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It's impossible, but it happened. por MayCat94

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Notas del capitulo:

Me planteé mucho como continuar y este fue el resultado. 

Espero lo disfruten. La historia no tendrá más de cinco capítulos. 

Es un ZeroxKaname, AU, bien OCC y Omegaverse. 

 

Seis años pasaron desde que imprimaron, Zero no diría que todo fue bueno, porque hubo momentos donde no sabía qué hacer. Kaname se había vuelto bastante caprichoso y no había otro responsable que Zero.

El mismo Haruka se lo repetía, que consentía demasiado al castaño, pero es que no podía negarle nada, Kaname era muy tierno cuando se lo proponía, además su lobo estaba embelesado por el pequeño, lo adoraba y parecía un manso gatito cuando Kaname estaba feliz y Zero era el responsable.

La adolescencia solo hizo que Kaname se volviera aún más atractivo. Sus rasgos más finos y delicados. Sus hermosos ojos borgoñas eran un imán para quien fijaba la vista en él. Zero estaba bastante orgulloso de la belleza de su pareja de imprimación, claro que sí, la desventaja es que atraía la mirada de muchos otro alfas y betas. Gracias a la diosa Luna ellos respetaban el vínculo que tenían y no intentaban nada, pero Zero estaba seguro que no tardaría en haber algún alfa que lo retara por el castaño. Ellos aún no tenían su vínculo afianzado ni habían hecho la ceremonia de vinculación.

Kaname aún era muy joven, Zero quería que fuera a la universidad de omegas antes de decidirse a realizar la ceremonia.  Quería a Kaname para él, pero tenía claro que el niño era muy joven cuando ya estaba atado a su alfa. No quería hacer las cosas más difíciles. Era por ese motivo que Kaname pasaba algunos fines de semana con sus padres. Después del primero año de vivir juntos su marca de vinculación se estabilizo y la sensación de desasosiego y añoranza cuando no estaban juntos estaba bajo control. No podían estar más de tres semanas separados porque aún no estaban acoplados, pero era mejor que tener que vivir a la sombra del otro hasta para salir a la esquina.

Zero contaba con 25 años era profesor de la universidad de alfas y el candidato favorito a ser el próximo líder de la manada. Con su vinculación temprana tuvo que tomar más responsabilidades y trabajar mientras estudiaba.  Gracias a eso tenía un doctorado en Historia de los okami y los primeros asentamientos, con solo unos cuantos años. Era un orgullo para su familia y más para Kaname que presumía lo inteligente que era su alfa, pero Kaname no se quedaba atrás. Zero sabía que habían bastantes diferencias entre las clases que tomaban los alfas, betas y omegas, pero la dificultad era la misma.

Kaname estaba más orientado a la medicina y curación, por lo que Zero era más que consiente lo que su joven pareja estudiaría en la universidad para omegas. 

Ese fin de semana la pasaría solo revisando trabajos de sus estudiantes mientras Kaname pasaba tiempo con sus padres. 

Recordando esto último, Zero terminó de salir de las instalaciones de la universidad. Hoy Kaname insistió en que pasara por él y agradecía no tener ningún contratiempo por lo que contaba con tiempo suficiente para ir hasta el otro lado de la ciudad por su joven pareja. 

Zero llevo la mano a su hombro izquierdo donde estaba su marca de vinculación, una media luna que en su momento fue motivo de confusión, desesperación y terror, pero que ahora era motivo de alegría. 

Aflojo el nudo de su corbata antes de quitarse el saco, ese día hacía más calor y no quería cocerse entre ese montón de ropa formal. Su lobo estaba dormido y no había hecho más de dos comentarios en todo el día, pero no estaría de esa manera cuando las feromonas de Kaname lo golpearan. 

Diviso una cabellera castaña a la lejanía, era Kaname y tenía el ceño levemente fruncido. Se veía muy adorable, aunque quizá estaba molesto por alguna razón que Zero desconocía. En su adolescencia Zero fue muy calmado, por eso lo desconcentraba los cambios repentinos de Kaname. Era muy respetuoso y su madre lo instruyo a ser un niño educado, pero Zero lo malcrió un poco volviéndolo consentido.

Antes que Zero pudiera saludarlo de forma adecuada Kaname lo recibió con un beso en los labios enredando los brazos en detrás de cuello de Zero.

- Tardaste mucho… - Su joven pareja era todo enigma para Zero aún después de seis años de vivir juntos. Pero no negaría que le encantaban los pequeños ataques de berrinche de Kaname.

- ¿Lo hice? – Preguntó Zero robándole un suave besito de la punta de la nariz de Kaname. Ante esa acción el joven castaño frunció la nariz.

- Sí, y sabes que no me gusta que luzcas desarreglado cuando estas fuera de casa. – Zero lo observó con un poco de desconcierto. Kaname estaba actuando más raro que de costumbre. Cualquiera que los viera dirían que quien mandaba en la relación era Kaname y no podía estar más en lo cierto.  

Zero solo vivía por y para Kaname.

- Hace mucho calor, cariño. -Dijo Zero antes de pasar uno de los brazos por su cintura.

Estaba empezando a anochecer y era mejor que se dieran prisa para llegar a casa.

-Lo sé, pero es que no ves cómo te ven todos, ¿uhmm?

¿Qué? No entendía a lo que Kaname se refería. No prestaba atención a nadie más que a Kaname. Además, era un acto inofensivo.

- No entiendo. - Musitó emprendiendo camino hasta su casa mientras trataba de hacer sonreír a Kaname que tenía una mirada de muerte.

- ¡Nunca entiendes! – Exclamó con enojó, sin embargo, nunca se separó de Zero y se aferraba más abrazándolo con un brazo detrás de su espalda mientras Zero tenía uno sobre los hombros del castaño.

- Amor, pero en serio. No sé qué hice. - Se justificó dejando un sonoro beso sobre la mejilla del castaño al final.

- No haces nada… eso es lo peor. - Kaname parecía hablar más consigo mismo que con Zero y sinceramente el mayor no entendía nada de lo que balbuceaba el menor. – Todos los omegas están que se mueren por ti. Siempre pasan diciendo la suerte que tengo. Incluso muchos alfas se sienten atraídos por ti y tú ni en caso.

- Pero eso es bueno, Kaname. Significa que no me fijo en nadie más que en ti.

- Sí, pero no me gusta toda esa atención sobre ti. Eres mío.

-Lo soy. Sabes que sí. – Le aseguro Zero enternecido por el ataque repentino de celos del castaño.

- Ellos no parecen entenderlo. Zero, tenemos que hacer nuestra ceremonia de vinculación.

Kaname y Zero había acordado hacerla cuando Kaname terminara la universidad, no ahora que recién estaba terminando la escuela de cachorros.  Zero trataba de averiguar el cambio tan repentino de Kaname, quizá era por la reciente ceremonia de Yuki, su hermana mayor. Yuki se terminó vinculando con un joven beta, igual que ella. Se les veía muy felices juntos.

- Kaname, sabes que aún no podemos…

- Claro que si podemos, ¿acaso no quieres vincularte completamente conmigo?

Menos mal ya estaban resguardados en su casa y no nadie podría presenciar los pucheros pronunciados que Kaname hacía, porque Zero no sabría cómo iba a reaccionar. Su lobo estaba muy molesto con Zero por causar tal tristeza en su compañero, pero Zero no había hecho nada. Estaba casi indignado al ser tratado como un patán por su lobo que casi instaba a Zero a que lo fuera a consolar mientras cantaba alguna canción para tranquilizarlo.

-Lo quiero y mucho, pero, Kaname, aún no has tenido ni tu primer celo.

No es que fuera requisito, pero Zero quería dar a entender que aún era muy joven para la ceremonia.

El primer celo del castaño llegaría en cualquier momento y tenía los supresores listos en caso de ser necesarios. Kaname pasaría el tiempo que durara el celo en casa de sus padres, Zero no tenía mucha confianza en sí mismo y quería que Kaname estuviera completamente seguro de dar ese paso y no solo inducido por el celo. 

-Sé que solo soy un niño para ti, pero eres mi compañero. Yo solo…

A Zero le mataba ver a Kaname llorar y más si él era el responsable. Habían aprendido amarse, pero Kaname aún era muy joven para saber todo lo que eso significaba. Zero en todo se tiempo tuvo que tener la abstinencia de un santo. El celo de los alfas era inducido por el celo de su omega y como era de esperarse Kaname no tendría uno hasta que cumpliera los 18. De eso hace seis años y los que faltaban por esperar, pero estaba bien, su pequeño aún era muy joven y debía enamorarlo aún más hasta que comprendiera todo lo que significaba ese complejo sentimiento.

-No eres un niño y en todo caso eres mi niño, pero Kaname, cariño habíamos quedado que haríamos la ceremonia de vinculación hasta que te graduaras de la universidad. – Habló con cariño robándole un dulce beso de sus labios abultados.

-Pero, es que acaso no ves como todos quieren lanzarse encima tuyo. Zero, debes ser más feo.

A le Zero le fue imposible reprimir una carcajada ante tan dulce comentario.

 -Si pudiera lo haría, pero no tengo idea de cómo ser más feo.

-Te odio.

Zero se acercó para abrazarlo tomando sus labios en un beso pausando.

-Eso no es cierto, me amas tanto como yo a ti, cariño. – Aseguró separándose mínimamente de sus labios.

Las mejillas de Kaname estaban bañadas de un sutil rojo carmín que le sentaban de maravilla haciendo que se viera tierno, pero apetecible.  Zero se obligó a separes de su cuerpo para disgusto de Kaname quien lo llamó, pero Zero lo ignoro alegando que debía tomar un baño. Lo cual no era mentira. 

Zero ahora estaba más relajado después de un relajante baño y en prendas más delgadas y cómodas. Kaname lo esperaba en la estancia principal con una pequeña maleta a su lado. Zero sonrió, otro fin de semana solo, no eran sus favoritos, pero no podía negar a Kaname a pasar tiempo con sus padres.

- ¿Listo? – Preguntó tomando las llaves del auto. La casa de los padres del castaño estaba muy lejos para ir caminando y tampoco era justo para Kaname.

-Si

Kaname parecía estar más calmado, aunque se negaba a ver a Zero. A Zero no le quedo de otra que levantar sutilmente su rostro por el mentón robándole un efímero beso.

-Sabes que si por mi fuera mañana mismo haríamos la ceremonia de vinculación. – Le dijo con tono cándido viéndolo a los ojos para que se diera cuenta que no mentía.

- No sé cómo me toleras.

Zero sonrió ante la respuesta de Kaname. Era realmente tierno incluso sin proponérselo.

- No digas eso. – Dijo. – Ahora, vamos que Haruka san debe de estar impaciente.

-  Te voy a extrañar.

Zero también lo iba a extrañar, pero solo serían dos días, en eso intentaba buscar consuelo.

-También te voy a extrañar, pero el domingo por la tarde estarás de regreso. – Razonó alejándose del castaño o nunca saldrían. Tomó la maleta de Kaname con una mano y extendiendo la otra para que el castaño la tomara.

El camino hasta la casa de los padres de Kaname era silencioso, usualmente el menor iría hablando de todas las cosas que hizo en clases y feliz por ver a sus padres, pero ese día no estaba para nada entusiasta. A Zero le preocupaba, pero no opino, cuando Kaname quisiera hablar estaría encantado de escucharlo.

Bajo del auto en el mismo silencio sepulcral, solo que con ahora Kaname abrazándolo fuertemente impidiendo que avanzaran rápido. Kaname estaba actuando muy extraño desde que fue a recogerlo de clases, intento saber algo a través de las feromonas que desprendía Kaname, pero nada parecía fuera de lo normal.

Haruka y Juri los recibieron con una gran sonrisa, sonrisa que por supuesto Zero devolvió junto a un saludo cortes.  Haruka no solo era el padre de Kaname, su suegro, sino también el líder de la manada.

Buscó que Kaname saliera de ese apretado abrazo se sentía un poco asfixiado, pero lo disimulaba con una pequeña sonrisa.

- Kaname, cariño, saluda a tus padres. – Susurró suavemente sobre sus cabellos.

Kaname pareció reaccionar separándose de Zero para ir a refugiarse en los brazos de su madre.

- ¿Te quedas a cenar, Zero? – El peli plata negó con la cabeza.

- Me gustaría, pero quede con mi papá. – Explicó Zero. Su papá se había quejado de lo abandonado que lo tenía y le propuso cenar esa noche y ponerse al corriente antes de que Zero se refugiara en su casa a revisar todos los trabajos de sus estudiantes.

- Oh, bueno. En otra ocasión será. – Juri fue la que dijo en tono amistoso.

- Salúdalo de nuestra parte y dile que un día deberíamos cenar todos juntos.

- Se lo diré.

Zero estaba por marcharse no veía mucho sentido despedirse de Kaname cuando muchas veces hablaban por teléfono hasta que uno de los dos sucumbía ante el sueño. 

- Un gusto saludarlos, nos vemos el domingo. – Se despidió de Haruka y Juri. Kaname parecía muy entretenido en los brazos de su madre y Zero tampoco quería interrumpir ese momento.

Salió de casa soltando un suspiro, era noche haría mucho frio al parecer, lo que contrastaba con el día tan caluroso que hubo.  No quiso demorar mucho por lo que emprendió camino rápido hasta la casa de su padre. Él estaba esperándolo y Zero se sintió mal por tener tan desatendido a su progenitor, pero ente su nuevo empleo y las investigaciones que estaban haciendo por lo pronta que fue su impronta el tiempo se le iba. Los fines de semana eran sagrados porque pasaba tiempo con Kaname sin molestias de ningún tipo a menos que el menor tuviera que ir donde sus padres.

La cena paso rápido y se quedó un poco más conversando con su padre antes de ir a casa. Se enfrasco en corregir los trabajos de sus estudiantes. Se llevaría más tinta roja de lo que esperaba. Y eso que Zero no se consideraba un profesor que exigiera de forma intransigentes a sus alumnos, pero se les dificultaba su curso.

Era más de media noche su teléfono le notico una llamada entrante y no sería extraño de no ser porque era Haruka. Sin demora Zero cogió el móvil con preocupación, no era usual y más cuando Kaname estaba en casa de sus padres.

- Zero, ¿puedes venir por Kaname? – Fue lo que Zero escucho al otro lado de la línea.

- ¿Le pasó algo a Kaname? – Preguntó sin ocultar su preocupación.

- No se siente bien y no tolera que lo toquemos. – Se podía notar la frustración y preocupación de Haruka. Zero no perdió tiempo y salió de su casa aún con teléfono al habla.

- ¿Qué crees que sea?

- No sabemos, por eso te llamamos para ver si tolera que tu si puedas tocarlo.

- Voy para allá, en unos minutos estaré. Cuida de él, por favor.

Con eso último colgó y condujo agradeciendo que no hubiera tráfico a esa hora. Luego de veinte minutos llego a casa de Haruka, quien lo esperaba fuera de su casa. Se podía notar su angustia. 

- ¿Dónde está? – Al diablo las carterías. Si Kaname no resistía su toque debían preocuparse y trasladarlo al hospital. 

- En la sala. Está preguntando por ti.

Sin perder tiempo corrió y encontró a su joven compañero echo un ovillo en el sillón. Juri estaba en otro viendo al castaño con la misma expresión que Haruka.

Zero tanteó el terreno tocando suavemente los cabellos de Kaname quien no mostro algún signo de incomodidad. Con eso Zero pudo dejar una leve caricia sobre su frente.

- Kaname, cariño. ¿Te sientes mal?  - Preguntó con suavidad sentándose a un costado de Kaname.

- Zero… - Escuchar la voz de Zero logro que Kaname saliera y se refugiará en su pecho. Lo cual dejaba claro que no le lastimaba su tacto.

- ¿Estas bien? – Preguntó dejando vagas caricias sobre su espalda.

- No, me duele el cuerpo.

Zero frunció el ceño. Deberían ir a hospital.

- ¿Puedes caminar?

- No, no puedo.

Con esa respuesta Zero tomo a Kaname en brazos saliendo de la casa.

Haruka y Juri los alcanzarían en su auto.

Era la una de madrugada cuando llego al hospital. Por suerte Kiato, un viejo amigo de Zero estaba de turno.

- Deja a Kaname sobre la camilla. – Zero acato la orden sin rechistar, pero Kaname no parecía querer soltarlo. No tuvo el corazón para separarse y le sirvió de almohada para que estuviera tan cómodo como pudiera. – Veamos. ¿Te duele? – Kaito tomó una de las manos de Kaname ejerciendo apenas un roce que Kaname resistió soltando un jadeo.

El lobo de Zero estaba desorientado buscando que su compañero no sufriera, aunque eso implicaría saltar sobre Kaito, pero Zero tenía cuidado de no dejar que la soberanía de su lobo dominara. Kaname estaba en buenas manos, nadie lo estaba lastimando. Trató de convencer a su lobo inquieto que no estuvo satisfecho, pero se echó sobre su patas angustiado por su compañero. Zero sentía pena por su lobo interior, pero no podía hacer nada.

- Bueno, creo que no tiene nada. – Dijo Kaito con una pequeña sonrisa.

Zero frunció el ceño al no entender. Entonces, ¿por qué Kaname parecía tan afectado?

- ¿Nada? – Preguntó con incredulidad.

- Sí, es normal en los omegas. No me sorprende que nadie supiera lo que pasaba. Son dos alfas y una beta. Los omegas son ligeramente diferentes. – Explicó con sencillez. -  Kaname simplemente está entrando en celo.

¿Qué? Las feromonas de Kaname eran normales. No había alteración o fijación poderosa de quererlo junto a él. Su lobo también estaba muy tranquilo.

Kaito pareció notar las dudas de Zero por lo que se acercó al peli plata.

- Esta en su primera fase. Solo tolerara que tu estés cerca. Usualmente solo dura un día antes de que empiece a desprender feromonas que tu sentirás adictivas despertando tu celo de alfa.

- ¿Podemos usar supresores, cierto? – Zero era un mar de nervios, pensó que faltarían meses antes de que Kaname tuviera su primer celo.

- Sí, si pueden. Iré a extender un permiso para ambos durante toda la semana. 

Con esa simple respuesta dejo a Zero con una Kaname aparentemente dormido. Zero debía actuar rápido antes que su celo apareciera.  Las cosas serían todo menos fáciles esa semana. Que la Diosa Luna se apiadara de su alma.   

 

 

Notas finales:

Gracias por leer n-n

Dejen su oponión acerca de la historia. Se los agradeceré, porque quiero hacer la historia amena y con mucho fluff de por medio.


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