mirada tan intensa que lo intimidada. — Es algo extraño, pero creo que es normal.

Luego de añadir lo último el Kaname que Zero recordaba volvió y como un crio se dispuso a comer sin esperar a que Zero se sentara junto a él, hecho que al mayor no le molestaba en lo absoluto, solo le pareció extraño el comportamiento de Kaname, pero agradeció a la Diosa Luna que su pequeño estuviera bien y aparentemente normal.

El desayuno transcurrió de forma tranquila y el Kaname mimado estaba de vuelta y exigía que Zero estuviera y le cumpliera cualquier capricho, lo cual constaba en abrazos y besos. El peli plata no se quejaba, porque al castaño siempre le gustaron esas muestras de afecto cuando estaban en privado. El público las muestras de afecto se reducían a tan solo sostener sus manos y eso contando con que Kaname así lo quisiera. Cualquiera podría a Kaname como un alfa, claro, de no ser por sus feromonas pasaría por uno sin dudarlo.

Zero recuerda que en su adolescencia tuvo muchos problemas por su aspecto, la mayoría de los alfas lo cortejaban y eso que sabían perfectamente que era un alfa al igual que ellos, pero de alguna manera nunca se detuvieron por ese ínfimo detalle bastante obvio. Nunca le contó a Kaname esa parte turbia de su adolescencia, su joven pareja era un tanto posesivo y si se enteraba de esos hechos, no sabría cómo lo podría tomar con lo voluble que era.  

Aún hoy en día al no estar acoplado con Kaname por completo, recibía ciertas propuestas que Zero ignoraba, porque simplemente no venían al caso y tampoco pretendía generar dudas en Kaname por algo sin importancia.

— Zero, no quiero tomar más supresores. — Exclamó Kaname con disgusto, rehusándose a tomar los medicamentos dejando las pastillas sobre la mano del peli plata. Para asombro de éste que veía al menor con una ceja enmarcada.

— No tienes opción. Debes tomarlas u olvídate de que iré a comprar brownies, jovencito. —  Sentenció devolviéndoles las pastillas y alejándose rumbo a la sala. No le gustaba portarse así con Kaname, pero era necesario. No era algo de lo que podían prescindir.

— ¡Zero!

Zero paso del llamado del castaño fingiendo no escucharlo.

— Zero, no me ignores. — Ahora más que nunca el mayor se abstuvo de ver hasta dónde estaba el castaño. Zero era consciente que era débil ante su pareja, pero en este tema no podía ser flexible.

— Toma tus supresores, Kaname. — Dijo tan serio como era posible. — Y no quiero ningún, pero ¿de acuerdo?

No dio lugar a más discusiones y Kaname a regañadientes tomo los supresores.

Toda la semana sería igual y el celo de los omegas saludables era de dos veces al año. Que los Dioses lo ampararan, porque Kaname estaba convencido que estaba listo para acoplarse, algo en lo que Zero difería. Kaname no estaba listo.

— Eres muy injusto, Zero. — Dijo. — Sabes que no quería tomar supresores… no lo quería y tú lo dispusiste sin pensar en mí. — La voz de Kaname se iba apagando con cada palabra, su voz iba perdiendo fuerza y sus labios temblaban.

— Pensé en ti en todo momento, Kaname y por eso estamos tomando supresores. — Enunció los más tranquilo que podía sin acercarse al joven más de lo necesario.

— Oh, no. ¡Claro que no! La decisión la tomaste solo, porque supusiste que no estaba listo, pero aquí el único que no está listo, eres tú. — Su voz subió un octavo resaltando la vena de su cuello al estar molesto con el mayor.

Zero hizo puño sus manos deteniéndose a responder, porque la parte alfa quería reclamar y recordarle a Kaname sus posiciones, pero Zero se controlaba, porque, él y Kaname eran un equipo y nadie estaba por sobre el otro, bueno, para Zero, Kaname siempre estaría primero.

— No vamos a tener una discusión sobre esto.

— Pero, claro que no. A ti nunca te gusta discutir sobre nada. — Musito enojado, — Parece que ni te importa y por eso pasas de mí y de nosotros. ¡Por Dios! Serás el futuro padre de nuestros cachorros y no tienes la valentía de mantener una disputa, porque me podrás decir que aún soy un niño que no sabe lo que quiere, pero al menos tengo la valentía de pelear por lo que quiero con uñas y dientes, aun cuando a quien deba enfrentarme es a ti.

A esas alturas el temple de Zero estaba haciendo maravillas. Porque cualquier alfa ya habría dejado en claro su posición y no dejaría pasar por alto la insolencia del omega.

— ¿Esto lo que dirás? — Respondió lentamente reprimiéndose de decir alguna otra cosa que pudiera lamentar.

— ¡Ah! Sabes que, no te quiero ver en estos momentos. — Kaname dijo casi al borde de la desesperación aferrando las falanges a sus pantalones.

— Y dices que soy yo el que está huyendo de sus problemas. Te estoy dando la oportunidad de decirme lo pésimo alfa que he sido, así que no te contengas y dile lo que tengas que decir. No te quedes con nada. — Respondió Zero. Dios bendijera su lado racional, porque su lobo estaba molesto y no sabía con quién de los dos, una parte por los cuestionamientos que  Kaname hacía para su alfa y en otra con Zero por ser como es.

— No dije que fueras un pésimo alfa, solo que nunca te gusta discutir conmigo. Si digo que ese sillón es rosa, aunque sea negro, tú me darás la razón y dirás que es rosa también.  

— No me gusta discutir ciertos asuntos, Kaname, porque hay asuntos que no lo merecen, pero si lo que quieres es que empecemos una discusión del sillón rosa que resulto negro, adelante. Tengo todo el tiempo y tienes toda mi atención.

  — Parece que mi celo te puso de malas, pensé que sería distinto. Pero aquí estamos a varios metros de distancia, más lejos de lo que nunca hemos estado.

— No estoy de malas, solo te pedí que tomaras tus supresores, porque son necesarios.

— ¡Pero yo no quería tomarlos!

— Kaname, ¿sabes las consecuencias de que te monte?

— ¡Maldita sea! Claro que las sé, pero podrías dejar de ser tan extremista.

— No soy extremista, soy realista. — Zero respondió de forma seria. — Y, si tú también sabes las consecuencias deberías comprender porque no puedo montarte.

— Pero si tu pareja hubiera sido cualquier otro, hace mucho lo hubieras hecho.

— ¿Y eso que tiene que ver?  No sabría que responder. Nos vinculamos cuando tú eras muy pequeño, Kaname.

— Pero si hubieras tenido la oportunidad de elegir, claro que hubieras escogido a otro, si no es que a un alfa. Sé perfectamente lo cotizado que eras en tu adolescencia, siempre creí que sería así, después de todo tu aura es muy envolvente y abría que estar ciego para no notar lo atractivo que eres.

— Nunca me interese en nadie, tan solo espere a que la Diosa Luna designara mi pareja. Kaname, no hubo nadie… ahhhh, nunca ha habido nadie, pero no sé el afán de pensar en que otros gustan de mí.

— A mí me molesta, porque eres mi pareja y me molesta ver cómo te comen con la mirada.

 — Pues a mí me molesta que no confíes en mí.

— Confió en ti, pero en los demás no. Zero, no confió en esos que te ven como si quisieran comerte. Tú nunca te das cuenta de nada, pero hay muchos alfas que se sienten atraídos por ti, papá lo menciona y me molesta, porque tú eres un alfa vinculado.   

— No puede creerlo, ¿y tú crees que les hago caso? —Inquirió Zero con molestia mal disimulada, a esas alturas no podría mostrarse sereno.

— No, pero me molesta, cualquiera podría reclamar derecho, porque no estamos acoplados y nuestro vinculo no es fuerte. — Expuso soltando un suspiro. Kaname tenía los ojos acuosos, pero se negaba a que las lágrimas salieran. — Mi temor es que nos aparten, ¿qué será de mi sin ti?

— Kaname…

— No, déjame terminar. — Lo interrumpió el castaño. Corto distancia caminando los cortos metros que tenían de distancia.  — Tengo miedo mucho más que antes, porque ahora comprendo lo que antes no, sé lo riesgos de no habernos acoplado y sopesan más que las consecuencias de que me montes. Por eso no quería tomar supresores, no lo quería.

Kaname abrazo a Zero, que aun a pesar del shock inicial pudo corresponder y envolver su cintura con ambos brazos en un contacto gentil. Las lágrimas que antes Kaname se reverso ahora estaban cayendo sin medida sobre el hombro del peli plata. Zero susurraba pequeñas palabras al castaño, pero más que eso, estaba dejando que se desahogara. El disgusto que había tenido se disipo convirtiéndose en preocupación, porque quisiera aceptarlo o no, Kaname tenía razón, en parte.     

Notas finales:

Vamos casi por la mitad. Esta historia tendra como máximo ocho capitulos. 

 

Disculpen cualquier error, aún no pasa por mi beta, así que si se me paso algo, disculpen y estare arreglandolo de inmediato 


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