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Feliz cumpleaños Rey por Samantha0507

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Notas del capitulo:

No iba a continuar esto e iba a quedar en una OS, PERO MI CORAZON NO SOPORTO EL FINAL QUE LE DÍ Y FINALMENTE ME DECIDÍ POR ESTO... ESPERO LES GUSTE

Kei quiso abrir los ojos, pero por mucho que lo intentaba el dolor de cabeza lo estaba matando, busco entre las sabanas el celular, que no había parado de sonar por varios minutos.

 

Los mensajes de Yamaguchi se repetían una y otra vez, incluso habían entrado algunos de parte de Hinata, al parecer habían quedado preocupados por la forma en que se había marchado, tecleo un simple “estoy bien” y volvió a soltar el aparato, como si la acción le hubiese quitado las fuerzas.

 

—que patético…— apretó el regalo contra su pecho, dejando las lágrimas fluir por su rostro. —soy realmente patético…

 

El rubio había corrido con todas sus fuerzas, las miradas a su alrededor, incluso pudo jurar que voces conocidas lo llamaban, pero nada de eso le había importado, eran como simples murmullos en sus oídos, eran simplemente voces que se dejaban escuchar, pero que para el rubio no habían más que susurros sin importancia.

 

El recuerdo de lo que había pasado seguía tremendamente presente en su cabeza, como si lo reviviera a cada segundo, podía sentir que algo se le rompía en su pecho al imaginar a la chica entre los brazos del pelinegro.

 

Kei se había metido en su cama, con el alma y el corazón roto, aunque parecía más una herida física, sentía su pecho profundamente apretado, le costaba respirar y las piernas le dolían como si hubiese corrido 20 vueltas a la cancha.

 

Había cerrado sus ojos esperando dormir, pero en sus sueños, la imagen se repetía, una y otra vez, no se había cambiado, pero seguía entre las frazadas, podía jugar que la noche estaba más fría que lo habitual.

 

No supo cuánto tiempo había pasado, pero la poca luz le hizo notar que había anochecido.

 

Una suave mano obligó a que Tsukishima se girara, haciéndolo cruzar su mirada, con su madre y su hermano, que lo miraban preocupado.

 

—Kei…— el rubio menor escuchó la voz de su hermano y simplemente todo en él se desbordó.

 

—Nii-san…—un doloroso grito salió de los labios del menor, haciendo estremecer a su hermano, quien simplemente lo rodeo, como cuando era un niño y tenía una pesadilla, ni su madre, ni Akiteru pudieron recordar la última vez que vieron al menor tan devastado.

 

—Tranquilo, tranquilo, todo estará bien…— Akiteru intentaba calmar el llanto de su hermano, pero por mucho que lo consolaba, el menor simplemente lo apretaba, mientras continuaba llorando.

 

Akiteru estaba realmente sorprendido, desde lo que había pasado entre ellos la actitud de Kei había cambiado completamente, pero ahora, era como su hermano pequeño hubiese vuelto, era su hermano pequeño de la peor forma que pudo verlo, triste, llorando con desesperación, como si el mundo se estuviera acabando frente a sus ojos.

 

Su madre lo miró consternado, pero el gesto de Akiteru le dio a entender que él se encargaría de su hermano, que les diera tiempo a solas para conversar.

 

Fue cerca de una hora más tarde, cuando el rubio calmó su llanto, pudo reparar en cómo se había acurrucado en los brazos de su hermano, sintió vergüenza, pero el dolor, la pena  y esa extraña sensación en su pecho eran peores y aunque no quisiera admitirlo, el calor que Akiteru le proporcionaba realmente le hacía mucho bien.

 

—Nii-san…—Kei sentía su voz rasposa, los ojos le dolían más que la cuenta, era como si todo su cuerpo estuviera entumecido.

 

—Tranquilo, no necesitas recordar este minuto si te causa vergüenza Kei. — le acaricio la cabeza, mientras apoyaba su barbilla. — ¿qué te tiene tan mal Kei?

 

—Nii-san—Kei actuaba como un niño pequeño, se sentía patético, pero si había algo que de niño lograba calmarlo, eran los brazos de su hermano. — soy patético

 

—Kei…

 

—Yo pensé que sentía lo mismo que yo nii-san, pero no era así, solo malinterprete sus sentimientos, me creí tan importante que todo lo que decía o hacía era para mí y en realidad era para alguien más…

 

Akiteru se quedó en silencio, no entendía todo lo que su hermano decía, le parecía raro que Kei estuviera interesado en alguna chica, al punto de sentirse así, los sollozos habían regresado, pudo sentir las lágrimas del menor mojando nuevamente su camisa.

 

Su madre vino en varias ocasiones, en el transcurso de la tarde y noche, incluso había ofrecido darle pastel de fresas a Kei, pero el menor simplemente había continuado llorando entre los brazos de su hermano, durmiéndose por el cansancio.

 

A la mañana siguiente Kei abrió los ojos, sintiendo algo frío, pero agradable sobre su frente.

 

—¿Nii-san? —Kei intentó levantarse, sintiendo como el cuerpo le dolía más de lo que el mismo pudiera recordar.

 

—Shhhhuuuuu. — Akiteru lo obligó a recostarse nuevamente, mientras lo miraba fijamente. — tuviste fiebre durante la noche, por eso te sientes mal, descansa, mamá dice que no irás a la escuela hoy.

 

—¿Te irás? —Kei tomó con desesperación la camisa de su hermano, el de lentes no quería quedarse solo, detestaba la idea de estar solo en su cuarto, con el recuerdo de Kageyama

 

—No, por hoy me quedaré a tú lado, te cuidaré, hasta que estés mejor hermanito

 

Akiteru agradeció que la cama fuera grande, se metió entre las sabanas siendo rodeado nuevamente por los brazos de su pequeño hermano.

 

Kei por su lado, sabía que Akiteru lo había cuidado toda la noche, pudo distinguir las ojeras que se marcaban en la blanca piel de su hermano, pero por ahora lo único que quería era un calor familiar, algo que aliviara el dolor que ese estúpido Rey le había provocado, ese calor que solo su hermano podía generar y que a pesar de todo extrañaba.

 

Akiteru lo miró y luego simplemente preguntó. — el chico, es del equipo ¿verdad? ¿Él que te gusta?

 

Kei asintió sintiendo que el pecho se le apretaba, no iba a mentirle a su hermano, ya ni fuerzas tenía para avergonzarse, así que simplemente esperó que el otro continuara.

 

—Descansa, mamá le avisó a tú amigo, ellos avisaran en el club, por ahora simplemente duerme, necesitas reponerte.

 

—Me duele, ¿siempre dolerá así nii-san? — Kei sentía ganas de llorar, pero era como si ya no quedaran lágrimas en su cuerpo. —no quiero amar a nadie más nii-san.

 

Akiteru quería decir algo, quería decirle que el amor no siempre dolía o que ya nadie le rompería el corazón, pero el mismo sabía que mentirle a Kei era un error, ya lo había hecho en el pasado y su relación se había quebrado fuertemente, así que simplemente se quedó en silencio, junto a su hermano, en un abrazo cálido, pero que simplemente afirmaban las palabras del rubio.

 

Ambos se quedaron dormidos, mientras un pelinegro esperaba en la misma esquina de siempre, con una sonrisa en los labios, Kageyama se había decidido, ese día le diría la verdad al rubio, sin importar nada.

Notas finales:

GRACIAS =)


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