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Amor mortífero por Sheshire

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Notas del fanfic:

Asco de resumen, lo sé. Nunca se me ha dado bien hacer eso.

Nada, algo diferente para variar las cosas… espero sea de su agrado.

Los personajes son completamente míos, al igual que la historia, ningún hecho está atado a ninguna referencia de otra creación. (libro, película, anime, etc) 

Prólogo:

 

Tierra. Rusia, Moscú.

Año 2020.

Nos encontramos en el lugar del incidente, las fuerzas militares descienden hacia la zona afectada por ésta desconocida sustancia, aun no tenemos la información de que está sucediendo, sin embargo las autoridades locales evacuan a los civiles cercanos a la zona lo más rápido posible.

 

 

 

-Fue en dosmilveinte cuando ocurrió.

 

 

 

 

Algunos de los civiles que hemos entrevistado afirman que minutos antes del incidente una especie de esfera dorada descendió desde la tierra, abriéndose paso entre los edificios, creando una catástrofe para sus habitantes, no podemos confirmar si ésta información es veraz.

 

 

 

-Las puertas del infierno se abrieron ante nosotros.

 

 

Acabamos de recibir señales de alerta roja en la zona; Nos moveremos a un lugar aparentemen------- No sabemos lo que está----

 

 

-Y como es costumbre ya, resolvemos todo de la misma manera.

 

 

Las fuerzas militares abren fuego hacia la esfera---- parece que algo está salien---- ¡¿Qué es eso?! -------- parece- especie—animal sal----je

 

-Con violencia.

Al pare--- las balas no--- fectan ---- espera, ¿Está----endo hacia acá?! ------ Detengan------ ayuden----

 

-Algo increíble ocurrió ese día, algo que cambió por completo nuestra forma de vida. De la tierra. No, de los humanos. Pensaron que era una especie de invasión, ¿Alienígena? Ya quisiéramos.

 

Efreth. Ciudad de Amir

Siglo XXXIII

-¿Y bien? –Pregunta, moviendo su copa de vino.

-Éste es el informe que hemos recibido de nuestro espía señor. –Espera detenidamente las órdenes del hombre frente a él.

-Léelo. –Dicta, serio, expectante.

-Sí. –Traga saliva–, Con el presente les comunico el avance de la investigación en los últimos dos meses, hemos descubierto que los humanos tienen muchos punto débiles, más que virtudes debo comentar, el más notable de todos es su inservible miedo a lo desconocido, al parecer, el miedo hace que descontrolen sus sentidos y capacidad de pensar. Lo vuelve más vulnerables.  Su tecnología es basta y útil para una vida cotidiana sin preocupaciones y comodidades, sin embargo tienen que pagar el alto precio de perder su hábitat. Doy por concluida la investigación, resultado, exterminio cien por ciento asegurados.

-Cómo era de esperarse, esas criaturas son de lo más repulsivas, mira que dañarte por caprichos. –El desprecio se reflejaba en su iris, verde como la pradera que se extendía a través del cristal de la habitación. –, Te puedes retirar, deja el informe sobre el escritorio.

-A sus órdenes. –Reverencia, se acerca al escritorio de roble tallado, y se retira de la habitación con otra reverencia.

El hombre de cabellos rubios y argos, se paseó en la habitación, rodeando los muebles finos que había, hasta llegar a una pared cuya única decoración era una portentosa pintura de una mujer, risos de oro, mirada triste, tez blanca como la nieve, fascinado la miraba delineando cada curva, cada trazo, cada pincelada. Uno, dos, tres golpes en la puerta lo sacaron del trance en que se encontraba.

-Adelante.

-Mi señor –Apareció la figura de un hombre esbelto y de cabellos largos y rubios, también. –, El invitado que esperaba está aquí.

Ah, Por fin.

-Que siga.

-Sí, su majestad. –Un paso atrás, cerró la puerta y desapareció tras de ella.

Unos cuantos momentos después la puerta se abrió, sin avisos, sin golpes, abruptamente. Una figura pequeña y arrugada apareció, mascullando por lo bajo palabras inteligibles llenas de rabia y fastidio.

-Ha pasado un largo tiempo desde la última vez que nos vimos. ¿Cuánto fue?

-Diez años, tiempo que disfruté por cierto,  pero no creo que haga mucha cola en la vida de un elfo. Ya ¿Qué quieres de mí? –Directo, sin rodeos.

-Es bueno ver que a pesar de los años, tienes la misma vitalidad de siempre, Dremph. Pero calma, primero, ¿deseas algo de tomar? Puedo ofrecerte vino de la mejor calidad. –Se forma una sonrisa burlona en sus labios, y llega rápidamente a la mesa de centro a servir con fina elegancia.  –, Ha pasado un tiempo ya.

-Prefiero la cerveza, y ahórrame el sarcasmo no vine aquí a reírme de los viejos tiempos, recuerda que te odio, a ti y a tu gente. –Tomó la copa entre sus gruesos dedos y la bebió de un trago. –, Ahora, que quieres.

-Pensé que habíamos dejado a un lado el rencor. –Acomodándose en el sofá, cruzaba una de sus piernas elegantemente, mientras sorbía de su copa.

-Los enanos no olvidamos, y yo jamás olvidaré lo que le hiciste a mi gente elfo doble cara, algún día te devolveré gota a gota la sangre y sufrimiento que nos causaste. –Escupió. Con rencor, odio y desprecio.

-No creo que estés en condición de amenazarme maldito enano. –Sus ojos verdes lo miraron con una furia y ansias contenidas. –, Te diré, tu gente, los enanos de Almest tienen un carácter horrible, al igual que sus caras, sin embargo tienen manos increíblemente habilidosas.

-Ya, he venido aquí pensando que tenías algo importante que decirme, si es solo para burlarte de mí y de mi gente te puedes ir a la mierda. –Se levantó, y dirigió a la puerta.

-Eso, fue un cumplido, el punto es… que quiero que fabriquen algo para mí. –Clavando sus pupilas dilatadas llenas de expectación a la espalda del enano pelirrojo.

-Algo… no sé por qué pero me suena que es algo realmente malo. –Lo miró de reojo, con desconfianza. –, ¿Qué es?

-Bueno, primero tengo que saber si estás de acuerdo conmigo. ¿Trato?

-…

 

Efreth. Ciudadela de Metum.

Siglo XXXIII

La ciudad de la noche eterna parecía estar más callada que nunca, una visita fuera de lugar les acontecía, y sus habitantes parecían más ansiosos que de costumbre. A medida que el elfo y sus guardias avanzaban, la tensión aumentaba en sus espíritus, inclusive el rey elfo debía sentir que se aproximaba a un ser peligroso. Tan peligroso que no dudaría en asesinarlo con solo tener el capricho de provocar una guerra.

Los corredores de aquel castillo lúgubre parecían los de un calabozo de los RPG, donde la música de fondo no es más que el sonido de las antorchas y una que otra gota cayendo a un charco inexistente. Los muros agrietados y desgastados daban la sensación de estar siendo observados meticulosamente, como a un experimento de laboratorio. No había guardias, tampoco personas, no había nada ni nadie en esos largos pasillos.

Al final del pasillo se encontraron con una puerta, del tamaño de un edificación pequeña, sus perillas eran dos cráneos de lo que parecían ser minotauros, y su cuerpo era de hierro frio y duro. La puerta se abrió con un fuerte chillido sin más, sin tocarla, sin siquiera acercarse a ella; el interior era obscuro, la luz de la luna se filtraba por el gigante ventanal que yacía justo al frente, se divisaba una silueta.

-Blein inferos. –Habló el elfo, fuerte, seguro.

-Shh –Su dedo en sus labios. –, Decorus, rey de los elfos de sangre, gobernante de la ciudad de Amir. ¿Qué te hace venir a mi humilde morada?

-Blein ínferos, seré breve. –Se acercó dos pasos para quedarse suspendido ante la presión que le causaba estar cerca de ese… hombre. –, he venido a proponerte un trato del que no te podrás negar.

-¿Dónde está?

Qué.

-¿El qué? –Perturbado por alguna extraña razón.

-La confianza para asegurar algo sobre mí. –Susurró lo suficientemente alto para que elfo escuchara.

Suspiro, tragó.

-No fue mi intención… insinuar que estaba seguro que aceptaría. –Desvió la mirada al sentir que el hombre se daba la vuelta. –, Es solo que, pensé que le parecería, interesante.

Decorus estaba seguro de que era el ser más brillante y honorable del mundo, pero se sentía una mísera seta al lado del imponente rey de Medum. Sus ojos escarlata lo atravesaron junto a su alma.

-Resúmelo en una palabra. –Sonrió –, o perderás tu vida.

Los pulmones se le contrajeron, sus manos se retorcían, y apenas podía seguir respirando; sentía como empezaba a levitar, sus ojos lo llevaron a ver a sus guardias explotar en una masa de intestinos, entrañas y sangre uno a uno, entre el dolor, el pavor y la desesperación veía a Blein, con su cabellera oscura como la noche y sus ojos escarlata, levantar su mano derecha, con su palma cerrándose despacio. Entre más cerraba estaba más sentía su cuerpo contraerse, atinó a decir “Humanos”. Su agarre se detuvo, cayó al suelo tosiendo y retorciéndose entre vísceras y tendones.

 

-Humanos. –Repitió. –, que palabra más maravillosa dijiste.

 

Tras haber recobrado el aliento se colocó de pie, las piernas le temblaban, y su corazón parecía querer salir desbocado de su pecho, sus instintos le gritaban que corriera, pero Decorus sabía que si corría, moriría. –, Hallé el método para ir a su mundo.

-¡Pero que cosas más curiosas dices! –, Toma asiento, he sido descortés, ¡Cuéntame más!

Se sentó por obligación. –, en realidad, para poder abrir el portal necesito una gran fuente de poder mágico.

-Por eso estás aquí.

-Por eso estoy aquí. –concedió. –, ya le pedí a Dremph que se encargara de la estructura del portal.

-Los enanos de Almest son estupendos herreros. –Cruzó su pierna, y se acomodó. –, mi poder mágico es abundante, eso es cierto. Qué gano yo.

-Usted podrá hacer lo que le apetezca, yo sólo quiero exterminar a esa vulgar raza.

-En eso estamos en desacuerdo. –Dijo, serio. Sintió que el corazón le daba un vuelco. –, Humanos, no quiero que se extingan.

-¿Por qué? –Se aventuró a preguntar, hecho un mar de nervios.

-Porqué son extremadamente divertidos. Ver su sufrimiento.

 

 

 

La puerta se cerró, dejando un silencio de ultra tumba en el salón, la abundante sangre empezaba a flotar desvaneciéndose rápidamente en cenizas y un borrón, mientras que el imponente rey demonio seguía sentado en su sofá, mirando la silla donde había estado sentado el rey elfo minutos atrás.

-Humanos. –sonrió de oreja a oreja, agarrando mitad de su cara en una de sus manos, sus ojos carmesí brillaron con emoción. –, Lo sabía, esto es tan… excitante.

 

 

 

Notas finales:

Algo corto, pero es lo que hay.

Veré si hago los capítulos más largos, xD

Ya sé, debería estar terminando Una sonrisa tras el espejo, pero mi anterior ordenador se dañó y... los capítulos y mi yaoi guardado, ¡plop! pasaron a mejor vida.

¿Qué tal? ¡Elfos de sangre, enanos, minotauros, demonios, humanos y mucho más! ¡En el siguiente capítulo!

Adiós, besos.♥

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