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Feliz cumpleaños Rey por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Hello, este es el epílogo con lo que faltaba...

 

Habían pasado 6 largos meses y el verano se acercaba de forma escandalosa o al menos eso era lo que Kei sentía, era como si un calor subiera por su cuerpo, como si no pudiese controlarse y su piel quemara de forma exagerada.

 

—Demonios…—Se pasó las manos por la frente esperando quitar el sudor que estaba corriendo por su rostro, realmente sintiendo que todo su cuerpo se entumecía por el calor que estaba subiendo en el lugar.

 

Se giró encontrándose con la figura de Hinata “volando”, mientras Kageyama levantaba como siempre para él, como si para ellos no existiera nada además de ellos dos.

 

Kei sintió su pecho apretarse, cuando los otros chocaron sus manos ante el nuevo movimiento que habían logrado, se llevó las manos al estómago sintiendo como el almuerzo se le revolvía como por décima vez en ese entrenamiento.

 

—Tsukki. —Yamaguchi se acercó preocupado. — ¿te sientes mal?

 

Los ojos del rubio se cruzaron con los de su amigo, después de todo no le había contado de cómo había cambiado su relación con Kageyama, ya que no estaban seguros de cómo debían enfrentar a sus compañeros de equipo y si ellos realmente serían capaces de aceptar lo que estaban viviendo.

 

—¿Tsukki?

 

—Creo que puedo estar un poco enfermo…

 

—Esta semana no has estado comiendo bien, lo mejor es que se lo digas a los sempais y te vayas a casa.

 

Kei no perdió el tiempo y se acercó a Kiyoko, quien rápidamente lo hizo sentarse a su lado, para tomarle la temperatura, la de lentes se percató de la palidez en el rostro del otro y le ofreció llevarlo a la enfermería, pero lo único que deseaba era irse a casa.

 

Luego de varios intentos, la de lentes terminó por permitirle marcharse, con la promesa de avisar cuando llegase a su casa, fue en ese intertanto que cierto pelinegro había perdido toda concentración de la cancha, centrándose solo en los movimientos del rubio.

 

Fue en los vestuarios que Tobio le dio encuentro al otro. —Yamaguchi dice que te has estado sintiendo mal, que no estas comiendo bien.

 

—Estoy perfectamente, solo me siento un poco mareado, puede ser el clima, sabes que me cuesta un poco acoplarme.

 

—Tu madre no está en casa y tú hermano no llegará hasta tarde por la universidad, lo más sano es que te quedes en la enfermería, puedo acompañarte a casa luego.

 

—No hace falta, vete a practicar con el otro idiota.

 

—Debes dejar de tratar a Hinata como idiota, además somos compañeros.

 

—¿Y por una vez no podrías entrenar con tu novio?¿O darme el lugar que me corresponde? Siempre estas pegado a él y en los almuerzos…—Kei había comenzado a gritar, mientras miraba molesto al otro.

 

—Tsukishima, para, esto es una estupidez. — el rubio abrió los ojos, sintiendo como el pecho le dolía, se giró dándole la espalda al moreno, saliendo sin siquiera despedirse, el que una de sus inseguridades fuera tratada como una estupidez, terminó por colmarle la paciencia.

 

El rubio no tardó en llegar a casa, simplemente se metió a la ducha, buscando enfriar su cabeza.

 

Se dejó caer sobre la cama, con el pelo aun húmedo, cuando su celular comenzó a sonar, su madre le decía que había tenido un problema y que los trenes no pasarían hasta la mañana siguiente, que se quedaría en casa de su tía, mientras su hermano le decía que tenía que trabajar esa tarde y que no llegaría hasta cerca de la media noche.

 

—Al parecer estaré solo hoy…—cerró los ojos, hasta que las manos de alguien llamaron su atención.

 

—No crees que dejar la puerta abierta y ponerte a dormir así es algo arriesgado, que tal si alguien más hubiese llegado.

 

—¿Dejé abierto? No lo recuerdo, ¿dejaste el entrenamiento?

 

—Por su puesto idiota, mi novio estaba enfermo y se veía mal, estando solo en casa, ¿qué creías que debía hacer? —el rubio se guardó la felicidad, adoraba cuando Kageyama simplemente se refería a él como “su novio”.

 

Ambos se quedaron en silencio, cuando las manos de Kageyama comenzaron a acariciar el cuello del rubio, recorrió sus hombros pálidos, sintiendo como se estremecía por el contacto.

 

—Tú piel está caliente…—Kageyama sentía como si algo en su cuerpo se volviera pesado, como si un deseo de tocar el cuerpo del otro lo llenara. —…puedes tener fiebre…— se acercó a su cuello dejando un suave beso, para luego morder el hombro derecho, logrando que el rubio jadeara.

 

—tengo fiebre…— Kei tomó el rostro del otro buscando su boca, en un contacto casi desesperado. — tengo fiebre de ti…— Kei rodeo el cuerpo del otro, metiendo las manos bajó la camisa de su compañero, recorriendo su abdomen, su pecho.

 

Sus besos se volvieron apasionados, el calor de la habitación se volvía un poco más intensó, mientras las respiraciones de ambos se aceleraban.

 

—Kei…—Susurró Tobio, al sentir su pene rosando contra el miembro del otro, que solo era cubierto por una toalla.

 

—Quiero ser tuyo, quiero que seamos uno…

 

Tobio no perdió el tiempo, quitó la toalla que lo separaba del cuerpo del otro, recorriendo con la vista aquello que llevaba tanto deseando, besó la cadera del rubio, encontrándose con el pene del otro erecto, al que simplemente cubrió con su boca.

 

Kei arqueó la espalda, al sentir la húmeda boca de su pareja cubriendo su miembro, como pudo acarició el cabello de Tobio, desesperado por lo que el otro hacía con su cuerpo.

 

El de lentes sentía como poco a poco su control estaba muy lejos de volver, su miembro palpitaba y en un solo movimiento de la boca del otro, Kei terminó por correrse, en un grito ahogado.

 

—Lo siento…— el rubio trató de levantarse, disculpándose para ayudar a su pareja, cuando el otro simplemente tragó el contenido que mantenía en su boca. —No lo tragues…—quiso reclamar, cuando Tobio simplemente tomó sus piernas, observando el trasero del otro.

 

El pelinegro estaba nervioso, lo que menos quería era dañar a su pareja y estaba seguro que miembro no entraría en el cuerpo del otro a pesar de que lo intentara.

 

—¿Qué haces? — Kei estaba nerviosos, sintió los dedos de otro en su entrada y como a poco lo introducía un poco más, haciéndolo quejarse.

 

—¿Duele?

 

—Un poco…— Kei entendió que Tobio era tan inexperto como él, había alejado rápidamente sus dedos de su interior cuando se había quejado. —…quiero que sigas, no tengas miedo…

 

Tobio humedeció sus dedos y como pudo trató de lubricar un poco más la entrada del otro, logrando que esta poco a poco se dilatara, un segundo dedo se abrió pasó logrando que un fuerte jadeo escapara de los labios del rubio, mientras enterraba su rostro contra las almohadas.

 

—Kei…

 

—Sigue…—El rubio sudaba copiosamente, el dolor y el placer se mezclaban poco a poco, haciéndolo perder el control de sus palabras y de sus sentimiento. — Solo continua, te lo pido…

 

Kageyama se quitó la ropa, cuando ya su miembro reclamaba por la atención correcta.

 

Como pudo el moreno se acomodó entre las piernas del rubio, mirando lo sonrojado que este se veía, en como el sudor caía por sus sienes y simplemente su respiración se volvía un poco más errática.

 

—Kei, estas…

 

—Ni se te ocurra preguntar si estoy seguro idiota…— Kei lo miró con un puchero en los labios, dándole a entender a Kageyama que ambos estaban listos para lo que seguía.

 

El moreno puso su pene en la entrada del rubio, notando como se había dilatado, pero no lo suficiente para entrar de golpe.

 

Tsukishima apretó los puños, con desesperación al sentir como una corriente eléctrica subía por su espalda, producto del dolor.

 

—¿Duele?

 

—Un poco mmmm…—el rubio apretó los dientes, tratando de regular su respiración, cuando sintió como el pene del otro se abría paso en su cuerpo.

 

Kei apuró el movimiento, tomándose del cuello del otro, encajando sus uñas en el proceso, obligando a que Kageyama a meter su miembro poco a poco más en el interior.

 

—Kei…—Tobio sabía que su pene no estaba completamente dentro del cuerpo de su pareja, pero podía sentir lo húmedo que estaba su interior.

 

El rubio ya no podía soportar, realmente le estaba doliendo, pero una sensación de plenitud crecía en su pecho, Tobio comenzó a moverse y Tsukishima no contuvo su voz, dejando que escapar fuertes quejidos ante el vaivén de sus caderas.

 

Un par de movimiento y el miembro de Tobio había comenzado a palpitar, haciéndole cortar la respiración al otro, fue un solo movimiento en que Kei rodeo la espalda del otro nuevamente, obligándolo a correrse en su interior.

 

—Idiota, eso puede hacerte daño…— Tobio respiraba acelerado y sentía que las piernas le temblaban, pero aun así le reclamó al otro.

 

Kei sonrió, obligándolo a recostarse a su lado, se rodearon en un abrazo, ambos tenían mucho que aprender de su relación y de cómo llevarla, pero el amor que se tenían podía super cualquier barrera que los quisiera detener.

 

Fin 

Notas finales:

Muchas gracias por leer


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