Entro a la primera página que vio, y tan solo una vista general a las miniaturas de los videos hicieron que se sonrojara fuertemente,
¡Nunca había visto tantas personas desnudas! ¿Acaso no tenían vergüenza? El se moriría si supiera que cualquier persona podría verlo desnudo y en situaciones tan obscenas con tan solo dar un par de clics.
Su primer instinto fue cerrar el computador, pero hubo algo que se lo impidió.
“Curiosidad”
Se suponía que todo ser humano era abrumado con aquel deseo, el deseo del conocimiento. Ritsu durante toda su vida se le había enseñado a reprimir sus deseos, él estaba consciente de su posición, de que nunca podría tener el mismo estilo de vida que un varón, porque él había nacido con un objetivo diferente, algo a lo que él nunca podría negarse, debido a que poseía el deseo de ser “madre”.
Por eso mismo él siempre se había tratado de convencer de que debía de vivir y comportarse de cierta forma, para poder ser un ejemplo a seguir para sus hijos, absteniéndose de saber sobre cualquier cosa que pudiese afectar su moral.
Ahora se preguntaba si los donceles y mujeres que estaban en esas páginas, si tan siquiera alguno de ellos ¿tendría un hijo? Probablemente no, pero si así fuera ¿Cómo podría mirar a su hijo a la cara sin morirse de vergüenza?
También se preguntaba ¿si alguno de ellos se habría enamorado alguna vez? No lo creía, porque el estaba enamorado y el simple hecho de pensar que otro hombre le tocara le era inconcebible.
Volvió a mirar la pantalla de su computadora, se había decidido por solo ver videos en de donceles, él sabía que era diferente la forma en la que se tenía relaciones a comparación de una mujer, no sabía en qué radicaba a diferencia. Era eso lo que precisamente lo que le molestaba, el no saber nada, el que Takano se riera de su inexperiencia, ni siquiera el cómo reaccionar ante ese tipo de situación, cada vez que Takano intentaba algo con él, su primera reacción siempre era gritar cual chiquillo asustado, se suponía que eran pareja así que él debía de empezar a comportarse como tal, debía de asegurarse un futuro al lado de Takano.
En el primer video pudo observar al doncel abierto de piernas y con el varón entre ellas sosteniéndolo de la cadera mientras le penetraba rápidamente. Ritsu se puso extremadamente rojo, especialmente cuando enfocaban como el miembro del varón entraba en aquel lugar, el doncel parecía estarlo disfrutando pues decía cosas como “¡MÁS! ¡SÍ, SÍ, SÍ, SÍ! ¡AHÍ, AHÍ! ¡MÁS DURO!”
¿Asi de bueno era hacerlo?
Busco otro video, esa iba a ser una larga noche.
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(Al día siguiente)
Ritsu había colocado la bandeja con comida en la mesa mientras le sonreía a ambas personas sentadas.
- Buenos días, Ritsu-san - saludo Ryu muy contento.
- Buenos días Ryu - correspondió acariciándole el cabello, imaginándose si sus hijos serían tan lindos y amables como ese niño.
Takano carraspeo haciendo que Ritsu volteara a verle, odiaba que Ryu tan solo tuviese que sonreír para robarle la atención de su novio, afirmando el deseo que tenía Ritsu de tener hijos, cosa que él no consideraba en sus planes.
- Buenos días cari…Takano-san - se sonrojo por casi decirle “cariño”, eso le pasaba por fantasear en exceso sobre la idea de él y Takano casados.
- Es Ma-sa-mu-ne - recalcó, riendo internamente por lo que el castaño estuvo a punto de decir hace un momento.
- Ma...Masamune - pronunció con dificultad y bastante avergonzado.
- Es fácil ¿no? - Ritsu asintió dudoso - ¿Podemos hablar un momento? - preguntó, Ritsu le miró extrañado.
- Si ¿qué quieres decirme? - Takano le indico que acercase la oreja.
- Es algo que requiere un poco de privacidad - ambos miraron a Ryu de reojo, quien se atascaba con la montaña de panqueques que tenía. El castaño asintió, indicando que se podían sentar en una mesa cercana, lo suficiente como para no perder al niño de vista.
- Ryu - le llamó Takano - en un momento volvemos.
El niño asintió mientras seguía comiendo, agradeciendo que, si tenían planeado ponerse melosos, por lo menos esa vez fueran a otra mesa. Ambos adultos se instalaron en aquella mesa, donde no había nadie alrededor, las ventajas que daba ser el único loco que iba tan temprano al lugar. Takano lo había estado pensando por mucho tiempo, o más bien toda la noche, mientras se masturbaba al recordar a Ritsu semidesnudo, odiando a Ryu por haberlos interrumpido.
Miró el rostro de Ritsu, era tan inocente que le hacía sentir culpable, pero era precisamente por esa misma inocencia que le obsesionaba la idea de hacerlo suyo. Ya no podía aguantar más, lo necesitaba.
- ¿Estás libre esta noche? - pregunto tomándole de la mano.
- Si ¿Por qué? - entrelazaron sus dedos.
- Yo quería estar contigo esta noche.
- Pero ¿Donde dejaras a Ryu? - preguntó preocupado, no podía dejar a un niño solo.
- El tiene una pijamada hoy, en casa de uno de sus amigos - bueno, por lo menos eso sonaba mejor que “Lo dejaré donde un amigo, que tiene un esposo seudo psicópata que quiere matarlo”
- Está bien, y ¿A dónde iremos? - preguntó animado.
- Ritsu - dijo serio mirándolo a los ojos - esta noche quiero que nosotros demos el siguiente paso.
- EH? - dijo sorprendido y asustado - yo no estoy seguro… es muy repentino.
- Confía en mí, todo saldrá bien - el castaño asintió.
- Esta bien, te llamo en un rato para decirte la hora, no estoy muy seguro.
- No te preocupes, solo avisame con tiempo para poder ir a dejar a Ryu.
- Claro - ambos se dieron un pequeño y rápido beso, despidiéndose.
Solo que ellos no eran tan conscientes de lo diferentes que eran al momento de pensar.
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Ambos estaban sentados en el sillón viendo la televisión, luego de discutir por una hora, Ryu ganó al amenazar a Takano con acusarlo de maltrato infantil, teniendo el mayor que soportar ver una estúpida película de Disney.
Por qué Ryu podría ser un hijo de la chingada, pero al fin y al cabo un niño.
Ryu estaba molesto con su tío, por su culpa tuvo que estar más de una hora sentado en la guardería de la escuela sin hacer nada, solo porque a su tío se le había olvidado pasar por él. No le gustaba ese lugar, había demasiados niños y bebés haciendo ruido, eso le hacia reconsiderar la idea de tener un hermanito.
Lo que no sabía era que Takano si se había acordado de ir por él, pero prefirió terminar su trabajo y pasar a comprar unas cosas a ir por el mocoso, no preocupándose a sabiendas de que dejarían al niño en la guardería.
- ¡Quiero comer pizza! - pidió el menor.
- No, ya has comido mucha pizza.
- Pero a mi me gusta - se quejó.
- Dije que no.
- ¡Que si!
- Que no.
- Le diré a mis padres que me mataban de hambre.
- Me da igual lo que le digas a tus padres. Sólo debo entregarte vivo al final de la semana.
- Por lo menos estoy feliz de que pronto me iré.
- Para jamás volver - susurro Takano con añoro.
Como odiaba a ese hombre.
- Por cierto, hoy te quedarás a dormir en casa de Kirishima.
- ¡NO! - grito, no quería volver a pasar la noche ahí - no sabes lo incómodo que fue dormir con el entrando a la habitación vigilando que no me acercara a su hija ¡Con un carajo, tengo solo siete! Todo es tu culpa, seguro piensan que por ser tu sobrino soy igual de pervertido que tú.
- Y si conocieran a tu padre seguro lo pensarían aún más.
- Ni te atrevas a dejarme ahí de nuevo.
- No está a discusión - dijo Takano ignorándolo mientras iba a la cocina.
“Esta si me la paga”
Ambos comieron en medio de un par de discusiones más. Cada quien pasó la tarde dentro de su habitación, Takano planeando su gran noche con Ritsu y Ryu planeando su venganza.
Takano se fue a bañar y arreglar, pues ya casi se acercaba la hora de ir por Ritsu. Fue entonces cuando el pequeño e “inocente” Ryu aprovechó para ir por la bolsa que su tío traía en el auto cuando lo paso a buscar.
- Lo sabía - celebró con voz baja mientras sonreía al ver una caja de condones.
Estúpido de su tío, dejarlo botado en aquella casa para ir a follar con su novio. Abrió la caja cuidando de dejarla lo más intacta posible, tomo todos los condones mirándolos con asco, y sacó un alfiler que traía consigo comenzando a perforar los preservativos uno por uno, volviéndolos a meter a meter en la caja y volviendo a sellar. Solo rezaba porque que el sello se secara antes de que su tío la abriera.
La venganza sí que era dulce.
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Takano se encontraba frente a la casa de los Kirishima, Ryu tenía las mejillas infladas, haciendo un puchero, intentando parecer molesto ante la idea de volver a ser abandonado en aquella casa solo porque a su calenturiento tio le urgía irse a besuquearse con su novio, aunque por dentro estaba feliz, por lo menos podría jugar con Hiyori, eso si el padre de esta se lo permitía.
El pelinegro toco el timbre, le había llamado a Yokozawa desde la mañana para preguntarle si Ryu podía quedarse a dormir otra vez, el accedió debido a que su hija lo había escuchado, insistiendo en que aceptara pese a que podía escuchar a Zen negándose, importándoles poco la opinión del mayor.
Kirishima-san abrió la perta cerrándola inmediatamente al verlos, o más bien al ver al “inocente” de Ryu.
- ¿Quién era? – se escuchaba preguntar al oso desde dentro.
- Nadie amor.
- Eran ellos ¿verdad?
- Ya te dije que no…
- ¡Zen deja de comportarte como un bebé y abre la puerta!
Ryu miro a su tío con reproche por abandonarlo en aquella casa otra vez, y pesar que su padre había confiado en ese hombre para que lo cuidase…pero por lo menos lo cuidaba mejor de lo que su padre lo hacía, “Mamá regresa” rogo por milésima vez desde que llego a aquel lugar.
Ambos voltearon al ver como se abría la puerta, mostrando a la pequeña niña de a familia con las mejillas ligeramente sonrojadas, avergonzada de lo celoso e infantil que podía ser su padre, pero su expresión cambio tomando a Ryu totalmente desprevenido dándole un gran abrazo, a Ryu no le gustaban los abrazos pero al ver a Kirishima-san observándolos no dudo en corresponder al gesto mientras sonreía victorioso haciendo que los ojos del mayor se llenaran de ira, mientras que a Takano no le quedaba de otra más que sentirse empático con Zen pues el sabía lo que se sentía que un niño estúpido se robara toda la atención.
Se despidieron rápidamente, Ryu le sonrió a su tío de forma tétrica pero no le tomo importancia, ya estando la puerta cerrada Takano suspiro aliviado, ahora tenía que ir por Ritsu.
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Takano paso por Ritsu, su novio le había pedido ir a las afueras de un restaurante, y así lo hizo, sorprendido de verlo junto a un hombre maduro, se molestó al pensar que aquel viejo intentaba seducirlo para propasarse con él. Aunque eso era lo que él había estado haciendo desde un principio.
Luego reparó en el gran parecido que tenía Ritsu con ese hombre.
- Masamune - le llamó Ritsu nervioso.
- Buenas noches -saludo aquel hombre.
- Buenas noches - devolvió el saludo.
Takano miro a Ritsu interrogante.
- Masamune, él es mi papá Onodera Kisuke - presentí, Takano tuvo el impulso de salir corriendo - Papá, él es el novio del que te hablé, Takano Masamune.
¡¿Su padre?!
Un momento… ¡¿él dijo Onodera Kisuke?!
¡Ese era el nombre del dueño de la editorial Onodera!
¿Todo este tiempo había estado ligándose a su hijo? Cómo es que no lo consideró, conociendo el apellido de Ritsu, aunque no debería culparse ¿Qué hacía trabajando si era hijo de un hombre así de rico?
- ¿Qué les parece si pasamos a comer para poder hablar un poco más tranquilos?
Takano asintió en automático, lo único que rondaba en su cabeza era el lío tan grande en que se había metido.
Continuará...